'Roma, ciudad cerrada'

Un paseo tan insólito como estremecedor a través de las calles vacías de la capital italiana
Getty

Semáforos en verde para nadie. Tranvías de los que solo se baja un viajero. Carteles anunciando sus promesas a las gaviotas. El corto Roma, città chiusa ("Roma, ciudad cerrada"), estrenado por The New Yorker, nos muestra la capital italiana como nunca la habíamos visto: vacía, silenciosa, triste. Un fantasmagórico peso deambula en cada escena, separando a los ciudadanos, reemplazando su antiguo lugar en las calles.

"Roma no es una ciudad bulliciosa normal; por supuesto, está llena, pero es más bien una ciudad de interacción, de espontaneidad, de personajes en las calles. Es única debido a los tipos de personas que van de un lado para otro, por la forma única en que interactúan, se enfrentan y se hacen confidencias entre sí", comienza la cineasta Mo Scarpelli.

"En este momento, es como si Roma estuviera hibernando", admite. "Aún siento el espíritu de esta ciudad, porque está en la gente, permanece, solo que ahora está en los interiores. Y como se puede ver en la película, encuentro momentos en los que este alma del pueblo se asoma, se revela, incluso en medio del extraño sonoro vacío de una capital".

Scarpelli, directora de no ficción italoamericana, acababa justo de mudarse a la ciudad cuando las autoridades ordenaron el confinamiento de sus ciudadanos. "La singularidad de la interacción humana en esta ciudad es parte de la razón por la que me mudé aquí, para experimentar este aspecto de Roma todos los días. Obviamente, no lo he hecho. Por ello, como todos los italianos y como, pronto, gran parte del mundo, estoy esperando a que esto termine, estoy esperando el momento de conocer verdaderamente mi nueva ciudad", admite.

La cineasta grabó las estremecedoras imágenes el 13 de marzo, unos días después de que se declarase el estado de alarma en el país. "La situación sigue siendo como se ve en la película; tal vez, hay incluso menos gente en las calles, más personas con máscaras. Ahora, yo también uso una máscara, y no porque esté enferma, sino porque quiero asegurarles a los demás que no soy una amenaza y que estoy tratando de seguir las reglas. Roma es relativamente segura en términos de propagación de la enfermedad; sin embargo, el norte de Italia está sufriendo mucho. Para evitar que esto suceda aquí, para mostrar mi apoyo a Italia tratando de detener esto, uso una máscara", detalla Scarpelli.

"Desde que se estrenó la película el 18 de marzo, muchas personas me han dicho que sus ciudades también comienzan a sentirse así. Creo que podemos esperar mucho silencio, que veremos la naturaleza recuperando las ciudades, que se extenderá un espectral sentimiento de abandono en nuestros espacios públicos en todo el mundo durante el próximo mes", continúa.

Pese a estas predicciones, la cineasta asegura estar llevando bien la cuarentena, pues tiene mucho trabajo creativo por delante y cuenta con el apoyo de su compañero. "La gente trata de mantener la moral alta", asegura. "Ponemos la música en nuestra casa varias veces al día, y escuchamos a otros hacer lo mismo; hacemos ejercicio dentro, y vemos a una mujer haciendo kickboxing en la azotea, a una pareja cortándose el pelo en la terraza de enfrente. Estamos aislados, pero hay algo en el aire que se siente como una sinergia. Supongo que eso es la solidaridad", culmina Scarpelli.