De arcos y columnas, así es el legado de la arquitectura romana

La cultura romana influyó al mundo occidental, no solo en historia, sino en su maravillosa arquitectura, y tras miles de años, su herencia aún se erige con orgullo.
Coliseo Romano arquitectura romana.
Tanto por sus dimensiones, como por su belleza, la arquitectura romana muestra orgullosa sus testigos legendarios.Martina Amaro / Pexels.

La arquitectura romana se mantiene como un testigo majestuoso de su civilización. Siendo un pueblo conquistador, los romanos adoptaron técnicas constructivas y estéticas de sus diferentes triunfos militares, para después aplicar estos nuevos conocimientos a su propia sociedad, tanto en el ámbito arquitectónico, como urbanista, e incluso, de ingeniería.

Templos, teatros, arcos del triunfo, y hasta acueductos, son algunos de los vestigios que sobrevivieron el paso del tiempo y demuestran el talento y solidez de una cultura destinada a dejar huella.

La arquitectura romana buscaba la inmortalidad, por eso sus obras fueron de gran escala y resistentes al paso del tiempo.Eva Lacroix / Pexels.

¿Cómo era la arquitectura de los romanos?

Para los romanos, la arquitectura era un medio para perpetuar su legado, es decir, poder inmortalizar su cultura a través de muestras arquitectónicas. Con tal premisa en mente, es posible entender de manera acertada los edificios que aún se conservan, pues la monumentalidad de éstos ejemplifica a la perfección su objetivo. Algunas de las culturas de la época buscaron lo bello, las proporciones y la estética sobre todas las cosas; por su parte, los romanos atribuyeron a sus construcciones una esencia de conmemoración, pero también fueron los pioneros de entender la arquitectura como un espacio habitable, en donde el ser humano pudiera crear puntos de convivencia y resguardo. Por tal motivo, si bien hay arcos del triunfo, también se encuentra la famosa domus romana, es decir, la casa. Además, el sentido del espacio público entregó joyas como las termas y foros, mientras que su visión por la expansión citadina escarbó en el urbanismo a través de las carreteras y los acueductos.

En el Coliseo se observan la apropiación del arco, de los etruscos, y las columnas de las órdenes jónicas y corintias de forma decorativa, más no estructural, de los griegos.Hessam Vakili / Pexels.

Es bien sabido que la arquitectura romana se inspiró de dos grandes culturas: la griega y la etrusca. De los primeros, los romanos tomaron el sentido de la belleza, y se apropiaron del mármol y de las conocidas órdenes clásicas: el dórico, el jónico y el corintio. Sin embargo, el uso de dichas órdenes las destinaron a un uso meramente estético y no estructural, a diferencia de los griegos. Por su parte, de los etruscos aprendieron las técnicas constructivas que los harían llegar a su esplendor: el arco y la bóveda. Más adelante, la mezcla de ambas culturas daría origen a dos órdenes clásicas más: el toscano, que es una reinterpretación de la orden dórica, pues añade un basamento a la parte baja de la columna, y además, la mantiene lisa, y el compuesto, cuyo capitel combina las volutas, del jónico, con las hojas de acanto, del corintio.

Sin embargo, para que la arquitectura romana alcanzara su cúspide debía apelar a la durabilidad, y lo logró gracias a la selección de sus materiales. Las piedras y el mármol fueron fundamentales para sus construcciones, pero el concreto fue el material clave para el legado romano. Gracias al concreto, el arco y la bóveda fueron explorados al máximo por los romanos, y crearon edificios como el Coliseo, que aún se mantienen en pie.

A pesar del tiempo, aún se mantienen algunas obras de la arquitectura romana.Ryszard Zaleski / Pexels.

¿Qué arquitectura dejaron los romanos?

El carácter civil de la arquitectura romana es su mayor legado. Los romanos concentraron sus esfuerzos en construir una ciudad funcional, y por ello destinaron sus recursos a edificios cuyos usos fueran esenciales para la sociedad, es decir, los culturales, religiosos, fúnebres, de ingeniería, conmemorativos, y por último, de vivienda.

La arquitectura cultural demuestra el interés de los romanos por el espacio público, y es, probablemente, el responsable de su triunfo sobre el resto de civilizaciones antiguas; al reconocer la necesidad de darle un espacio de esparcimiento a sus pobladores, creó un sentido de unión y comunidad que los impulsó como nación. Los teatros, anfiteatros, circos y baños públicos son algunos de los ejemplos más notables dentro de esta categoría. Por otro lado, el carácter religioso ostentó grandes templos y las primeras basílicas. Estos edificios tenían la característica de ser construidos con los mejores materiales, pues no solo se realizaban las ceremonias, también eran destinados a eventos políticos. Los panteones y mausoleos, dentro del uso fúnebre, fueron vitales para la organización de las ciudades romanas, pues existía un gran respeto por los muertos, además de que se controló la propagación de enfermedades al incinerar a los fallecidos y colocar las cenizas en nichos. En cuanto al área de la ingeniería, se considera una de las aportaciones más importantes a las ciudades futuras, pues su red de carreteras hizo evidente la visión cosmopolita de la antigua Roma. Los puentes fueron otras de las grandes infraestructuras romanas, pero los acueductos representan la innovación hecha arquitectura, ya que fueron éstos los que permitieron un asentamiento próspero y duradero. La arquitectura romana demuestra su capacidad en el ámbito conmemorativo, pues el único propósito de estos edificios era el glorificar sus triunfos militares. Era común que los romanos construyeran grandes columnas y arcos, denominados “del triunfo”. Por último, se encuentra la casa romana, que resaltó la habitabilidad del usuario. Con las típicas columnas de órdenes clásicas, la domus se dividía en dos volúmenes, el primero era de carácter social, y el segundo, el privado. Cada uno de los volúmenes tenía su propio patio central (o peristilo, como lo llamaban los romanos), y el resto de los espacios cubiertos se distribuía a su alrededor.

Más allá de las edificaciones, los romanos también legaron el conocimiento de Marco Vitruvio, el arquitecto autor de “De architectura”, que más adelante adoptaría el nombre de “Los 10 tratados de la arquitectura”. En él, Vitruvio afirma que la arquitectura obedece a tres principios: utilitas, firmitas y venustas. Cada uno de estos términos provienen del latín y significa que la buena arquitectura debe ser útil, firme y de gran belleza.

A pesar del estado de destrucción de algunas construcciones, se rescatan en buen estado varias muestras de la arquitectura romana.Tom D'Arby / Pexels.

¿Cuáles son las construcciones romanas más importantes?

La capacidad de la arquitectura romana no requiere de alabanzas externas, su poderío se demuestra con las obras que aún se mantienen como un testigo silente dentro de la urbe italiana. Ni las clemencias atmosféricas, ni las propias causadas por la mano del hombre han logrado desaparecer los edificios romanos más importantes, y ahora son un recordatorio constante de la fuerza que una arquitectura bien diseñada posee. Estas son las tres construcciones que conservan la voz romana en alto:

El Coliseo es la prueba de la magnitud en la arquitectura romana.Linh Bo / Pexels.
Coliseo de Roma

Su nombre hace de presentaciones y los calificativos sobran ante el Coliseo Romano. En este ejemplar de la arquitectura de la antigua Roma, la escala representa lo importante que la vida pública era en la sociedad, pues se alza orgulloso con más de 50 metros de altura, y una superficie aproximada de dos hectáreas.

El apogeo arquitectónico que el Coliseo representa no tiene comparación. Se trata de una obra magna que combinó a la perfección los arcos, que los romanos aprendieron de los etruscos, con las columnas en sus diferentes órdenes clásicas, obtenidas de la exquisita belleza griega. En el primer nivel, la orden dórica se hace presente, mientras que el segundo y tercero exhiben sus órdenes jónicas y corintias, respectivamente. Además, se destaca que ninguna de las columnas cumple una función estructural, pues están adosadas al muro, y es el arco el que reparte el peso del Coliseo. Con el tiempo como testigo, se aprecia que el materia base del gigante es el ladrillo, pero el interés por la belleza impulsó a los romanos a revestirlo de bloques de travertino.

Celebrar el triunfo militar eran tan importante, que se construyeron los arcos del triunfo en las calzadas romanas.ArtHouse Studio / Pexels.
El Arco de Tito

En la Vía Sacra descansa uno de los hitos conmemorativos más importantes de la arquitectura romana: el Arco de Tito. El emperador Domiciano fue el responsable de mandar a construir este arco, como un símbolo de celebración a las victorias que su hermano, Tito, tuvo a bien de ganar en vida. El mismo Arco del Triunfo, en Francia, toma su inspiración de este ejemplar romano.

Sus fachadas muestran a las órdenes clásicas, en esta ocasión de su reinterpretación y añadidura propia: la orden compuesta. Las volutas que son representativas del jónico, y las hojas de acanto, que ostenta el corintio, se mezclan en estas columnas, alternando al mismo tiempo el estriado en el fuste de las mismas. El arco exhibe también una clave decorada, y una serie de cornisas que sobresalen en un juego de volúmenes.

La escala, el ritmo y las órdenes clásicas caracterizan al Panteón de Roma.Michael Giugliano / Pexels.
Templo Romano del Panteón

Una vez más, la escala juega un papel fundamental en este ejemplo arquitectónico. El Panteón de Agripa goza de más de 40 metros de altura, y su planta intersecta un círculo con un rectángulo. La parte circular, en su eje vertical, remata con una magnífica cúpula construida a base de concreto y tabique. El interior, por su parte, se recubrió con secciones mármol, y presume de dos tipos de elegantes nichos, uno está franqueado por altas columnas corintias, mientras que los segundo son más pequeños y se resguardan en discretos frontones al estilo griego.

La parte rectangular del panteón, por su parte, es un pórtico que también reluce las influencias de la arquitectura griega. En este caso, es destacable el gran frontón que corona a un conjunto de columnas corintias.

¿Romano o griego? Estas son las diferencias.Mark Neal / Pexels.

¿Arquitectura romana y griega?

Con el gran intercambio de culturas a la que los romanos y los griegos se vieron expuestos, es normal que su diferenciación sea un tanto difícil. Sin embargo, el secreto para distinguirlas está en el uso de la estética dentro de la arquitectura. Los griegos veían la arquitectura como un medio para expresar un lenguaje de belleza, e incluso de poesía. Para ellos, la estética se encontraba en cada rincón y sus espacios eran más monumentales y contemplativos que habitables; la arquitectura era bella en un conjunto con la estructura. Por el contrario, los romanos eran más utilitarios, con una mente más pragmática y no tan lírica. Sus procesos constructivos fueron más complejos al usar el arco y la bóveda, en lugar de la arquitrabe de los griegos, y dotaron de belleza a su arquitectura como una suma, no como una concepción unilateral. Además, para los romanos, el uso del espacio era tan importante como su estructuración y su estética.

Si bien, ambas culturas fueron creadoras y exponentes de las órdenes clásicas, su sistema constructivo es la clave para distinguirlas. Para los romanos, en la mayoría de sus edificios, las columnas no cargaban ningún peso, eran una decisión decorativa. Para los griegos, en cambio, la estructura en sí tenía que ser bella, y sus órdenes clásicas están complementadas con la arquitrabe y el friso. En otros términos, la arquitectura romana se basa en el arco, y la griega en el dintel. Por último, el uso de los edificios es vital para encontrar diferencias, pues la arquitectura romana era más variada, de lo recreativo a lo militar, mientras que la griega se volcaba a lo religioso.