Está en la página 1de 406

1

FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS


Departamento de Filologa Espaola

Tesis doctoral

Literatura y ftbol:
otros horizontes de la literatura
en Espaa e Hispanoamrica

Presentada por

Luis Alejandro Daz Zuluaga

Dirigida por el Dr. Fernando Valls

Barcelona, 2014

El arquero mexicano Jos Gmez de las Chivas de Guadalajara, en 1955.

A Olga,
A mis padres y hermanos,
A mis amigos,

Agradecimientos

Quiero agradecer muy especialmente a Fernando Valls por haber credo en mi


capacidad como investigador, y por su compromiso para con esta investigacin desde el
primer momento, ya que sin su paciencia y sus consejos no habra sido posible darle forma
a este trabajo.
A Juan Villoro y Carlos Aguirre quienes pusieron sus bases de datos bibliogrficos
a mi disposicin desde el principio.
A Martn Caparrs, Antoni Nomdedeu, Leonardo Gmez Torrego, Neus Faura i
Pujol, Ramn Gernimo Olvera, y a todos los escritores, editores, libreros, profesores y
periodistas deportivos a quienes acud a lo largo de estos aos en busca de datos, y con
quienes habl durante horas.
A Olga, a mi familia por todo su apoyo desde la distancia, y a todos los amigos que
se vieron inmersos en esta aventura de vivir por el ftbol y la literatura las 24 horas del da.

ndice

1. Introduccin ................................................................................................................................... 8
2. La previa: apuntes tericos......................................................................................................... 21
3. Pitazo inicial ................................................................................................................................. 48
4. Rueda la palabra, rueda la pelota: orgenes ............................................................................. 59
4.1. Minuto a minuto: ftbol, poltica y juegos de poder............................................................... 74
4.2. Primer tiempo: el lenguaje .................................................................................................... 126
4.3. Paso a paso: la historia .......................................................................................................... 170
4.4. El aguante: barras bravas y violencia.................................................................................... 209
4.5. Entretiempo: la poesa........................................................................................................... 215
4.6. Segunda parte: las mujeres.................................................................................................... 238
4.7. Pitazo final: el juego dentro del juego .................................................................................. 251
4.8. El alargue: la polmica......................................................................................................... 301
4.8.1. La religin ...................................................................................................................... 308
4.8.2. Representaciones populares ........................................................................................... 322
4.8.3. Campaas sociales ......................................................................................................... 326
4.8.4. Marketing ....................................................................................................................... 330
5. Extra tiempo: la crnica ........................................................................................................... 335
6. Conclusiones ............................................................................................................................... 340

7. Bibliografa ................................................................................................................................. 346


7.1. Novelas, cuentos y poesa.................................................................................................... 346

7.2. Literatura infantil y novela grfica ................................................................................... 352


7.3. Teora ................................................................................................................................... 352
7.4. Bibliografa crnica ............................................................................................................ 354
7.5. Deporte, ftbol y cultura .................................................................................................... 357

1. INTRODUCCIN

En qu momento comenc a interesarme por un tema tan poco abordado y mucho


menos documentado como es el de la relacin entre la literatura y el ftbol en el mbito
hispano? A qu me refiero al hablar de literatura y ftbol? Al simple acto de puntualizar
o enunciar la mera alusin a un hecho deportivo dentro de una obra de ficcin? Jugar a
reconocer un proceso de significacin en el interior de un grupo de individuos, a propsito
de la ficcionalizacin de un elemento absolutamente incierto y redondo como lo es un baln
de ftbol y su incidencia en la vida del hombre? Quizs un elogio a la belleza atltica?
Una manera de argumentar que el ftbol no es ms que un significante de algo espiritual o
de una funcin social ms all de lo deportivo? Tal vez la tensin entre la experiencia
esttica de ver unas formas atlticas producidas por movimientos del cuerpo desprovistas
de todo carcter funcional y sin importancia alguna, y la incapacidad de la pluma para
concentrarse en ello? O simplemente, un fenmeno de presencia efmero, es decir, un
efecto de presencia, rodeado, mediado y envuelto dentro de o por una almohada de
significado llamada literatura? (Gumbrecht, 2005: 112).
Pues bien, un da, a finales del ao 2004, por recomendacin de un amigo, me di a
la tarea de leer un par de novelas y algunos cuentos de Osvaldo Soriano, con la nica
intencin de disfrutar de sus historias y de sus constantes referencias al universo del ftbol,
del cual fue un gran apasionado. Entonces, sin darme cuenta, fui profundizando en mis
pesquisas llevado por mi pasin por el ftbol y mi entrega a la literatura. De este modo tuve
la certeza inicial de que estaba ante un universo de posibilidades insospechado y virgen,

dentro de la lengua y la literatura espaola e hispanoamericana, desde el cual se poda


entablar un dilogo directo entre literatura y ftbol, a lo largo del siglo XX, desde la
Patagonia hasta Culiacn, y desde las Islas Canarias hasta la frontera con Francia. Cmo
me di cuenta de eso? Muy fcil: detrs de Soriano fueron apareciendo los Fontanarrosas,
los Villoros, los Vzquez Montalbn, los Javier Maras, los Galeanos, los Gonzalo Surez,
y as uno detrs de otro, cada cual con una voz propia y compartiendo entre s la misma
pelota de ftbol: nuestra lengua.
Poco a poco me fui encontrando un gran nmero de textos entre cuentos, poemas,
novelas, crnicas, literatura infantil y obras de teatro, as como carteles y memorias de
congresos, revistas, documentales y programas de televisin, donde el tema era planteado
sin ms razn que la de disfrutar de una pasin. Por supuesto, la primera sospecha fue la de
intuir que all se escondan un sinfn de herramientas capaces de ofrecer una nueva mirada
hacia la literatura de Espaa e Hispanoamrica, desde las cuales era posible establecer
nuevos dilogos entre nuestras narrativas y algunas prcticas de cultura popular y de masas,
y sobre todo, su incorporacin como sustancia y materia prima por parte de muchos
escritores dentro de sus obras.
Entonces, a medida que fui encontrando nuevos textos, me plante una pregunta la
cual fue el punto de partida a la hora de darle forma a esta investigacin. Por qu se
escriben cuentos, novelas y poemas sobre ftbol? Al poco tiempo, como consecuencia de
este primer interrogante, surgieron otras inquietudes: qu sentido tiene ficcionalizar un
hecho deportivo de carcter masivo el cual se consume de manera ntegra dentro de noventa
minutos? Qu puede ofrecer un texto literario sobre ftbol que no ofrezca el partido en s
mismo? Qu aporta un texto sobre ftbol a la literatura en lengua hispana?

10

De esta forma descubr que el ftbol, como fenmeno de identidad de masas, viene
siendo abordado hace algn tiempo desde diferentes pticas: la historia, la antropologa, la
sociologa, la filosofa e incluso la economa. En otras palabras, pocas veces ha sido
observado y analizado desde la literatura 1, es decir, desde la ficcin. Debido a esto decid
aprovechar las enormes alternativas que da el lenguaje literario no solo para reflexionar y
discutir a propsito de las conductas del hombre actual, sino tambin para indagar por
algunos de los intereses, los procesos y las seales de ruta de la literatura hispnica del
siglo XX y comienzos del XXI.
Y as fue como di el puntapie inicial y asum el compromiso de intentar enunciar las
posibles hiptesis que respondieran a cada una de las preguntas anteriormente citadas. Sin
embargo, la gran cantidad de textos que fueron apareciendo y que hasta hoy continan
publicndose, termin por confirmarme que estaba ante una investigacin de gran
magnitud. Cada libro result ms interesante de lo que yo me esperaba ya que algunas
antologas contenan textos de distintos escritores de habla hispana, unos con una
reconocida trayectoria y otros nombres desconocidos, y asimismo, muchos libros eran de
un solo autor.
Y justo en medio de tantos textos surgi una nueva pregunta como complemento a
las primeras: cul es el libro en el que por primera vez literatura y ftbol comparten un

Salvo mesas redondas, conversatorios y charlas, lo ms cercano es la Tesis Doctoral de Antoni Nomdedeu
titulada: Terminologa del ftbol y diccionarios: elaboracin de un diccionario de especialidad para el gran
pblico, y la asignatura Literatura y ftbol que impart entre 2006 y 2010 en la Facultad de Humanidades
de la Universidad de Bogot Jorge Tadeo Lozano. Igualmente, el escritor Francisco Mohuat tambin ha
dictado una materia titulada Literatura y ftbol en la Universidad de Chile y el grupo de investigacin de la
Universidad Autnoma de Barcelona Llengua y Comunicaci organiz un congreso en 2007 apoyado en la
tesis doctoral: Ftbol y llengua de Neus Faura.

11

mismo espacio en el mbito hispano? O dicho de otra manera, cul es ese texto donde por
primera vez se funden literatura y ftbol en lengua espaola? Por supuesto mi alegra fue
inmensa al tener que ir hacia atrs en el tiempo para indagar y revolcar en el pasado. Y todo
gracias a la pasin con la que vivo el ftbol desde nio y la manera como desde adolescente
he preferido la literatura frente a cualquier otra alternativa de conocimiento. Ambos
elementos se confabularon y se presentaron ante m en una especie de desafo.
En seguida me encontr con el hermoso cuento de Horacio Quiroga titulado Juan
Polti half-back, publicado en mayo de 1918 en la revista Atlntida de Buenos Aires. De
igual modo, pude dar con Penltimo poema del ftbol de Bernardo Canal Feijo,
publicado en Santiago del Estero el ao 1924, y con los polirrtmicos, de 1922, de Juan
Parra del Riego. Haba hallado el primer cuento y los primeros poemas. Del mismo modo,
logr encontrar dos antologas: Su majestad el ftbol (1968), de Eduardo Galeano, y
Literatura de la pelota (1971) del poeta argentino Roberto Santoro publicado en una
edicin del autor en Buenos Aires. Estos libros contenan algunas de las voces que haba
ido encontrando a lo largo de esos aos esparcidas y lejanas unas de otras y representaron,
sin duda alguna, la piedra angular de esta investigacin.
El primer paso fue leer y releer todos estos libros, los antes citados y muchos otros
que poco a poco ir comentando y forman parte del grueso de esta investigacin. El
segundo paso consisti en leer todos los cuentos, poemas, crnicas y dems textos que no
estaban en ningn libro sino en revistas, peridicos e Internet, adems de las novelas y los
poemas que a diario han ido apareciendo. Entonces me encontr con Rafael Alberti, Pablo
Neruda, Miguel Hernndez, Camilo Jos Cela, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares,
Gabriel Garca Mrquez, Blanca Varela, Nicanor Parra, Mario Vargas Llosa y muchos ms.

12

Casi que de inmediato vino la bsqueda de un aparato crtico que me permitiera


ordenar, enunciar y estudiar todo lo que estaba encontrando detrs de cada texto. Pero me
fue imposible encontrar en un solo libro las claves tericas suficientes para dar respuesta a
mis inquietudes y no perder ni un solo detalle de cada novela, de cada cuento y del sinfn de
poemas que tena entre las manos as como de todo el ftbol que haba dentro de esas
pginas. Y la razn es muy sencilla: nunca nadie se haba tomado el trabajo de buscar,
ordenar, clasificar, analizar y exponer, en un ejercicio de anlisis y crtica literaria, las
novelas, cuentos y poemas que se han escrito sobre el ftbol en nuestra lengua a lo largo del
XX y comienzos del XXI.
Por ello opt por construir un aparato terico diverso y novedoso compuesto por tres
textos: Produccin de presencia y Elogio de la belleza atltica, ambos del terico alemn
Hans Ulrich Gumbrecht, donde se reflexiona tanto sobre lo literario como sobre lo
deportivo, y Homo Ludens, de Johan Huizinga, a propsito del carcter ldico como una
condicin natural del hombre. Asimismo, cuatro libros desde los cuales sospech que los
vnculos entre la literatura y el ftbol no se perderan de vista ya que una mirada
panormica permitira la interaccin entre literatura y ftbol en todo momento. Estos libros
son: Umberto Eco y el ftbol, de Peter Percles Trfonas; El ftbol, mitos, ritos y smbolos,
de Vicente Verd; El ftbol como ideologa, de Gerhard Vinnai, y Ftbol dinmica de lo
impensado, de Dante Panzeri. Igualmente, el hallazgo de los siguientes artculos
completaron de manera sustancial el trabajo de investigacin: Aspectos gramaticales del
lenguaje del ftbol en Espaa, de Leonardo Gmez Torrego; El lenguaje del ftbol en la
radio colombiana, de Manuel Briceo Juregui; La literatura y el ftbol, lneas comunes,
un par de digresiones y dos corolarios, de Cristian Vera; y Hroes y antihroes del

13

deporte y la ficcin, de Fernando Ansa. Finalmente, y como complemento terico, inclu


los nmeros 62-63 y 351 de la Revista de Occidente, y el nmero 581 de la revista
Cuadernos Hispanoamericanos, todos ellos monogrficos en los que la relacin literatura y
ftbol convoca a diversos intelectuales para que den sus opiniones.
Si bien es cierto que ni el libro de Dante Panzeri ni el de Vicente Verd son
estrictamente tericos ni mucho menos textos acadmicos, decid incluirlos ya que entablan
un dilogo analtico y descriptivo a propsito del ftbol y su impacto en la sociedad.
Asimismo, al no hallar ningn texto que se centre en este fenmeno llamado literatura y
ftbol, pienso que cada uno de los libros anteriormente mencionados ofrece las alternativas
suficientes por medio de las cuales es posible comprender y digerir los textos tanto desde lo
literario como desde lo social, tambin desde lo deportivo y lo individual, y sobre todo
desde lo corporal y lo esttico.
No en vano, estamos hablando de un grupo de escritores e intelectuales que desde
siempre han hecho pblica su gran pasin por ftbol. En cuanto al libro Umberto Eco y el
ftbol debo aclarar que en l se dan cita la semitica y las indagaciones a cerca de la
comunicacin al servicio de temas habituales de la dinmica social contempornea como el
ftbol, en textos como La chchara deportiva o El mundial y sus pompas. Y esto me
permite hacer uso de sus aproximaciones tericas a la hora de indagar un proceso literario
que se encuentra directamente vinculado con el ftbol. De igual forma, el libro El ftbol
como ideologa, de Gerhard Vinnai, complementa lo anteriormente dicho ya que sus temas
principales, entre otros, son el del ftbol como fenmeno del tiempo libre y la funcin
compensadora del deporte. De este modo, ambos libros me permiten constituir un marco
terico donde se juega a exponer un proceso literario vinculado a un engranaje social, y

14

todo gracias a que, como digo desde el principio, estamos frente a un baln de ftbol que
exige ser representado. Claro est, teniendo como objetivo primordial el hecho de
reconocer los niveles de significacin presentes en los cuentos, dado su carcter literario,
as como el inters por los fenmenos sociales tratados.
Los libros de Gumbrecht, por el contrario, indagan y ofrecen alternativas
epistemolgicas estableciendo y aportando conceptos que proponen revisar la literatura
sobre ftbol desde una perspectiva de presencia 2, proponiendo una lectura que oscile entre
los efectos de presencia 3 y los efectos de significado 4. l afirma y sostiene esta apuesta ya
que se permite entender que lo deportivo queda en la cancha de ftbol como un
acontecimiento nico e irrepetible siendo tal vez la literatura la nica alternativa posible
para volver a un nivel de presencia 5 prximo al ftbol tanto en lo corporal como en lo
simblico.
Y resulta curioso que la gran mayora de los textos sobre ftbol, hallados hasta el
momento, se centran en todo lo que sucede alrededor de lo puramente fsico, dejando en un
segundo plano lo deportivo. Es decir, muy pocos textos abordan la esencia del ftbol en s,
como es su carcter atltico y fsico, optando por nombrar e interpretar otros aspectos ms
cercanos a la condicin humana.

Lo que est presente frente a nosotros al alcance y tangible para el cuerpo (Gumbrecht 2005: 31).
Se refiere a la relacin espacial con el mundo de los objetos. Algo que est presente se supone tangible a
las manos humanas (dem: 11).
4
Ir ms all de la superficie material del mundo a efectos de identificar un significado que se supone que
descansa detrs de este como resultado de una actividad de produccin de conocimiento acerca del mundo.
(dem: 39)
5
En el deporte, los recuerdos son, en el mejor de los casos, algo secundario. Pues se trata, antes que nada,
de estar ah donde ocurre el acontecimiento (Gumbrecht 2006: 21).
3

15

Vale la pena aclarar que fue necesario diferenciar dos aspectos de suma importancia
para la pertinencia y la viabilidad de la investigacin: de un lado estn los cuentos como
objeto principal de estudio con su lenguaje literario el cual permite el ejercicio
hermenutico de la interpretacin donde se reconocen fenmenos sociales; y del otro lado
est el llamado Elogio de la belleza atltica, a partir del cual Gumbrecht aboga por la
posibilidad de hablar de la experiencia esttica latente en el ftbol sin tener que caer en
justificaciones espirituales y sociales que deban ir ms all de lo puramente fsico. Es decir,
la capacidad para alabar la belleza de un movimiento atltico sin convertirlo en algo de
carcter espiritual. En resumidas cuentas, esta investigacin ondear entre lo puramente
hermenutico dado el carcter literario de los textos, y lo estrictamente material, dada la
condicin corporal del ftbol.
Ahora bien, en el captulo titulado La previa me centro en la primera reflexin sobre
el objeto de la investigacin antes de profundizar en cada uno de los textos, planteando una
posible hiptesis. Vale la pena aclarar que se trata de una expresin del argot del ftbol que
se refiere a ese instante anterior donde se revisan tanto los detalles extra futbolsticos como
los puramente deportivos previos al pitazo inicial, que pueden llegar a incidir

en el

desarrollo y el resultado final del juego


El captulo titulado Pitazo inicial trata del comienzo del partido. All se enumeran
los textos mediante los cuales me permito intuir y desnudar un elemento de suma
importancia a la hora de hablar de literatura y ftbol: la manera cmo se construye y
entendemos el universo social del ftbol en cada uno de nuestros pases y acto seguido, las
diferencias y las semejanzas. Es decir, la apropiacin y materializacin de un imaginario

16

llamado ftbol. Este captulo lo he subdividido en: Argentina, Colombia, Chile, Espaa,
Mxico, Uruguay; y otros pases: Cuba, Ecuador, Honduras, Paraguay y Per.
El captulo siguiente denominado Rueda la pelota rueda la palabra: orgenes
empieza hablando de las cinco primeras novelas publicadas entre 1927 y 1962 y luego se
divide en ocho temas a partir de los cuales se clasifican los textos representativos por medio
de los cuales se aborda la relacin literatura-ftbol-sociedad. El primero titulado Minuto a
minuto, se ocupa del ftbol, la poltica y los juegos de poder y aborda la relacin que el
ftbol ha mantenido con los diversos poderes, dividindose en dos subtemas: ftbol y
narcotrfico, y ftbol y juegos de poder. Por eso el ttulo de Minuto a minuto recuerda
que el ftbol como espectculo proyecta no slo al individuo como gran protagonista de su
poca sino tambin a su comunidad.
El siguiente tema lo he denominado Primer tiempo, y trata sobre el ftbol y el
lenguaje. En este apartado quedan al descubierto algunos de los mecanismos lingsticos
usados en el universo del ftbol. Lo curioso es que al hablar de lenguaje se habla tambin
de conductas, por lo que se hace referencia a lo oral, al embellecimiento del espectculo y
la vivenciacin del drama, a los locutores y narradores, y por supuesto a los apodos o
sobrenombres de los jugadores y entrenadores. Al final, cada uno de estos aspectos
contribuye a que el lenguaje del ftbol sea entendido como un proceso y no como un hecho
aislado.
El tercero, llamado Paso a paso, se centra en el ftbol y la historia, repasando tanto
la historia oficial como la extraoficial y la manera como el ftbol participa y es protagonista
de ambas. Los textos que forman parte de esta seccin tienen, ante todo, un carcter casi

17

fundacional ya que recogen un trozo de la historia para desde all sentar las bases de un
grupo de individuos a los cuales es necesario darles un origen. Paso a paso representa,
como explico al principio del captulo, aquel instante mgico en el cual el artista del baln
consigue ese prodigio inolvidable que luego relatarn los que lo presenciaron, ms tarde los
que no llegaron a verlo y finalmente entrar en la memoria convencional de las
generaciones futuras dando paso al relato. En otras palabras, la manera como la literatura
entra para proteger toda la memoria oral, colectiva e individual que un grupo de individuos
adopta como rasgo de identidad.
En el cuarto, titulado El aguante, me propongo abordar la identidad, la violencia y
el fanatismo, profundizando sobre todo en el fenmeno de las barras y el impacto que
representa lo corporal a la hora de canalizar y materializar la violencia. En Latinoamrica
se le llama aguante a la paciencia y la lealtad que tiene el hincha para con su equipo en las
buenas y en las malas, cuando hay triunfos y cuando no se producen.
Despus viene el Entretiempo, dedicado al ftbol y la poesa. Esta relacin, que
nace con Parra del Riego en 1918, ha dado frutos a lo largo y ancho de toda Latinoamrica
y Espaa con poemas de Canal Feijo, Alberti, Miguel Hernndez, Nicanor Parra, Luis
Garca Montero, Blanca Varela, Gioconda Belli, Mario Benedetti, Juan Manuel Roca, etc.
Versos capaces de atrapar el ritmo del cuerpo y el vrtigo de la pelota corriendo paralela al
jugador cantando a Platko, a Zamora y a Maradona, o simplemente de eternizar en una rima
al nio con una pelota bajo el brazo.
El sexto tema, llamado Segunda parte, se centra en la relacin entre la mujer y el
ftbol desde diferentes puntos de vista: dirigentes, escritoras, esposas, madres, hinchas y

18

detractoras 6. En el siguiente, titulado Pitazo final, se plantea el hecho de que el ftbol es un


juego recreado dentro de otro juego llamado literatura. El ftbol dentro de la literatura y
viceversa. Ficcin vs. ficcin. El hecho de jugar a narrar un juego impensado e
impredecible el ftbol, por medio de otro juego subjetivo y fantstico la literatura.
Como bien lo define Cristian Vera: la literatura y el ftbol dramatizan la tragedia ldica de
la vida. O, simplemente, jugar al ftbol con un baln diferente: la palabra, en un csped
distinto: el libro. En este captulo el lenguaje literario de los textos permite hacer uso del
libro Umberto y Eco y el ftbol, y El ftbol como ideologa, para as emprender un ejercicio
de indagacin e interpretacin mediante el cual se examinan los diferentes planteamientos a
propsito de las dinmicas sociales involucradas dentro del universo del ftbol.
Y finalmente, El alargue, lo que en el lenguaje del ftbol se conoce como el
momento posterior al partido de ftbol en el que se repasan los sucesos acontecidos, y se
hacen revisiones y anlisis de lo que deja tanto el espectculo en s como el momento
deportivo, est dedicado a la cultura con cuatro subtemas polmicos: religin,
representaciones populares, campaas sociales y marketing. Estas referencias hacia lo
popular y cotidiano brindan la posibilidad de reflexionar sobre la importancia que puede
llegar a personificar el da a da dentro la literatura espaola e hispanoamericana a lo largo
del siglo XX y principios del XXI. De igual modo, se repasa la manera como lo cotidiano,
encarnando en el ftbol y sus alternativas, forma parte de los procesos individuales y
colectivos de una sociedad en pleno siglo XXI. Del mismo modo, en el marketing y los
medios se intenta ahondar en los mercados, el capital, los riesgos y todo aquello que tenga

Pero, de momento, no hay textos de ficcin en los que se aborde a la jugadora de ftbol como tal.

19

que ver con la rentabilidad y el negocio del ftbol expresado en dinero, cifras, inversiones y
valores.
Debo aclarar que he decidido no incluir obras de teatro debido a que su produccin
es muy escasa y a mi juicio es poco el aporte que representan para la investigacin. Sin
embargo, tendrn un espacio en la bibliografa para citar autores y obras. Del mismo modo,
no abordo la literatura infantil ya que la gran produccin tanto en Hispanoamrica como en
Espaa hace imposible contemplarla en el marco de esta investigacin y considero que sus
expectativas tanto de creacin como de edicin forma parte de otra exploracin y de otros
intereses.
Hablar de literatura y ftbol dentro del mbito hispano, y en pleno siglo XXI,
plantea varios interrogantes, algunos de los cuales, en igual orden de importancia, exigen
respuestas desde el primer momento. Existe una literatura de ficcin dedicada al tema del
ftbol, capaz de sostener una investigacin de estas magnitudes? Asimismo, en qu
momento y debido a qu, el ftbol llama la atencin de distintos escritores desde principios
del siglo XX, en Espaa e Hispanoamrica, establecindose como una alternativa tanto para
narradores, poetas y dramaturgos, a la hora de revisar un trozo de la historia y dar
testimonio de una poca haciendo un retrato de las costumbres de sus comunidades, o,
simplemente para llamar la atencin sobre la excelencia atltica?
Una posible hiptesis podra ser que en efecto, se escriben cuentos de ftbol, entre
otras muchas razones, debido a que all se encuentran protegidos los elementos
fundacionales que representan y simbolizan la identidad de un grupo humano que exige ser
nombrado. Lo oral, lo colectivo, lo histrico, lo corporal, lo popular y hasta la manera como

20

se bautiza un acontecimiento hasta ahora insuficiente a la hora de abordar al individuo


contemporneo. Cada novela, cuento o poema constituye, adems, la piedra fundacional de
un campo de investigacin virgen a la hora de encontrar los mecanismos de los que una
sociedad hace uso para convertir en mensaje todo aquello que le interesa, es decir, el
camino que va del partido de ftbol a la publicacin de un libro de cuentos de ftbol y su
dinmica.
El ltimo captulo, llamado Extra-tiempo es un pequeo colofn a propsito de esos
grandes cronistas deportivos como Enric Gonzlez, Alfredo Relao o Santiago Segurola,
quienes no podran quedar fuera de esta investigacin, y en las Conclusiones simplemente
resumo este dilogo entre la palabra y la pelota de ftbol a la luz del gran misterio del gol.
Agradezco de manera muy sincera a mi director de tesis Fernando Valls por su
enorme disposicin para con este trabajo y por su sabidura y sus consejos a la hora de
guiarme aprovechando mi pasin por el ftbol y los libros, y a los miembros del tribunal
por recibir con ojos crticos mis aproximaciones dentro del marco de un proceso de
retroalimentacin profesional y exhaustiva capaz de proyectar an ms mis capacidades y
mis herramientas y a todos aquellos que de alguna manera contribuyeron para que este
trabajo pudiera realizarse, soportando mis conversaciones sobre ftbol y literatura las
veinticuatro horas del da.

21

2. LA PREVIA: APUNTES TERICOS

"El goleador es siempre el mejor poeta del ao", escribi Pier Paolo Pasolini 7.
Javier Maras afirma que "el ftbol es la recuperacin semanal de la infancia" 8. Antonio
Gramsci 9 lo defini como "el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre. Y el checo
Milan Kundera 10 dijo que "tal vez los jugadores tengan la hermosura y la tragedia de las
mariposas, que vuelan tan alto y tan bello pero que jams pueden apreciar y admirarse en la
belleza de su vuelo". A pesar de ello, el periodista espaol Santiago Segurola se queja de
que los escritores no han logrado explicar literariamente un partido de ftbol y se han
quedado ms en lo que pasa alrededor del deporte, en las historias de amor y en los hinchas.

Lo que no se toca es el misterio, que es bellsimo, algo que debera ser explicado
perfectamente por gente que tiene el don de la escritura.
"Los grandes pases futbolsticos son aquellos que tienen un gran discurso literario" 11.

Texto publicado originalmente en el peridico Il Giorno, 3 de enero de 1971, y recogido en el libro:


Palabras de corsario, Crculo de las Bellas Artes, Madrid, 2005.
8
Originalmente publicado en 1992 en el diario El Pas y recogido en el libro: Salvajes y sentimentales,
Aguilar, Madrid, 2000, p. 19.
9
Citado por Eduardo Galeano en El ftbol a sol y sombra, Tercer Mundo, Bogot, p. 37.
10
Citado por Germn Santamara en el diario El Tiempo de Bogot durante el cubrimiento especial que este
hizo del Mundial de Francia 98.
11
Estas dos afirmaciones, hechas por Segurola durante la mesa redonda dedicada al ftbol y la literatura en
el Hay Festival de Cartagena de Indias de 2007, en la que tambin participaron Daniel Samper Pizano y Juan
Villoro, plantean lo siguiente: primero, pas futbolero igual pas de grandes escritores deja sin margen a
Cuba. Entonces me hago la pregunta ineludible: el bisbol y el box, entre otros, desempean exactamente el
mismo papel en Cuba que el ftbol en Latinoamrica. Claro, sin mencionar que Paul Auster, al igual que
Joyce Carol Oates entre otros, son apasionados del bisbol y del box con varias pginas de sus cuentos y de
sus novelas dedicadas a estos dos deportes. Sin olvidar, por supuesto a Hemingway quien adems vivi en
Cuba y escribi con pasin sobre boxeo. Esto plantea una pregunta ms: Qu tienen en comn el ftbol, el
bisbol, el box y el ciclismo? La pica? Existe incluso una lista de novelas en bicicleta: El ciclista de Tim
Krabb; Contrarreloj de Eugenio Fuentes; El hombre del velocpedo de Uwe Timm; El Alpe d'Huez de Javier
Garca Snchez; Gua de Kashgar para damas ciclistas de Suzanne Johnson; Los hermanos Cuervo de Andrs

22

Pero vamos por partes A qu se refiere Segurola cuando habla de el misterio?


Al gol? Al carcter incierto del baln y por ende de los resultados? A las hipotticas
circunstancias enigmticas ajenas a los jugadores que hacen que un partido sea autnomo e
irrepetible tal como lo dijo Dante Panzeri cuando llam al ftbol la dinmica de lo
impensado? A los regates increbles? A la posible condicin de interaccin que permite
que su argumento sea directamente afectado e influido por la participacin de un
televidente o un espectador a kilmetros de distancia? A su fabulosa capacidad

de

permitir la construccin de relatos los cuales edifican y aseguran la continuidad de un grupo


de individuos a lo largo del tiempo con o sin triunfos? A la experiencia esttica y corporal
de ver correr a otro con un baln en los pies o de correr uno mismo con el baln en los pies
y no poder elogiar los movimientos sin recurrir o ceder a la lectura de aspectos sociales que
denoten funciones prcticas? Imposible saberlo. La nica verdad, a ciencia cierta, es que el
misterio latente en el universo del ftbol, si es que lo hay, solo puede resolverse pateando
un baln. Por lo tanto, aquella inquietud planteada en las primeras pginas de esta
investigacin donde se cuestiona la pertinencia de un texto sobre ftbol, parece tener las
claves del misterio al que se refiere Santiago Segurola: qu puede brindar un texto literario
sobre ftbol que no ofrezca el partido en s mismo? Digamos que hay un principio de
representacin que vive en tensin con lo estrictamente material, y que al mismo tiempo
aspira a designar y a nombrar el hecho material de jugar al ftbol. Pues bien, lo que sucede
es que toda esa materialidad escapa de la dimensin del significado convirtindose en un
Felipe Solano; A por el oro de Cris Cleave; Una historia en bicicleta de Ron McLarty; El ciclista solitario de
Ramn Bodegas; Mi querida bicicleta de Miguel Delibes; El Tour de Francia y las magnolias del Doctor Jekyll
de Vicente lvarez de la Viuda; El perro de Dostoievski de Luis Martnez de Mingo; El ciclista de Juan
Francisco Bellido; Doble vnculo de Chris Bohjalian; Daisy Sisters de Henning Mankell; Una promesa de
felicidad de Fabio Genovesi; Diez bicicletas para treinta sonmbulos varios autores; Mi querida bicicleta
relatos de ciclismo de Holanda y Espaa varios autores; Ub en bicicleta de Alfred Jarry; Bici! Toro! Un
poeta en bicicleta de Eduard de Perrodi; La bicileta de Sumji de Amos Oz.

23

misterio para las humanidades, por lo cual no queda otra alternativa que alejarse de lo
corporal, es decir de la materialidad de esa comunicacin, y centrarse en el campo del
significado para intentar hacer presente el ftbol como elemento social, obviando la lucha
fsica, la belleza esttica y la perfeccin atltica.
Por qu es tan difcil hacer el elogio de los deportes, y por qu es tan clara la
incapacidad de nuestra pluma para mantenerse concentrada en aquello que algunos de
nosotros miramos con tanta pasin por televisin o en el estadio? (Gumbrecht 2006: 31).
Eso tan nico como el placer de correr con un baln en los pies, de esquivar, gambetear,
driblar hacer goles y gritarlos?
La respuesta es muy sencilla: el texto literario no aporta nada que no haya dado el
juego en s mismo y mucho menos proporciona elementos deportivos o corporales que
permitan al individuo complementar y mejorar su experiencia. Es ms, el texto literario no
tiene la intencin de tocar lo deportivo ni lo estrictamente futbolstico ni mucho menos. Y
nadie mejor que Dante Panzeri pudo zanjar las dudas. En el epgrafe de su libro Ftbol,
dinmica de lo impensado, anot la siguiente aclaracin que viene como anillo al dedo:
Este libro no sirve para jugar al ftbol, sirve para saber que, para jugar al ftbol, no sirven
los libros. Sirven solamente los jugadores y a veces ni ellos, si las circunstancias no los
ayudan (Panzeri: 200).
Por supuesto, el de Panzeri no es un libro de ficcin sino un ensayo extenso donde
intenta ahondar en el impredecible mundo del ftbol y el de sus protagonistas en un intento
de hacer un manual terico bsico a la hora de comprender la disposicin de los jugadores

24

en el terreno de juego, y las posibles alternativas a la hora de organizar y establecer


estrategias que optimicen la posibilidad de ganar al rival.
Sin embargo, es probable que este sea el misterio del que habla Santiago Segurola:
ganar o perder. Jugar al ftbol descalzo, patear una lata de gaseosa y convertir un gol en
medio de dos ladrillos en mitad de la calle y realizarse en la vida. Por qu se juega a un
deporte como el ftbol? Por qu apasiona? Por qu gusta? Por qu se hacen tantas
preguntas sobre l? Por qu se busca traerlo hacia la literatura o viceversa, por qu se
intenta llevar la literatura hasta l? Este misterio seguir sin resolverse para todo aquel que
busque y exija respuestas a los libros y no a un baln de ftbol. Y ni hablar de los
intelectuales que insisten en interrogar a la pelota rogndole y exigindole que hable como
Hamlet con la calavera sobre el ser o no ser.
Por lo tanto, podemos decir que probablemente los cuentos, novelas y poemas sobre
ftbol no solamente tienen que ver con aquello que ocurre en el estadio cada fin de semana,
sino tambin con lo que sucede a su alrededor y en los hogares, potreros y canchas de
barrio tanto de jugadores como de espectadores. Cuerpo y sociedad. Deporte e individuo.
Del mismo modo, la intelectualizacin del ftbol a casi todos los niveles de consumo
posibles, plantean otro interrogante y es el de la crisis de las instituciones sociales que ha
provocado una huida y una mirada hacia diferentes expresiones culturales en el afn de
hacer uso de mecanismos que permitan el buen funcionamiento de los motores sociales. En
otras palabras, la desacralizacin de lo popular y su posterior consumo permite que se
generen discursos que legalicen prcticas constantemente, y que estas prcticas planteen
una tensin con las tradicionales.

25

Esto se debe, entre otros factores, a que de un momento a otro, aquellas


instituciones encargadas de legitimar los niveles de significacin mediante los cuales una
sociedad se representa a s misma, de alguna manera se han quedado sin objetos y sin
pblico, y es entonces cuando encuentran en el ftbol la posibilidad de atraer de nuevo a
ese pblico. La ltima mitad del siglo XX ha sido una poca caracterizada por la
apropiacin de imgenes y convenciones pertenecientes a la cultura de masas. En verdad,
podra pensarse esta etapa como la culminacin de un proceso de expansin de las formas
populares que comenz ms de dos siglos atrs. En el presente ya no puede pensarse la
cultura como un sistema totalizador sino que se trata de un conjunto de discursos en
conflicto, a menudo contradictorios, en lucha por legitimarse como formas privilegiadas de
representacin (Amar 2000: 20). O como plantea Trifonas: se tratar de un problema de
semitica? (Trifonas 2004: 45-73).
Lo que a nosotros nos importa es el hecho de escribir cuentos, novelas y poemas
sobre ftbol Por qu se escriben cuentos? Por pasin? En respuesta a un deseo de
experiencia de la realidad como reaccin a un mundo predominantemente apoyado en una
cultura del significado? (Gumbrecht 2005: 116).
El escritor argentino Osvaldo Soriano reconoce que la frustracin de no haber
podido llegado a ser jugador profesional, en su caso, lo lleva a la literatura. Es decir, a leer
y a escribir una literatura cien por ciento futbolera. Asimismo, el boliviano Christian Vera
se hace la pregunta llegando a la conclusin de que la literatura y el ftbol narran desde su
particularidad la tragedia ldica de la vida, es decir, el vnculo que mejor articula al ftbol y
a la literatura es la pica, y por consiguiente, la literatura y el ftbol dramatizan la tragedia
ldica de la vida (Vera 2004: 111). Pero Roberto Fontanarrosa es an ms concreto al decir

26

que sus hroes, cuando era adolescente, no fueron escritores sino futbolistas por lo que
quiso ser como Ermindo Onega 12 antes que como Cortzar o Borges. Juan Villoro, sin
embargo lo aclara de una manera magistral:

El ftbol no necesita tramas paralelas y deja poco espacio a la inventiva del autor. Esta es
una de las razones por las que hay mejores cuentos que novelas de ftbol. Como el
balompi llega ya narrado, sus misterios inditos suelen ser breves. El novelista que no se
conforma con ser un espejo, prefiere mirar en otras direcciones. En cambio, el cronista
(interesado en volver a contar lo ya sucedido) encuentra ah inagotable estmulo (Villoro
2006: 21).

Y es que el ftbol es, en s mismo, asunto de la palabra. Pocas actividades dependen tanto
de lo que ya se sabe como el arte de reiterar las hazaas de la cancha (dem).

Estas dos afirmaciones dejan algo muy claro: el ftbol tambin es palabra. Es decir,
se revela como un acto de habla (Searle 1989). Y para aclarar esta idea me remonto al ao
2005 en Argentina, durante la campaa Leer tambin es una pasin 13. All se public el
Ermindo Onega, aunque no lleg a ser campen con el River Plate (se coron con el plantel que gano el
campeonato en 1957 jugando un partido), es una de sus ms reconocidas glorias. La trayectoria de Onega
demuestra, en contra de los que solo tienen en cuenta el resultado, que lo que un jugador hace en la
cancha, deja sus huellas en el pblico. Otros jugadores, ganadores de muchas copas y campeonatos, han
pasado desapercibidos la prueba del tiempo. Onega, por su velocidad fsica y mental, fue un jugador atpico
para su poca. De gran sprint corto, buen remate, elegante conductor y eficaz delantero, fue el mejor
jugador de la dcada del sesenta que jugara en clubes argentinos y por eso quienes tuvieron la fortuna de
verlo no lo han olvidado. Dicen los entendidos que si tuviramos la oportunidad de comparar a Zidane con
algn futbolista del pasado, ese sera Ermindo Onega. Un caso parecido al de El Trilche Carlovich, jugador
rosarino que desarroll gran parte de su carrera en segunda divisin como centrojs o 5, y que an hoy en
da es recordado como uno de los mejores jugadores que ha dado la Argentina.
13
El domingo 8 de mayo de 2005, justo antes del partido que enfrent al Boca Juniors contra Argentinos
Juniors en el estadio La Bombonera, y con la presencia del entonces Ministro de Educacin Ciencia y
Tecnologa Daniel Filmus, el secretario de Deporte Claudio Morresi, representantes de la AFA e importantes
escritores como Alejandro Dolina y Juan Sasturin, dio inicio la campaa "Leer tambin es una pasin", en la
que se distribuyeron ms de 1.000.000 de cuentos en las canchas de ftbol de toda Argentina hasta finalizar
el Torneo Clausura del ao 2005. Esta campaa renov la apuesta de acercar libros a un mbito y a un
pblico poco frecuentes con el objetivo de continuar promocionando la lectura como prctica cotidiana. El
proyecto se extendi en Argentina con la incorporacin por primera vez de clubes de Primera B Nacional y
12

27

cuento Relatores del escritor Alejandro Dolina el cual narra en tercera persona la historia
de Hctor Bandarelli, un relator que en sus pocas de joven quiso ser jugador profesional de
ftbol, pero su escaso talento y su aficin por narrar los partidos, incluso cuando jugaba l
mismo, lo llevaron a ser excluido del equipo por lo que no tuvo ms remedio que dedicarse
a relatarlos.
Lo interesante, sin embargo, es la particularidad que tienen las narraciones de
Bandarelli: todas son producto de su imaginacin desbordada. Ahora bien, al inicio del
cuento, el narrador omnipresente nos dice que ya desde la poca clsica, los griegos crean
que las cosas ocurran para que los hombres tuvieran algo que cantar. Entonces aparece la
historia de Bandarelli, quien luego de ser separado del equipo por mal jugador y sentarse en
las gradas a narrar lo que sucede en la cancha, tiene que ver cmo su equipo se disuelve. Y
es ah cuando descubre que su narracin no necesita de un partido real, pues era posible
relatar partidos imaginarios hijos de su fantasa.

Y al no tener que ceirse al rigor de los hechos ciertos, los partidos que relataba
empezaron a mejorar: se lograban goles estupendos, los delanteros eludan docenas de
rivales, haba disparos desde cincuenta metros, los arqueros volaban como pjaros, se
producan incidentes cruentos, los rbitros cometan errores perversos. De a poco, el artista
fue incorporando elementos ms complejos a su obra. El tiempo, por ejemplo, manejado en
un principio de un modo convencional, pas a tener durante el apogeo de Bandarelli un
carcter artstico y psicolgico. Los partidos podan durar un minuto o tres horas. Algunas
de los Torneos Argentinos, adems de la Primera Divisin A, y con el apoyo de TyC Sports, Canal 13, Radio
Mitre, Ol y la Fundacin Noble del Grupo Clarn. "Leer tambin es una pasin" public y distribuy en el
ao 2005: El loco Cansino de Roberto Fontanarrosa; La gloria de ser difcil de Juan Sasturain; La decisin del
Dandi de Hernn Firpo; Gallardo Prez, refer de Osvaldo Soriano; Relatores de Alejandro Dolina; Un instante
de gloria de Cristian Garfalo; Agnsticos y creyentes de Osvaldo Bayer; La camiseta naranja de Juan Pablo
Bermdez; Talismanes y conjuros de Eduardo Galeano; "Como una abuela" y "Wing izquierdo, el
enamorado" de Ariel Scher; La msica de los domingos de Liliana Heker; Mito y realidad del 2 a 0 de Eduardo
Sacheri; Humorftbol de Quino, Fontanarrosa y Caloi. Adems realiz una edicin especial para el partido de
Argentina-Brasil con textos de Sendra y Eber Luduea.

28
veces, el relator omita cantar un gol, pero daba claves y mensajes sutiles para que el oyente
descubriera la terrible existencia del gol no cantado. Aparecan, cada tanto, unas historias
laterales que provocaban un falso aburrimiento, que no era sino una trampa para mejor
asestar la alevosa pualada del gol sorpresivo. Todos recuerdan el famoso partido BocaAlumni que Bandarelli relat en un asado del club Claridad de Ciudadela. En esta obra
mezcl jugadores actuales con glorias de nuestro pasado futbolstico. Los viejos hacan
fuerza por Alumni, los ms jvenes por Boca. Gan Alumni, pero en su magistral
narracin, Bandarelli dej caer con toda sutileza la sensacin de que los boquenses,
por respeto a la tradicin, se haban dejado ganar. Las audiencias de Bandarelli no siempre
fueron numerosas. Algunos partidos los relat solo, en una mesa del bar La Perla de Flores,
ante el estupor de los mozos y parroquianos. Pero poco a poco, los muchachones del barrio
fueron descubriendo sus mritos y con el tiempo hubo quienes prefirieron escucharlo a l
antes que ir a la cancha. En 1965, Hctor Bandarelli organiz su campeonato paralelo de
ftbol. Todos los domingos narraba el encuentro principal, mientras un colaborador lo
interrumpa para comunicar lo que suceda en el resto de los partidos. Algunas firmas
comerciales de Flores lo ayudaron a solventar los nulos gastos del certamen a cambio de
avisos publicitarios (Dolina 1999).

Hay tres aspectos importantes de este prrafo: el primero es el tiempo, el segundo es


el hecho de poder incluir en un mismo partido a las viejas glorias y las estrellas del
momento, y el tercero el campeonato paralelo de ftbol. Respecto del primero se puede
afirmar que, luego de las palabras de Villoro en las que explica que el ftbol posee en s
mismo su pica, su drama y su comedia, el tiempo ocupa un lugar sumamente importante
ya que funciona como memoria y presente. Pues el ftbol, al estar tan codificado hoy en
da, apenas se alcanza a consumir una sola vez y el auge del partido en vivo as lo
demuestra. Ahora bien, este uso del tiempo permite reconocer el ftbol como expresin de
cultura popular y de masas, algo tradicionalmente subestimado, convirtindolo en un
aspecto representativo de los imaginarios colectivos presentes en mitos e iconos de la
sociedad de consumo (Ansa 2002: 174).

29

En otras palabras, la manera en la que Bandarelli usa el tiempo nombrndolo,


dndole voz y desaparecindolo a juicio propio, permite al espectador, oyente o lector,
acceder de una manera potica a esos escenarios en donde los dolos encarnan alegoras
existenciales sobre el destino individual y colectivo de estos nuevos hroes de la ficcin,
que a su vez, atraen narradores encaminados en la bsqueda del hroe perdido en las
dcadas de los sesenta y setenta entre tanta dictadura, guerras, violencia y dems batallas.
(dem: 182).
No en vano, el cuento deja ver cmo el pblico prefiere la narracin de Bandarelli a
la del partido verdadero. Es decir, se comprueba lo que Vicente Verd llama la capacidad
integradora y de interactividad que representa el ftbol tanto dentro de los estadios, como
por televisin (Verd 2010: 6).
El segundo aspecto va de la mano con el primero ya que como se deca
anteriormente, el tiempo pasa a desempear un papel de memoria y presente al mismo
tiempo. Qu quiere decir lo anterior? Fernando Ansa lo describe muy bien en el tercer
captulo de su libro sobre imaginarios latinoamericanos.

En la apertura temtica y en el retorno a formas tradicionales de narrar que caracterizan la


ficcin hispanoamericana de los ltimos aos, la incorporacin de expresiones de cultura
popular y de masas, tradicionalmente relegadas a subgneros, ocupa un lugar privilegiado.
Gracias a ella se han recuperado, a travs de nuevas formulaciones estticas, la oralidad, el
imaginario colectivo presente en mitos e conos de la sociedad de consumo y se ha
entablado un intenso dilogo intertextual con otros lenguajes, como el de la msica popular,
el cinematogrfico y hasta el publicitario.

Entre las manifestaciones incorporadas gozosamente a una temtica que aspira a reflejar la
compleja realidad sociocultural contempornea a travs de una visin ms antropolgica

30
que poltica o meramente esttica figuran las deportivas, cuyos escenarios y hroes
encarnan autnticas alegoras existenciales. Tanto por su dimensin individual, el ascenso y
la fama del dolo o la derrota final que marca su inevitable destino, como por la colectiva, el
ftbol el boxeo y el bisbol (Ansa 2002: 203).

La oralidad y la memoria colectiva se recuperan y las viejas glorias comparten


cancha con los nuevos hroes. La memoria de un hincha y de un estadio y la oralidad de un
locutor involucran al sujeto y lo incorporan a las gestas. Es decir, esa oralidad y esa
memoria que permanecen invisibles en la cancha o en el estadio ofrecen al escritor y al
lector la posibilidad de formar parte de esa memoria colectiva haciendo uso de esa oralidad.
En pocas palabras, construir y reconstruir una historia haciendo parte de ella. Pero por qu
se necesita esa historia? Ac es donde entra el tercer aspecto: el partido de ftbol paralelo.
El csped: la hoja; el baln: la palabra.

Con la reciente incorporacin del deporte a la creacin se restablece un dilogo que ha


pasado, a lo largo del siglo XX, del rechazo intelectualizado a la apasionada adhesin del
hincha; de la denuncia del deporte como escapismo y alienacin de las verdaderas tareas
poltico-sindicales, cuando no revolucionarias, a la glorificacin propagandstica de
regmenes totalitarios o la espontnea adhesin nacionalista o localista. La agresiva
competencia, el triunfalismo y el culto del ganador han sido paradigmas del
nacionalismo, cuando no han estado al mero servicio de intereses econmicos espurios. A
lo largo del siglo se han vivido tanto la atraccin o el rechazo que ejerce el dionisaco culto
de la perfeccin fsica y la esttica de un modelo de hombre nuevo forjado a su socaire,
como el vrtigo de los espectculos y la encarnacin apasionada o violenta del ser
colectivo. En todos casos el culto deportivo ha servido como referente de la identidad
nacional (dem: 204).

31

Es decir, escuchar ese trozo de la historia que permanece en silencio. Un fragmento


que es, ni ms ni menos, que el de las pasiones y las vivencias del diario vivir impregnadas
con la fe que genera el rodar de un baln de ftbol. Es darle la voz a toda esa memoria y a
toda esa oralidad que sostuvieron en silencio y durante dcadas y dcadas de progresos y
debacles sociales, cada logro y cada derrota poltica, econmica, religiosa, social, cultural y
dems, en silencio y que hoy en da estn en el olvido. La msica, el ftbol los domingos,
las noches de boxeo, el cineetc. Porque toda esa cotidianidad cargada de corporeidad con
smbolos sexuales como Marlon Brando o Marilyn Monroe, con dolos como Pele o
Maradona y con conos como Elvis Presley o The Beatles, se qued sin una voz. Tal vez
all se pueda buscar una respuesta al fenmeno de por qu se escriben cuentos, novelas y
poemas sobre ftbol 14.
Y es que el hecho de vivir en un mundo completamente globalizado y virtual al
mismo tiempo, condiciona el uso de los objetos cotidianos y las materialidades que
construyen los imaginarios tanto colectivos como individuales de un sujeto y un grupo
social. En este sentido, se puede decir que el ftbol, al igual que otros muchos elementos y
materialidades, hace parte o funciona como vehculo en esa construccin y afirmacin de

Otro fenmeno a tener en cuenta es el de la relacin entre el Rock y la Literatura en el mbito hispano
donde Andrs Neuman, Fernando Iwasaki, Xavier Velasco, Rodrigo Fresn, Alberto Fuguet, Andrs Caicedo,
Juan Villoro, Efram Medina Reyes, Guillermo Fadanelli, y muchos ms, hacen parte de esa camada. Del
mismo modo, en el prlogo del libro: 22 escarabajos. Antologa hispnica del cuento Beatle, Mario Cuenca
Sandoval recuerda cmo Los Beatles, en palabras de Hanif Kureishi, rompieron la hasta entonces frontera
sagrada entre lo popular y lo culto, derivando por un lado en varios Master de Humanidades y muchas tesis
doctorales al tiempo que liberaban poderosos impulsos sexuales que haca que las chicas experimentaran
orgasmos durante sus conciertos, pg. 12. Igualmente rememora las palabras de Richard Poirier en un
artculo de 1967 donde este dijo que La gente tiende a escuchar las grabaciones de los Beatles de la misma
forma en que las familias en el siglo anterior escuchaban lecturas de Dickens, y los esnobs literarios deberan
recordar que entonces, al igual que hoy los Beatles y el cine, las obras de Dickens, eran consideradas
generalmente una forma popular de entretenimiento demasiado baja para la crtica seria, y en particular
para el inters acadmico (Cuenca 2008: 18).
14

32

imaginarios. Ahora bien, todas estas representaciones populares han sido relegadas a un
segundo plano gracias a los medios y sus impresionantes progresos.
Sin embargo, lo que realmente ha sucedido, es que todas estas representaciones
populares han modificado su condicin intangible e invisible por una mucho ms real y
veraz en donde es posible palpar lo que antes era un imaginario. Es decir, se habla mucho
del ftbol globalizado y del espectculo de jugadores vendiendo camisetas y firmando
contratos millonarios no solo con equipos sino con marcas deportivas. Entonces, lo que
probablemente est sucediendo es que lo que antes era un domingo de fiesta nico e
irrepetible ahora es una jornada liguera con repeticiones y programas de anlisis deportivo
a media noche. Por lo cual se deduce que de repente se descontextualiza un elemento de la
cotidianidad como es el ftbol para ponerlo a funcionar en otro contexto que tambin
pretende ser cotidiano como lo es la televisin.
Y esta es la razn por la que el hincha, el jugador, el nio y el entrenador se acercan
al ftbol siempre bajo la sospecha de estar ante un fenmeno que conocen de toda la vida,
pero que desconocen a la luz de lo que sucede en el televisor. De esta manera se descubre
cmo ese reconocimiento de estar ante un elemento del diario vivir choca ante una realidad
matizada por la inmediatez, el consumo y su masificacin. Y all es donde surge una
posible respuesta a por qu escriben cuentos, poemas y novelas sobre ftbol. Ese
reconocimiento casi instintivo con algo en apariencia desconocido establece una tensin
entre el sujeto y el ftbol ya que esa identificacin es la que permite que el ftbol est hoy
en el lugar en el que est, de la noche a la maana y en permanente evolucin meditica 15.

Me refiero al hecho de que ya existen canales de televisin dedicados nica y exclusivamente a transmitir
ftbol las veinticuatro horas del da. El llamado pague por ver (PPV), que incita a vivir el ftbol por televisin.

15

33

Y esto se debe, en parte, a que nos hemos visto obligados y le hemos permitido salir de
nuestra cotidianidad para dejarlo entrar de nuevo en nuestros hogares por medio de la
pantalla del televisor. En otras palabras, el ftbol dej de ser un elemento de lo cotidiano
para entrar a funcionar como un programa de televisin bajo el rtulo de consumo.
Es entonces cuando suplicamos que alguien nos recuerde que eso que vemos en la
televisin es lo mismo que hacamos en el patio de la casa cuando nios. Necesitamos que
nos narren nuestros orgenes y nuestra corporeidad y por eso el cuento de ftbol, la novela
o el poema surgen como testimonio de un pasado que explica nuestras conductas,
costumbres y prcticas de nuestra poca. Sin ir muy lejos, la publicacin del libro de
relatos y crnicas Cuando nunca perdamos, titulo dado por Enrique Vila-Matas,
inspirado en la gloriosa poca del que dicen es el mejor Barcelona de la historia de la mano
de Josep Guardiola, est pensado, segn su responsable, Antoni Munn, con la nica
intencin de dar testimonio a las generaciones futuras de que hubo una vez una generacin
dorada de jugadores del Barcelona que lo ganaron todo y que nunca perdieron, en contraste
con las llamadas urgencias histricas de las que alguna vez habl Menotti al referirse a la
falta de ttulos internacionales del Barcelona.
Un libro de relatos que proteger lo oral y deber salir al rescate del cul del futuro
cuando este exija los pormenores de aquella poca y quienes lo vivieron no den abasto ante
su impaciencia o hayan olvidado algn detalle.
Como cuando el nio dejar de ver al padre, a la madre, al hermano, al primo o al
amigo, y al cabo de los aos los vuelve a encontrar en situaciones diferentes y la nica
manera de corroborar esa familiaridad inexplicable con el desconocido son las fotografas y

34

los recuerdos de un pasado juntos. Esa cotidianidad cargada de presencia y de corporeidad


hace parte de la memoria y de la oralidad colectiva del sujeto y nunca se le da el carcter de
historia hasta cuando se mediatiza. Y nadie mejor que Roberto Arlt para aclararlo:
Los hinchas somos inocentes, inocentes incluso de las porqueras del profesionalismo, la
compra y la venta de los hombres y las emociones (Santoro 2007: 103).

Y lo puntualiza Eduardo Galeano:


Llama la atencin el vaco asombroso de que la historia oficial no se refiera al ftbol,
que ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva (Galeano 1995:
244).

Del mismo modo, y con respecto al ftbol como palabra viva, Pablo Nacach dedica
una parte de su libro sobre ftbol, al hecho de que el ftbol es, ante todo, un acto de habla,
tanto dentro como fuera de la cancha (Nacach 2006: 99).
Igualmente, las investigaciones de Fernando Ansa sobre imaginarios, creacin
literaria y cultura popular, han sido un valioso aporte a la hora de trazar las coordenadas de
por donde estn surgiendo las nuevas voces y las nuevas formas de expresin que
encuentran en el boxeo, el bisbol, el ftbol y el rock, dispositivos capaces de distorsionar
cualquier realidad (Ansa 2002: 220).
Ahora bien. Hasta ac, no he hecho ms que intentar desnudar una parte de ese
interrogante llamado literatura y ftbol abordando la facultad de representacin y la
capacidad de significacin del texto literario. En otras palabras, bsicamente me he
centrado en describir la relacin entre la literatura y el ftbol desde la apropiacin de

35

conceptos donde el ftbol es entendido, revisado, explicado y definido como un fenmeno


social producto de la suma de unos imaginarios colectivos e individuales que luchan entre
s para posicionar al individuo en un grupo social. Y todo esto, usando el texto literario
como resultado final de ese proceso. Pero falta la otra parte: la posibilidad que da la
literatura sobre ftbol para potenciar lo estrictamente material involucrando el cuerpo
humano. Es decir, en la relacin literatura ftbol est planteada, adems de todo lo anterior,
una tensin entre lo puramente simblico y lo estrictamente material que aspira a identificar
las posibilidades del ftbol como elemento corporal y su participacin dentro de la vida del
hombre.
La primera pregunta que nos tendramos que plantear sera el porqu del elogio a la
belleza atltica Hace falta elogiar a los atletas? No es suficiente que disfrutemos viendo
lo que hacen? Ac es necesario traer a colacin al terico alemn Hans Ulrich Gumbrecht.
De qu modo podemos asimilar la relacin literatura y ftbol desde sus planteamientos?
Cules son sus ideas?
Bsicamente, la gran pregunta de Gumbrecht a propsito de nuestro trato cotidiano
con toda clase de artefactos culturales es: cmo hacemos para reconectarnos con algunos
fenmenos de nuestra cultura que parecen, ahora, estar fuera del alcance de las
humanidades? (Gumbrecht 2005: 17).
Puntualmente, aquellos artefactos ajenos a lo semntico y a lo hermenutico que
puede llegar a intervenir en el significado. Entendiendo claro, que Gumbrecht apunta a un
paso ms all de la interpretacin para poder establecer y explicar esa reconexin: por
cierto, no significa que abandonemos el sentido, la significacin y la interpretacin. Pienso

36

que el ir ms all puede solo querer decir hacer algo adems de la interpretacin como
prctica intelectual elemental y, probablemente, inevitable. Quiero decir poner a prueba y
desarrollar conceptos que nos permitan, en las humanidades, relacionarnos con el mundo de
un modo ms complejo que la sola interpretacin, que es ms complejo que meramente
atribuirle significado al mundo o, para usar una topologa ms vieja, que es ms complejo
que extraer significados del mundo (dem: 64).
Es decir, Gumbrecht est hablando de una apuesta alternativa y contraria a la
tendencia contempornea de abandonar e incluso olvidar la posibilidad de una relacin con
el mundo basada en la presencia. 16 Asimismo, Gumbrecht argumenta a favor de una
relacin con las cosas del mundo que pueda oscilar entre efectos de presencia y efectos de
significado 17 a partir de conceptos que evidencien el carcter y la importancia de lo
material dentro del engranaje de la comunicacin. Algo que suena muy complejo y que
termina cayendo en la interpretacin.
El deseo de presencia nos hace imaginar cmo nos habramos relacionado intelectualmente
y con nuestros cuerpos, con ciertos objetos (en lugar de preguntar qu significan esos
objetos), si nos los hubisemos encontrado en sus propios e histricos mundos cotidianos
(dem: 128).

Presencia: se refiere a una relacin espacial, ms que temporal, con el mundo de los objetos. Algo que
est presente se supone tangible a las manos humanas. Produccin: se refiere, segn su raz etimolgica,
al acto de traer hacia adelante un objeto del espacio. Por lo tanto, Produccin de presencia: apunta a
toda clase de eventos y procesos en los cuales se intensifica el impacto de los objetos presentes sobre los
cuerpos humanos (dem: 11).
17
Cultura del significado: ms prxima a la cultura moderna, usa la mente o la conciencia al
autorreferenciarse y esto hace que el sujeto se conciba excntrico en relacin con el mundo. Por lo tanto,
palabras como: juego, ficcin y magia son conceptos a travs de los cuales se caracterizan interacciones.
Cultura de la presencia: ms prxima a la cultura medieval, usa el cuerpo para autorreferenciarse y esto
hace que el ser humano se considere parte de una cosmologa. Y su equivalente es el carnaval como
suspensin voluntaria durante lmites de tiempo claramente definidos, cada vez que se quiere permitir una
excepcin a los ritmos de vida cosmolgicamente fundados.
16

37

Ahora bien, una vez que Gumbrecht establece dos tipologas, la de cultura de
significado y la cultura de presencia, cada una como un intento de concebir una concepcin
del mundo a travs de la relacin con los textos, con los objetos culturales, y con el mundo
en general, no exclusivamente como una relacin interpretativa sino tal vez mutuamente
dependientes, (dem: 94) da paso a dos conceptos tentativos. El primero es epifana 18:
experiencia esttica producto de un momento de intensidad especfico, algo que no estamos
en situacin ni de controlar ni de esperar y que por ello siempre aparecer como repentino y
tambin desaparecer luego de aparecer repentinamente de manera irreversible, ejemplo, la
aparicin de jugadas inesperadas y de goles inesperados e irrepetibles.
Y el segundo presentificacin 19 con el cual define las tcnicas que pueden producir
la impresin, o mejor dicho, la ilusin, de que los mundos pasados pueden volverse
tangibles de nuevo (dem: 102-104). En este caso, los cuentos, novelas y poemas sobre
ftbol que recogen un momento deportivo histrico. No obstante, ms adelante
profundizar en estos conceptos con ms paciencia enfrentndolos con el tema central de la
investigacin y exponindolos dentro de lo que Gumbrecht llama experiencia esttica.
Pero mejor ir por partes. Primero que todo, Gumbrecht recuerda que en alguna
oportunidad, para preparar un curso de Introduccin a las Humanidades para estudiantes
recin llegados a la universidad, decidi que el tema general sera exponer a los estudiantes

Epifana: se refiere a todo aquello que se espera, se disfruta y se pierde en la intensidad de la


concentracin de la experiencia atltica. Lo que llega y desaparece. Experimentar una repentina aparicin
invariablemente corporeizada que tiene sustancia y requiere espacio.
19
Presentificacin: tcnicas por medio de las cuales se tiende a enfatizar de modo muy obvio la dimensin
del espacio, pues es nicamente en ese escaparate espacial que somos capaces de experimentar la ilusin
de tocar los objetos que asociamos con el pasado. Produccin de presencia, p. 127.
18

38

a diferentes tipos de experiencias estticas 20. Y por eso pens en ofrecerles la oportunidad
de descubrir si reaccionaban positivamente al potencial de la experiencia esttica y, si lo
hacan, quera permitirles descubrir cules modalidades de esa experiencia esttica
preferan. Por supuesto, uno de los objetivos era abrir el rango de los potenciales objetos de
experiencia esttica trasgrediendo el canon de sus formas tradicionales como la literatura, la
msica clsica o la pintura de vanguardia. Esto anterior apoyado en la conviccin de que
hoy en da, el campo donde realmente tiene lugar la experiencia esttica debe entenderse
mucho ms all de lo que cubre el campo tradicional de anlisis (dem: 104).
Entonces viene la preocupacin por cmo evocar y hacer sentir a los estudiantes
momentos de intensidad especficos que l recordaba con cario, uno de los cuales era ni
ms ni menos que el momento en el que el quarterback de su equipo de ftbol americano
extiende sus brazos perfectamente esculpidos para festejar un pase decisivo. Del modo
ms natural, quera que todos mis estudiantes sintiesen el xtasis, la respiracin sbitamente
agitada y los ojos embarazosamente hmedos con los que reacciono a ese pase bellamente
ejecutado y al momento vertiginoso del receptor cuando lo atrapa, o el sentimiento de
intensa depresin, e incluso tal vez de humillacin que conozco por la lectura de Pequeo
vals viens, mi poema favorito dentro de Poeta en Nueva York de Federico Garca Lorca
(dem: 105).

El ttulo del curso fue Las cosas de la belleza y los paradigmas de experiencia esttica que se usaron
fueron: Don Giovanni de Mozart, Poeta en Nueva York de Federico Garca Lorca, pinturas de Jackson Pollock
y Edgard Hopper y filmaciones de las olimpiadas de 1936 como ejemplo de belleza atltica. El curso se dict
en los otoos de 2000/2001 y de 2001/2002 en la Universidad de Stanford. Con el paso de las pginas,
Gumbrecht reemplaza y sustituye el concepto de experiencia esttica por el de experiencia vivida o
momentos de intensidad debido a que segn sus propias palabras, la gran mayora de tradiciones filosficas
asocian el concepto de experiencia con interpretacin, es decir, con actos de atribucin de significado.
20

39

Hasta este punto, lo que me interesa de los planteamientos tericos de Gumbrecht,


es, por un lado, el desafo que lanza a las humanidades al restablecer la participacin del
cuerpo humano dentro de la aventura de un mundo codificado y establecido mediante una
cultura de significado, y por el otro, el no tratar de argumentar a favor de la experiencia
esttica en la contemplacin de la belleza atltica por la va de aludir a ningn valor o
celebracin de la propia cultura, ms all del sentimiento intrnseco de intensidad que
aquella puede disparar (dem: 27). Y la razn principal, como lo veremos ms adelante, es
que considero que el ftbol es fundamentalmente corporal y debido a esto provoca
momentos de intensidad que bien podran ser reconocidos como experiencias estticas
concretas. En pocas palabras, el ftbol empieza y termina en lo corporal, en el placer de
correr con un baln en los pies esquivando rivales y haciendo goles. Y es all donde puede
residir su fuerza de atraccin actualmente, ya que se podra decir que aprovecha las ms
avanzadas tecnologas de comunicacin, al punto de llegar a producir, por medio de
efectos especiales, un nuevo despertar del deseo de presencia (dem: 13).
Y es entonces cuando por fin aparece el ftbol bajo la forma de un texto de ficcin
dentro de una tradicin epistemolgica que, en palabras de Gumbrecht, nos haba separado
de todo lo que no pudiese ser descrito como, o transformado en una configuracin de
significado. Hoy, podramos agregar que fue, con la mayor probabilidad, el trauma infligido
por esta prdida de mundo hermenuticamente inducida lo que explica por qu el nico
valor, o al menos, el mayor valor que muchos humanistas pueden encontrar en los
fenmenos que tratan, es la motivacin a comenzar aun un bucle ms de autorreflexividad
(dem: 100).

40

Es decir, la literatura sobre ftbol funcionara como un elemento capaz de traer de


nuevo a nuestros cuerpos el carcter de cosa del mundo y al mismo tiempo nos dara la
posibilidad de participar de un espacio para la autorreflexividad gracias a la palabra. Lo que
supone que la literatura sobre ftbol devuelve la materialidad del cuerpo y del baln de
manera directa sobre el espectador y sobre el lector al escapar de la dimensin del
significado. Sin embargo, ya que todo ese universo es revisado casi exclusivamente desde
la interpretacin intentar, al menos, identificar las posibilidades de la relacin entre la
literatura y el ftbol como elemento corporal y de representacin y su participacin dentro
las materialidades de la comunicacin a la luz de unos textos que se nos presentan como
literarios, para a partir de all, establecer coordenadas que evidencien su carcter material y
su importancia en el mundo contemporneo.
Pero sigamos adelante volviendo atrs. Segn el propio Gumbrecht, no hay nada
edificante en tales momentos de experiencia esttica: no hay un mensaje ni nada que
realmente podamos aprender de ellos y por eso le gusta referirse a ellos como momentos
de intensidad. Pues lo que sentimos no es probablemente nada ms que un nivel
especficamente alto en el funcionamiento de algunas de nuestras facultades cognitivas,
emocionales, e incluso acaso fsicas (dem: 106). Cuando Kant analiza el concepto de
bello como un juicio de gusto, comienza por establecer que no quiere saberse si la
existencia de la cosa importa o solamente puede importar algo a nosotros o algn otro, sino
de cmo la juzgamos en la mera contemplacin (intuicin o reflexin). El juicio de gusto se
refiere a la pura satisfaccin desinteresada. En otras palabras, ver ganar a su equipo o ver
a su atleta favorito rompiendo un rcord no tendr ninguna utilidad objetiva en la vida
cotidiana. Usted bien puede estar alterado luego de un encuentro excitante, al salir del

41

estadio, y hasta puede sentir alta su autoestima; pero, para cuando llegue a su coche o a la
estacin del metro, usted ya se habr calmado lo suficiente como para darse cuenta de no
hay nada que pueda comprar con la victoria de su equipo (dem: 42).
Es entonces cuando los cientficos sociales y los humanistas tratan de iluminar con
opiniones segn las cuales los deportes, en este caso particular el ftbol, son algo distinto
de lo que parecen corporalmente: conspiraciones polticas y de poder, resultado de procesos
de civilizacin, ejemplo de diferenciacin y distincin social, activos econmicos o
ceremonias sagradas lejanas de la vida cotidiana (dem: 30). Por lo cual pregunto: qu son
los deportes en s mismos? Al menos, no son una actividad de culto como solan ser en la
antigua Grecia 21. Qu es el ftbol entonces? Preguntas estas que inicialmente apuntan en
direccin de quien observa y no de quien prctica 22. En palabras de Gumbrecht, y luego de
revisar conceptos como agn (competencia), aret (lucha por la excelencia), y performance
(cualquier clase de movimiento corporal, en la medida en que lo observemos desde una
perspectiva de presencia), los deportes podran definirse como unas formas de
desempeo atltico que producen una atmsfera de competicin por la excelencia atltica.
(dem: 84-87).
Pero queda un interrogante sin responder: por qu atraen tanto la atencin y por
qu mueven masivamente al planeta dentro de su diversidad siendo que quien ve no se

Vid. Creo que este atractivo reside en la promesa de estar en presencia, en la presencia fsica de una
grandeza que inspira respetuosa reverencia, Elogio de la belleza atltica, pg. 99, a propsito de los himnos
de Pndaro a los juegos.
22
Vuelvo al misterio planteado por Santiago Segurola al inicio del captulo y recuerdo que a raz de que es
necesario entender que el ftbol escapa a la dimensin del significado, por esto mismo representa y plantea
un misterio para las humanidades y no para el deportista o jugador para el cual el misterio sera explicar
y entender el hecho de dotar de significados algo estrictamente material.
21

42

asoma a contemplar el desempeo y la excelencia atltica, o al menos no exclusivamente,


sino ms bien aspira a poder estar en el momento en que ocurren esas cosas?
Entonces, para recapitular, volvamos al placer de mirar para poder desmenuzar la
idea de experiencia esttica dentro de los deportes, partiendo desde la presencia de lo
corporal y su materialidad, para as poder dar paso a la relacin literatura y ftbol. Una
manera fcil y comn de responder a la pregunta por la fascinacin y la atraccin que
ejercen el ftbol en el mundo actual, es argumentar a favor de una supuesta identificacin
de quien no se siente exitoso, con el imaginario ganador que representa un deportista o un
equipo desde un punto de vista social. Tambin se explica con el hecho de poder
exteriorizar frustraciones acumuladas con el simple acto de gritar por un equipo, o
simplemente se habla de que todo ese universo responde a unos interesas econmicos
controlados por un mercado de consumo excesivo 23. Y es que debido a esa falta de funcin

En ms de una ocasin se ha dicho que el ftbol es a veces deporte y siempre negocio. Los datos
parecen dar la razn. En Espaa el impacto total del sector del ftbol profesional en la economa supera,
entre efectos directos e indirectos, los 8.000.000 millones Euros, un 1.7% del PIB general y un 2.5% del PIB
del sector servicios. Los sectores ms beneficiados de la actividad productiva del ftbol profesional son el
textil, la hostelera, las actividades de ocio y multimedia y las telecomunicaciones. Esta relevancia econmica
del baln se traduce al mismo tiempo en la capacidad para generar puestos de trabajo. El sector
proporciona empleo de forma directa e indirecta a 66.000 personas: el ftbol es un negocio y no solamente
para quienes lo practican, que son miles en cada pas. La competicin mueve empresas nacionales y
multinacionales con un nmero de empelados cuya dependencia futbolstica es real. Mueves masas en los
desplazamientos de los equipos y de ello se benefician compaas de aviacin, de autobuses, hoteleras y de
restauracin. En total el ftbol aporta a las arcas del Estado 821 millones de Euros procedentes de la
tributacin por Impuesto sobre el Valor Aadido (IVA), Impuesto sobre la Renta de las Personas Fsicas
(IRPF), Impuesto de Sociedades, Seguridad Social y Quiniela. En todo el mundo las cifras econmicas del
balompi evidencian ms claramente la importancia de este deporte. En 1994 el entonces presidente la FIFA
Joao Havelange, afirmaba: el movimiento del ftbol en el mundo ya alcanza los 225 mil millones de dlares
por ao. Una dcada ms tarde se estimaba que el ftbol generaba 275 mil millones de dlares en todo el
planeta. Los ltimos datos disponibles hablan de un volumen de negocio de 500 mil millones de dlares
anuales. Solo 25 pases en el mundo tiene un PIB superior a la industria del mundo en su conjunto. Tampoco
hay que olvidar que alrededor del deporte rey existe una creciente economa sumergida con Asia como
epicentro, el mayor mercado pirata del mundo, dos de cada tres camisetas vendidas son imitaciones que
impulsa an ms este movimiento. La falsificacin tambin mueve cientos de millones de Euros que no son
declarados y dan de comer a muchas personas. El ftbol como catalizador econmico se observa igualmente
en un fenmeno de reciente aparicin: las apuestas deportivas a travs de la Red. En 2007 se realizaron en
23

43

prctica de los deporte dentro del engranaje social, es necesario contribuir a su legalizacin
como industria y como institucin, atribuyndole elementos crticos que dejen ver aspectos
ms profundos de lo puramente fsico. Y eso es lo que hace la literatura: entrar a legalizar
una prctica como elemento potencializador de la cultura. Esto, por no hablar de todo el
impacto social que tiene la industria del entretenimiento fundada en los deportes a la que
nos referiremos en los captulos siguientes. Es decir, hasta ac, lo nico que he hecho es
enfrentar dos posibilidades de aproximacin a la hora de reconocer las vas por medio de
las cuales se comunican la literatura y el ftbol, o ms especficamente el hombre y su
cuerpo, lo esttico y lo atltico, el mundo y la palabra, o el pie y la pelota de ftbol. De este
modo, mientras la primera parte de este captulo argumentaba a favor de una revisin del
tema a la luz de un proceso de identificacin de conductas, imaginarios y subjetividades al
interior de textos literarios, esta segunda parte aboga por todo lo contrario dejando a un
lado los conceptos interpretativos de exploracin metafsica, defendiendo la presencia del
cuerpo como elemento material y portador en s mismo de su realizacin.
Ahora bien, debido a que la popularidad sin precedentes de los deportes en las
sociedades contemporneas es raramente evocada sin ser leda inmediatamente como un
signo de decadencia, o al menos de alineacin respecto de una supuesta autenticidad
atltica (dem: 29), resulta difcil exponer la idea de ver en los deportes elementos positivos
teniendo en cuenta su condicin de falta de funcin prctica en el mbito cotidiano.
Y la pregunta obligada es: dnde reside o como se podra explicar el posible auge
de la necesidad o la repentina alusin a lo corporal y a su presencia (material) en nuestra

Espaa apuestas por un valor de 650 millones de euros, cantidad que se estimaba rebasase los 1.200
millones en 2008. De todo el dinero recaudado el ftbol acapara el 65%. (Alcaide 2009: 150-160).

44

sociedad actual teniendo como claro ejemplo el fenmeno de los Reality, las cirugas
estticas, la anorexia, los tatuajes y piercings, los chats, lo juegos virtuales, la televisin
HD, el cine 3D y el auge de literatura sobre ftbol? Es una simple fascinacin intelectual?
Va de la mano este desafo con los avances tecnolgicos? Y en cuanto a nuestro tema,
tiene que ver esto con la transformacin que ha sufrido el futbolista pasando de ser un
simple jugador a convertirse en un atleta como se ve hoy en da? Dnde est la respuesta a
porqu se han transformado los mtodos por medio de los cuales se participa del ftbol
teniendo como premisa juegos de videos diseados con la imagen de jugadores reales y la
transmisin de partidos en alta definicin? Preguntas estas que apuntan en una sola
direccin: la implicacin del cuerpo humano y el impacto que esta apuesta ha generado en
nuestros mundos cotidianos especficos. Es decir, el paulatino y progresivo camino que va
de la atribucin de significado a la necesidad de la percepcin sensorial. Sin embargo, esta
va, en apariencia no-semntica, representa, en todo el sentido de la palabra, una
encrucijada en el momento en que el cuerpo se convierte en un espacio de exploracin y
por ende, en un ejercicio infinito de atribucin de significado. Estas preguntas tambin
plantean otro tipo de discusiones y obligan a abrir nuevos espacios de dilogo que permitan
delimitar las fronteras por donde es posible vislumbrar respuestas a nuestra pregunta inicial,
a propsito de los momentos de intensidad que pueden revisarse como un experiencia
esttica cuando vemos un partido de ftbol y cuando leemos una novela o un cuento de
ftbol. Y que por consiguiente, abren una nueva puerta a la hora de examinar los cuentos,
novelas y poemas sobre ftbol.
Pero cmo es posible que aoremos tales momentos de intensidad aunque estos no
tengan resultados o contenidos edificantes que ofrecernos? Qu es lo que provoca placer a

45

los espectadores, en tanto no se concentran exclusivamente en quin gana o quin pierde?


Qu es lo que disfrutan hoy por hoy los espectadores y los lectores? Concentrarse en los
ganadores y en sus estadsticas? (dem: 159).
La cuestin acerca de las razones que motivan esta bsqueda puede estar en que eso
a lo que Gumbrecht llama experiencia esttica pues esta implica el despertar de
sentimientos de intensidad que no se puede encontrar en los mundos cotidianos histrica y
culturalmente especficos en los que vivimos (dem: 106). Por lo tanto, lo que echamos de
menos en un mundo tan saturado por el significado, son los fenmenos e impresiones de
presencia, ya que se han convertido en un objeto primario de deseo (no completamente
consciente) en nuestra cultura actual (dem: 111).
As pues, es preciso rescatar una respuesta del atleta Pablo Morales, tres veces
ganador de oro olmpico en natacin en 1984 y 1992, cuando se le pregunt en 1995 por su
regreso a la actividad deportiva luego del retiro en 1988. Segn l, todo se remonta al hecho
de haber visto por televisin una carrera de relevos de 400 metros para damas. Pablo
Morales reconoci que ver a la nadadora Evelyn Ashford abstrada de la multitud, e incluso
de la misma competencia y verla perdida en la intensidad de la concentracin lo motiv a
volver. Sobre todo, ese sentimiento especial de estar perdido en la intensidad de la
concentracin (dem: 51). Y aqu es necesario volver a Kant para recordar, primero,
aquello de que el juicio de gusto se refiere a la pura satisfaccin desinteresada; segundo,
que no necesitamos conceptos para el juicio esttico porque su carcter desinteresado lo
separa del mundo cotidiano que nos rodea; y tercero, que una definicin de eso ante lo cual
reaccionamos con ese sentimiento interno de placer y que terminamos de calificar de

46

bello sin tener un concepto al respecto sera: Belleza es forma de la finalidad de un


objeto en cuanto es percibida en l sin la representacin de un fin (dem: 45).
En este punto, retomo los conceptos de epifana y presentificacin para poder hacer
un primer examen final a este captulo, y as poder avanzar hacia el siguiente. Por un lado,
es necesario aclarar que la condicin de insularidad de las experiencias estticas, las
cuales despiertan ciertos momentos de intensidad, no permite normas ticas ya que su
fascinacin radica en que ofrecen momentos de intensidad que no hacen parte de los
mundos cotidianos especficos. Todo lo contrario de las normas ticas, las cuales hacen
parte de esos mundos especficos cotidianos. En otras palabras, adaptar la intensidad
esttica a requerimientos ticos significa normalizarla y, en ltimo trmino, diluirla (dem:
108). Del mismo modo, los fenmenos de presencia no pueden sino ser efmeros. No
pueden sino ser efectos de presencia debido a que solo podemos encontrarlos en medio
de una cultura que es una cultura de significado. Por tanto, los fenmenos de presencia
siempre llegan como efectos de presencia porque estn rodeados por, envueltos en, y
acaso incluso mediados por nubes y almohadones de significado. Algo que ac llamaremos
literatura.
En tal caso, la epifana, como efecto y simultaneidad de presencia y significado
efmero imposible de retener, y la presentificacin como un presente ensanchado que
termina acumulando diferentes mundos pasados con sus artefactos en una esfera de
simultaneidad, conducen a la conclusin de que el objeto de deseo que descansa debajo de
todas las culturas histricamente especficas sera la posibilidad de hablar a los muertos,
o tocar los objetos de sus mundos. Entonces si no hay nada edificante en la experiencia
esttica, cul es el efecto de perderse en una fascinacin que oscila entre efectos de

47

presencia y efectos de significado? Una vez que entendemos nuestro deseo por la presencia,
como una reaccin al entorno cotidiano que se ha vuelto tan excesivamente cartesiano en
los ltimos tiempos, tiene sentido la esperanza de que la experiencia esttica pueda
ayudarnos a recuperar la dimensin espacial y corporal de nuestra existencia; por lo tanto
tiene sentido esperar que la experiencia esttica pueda devolvernos, al menos, una
sensacin de nuestro estar-en-el-mundo, en el sentido de ser parte de un mundo de cosas
fsicas. Pero debemos agregar, inmediatamente, que esta sensacin, al menos en nuestra
cultura, no tendr nunca el estatuto de una conquista permanente. Por lo tanto, sera ms
adecuado decir, de modo inverso, que esta experiencia pude prevenirnos de perder
completamente una sensacin, o una remembranza, de la dimensin fsica de nuestras vidas
(dem: 120).
Por tanto, la respuesta a por qu se escriben cuentos, novelas y poemas sobre ftbol
podra encontrarse en el deseo efmero de materialidad que la literatura sobre ftbol permite
alcanzar al permitir epifanas en las que se pueden volver a hacer tocar y ver las
jugadas, los goles y los momentos de intensidad, a partir de la presentificacin de esos
momentos de intensidad por medio de la palabra. Igualmente, a la pregunta qu sentido
tiene ficcionalizar un hecho deportivo de carcter masivo el cual se consume de manera
ntegra dentro de noventa minutos? La respuesta estara de nuevo en la posibilidad de
volver a los mundos pasados en donde se tiende a enfatizar en la dimensin del espacio que
es donde somos capaces de experimentar la ilusin de tocar los objetos que asociamos
con el pasado. Finalmente, qu puede ofrecer un texto literario sobre ftbol que no ofrezca
el partido en s mismo? y qu aportes hace un texto sobre ftbol a la literatura en lengua
espaola?, es el tema del siguiente captulo.

48

3. PITAZO INICIAL

La literatura escrita sobre ftbol en Espaa e Hispanoamrica es variada y extensa


siendo Argentina, Chile, Colombia, Espaa, Mxico y Uruguay los pases donde ms
publicaciones hay entre novelas, cuentos y poesa. Asimismo, en pases como Bolivia,
Cuba, Ecuador, Honduras y Per tambin se encuentran publicaciones como lo son
antologas literarias a propsito del ftbol y libros de cuentos y poesa, pero en menor
medida.
La literatura argentina y su relacin con el ftbol tiene dos nombres principales:
Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa. Dos referentes universales en este tema. Porque a
pesar de que Borges y Bioy Casares escribieron un cuento sobre ftbol en 1942 a cuatro
manos, de que Valdano public el famoso ensayo sobre el miedo escnico das despus de
salir campen del mundo en Mxico 86, de que Roberto Santoro hizo la primera
investigacin bibliogrfica sobre el tema en el Ro de la Plata en 1977, o de que una novela
de Eduardo Sacheri llevada al cine bajo el ttulo La sombra de sus ojos haya ganado el
scar a la mejor pelcula extranjera, an con todo eso, los dos grandes nombres de la
literatura futbolera en Argentina son: Soriano y Fontanarrosa.
Soriano escribi apenas diecisiete cuentos de ftbol, y una novela corta llamada
Memorias de Mster Peregrino Fernndez (1998). Mientras Fontanarrosa escribi
veinticuatro cuentos y una novela llamada El rea 18 (1982). Cada uno con una extensa
obra entre prensa, novelas y cuentos igualmente cruzados por el ftbol constantemente. Sin
embargo, esos pocos cuentos sobre ftbol, y ese par de novelas, han terminado por

49

convertirlos en la voz del ftbol argentino y sus imaginarios. De un lado, Soriano encarna
la voz y la idiosincrasia del interior del pas donde el tiempo vive atascado a medio camino
entre los parajes ms solitarios al mejor estilo del viejo oeste y el eco de las grandes gestas
futbolsticas de esos hroes locales 24. Y del otro, Fontanarrosa deja al descubierto la piel y
el corazn del jugador y del hincha entregado por un equipo en las buenas y en las malas, lo
cual le lleva unas veces a cometer locuras y otras a salir en hombros. Y esto ha sido
suficiente para que juntos sean considerados y ledos, tanto en Latinoamrica como en
Europa, como los paradigmas tanto de escritura como de lectura en este universo llamado
literatura sobre ftbol.
Dos nombres a los que hay que sumar una de las piedras angulares de todo: Bernardo
Canal Feijo, quien en 1924 public Penltimo poema del ftbol en su Santiago del Estero
natal, el cual l mismo edit e ilustr. Un poemario inscrito en la lnea del Polirrtmico a
Gradn que haba publicado en 1922 el poeta Juan Parra del Riego, peruano de nacimiento
pero uruguayo de adopcin. Este es el punto de partida. Sin olvidar por supuesto, que fue
en Buenos Aires, en la revista Atlntida del mes de mayo de 1918, donde se public el
primer cuento de ftbol.
Pero tal vez lo ms relevante de la relacin entre la literatura y el ftbol en Argentina
sea la gran cantidad de antologas de cuentos que hay y que se publican continuamente.
Podra decirse incluso que la relacin cuento-ftbol que se da en Argentina es casi que

En palabras de Sergio Levinsky, periodista y socilogo argentino corresponsal en Barcelona del diario
Jornada, la gente de la Patagonia habla con propiedad del Mundial del 42 como si realmente hubiera
sucedido. Y todo surge gracias a un cuento de Osvaldo Soriano llamado: El hijo de Butch Cassidy. A tal
punto, que durante el rodaje del documental Il Mundial Dimenticato en la Patagonia en 2010, en el que
Levinsky hace el papel de un periodista, la gente se acercaba para decirles que en efecto sus padres y
familiares haban vivido ese Mundial y recordaban perfectamente la final.
24

50

inversamente proporcional a la relacin novela-ftbol que se da en Espaa. En ese sentido,


dado que el estilo de juego de Argentina est personificado histricamente por futbolistas
extraordinariamente talentosos capaces de conducir la pelota por todo el terreno hasta la
lnea de gol como si esta fuera su nica virtud, se podra argumentar el auge del cuento en
Argentina como la representacin de un ftbol de jugadas aisladas e individuales. Todo lo
contrario a lo que sucede en Espaa donde el imaginario del ftbol es colectivo y el estilo
de juego es polifnico, mucho ms cercano al trabajo en grupo que proyectara la novela.
Ahora, otra gran pregunta es por qu la poesa sobre ftbol genera tanto inters editorial en
Espaa bajo el formato de la antologa. Se debe todo al mercado editorial? Hay algn tipo
de relacin entre la poesa y el imaginario del ftbol espaol? Representa la poesa un
canon clsico en sus diversas formas que ira ligado directa o indirectamente a la idea de
juego tradicional en Espaa?
Volviendo a la literatura argentina, los cuentos de Osvaldo Soriano se publicaron en
Memorias del Mster Peregrino Fernndez y otros relatos del ftbol (1997); Roberto
Fontanarrosa hizo una antologa titulada Cuentos de ftbol argentino (1997) y public
todos sus relatos en el libro Cuentos de ftbol (2002); Eduardo Sacheri hizo lo propio en
Esperndolo a Tito y otros cuentos de ftbol (2002) y Lo raro empez despus (2003); la
editorial Colihue public la antologa Pelotas chicas pelotas grandes (2006); Alejandro
Apo hizo la antologa Y el ftbol cont un cuento (2007); Rafael Bielsa public Fuga y
misterio, Cuentos de amor y ftbol (2008); Rodolfo Braceli escribi Perfume de gol (2009)
donde se profundiza en la relacin que hay entre el ftbol y mujer, y Mara Rosa Lojo hizo
la antologa de cuentos de ftbol escritos por mujeres Mujeres con pelotas (2010). Todo

51

esto sin contar el catlogo de la editorial Ediciones Al Arco, la cual desde su nacimiento en
2002 ha publicado ms de 70 libros entre crnicas y cuentos de ftbol.
Del mismo modo, con el pasar de los aos han ido surgiendo otras voces igual de
interesadas en reflexionar y trabajar esa relacin literatura y ftbol desde la novela como
son lvaro Yunque con Muchachos del sur (1957); Fernando Niembro con la novela
Inocente (1995) escrita junto con Julio Llins y que tiene como tema el Mundial de USA
94, la CIA, Maradona y el narcotrfico colombiano; Horacio Convertini con El refuerzo
(2009) y El ltimo milagro (2014) sobre el mundo de la mafia y las barras bravas; y
Papeles en el viento (2011) de Eduardo Sacheri. Asimismo el cuento y la poesa sobre
ftbol han sido cultivados por: Juan Gelman, Mempo Giardinelli, Juan Sasturain, Ernesto
Sbato, Walter Vargas, Csar Fernndez Romero, Baldomero Fernndez Moreno,
Alejandro Dolina, Alejandro Apo, Luisa Valenzuela, Mara Rita Figueira, Silvia Miguens,
Fabin Casas, Diego Lucero, y Cristian Garfalo junto con futbolistas y directores tcnicos
como ngel Cappa, el mismo Jorge Valdano, Helenio Herrera y Claudio Morresi. Debido a
lo cual el diario Clarn de Argentina dedic un nmero entero a la relacin que existe entre
el ftbol y la literatura 25.
En Chile hay dos novelas: So que la nieve arda (1981) de Antonio Skrmeta donde
se cuenta la historia de un joven futbolista de provincia que llega a Santiago para triunfar,
en medio de la tensin poltica de la dcada del setenta y la del ochenta; y El fantasista
(2006) de Hernn Rivera Letelier, una fbula sobre el genio del ftbol que llega al ltimo
rincn del mundo y es recibido como un mesas. Asimismo, est el libro de cuentos

Revista Ee (www.revistaenie.com), suplemento del diario Clarn, 26 de mayo de 2006, das antes del
inicio del Campeonato Mundial de Ftbol celebrado en Alemania.
25

52

Hinchas y goles (1994) de Poli Delano, los cuentos de ftbol escritos por Reinaldo
Marchant, Roberto Bolao, Francisco Mouat, Rivera Letelier, Fernando Alegra, y Antonio
Skrmeta; y poemas de Pablo Neruda, Samuel Orellana, scar Hahn, Nicanor Parra, Juan
Carlos Villavicencio y Claudio Bertoni, adems del libro Redonda pasin: pica y lrica del
ftbol chileno (2011) de Juan Oyaneder y Erick Pohlhammer.
En Colombia la relacin entre literatura y ftbol ha dado siete novelas: Entre
perdedores (2006) de Ethan Frank Tejada, sobre la brujera en el ftbol; El ngel del ftbol
(2006) de Pedro Domnguez Salgar; Autogol (2009) de Ricardo Silva Romero, sobre el
asesinato de Andrs Escobar; Pelota de trapo (2009) de Adalberto Agudelo Duque, que
cuenta la historia de un equipo de ftbol de amigos en un paraje olvidado; Calcio! (2010)
de Juan Esteban Constan, que es una suerte de pesquisa histrica a propsito del primer
partido de ftbol; El da que el ftbol muri (2011) de Andrs Salcedo, sobre la historia del
gran Heleno de Freitas y su paso por el Junior de Barranquilla; y Los fantasmas de Sarri
visten de chndal (2012) de Wilmar Cabrera, donde se recrea el Italia-Brasil del Mundial
de Espaa 82. A las que hay que sumar la recopilacin Cuentos de ftbol (1998) de
Editorial Magisterio preparada por Federico Daz-Granados; Rey de corazones, el Medelln
una pasin crnica (2004) que recoge cuentos y crnicas sobre el Deportivo Independiente
Medelln; la coleccin de cuentos Gol (2007) publicada por la Universidad de Caldas; la
antologa de cuentos El ftbol se lee (2011) seleccin y prlogo de Luis Alejandro Daz
Zuluaga, publicado por el Instituto Distrital de las Artes de Bogot dentro de la campaa
Libro al Viento del cual se publicaron 40.000 ejemplares que se distribuyeron
gratuitamente en estaciones de buses, plazas de mercado, bibliotecas, colegios y parques de
Bogot; y la coleccin de cuentos Tiro libre de Diego Mauricio Corts merecedor del

53

Premio Nacional de Cuento de la Cmara de Comercio de Medelln en 2013. Asimismo,


crnicas y cuentos de Gabriel Garca Mrquez, Mario Mendoza, scar Collazos, Octavio
Escobar Giraldo, Pablo Arango, Daniel Samper Pizano, Laura Restrepo, lvaro Cepeda
Zamudio, Fernando Arajo y poemas de Ramn Cote Baraibar, Juan Manuel Roca y
Wilmer Daza. Adems de la edicin de la revista Diners 26 dedicada al ftbol y las letras, y
de las revistas literario futboleras El Escorpin 27 y Scrates 28, que reproducen el modelo
planteado por las revistas espaolas Panenka y Lbero, las cuales nacen como una
alternativa editorial en la que se procura ofrecer una mirada a la narrativa que subyace bajo
el juego a travs del futbolista, pensando siempre el ftbol como si este fuera un texto
literario en s mismo.
En Espaa, hay veintiuna novelas sobre ftbol sin contar las ganadoras del premio
literario de novela deportiva publicadas por la revista Don Baln y del certamen de libro
deportivo del diario Marca 29. La primera de todas es El coloso de Rande (1927) de Jos
Luis Bullagal, la cual es la primera novela sobre ftbol publicada en espaol que cuenta la
historia de un futbolista en Galicia. Le sigue Chiripi (1931) de Juan Antonio de
Zunzunegui, una novela de cuadros de costumbres realista que cuenta la historia de un
taxista llamado Jos Gmez apodado Chiripa, que llega a ser futbolista profesional
Revista Diners (Bogot), XLIII, nm. 435, junio de 2006.
www.elescorpion.co
28
www.revistasocrates.com
29
La novelas ganadoras del premio Don Baln fueron: Domstico de lujo (1987) de Luis Blanco, Ensayo de
banda (1988) de Jess Torbado, Resplandor sobre el csped o la Espaa del Buitre (1989) de Antonio Olano,
Dnde est el delantero centro (1989) de Joan Valls y Gary Lineker, Crner (1992) de Alfonso Martnez, El
ojeador (1994) de Ral Torres, Caldera de pasiones (1996) de Carlos Toro, y Negocio redondo (1996) de
Miguel ngel Nieto. Y las ganadoras del certamen de libro deportivo del Diario Marca fueron: Cromos en el
chocolate amargo de Antonio Lorencio y La mquina del cholo de Diego Izco en 2002, Libre directo de Jos
Mara Albert Paco y Tez color de aceituna de Jess Enrique Martnez en 2003, Plomo en los bolsillos de nder
Izaguirre y Aquel gol del 57 de scar Castellanos en 2004, Robando tiempo a la muerte de Sebastin Alvaro y
David Torres y El ltimo minuto de Amalio Jos Cuevas en 2005, El abrazo del alma de Gonzalo Fleitas y
Rebelin en la sangre de Gabriel Gascn en 2006.
26
27

54

teniendo como teln de fondo Bilbao. Luego viene El sistema Pelegrn (1949) de
Wenceslao Fernndez la cual tiene como protagonista a un agente de seguros de capa cada
que un da encuentra trabajo en un colegio como un improvisado profesor de educacin
fsica. Despus estn Pan y ftbol (1961) de ngel Ziga, otra novela de costumbres
donde se cuenta la historia de Jaime Granell, un joven campesino de Valencia que llega a
ser futbolista profesional en plena posguerra, y Los das como pjaros (1962) de Luciano
Castan. Ya entonces aparecen Los once y uno (1964) de Gonzalo Surez que narra la
historia de un tal Hiplito Hernndez por medio del cual el autor quiso ficcionalizar a
Helenio Herrera; El delantero centro fue asesinado al atardecer (1988) de Manuel Vzquez
Montalbn donde Pepe Carvalho se ve obligado a investigar unas extraas amenazas que
han ido llegado a un importante equipo de ftbol de Barcelona; Fuera de juego (1988) que
lleva por subttulo Diario de un futbolista encerrado y Regreso a Vadinia (2010) ambas de
Manuel Vicente Gonzlez; Fuera de juego (2000) de Antonio Mrida; Cuando ramos los
mejores (1997) de J.J. Armas Marcelo que narra la historia de un muchacho de Gran
Canaria y su sueo de jugar en el Real Madrid; El factor Rh. (2003) de Carlos Eugenio
Lpez que cuenta la historia de Kakanka, un portero africano que un da llega a interesar al
Bilbao; El gol imposible (2006) de Enrique Snchez que es la historia de un periodista
deportivo que intenta reconstruir la extraa muerte de futbolista que est vivo pero que l
crea muerto; El abrazo del alma (2007) de Gonzalo Fleitas sobre el Mundial de Argentina
78 en plena dictadura miliar; Saber perder (2008) de David Trueba sobre la historia de un
futbolista argentino recin llegado a un club grande de Madrid y toda la presin que eso
conlleva que recibi el Premio Crtica de Narrativa; Ruido de fondo (2008) de David Gistau
que se centra en el tema de las barras bravas; Aquella edad inolvidable (2012) de Ramiro
Pinilla sobre un jugador del Athletic Club al que el ftbol le tiene preparado el gol ms

55

importante de su vida a un precio muy alto para su juventud; El intruso (2013) de Daniel
Vzquez Salls a propsito de un Barcelona modelo 2020 anclado y atormentado por la
gloriosa edad dorada de Guardiola; Fuera de juego (2013) de Miguel ngel Ortiz sobre la
adolescencia; y dos novelas escritas por mujeres, 30 la primera: Fuera de Juego (2013) de
Laura Estvez que tiene como tema el amao de partidos, y la segunda: La muerte del 9
(2014) de la escritora Paz Castell donde tambin se recrea el mundo de las mafias en el
ftbol.
Tambin estn los libros de cuentos: El gol nuestro de cada da (1961) de Juan de
Diego; Once cuentos de ftbol (1963) de Camilo Jos Cela, El Betis la marcha verde
(2008) y Gol sur cuentos del Cdiz (2008) de Antonio Hernndez, Relatos en verdiblanco
(2007) sobre el centenario del Betis; y poemas de Rafael Alberti, Miguel Hernndez,
Gerardo Diego, Gabriel Celaya y Luis Garca Montero, y cuentos de Rosa Regs, Bernardo
Atxaga, Enrique Vila-Matas, Miguel Delibes, Javier Maras, Almudena Grandes, Soledad
Puertolas, Ana Mara Moix, Francisco Umbral, Vicente Verd, Jos Luis Sampedro,
Manuel Vicent, Ignacio Martnez de Pisn, Juan Pedro Aparicio y Juan Carlos Mrquez.
Sin olvidar la antologa Los nobel del ftbol de Jorge Omar Prez, producto del espacio
Els Nobel del Futbol que se desarroll en noviembre de 2005 durante el I Sal del Llibre
de Barcelona, ni la edicin especial del suplemento literario Babelia del peridico El Pas
de Espaa 31 dedicado al ftbol y la literatura, as como tampoco el nmero de verano de

La primera aportacin literaria femenina al ftbol fue la de la periodista de Josefina Carabias, La mujer en
el ftbol (1950) que recoge artculos de la prensa. Y la novela pionera publicada por una mujer en el mbito
hispano fue El nacimiento del Martnez balompi de Juana Trulls en 1989, la cual result ganadora del V
Premio Literario de Novela Deportiva Don Baln.
31
El suplemento fue publicado el sbado 31 de mayo de 2008 con el peridico El Pas
(www.elpais.com/suple/babelia).
30

56

2012 de la revista EE 32 dedicada a las escritoras y el ftbol; y la edicin que hizo la


revista Qu Leer dedicada a las letras y el ftbol con motivo de la LXIX Feria del Libro de
Madrid 33.
Asimismo, el fenmeno literatura y ftbol en Espaa ha generado recientemente dos
revistas: Panenka 34, que tiene como subttulo El ftbol que se lee, y se publica en Barcelona
desde el verano de 2011, y Libero 35, que lleva como subttulo Ftbol, nostalgia, estilo,
cultura, relatos, y se publica en Madrid desde el verano de 2012.
Ambas comparten el compromiso de prolongar, fomentar y contribuir a enriquecer la
relacin literatura y ftbol en el mbito hispano, dedicando una seccin de las revistas a
crticas de libros sobre ftbol, organizando concursos de cuentos de ftbol, publicando
crnicas e historias de equipos y jugadores, e invitando y entrevistando a escritores para
que escriban y hablen de la relacin literatura y ftbol, tanto desde su experiencia como
escritores, como de su faceta de lectores. Revistas que continan el legado de esos
pequeos almanaques de bolsillo como El once, de mitad de siglo veinte, donde se
publicaban cuentos de boxeo, mximas sobre ftbol, horscopos futboleros, manuales sobre
lucha libre, poemas al ftbol, caricaturas sobre deportes y pequeas crnicas ciclsticas.
Solo cabe mencionar el hecho de que cuatro novelas llevan el ttulo Fuera de juego
teniendo como aos de edicin 1998, 2000 y 2013: tres estn escritas por hombres y una
por una mujer. Asimismo, el ttulo El gol nuestro de cada da se repite tanto en una
antologa de cuentos de 1961 como en una antologa de poesa del ao 2009.

Revista EE, nm. 30, verano 2012.


Revista Que Leer, XXVI, nm. 213, junio de 2010.
34
www.panenka.org
35
www.revistalibero.com
32
33

57

En Mxico est la novela El ltimo campeonato (1997) de Pedro ngel Palau, el libro
de cuentos Siete historias de ftbol (1971) publicado por la Editorial Extemporneos; los
cuentos Olvidos memorables (1996) de Toms Granados Salinas as como los dos tomos de
cuentos de ftbol publicados por la Editorial Ficticia dentro su coleccin Ediciones del
Futbolista titulados Tambin el ltimo minuto (2006) y Cuentos mundialistas (2010) y la
antologa de cuentos Hambre de gol (2010) hecha por Ignacio Trejo. Tambin estn los
cuentos y crnicas de Juan Villoro Guillermo Samperio, Jess Ramn Ibarra y Eduardo
Ruiz y los poemas de Antonio Deltoro, Eduardo Zambrano y Jos Eugenio Snchez.
Y en Uruguay aparece la figura de Eduardo Galeano como gran responsable y
promotor de la legitimacin de la relacin literatura y ftbol en el mbito hispano, con su
antologa Su majestad el ftbol de 1968. Sin olvidar por supuesto al poeta Juan Parra del
Riego quien public en 1922 en Montevideo el Polirrtmico dinmico a Gradn, Loa al
ftbol y Aspectos psicolgicos del ftbol y a Horacio Quiroga y su cuento Juan Polti
el cual fue el primer cuento de ftbol escrito y publicado en espaol en 1918; as como los
poemas y cuentos de Mario Benedetti, Horacio Ferrer, Felisberto Hernndez, Enrique
Estrzulas, Jorge Sclavo y Manuel Picn, y la antologa Literatura y ftbol en Uruguay
(1991) de la Editorial Arca, hecha por Pablo Rocca.
Finalmente, en Honduras est el libro La garra catracha (2010) donde la profesora
Helen Umaa se dio a la tarea de recopilar todos los textos literarios escritos en Honduras
sobre el ftbol. En Per est la antologa: Bien jugado, letras y pasin en el ftbol peruano
(2011) de Jorge Eslava y la novela La pena mxima (2014) de Santiago Roncagliolo. En
Cuba est el libro de cuentos de ftbol cubano Cbalas y Amuletos (2011) del escritor
villaclareo Ariel Lunar, y la novela juvenil Terreno de nadie de Ariel Ribeaux Diago

58

ambientada entre Hait y Cuba. En Ecuador aparece el libro de cuentos Siete historias
(2004) de Ral Prez Torres; la Biblioteca del ftbol ecuatoriano (2006) coordinada por
Fernando Carrin, 36 y la novela Sbados de ftbol (2007) Jos Hidalgo Pallares. Y ya como
pieza nica est la correspondencia futbolera que Juan Villoro y Martn Caparrs ambos
galardonados con el Premio Herralde, intercambiaron durante el Mundial de Sudfrica
2010 y que fue publicndose por entregas en las revistas Letras Libres de Mxico y Soho
de Colombia, hasta su publicacin ntegra bajo el ttulo Ida y vuelta.
Ahora bien, en cuanto a la poesa, Juan Parra del Riego publica su Loa al ftbol en
1918 y su Polirrtmico a Gradn en 1922 en Montevideo, mientras su amigo Bernardo
Canal Feijo publica el poemario Penltimo poema del ftbol en Santiago del Estero en
1924 37. Dos momentos vanguardistas que abrieron una puerta creadora, novedosa e
impensada a comienzos del siglo XX gracias a que sus autores vieron en el ftbol un
elemento creador y dinmico. Ms tarde llegaran la famosa Oda a Platko de Alberti, la
Contraoda del poeta de la Real Sociedad de Gabriel Celaya en 1928 y la Elega al
Guardameta de Miguel Hernndez en 1932. Debido a esto, han sido muchos los poetas a
lo largo y ancho del mbito hispano que han escrito y dedicado versos al ftbol gracias lo
cual aparecen cuatro antologas publicadas en Espaa donde se recogen todos los versos
escritos hasta el momento: pica y lrica del ftbol de Julin Garca Candau; Poesa a
patadas y El gol nuestro de cada da de Francisco Uriz; Un baln envenenado de Luis
Garca Montero y Jess Garca Snchez; y el poemario Las pieles del baln de Wilmer
Daza.
La Biblioteca del ftbol ecuatoriano, coordinada por Fernando Carrin y publicada por FLACSO Ecuador en
2006 consta de 5 tomos: Ftbol y literatura, Ftbol y periodismo, Ftbol y economa, Ftbol e historia y
Ftbol y sociedad.
37
El mismo ao en que Josep Maria Lpez Pic escribe y publica su poema Ftbol en cataln (Uriz 2010:
25).
36

59

Ya en cuanto al abordaje de este tema, tanto la Revista de Occidente 38 como la revista


Cuadernos Hispanoamericanos 39 dedicaron tres nmeros a plantear y discutir el tema del
mismo modo que en Ecuador la FLACSO le dedic el primer tomo de su Biblioteca del
Ftbol Ecuatoriano. Jess Castan Rodrguez hizo un estudio bibliogrfico llamado:
Creacin literatura y ftbol en Espaa 40 y el profesor Ottmar Ette escribi un ensayo sobre
la relacin Literatura y ftbol en Costa Rica a propsito de la inauguracin del Mundial de
Alemania en 2006 donde los locales se enfrentaron a los centroamericanos en el partido
inaugural.

4. RUEDA LA PALABRA, RUEDA LA PELOTA: ORGENES

Este captulo tiene como propsito hacer un anlisis de las seis primeras novelas
publicadas: El coloso de Rande (1927) de Jos Luis Bugallal de Chiripi (1931) de Juan
Antonio de Zunzunegui de, El sistema Pelegrn (1949) de Wenceslao Fernndez de,
Muchachos del sur (1957) de lvaro Yunque de, Pan y ftbol (1961) de ngel Ziga de, y
Los das como pjaros (1963), de Luciano Castan.
Una vez hecho esto anterior, se han establecido siete temas a saber para poder
clasificar los dems textos en: poltica y juegos de poder, lenguaje, historia, barras bravas y
violencia, poesa, mujeres, y un tema final llamado el alargue que a su vez se divide en
Revista de Occidente, nms. 62 y 63, julio-agosto de 1986, y nm. 351, julio-agosto de 2010.
Cuadernos Hispanoamericanos, nm. 581, noviembre de 1998.
40
Una revisin exhaustiva es la que hace Jess Rodrguez Castan en el libro Creacin literatura y ftbol,
Valladolid, Edicin del autor, 1991. All se encuentra un detallado catlogo dcada tras dcada hasta 1980,
en el que se organizan las publicaciones con tema futbolstico en Espaa por distintos gneros: teatro,
novela, poesa, etc.
38
39

60

cuatro subtemas: ftbol y religin, ftbol y representaciones populares, ftbol y campaas


sociales y ftbol y marketing. Y todo con un objetivo: encontrar las claves a las preguntas
hechas anteriormente: qu puede ofrecer un texto literario sobre ftbol que no ofrezca el
partido en s mismo?, y qu aportes hace un texto sobre ftbol a la literatura en lengua
espaola?
Ac se pretende ahondar en los imaginarios y las conductas de cada uno de estos
pases en particular, aprovechando la gran cantidad de textos que sobre este tema se
publican constantemente. Ahondar en la manera como se habla de ftbol, los rasgos de
identidad que genera, y bsicamente, jugar a reconocer las caractersticas particulares y
principales de una sociedad por la manera como vive, juega y piensa este deporte, y su
importancia a la hora de transformarse a s misma en un elemento ficcionalizable gracias a
su devocin por la pelota.
De este modo, los textos han sido clasificados uno a uno dentro de un tema
especfico donde la discusin se centrar en la manera como la ficcin aborda ese aspecto y
las expectativas e inquietudes que se plantean desde all hacia la realidad y el da a da del
ftbol. En otras palabras: revisar la historia de nuestros pueblos a la luz de la historia del
ftbol y los puntos de encuentro que se han dado gracias a la palabra. Y as participar de los
procesos histricos haciendo parte de ellos, siempre de la mano del ftbol.
Antes de empezar a hablar de esas cinco primeras novelas vale la pena traer dos
textos a colacin. El primero es un fragmento de una resea que hace Ricardo Domnech
de Los das como pjaros de Luciano Castan:

61
Los das como pjaros no es una novela genial. Pero es una buena novela, una interesante
novela, cuyo mrito fundamental estriba, a mi modo de ver, en ser la primera que nos
muestra con objetividad, rigor y conocimiento de causa, el mundo del ftbol (Domnech
1963: 89).

Un prrafo que permite deducir que la narrativa sobre ftbol publicada hasta el
momento no muestra con objetividad este tema, como s lo hace la de Luciano Castan
publicada en 1962. Y es que a diferencia de los 5 escritores que previamente han publicado
una novela similar, Luciano Castan lleg a ser futbolista profesional 41. El otro texto es un
fragmento de la novelita El hijo mal hecho incluida en el libro de relatos El gol nuestro
de cada da (1961) de Juan de Diego:

Ensimismado en estos pensamientos se olvid del peridico. Pero de pronto record el


articulejo que haba estado leyendo antes de que le interrumpiese la criada con su
inoportuno mensaje sastreril.

De qu hablaba el artculo?... Ah s; de lo que ganan los futbolistas.

Cifras fabulosas, increbles, le bailaron delante de los ojos. Mentalmente calcul que Di
Stefano ganaba a la hora lo que l en un mes, contando puntos y pagas extraordinarias, y
que Vav no necesitaba ms de ocho das para igualarle el sueo del ao.

Se puso de mal humor. Tiro el peridico al suelo y empez a pasear por el cuarto. Los
baldosines faltos de cemento en las junturas se quejaban con estridente roce al sentir el peso
Luciano Castan Fernndez naci en el barrio La Arena de Gijn el 6 de abril de 1926 y muri en la misma
ciudad el 5 de enero de 1987. Como futbolista debut en el Sporting de Gijn contra el Granada C.F. en El
Molinn el 12 de noviembre de 1944 en la victoria 3-1 anotando uno de los goles y all estuvo hasta 1949. En
1949 va al Avils y all est hasta 1951 cuando ficha por el Cdiz C.F. hasta 1953 y se retira debido a
problemas renales. Entre 1958 y 1973 publica las novelas Del cielo una mirada, El viento dobl la esquina,
Los das como pjaros, Vivimos de noche, y Los huidos, dejando inditas las novelas: La caracola rota, El faro
y las gaviotas, Nando el boxe y Saldo humano. Antes de morir, y debido a no haber sido reconocido como un
autor de ficcin, declar que Si todo este material saliera a la luz quizs la gente me lo reconocera, o por
lo menos reconocera en m las posibilidades que tengo como escritor de creacin (Campal: 2008).

41

62
de su cuerpo. Sobre la mesa estaba an la envoltura del chocolate que Manolito se haba
llevado metido en un trozo de pan al colegio para que le sirviese de merienda. Junto al
papel de plata haba una estampita impresa a todo color. Era el cromo de un futbolista.
Qu estupidez! -recordaba que haba dicho Manolito al verlo-. No te parece, pap, que
Espaa sera menos inculta si los fabricantes de chocolates metiesen en sus productos
cromos de inventores o sabios en vez de jugadores de ftbol? (De Diego 1961: 14).

Estos dos fragmentos dejan ver una realidad dual: de un lado se aprecia que el
negocio del ftbol genera un inters econmico desde siempre al punto de que en la
novelita de Juan de Diego el padre hace todo lo posible para evitar que su hijo estudie
obligndolo a que se convierta en un futbolista profesional, ya que esta es una va ms
rpida para conseguir dinero y fama, y de otro se busca conocer y desentraar el universo
deportivo del ftbol de manera legtima. O sea, mientras que el narrador de la novelita El
hijo mal hecho dice: antes solo existan dos mtodos para que los espaoles se hiciesen
ricos de la noche a la maana: la Lotera de Navidad y que les saliese un hijo torero. En
estos aos, sin embargo, y gracias a don Santiago Bernabu y otros esforzados varones,
esos medios de riqueza se han incrementado con el ftbol (dem: 9), en la resea de
Domnech sobre se dice que no importan los defectos de forma y estructura ya que la
novela muestra por primera vez el mundo del ftbol desde adentro.
Esta dualidad entre el ftbol como deporte y el ftbol como hecho social es lo que
despierta el inters de Bugallal, Zunzunegui, Wenceslao, Yunque, Castan y Ziga al
mismo tiempo que es el gran misterio que ellos intentan desvelar a lo largo de cada pgina
desde perspectivas diferentes. Y es que de repente el mundo rural y el mundo urbano se ven
invadidos por un elemento como el ftbol en el que no hay fronteras y del cual se puede
participar desde muchos ngulos. Esta modernidad que trae el ftbol desde todos sus

63

matices le permite a los escritores desmenuzar sus sociedades para dar cuenta de los
procesos de cambio y de mentalidad de sus habitantes, a propsito de un deporte que surge
como reflejo de la excelencia deportiva pero que lentamente se va conviertiendo en una
profesin.
As pues, las novelas: El coloso de Rande, Chiripi y Pan y ftbol hablan del impacto
que tiene el ftbol como elemento propio de la modernidad en el mundo rural y en los
sectores ms humildes. Es decir, por medio de estas novelas se ve la apropiacin que
lentamente se va haciendo del ftbol en los barrios pobres y en los pueblos y en el campo, o
dicho de otro modo, se ve la manera como el ftbol empieza a impregnar cada centmetro
de la vida de la gente tanto dentro de las ciudades como fuera de ellas. Porque entre las dos
primeras de 1927 y 1931, y la tercera de 1961, se ve claramente la progresin y el choque
de imaginarios entre el ftbol como una prctica sin profesionalizacin en las dos primeras,
y un ftbol como profesin en la tercera. Y el tema queda muy claro: tanto en El coloso de
Rande como en Chiripi, hay una crtica constante al hecho de que alguien quiera
profesionalizar el ftbol comprando y vendiendo jugadores y ofreciendo contratos a los
futbolistas. En estas dos novelas el ftbol es en s mismo un acto romntico que jams
podr equipararse a una profesin ya que quienes lo practican viven de la fama y del
renombre que este da. Por cuanto la nobleza del ftbol reside en que se juegue por el honor
de ganar la excelencia deportiva aprovechando el hecho de tener jugadores locales
talentosos capaces de dar el salto a la seleccin nacional. Todo lo contrario a lo que se
plantea en la novela Pan y ftbol (1961) en donde el ftbol es ya una alternativa econmica
real de trabajo que puede llegar a complementar los beneficios de trabajar la tierra, como se
ve a lo largo de la historia en la vida de Jaime Granell.

64

La primera novela sobre ftbol escrita y publicada en el mbito hispano fue El


coloso de Rande, (1927) de Jos Luis Bullagal, en, un escritor y periodista gallego nacido
en La Corua en 1899. Una novela que lleva consigo el aire modernista de la poca pues
sus protagonistas son dos jvenes que viven el ftbol desde el romanticismo propio de un
deporte que en ningn caso puede llegar a convertirse en una profesin. Esta novela cuenta
la historia de Nacho Olivares y de Jaime Montalbn quienes juegan en el club Victoria de
Villamar. Estos dos jugadores representan el modernismo en toda su dimensin ya que son
amados por las mujeres que los reciben con sonrisas hermosas y personifican el ideal
deportivo que por esos das encarnaba el portero Ricardo Zamora. Es la poca en la que
empez a hablarse de la la furia espaola para denominar el espritu de la seleccin de
ftbol espaola la cual marc una poca por su espritu de entrega y su excelencia
deportiva 42. Y tal vez debido a eso, esta novela une por primera vez dos mundos distantes
entre s en ese momento como son la alta sociedad y el deporte, por medio del
cosmopolitismo que ofrece un romance veraniego entre un futbolistas y una atractiva mujer
y todo lo que tenga que ver con las cosas novedosas que van surgiendo da a da. Al final,
Jaime Montalbn termina siendo llamado El coloso de Rande por ese talento inigualable
que lo lleva incluso a ser convocado por la seleccin espaola para jugar un partido contra
Dinamarca a jugarse en San Mams, en donde anota un gol. Es decir, la novela es un
bosquejo del ideal modernista y romntico de la poca donde el futbolista es al mismo
42

Vid. Amberes, 1 de septiembre de 1920. La seleccin espaola de ftbol disputa los primeros partidos de
su historia y lo hace en los Juegos Olmpicos, con un equipo que mezcla jugadores vascos y catalanes. En la
segunda parte nace el mito de la furia espaola, cuando Sabino lanza una falta contra el marco de la
seleccin de Suecia que va ganando por 1-0. En el rea espera Jos Mara Belausteguigoitia, quien lanza un
grito que quedar recogido para la posteridad en la crnica del nico periodista espaol presente: A m el
pelotn, Sabino, que los arrollo!. Belauste se llev por delante de quien fue preciso y entr en la portera
con el baln incrustado en el pecho. Este jugador fue fundador de ANV (Accin Nacionalista Vasca) por lo
que muchos aos despus tuvo que ir al exilio al gritar Muera Espaa! durante un mitin en Bilbao, Xavier
Luque, La Vanguardia, domingo 21 de septiembre 2014, pp. 84.

65

tiempo hroe y galn, hombre y mundo, belleza y espectculo, cultura fsica clsica y
modernidad, identidad y patria. En una palabra: cosmopolitismo literario futbolero al
servicio del discurso de nacin que se fortalece con las gestas deportivas. Una novela que
tiene como epgrafe el siguiente texto a modo de ofrenda a los hroes de la seleccin
olmpica de ftbol:
Ofrenda

A los colosos del parque Duden.


A los leones rojos de Forest.
A los consagradores de la furia espaola.
A los paladines del len rampante.
A los quijotes del deporte hispano.
A los vencedores de Dinamarca.
Al primer equipo olmpico espaol.
A los once inimitables deportistas que, ostentando sobre sus corazones el emblema
nacional, escribieron la pgina ms gloriosa del historial deportivo de Espaa.
A los once esforzados patriotas que en la tarde del sbado 28 de agosto de 1920 dieron un
golpe de muerte a la Espaa de pandereta.
Al nuevo tercio que, en los campos de Flandes, pele con fiereza y bravura conquistando
para Espaa una nueva jornada triunfal.
A Ricardo Zamora.
A Luis Otero.
A Mariano Arrate.
A Jos Samitier.
A Jos Belausteguigoitia.
A Ramn Eguizbal.
A Francisco Pagazaurtunda.
A Flix Sesmaga.
A Patricio Arabolaza.
A Rafael Moreno.
A Domingo Acedo.

66

Homenaje humilde de su admirador ms ferviente.

El autor

En Chiripi (Historia bufo-sentimental de un jugador de foot ball) se cuenta la


historia de Jos Gmez, un taxista que gracias a un gol que hace de chiripa en un partido de
ftbol entre taxistas y conductores, se vuelve famoso. La novela esta divida por partes
como un partido de ftbol: Pataleo preliminar; Primer tiempo; Segundo tiempo; y Prrroga
y a lo largo de sus pginas se cuenta la historia del protagonista pasando por sus inicios
hasta el final de su carrera. Esta tiene como epicentro Bilbao al igual que Aquella edad
inolvidable, El factor RH y El otro rbol de Guernica. Por qu en Bilbao? Pues porque
por all entr el ftbol a Espaa 43. Esta novela permite recrear las diferentes esferas que hay
dentro de la ciudad, y la manera como el ftbol escala posiciones hasta convertirse en un
modelo de vida y en un agente socializador moderno en plenos aos veinte, ya que Jos
Gmez es contratado por un club y este hecho hace que su vida de un giro de ciento
ochenta grados. Y todo gracias a los cuadros de costumbres que van dejando al desnudo el
da a da de la gente con todos sus miedos y obsesiones, pero tambin con todos sus sueos
y con la cotidianidad de las labores diarias. Porque ya desde el comienzo se pone en entre
dicho la posibilidad de que un equipo cataln se lleve a Jos Gmez en un claro intento por
imponer un ftbol profesional con compra y venta de jugadores, que no tiene cabida en la
ciudad ya que el ftbol es un patrimonio al que no se le puede poner precio. Los clubes
surgen entonces como una pequea alternativa de progreso social ya que funcionan como
El ftbol vino a Espaa por Bilbao, porque los ingleses descubrieron los campos de Averly y de Lamiaco
desde sus barcos. Los marinos ingleses se colocaron una mano visera sobre los ojos y exclamaron al
contemplar aquellas zonas verdes: Football! (Gallego Morel 1982: 44).

43

67

epicentros de orgullo y honor reflejados en logros deportivos para toda la comunidad. El


ftbol vive del talento natural del jugador que es aprovechado por una burguesa que pone a
este hroe al servicio de la comunidad, y al mismo tiempo dota a esa comunidad de una
identidad materializando todos los imaginarios latentes por medio de las gestas deportivas.
De este modo, Chiripi pasa por las etapas del hroe yendo del xito con las mujeres
y como delantero centro del equipo, hacia la decadencia y el regreso a su origen humilde.
Pero esto no impide que el ftbol se muestre en toda su magnitud con imgenes en las que
los fotgrafos se agolpan para poder sacar las instantneas de los jugadores ante la ovacin
del pblico, o los nervios y el silencio que se desliza cuando se lanza la moneda al aire. Sin
embargo, la ciudad tambin es protagonista con su ambiente citadino de comienzos de siglo
XX mostrando la colectividad y la fuerza del trajn diario. El ftbol, adems, es visto como
un elemento cargado de valores morales capaces de alejar a la gente de las verbenas y de
los prostbulos.
Al final, en tiempo de prrroga, Zunzunegui ofrece tres posibles finales a su
personaje siguiendo el estilo de Unamuno de quien fue alumno. Y as termina la novela con
el propio Chiripi sentado en una mesa con toda la libertad para que haga lo que quiera

Esto se acaba, seores, y no voy a tener ms remedio que secuestrar a Chirip. Despus
de pensarlo bastante, he llegado a esta conclusin: maneras de hacerle desaparecer.
Descartadas las violentas: un tiro, o el agua salada a grandes tragos; se me ocurren estos
descenlaces, que pongo a disposicin de los lectores:

Primero. Chiripi an goza de un relativo prestigio en el resto de Espaa; no hay que


olvidar que ha sido internacional, y que el Bilbao Club, donde ha ocupado hasta hace poco

68
el puesto de delantero centro, pasa por ser uno de los mejores equipos nacionales. En su
derrumbamiento deportivo, Chiripi cae, en Castelln o en Alicante, de entrenador.
Oh!, Los naranjos, las palmeras y aquel mar, siempre azul, jugando al escondite. Esto
como fondo de paisaje.
(El lector que guste de esta terminacin puede desbocar su fantasa a cuenta de ella.)

Segundo. Cuando en una familia no muy acomodada, despus de haber probado toda clase
de posturas para el hijo golfo, no saben qu hacer con l, lo envan a Amrica. Les parece
a ustedes bien nos desembaracemos de Chiripi mandndole a Amrica? Pues, andando.
La salida la podemos sealar un da de fines de septiembre. El Coln, las anclas
levantadas, esperan la enseanada de Sestao la hora del pleamar para echar a andar.
En el muelle de Portugalete, un electricista, van soltando los arcos de bombillas.
Un viento Sur mete por el las primeras hojas otoales. Y el mar, lleno de pudibundeces
presume de lo que no deba presumir, como si ninguna quilla se hubiese entendido con l
antes de ahora. Hay que ver, con remilgos y a estas alturas, despus de haberse dejado
acariciar por tantas carenas! Pero qu tonto!, con lo difcil que le es a l
recomponer su virginidad.
(Chiripi, mientras El Coln sale por el cauce de la ra, se despedir agitando un
pauelo.)

Tercero. Este que les voy a brindar ahora es el desenlace ortodoxo. El desenlace que la
novela debiera haber tenido de ser la novela una novela bien redondeada y con moraleja. Ya
se han adelantado ustedes, eso es, el matrimonio de Chiripi con la cocinera. Les parece a
ustedes que los casemos? Pues ya estn casados. Les parece a ustedes que tengan hijos?
Pues ya los tienen. Ella se abre en una belleza dulce y opulenta, como una madona de
Rafael. Son felices? No son felices? Vamos a suponer que lo son; es ms agradable y
cmodo (Zunzunegui 1961: 336).

Otro elemento importante de estas primeras novelas es el uso del lenguaje


especializado cargado de anglicismos y galicismos: rferee, equipiers, goalkeeper, goal,
team, freekick, fould, offside, backs, chut, shoot, penalty, crner. Algo que tambin
comparten con El sistema Pelegrn y con Pan y ftbol.

69

Sin embargo, la novela ms profunda de estas primeras seis publicaciones es Pan y


ftbol (1962) de ngel Ziga. Una novela absoluta que cuenta la historia de Jaime
Granell, un joven campesino en plena posguerra que se ve sorprendido por la Guerra Civil
siendo nio y que tendr que escoger entre su oficio como labrador en el campo, o el dinero
y la fama que le da el ftbol. Y este es el gran tema de la novela: el choque de esos dos
mundos tan distantes entre s como son la inocencia y la sencillez campesina contra el
sentido cosmopolita, veloz y tramposo de la ciudad.
Jaime Granell pierde a su madre en el momento del parto por lo que su padre
siempre lo har sentir culpable de la muerte de su mujer. De este modo Jaime vivir toda la
vida con la amargura de haber sido el responsable de la muerte de su madre. Sin embargo,
las culpas tambin llegarn del lado paterno ya que en plena Guerra Civil se le escapa una
imprudencia que hace que los milicianos rebeldes secuestren al padre por unos das. Pero lo
ms interesante es que la vida amorosa de Jaime se ve atravesada por Vicenta, apodada La
Roja, quien es hija del verdugo de su padre durante la Guerra y de la cual se enamora
perdidamente hasta casarse, y de Lola, una mujer de ciudad que le despierta sus instintos
sexuales ms profundos. Jaime vive pues entre el amor de estas dos mujeres y entre el amor
al campo y al ftbol el cual juega desde nio teniendo como teln de fondo sus ideales
polticos conservadores.
Porque lo ms importante de la novela son los cuadros de costumbres que permiten
reconocer una poca convulsa en la que la mujer tena un lugar subordinado frente al
hombre en donde iglesia y estado aprobaban esta jerarqua. Y en donde las diferencias entre
las clases humildes y las clases acomodadas marcan la diferencia a la hora de asumir con
vergenza o con dignidad tanto la pobreza como la riqueza.

70

En esta novela el ftbol ya se visualiza como una vlvula de escape frente al orden
laboral social y poltico del momento pero tambin como una deliciosa mentira por medio
de la cual se distrae el tiempo y la historia poltica y social a costa de la vida y de los
sacrificios de unos pocos. Y esa es la mentira en la que cae Jaime Granell: el poder del
dinero y de la fama son una tentacin irresistible a sabiendas de que todo consiste en jugar
al ftbol, algo que parece cosa de nios y que por eso mismo no representa mayor
dificultad. Sin embargo, Granell termina arrepintindose por haber puesto en entre dicho su
vida y su origen ante la fascinacin cosmopolita de un mundo moderno cargado de fama,
mujeres, y dinero, al punto de que al final de la novela, luego de perder a Vicenta y de ser
humillado en el estadio, descubre el juego macabro que est detrs de todo ese circo y grita
con rabia ante el estadio vaco:

Pan y ftbol! (Ziga 1961: 448)

Se puede decir entonces que Pan y ftbol 44 marca el antes y el despus de las
novelas sobre ftbol ya que recibe, de un lado, el estilo modernista de las dos primeras a las
que les interesa el descubrimiento de unas formas literarias que permiten moldear e indagar
a propsito de una naciente pasin por la profesionalizacin del ftbol atractiva a ojos de la
sociedad, y de otro, aporta un elemento de suma importancia como es la crtica frente a esa
industria del entretenimiento que lentamente va cogiendo fuerza llevndose por delante las
vidas imaginarias, y los sueos individuales y colectivos de varias generaciones de entre
guerras oprimidas, que se entregan en cuerpo y alma a esta pasin.
44

Vid. Panem et circenses, pan y circo. El ttulo de la novela es en s mismo un remedo de esa locucin
latina.

71

Ahora, en cuanto la novelas Muchachos del sur, del escritor argentino lvaro
Yunque, y El sistema Pelegrn de Wenceslao Fernndez Flrez, apenas decir que el ftbol
no es el tema central sino un pretexto por medio del cual se pueden hacer evidentes el
desorden y la injusticia social de la Argentina de Yunque de mediados de siglo veinte, y la
integridad deportiva y la cultura fsica clsica de las escuelas de la Espaa de posguerra. Y
esto se debe, en parte, a que lvaro Yunque fue fundador del Grupo de Boedo de Buenos
Aires, el cual se caracteriz por sus temticas sociales a diferencia del Grupo Florida de
Borges, en el cual predominaron los gustos estticos. En ese sentido, Muchachos del sur es
una novela en las que los nios y los jvenes sin futuro, le permiten a lvaro Yunque dejar
al descubierto una sociedad capitalista ahogada en el trabajo y en el consumo. No obstante
por medio de la novela El sistema Pelegrn, Wenceslao Fernndez Flrez hace una pesquisa
dentro del mundo de los deportes y la cultura fsica haciendo que el protagonista, un ex
agente de seguros fracasado llamado Hctor Pelegrn que no sabe nada de deportes, vaya
improvisando mostrando las virtudes y las caractersticas morales de la prctica deportiva
desde diferentes deportes a nios del Colegio Ferrn: golf, ftbol, gimnasia., etc. De este
modo la novela termina hablando de la profesionalizacin del ftbol con sueldos y primas,
por lo que Pelegrn decide organizar un partido de ftbol entre dos colegios rivales. No por
algo el subtitulo de la novela de Wenceslao es: Novela de un profesor de cultura fsica.
Finalmente, Los das como pjaros de Luciano Castan es la novela sobre lo
deportivo. Porque como se deca al principio, existen dos vertientes en estas primeras seis
novelas: de un lado est el impacto econmico y social del ftbol y toda la fascinacin que
esto genera, y de otro est el enigmtico mundo del futbolista en las concentraciones, en los
partidos, en el autocar y en la mente del jugador. En ese sentido, la novela de Luciano

72

Castan es una especie de novela autobiogrfica que cuenta la historia del joven Ladislao
Gutirrez, un jugador de barrio que va destacando en los equipos de su barrio hasta que
llega a ser contratado por un equipo profesional, saltndose incluso el servicio militar
obligatorio. Por lo que a diferencia de las otras novelas en donde el narrador omnisciente
siempre recae en temas extradeportivos, en la novela de Castan el narrador da cuenta
constantemente del universo del ftbol mostrando el da a da de un jugador de ftbol desde
que empieza en el equipo del barrio hasta que llega a un equipo profesional.
El secretario tcnico haba insinuado que la mejor tctica era el pase largo. Pase
largo como siempre. Ya que se haba implantado la W.M, o el 4-2-4, que se dejase esa
formacin, pero nada de sujetarse cada jugador al contrario que le corresponda, que esto
fuese muy relativo, que el jugador tuviera la suficiente iniciativa para desenvolverse
libremente por el campo. Y el juego llevarlo siempre a base de pase largo y rapidez
(Castan 1962: 166).

Por eso no es raro encontrar descripciones largas de las concentraciones en donde se


revela la intimidad del equipo leyendo el peridico y comentando las noticias, o el miedo y
la ansiedad previas al partido. Asimismo, el narrador relata los goles con la mxima
precisin posible.

Cerca ya de terminar el partido, le pasaron el baln a Ladis. ste dribl al medio que tena
cerca; sigui con el baln; cuando vio la direccin que traa el defensa, tir el baln por su
derecha y corri l por la izquierda, el defensa qued parado, indeciso, impotente; Ladis se
apropi de nuevo del baln; apenas levantada la vista, vio en diagonal la portera y una
posibilidad de chutar, pero el otro defensa ya se le acercaba veloz; entonces, Ladis hizo con
el cuerpo un quiebro y enga al contrario que sigui corriendo sobre nadie; desbordando
ste, avanz de prisa, pero sereno, hacia la portera; el guardameta, titubeante, sali; Ladis
lo vio venir hacia l, entonces tir el baln dirigindolo a un poste; l sigui corriendo por

73
el otro lado del portero; el baln entr en la portera. Gol!!, se oy clamorear a la vez
(dem: 142)

Descripciones casi que cinematogrficas en las que Luciano Castan intenta llegar
al lector dndole la velocidad que se imprime en el ftbol tanto en los entrenamientos como
en los partidos. Y siempre hablando con conocimiento de causa entregando de primera
mano su experiencia de vida sin tapujos.
El entrenador que tenan, haba sido portero. Tendra unos cuarenta aos, y era flaco y ms
bien alto. Julio y Ladis, como no haban tenido nunca entrenador, estaba cohibidos, y vean
en l algo superior. Les mandaba dar vueltas al campo; luego unas flexiones, y esprints.
Con el baln, tenan que avanzar llevndolo entre los pies, y darle con la cabeza sin que
cayese al suelo. Se colocaba, despus, cada uno en su puesto, pero la delantera en contra del
resto de sus compaero, esto era, una defensa contra ataque, y haba que hacer jugadas
como en un partido (dem: 119).

Esta es pues la novela de un futbolista que despus de retirarte tempranamente por


dolencias renales, entra a una Facultad de Letras para hacer carrera como escritor. Una
novela tanto o ms desconocida que las cinco anteriores y que al igual que algunas de ellas,
solo ha tenido una nica edicin 45.

Chiripi de Zunzunegui tiene 4 ediciones: la primera de 1931 editada en Madrid por la Compaa Nacional
de Artes Grficas, la segunda en 1950 en Madrid por Ediciones Samarn, la tercera de 1961 editada en
Barcelona por Bulln, y la cuarta de 1969 editada por Noguer en Madrid. Asimismo Muchachos del sur tiene
dos ediciones: la primera de 1958 en Argentina editada por Eurindia y la segunda por Gente Nueva de La
Habana.
45

74

4.1 MINUTO A MINUTO: FTBOL POLTICA Y JUEGOS DE PODER

Este primer tema tiene como objetivo revisar aquellos textos donde la poltica y los
juegos de poder, han interferido en el mundo del ftbol distorsionando, desviando y
comprometiendo el juego a favor de intereses privados bien sea individuales o colectivos, o
a favor de empresas polticas o de grandes multinacionales.
Por eso es necesario empezar este captulo hablando de las Memorias del Mster
Peregrino Fernndez de Osvaldo Soriano. Una pequea novela inconclusa de cien pginas
dividida en diecisis captulos donde Peregrino Fernndez, argentino, otrora futbolista y
director tcnico, recibe la visita de uno de sus antiguos jugadores quien se ha enterado por
boca de otro exjugador, de que Mster Peregrino est en un hospital geritrico en Pars. Y
as bajo este pretexto, Soriano construye una historia en la que por primera vez se puede
leer una parte de la historia del siglo XX a travs de los ojos de un inmigrante
latinoamericano que vive de jugar al ftbol y que gracias a l conoce los horrores del
proceso de civilizacin de occidente 46.
Concebidas como una serie, las memorias del Mster Peregrino Fernndez fueron
publicadas en Pagina 12 en forma de relatos. Sin embargo, desde muy temprano Soriano
vio que el Mster era un personaje de largo aliento, y se le hizo evidente que sus historias
iban a terminar confluyendo en una novela. La muerte interrumpi este proyecto. La
versin que ofrece este libro es la ltima que dej Soriano. Los relatos pasaron a ser

El deporte no era -o tal vez, para decirlo con ms exactitud, los padres fundadores de los estudios
sociolgicos no consideraron que era- el locus de problemas sociales serios en la poca en que estaban
definindose los perfiles bsicos de la sociologa moderna. Adems, muchos alegaran que tampoco
constituye una propiedad bsica ni universal de los sistemas sociales. No obstante, esto es an ms
discutible porque, si bien es cierto que hay variantes en las estructuras de tales actividades y en los
significados que tienen para quienes participan en ellas, nunca ha existido sociedad humana sin algo
equivalente a los deportes modernos (Norbert Elas y Eric Dunning: 1992, 8).
46

75
captulos y su ordenamiento ya no responde a la cronologa de su escritura, sino a la trama
que esa novela futura iba exigiendo 47.

Esta novela cuenta la historia de Gustavo Peregrino Fernndez al calor del clima
poltico de la primera y segunda mitad del siglo veinte tanto en Latinoamrica como en
Europa. Y de este modo, el ftbol aparece marginado y subordinado a los acontecimientos
y a los dictmenes de cada poca. Sin embargo, dentro del relato, dado en primera persona
por el Peregrino Fernndez a su exjugador, tambin tienen voz el cine, la msica y la
cultura popular en una especie de historia con minscula igual de importante que la
denominada historia con mayscula 48.
Y es que de entrada, el Peregrino empieza su historia uniendo ficcin y realidad
siendo l mismo el conejillo de indias.

Del 39 al 44 estuve en Casablanca en el bar de Rick. Cuando no estbamos muy borrachos


bamos a jugar a la pelota cerca de ese aeropuerto que ustedes conocen. Despus no s qu
pas, a dnde se fueron Rick y su amigo Renault, el gendarme francs. Yo me qued
dirigiendo en un club de Tnger (Soriano 1998: 21).

Un conejillo de Indias que entra y sale de la historia permitindole al lector la


libertad de jugar con la ficcin y con la realidad. Porque esa es la historia del Peregrino:
ficcin vs. realidad siempre con l como testigo y como juez. Y de este modo Soriano le
ofrece al lector, por primera vez en el mbito hispano, la posibilidad de ver una parte del
Nota aclaratoria de Paolo Collo a la primera edicin de las Memorias del Mster Peregrino Fernndez,
Norma, Bogot, 1998.
48
En el siglo XIX, en Gran Bretaa al menos, los conflictos originados por los intentos de persuadir a la clase
obrera para que abandonara deportes y entretenimientos considerados brbaros y adoptara diversiones
ms racionales constituyeron un problema social de no poca magnitud (dem).
47

76

proceso de civilizacin de occidente a partir de un elemento como el ftbol por medio del
cual se proyecta la sociedad 49.
Empiezo, entonces, con los aos en el bar de Rick. Ustedes habrn visto mil veces la
pelcula: Tcala otra vez Sam, Bsame como si fuera la ltima vez, dice Ilda, la
enamorada. Pamplinas. Rick no quera a nadie, era un individualista al que se le habran
muerto las ilusiones (dem: 23).

Y as como va construyendo un escenario donde el panorama mundial ser


analizado y revisado desde su ptica, tambin hay tiempo para opinar sobre el desarrollo
mismo del juego en un antes y un despus del negocio. Lo que permite deducir que el
ftbol posee elementos sociales equiparables a la vida ya que gracias a esa dualidad la
novela de Soriano puede narrar la vida de un hombre y la de una sociedad paralelamente.
Pero cmo se escribe una novela sobre ftbol? Fcil: todo se basa en el acto de sobrevivir.
Si se es capaz de salir con vida de un partido de ftbol, tambin es posible hacerlo frente a
las vicisitudes de la vida y del destino. Y solo hay una manera de hacerlo: dndole la vuelta
a la historia trastocando lo establecido.

No me va a ser fcil hilvanar con el ftbol. Yo fui uno de los primeros que vio la inutilidad
de mantener wines estticos haciendo firuletes por la raya, pero nunca pens que al
desaparecer los wines desparecera un modo de vida. Tambin afuera de la cancha.
Habamos acabado con la belleza para asegurar la rentabilidad de los equipos. Mandamos a
esos endiablados chiquitos a correr de ac para all, a sacrificarse, a colaborar con los que
no saban cmo se chanflea una pelota. El otro da vi a un tipo de cuatro millones de
dlares, sin arquero por delante, tirarla fuera. No la emboc en un arco de once metros de
Sociolgicamente, Norber Elas lo plantea as: la sociologa ha tendido a limitarse a los aspectos serios y
racionales de la vida, resultado de lo cual la diversin, el placer, el juego, las emociones y las tendencias
irracionales e inconscientes de hombres y mujeres reciben escasa atencin en la teora y la investigacin
sociolgica (dem: 9).

49

77
ancho ni siquiera con esos zapatos de ahora, que vienen preparados con alerones y muescas
de modo que hasta un enyesado pueda hacer un gol olmpico (dem: 24).

De este modo, Peregrino Fernndez va sentando las bases de sus opiniones


personales las cuales lo llevarn a lo largo de su vida a tomar decisiones como escapar de
los nazis usando los documentos de otro, organizar partidos de ftbol en frica junto con
Pern en medio de las guerras civiles, escapar a la horca en la antigua Unin Sovitica o
dar botes de un pas a otro durante la Segunda Guerra Mundial. Y sin embargo, dentro de
ese juego de ficcin vs. realidad hay tiempo para hablar de libros y de viejas amistades
como la que tuvo con Camus o con Graham Green. O de hablar de sus libros de cabecera. Y
de este modo, sale a relucir unos de los aspectos ms importantes de la literatura de
Osvaldo Soriano: la parodia y el juego que plantea al incluir personajes reales con
personajes de ficcin dentro de sus historias. Personajes de ficcin por medio de los cuales
el lector y el mismo Soriano participan de unos sucesos que habitualmente no le ocurren a
una persona normal 50.

Me trajiste el libro de Chandler? A ver, busc el cuento que se llama La pesada y leme
el comienzo. Me lo s de memoria, me parece.
La prxima vez treme Adis mueca de Chandler (dem: 31)

Pero lo importante es ver cmo la vida del Peregrino, gracias al ftbol, se abre al
mundo exterior donde se suceden guerras, dictaduras y dems. Y es entonces cuando le voz

En el cuento titulado: El Mster Peregrino Fernndez, Soriano aparece como personaje: Cuando Soriano
est en un equipo donde no haya tantos tarados va a ser un crack (Soriano 1998: 230).

50

78

del protagonista narra esa historia siempre al calor del ftbol evidenciando una vez ms el
inters poltico que siempre ha generado el ftbol.

No te imagins lo rpido que era yo en ese tiempo, en Excursionistas, Tigre; despus, en


San Lorenzo ya gan experiencia, distancia, inteligencia. Y en Europa, bueno, me com
todos los gorrones, cmo iba a saber yo que iba a haber una guerra. Me fui a Torino sin que
me importara un pito el Duce ni el Fhrer de Alemania ni del Padrecito de los pueblos de
Rusia, un carajo; yo lo que quera era jugar al ftbol. Claro que siempre andaba con libros
porque en mi familia se lea mucho, si hasta me llev a Italia uno de Roberto Arlt que era el
escritor ms famoso de entonces. Fijte que todava me s una parte de memoria. Unos
tipos vuelven del teatro en el ltimo subte y Arlt los describe as: Un grupo de calaveras a
la violeta comentando pantorrillas a la bataclana. Qu tal? Mir si a vos te saliera una
frase as... Claro, ahora suena viejo, pero es mi lenguaje, el vocabulario de cuando era pibe.
Sabs?, en ese tiempo yo crea que a los argentinos son sobraba inteligencia, por eso me
largu al mundo hacindome el piola, el sobrador. Ahora, en cambio, viendo el pas que
hicimos, pienso que no somos inteligentes, somos astutos, que es distinto. Entre los astutos
hay muchos giles. Creo que eso lo aprend de un francs que se llamaba Camus, uno de los
pocos intelectuales que tena potrero. Qu buen arquero era! Lo conoc en Argelia, en un
partido bastante fuerte y le hice un gol de cabeza porque el back le obstaculiz la salida
(dem: 36).

Y as, mientras va entrado en el contexto de la guerra, tambin habla de libros y de


su manera de entender el ftbol y la vida siempre con su acento argentino a flor de piel.
Pero llega el momento en el que Peregrino tiene que cruzar el Mediterrneo gracias a los
billetes que le pone el dueo del Racing de Pars para que lo ayude a salvar el equipo del
descenso con sus goles. As llega a hospedarse en el famoso hotel George V, como
Eisenhower y Marlene Dietrich en el ao 1938. Este cambio de plano refleja que en efecto,
la escritura de Soriano tiene un estilo cinematogrfico cargado de rapidez y agilidad por

79

medio de lo cual protege la continuidad de los hechos manteniendo la accin en la voz del
narrador.

Ah, s: me presentaron a los jugadores del club y me dieron los documentos de otro
delantero para que pudiera jugar. Wold Levy, o algo as. Un polaco que le pegaba con la
punta y cabeceaba con la nuca. Entonces pens de nuevo que me estaba metiendo en un
quilombo, los nazis estaban entrando en Varsovia, se saba lo que hacan con los judos y yo
como un otario con los documentos del tal Levy. Una noche lo llam a Camus, le ped
consejo y me dijo que no me calentara, que en Francia tenan la lnea Maginot y que los
nazis nunca entraran a Pars. As que empec a hacer goles. El viejo me llevaba a los
estadios en limusina y yo le cumpla con goles. La joda era que algunos diarios decan: El
judo Levy se convierte en goleador. Y otros batan: Lo nico que falta es que ahora los
judos sean goleadores. Nunca supe qu pas con el verdadero Levy pero la tarde que hice
el quinto gol y nos salvamos del descenso haba una tribuna entera de nazis franceses que
me puteaban como si yo jugara en otro equipo (dem: 37).

Y as, mientras la historia personal de Peregrino Fernndez se va dando con todas


sus peripecias, la guerra no da tregua y el personaje se ve involucrado en un conflicto
inimaginable. Y una vez ms el ftbol recibe ese enorme peso de entrar a una guerra ante el
asombro de jugadores e hinchas.

Un da estbamos jugando y se aparecieron los alemanes. Te juro que no s de dnde


mierda salan, qu haba pasado con la lnea Maginot, pero el estadio se llen de solados
alemanes. El refer se puso tan nervioso que cuando hago el segundo gol de cabeza me
llama y me echa, me dice no quiero judos en esta cancha. Leste la novela de Peter
Handke sobre el arquero que echan de la cancha? Yo caminaba y pensaba: Para qu mierda
me habr metido! Por ambicioso, por aventurero, y mir para la tribuna. Estaban
desplegando svsticas y haba bastante despelote as que en lugar de entrar al tnel fui al
banco y me cambi la camiseta rajando; me puse una del otro equipo con el nmero diez
que haba en el suelo. En ese momento termin el partido y me mezcl con los otros

80
jugadores para volver al vestuario. No s, lo nico que me acuerdo fue que los nazis
andaban por los pasillos a los gritos. Te juro que tena tanto susto que no entr al vestuario;
segu por un corredor y sin darme cuenta al rato encontr la calle. Vestido de nmero diez,
en una vereda desconocida. Mir para atrs y sal corriendo (dem: 38).

Y as, sin ms, la historia de Mster Peregrino Fernndez se ve salpicada e


involucrada de buenas a primeras con la historia. Ya no hay vuelta para atrs. Por eso, esta
novela no solo permite una revisin histrica de los hechos acontecidos durante gran parte
del siglo veinte sino que adems los juzga a la luz del ftbol. Porque el protagonista es un
futbolista que un da tiene que aprovecharse de su profesin para poder sobrevivir en medio
de los horrores de la segunda guerra mundial para terminar aos despus en frica,
negociando entre guerras, revoluciones e independencias, con partidos de ftbol. Y todo
esto es posible gracias a que Soriano parodia no solo la figura de lderes polticos como
Stalin y Pern, sino que adems ironiza con la figura de escritores como Greene y Camus
adems de decir que Roberto Arlt era el autor argentino ms importante del momento en un
intento por rescatar la obra de un autor olvidado.
Por eso la historia Peregrino Fernndez es la del ftbol en s mismo, el cual viene
siendo usado desde entonces por las maquinarias polticas en favor propio. Y es muy poca
la literatura que se ha escrito a propsito. Por lo que la novela de Soriano es un caso nico
ya que es un retrato futbolero-literario de las vicisitudes a las que se vio llevada tanto
Europa como Amrica durante el siglo veinte, a costa de las luchas de poderes.
Unas luchas de poderes que pondrn a Peregrino en la Unin Sovitica bajo
sospecha de ser un espa alemn por parte de la KGB al mejor estilo Le Carr. Pero una vez
ms el ftbol, en este caso el Dnamo de Mosc, llegar para salvarle la vida. Y es que justo

81

cuando lo van a enviar a Siberia, mientras contempla un entrenamiento del equipo desde
las tribunas del estadio, el Dnamo pierde a su delantero estrella y Peregrino ve all mismo
la oportunidad perfecta para escabullirse a la KGB. Con tan mala suerte que en el primer
entrenamiento lo detienen por dibujar zetas en las manos de los otros jugadores, las cuales
fueron interpretadas como signos nazis, siendo que Peregrino apenas intentaba ensearles a
hacer diagonales. Ese es el idioma universal del ftbol en ese momento: un idioma hablado
por el poder e interpretado siempre a favor del poder.

Dnde quedamos el otro da? Ah, s, el da en que me sacaron del campo de reeducacin
y al llegar a Mosc me esperaban Karamezov, el entrenador del Dnamo y Tarmanowsky, el
arquero manco. Tenan que jugar el ltimo partido del campeonato contra el Estrella Roja,
el club del ejrcito, y si no ganaban se iban al descenso. Imaginte: me dijeron que en una
de sas en el estadio iba a estar el Padrecito Stalin en persona, el Hombre de Hierro,
heredero de Lenin, conductor del proletariado internacional, mariscal de mariscales,
victorioso en Stalingrado. Aunque todos los jugadores eran lisiados de guerra haba que
hacer un buen partido porque si el tipo se pona de mal humor con un solo gesto te
despachaba a los Urales a romper piedras con los dientes.
El problema era que nadie saba si el camarada era hincha del Dnamo o del Estrella Roja,
as que no haba manera de hacer trampa dejndose ganar. En ese tiempo, la obra de
Dostoyevski estaba prohibida en toda la URSS por pesimista y descreda, mal ejemplo para
el proletariado (dem: 52).

Dejando adems perfiles histricos de los personajes, siempre en sintona con la


realidad y la conciencia de un individuo que un buen da queda atrapado en una guerra sin
saber otra cosa en la vida que jugar al ftbol, y por eso mismo ve la vida como un partido
de ftbol. Pero una vez ms Soriano vuelve sobre uno de sus temas predilectos: los buenos
y los malos. Y es claro que la vida de Peregrino Fernndez permite reconocer a unos y otros

82

claramente, como sucede en toda su obra, gracias al carcter detectivesco que tiene la
personalidad de Peregrino Fernndez.

Nunca olvidar a Jos Stalin. Baj a la cancha antes del partido acompaado por Beria, el
jefe de polica ms temido de toda la historia. El francs Fouch fue un gran humanista
comparado con l. Stalin esgrima una sonrisa leve, de campesino rudo. Era petiso y
hablaba bajo, como todos los noctmbulos. Nos dio la mano a todos, murmur unas
palabras imposibles de descifrar y se fue caminando sin escolta hacia el palco. Quin
hubiera dicho que se haba bajado a toda la vieja guardia de la Revolucin, hecho liquidar a
cincuenta mil oficiales del ejrcito antes de entrar en guerra y mandado a matar a Trosky a
su casa de Mxico! (dem: 53).

As pues, Peregrino termina condenado a la horca despus de todas las vicisitudes


del partido, por el simple hecho de ser argentino.

Te cuento por qu un tribunal militar me mand a la horca? De qu me acusaba la ley de


los soviets? De sabotaje a la Revolucin nada menos. No a m como persona sino como
argentino. La Argentina fue el primer pas del mundo en estafar a la URSS. Resulta que los
rojos salieron a buscar comida porque la gente se les mora de hambre, sobre todo la del
Ejrcito Rojo de Trosky que peleaba contra la Guardia Blanca y los mercenarios que
pasaban la frontera de Polonia. Lenin amenazaba con extender la Revolucin a Alemania y
entonces nadie les quera vender ni una bolsa de papas. Mir, mejor agarr un libro de
historia y sac algo ms de ah, no quiero aparecer como un tipo que habla de lo que no
sabe. Hacme quedar bien, ni muy bestia ni muy sabihondo. La cosa es que perdidos por
ah, de puerto en puerto, los agentes soviticos llegaron a Buenos Aires y se reunieron a
solas con no s qu funcionarios de alto nivel. Iban disfrazados como Rivadavia y Belgrano
en Inglaterra. Eso mejor no lo pongas, porque a Rivadavia yo no lo puedo tragar...Por fin,
una coima ac, otra all, consiguieron no s cuntas miles de toneladas de carne que deban
ser enviadas inmediatamente a un puerto del Bltico. Solo que los argentinos no confiaban
en la Revolucin y queran cobrar por adelantado. Imaginte, pobres rusos, parando en un
hotelito de Constitucin, comiendo en El Puchero Misterioso para ahorrar el mango, y stos

83
se descuelgan con que si no ven la plata antes y en libras esterlinas, no hay negocio. En ese
tiempo no podas agarrar el telfono y llamar a Mosc. Ni los telegramas llegaban, pero se
las arreglaron para mandar un mensaje en cdigo Morse y pedir un depsito en Suiza.
Deba ser un fangote porque los comunistas no tenan un lugar donde comprar. Era la
Argentina o nada, as que agarraron viaje, se dieron la mano con los funcionarios y
esperaron a que la guita llegara a Zurich para salir corriendo, remontar el Paran en un
barquito y esfumarse por Paraguay a lomo de Mula. La cosa es que la plata empez a dar
dividendos en Suiza y la carne nunca lleg a Rusia. No fue que se perdiera en el camino,
sino que jams la mandaron. Viveza criolla, viste? (dem: 56).

Y ya no quedan dudas del talento de Soriano para jugar con la historia involucrando
a su personaje principal como protagonista y testigo de la historia. Una historia que va
siendo desmenuzada gracias a que el ftbol la atraviesa de la mano de un personaje nico
como lo es Mster Peregrino Fernndez. Un individuo que no solo cuenta el desarrollo de
los acontecimientos sino que adems opina sobre ellos con irona, satirizando a esos
grandes personajes de la historia a los que deja de desnudos ante el lector.
Asimismo, la literatura desempea un papel fundamental durante el libro ya que la
presencia de personajes como Camus y Greene le permiten a Soriano contar una historia
propia: la del ftbol y la literatura unidos desde siempre a pesar de las crticas y los
desplantes a los que se han visto expuestos desde principios de siglo veinte, tanto desde la
poltica como desde el mundo intelectual.

Al llegar a Londres en el carguero sovitico, sal en busca de Graham Greene con el


pretexto de llevarle los saludos de su amigo Camus. En los picados que hacan en el patio
del Foreing Office, Greene jugaba de cinco: reflexivo, obsesionado por la fe y la religin.
Ya voy a volver a l porque en un entrevero casi me rompe una pierna. En verdad nos
vimos una sola vez, medio en secreto, porque quera darme un mensaje en clave para un

84
tipo de la resistencia italiana. Vos no tens pasta para la guerra me dijo, mejor andte a
un lugar donde no caigan bombas y ese lugar es el Vaticano. Alquilte un buln bien cerca y
si segus metiendo goles la vas a pasar brbaro. Sabias palabras. Pero exista un problema:
los campeonatos estaban oficialmente suspendidos. Las palabras club y sport haban
sido reemplazadas por squadra y stadio. El Duce y el Papa Po XII, coronado el ao
treinta y nueve, haban autorizado una copa alternativa, medio trucha, con plata en negro,
en la que jugaban todos los acomodados del rgimen y los vagos de media Europa. El
Vaticano pona obispos y cardenales para que hicieran de rbitros (dem: 62).

Peregrino se ha salvado de la horca en la URSS gracias a que su verdugo tambin es


argentino y le ayuda a escapar. As logra llegar a Londres y de ah pasar a Italia donde se
encuentra con ese panorama. Y Soriano no pierde la oportunidad de ponerle acento porteo
a un ingls o de poner cardenales y obispos como rbitros de ftbol durante la poca de
Mussolini. As termina la poca como jugador de Peregrino y empieza su etapa como
tcnico la cual lo llevar a otras aventuras en donde una vez ms ser el polizn que nos d
los detalles ocultos de la historia poltica de occidente y sus negocios con el ftbol.

Yo s, quers que te hable de las giras que hicimos con el general Pern en los aos
sesenta cuando los dos parecamos acabados y sin retorno. [] Yo era demasiado zurdo y
haba ledo a Martnez Estrada como para creer que Pern tena intenciones revolucionarias.
[] Yo haba llegado a Madrid con el Benfica de Portugal, como tcnico, y en la semifinal
de la Copa de Campeones el Real nos meti cinco pepas. Te imagins que ah noms me
rajaron, me dieron un cheque por lo que me deban pero me avisaron que no poda volver
con el equipo a Lisboa porque corra peligro de muerte. Para m fue un alivio porque ya no
crea en lo que estaba haciendo y para divertirme inventaba tontera, pona dos zagueros en
lnea y siete mastodontes patrullando el medio campo; usaba pizarrones y daba charlas
sobre los libros que los delanteros tenan que leer durante la semana para sentirse ms
seguros al pisar el rea. Les ense Pessoa completo y los inici en Macedonio Fernndez y
paradjicamente eso nos fue alejando del arco contrario (dem: 67).

85

No hay duda de que ya empieza a verse la personalidad y el temperamento con el


que el Peregrino terminar sus das: parodiando el orden tctico y deportivo del mundo del
ftbol dndole a leer a sus jugadores a Pessoa y a Macedonio Fernndez, as como tambin
jugar a variar las tcticas del juego poniendo siete delanteros y solo tres defensas o
aprovechando cualquier despiste del rival y del rbitro para colar uno o dos jugadores ms
en el campo, y as jugar con doce y hasta trece futbolistas. Pero es que esa es la visin de
mundo del Peregrino: la vida es como un partido de ftbol en donde lo ms importante es
saber cmo pararse y tener malicia. Y de este modo aparece el General Pern en la vida de
Peregrino cuando ambos coinciden en Madrid.

Lo que quera, me cont, era abrirse, salir a ver el planeta nuevo y bullicioso. Contagiarse
del fuego revolucionario que corra por el Tercer Mundo y tambin por el Primero. Quiero
ir al frica y a Dinamarca, a Rusia y a Irlanda, necesito un tipo inteligente y desinteresado
que me sirva de traductor y confidente. Creo que usted es mi hombre. Pero, por qu yo?,
le pregunt. Porque usted sabe cmo hay que pararse en una cancha, porque usted estuvo
cerca del gol y conoce lo que es hacerlos y malograrlos. Por eso (dem: 68).

Y as, Peregrino y Pern se irn de viaje por Nigeria, Gabn y el Congo Belga para
predicar su doctrina justicialista. Llegando incluso a proponerle un partido de ftbol a
Patrice Lumumba contra los belgas, para as poder echarlos definitivamente. Un partido de
ftbol calcado al de la novela El rea 18 de Roberto Fontanarrosa, donde se pone en juego
no solo la independencia de un pas por medio de un partido de ftbol, sino el honor de una
nacin.

Al principio se sorprendieron porque tenan el nombre del General Pern asociado al


fascismo tardo, pero al cabo de un par de horas de explicaciones, marchas y contramarchas

86
en las que estuve a punto de caer preso ah mismo, logr convencerlos de que a l le haba
ocurrido en 1955 lo que estaba a punto de ocurrirle a Lumumba en ese preciso momento.
Las fuerzas de la reaccin y el colonialismo internacional lo haban volteado. Y para que no
les quedara duda de nuestra identidad ideolgica les cant, traducida y bien entonada, la
Marcha Peronista en la parte donde dice combatiendo al capital (dem: 70).

Y as, el ftbol aparece de nuevo en medio de un conflicto como ocurri entre El


Salvador y Honduras en el ao 1969 recogido en La guerra del ftbol de Ryszard
Kapuscinski, al igual que en el Turqua-Armenia por la eliminatoria hacia el Mundial de
Sudfrica 2010 con el genocidio Armenio ocurrido entre 1915 y 1917 en la memoria, y el
Irn-Usa en el Mundial del 98 the mother of all games 51 por no hablar del ArgentinaInglaterra del Mundial de Mxico 86 con la Guerra de las Malvinas como teln de fondo.
Entonces el ftbol es entendido como la representacin simblica de esos conflictos y se
desdibuja por completo el juego dando paso a los imaginarios de guerra y a los
nacionalismos. Sin embargo, en la novela sucede todo lo contrario: el partido de ftbol es la
nica posibilidad que le queda a Lumumba para no ser derrocado. Es decir, el ftbol surge
como juez en medio de una disputa.

Los convenc o se apiadaron de m, no s. Lumumba nos recibi de pie en uniforme verde


selva, con una sonrisa que invitaba a ser breve y claro. Le dije: mi General sugiere derrotar
por goleada a los belgas, dar el batacazo en la prensa mundial. Y cmo, si no tengo
jugadores, argument. Le dije que yo poda seleccionarle un equipo defensivo que
golpeara de contraataque y le expuse mis pergaminos de juventud. Todava puedo tirar
pases de treinta metros, arriesgu. El General aparecer como rbitro neutral pero nos
garantizar al menos tres jugadas de gol. Despus se trata de aguantar metidos abajo del

Frase de Alan Rothenber, presidente de la Federacin de Ftbol de los Estados Unidos entre 1990 y 1998.
Citado por Neil Billingham en la revista ForForTwo. Este fue el cuarto partido del grupo F, se jug el 21 de
junio de 1998 en Lyon, y tuvo como marcador final la victoria de Irn por 2-1 sobre los Estados Unidos.
51

87
arco. Usted es blanco, cmo podra jugar para nosotros?. Me pinto, les dije, me pinto
con un corcho como los cantantes de jazz en los tiempos de Faulkner. Se largo a rer. Mire,
a m me van a matar pronto, de modo que puedo arriesgarlo todo. Incluso atacar mientras se
juega el partido al traidor de katanga que ser mi asesino. Moits Tshombe, se llama. Qu
necesita?. Probar a la tropa, ped. Conseguir veinte o treinta pelotas de ftbol, poner a los
guerrilleros en calzoncillos y verlos jugar. Hasta hace unos meses yo era el entrenador del
Benfica, seor. Eso lo impresion. Llamo a un secretario y le dijo que se pusiera a m
disposicin. Ahora quiero hablar con su General. Con el hombre que condujo a la victoria
a los trabajadores de la Argentina. Dnde tiene su cuartel? (dem: 71).

Pero el General Pern de la novela vive dormido en una hamaca sofocado por el
calor por lo que Peregrino apenas logra pactar una cita en la noche para que ambos
generales se conozcan. Finalmente, el partido entre belgas y africanos ser el pretexto para
que Lumumba ataque los cuarteles belgas. Y todo gracias a la manera como Pern y
Peregrino Fernndez, distraen a los belgas con un partido de ftbol. Un partido que tendr
como mximo protagonista a un Pern indeciso que improvisara cada situacin del juego
con decisiones polmicas en las que ir inventando nuevas reglas. De este modo aparecer
el penalti indirecto y se generarn discusiones filolgicas a propsito de la inexistencia
histrica de frica en alusin a Borges. Sin embargo, ser cuestin de tiempo que Pern se
descubra como General ante un Teniente Coronel belga que entra a la cancha a insultar y a
amenazar al rbitro, y as termina el partido, al tiempo que empieza la guerra civil en la que
a los pocos das caer muerto Lumumba. Un partido de ftbol que apenas dur cuarenta y
cinco minutos. A los pocos das Pern y Peregrino regresan a Madrid disfrazados de curas y
entonces acaba esta aventura.

A la maana siguiente, mientras yo preparaba mi valija para ir a entrenar a los Coyotes de


Texas, me dijo: Vea, no hay que dejar que la gente crea que alguien le impone una

88
opinin. Tienen que pensar que se han salido con la suya. Eso es lo que aprend en el
Congo (dem: 83).

Ya no queda ms. Peregrino hace el recuento de su vida en un prrafo y de esta


manera une historia y ftbol para as reivindicar una vez ms el papel de este deporte en el
desarrollo del siglo XX. Y es que el ftbol, particularmente en la vida de Peregrino, es la
plataforma mediante la cual viaja a travs del tiempo viviendo y conociendo de primera
mano todas las turbulencias de su poca. Y gracias al ftbol asimila, entiende y transmite
sus opiniones sobre la guerra. De este modo, el ftbol proyecta la vida de Peregrino en
funcin de su personalidad y de sus creencias. Y as, en el Pars de posguerra, viviendo el
suicidio de Drieu la Rochelle, el del editor Denel, la captura de Celine y el fusilamiento de
Brasillach, Peregrino hace un balance de su vida, siempre agradecido con el ftbol por
haberle enseado a vivir y a entender al hombre. Es la literatura la que le permite a Soriano
hacer esa revisin y ese balance social del misterio del gol y el impacto de este en la
sociedad moderna.

Ahora te hablo de m, aunque nunca dej de hacerlo: esos regocijos populares me tentaron
a terminar mi carrera en el fascinante Pars de la posguerra. El ftbol no es muy popular
ac, pero a la fascinacin por los debates polticos se sumaron en mi vida otros encantos
tardos: muchachitas rientes y floridas, camaradas de causas perdidas, amigos de la noche,
filsofos siempre equivocados. Ahora, en este geritrico impoluto, hago la cuenta sin
remordimientos: ciento setenta goles en siete pases, pocos de penal; unas cuantas veces en
cana por meterme donde nadie me llamaba. Jugu en todas partes: estadios, potreros,
castillos, avenidas de doble mano, buques y hasta en un Hrcules que volaba clandestino
con armas para Cuba. Hice plata y la derroch. Vi el mundo agonizar y renacer. Vi la
derrota nazi y se me vino encima el Muro de Berln. Yo estaba ah. Te lo cuento sin
nostalgia. Al escribir, cudame. Son mis memorias; no quiero aparecer como un viejo

89
grun que idealiza sus aos juveniles. Andte con esta cita de Sartre que tengo subrayada
en El idiota de la familia:
EL lenguaje del locutor se disuelve inmediatamente en el alma del que oye; queda un
esquema conceptual y verbal a la vez, que preside a la reconstitucin y a la comprensin.
sta ser tanto ms profunda cuando la restitucin palabra por palabra sea ms inexacta.
Ahora and. La prxima vez no te olvides de traerme unos cigarros cubanos. Cuando te vas
enciendo uno y medito sobre la eterna y cruel inexactitud de la palabra (dem: 88).

Esa cruel inexactitud de la palabra es la reflexin que aparece en el primer captulo


de la tesis donde se cuestiona el hecho de escribir sobre ftbol en vez de jugarlo. Y sin
embargo, esa delgada lnea es la que le permite al ftbol ir de la mano de la historia en la
voz del Peregrino, y que lleva el escritor del gol a la palabra.
El ftbol como lenguaje vivo da oportunidad a Peregrino de contar su historia para
de

este

modo

entender

la

historia

misma:

las

guerras,

los

conflictos,

las

independencias....etc. Por eso Peregrino se pregunta por esa imprecisin de la palabra ya


que ha sido ella la que le ha permitido hilvanar su relato y la que le ha proporcionado la
posibilidad de dar cuenta del mundo. Al final, y al mejor estilo Camus, el Peregrino termina
la novela con una reflexin sobre la vida a la luz del ftbol.

Hay tres clases de futbolistas. Los que ven los espacios libres, los mismo que cualquier
payaso ve desde la tribuna y los ves y te pons contento y te sents satisfecho cuando la
pelota cae conde debe. Despus estn los que de pronto te hacen ver un espacio libre sin
ms, un espacio que vos mismo y quiz los otros podran haber visto de haber observado
atentamente. sos te toman por sorpresa. Y luego hay aquellos que crean un nuevo espacio
donde no debera habar habido ningn espacio.
Esos son los profetas. Los poetas del juego (dem: 92).

90

Y as termina la novela sobre ftbol ms absoluta que se ha escrito hasta ahora. No


por el talento de Soriano a la hora de escribir, sino por la manera como pens una novela en
la que el ftbol y la literatura se unieran para dar paso a la historia poltica y a los juegos de
poder de occidente en el siglo XX, en un texto donde lo literario protege el origen de la
pasin por el ftbol. Una novela inacabada que tiene como personaje a un peregrino que un
buen da se ve futbolista y con una pelota en los pies empieza a surcar mares y pases de los
cuales dar testimonio en sus memorias. Porque las Memorias del Mster Peregrino
Fernndez son una pieza nica y un testimonio vivo de la relacin entre literatura y ftbol
donde la pasin por ambas cosas queda igualmente unida en la personalidad del
protagonista. Al punto de que al final de sus das, no es capaz de entender el concepto
entretenimiento dentro de la industria del ftbol y todo lo que esto conlleva como que ahora
se hable de asistencia siendo que esa es una palabra prestada del lenguaje deportivo
norteamericano donde la industria del entretenimiento construye su consumo a partir de las
estadsticas 52.
Aqu aparece el ftbol como fenmeno del tiempo libre y como industria del
entretenimiento. Gerhard Vinnai plantea que el control del tiempo libre se logra, en primer
trmino, por la longitud de la jornada laboral, y por la cansadora rutina de las prestaciones
laborales alienadas. Esa rutina hace que el tiempo libre se convierta en distensin pasiva y
en recuperacin de la energa para la labor profesional. Segn Marcuse, dice Vinnai,
solo en el ltimo estadio de la civilizacin industrial, en que el crecimiento de la
En el prlogo de Once contra once, cuentos de ftbol para los fanticos del ftbol, Guillen Martnez
argumenta que uno de los elementos por los cuales el ftbol no le interesa al norteamericano promedio es
que carece de estadsticas llamativas como rebotes, mates, asistencias, home runs, cuantificables o yardas
recorridas. Y esa ausencia de estadsticas comprensibles hace que sea imposible apostar, siendo que las
apuestas son el verdadero objetivo en la industria del entretenimiento en USA. Sin embargo, ahora la prensa
deportiva s hace eco de esos datos en las crnicas y en los anlisis de los partidos de ftbol en Europa:
kilmetros recorridos, pelotas perdidas, pelotas ganadas, tiros a puerta, asistencias..., etc.
52

91

produccin amenaza sobrepasar los lmites fijados por la dominacin opresora, la tcnica
del manejo de las masas ha desarrollado una industria del entretenimiento que mantiene el
tiempo libre directamente bajo control. El ftbol organizado es, pues, una parte de esa
industria, que sirve para ejercitar y cimentar el principio imperante de realidad,
manteniendo uncidas a las vctimas del aparato industrial alienado (Vinnai 1978: 22).
Pero es en un cuento como El extremo fantasma de Juan Villoro, donde lo
anterior se ve de una manera ms clara. El texto, escrito en tercera persona, narra el final de
Irigoyen, un extremo izquierdo que se ve obligado a colgar los guayos 53 luego de una lesin
en el tobillo pasados los treinta aos. Sin embargo, su vida toma un giro inesperado cuando
le ofrecen ser el director tcnico de un equipo de segunda divisin propiedad de un magnate
petrolero. Entonces la historia de Irigoyen empieza de nuevo. El equipo, Rayados Football
Club, es propiedad de un tal Vasco Uribe, hombre poderoso y con el aire del ganadero que
tutea sin esperar reciprocidad y que tiene el equipo en un lugar donde no hay iglesias, ni
plaza con kioscos, ni cancha de bsquet. All nicamente hay muchachas esculidas en
sandalias de plstico esperando a los trabajadores de las petroleras.

Dicen que estar tan cerca del petrleo lo pone a uno muy caliente. Ser?
(Valdano 1998a: 363).

Vaya pregunta del chofer del taxi mientras lo lleva del aeropuerto de Cancn al
pueblo aquel! Ms adelante le dice, a propsito del hielo azul que comen las muchachas en
las esquinas:

Guayos: colombianismo que se refiere a los zapatos para jugar al ftbol. En el resto del mbito hispano se
les llama: botas o botines.

53

92
Le ponen un jarabe que viene de Panam. Aqu todo es importado. Hasta nosotros somos
de importacin. Quin va a nacer aqu? (dem).

El lugar es un verdadero moridero. Un pueblo en el que no hay ms que un estadio y


mujeres que vienen de otros pueblos los fines de semana.

Desde el primer juego, el entrenador, entendi la funcin secreta del estadio; en las gradas,
los hombres del petrleo encontraban a las mujeres que llegaban en canoas y balsas de los
caseros cercanos y no pagaban la entrada. Irigoyen saba de sobra que en ftbol el pblico
es un furor annimo, pero a las cinco de la tarde algo distingua a ese estadio; los gritos
inconexos, el entusiasmo a destiempo, sugeran que la gente haca su propio juego. La
cancha de los Rayados era un poco la plaza que faltaba en el pueblo. En ocasiones haba
golpizas y algn acuchillado que no tenan nada que ver con el partido. A las siete de la
noche, costaba trabajo sacar a la gente, de nada serva apagar los reflectores; en las gradas
aparecan fogatas, radios con msica de guitarras y acordeones (dem: 368).

No obstante, lo importante es el trasfondo del cuento. Irigoyen se encuentra con una


plantilla de jugadores entre veteranos y jvenes. Adems es su primera experiencia como
entrenador. Lo sorprendente es la campaa que realiza logrando llegar a la final con el
equipo luchando por un lugar en la primera divisin. Y es ac donde se descubren las
verdaderas intenciones del dueo del equipo. Obviamente, el ltimo partido es el que deja
al descubierto todo aquello que dice Vinnai acerca del ftbol organizado como parte de
una estrategia que controla la industria del entretenimiento, o el llamado tiempo libre.

Aqu slo el calor es real y empuj el sobre. Irigoyen alcanz a ver el filo verde de los
dlares. A ver si despiertas: tuviste un sueo de mierda. El Zorri me habl de ti y te apost
como esos imbciles que arriesgan su dinero segn los nombres de los caballos. Eras

93
primerizo y tenas delirios de grandeza que siempre hunden a los equipos. Olivia me
advirti a tiempo, s, no pongas esa cara de tarjeta amarilla, yo te la puse entre las sbanas.
Te deb mandar a la chingada en la primera vuelta pero pens que tenas suerte de
principiante, adems, la taquilla es la taquilla; despus supe que no jugabas con la suerte;
montaste un equipo excesivo, no se te ocurri pensar que no se puede jugar as en los
pantanos? Relevos por los extremos en este muladar! Sabes cmo consegu mi
franquicia? Gente de arriba, con la que no has soado, necesitaba que los petroleros
tuvieran otra diversin que las putitas tropicales. Crees que nos dejaran llegar a primera?
Has visto pasar un avin por este pinche cielo? Nunca va a haber equipos en las fronteras.
Ac no se acaba la cancha. Aqu se acaba el pas (dem: 372).

Es decir, el equipo debe permanecer en segunda divisin y, por consiguiente,


cumplir su objetivo principal, que es el de entretener a los empleados en sus ratos libres. Al
final, Irigoyen se marcha con la maleta llena de dinero. Sin embargo, en el entretiempo del
partido final intenta dar valor a sus jugadores pero todo est perdido. Por lo dems, el
cuento refleja el uso que se hace del ftbol como industria de entretenimiento. De esta
manera, los empleados tienen controlado hasta el tiempo libre sin que nadie lo note. El
ftbol, por lo tanto, permite que ese tiempo libre d frutos ya que esa industria del
entretenimiento permite que el principio de realidad imperante no se quiebre, y los
empleados no sueen con victorias, logros y triunfos picos que trasciendan su realidad.
Nadie mejor que el Vasco Uribe para traerlos a la dura realidad en el entretiempo del
partido final.

El 0-2 les sali barato. El Vasco los visit en los vestidores: Ni modo, muchachos, se
hizo lo que se pudo, aunque buscaba un tono resignado, luca nervioso. Irigoyen entendi
sus temores: los crea capaces de una voltereta en Punta Fermn. Pas las veintisis horas
del camino de regreso refinando esta certeza; nada le convena tanto a Uribe como perder la
final (dem: 370).

94

El cuento plantea la tensin que se establece entre lo social y lo individual, lo ntimo


con lo colectivo y lo privado con lo pblico ya que incluso Irigoyen es controlado de cerca
por una mujer que los directivos le ponen en la cama para que averige lo ms posible
acerca de la vida, la historia y las intenciones de Irigoyen como entrenador. Una curiosidad:
la palabra ftbol, a lo largo de todo el texto, est escrita sin tilde exactamente como se
pronuncia en Mxico: futbol. De este modo, el cuento permite reconocer cmo en un paraje
olvidado, el fenmeno del ftbol se ve controlado por las grandes industrias que sobreviven
y mantienen su produccin gracias a la recuperacin semanal que el ftbol, en este caso, le
da a la gran masa.
Del mismo modo, el cuento La composicin, de Antonio Skarmeta, deja ver la
realidad de una familia chilena durante la dictadura de Augusto Pinochet. El cuento va de lo
ntimo hacia lo pblico mostrando la cara ms oculta del poder filtrndose en la intimidad
del hogar por medio de Pedro: un nio que solo piensa en jugar ftbol y suea con una
pelota de cuero con puntos negros y blancos como las de los profesionales, y no una de
plstico.

El ltimo mes, desde que las calles de Santiago se llenaron de militares, Pedro haba
notado que todas las noches el pap se sentaba en su silln predilecto, levantaba la antena
del aparato verde, y oa con atencin noticias que llegaban desde muy lejos
(Valdano 1998b: 280).

Pero Pedro va sintiendo la presencia de algo extrao y empieza a atar cabos sueltos
que lo llevarn a involucrarse con la situacin poltica del pas sin que nadie lo pueda
impedir.

95
Un da Pedro intent un veloz avance por el flanco izquierdo, donde estara el bandern del
crner, si eso hubiera sido una cancha perfecta y no la calle entierrada del barrio. Cuando
lleg hasta Daniel, el hijo del almacenero, simul con la cintura que avanzaba, piso el baln
hasta dormirlo en sus pies, lo levant sobre el cuerpo de Daniel, ya vencido de cara al barro,
y suavemente lo hizo rodar entre las piedras que marcaban el arco.
!Gol! grit y corri hacia el centro de la cancha esperando el abrazo de sus compaero.
Pero esta vez nadie se movi. Estaban todos clavados mirando hacia el almacn. Algunas
ventanas se abrieron y se asomaron ojos pendientes de la esquina. Otras puertas, sin
embargo, se haban cerrado golpeadas por un ventarrn imprevisto. Entonces Pedro vio que
al padre de Daniel dos hombres se lo llevaban con metralletas. Cuando Daniel quiso
acercrsele, uno de los hombres lo contuvo ponindole la mano en el pecho.
Tranquilo le grit.
El almacenero mir a su hijo.
Cudame el negocio.
El jeep parti y las madres se precipitaron a las veredas, agarraron a sus hijos del cuello y
los metieron en sus casas. Pedro se qued cerca de Daniel, en medio de la polvareda que
hizo el jeep al partir.
Por qu se lo llevaron? -pregunt.
Daniel hundi las manos en los bolsillos y en el fondo apret las llaves.
Mi papi es de izquierda dijo.
Qu significa eso?
Que est contra la dictadura.
El chico haba odo antes esa palabra en las noches de su padre junto a la radio verde, pero
no saba qu era, y encima de todo, le costaba pronunciarla (dem).

Este es el teln de fondo del cuento: mientras el nio pasa sus das entre el colegio y
la casa con su pelota de ftbol, sus padres intentan buscar noticias de fuera para poder
resistir frente a la dictadura. Y es en ese escenario donde el ftbol y la poltica vuelven a
encontrarse como tambin habra de darse en el partido entre la seleccin de Chile y la

96

Unin Sovitica con miras al mundial de Alemania 74 54. Por eso, esa misma noche en la
que se llevan al padre de Daniel, al tiempo que la madre de Pedro rompe a llorar despus de
la cena y el nio y el padre estn intentando adivinar los confusos ruidos que emite la radio,
Pedro les pregunta a ambos:

Pap, t eres de izquierda?


El hombre mir a su hijo, luego a su mujer, y en seguida ambos lo miraron a l. Despus
baj y subi lentamente la cabeza, asintiendo.
Tambin te van a llevar preso?
No dijo el padre.
Cmo lo sabes?
T me traes buena suerte, Chico sonri el hombre.
Pedro se apoy en el marco de la puerta, feliz de que no lo mandaran directo a acostarse
como otras veces. Prest atencin a la radio, tratando de entender qu era lo que atraa la
compaa de los padres cada noche. Cuando la voz en la radio dijo: El dictador Pinochet,
Pedro sinti que todas las cosas que andaban sueltas en su cabeza se juntaban igual que en
ese juego de rompecabezas cuando, pedazo a pedazo, armaba la figura de un velero.
Papi! exclam entonces. Yo tambin soy de izquierda?
El padre mir a su esposa como si la respuesta a esa pregunta estuviera escrita en los ojos
de ella y la madre se rasc el pmulo con una cara divertida hasta que dijo:
No se puede decir.

Chile lleg a la Copa del Mundo despus de una eliminatoria a doble partido en el que la URSS se neg a
viajar a Santiago para jugar la vuelta tras el 0-0 en Mosc como protesta a la dictadura de Pinochet y a la
muerte de Allende. Chile salt al campo en un momento absurdo de la historia del ftbol para marcar a
puerta vaca los goles que la FIFA registr como un 2-0. La URSS pag una multa de 1.000 dlares por no
presentarse. El primer partido se jug en Mosc a donde los jugadores chilenos llegaron con la sorpresa de
haber sido abordados a lo largo del viaje por compatriotas que les preguntaban por familiares y por las
torturas y les pedan noticias del pas. Pero al parecer, dentro de Chile no se saba lo que estaba pasando y
los jugadores no saban de lo que les estaban hablando. Ese primer partido qued 0-0. Pero el partido de
vuelta jams se jug. La Unin Sovitica se neg a jugar en un lugar donde una dictadura militar estaba
matando gente y fue el gobierno chileno quien presion a la FIFA para que diera por eliminada a la seleccin
rusa, ya que unos emisarios de la FIFA haban inspeccionado el Estadio Nacional y no haban encontrado
ninguna anomala. Sin embargo, en ese Estadio Nacional estaban los presos polticos, estaban los torturados
y all se haba asesinado a miles de chilenos. El gobierno oblig a los jugadores a salir al campo, a hacer el
saque y a dirigirse hacia el arco contrario para hacer goles. Unos goles ante un arco vaco que fueron
cantados por toda la muchedumbre.
54

97
Por qu no?
Los nios no son polticos. Los nios son simplemente nios. Los nios de tu edad tienen
que ir a la escuela, estudiar mucho, jugar harto y ser cariosos con sus padres (dem: 284).

Entonces, un buen da llega al colegio un capitn para invitar a todos los nios del
pas a escribir una composicin, asegurando que el que escriba la ms linda, recibir una
medalla de oro y una cinta con los colores de la bandera chilena, de manos del mismsimo
general Pinochet. Todos los nios son abordados sin previo aviso y de inmediato se pone en
marcha la verdadera intencin de la composicin.

Bien dijo el militar, saquen cuadernos... Listos los cuadernos? Bien! Saquen lpiz
Listos los lpices? Anotar! Ttulo de la composicin: Mi casa y mi familia.
Comprendido? Es decir, lo que hacen ustedes y sus padres desde que llegan del colegio y
del trabajo. Los amigos que vienen, lo que conversan. Lo que comentan cuando ven la tele.
Cualquier cosa que a ustedes se les ocurra libremente, con toda libertad. Ya? Uno, dos,
tres: comenzamos! (dem: 286).

De este modo, todos los nios empiezan a escribir, salvo Pedro, quien antes le
pregunta a su amigo Leiva si en la familia de l tambin son de izquierda. Es entonces
cuando Skrmeta aprovecha para dejar que los nios hablen con acento chileno voceando,
permitiendo as que Leiva y Pedro se comuniquen sin problemas, en un momento de mucha
tensin. As pasa el tiempo al cabo del cual, tras dos semanas, regresa el capitn
anunciando que todas las composiciones estaban muy lindas, y haban alegrado mucho a los
militares y que en nombre del general Pinochet los felicitaba. Con la salvedad de que la
medalla de oro haba cado en otro curso motivo por el cual le traa un caramelo a cada uno,

98

la composicin con una notita, y un calendario del prcer. El cuento termina esa noche, en
casa, con los padres de Pedro leyendo la composicin:

Cuando mi papi vuelve del trabajo yo lo voy a esperar a la micro. A veces mi mami est en
la casa y cuando llega mi pap le dice hola Chico, cmo te fue hoy da. Bien, le dice mi
pap, y a ti cmo te fue. Aqu estamos, le dice mam. Despus yo salgo a jugar ftbol y me
gusta jugar a meter goles de cabecita. Al Daniel le gusta jugar de arquero yo le saco pica
porque no me puede atajar cuando yo le chuteo. Despus viene mi mam y me dice ya
venga a comer Pedrito y nos sentamos a comer y yo siempre me como todo menos los
porotos, que no los trago. Despus mi pap y mi mam se sientan en el silln y juegan
ajedrez y yo hago las tareas. Y ms despus nos vamos todos a la cama y yo juego a
hacerles cosquillas en los pieses. Y despus, despus, despus no pudo contar ms porque
me quedo dormido.
Firmado: Pedro Malbrn
PD. Si me dan un premio por la composicin ojal sea una pelota de ftbol, pero no de
plstico.
Bueno dijo el padre. Habr que comprar un ajedrez, por si las moscas (dem: 290).

Este cuento de Skrmeta, Premio Llibreter 1998 por la edicin ilustrada, deja ver
entre otros, el tema de la dictadura de Pinochet desde la inocencia de un nio que suea con
ser futbolista haciendo goles de cabeza. Un nio que es capaz de reaccionar y proteger a su
familia ante la presencia intimidante de un militar, gracias a que desde el primer momento
en que descubre la cruda realidad, sus padres no le han ocultado nada.
Todo lo contrario al cuento Lenin en el ftbol, del escritor mexicano Guillermo
Samperio, en el cual se cuenta la historia de un portero que intenta reivindicar al futbolista

99

como un trabajador, para lo cual decide promover un sindicato de futbolistas en Mxico 55,
y de este modo luchar contra el abuso con la nica intencin de defender y hacer respetar
los derechos laborales de los futbolistas. Pero su familia no lo apoya y su esposa no quiere
que los hijos se enteren de nada. Y es que el tema de los sindicatos de los futbolistas viene
siendo un tema poltico desde hace varias dcadas no solo en Espaa sino en toda
Latinoamrica.
Los futbolistas no estaban incluidos en el Sistema de Seguridad Social porque no eran
considerados deportistas profesionales, sino simplemente aficionados. De hecho las
palabras sueldo o salario nunca aparecan en la redaccin de sus contratos en favor del
concepto compensacin. Este tratamiento supona, entra otras cosas, que no exista para el
jugador una pensin una vez finalizada su carrera futbolstica. Su fuente de ingresos se
limitaba exclusivamente a lo ahorrado hasta ese momento ms lo recaudado en un partido
homenaje que le renda el club. Mucho ms difcil era la situacin para aquellos futbolistas
que se lesionaban durante un partido: no reciban compensacin alguna en concepto de
accidente laboral ni tampoco en el caso de que su carrera se viese truncada definitivamente
(Alcaide 2009: 222).

Este pequeo fragmento del libro de Francisco Alcaide producto de su tesis doctoral
sobre Sport Managment, muestra la realidad del futbolista en Espaa hasta 1979 cuando
nace la Asociacin de Futbolistas Espaoles. Y es que durante el franquismo los futbolistas
no eran considerados trabajadores de verdad sino unos privilegiados, los esclavos de oro.
Motivo este por el cual surgieron las primeras voces de protesta con Pirri y Moreno Grosso
El 5 de marzo de 2006, el Sindicato de Futbolistas Agremiados de Mxico es reconocido legalmente por las
autoridades laborales. Jos Mara Huerta admiti que los dirigentes de la FMF (Alberto de la Torre,
presidente y Decio de Mara, secretario) crearon una guerra ante ellos, inventando comisiones para
neutralizarlos por lo que acudieron a la FIFA y la mxima organizacin seal que esas comisiones eran
antirreglamentarias, ya que no cumplan con las normas internacionales establecidas para una cmara de
arbitraje. A pesar de la negativa de la Federacin y dueos de equipos, ya exista un sindicato a favor del
bienestar del futbolista. Por eso, la FIFA y la Federacin Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO)
apoyaron al sindicato, contrario a la posicin recibida por parte de la FMF.
55

100

del Madrid, los cuales intentaron crear el primer sindicato en 1969 recibiendo una dura
reprimenda por parte de Santiago Bernabu siendo obligados a pedir disculpas pblicas.
Frente a lo cual se dice que:

Franco fue partidario de equiparar el estatus privilegiado del futbolista con el de la


mayora de ciudadanos y as evitar una incmoda comparacin entre unos y otros, por lo
que no puso objeciones a que stos fuesen tratados de manera protectora y paternalista por
sus empleadores, negndoles el derecho a ejercer sus reivindicaciones en los tribunales o
formar sus propios sindicatos (dem).

Pero claro, surge una confusin. Ya que por un lado, el concepto juego se aleja de
los parmetros morales y por tanto funcionales de una sociedad. Por lo cual, su prctica no
representa un valor social real ni una inversin de ningn tipo, lo que conlleva a que el
jugador sea considerado un aficionado como cualquier otro que pretenda jugar, y no un
trabajador desempeando una labor especfica.
El juego est por fuera de la disyuncin sensatez y necedad; pero fuera tambin del
contraste verdad y falsedad, bondad y maldad. Aunque el jugar es actividad espiritual, no
es, por s, una funcin moral, ni se dan en l virtud o pecado (Huizinga 2012: 24).

Sin embargo, al hablar del juego como industria, todo cambia.

En cualquier momento puede suspenderse o cesar por completo el juego. No se realiza en


virtud de una necesidad fsica y mucho menos de un deber moral. No es una tarea. Se juega
en tiempo de ocio. Solo secundariamente, al convertirse en funcin cultural, veremos los
conceptos de deber y de tarea vinculados al juego (dem).

101

Y este es un tema que se aborda en el primer captulo donde se cuestiona esa falta
de funcin prctica de los deportes, para lo cual es necesario contribuir a su legalizacin
como industria y como institucin, atribuyndole elementos crticos y pedaggicos que
dejen ver aspectos ms profundos de lo puramente fsico. Y ah radica la confusin ya
que el elemento ldico del juego es atravesado por una funcin social y cultural que lo
transforma en una labor especfica que implica que el Homo Ludens de Huzinga se
transforme, o de paso al Homo Econmicus de Stuart Mill, tanto en la grada como en el
csped. Generando as una confusin entre la rentabilidad de la industria y la diversin que
ofrece participar en la representacin del juego, tanto en la grada como en el csped.
Y en Latinoamrica el tema sigue siendo igual de problemtico. En Colombia, por
ejemplo, actualmente la Asociacin de Futbolistas Agremiados 56 sac a la luz pblica un
documento donde los clubes piden unirse contra los futbolistas que queden dueos de sus
pases para no contratarlos, en un intento de hermandad en pro de los clubes, y mucho
menos llamarlos a la seleccin nacional 57. Siendo la segunda y la tercera divisin los

La Asociacin Colombiana de Futbolistas Profesionales ACOLFUTPRO fue fundada el 26 de marzo de 2004


con el objetivo de desarrollar y ejecutar actividades y proyectos que tengan como propsito fundamental el
reconocimiento de unas condiciones de vida digna y la defensa de los derechos del jugador de ftbol
profesional colombiano.
57
El 8 de julio de 2013 Acolfutpro hizo circular una carta que envi el presidente del Deportivo Pereira,
lvaro Lpez, a Ramn Jesurun, presidente de la Dimayor en la que no solo cuenta la salida de ocho
jugadores que decidieron renunciar al club alegando incumplimientos laborales como el no pago de sus
salarios, si no que al final de la misma pide que se informe a los dems clubes asociados para que se
abstengan de suscribir contratos con los mencionados. Los ocho jugadores del Pereira renunciaron debido
al incumplimiento de los pagos laborales del Pereira, lo que se considera una causa justa para finalizar la
vinculacin con cualquier empresa. La carta que lvaro Lpez, presidente del Pereira envi a la Dimayor
intenta violar sus derechos fundamentales y apela al pacto discriminatorio que siempre hemos denunciado,
sentenci el gerente de Acolfutpro. Desde hace varios aos la agremiacin de futbolistas viene denunciando
un posible veto que tendran los clubes para no firmar contratos con los jugadores que terminen su
vinculacin con otros equipos, por justa causa, como lo es la falta de pagos. La comunicacin fue enviada
por el gerente de la Dimayor, Ivn Novella, a todos los presidentes de los clubes para que no sean
contratados los futbolistas que terminaron sus contratos, declar Carlos Gonzlez. Por su parte Ivn
Novella afirm que la carta fue reenviada a todos los clubes de la Dimayor pero por solicitud directa de uno
de los asociados, como lo es Deportivo Pereira. Adems recalc que la carta est firmada por el presidente
56

102

lugares donde ms desamparado est el futbolista en trminos legales 58. Pues bien, justo en
medio de este panorama aparece el cuento de Guillermo Samperio, un relato en primera
persona en el que un hombre casado y con hijos cuenta su historia desde la crcel, a donde
llega despus de las demandas que le caen al intentar agremiar a los futbolistas en un
sindicato promoviendo huelgas, sin imaginar que su equipo cambiara de razn social, se
declarar en quiebra, y l ser el nico responsable.

Ya ves, el que no se vuelve entrenador, pone su negocio o hace comerciales. No s si has


visto al Reynoso haciendo comerciales para el pan Bimbo, y al Pajarito anunciado relojes
contra balonazos durante un supuesto partido de garra. [] Pero el asunto que me tiene
jodido no fue una cosa que se me ocurriera de la noche a la maana; adems, t sabes bien

del Deportivo Pereira y en ningn caso hace parte de un documento de la Dimayor. Ivn Novella fue enftico
al decir que: Yo no considero que eso sea un veto laboral si no una invitacin a los dems clubes para
formalizar transferencias.
58
El 14 de junio de 2004 el defensa central colombiano Arley Dinas sali a la cancha del estadio de Trujillo
(Per) a defender los colores de la seleccin Colombia, dejando a su equipo , el Deportes Tolima, luego de
atender una convocatoria de la seleccin nacional. En el minuto 43, cuando sali a disputar un baln, le
cometieron una falta que lo sac del partido y tambin del ftbol. Comenz, literalmente, a tocar puertas
para pedir que le practicaran una ciruga en su rodilla. Y ni la Federacin Colombiana, ni el club, atendieron
su solicitud. Al final, tres meses despus, su amigo y mdico Mario Figueroa lo oper gratis, pero luego, el
diagnstico seal que no poda volver a jugar. Todo el tiempo que estuvo inactivo tampoco recibi sueldo y
vivi en la casa de su familia. El defensa anunci que demandara al Deportes Tolima, equipo al que prest
sus servicios durante tres temporadas, porque no tena seguridad social. "Yo tena un contrato por 700 mil
pesos, pero lo que ocurre es que yo ganaba mucho ms. Ahora me pensionaran con el 75 por ciento de ese
sueldo. Me pregunto ahora: En dnde est lo otro que me ganaba?". Gabriel Camargo, mximo accionista
del Deportes Tolima, se mostr sorprendido por la noticia que le entreg a Tolima 7 das. "Es la primera
noticia que tengo al respecto. Conmigo nadie ha hablado sobre esa situacin, pero parece que est de moda
demandar al Deportes Tolima. Esperemos a ver qu pasa, pero por ahora no tengo nada oficial al respecto",
aclara. El abogado y ex jugador Carlos Gonzlez, de la Asociacin de Ftbol Profesional, dice que "el jugador
de ftbol como cualquier persona es un trabajador normal que debe tener los derechos a las afiliaciones de
seguridad social". "Lo que pasa es que -agrega- los clubes deportivos lo nico que tienen en activos son
jugadores, pero ni as los aseguran. Por eso sus jugadores valen mucho para venderlos, pero poco para
asegurarlos. Lo que le queda a Dinas, que no puede volver a jugar al ftbol, es demostrar la totalidad de sus
salario e investigar si fue asegurado para aclarar todo". "Tengo entendido -dice Dinas- que todo trabajador
debe tener un seguro fuera de la salud prepagada para que en caso de accidente pueda seguir recibiendo un
dinero si no se puede volver a jugar. Ese es mi caso, eso es lo que reclamo, a menos que el club tenga un
acercamiento y exista un arreglo". Desde su lesin, el 14 de junio de 2004 Arley Dinas no pudo volver a
jugar al ftbol.

103
que los jugadores siempre se han quejado, los de ayer y los de ahora, y siempre es la misma
cantaleta; no hay seguridad y todo djalo a la buena suerte de tus piernas (Daz 2011: 79).

Un portero del que nunca sabemos su nombre pero por medio del cual nos
enteramos de todo lo que sucede en las oficinas del club.

Desde luego que no trato de escamotear mi responsabilidad, ni desmentir lo que dicen los
peridicos sobre la propaganda que yo realic, y esto no lo escamoteo porque creo que
nosotros tenamos la razn, verdad? Lo estuve pensando mucho tiempo y hasta me le un
libro de Lenin que habla sobre los sindicatos y lo pinche que son los patrones. A ltimas
fechas la idea se fue madurando como una buena jugada para gol y cuando comenc con mi
propaganda, manito, el lic. Iturralde dijo que lo nico que faltaba, despus de los
tupamaros, era balompiecistas de izquierda, como si los futbolistas furamos puros
pendejos conformistas (dem: 80).

Este universo de los futbolistas de izquierdas ha sido el tema de un libro del


periodistas madrileo Quique Peinado 59, donde a grandes rasgos, se habla de aquellos
futbolistas que siempre han dejado ver sus posturas polticas como fue el caso de Scrates
en Brasil, Cristiano Lucarelli en Italia, o de Carlos Caszely en el Chile de Pinochet, el cual
le neg el saludo al dictador cuando este recibi a los integrantes de la seleccin nacional
para despedirlos antes del viaje al Mundial del 74. Por supuesto, esa postura tuvo sus
consecuencias 60. Un libro inspirado, en palabras del autor, en las columnas escritas por
Enric Gonzlez desde Italia bajo el ttulo Historias del calcio publicadas en un libro 61.

Vid. Quique Peinado, Futbolistas de izquierdas, Madrid, Leme, 2012.


Carlos Caszely fue jugador de Colo-Colo, Levante y Espanyol, e integr la seleccin nacional de Chile entre
1973 y 1982. En 1966 mientras juega en Colo-Colo, no oculta su apoyo a Unidad Popular, la coalicin de
partidos de izquierda que encabeza Salvador Allende, y en las elecciones de 1973, alienta y sostiene al
59
60

104

As pues, en el cuento algunos futbolistas no ven necesario ni un sindicato ni


huelgas ni nada, es ms, ni siquiera ven con buenos ojos a los comunistas.
Por su parte, Bentez, un vendido a la directiva, argument que por lo menos (te das
cuenta, manito, por lo menos) ahora pagaban mejor que antes, que cuando el Dumbo
Rodrguez y El Pirata Fuentes. Que no haba motivo para tanto escndalo. Pero Bentez es
seleccionado, a Bentez le importa una chingada lo que pasa en las reservas; Bentez no
piensa en los de segunda ni en los de tercera; Bentez gana bien, tiene una tienda de
deportes, vive a toda madre y se parece al lic. Iturralde, en lo ojete. S, aunque tiene
apellido espaol, es argentino pero de los que dicen que hay que acabar con los comunistas;
s, estara muy bien departiendo con los militares, aunque no lo creas (dem).

Asimismo, el protagonista encuentra apoyo en su suegro quien lo convence de la


necesidad de sindicalizar a los ba-lom-pie-cis-tas pero recibe duras crticas de parte de su
esposa quien le advierte que es mejor no meterse en los ya que los nios necesitan un
futuro bien cimentado. Un futuro que en Espaa intenta asegurar la Asociacin de
Futbolistas Espaoles la cual ha ido a huelga varias veces con el apoyo de jugadores de
Partido Comunista de Gladys Marn y Volodia Teitelboim. Sin embargo, antes del Mundial de 1974
secuestran a su madre: An hoy no sabemos por qu pas aquello. La detuvieron y torturaron
salvajemente sin que a da de hoy sepamos de que la acusaban. Poco despus, con su madre ya liberada, el
delantero se encontr cara a cara con el dictador en la despedida de la seleccin antes de viajar al Mundial
de Alemania de 1974. Fue en el edificio Diego Portales. Fui el nico jugador que no salud al dictador. Tena
miedo, pero era lo que tena que hacer. Me lo encontr varias veces en mi carrera, y slo una le salud. La
leyenda dijo que Caszely dej a Pinochet con la mano extendida, pero l ex jugador lo niega y asegura que
slo evit el saludo. El dictador pas por alto el desaire, pero a Caszely la prensa que antes le idolatraba le
estaba esperando. Los militares tambin tomaron nota del rojo de La Roja. Y se cobraron su pieza en el
Mundial de Alemania. En el primer partido, ante la Repblica Federal de Alemania, Caszely es expulsado a
los 67 minutos tras responder a las continuas patadas de Berti Vogts. Chile perdi 1-0 y la prensa oficialista
fue dursima. Caszley, expulsado por no respetar los derechos humanos bromea con la prensa el delegado
gubernamental enviado con el equipo. Broma pesada, ya que en esos das el mundo miraba a Chile por los
excesos de la DINA (Direccin de Inteligencia Nacional). Adems, se le acusa de borrarse para el siguiente
partido, ante la Repblica Democrtica Alemana, por estar bajo las rdenes del comunismo y no querer
jugar contra sus hermanos rojos. Tras el Mundial, el ftbol chileno pasa a manos del general Humberto
Gordon, que prohbe al seleccionador, Caupolicn Pea, llamar a Caszely. La situacin es tan absurda que el
jugador, que haba fichado por el Espanyol, se estaba pagando sus billetes de avin para ir con su seleccin.
Pocas horas antes de subirse a un avin en el Prat para viajar a Santiago de cara a la Copa Amrica de 1979
recibe la llamada de su seleccionador para que no viaje porque no le permiten contar con l.
61
Vid. Enric Gonzlez, Historias del calcio, RBA, Barcelona, 2007.

105

primera divisin, en solidaridad con futbolistas de segunda y tercera divisin. Una


Asociacin que adems tiene como uno de sus principales objetivos que los jugadores sin
equipo tenga entrenadores y toda la logstica necesaria para no perder competitividad,
mientras encuentran equipo. Pero este no es el caso del protagonista del cuento ni mucho
menos de los futbolistas porque los que intenta luchar.

Algunos solo queran que se pidiera aumento de sueldo y primas extraordinarias; otros,
con los que yo haba platicado, pedamos que no solo se remunerara debidamente a todos
los compaeros, sino que era indispensable crear una organizacin que nos protegiera ahora
y en el futuro, que la mejor manera de que logrramos respeto era esa, un sindicato de
futbolistas, que solo as tendramos la suficiente fuerza para que desde tercera hasta primera
dejaran de jodernos (dem: 81).

De este modo, los futbolistas intentan unirse para luchar por unos derechos que les
permitan un retiro digno. Incluso con la complicidad de un periodismo que los engaa
asegurndoles un apoyo que nunca llega.

Algn periodista me jur que si nosotros armbamos el jaleo l se comprometa a lanzar


unos buenos articulazos a nuestro favor, que ya era tiempo de que se hiciera justicia al
deportista, que a partir de nosotros surga la posibilidad de crear una gran confederacin de
deportistas; y mira que los articulazos pero en autogol, para jodernos, tratndonos de
alborotadores y argumentando que la poltica y el deporte eran como el agua y el aceite
(dem: 82).

Y claro que son como el agua y el aceite, desde el punto de vista con el que se mire,
ya que segn Manuel Vzquez Montalbn, El ftbol, calificado de opio del pueblo en

106

tiempo de dictaduras, se ha convertido en la droga dura de las democracias. De este modo,


al protagonista del cuento no le queda otra opcin que seguir adelante con su idea de
agremiar a los futbolistas, con tan mala suerte que son los mismo jugadores los que lo
reciben a patadas en los partidos advirtindole que eso le pasa por revoltoso y su esposa y
sus hijos se van a otra ciudad a raz de las amenazas. Por lo que la situacin se vuelve
desesperada y al final solo veinte jugadores de los cien que haba al principio, terminarn
firmado un documento con las demandas econmicas. Esa demanda fracasa, y al
protagonista no le queda otra opcin ms que continuar con la lucha, intentado sindicalizar
algn club.

Ya los ves, argumentos no nos faltaban: desde las fuerzas inferiores los chamacos
necesitan llevar algo de dinero a sus casas; primero, porque no estudian y quieren vivir de
la patada, y segundo, porque confan en que el futbol es la puerta para la gloria, y no hay
nadie que les haga desistir de la idea de querer ser los Borja del futuro (dem: 84).

Una verdad incuestionable 62. Porque el verdadero problema que vive la industria del
entretenimiento es que como alguna vez dijo el periodista Alfredo Relao: Ser presidente
de un equipo de ftbol parece un mal rollo, y desde cierto punto de vista, lo es. Consiste en
barajar una actividad diablica, un negocio imposible en el que los grande activos de la
empresa son veinte hombres jvenes cargados de gloria y adulacin, y manejados por uno

Una encuesta publicada por Adecco en 2013 realizada entre 1.700 nios espaoles desde los 4 a los 16
aos de edad dio como resultado que ellas, en su mayora, quieren ser profesoras, y ellos, futbolistas.
Margarita lvarez, directora de Marketing y Comunicacin de Adecco comenta estos resultados de la
siguiente forma: el hecho de que las profesiones con ms xito entre nios y nias sean futbolista y
profesora no es casual, sino que el valor ms relevante para ellos, segn diversos estudios, es el
reconocimiento, mientras que en el caso de las nias es la benevolencia y la ayuda a los dems.
62

107

que fue como ellos, pero al que los aos ha expulsado del paraso y se reserva el derecho a
hacer no s qu cosa de autor en la que no se puede meter nadie (Alcaide 2009: 176).
Y claro, si adems de estos directivos que bien pueden sentarse en una oficina de un
banco o en una inmobiliaria, el futbolista tiene que convivir con el paso de los aos
esperando una llamada profesional, soportando las miradas de los ms jvenes, aguantando
los colores que mueven su corazn y masticando las derrotas que hacen tambalear la
economa del club, pues terminan odiando el ftbol 63. Motivo este por el cual, pareciese
que los nicos que no son aficionados al ftbol son los mismos futbolistas 64.
As, pues, el cuento de Guillermo Samperio permite ver esa otra cara de la moneda
donde difcilmente los jugadores han logrado que se les reconozcan sus derechos
laborales 65. Y es que adems de exigir garantas para poder trabajar, el protagonista del

El ex director tcnico de la seleccin de Colombia, Eduardo Lara, confirm en el programa Baln Dividido
de ESPN que en su etapa como DT s hubo presiones para no llamar a ciertos jugadores, todo porque stos
salieron al ftbol extranjero con el pase en sus manos. Ese es el caso de Edwin Valencia, quien dej el
Amrica de Cali para jugar en Atltico Paranaense de Brasil, y aunque siempre se destac y era una opcin
clara de seleccin, algunas manos oscuras no dejaron que se le convocara, al igual que a Jos Julin De la
Cuesta y Julin Vifara. Estos tres futbolistas ganaron sus pleitos contra los equipos que no les pagaban a
tiempo, que tenan gordas deudas, y fueron a la justicia para obtener el premio de sus derechos deportivos.
64
En el nmero 11 de la revista Panenka, David Belenguer hace un repaso de su carrera como futbolista en
un reportaje, recordando momentos difciles: El valor que tiene jugar en primera, con todo el sufrimiento
que conlleva. Ocurri tras un Bara-Getafe en el que nos dimos una paliza de correr. Al acabar el encuentro,
un compaero, bastante joven adems, se tumb en la camilla y empez a gritar lo mucho que odiaba el
ftbol. No pudimos ni consolarle. Se puso el chndal sin ducharse y se larg del estadio sollozando: no
puedo ms. Es duro odiar tu trabajo, p. 83.
65
El 4 de mayo de 2012 se inici el caso de Yhonny Ramrez ante Coldeportes con la emisin de un derecho
de peticin de la carta de libertad para el jugador. Ramrez figuraba con salario mnimo en Boyac Chic, no
haba recibido el pago de sus cesantas y fue desafiliado de la Seguridad Social entre 2010 y 2011", revel el
abogado. Serrano agrega que la tutela de Ramrez se radic hace 15 das exactamente, despus de que
Boyac Chic se negara a recibir la carta de renuncia del futbolista, documento del cual se les pas copia a
Dimayor, Federacin Colombiana de Ftbol y Coldeportes. Enseguida, el volante se declar jugador libre. El
19 de febrero de 2013 el juzgado segundo municipal de pequeas causas orden al Boyac Chic entregar,
en las prximas 48 horas (despus de la notificacin), la carta de libertad de los derechos deportivos del
futbolista Yhonny Ramrez, quien interpuso una accin de tutela, alegando que se respete su derecho al
trabajo y que su contrato con el club se termin por justa causa, por incumplimiento. En el fallo se ordena
tambin a la Dimayor y a Coldeportes que realicen los trmites para que la titularidad de los derechos del
63

108

cuento intenta pedir vacaciones obligatorias, indemnizaciones absolutas en caso de


accidentes serios de trabajo y pagos proporcionales para la jubilacin. Pero una vez ms, la
directiva le recuerda que no son trabajadores sino jugadores. Entonces se pacta una huelga
y con ella llegan las amenazas.

Cuando la directiva se dio cuenta de que la cosa iba en serio, nos empezamos a atacar muy
feo en los peridicos y por la televisin; las amenazas y las presiones estaban al orden del
da. Luego vino la friega de a de veras: unos mafiosos fueron a tirar piedras a la casa, un
vidrio fue el que qued sano y salvo, los dems estaban hechos un llanto. Llegaron tarjetas
annimas y llamadas telefnicas para meternos miedo (Daz 2011: 86).

Finalmente, el cuento termina con el portero en la crcel por agitador, mientras el


club cambia su razn social y se declara en quiebra, dejando solo al protagonista quien
tiene que gastar una parte de su ahorros en la fianza para poder quedar libre y guardar la
otra para poner una pizzera o un restorn, ya que como es feo, no cree que lo contraten
para comerciales de televisin.
Hasta este punto, la relacin entre el ftbol, la poltica y los juegos de poder ha
permitido conocer una parte de la historia a la luz de la ficcin literaria gracias a la novela
de Osvaldo Soriano y los cuentos de Juan Villoro, Guillermo Samperio y Antonio
Skrmeta, donde por medio del ftbol se desnuda una realidad innegable: el uso que se ha
hecho del ftbol para beneficio propio en diferentes momentos del siglo XX. Sin embargo,
dos de los hechos ms importantes dentro de esta relacin, han sido el Mundial de Italia 34

jugador quede registrada a su nombre. Adems, advierte que, de incumplir con lo debidamente ordenado
por la justicia, Boyac Chic, Dimayor y Coldeportes podran ser sancionados segn el decreto 2591 de 1991.

109

y el Mundial del Argentina 78, los cuales fueron expresamente usados en favor del
rgimen, por no hablar del rgimen nazi 66.
En el libro Cuentos mundialistas 67, en el cual hay un texto por cada mundial jugado
hasta Sudfrica 2010, Carlos Barrn escribe un cuento sobre el Mundial de Italia 34 de

El 19 de septiembre de 1941 Kiev fue ocupada por los nazis, a donde llegaron cientos de prisioneros de
guerra, a quienes no se les permita trabajar ni vivir en casas, por lo que vagaban por las calles. Un da, Josef
Kordik, panadero alemn e hincha fantico del Dinamo, caminaba por la calle cuando vio a su dolo: el
arquero del Dinamo de Kiev Nikolai Trusevich . El panadero enga a los nazis contratndolo para trabajar
en la panadera y as tuvo una idea: buscar al resto del equipo. El arquero recorri lo que quedaba de la
ciudad y fue descubriendo, uno a uno, a sus amigos del Dinamo. La panadera tena entre sus empleados a
un equipo completo por lo que los jugadores no tardaron en volver a jugar. Como el Dinamo estaba
clausurado y prohibido, se pusieron F.C. Start, y a travs de contactos alemanes comenzaron a desafiar a
equipos. El 7 de junio de 1942 ganaron su primer partido 7-2, despus 6 a 2 a un equipo de una guarnicin
hngara y luego 11-1 a un equipo rumano. El 17 de julio enfrentaron a un equipo del ejrcito alemn y lo
golearon 6 a 2 por lo que muchos nazis empezaron a molestarse por la creciente fama de este grupo de
empleados de panadera. Entonces llego el MSG hngaro con la misin de derrotarlos, pero el F.C. Start
gan 5 a 1 y 3 a 2 la revancha. El 6 de agosto los nazis prepararon un equipo con miembros de la Luftwaffe y
el Flakelf, resueltos a buscar el mejor rival posible para acabar con el F.C. Start, que ya haba ganado
popularidad en el pueblo sometido. Sin embargo, pese a las patadas de los alemanes, el Start venci 5 a 1.
Los alemanes descubrieron la maniobra del panadero y lleg la orden de matarlos a todos, pero los nazis no
se contentaban con eso. No queran que la ltima imagen de los rusos fuera una victoria, porque pensaban
que matndolos as, no haran ms que perpetuar la derrota alemana. La superioridad de la raza aria, en
particular en el deporte, fue una obsesin para Hitler. Por esa razn, antes de fusilarlos, queran ganarles en
la cancha. El 9 de agosto en el estadio Znit un oficial de la SS entr en el vestuario y les dijo soy el rbitro,
respeten las reglas y saluden con el brazo en alto. As llego el descanso con el Start ganando 2 a 1. Entonces
fueron amenazados en el vestuario con armas y advertencias claras y concretas: si ganan, no queda nadie
vivo. Los jugadores salieron y cuando ganaban 5 a 3, el delantero Klimenko qued mano a mano con el
arquero alemn, lo eludi y al estar solo frente al arco, cuando todos esperaban el gol, se dio vuelta y pate
hacia el centro del campo en un gesto de burla, y superioridad. Los nazis dejaron que se fueran de la cancha
e incluso el Start jug a los pocos das y le gan al Rukh 8 a 0. Sin embargo tras ese ltimo partido, la
Gestapo visit la panadera. El primero en morir torturado fue Kortkykh. Los dems arrestados fueron
enviados a los campos de concentracin de Siretz. All mataron brutalmente a Kuzmenko, Klimenko y al
arquero Trusevich, que muri con su camiseta puesta. Goncharenko y Sviridovsky, que no estaban en la
panadera, fueron los nicos que sobrevivieron, escondidos, hasta la liberacin de Kiev en noviembre del
43. El resto del equipo fue torturado hasta la muerte. Esta historia inspir a John Houston la pelcula
Evasin o victoria.
67
Uno de los cuentos ms curiosos del libro es el dedicado al Mundial de Mxico 86, titulado Colombia 86.
Y es que como un hecho inslito, Colombia ha sido el nico pas en renunciar a la organizacin de un
Campeonato Mundial de Ftbol. Todo sucedi baj el gobierno del Presidente conservador Belisario
Betancourt, (1982 -1986) elegido popularmente, quien el 25 de octubre de 1982, renunci formalmente a la
organizacin del Campeonato Mundial de Ftbol de 1986. Su argumento principal fue el de fortalecer la
salud y la educacin antes de destinar dinero a un Campeonato Mundial de Ftbol, al tiempo que la FIFA
redactaba un Cuaderno de Cargo con las exigencias que se hacan para que Colombia pudiera seguir con la
sede del Mundial. Un Cuadernos de Cargos que exiga redes ferroviarias y aeropuertos en todas las sedes y
que tena como fecha lmite de comprobacin el 10 de noviembre de 1983. Dicho sea de paso que fue
Alfonso Senior, socio fundador del Club los Millonarios y presidente del club durante la poca de El
66

110

gnero epistolar, donde unas cartas cruzadas entre Franco y Mussolini, a propsito del
partido que juegan ambas selecciones, intentan reconstruir dos personalidades ansiosas de
poder y sedientas de victorias, a la luz de un partido de ftbol. Un cuento titulado
Felicitaciones al pueblo italiano en el cual Franco exige explicaciones al Duce por la
victoria ante Espaa, desde la primera carta fechada el 3 de junio de 1934, reprochndole
los mtodos desleales y el arbitraje injusto que a su juicio, sufri la seleccin espaola 68.

Hasta yo s, querido Duce, como aficionado al gran equipo blanco, Real Madrid, que en
un tiro de esquina est prohibido sujetar al portero de las manos. Resulta que Zamora
confes que el jugador Schiavio, no solo lo molest con mentiras tan grandes como esa de
que estaban amenazados de muerte, sino que lo tom de los brazos con tal fuerza que le
dej un par de hematomas. No creo en realidad que Italia necesite llegar a extremos tan
inverosmiles para ganar un partido. Me pregunto a estas alturas, cmo es que nadie saba
qu hacer en caso de empate? Por qu hacer un partido al da siguiente si al portero de mi
equipo le rompieron dos costillas y, adems, lesionaron a seis jugadores, entre ellos a Isidro
Langara? (Barrn 2010: 22).

En ese Mundial de Italia 34 Mussolini asumi el control total de la organizacin


del certamen. Todo el campeonato fue un programado ejercicio poltico. Los carteles que
anunciaban el acontecimiento mostraban la figura de Hrcules con un pie sobre un baln de
Dorado, miembro vitalicio de la FIFA y presidente de la Federacin Colombiana de Ftbol, quien logr que
la FIFA concediera la organizacin del Campeonato Mundial de Ftbol a Colombia el 9 de septiembre de
1974. En el cuento, se narra la historia de una familia divida por dos hermanos: uno futbolista y el otro
narcotraficante, los cuales sern protagonistas en la final del Campeonato Mundial Colombia 86, donde
Colombia pierde contra Alemania. Tambin en la novela Inocente se recrea la historia del porqu se neg el
gobierno colombiano a realizar la Copa del Mundo de 1986, pp. 119-120.
68
Espaa vena de ganar a Brasil por 3-1, e Italia de ganarle a Estados Unidos por 8-1. Era el partido de
cuartos de final ms atractivo, una final anticipada segn los diarios de la poca. Espaa empez ganando
con gol de Regueiro, luego empat Italia con un gol de Ferrari anulado por el rbitro en primera instancia,
pero que luego concedi a los italianos. Y ya en la segunda parte, el rbitro anul un gol a Espaa y con el
empate en el marcador, se jug un partido de desempate al da siguiente donde Meazza hizo el gol del
triunfo, y donde el rbitro nuevamente le anul un gol a Espaa en los minutos finales. El rbitro belga Louis
Beart fue suspendido de por vida por la federacin de su pas.

111

ftbol y el brazo extendido haciendo el saludo fascista. El estadio de Turn pas a llamarse
Stadio Mussolini. Y los jugadores de la seleccin, a los que el mandatario italiano
denominaba soldados al servicio de la causa nacional, comenzaban y terminaban los
partidos saludando al pblico con el brazo extendido en alto y cantando a Italia (Alcaide
2009: 24).
Por supuesto, la respuesta de Mussolini no tarda y el 6 de junio responde a esa
primera carta de Franco, sin ms argumentos que la defensa de sus ideales plasmados en las
victorias deportivas de su equipo de ftbol.

Mi plan es que la escuadra azzurra gane tambin en los prximos juegos Olmpicos de
Berln en 1936 que sern muy bien llevados, seguramente, por nuestro querido Fhrer.
Ojal, lo deseo de corazn, aunque veo el da muy lejano, Espaa se contagie del estilo y el
coraje italiano y organice una Copa del Mundo, porque eso le ayudara sin duda alguna a su
nuevo gobierno. No le miento si le digo que con Espaa tuvimos tal vez el juego ms
spero de todos. El resultado final es una prueba de que la competitividad siempre lleva a
encontrar el xito en la siguiente esquina; ya le tocar. Acurdese, las balas pasan,
Mussolini e Italia, quedan. Si usted alienta al Real Madrid es de comprender que por eso le
gusta el sufrimiento hasta en el juego. Debera mudar de piel y apoyar a la Lazio conmigo
(dem: 23).

Porque incluso, el mismo Jules Rimet confes amargamente que la funcin de


presidente de la FIFA durante el Mundial de Italia 34, la haba ejercido Mussolini
designando l mismo los rbitros para todos los partidos, y nacionalizado latinoamericanos
que jugaban en Italia, para asegurarse la victoria 69 (Wahl, 1997: 93). Por eso la respuesta
Atilio Jos Demara: Haedo, Provincia de Buenos Aires. Inside derecho. Jug en Independiente, Gimnasia, e
Inter de Miln. Posee el record junto con Luis Monti, de haber participado en 2 finales de Mundiales
vistiendo camisetas de seleccionados diferentes (subcampen con Argentina en 1930, Campen con Italia

69

112

casi inmediata de Franco el 10 de junio, se centra en desmitificar esas victorias burlndose


de la nacionalizacin de extranjeros y criticando los sobornos a Grecia. Siendo la parte ms
importante de la segunda carta, la postdata.

P.D. Por favor, a partir de ahora, anteponga el trmino Generalsimo a mi nombre


(dem: 25).

Pero a raz de que no hay respuesta a esa segunda carta desde Italia, Franco enva
una tercera carta ms extensa firmada el 14 de junio, donde confiesa su sorpresa por el
silencio del Duce, y se pregunta por el precio que ha costado lograr una victoria en un
partido de ftbol: un precio que pone en entre dicho la amistad entre ambos.

Los espaoles quedaron vencidos, sin fuerza, en su campos, aunque una cosa seguir
infinita: somos honestos, deportivos y fraternos; no caeremos nunca en la desesperacin del
triunfo a cambio de una amistad noblemente cimentada en la confianza. Somos un pas
despertando al cambio, nuestra gente ha luchado con ferocidad contra la segunda Repblica
para buscar el orden militar y la serenidad de la patria (dem: 26).

De este modo, llega la ltima carta de Mussolini fechada a 16 de junio, donde acusa
haber ledo las dos cartas anteriores de Franco y se excusa de no haberlas contestado por
en 1934). Luis Felipe Monti: "Doble Ancho". Centrehalf nacido en Buenos Aires campen con Huracn en
1921 y con San Lorenzo entre 1923 y 1927. Fue 4 veces campen con Juventus. Obtuvo medalla de plata en
los Juegos Olmpicos de Amsterdam en 1928 y Subcampen del Mundo en Uruguay 1930. En 1934, se
consagr campen con Italia. Enrique Guaita: Nacido en Entre Rios, el "Indio" Guaita integr la famosa
delantera bautizada "Los Profesores" en Estudiantes de la Plata junto a Lauri, Scopelli, Zozaya y Ferreyra,
que tras el primer torneo profesional en 1931, finalizar con 104 goles a favor. Fue goleador en el ftbol
italiano con la Roma por lo que hizo parte de aquel equipo Campen del Mundo de Mussolini. All se gan el
apodo de Il Corsaro Nero (El corsario negro). Raimundo Orsai: nacido en Avellaneda. El "Mumo" Orsi fue un
wing de Independiente. Fue otro de los participantes del plantel argentino en Amsterdam 1928 y
posteriormente desarroll una destacada carrera en Italia, principalmente vistiendo los colores de la
Juventus. Orsi y Guaita, hacen los dos goles en la final contra Checoslovaquia.

113

estar ocupado con las celebraciones por la consecucin del ttulo mundial ante
Checoslovaquia. Sin embargo, en esta ltima carta de Mussolini, Carlos Barrn pone en la
pluma del Duce una llamada de atencin y una llamada al orden a Franco, a quien
Mussolini define como una creacin de Hitler y de l. Presagiando lo que ser la Segunda
Guerra Mundial.

Mi pueblo est feliz con el logro, mientras el de usted an se le desangra en regiones como
Catalunya y Oviedo, lo s bien. [] Franco, Generalsimo o como quiera llamarse, es un
tipo desmemoriado. Ya olvid la preocupacin que senta cuando apenas sali de la
escuela armada de Zaragoza? Ya olvid los consejos para salir librado de la huelga de la
UGT? Ya olvid que le coment no hacer caso de ese tal Emilio Mola que se burlaba de
usted por su indecisin en la sublevacin militar? Qu gan de eso? Solo forrarle el pas de
armas para que comenzara una guerra civil y llegara al poder. No olvide nunca una cosa,
Franco, usted lleg all por una estrategia militar planeada por m, especialmente por m.
Gran parte de este trono debera ser ocupado por mis botas y, sin embargo, le he otorgado
autonoma. Cuando Alemania e Italia, como fuerzas del Eje, dominen al mundo en unos
cuantos aos se dar cuenta, con gravedad y sorpresa, de todo lo que ha aprendido en este
tiempo. Entienda una cosa, Espaa no es una aliada, sino una creacin nuestra (dem: 28).

Y as termina el cuento con un telegrama de Franco del 17 de junio, donde se rinde


ante el Duce felicitndolo en nombre del gobierno y el pueblo espaol por la obtencin de
la Copa del Mundo. Acababa de terminar as el primer Campeonato Mundial de Ftbol
usado polticamente en favor del fascismo. Pero al cabo de cuatro aos sucedera lo mismo
en el prembulo de lo que sera la Segunda Guerra Mundial. Y el cuento El da en que el
fascismo dej de ser perfecto, escrito por Ivn Prez, a propsito del Mundial de Francia
1938 en el libro Cuentos mundialistas, muestra el otro lado de la moneda. Pues ya no son
los dictadores los protagonistas ni sus luchas de poderes acrecentadas por el ftbol, sino

114

que son los condenados a muerte en Somalia los que viven los horrores de esa relacin
entre la poltica y el ftbol.
Katemir, el protagonista, es un disidente que tras asesinar a cinco soldados es
condenado a morir en el paredn en Mogadiscio, la sala de muerte del fascismo en Somalia
donde solo retumban las rfagas de carabinas 53.
Es junio de 1938 y todo parece estar sereno en una tierra donde la muerte es, quiz, lo que
ms desean los habitantes de la regin. Estar o no a favor del rgimen da igual; hay torturas
para todos. Vivir es morir y terminar tendido en las calles por un enfrentamiento, es lo
mejor que puede ocurrirle a cualquiera. En los calabozos de Mogadiscio, Katemir cuenta
los das para lo que l cataloga como su libertad. Ya haba pasado todo para llegar al
paredn: azotes, humillaciones, golpizas, deformacin de dedos; le faltaba nada ms
escuchar cmo vaciaban la carabina en su cuerpo. 20 de junio es el da de su muerte (Prez
2010: 30).

Bien sabe Katemir que si por algo se caracteriza el fascismo es por su rgimen
militar debido a lo cual nada se escapa a su tiempo y hora y a sus formas montonas que no
permiten faltas. Por eso mismo, Katemir sabe que solo hay dos horarios para morir: a las
ocho de la maana o a las siete de la noche. A l le comunican que morir en el horario de
la noche y ya no hay ms que esperar a que llegue el da.
Sin embargo, algo viene alterando la rutina del lugar. Ya que de un momento a otro,
ese mes de junio se ha convertido en un mes sin reglas por lo cual los fusilamientos han ido
retrasndose haciendo ms tortuosa la espera, y todo gracias a que entre otros, el camin
repartidor llega haciendo alboroto prolongando la fiesta hasta la madrugada. Qu fiesta?
Acaso los fascistas han derrotado a Francia e Inglaterra en la guerra? Tal vez Mussolini
enva bebidas para compensar la lealtad fuera de Italia?

115
Lleg el da. Se lo comunican el 19 por la noche. Por primera vez tomara una ducha,
comera un pedazo de carne, se cambiara de ropa y vera un poco de luz. Luego de ms de
ciento ochenta das tiene algo de que sonrer. Sus das estn por terminar y, con ello, la
monotona del encierro (dem: 31).

Pero Katemir tendr que esperar un da ms ya que la fiesta de celebracin por la


victoria de Italia en la final de la Copa del Mundo ante Hungra, la noche anterior, rompe la
monotona del lugar. Una victoria que supuso que el portero hngaro Antal Szab dijera
que nunca en su vida se haba sentido tan feliz despus de un partido. Todos los presentes
lo miraron ante lo cual Szasb dijo haber salvado la vida a once seres humanos ya que saba
que antes de empezar el partido, los italianos haban recibido un telegrama de Mussolini
que deca: vencer o morir.
Una vez ms, la victoria deportiva, previamente planificada, era usada como
herramienta de propaganda, como smbolo de fortaleza y pureza. Algo que Alemania
tambin intent hacer en los juegos Olmpicos de Berln en 1936 70 y que la Alemania

Matthias Sindelar (1903-1939) apodado El Mozart del ftbol, considerado el ms grande futbolista
austriaco de todos los tiempos, fue convocado al "partido final" de la seleccin austriaca contra Alemania
tras la anexin de Austria a la Alemania nazi en 1938. Dicho encuentro, planeado por las autoridades como
un juego amistoso de "bienvenida" a los futbolistas austriacos por su integracin en el equipo del Tecer
Reich, se jug el 3 de abril de 1938 en el Prater de Viena y, pese a que se esperaba que los austriacos
permitieran un fcil triunfo alemn, Austria venci por 2-0. El propio Sindelar anot el segundo gol y lo
festej ruidosamente bailando frente a la tribuna donde estaban sentados los dignatarios nazis invitados, lo
que enoj a stos. Tras este, Sindelar se neg a abandonar su pas, pero tambin rehus las posteriores
llamadas a incorporarse a la seleccin de ftbol de la Alemania nazi con miras al Mundial del 38 donde
Alemania particip, ofreciendo una pobre actuacin y siendo eliminada en la primera ronda. Al mismo
tiempo, Sindelar era reportado desfavorablemente en los informes de la Gestapo y catalogado como:
"reacio a acudir a manifestaciones del Partido y como "amistoso hacia los judos". Cuando el presidente del
Austria Viena fue expulsado de su cargo por ser judo, Sindelar sigui tratando pblicamente como amigo
personal al defenestrado dirigente y cuando otro amigo judo fue obligado por las autoridades nazis a
vender su caf-restaurante, Sindelar rehus aprovechar la situacin y compr el negocio pagando el precio
de mercado. Tales actos le trajeron a Sindelar el rechazo de las nuevas autoridades. Sindelar fue encontrado
muerto junto a su novia, Camilla Castagnola, italiana de origen judo, en su departamento de Viena el 23 de
enero de 1939. Los informes oficiales de la poca indican que la causa de muerte fue inhalacin accidental
de monxido de carbono. Mientras que hay versiones de la poca que atribuyen la muerte a militantes nazis
70

116

Oriental hizo en la dcada de los setenta y ochenta 71. Y que en Espaa se defini con el
lema haga deporte y mejore la raza 72 promovido por la Delegacin Nacional de Deportes
para usar el deporte en pro de exhibir la virilidad hispana al estilo de los regmenes
totalitarios de Italia y Alemania (Alcaide, 2009, pg. 30). Al final del cuento, en la tarde del
21 de junio, Katemir es asesinado.

Mientras reflexiona Katemir, los soldados, embriagados, irrumpen en el calabozo. Se


abrazan, se besan y agitan el peridico como si fuera su trofeo. Sacan a un par de
prisioneros y les cortan las orejas; a otro ms lo decapitan y toman su sangre con una jcara
para luego aventarla. Katemir los ve venir hacia l. Desea que lo saquen al patio para morir
ah, quiz muy en el fondo quiere terminar volviendo a ver la luz del da. Le increpan un

que sabotearon el conducto de gas para matar lentamente a Sindelar. Otros especulan que Sindelar y su
pareja prefirieron el suicidio ante las presiones del rgimen nazi. Finalmente, las leyes alemanas prohiban
entonces funerales pblicos para los suicidas y los jerarcas nazis ocultaron la real causa de muerte ante el
temor de que negar un funeral pblico a Sindelar provocara la indignacin de los vieneses, que ya lo
consideraban un hroe popular.
71
Andreas Krieger (nacida Heidi Krieger el 20 de julio de 1966 en Berln) es una antigua lanzadora de peso
alemana que compiti como mujer en el equipo de Alemania Oriental. Como muchos destacados
deportistas de esa poca, Heidi Krieger fue sistemticamente dopada con esteroides anablicos. En el
Campeonato Europeo de Atletismo de 1986, Krieger gan la medalla de oro en lanzamiento de peso. Se
retir en 1990. En 1997 Heidi, aceptando que los esteroides la haban dejado con todos los rasgos de un
hombre (excepto el pene), sinti que no tena otra opcin ms que hacerse una ciruga de reasignacin
sexual y cambiar su nombre a Andreas. En el 2000 Krieger declar como testigo en el proceso de Manfred
Ewald, lder del programa de deportes y presidente del comit Olmpico de Alemania Oriental, y Manfred
Hoeppner, director mdico de Alemania Oriental. Declar que las medicinas que le haban dado haban
contribuido a su transexualidad. Tanto Ewald como Hoepner fueron condenados como cmplices de los
daos corporales sufridos por los atletas, incluso menores de edad. La "Medalla Heidi Krieger" (En alemn:
Heidi-Krieger-Medaille) es un premio otorgado anualmente a los alemanes que combaten el dopaje. La
medalla de oro de Krieger en 1986 hace parte del trofeo. Krieger est casado con la antigua nadadora de
Alemania Oriental Ute Krause, quien tambin fue vctima de dopaje por parte de entrenadores oficiales.
Krieger experiment severos problemas de salud desde su retiro. Solo resiste esfuerzos suaves y es incapaz
de dormir de lado debido a los aos de esfuerzo excesivo levantando pesos mientras usaba esteroides. En
2008, cineastas ucranianos realizaron el documental "Doping, fbrica de campeones" basados en la historia
de Krieger.
72
Cf. Durante el perodo franquista, Espaa no fue indiferente a la utilizacin poltica del ftbol. Con la
llegada al poder del caudillo tras la Guerra Civil, comenz la manipulacin poltica del ftbol. La Delegacin
Nacional de Deportes DND cuyo lema era haga deporte y mejore la raza, dependiente de la Secretara
General del Movimiento y a cuyo frente estaba el general Moscard, fue creada con la finalidad de utilizar el
deporte como demostracin internacional de la virilidad hispana al estilo de los regmenes totalitarios de
Italia y Alemania en los decenios 1939 y 1949, donde el deporte masivo era parte de la ideologa fascista y
nazista, Mitos de la sociedad moderna, un negocio lucrativo, Bogot, Ecoe, 2013, p. 263.

117
par de soldados. De un sorbo terminan de beber el vino. Katemir da un suspiro y siente
cmo la primera bala le destroza el omoplato; se vuelve hacia su estmago y descubre un
par de agujeros mientras las vsceras se le empiezan a salir del cuerpo. Levante la mirada y
ve venir la bala en su cabeza. Cae (dem: 32).

Sin embargo, an falta la voz del hincha exiliado que no sabe cmo asimilar las
victorias de la seleccin nacional en un Mundial de ftbol organizado por su pas, cuando
en medio de esos triunfos estn los cadveres de miles de compatriotas, y siguen sin
noticias de los que continan desaparecidos. Una vez ms el ftbol cae en manos del terror
y el cuento Sentimientos encontrados sobre el Mundial de Argentina 1978 del escritor
argentino Carlos Prigollini y publicado en el libro Cuentos mundialistas, permite leer la
incertidumbre que muchos argentinos exiliados y no exiliados, vivieron durante ese mes de
junio de 1978.

Participaron diez pases europeos, cuatro americanos, Irn y Tnez. El Papa de Roma
envi su bendicin y al son de una marcha militar, el general Videla condecor a Havelange
en la ceremonia de la inauguracin en el Estadio Monumental de Buenos Aires. A unos
pasos de all, estaba, en pleno funcionamiento, el Auschwitz argentino, el centro de
tormento y exterminio de la Escuela de Mecnica de la Armada. Y algunos kilmetros ms
all, los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo del mar.
Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina, celebr el presidente de
la FIFA ante las cmaras de la televisin. Henry Kissinger, invitado especial anunci:
Este pas tiene un gran futuro a todo nivel.
Y el capitn del equipo alemn, Berti Vogts, que dio la patada inicial, declar unos das
despus:
Argentina es un pas donde reina el orden. Yo no he visto a ningn preso poltico
(Galeano 1995: 175).

118

Por eso la gran figura del Mundial anterior, el holands Johan Cruyff, se neg a
pisar territorio argentino al ser un pas en el que se violaban sistemticamente los derechos
humanos, mientras desde Europa la izquierda francesa convoc un boicot contra la extrema
derecha que apoyaba la participacin en el Mundial. La prensa alemana en Buenos Aires
record los Juegos Olmpicos de Berln de 1936 el da de la inauguracin, a raz de la
aparicin de gimnastas formando letras y leyendas en una ceremonia militarmente puntual,
y Borges dict una conferencia sobre la inmortalidad el mismo da y a la misa hora en la
que Argentina debut contra Hungra 73. No obstante, el cuento de Carlos Prigollini narra la
angustia y la zozobra de un argentino exiliado en Mxico e incapaz de disfrutar las victorias
de su seleccin en el Mundial.

Siempre y desde muy pequeo, practiqu y admir el ftbol. No slo como un juego, sino
tambin como un fenmeno positivo, inspirador y cargado de ilusiones. Si le sumamos a
ello, la desmesura y la tremenda importancia que este deporte adquiriera en mi pas,
entenderamos al ftbol como un espacio cultural propio, aunado a su poder de
convocatoria masivo y tribal (Prigollini 2010: 91).

Y contina:

El mundial de 1978 fue un parteaguas para aquellos que sometidos al destierro recibamos
imgenes altivas y dantescas de la dictadura militar ms sangrienta que Argentina tuviera
Entre el 24 de mayo y el 25 de junio de 1978, Borges dio cinco conferencias en Buenos Aires. Cuando la
Universidad de Belgrano me propuso dar cinco clases, eleg temas con los cuales me haba consustanciado el tiempo. El primero, El libro,
ese instrumento sin el cual no puedo imaginar mi vida, y que no es menos ntimo para m que las manos o que los ojos. El segundo, La
inmortalidad, esa amenaza o esperanza que han soado tantas generaciones y que postula buena parte de la poesa. El tercero,
Swedenborg, el visionario que escribi que los muertos eligen el infierno o el cielo, por libre decisin de su voluntad. El cuarto, El cuento
policial, ese juguete riguroso que nos ha legado Edgar Allan Poe. El quinto, El tiempo, que sigue siendo para m el problema esencial de la
metafsica. La conferencia sobre la inmortalidad fue la que Borges dio el mismo da y a la misma hora en que Argentina debut contra
Hungra en el Mundial de Argentina 78.
73

119
que soportar. Ante semejante indignacin e impotencia, me resultaba sumamente
contradictorio cualquier tipo de festejo con los amigos en Mxico, mi pas anfitrin. Mi
imaginacin era monopolizada por los miles de compaero desaparecidos y aquellos
prisioneros clandestinos, que a solo diez calles del mximo evento, sufran vejaciones y
torturas de los mismos que con gesto altivo y soberbio se vanagloriaban del triunfo
albiceleste (dem: 92).

Es entonces cuando la literatura permite esa revisin histrica de los hechos dndole
la voz al que no la ha tenido para que los reescriba. Una historia que otros han trazado y
que por medio de la literatura, es posible desarmar a juicio propio para poder jugar con ella
y as dejar al descubierto todas sus caras. Y esa es la clave del cuento de Carlos Prigollini.
Pues no solo aborda el tema desde su pasin por el ftbol sino desde la conviccin de unas
ideas y el impacto de estas en el da a da de una dictadura vista desde la ptica del exilio.

El exiliado poltico es un personaje de caractersticas complejas, muy peculiares. Se


alimenta de su imaginacin subjetiva, que va de acuerdo a sus creencias y a sus deseos,
antes que recibir la informacin veraz y objetiva. Obviamente, ante semejante realidad, las
discusiones polticas contrastaban entre nosotros, por la inauguracin de un Mundial, que
algunos pocos sostenamos que no debera jugare, respetando la presin internacional y las
pocas garantas que ofreca la dictadura ante tal evento. La Copa del Mundo en Argentina
era algo que no tena razn (dem: 93).

De esta manera surge el dilema de ver goles que no despiertan pena ni gloria. Goles
arropados por la alegra de quien olvida la realidad durante noventa minutos y por medio de
los cuales se busca atrapar y condicionar la atencin de la opinin. Y es que en ese Mundial
se convoc a que la gente se tomara las calles en un gesto de alegra por la celebracin de la

120

fiesta del ftbol, para aprovechar el gento y concentrar la atencin en esas celebraciones, y
no en las protestas de la plaza de mayo.
Ahora, en cuanto al desarrollo del torneo, es imposible olvidar el polmico 6-0 de
Argentina sobre Per del cual se dice incluso que fue el Cartel de Cali de Colombia 74 quien
prest el dinero al Gobierno argentino no solo para la organizacin del Mundial, sino para
poder comprar ese partido a los peruanos. En ese panorama, cuando los goles no
representan nada, una victoria tampoco representa absolutamente nada, incluso si se logra a
travs del otrora elemento ms noble: un partido de ftbol. Por no hablar del arma poltica
que puede haber detrs 75.

Gan Argentina en tiempo suplementario. Qu paradoja! Imagin el mismo tiempo


suplementario para nuestro exilio, nuestros objetivos, aquellos que soaron con una Patria
Socialista, con mejor distribucin de la riqueza y de la educacin. Esa tarde era el fin de
una etapa, aquella en la que un rgimen indigno y cobarde, intentaba perpetuarse a travs
del ms nombre sentimiento de los argentinos: el ftbol. Es cierto que el ftbol no tiene la
culpa, pero ese da se haba convertido involuntariamente en la tabla de salvacin de los
dictadores (dem: 95).

En el libro El hijo del ajedrecista 1 y El hijo del ajedrecista 2, Fernando Rodrguez Mondragn quien fuera
hijo de Gilberto Rodrguez Orejuela, uno de los ms grandes narcotraficantes colombianos del Cartel de Cali,
cuenta cmo sobornaron a la seleccin peruana de ftbol -aunque sin indicar la cantidad- para ayudar a la
de Argentina a conquistar el Mundial de 1978 y tambin que hicieron una jugosa oferta a Maradona para
jugar en el Amrica de Colombia. En aquel Mundial, Per perdi por 0-6 frente a Argentina, algo que le
permiti avanzar en el torneo y eliminar a Brasil. "De primera mano supimos cmo fue lo del partido
Argentina-Per. Mi to Miguel habl con un grande del ftbol mundial y le confes lo del dinero que hubo
para arreglar ese partido para sacar a Brasil de la final".
75
Entre 1991 y 1992, Slodoban Milosevic, lder del Partido Socialista de Serbia, aprovech a los Holligans del
Estrella Roja de Belgrado liderados por Zeljko Raznatovic, alias Arkan, para armar su ala militar ante la
falta de un ejrcito potente y bien organizado en Serbia. Con ellos, Milosevic llevara a cabo operaciones de
limpieza tnica y exterminio contra croatas y musulmanes sin piedad, y con una brutalidad sin lmites.
(Alcaide 2009: 52)
74

121

Pero al final de la dictadura, cuando el protagonista regresa a Argentina


entendindola desde los ojos del exiliado, surge la voz del que no pudo salir y tuvo que
vivir escondido. Ese, por supuesto, tiene otra historia que contar y otra vivencia que
transmitir.

No obstante en el plano personal, lo peor vino despus. De regreso a mi pas, me junt con
varios ex compaeros de militancia, entre ellos mis amigos Roberto y Mercedes, con
quienes en una calurosa cena del mes de enero y con un buen vino Malbec de por medio,
compartamos el evento del Mundial como un suceso que amarga los recuerdos. La
negativa de Roberto fue contundente:
No s a quin amargaba ms, a los exiliados o a los que estbamos aqu, sufriendo la
clandestinidad, la persecucin, el hecho de andar siempre con lentes oscuros, mal afeitado
para que no te reconocieran. El triunfo argentino fue una vlvula de escape para todos los
que nos quedamos, me entends chiquiln? (dem: 96).

Un chiquiln de 32 aos que pese a su regreso al pas, se ve obligado a retener dos


ideas opuestas en su mente al mismo tiempo: la de su experiencia en el exilio y la de su
amigo dentro del pas. Tal vez por esto, el ltimo prrafo es una confesin donde define lo
que para l fue el Mundial del 78.

Evidentemente, ms all de las discusiones bizantinas, me quedo con la sensacin de que


el Mundial de Argentina 1978 fue una vergenza nacional (dem).

Este Mundial de Argentina 78 tambin atraviesa las novelas: Pena mxima de


Santiago Roncagliolo y El abrazo del alma de Gonzalo Fleitas. En la primera el

122

protagonista es un joven llamado Felix Chacaltana 76 aprendiz de juez que suea con hacer
cumplir la ley y que se ve envuelto en un crimen ocurrido en pleno centro de Lima justo al
mismo tiempo que juega la seleccin de Per en el Mundial. Es una novela que desentraa
las oscuras esferas del poder en Lima y los sistemas opresores del Estado, al tiempo que
ofrece una mirada panormica sobre Latinoamrica evidenciando el poder meditico del
ftbol como herramienta poltica para encubrir y silenciar todo tipo de violaciones de los
derechos humanos. Ahora bien, del lado de la novela de Gonzalo Fleitas, la historia gira en
torno a un periodista espaol llamado Martn de Miguel que termina investigando a fondo
todo tipo de rumores sobre la Junta Militar y los desaparecidos, al tiempo que cubre el
Mundial como periodista. Es decir, ambas novelas tiene como tema el uso poltico que se
hace del ftbol tanto como herramienta para encubrir todo tipo de represiones y de
ajusticiamientos, como de plataforma publicitaria en beneficio de un proyecto favoreciendo
la imagen de un gobierno. Lo interesante es que ambas novelas se centran en el Mundial del
78 reforzando la idea de que aquel Mundial estuvo completamente manipulado y
controlado por la Junta Militar encabezada por el general Videla.
Pero no solo la narrativa se ha acercado al impacto que tuvo este Mundial de 1978.
Carlos Ferreira, escribi un poema titulado Mundial, publicado en el libro El gol nuestro
de cada da (Uriz 2010). Un poema donde se muestra el engao vivido y la vil manera
como se intent mirar hacia otro lado durante ese Mundial del 78.

Aquello fue mundial.


Hicimos pelota nuestros miedos,

Es el mismo protagonista de la novela ganadora del Premio Alfaguara 2006 Abril rojo, con la salvedad de
que en esta novela aparece en sus aos de juventud.
76

123
le pusimos un cao a nuestros horrores,
apartamos de taquito la miseria,
gritamos el horror como si fuera un gol, [] (Uriz 2010: 97)

De repente, los muertos que regresan para llorar en esa inexplicable fiesta, mientras
los vivos disfrutan. Y todos se juntan en una danza macabra.

Desde el fondo de los ros,


desde alguna fosa tan comn
que ya no importa,
los destrozados muertos
vinieron a llorar
la inexplicable fiesta. (dem).

Y de este modo, vivos y muertos se juntan para festejar una fiesta intil y engaosa
que no entienden y con la que tienen que bailar sin saber porqu.

[] que dulce fue el mareo del engao


cuntas ganas de ignorarlo todo,
de creer que haba vuelto
el perfume de las buenas cosas (dem).

Pero al final, esos muertos de nuevo regresan a sus fosas entonando canciones de
olvido. Y representando ese baile de la muerte que signific ese Mundial donde los muertos
llegaron a esa fiesta sin ser invitados, y en la que el mundo qued al revs: Argentina gan
su primer ttulo mundial pero el pas sigui igual.

124
Lo malo fue el final,
indigno y torpe:
aquellos cadveres volviendo al lecho de los ros,
a las comunes fosas
meneando las cabezas,
canturreando una cancin de olvido.
Y nosotros all,
con esos bombos,
con esas insensatas banderas sudorosas,
con el mundo al revs,
hechos pelota (dem).

De otro lado aparecen dos novelas que recrean el mundo del espionaje y el crimen:
El delantero centro fue asesinado al atardecer, de Manuel Vzquez Montalbn, y El
intruso, escrita por su hijo Daniel Vzquez Salls. Ambas novelas transcurren en
Barcelona, una en 1989 y la otra en un futuro prximo: 2020. La primera tiene como
protagonista al detective Pepe Carvalho quien es contratado para investigar unos mensajes
annimos que han llegado a un club de Barcelona donde se anuncia que el delantero centro
ser asesinado al atardecer, justo cuando acaban de fichar a una gran estrella inglesa. Esta
historia va de la mano con otra opuesta en la que un jugador humilde intenta aprovechar sus
ltimos aos antes del retiro, al tiempo que busca a su familia. En cuanto a la novela de
Daniel Vzquez Salls, tiene como protagonista a Marcial Crdenas, un escritor frustrado
que un da recibe la propuesta de trabajar como traductor del nuevo DT ingls del FC
Barcelona, bajo la condicin de espiar todos los movimientos del director deportivo del
club haciendo de topo al vicepresidente financiero. La novela entonces juega a recrear un
hipottico futuro donde el F.C. Barcelona vive atormentado por el pasado lejano y exitoso

125

de la poca de Guardiola, sin sospechar que ser ese nuevo traductor quien termine como
DT del equipo dejando al descubierto una personalidad arrogante y sin escrpulos.

Empezaremos con un asesinato, mejor dicho, con dos asesinatos espantosos y sangrientos.
El 9 de agosto de 2008, en un piso pequeo cercano al centro de Newcastle ciudad del norte
de Inglaterra, se hallaron los cadveres de Kevin Zhen Xing Yang, ciudadano chino,
estudiante de posgrado, cordial y bien parecido, y Cici Xi Zhou, su novia. No solo les
haban quitado la vida, sino que antes los haban torturado durante horas: al joven le haban
cortado la garganta y a ella le haban machacado la cabeza por tres parte. La polica estaba
atnita. Por lo visto, la pareja le caa bien a todo el mundo. Tenan muchos amigos y ningn
enemigo declarado. Pareca un caso sin solucin, hasta que se descubri la autntica
profesin de Yang, que no era estudiante de posgrado, como haba declarado ante las
autoridades de inmigracin, sino que formaba parte de una trama internacional de apuestas.
Su cometido consista en organizar a otros jvenes chinos residente en el Reino Unido, los
cuales deban asistir a los partidos de ftbol ingleses y retrasmitirlos al multimillonario
mercado asitico de las apuestas ilegales. Iban a los estadios, presenciaban los encuentros y
comentaban las incidencias en tiempo real, por telfono mvil con otros agentes en Asa.
Era un trabajo limpio, sencillo y muy bien remunerado, pero en algn momento y por algn
motivo, Yang decidi traicionar a sus jefes (Hill 2010: 11).

Este prrafo del libro de Declan Hill sobre las mafias y el crimen organizado resume
ambas novelas ya que permite ver el alcance y el impacto del negocio que hay detrs del
ftbol. En la novela de Vzquez Montalbn el argumento gira en torno a un club de ftbol
con muchos intereses econmicos que un buen da se ve sorprendido por unos mensajes
annimos contra el delantero estrella y por la muerte accidental de un futbolista veterano en
un campo de ftbol de tercera divisin. Ese es el punto de unin hasta donde llega Pepe
Carvalho descubriendo as que los panfletos salen de las mismas oficinas del club y que la
muerte del futbolista no tiene nada que ver con el espionaje que hay dentro del club. Del

126

mismo modo, la novela de Vzquez Salls se centra en argumentar la posible


transformacin de un simple traductor que se convierte de la noche a la maana en el mejor
entrenador del mundo. Y el punto de partida de la historia es el mismo: espionaje. Porque la
llegada de Marcial Crdenas 77 al club responde a un inters por parte del vicepresidente
econmico, de seguirle los pasos al director deportivo con quien sostiene una acrrima
lucha por el poder absoluto del club. Un club que sin dudas es el mismo que el de la novela
de Vzquez Montalbn: el F.C. Barcelona.
Algo parecido a lo que sucede en la novela El ltimo milagro de Horacio Convertini
en la que el presidente del club, ante el descenso inminente del club a segunda divisin,
acepta poner en prctica un experimento tecnolgico por medio del cual el delantero centro
podr convertirse en una especie de Messi y Maradona al cuadrado. Pero lo que no sabe es
que el jefe de la barra brava prefiere que al equipo le vaya mal porque eso es mejor para
mantener la mstica y el honor del hincha. Y ese es el ltimo milagro ya que ese delantero
quiere irse lo ms pronto posible a Europa. Una conspiracin en la que hay muchos
intereses y en la que tambin hay balas y hay sangre.

4.2. PRIMER TIEMPO: EL LENGUAJE

En toda Latinoamrica, la relacin literatura y ftbol empieza desde lo oral. Y esto


se debe al relato potico futbolero que tanto narradores como locutores deportivos
construyen a la zaga de lo que sucede en la cancha. Por lo cual, esas narraciones paralelas

77

Un personaje inspirado en Jose Mourinho.

127

que se van dando conforme va desarrollndose el juego, son, en gran medida, un punto de
partida para entender la relacin literatura y ftbol en Latinoamrica. Y un claro ejemplo es
la narracin del segundo gol de Maradona contra los ingleses en el Mundial de Mxico 86.

Ah la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el
genio del ftbol mundial, y deja al tercero, la va a tocar para Burruchaga, siempre
Maradona. Genio! Genio! Genio! Ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta. Gooooooooooool!
Gooooooool!
Quiero llorar! Dios Santo, viva el ftbol! Golaaazo! Diegol! Maradona! Es para
llorar. Perdnenme.
Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos. Barrilete csmico
de qu planeta viniste? Para dejar en el camino a tanto ingls, para que el pas sea un puo
apretado, gritando por Argentina. Argentina 2, Inglaterra 0. Diegol, Diegol. Diego
Armando Maradona. Gracias, Dios: por el ftbol, por Maradona, por estas lgrimas, por
este Argentina 2-Inglaterra 0!.

Un relato fundacional que condensa la pasin por el ftbol. Este pequeo relato de
la gesta de Maradona qued grabado en la memoria de toda Latinoamrica, como vestigio
de la epopeya del hroe moderno. A tal punto, que por ejemplo en la novela Los fantasmas
de Sarri visten de chndal, uno de los personajes tiene como ringtone, en su telfono
mvil, el relato de este gol inmortalizado en la voz de Vctor Hugo Morales (Cabrera 2012:
78).
Y lo explica Laura Pollastri: Entre el relator deportivo, su relato, el partido de
ftbol y el pblico oyente existe una relacin convencional, pautada por el hecho de que
quien escucha debe compartir los supuestos que le permitan reconstruir, por medio de la
palabra, el escenario de la enunciacin y la imagen de la accin que se desarrolla de manera
distante y que, sin embargo, recupera de manera casi simultnea al transcurrir de los

128

hechos. El relato deportivo no es un comentario sobre la accin: es la puesta en escena en el


mbito de la enunciacin de la accin misma. El relator necesita, entonces, de una
comunidad interpretativa que comparta su campo de experiencia 78. Es por eso que la
figura del relator tiene un carcter muy importante en la relacin literatura y ftbol. Ya que
esos relatos, en gran medida, son la primera experiencia potica a partir de la cual se funden
literatura y ftbol en Latinoamrica.

Alguien entrega en la materialidad del lenguaje un relato que carece de los elementos
necesarios para comprenderlo como tal, pero que, no obstante, es accin vertiginosa. Sin
embargo, a veces slo se mencionan los jugadores, partes de sus cuerpos en contienda, a
veces casi estn ausentes los verbos que indiquen accin, aunque sta se captura en el
vrtigo implacable de la voz y se la transfiere de manera econmica, ya que es imposible
que un relato verbal agote las infinitas secuencias que componen un acto. Es el convenio
entre el relator y el radioescucha aficionado el que permite que exista un relato que supere
la inconexa retahla de palabras (Pollastri 2010).

Y ella misma lo puntualiza trayendo a colacin a Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy
Casares quienes en su cuento sobre ftbol Esse est percipi, escrito a cuatro manos,
aludieron al carcter ficcional que existe en el relato deportivo.

Hoy todo pasa en la televisin y en la radio. La falsa excitacin de los locutores nunca lo
llev a maliciar que todo es patraa? El ltimo partido de ftbol se jug en esta capital el 24
de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el ftbol, al igual que la vasta gama de los
deportes, es un gnero dramtico, a cargo de un solo hombre en una cabina
(Fontanarrosa 1997: 17).

Vid. Laura Pollastri, La figura del relator en el microrrelato hispanoamericano, en Irene Andres-Surez y
Antonio Rivas (eds.), La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, Palencia, Menoscuarto, 2008, pp. 259282.
78

129

As pues, la literatura sobre ftbol le debe mucho a la figura y a las narraciones de


los relatores de ftbol ya que con ellos aparece por primera vez ese otro partido de ftbol al
que se alude al principio. Un partido de ftbol jugado con una pelota diferente: la palabra,
en un csped distinto: el libro. Y basta con escuchar el canto del gol en el que los locutores
quedan colgados de la o por varios minutos despertando la pasin y la alegra de la fiesta.
Por eso la relacin literatura y ftbol en Latinoamrica le debe tanto a la figura del
relator. Ya que, por ejemplo, Jorge Valdano, el gran vaso comunicante entre estos dos
lenguajes, y quien ms ha hecho por acercarlos mutuamente, dijo que solo logr entender la
magnitud del gol que haba hecho en la final del Mundial de Mxico 86, pasados unos aos,
cuando su familia le envi el casete con la grabacin de su gol, relatada por Jos Mara
Muoz 79, el narrador que l oa de nio.

"Llor tres aos despus en un parque, cuando mi familia me envi un cassette donde
estaba la narracin del gol que hice en la voz de un locutor que haba escuchado desde
siempre en la radio.

Valdano evocaba aquel 29 de junio de 1986 en el que luego de salir campeones del
mundo por segunda vez en 8 aos, no pudo llorar cuando todos sus compaeros lo hicieron
en los camerinos. La verdad era ineludible: Me di cuenta de que lo que me emocionaba no
era el ftbol, era el lenguaje. Aquel locutor era quien haba transmitido esa pasin al nio:
Jos Mara Muoz (1914-1992) fue un locutor y periodista deportivo argentino muy cercano a la dictadura
militar argentina. Se especializ en relatar partidos de ftbol e impuso un estilo propio que sera imitado o
servira de referencia a las nuevas generaciones de relatores deportivos. Su lugar principal de trabajo fue
Radio Rivadavia de Buenos Aires, imponiendo su programa "La oral deportiva" como un programa clsico.
Del mismo modo que el escritor mexicano Juan Villoro, quien en su libro Dios es redondo hace una breve
descripcin de lo que representaba el cronista y narrador ngel Fernndez: En los partidos de mi infancia,
el hecho fundamental fue que los narr el gran cronista televisivo ngel Fernndez, capaz de transformar un
juego sin gloria en la cada de Cartago.
79

130

sus palabras, sus narraciones, sus metforas. Y era precisamente eso lo que Jorge Valdano
descubra algunos aos despus cuando entenda la magnitud de ese gol, mientras lo
escuchaba de la voz de aquel comentarista: aquella anotacin dejaba de ser un hecho
deportivo para convertirse en un pedazo de la historia de Argentina. l hara parte de esa
historia, no slo gracias a su pierna derecha, sino tambin a la narracin de aquel relator.
De este modo, la figura del relator, sus palabras, sus descripciones y sus imgenes,
quedarn para siempre en la memoria del hincha, llegando incluso a convertirse en una
alternativa a la hora de tener que decidir entre el ftbol real, y los partidos imaginarios
como los del cuento Relatores del que se habla en el primer captulo.
En este punto, y como complemento, vale la pena recordar, si no todos, algunos de
los apodos con los que nuestro ftbol ha ido construyendo su propio lenguaje a lo largo y
ancho de todo el mundo hispano. Este legado historiogrfico y literario valdra por s solo
como tema para otra investigacin de enormes proporciones ya que el origen de muchos de
estos apodos es incierto, y todo gracias a los locutores y a los relatores quienes en sus
transmisiones, dieron vida a un bestiario futbolero nico en el mundo. No obstante, en la
mayora de los casos, los apodos surgen de semejanzas con personajes de farndula, con
animales, apellidos y nombres fciles de reinterpretar, tipo de juego, lugar de origen,
jugadas inolvidable, frases inolvidables, cbalas, ocurrencias de periodistas y locutores,
familiares, apariencia fsica, celebraciones, comida, profesiones, religin, es decir, casi
siempre son extra futbolsticos 80. Toms Mantecn, en su libro sobre Bajtn y la historia de
la cultura popular, dice lo siguiente a propsito del apodo:

En pica y lrica del ftbol (pp. 90-99), Julin Garca Candau dedica un captulo a los apodos en el ftbol,
llamndolo El arca de No, donde revisa algunos motes desde el punto de vista temtico: religiosos, fauna,
rasgos fsicos..., etc.
80

131
Los nombres y los sobrenombres de las cosas, los apodos, las formas de expresar la
realidad por medio de palabras componen lenguajes y estos, a su vez, expresan culturas. En
la temprana Edad Moderna, como hoy, para expresar cultura, las palabras, nombres, apodos
y lenguajes deban no solo contar con significaciones, sino tambin exigan que estas fueran
reconocibles en sociedad por medio de estos instrumentos de comunicacin. El apodo,
como el etiquetamiento social, evidencia con claridad la interaccin que implican estos
lenguajes, puesto que es fruto del dilogo sostenido entre el sujeto y su entorno. A su vez,
este etiquetamiento proyecta, de nuevo sobre el entorno, una determinada imagen del
individuo apodado. Esto poda afectar a la consideracin social no solo del sujeto
etiquetado, sino tambin de sus parientes o personas ms cercanas (Mantecn 2008: 212).

Esta es la lista a sabiendas de que muchos apodos siguen en el olvido debido a la


velocidad con la que van naciendo nuevos sobrenombres da a da:

1. Animales: Efran El caimn Snchez, Albeiro El palomo Usuriaga, Juan Carlos


El gamo Estrada, Armando El pollo Daz, Jair El chigiro Bentez, Jos
Fernando La gallina Calle, Nelson La piraa Daz, Orlando La garza Garcs,
lvaro La nigua Torres, Jorge La babilla Daz, Gilberto El alcatraz Garca,
Carlos Humberto El jabal Rodrguez, Juan Carlos La araa Henao, Juan
Gilberto El bfalo Funes, Emilio El buitre Butragueo, Lionel La pulga
Messi, Juan Ramn El lagarto Fleita, Cristian El lobo Ledesma, Jorge El
polilla Da Silva, Jos Luis El puma Carranza, Gerardo El borrego Torrado,
Jess El cabrito Arellano, Jefferson La foquita Farfn, Jorge El pelcano
Banguero, Juan Carlos La hormiga Paredes, Ermen La pantera Bentez, Ebelio
El corcel negro Ordez, Juan Carlos El zancudo Perlaza, Pedro El potro

132

Muoz, Marcos Juan La anguila Gutirrez, Alfredo scar El murcilago


Graciani, Roberto Marcelo La oveja Telch.

Burros: Ariel El burrito Ortega, Juan Manuel El burrito Martnez.

Canguros: Luis Gabriel El canguro Rey, Flix El cangurito Borja.

Chanchas: Maximiliano El chanchi Estvez, Jorge Hugo La chancha


Fernndez, Leandro Sebastin La chancha Zrate, Jorge Roberto La
chancha Rinaldi.

Camellos: Jorge Horacio El camello Serna, Jorge El Camello Soto,


Cristian El camello Gmez.

Chivos: Cristian El chivo Surez, Ricardo El chivo Pavoni.

Conejos: Javier El conejo Saviola, Alexander El conejo Jaramillo, Isaac


El conejito Brizuela, scar El conejo Prez, Armando La coneja Acosta,
Alberto El conejo Tarantini, Walter El conejo Iza.

Fieras: Carlos La fiera Gutirrez, Jorge Ramn La fiera Cceres.

Monos: Fernando El mono Navarro Montoya, Germn El mono Burgos,


Maxi El mono Pereira.

Moscos: Henry La mosca Caicedo, Luis Fernando El mosco Mosquera.

Osos: dison El oso Maldonado, Hctor El oso Arvalo.

133

Patos: Ubaldo Matildo El pato Fillol, Roberto Carlos El pato


Abondanzzieri, Juan Carlos El pato Cabanillas, Patricio El pato Urrutia,
Carlos Alberto El pato Aguilera, Marcelo Fabin El pato Sosa, Patricio
Julin El patito Rodrguez.

Pericos: Jos Alberto El perico Prez, Hugo Leonardo El perico Prez,


Pedro Pablo El perico Len.

Perros: Armando La perra Carrillo, Gary El pitbull Mdel, Oswaldo El


perro Minda, Javier El perro Arbarello.

Piojos: Claudio El piojo Lpez, Emerson El piojo Acua.

Ponys: Orlando El pony Maturana, Rodrigo El pony Ruiz, Matas El


pony Oyola.

Ratones: Rubn El ratn Ayala, Roberto El ratn Ayala, Claudio La rata


Rodrguez.

Tigres: Radamel El tigre Falcao, Ricardo El tigre Gareca, Jairo Fernando


El tigre Castillo.

Topos: Guillermo scar El topo Sanguinetti, Juan Carlos El topo


Valenzuela.

Toros: Vctor El toro Medina, Martn El torito Arzuaga, Roberto El toro


Acua, mar El toro Caas, Luis Miguel El toro Escalada.

134

2. Objetos: Sergio Jeringa Guzmn, John Jairo La turbina Trllez, Jhon El


pocillo Daz, Walter El tranva Escobar, Jhon Jaime La flecha Gmez, dgar
El pnzer Carvajal, Hernn Daro El bolillo Gmez, Manuel Asisclo El
triciclo Crdoba, Armando La muralla Navarrete, Arsenio El armario Bentez,
Efran El cuchillo Herrera, Alejandro La manguera Villanueva, Julio Csar El
diamante Uribe, Alfredo Di Stfano La saeta rubia, Fausto El camin Correa,
Walter Gerardo El rifle Pandiani, Ferenc El caoncito pum pum Pusks.

Aviones: Nstor El avin Caldern, Alberto El jet Gallardo, Juan Carlos El


avin Ramrez.

Tanques: Jaime El tanque Ruz, Guillermo Claudio El tanque La Rosa,


Santiago El tanque Silva, Valeriano Lpez El tanque de Casma, Alfredo El
tanque Rojas, Germn Gustavo El tanque Denis.

Trapos: ngel David El trapito Comizzo, Luis Alberto Trapito Carranza.

3. De lugar: Arnoldo El guajiro Iguarn, Alirio Marinillo Serna, Herman Carepa


Gaviria, Jairo El andino Galeano, El noi de Pedralbes a Carles Rexach, El noi
de Sanpedor a Josep Guardiola, Carlos El sanjuanino Rendn, Jos El boricua
Zrate,

Nstor Palmira Salazar, Carmelo Tutunendo Valencia, Carlos El

apache Tvez, Nelson Rolo Flrez, Alonso El cachaco Rodrguez, Francisco


Javier Maza Rodrguez, Roberto El chorrillano Palacios, Claudio Daniel El
bichi Borghi, Ramn Ismael El mencho Medina Bello, Carlos El ingls
Babington, Daniel Alberto El cata Daz, Francisco El Lord del gol Wittinghan.

135

Chinos: lvaro El chino Recoba, Vctor El chino Gonzlez Scott, Ariel El


chino Garc, Diego Sebastin El chino Saja.

Del Chaco: Cristian El chaco Jimnez, Juan Manuel El chaco Torres.

Gallegos: Esteban Fernando El gallego Gonzlez, Sebastin Ariel El


gallego Mndez.

Gringos: Gabriel El gringo Heinze, Antonio El gringo Palacios.

Pampa: Claudio Daro El pampa Biaggio, Roberto Carlos El pampa Sosa.

Polacos: lvaro El polaco Escobar, Adrin Jess El polaco Basta, Claudio


David El polaco Arzeno.

Rusos: Enrique scar El ruso Hrabina, Edgardo El ruso Prtola, Diego


Fernando El ruso Prez.

Turcos: Antonio El turco Mohamed, Farid CamiloEl turco Mondragn,


mar El turco Asad, Claudio El turco Husan.

Vascos: Javier El vasco Aguirre, Julio Jorge El vasco Olarticoechea,


Rodolfo Martn El vasco Arruabarrena.

4. Caractersticas fsicas: Freddy El muelas Len, Jaime El flaco Rodrguez,


Daro El chusco Sierra, Eudalio Patuleco Arriaga, Luis Fernando El chonto
Herrera, Fernando El pecoso Castro, dgar El peinaito Ospina, scar La
moa Galvis, Hugo El cholo Sotil, Juan Carlos El ciego Oblitas, Jairo El
viejo Patio, Julio Csar Mechas Sarmiento, scar Roberto Petizo Zrate,

136

dgar El apachurrado Ramos, Carlos Alberto El pibe Valderrama, Dorian El


amarillo Zuluaga, Miguel El niche Guerrero, David El gaje Villa, Nicer,
El simptico Riascos, Edson Trompita Montao, Dario El fresco Aguirre,
Hctor Rodolfo El bambino Veira, Adolfo El bofo Bautista, Fernando Pintita
Gago, Jos Manuel El charro Moreno, Marcelo Daniel El mueco Gallardo.

Cabezones: scar Alfredo El cabezn Ruggeri, mar Alexander El cabezn


Rodrguez, Andrs Nicols El cabezn D'alessandro.

Colorados: Carlos Javier El colorado Mac Allister, Facundo El colorado


Sava.

Chocolatines: Edson El chocolatn Becerra, Luis Amaranto El chocolatn


Perea, Ramiro El chocolatn Castillo.

Negros: Obdulio El negro Varela, Jos Leandro La maravilla negra


Andrade, Hctor Adolfo El negro Enrique, Fernando El negro Cceres,
Marcelo El negro Gmez.

Nens: Oswaldo El nene Mackenzie, Tefilo El nene Cubillas, Fernando


El nene Muslera, Emilio El nene Commisso.

Nios: Alexis El nio maravilla Snchez, Fernando El nio Torres.

Pelusas: Jhon Wilmer La pelusa Prez, Diego Armando El pelusa


Maradona, Alexander El pelusa Orrego.

137

Pelados: Jos Martn El pelado Cceres, Ramn ngel El pelado Daz,


Matas Jess El pelado Almeyda, Gerardo El pelado Meijide, scar Alberto
El pelado Dertycia.

5. Caractersticas deportivas: Carlos La gambeta Estrada, Michael Gambetita


Arroyo, Diego Fernando Gambetita Latorre.
6. Personajes:

Humberto El mzinger Mendoza, Guillermo Manimal Corts,

Anthony El pitufo De vila, Gilberto Memn Granados, Nelson Tyson Rivas,


Armado Gandhi Rodrguez, Carlos Tribiln Valencia, Miguel Bernardo
Tarzn Migueli, Sergio El kun Agero, Jess Kiko Barrios, Carlos Darwin
El cientfico del gol Quintero, Hctor Ramn Rambo Sosa, Alfredo El capitn
furia Tena, Roosevelt Presidente Oyola, Rodrigo El chapu Braa.
7. De futbolistas: Hernn Jorge Valdanito Crespo, mar Rivaldito Guerra, Carlos
El Gullit Pea, Gonzalo Garrincha Guzmn, Joaqun Pel Gonzlez, Gerard
Piquembauer Pique, Alexander Dida Domnguez, Erwin Platini Snchez.
8. Femeninos: Walter Mamita Caldern, Isaac Vecinita Mina, Damin La
chilindrina lvarez, Jos mar La pepona Reinaldi.
9. Profesiones, oficios: Antonio El policia Alzamendi, Julio El jardinero Cruz,
Rubn Oswaldo El panadero Daz, Gerardo El general Bedoya, Leonardo El
jefe Astrada, Javier El jefecito Mascherano, Claudio El conquistador Pizarro,
Orlando El salvaje Rojas, Freddy El odontlogo Nazareno, Cristian El zar
Noboa, Fernando El vikingo Gimnez, Daniel El Kiser Passarela, Jos Luis

138

Garrafa Snchez, Diego Roberto El faran Godn, Luis Alberto El pistolero


Surez.

Bestias: Edmundo La bestia, Julio Baptista La bestia, Salomn La bestia


Rondn.

Brujas: Sergio ngel La bruja Berti, Diego Bruja Cachavacha Forln.

Emperadores: Adriano El emperador, Claudio El emperador Surez.

Locos: Rene El loco Higuita, Martn El loco Palermo, Marcelo El loco


Bielsa, Juan El loco Vargas, Ramn, El loco Quiroga, Hugo El loco
Gatti, Juan El loco Seminario, Sebastin El loco Abreu, Carlos Alberto El
loco Enrique, Mariano David El loco Dalla Libera.

Maestros: Csar Eduardo El maestrico Gonzlez. scar Washington El


maestro Tabarez, Luis Guillermo El teacher Berro, Alfonso El maestro
Can, Jairo El maestro Arboleda.

Magos: Jos Alberto Mgico Gonzlez, Jorge El mago Valdivia, Juan


Humberto El mago Valdivieso, Rubn scar El mago Capria.

Matadores: Marcelo El matador Salas, Luis El matador Hernndez, Mario


Alberto El matador Kempes, Edison Roberto El matador Cavanni.

Patrullas: Gernimo La patrulla Barbadillo, Jorge Patrulla Jimnez.

Patrones: Jorge El patrn Bermdez, Jos El patrn Velzquez.

139

: Pablo Csar El payaso Aimar, Pablo Ariel El payaso Lugercio.Piratas:


Esteban El pirata Granero, Alfredo El pirata Ferrer, Hctor El pirata
Castro, Adrin Carlos El pirata Czornomaz.

Prncipes: Jos El principito Sosa, Enzo El prncipe Francescoli, Andrs


El principito Guardado.

Payasos: Pablo Csar El payaso Aimar, Pablo Ariel El payaso Lugercio.

10. De nombre: Faustino El tino Asprilla, Mauricio El chicho Serna, Matas El


mati Fernndez, Daniel El rolfi Montenegro.

Betos: Carlos Alejandro El beto Alfaro Moreno, Norberto El beto Alonso,


Alberto Federico El beto Acosta.

Chechos: Sergio El checho Batista, Sergio El checho Angulo.

11. Comida: Cristian El cebolla Rodrguez, Sergio Daniel El manteca Martnez,


Luis Norberto El huevito Gil, Reynaldo El Mostaza Merlo, Jairo Banano
Murillo, Carlos La cachaza Hernndez, Hernando Pimienta Cuero, Edison
Robapollos Gonzlez, Humberto El chupete Suazo, James La guama
Cardona, Carlos Lechuga Roa, Csar Osvaldo Leche Lapaglia, Pablo
Vitamina Snchez, Edmundo El manicero Mndez, ngel El fideo Di Mara.

Cocos: Alfio El coco Basile, Horacio Andrs El coco Ameli, Jorge


Hctor El coco San Esteban.

140

12. Varios apodos un mismo jugador: Claudio Paul El beb, El hijo del viento, El
pjaro,Caniggia, Ivn Ren El cachetn, El bombardero Valenciano, Carlos
Telembi, Barbacoas Castillo, Oribe El horrible y El hermoso Peralta,
Orlando El fantasma y El fantstico Ballesteros, Jorge El brody y El
chapuln Campos, Carles El len de La Pobla El tiburn, Tarzn El toro
El tarzn de la Pobla Puyi Puyol, Zinedine Harry Potter Zizou Zidane,
Antonio Maravilla El tren El expreso amaznico Sir Anthony Too
Valencia, Rafael El conde de Catalua El Kiser de Michoacn Mrquez,
Sergio Javier El vasco Goyco Goycochea, Cristian Gastn El ogro El
tanque Shrek Fabbiani, Mauro El carnicero El mariscal El pelado
Maurito Laspada.
13. Msica: Ivn Champeta Velsquez, Luis Fernando La puya Zuleta, David El
meneto Mendoza, Jorge El salsa Salcedo, dison Kinito Mndez, Michael
Jackson El rey del pop Quinez, Leonardo Fabio El cantante Moreno, Jackson
Cha cha cha Martnez, Luis Carlos El coroncoro Perea.
14. Relgin: mar Misio Surez, Luis Alfonso El bendito Fajardo, Gabriel Jaime
Barrabs Gmez,

Teodoro Antonio El bblico Dos Santos, Luis Babal

Martnez, Alberto Daniel El ruso Brailovsky, Mario Eduardo El pastor


Bevilacqua.

Diablos: Marco Antonio El diablo Etcheverry, Roberto Carlos El diablo


Monserrat, Alexander El diablo Lemus, Cristian El diablito Lara.

141
15. Denominacin de origen: Jos El jamaicn Villegas. En Mxico se dice que

alguien tiene el sndrome del jamaicn cuando le llegan los recuerdos y la


nostalgia y no puede hacer correctamente lo que tendra que hacer. Origen: Jos El
jamaicn Villegas, defensa derecho de las chivas que ganaron 8 ttulos que cuando
fue convocado con Mxico a los Mundiales de Suecia 58 y Chile 62 baj mucho su
rendimiento, porque se dice que le entraba la nostalgia por su tierra, su comida, sus
amigos, su familia...etc.
16. Por herencia familiar: Juan Ramn La bruja Vern y Juan Sebastin La brujita
Vern, Adolfo El tren Valencia y Jos Adolfo El trencito Valencia, Javier El
Chicharo Hernndez y Javier El chicharito Hernndez, Armando El ringo
Amaya y Jos El ringuito Amaya, Jos Tiburcio El tiburn Serrizuela y Juan
Jos El tiburoncito Serrizuela, Jorge El pipa Higuan y Gonzalo El pipita
Higuan, Luis Felix El gato Leeb y Carlos Fabin El gatito Leeb, Hugo El
tomate Pena y Sebastin El tomatito Pena, Luis Antonio El hacha Luduea y
Daniel Emmanuel El hachita Luduea.
17. Por momentos histricos: Marcos Tulio El olmpico Coll, Luis Morumb
Zapata.
18. Por encuesta con la aficin: Frickson El elegante Erazo.
19. Mellizos: Gustavo El melli Barros Schelotto y Guillermo El melli Barros
Schelotto.
20. Sin clasificacin: Edison El Guigo Mafla, Gustavo Msil Restrepo, Armando
El piripi Osma, Jaime El choco Surez, Henry El ferri Zambrano, Alex La

142

amenaza Daza, Miguel Show Calero, ver Antonio Chaca Palacio, Hernando
El cocho Patio, Hernn Chichigua Garca, Miguel Augusto El nano Prince,
Alejandro Saltarn Garca, Jorge Sofasa Agudelo, Germn Baslico Gonzlez,
Luis Luisinho Quiones, Germn Cuca Aceros, Carlos El piscis" Restrepo,
Francisco Cobo Zuluaga, lvaro Caracho Domnguez, Oswaldo La sombra
Durn, Emmer Mnimo Gonzlez, Javier El pupy Zanetti, Gerardo El tata
Martino, Norberto ol Solano, Hctor Talla nica Morales, Ricardo Enrique
El bocha Bochini, Jorge El tapn Gordillo, Richard El chengue Morales,
Sebastin Chamagol Gonzlez, Pablo Mina Armero.

Nombres y apodos surgidos en todo el mbito hispano. En Espaa han aparecido


igualmente calificativos que encierran a varios jugadores: Los 5 magnficos: Canario,
Santos, Marcelino, Villa y Lapetra, quienes llevaron al Zaragoza a 4 finales de Copa del
Rey seguidas; Los leones de San Mams que es como se conoce tradicionalmente a los
jugadores del Bilbao debido a la cercana de la ermita de San Mams con los terrenos
donde el club construy su estadio en 1913; Los galcticos 81 termino con el que se
bautiz la llegada de Zinedine Zidane, Luis Figo, David Beckham y Ronaldo al Real
Madrid de la mano de Florentino Prez entre el ao 2000 y el 2003; y Los 4 fantsticos
del Barcelona en 2007: Messi, Henry, Etoo y Ronaldinho.
Ahora, en cuanto selecciones nacionales y a equipos profesionales lo ms comn es
que el mote tenga relacin con el lugar de origen y con los colores al referirse a una
Se dice que el trmino lo us por primera vez Jaime Ort siendo presidente del Valencia. Al parecer, este
dijo: Dicen que son galcticos o algo as. Un trmino que sin embargo no cont con el beneplcito de los
jugadores quienes se sintieron hastiados por la manera meditica como fueron categorizados.
81

143

seleccin, y con hechos histricos relativos a la fundacin, a momentos particulares de la


historia o a los colores en el caso de los clubes. Por eso a Argentina se le conoce como La
albiceleste por los colores de la bandera y Los gauchos en referencia al tipo de vaquero
caracterstico de las llanuras argentinas. A Bolivia La verde por el color de la bandera del
pas; a Chile se le dice La roja. Espaa era originalmente La furia espaola desde sus
primeros partidos en los aos veinte por el bro con el que el equipo jugaba. Hoy en da, se
dice que Luis Aragones fue quien le puso el calificativo de La roja a la seleccin
espaola por lo que a la seleccin Sub-21 se le dice La rojita. A la seleccin de Colombia
se le dice Los cafeteros por la produccin cafetera del pas reconocida a nivel mundial;
Honduras lleva el apodo de Catrachos en relacin al general Franciso Xatruch quien
lider los ejrcitos aguerridos de centroamericanos que lucharon contra los americanos
esclavistas en el siglo XIX. Mxico es El tri por los tres colores de la bandera. Paraguay
es el equipo Guaran debido a los pueblos sudamericanos ubicados en Paraguay 82. A
Uruguay se le dice Los charras por los pueblos amerindios que habitaban esa regin
donde hoy est Uruguay y tambin La celeste por el color de la bandera y a Venezuela
simplemente se le llama La vinotinto por el color de su bandera.

Una de las condiciones que puso Jos Luis Chilavert como capitn de la seleccin paraguaya durante la
dcada de los noventa y principios del dos mil, era que los jugadores paraguayos deba aprender a hablar el
idioma guaran. Este idioma, uno de los dos oficiales en Paraguay junto con el espaol, es hablado por
aproximadamente 8 millones de personas. Esta es una ancdota curiosa contada por el mismo Chilavert a
propsito de lengua y ftbol: el 1 de septiembre de 1996 se jugaba un partido por la eliminatoria
sudamericana al Mundial de Francia 98 entre Argentina y Paraguay en el estadio Antonio Vespucio Liberti El
monumental de River. Al minuto 42 del primer tiempo, Argentina va ganando con un gol de Batistuta pero
llega una falta al borde del rea de Argentina a favor de Paraguay. Chilavert sube corriendo para cobrar el
tiro libre y le grita en guaran a su compaero de equipo que est metido en la barrera para que se agache
porque por ah va a ir el baln directo al rea. Y as fue: mientras que los jugadores argentinos saltaron
pensando que Chilavert iba a lanzar la pelota por encima de la barrera, la pelota se fue por el lado izquierdo
de la barrera gracias a que el jugador paraguayo que estaba ah se agach y le impidi tener total visibilidad
al entonces portero de la seleccin argentina: Germn El mono Burgos. El partido termin 1-1 y ambas
selecciones se clasificaron para el Mundial de Francia 1998.
82

144

Y en relacin con equipos, apenas mencionar algunos casos como: Xeneize


(zeneize), dialecto del idioma ligur hablado en Gnova con el que se conoce popularmente
al equipo Boca Juniors de Buenos Aires, debido a la inmigracin italiana que lleg a
Argentina a finales del siglo XIX y principios del XX por medio del puerto de La Boca
donde naci el equipo; culs, trmino que hace referencia a los hinchas del FC Barcelona
debido a que entre 1909 y 1922 el equipo jug sus partidos en un campo de ftbol en la
calle Industria con capacidad para seis mil personas por lo que muchos aficionados deban
sentarse en los muros cuando el estadio se llenaba. De este modo, los traseros de los
hinchas quedaban a la vista de quienes caminaban por la acera y de ah sali el mote: culs
que deriva de cul que es culo en cataln y de culers que es culones. A los primeros equipos
fundados en cada pas se les conoce popularmente como El decano, estos son: Quilmes
Atltico Club (Argentina 1887), Real Club Recreativo de Huelva (Espaa 1889), Club de
Deportes Santiago Wanders (Chile 1892), Oruro Royal Club (Bolivia 1896), Club Nacional
de Football (Uruguay 1899), y Club Olimpia (Paraguay 1902).
Otros equipos adoptan una ofensa o burla como mote resemantizando el significado
como es el caso del Club Atltico Newell's Old Boys a quien se le conoce como La lepra
y al Club Atltico Rosario Central a quienes se les llama Canallas. Y todo debido a un
mismo hecho: se dice que en las dcada de 1920 una comisin de damas voluntarias
decidi organizar un partido de ftbol benfico para enfermos del Mal de Hansen (lepra) en
la ciudad de Rosario

por lo que buscaron la participacin de los dos equipos

representativos del lugar: Rosario Central no particip aparentemente por estar jugando la
Copa Vila por lo que fueron catalogados de Canallas a lo que respondieron calificando de
Leprosos a los jugadores e hinchas de Newells. Hoy en da leprosos y canallas son

145

los calificativos que representan la sea de identidad ms grande y ms fuerte de cada uno
de los equipos.
A propsito, Fernando Lzaro Carreter escriba lo siguiente en 1992 en uno de sus
famosos dardos:

La elusin aludiendo, como cuando Gngora escamotea el nombre de Ganimedes, y lo


evoca refirindose slo a su lugar de origen, el garzn de Ida, se emplea profusamente por
los cronistas deportivos, unas veces para evitar repeticiones, pero, otras, por mero adorno y
caracoleo de estilo. Y as, el desafortunado Marino Lejarreta es el jabato de Brriz, de igual
modo que Bahamontes fue apodado el guila de Toledo. Por este camino, se llega, a la
antonomasia, que produce resultados bastantes consecuentes. El coronel blanco identifica
inequvocamente para los connaisseurs al defensa brasileo Rocha, los de Pucela solo
pueden ser el Valladolid, de igual modo que el sabio de Hortaleza remite como una flecha
al entrenador Luis Aragons. Fue recurso bien acreditado en el lenguaje de los juglares:
Ruy Daz era el de Vivar, o el castellano; Martn Antolnez, el burgals de pro; Galin
Garciaz, el bueno de Aragn. Aunque esas identificaciones juglarescas resultan muy
primitivas ante hallazgos tan definitivos como el del periodista que, en la ltima Vuelta a
Espaa, llam al ciclista Robert Millar el perplejo escocs del pendiente en la oreja.
Ntese, adems, la precisin: el pendiente le colgaba de la oreja y no de otra parte.
(Lzaro 1997: 596).

Ahora bien, un aspecto de suma importancia en este captulo, a propsito de la


figura del relator de ftbol, es el hecho de que en las novelas de Wilmar Cabrera, Antonio
Skrmeta y de Hernn Rivera Letelier, la voz de los narradores tiene un lugar primordial y
estructural dentro de la construccin del relato. Y una prueba de eso es que en las tres
novelas, la voz de los narradores se incluye dentro de la historia a modo de intertexto, en
letra cursiva, y en captulos separados. De este modo, a medida que las historias se van

146

desarrollando, los pormenores de esos partidos en los que estn centrados los hechos, se
van dado lentamente. Al punto de que por ejemplo, en la novela de Skrmeta, los
fragmentos dedicados a las narraciones de los partidos de Arturo, no tienen puntos seguidos
ni puntos aparte, y los prrafos no empiezan en mayscula sino que van de corrido con la
velocidad con la que hablan los relatores. Este efecto de llevar al papel el vrtigo del relato
futbolero latinoamericano, es un claro indicio de que el ftbol no solo es palabra viva
dentro del campo de juego, sino que depende de la palabra para existir. Sin embargo, lo
ms llamativo de todo esto es que en las novelas escritas en Espaa no aparecen estos
relatos, sino que se hacen descripciones de las jugadas y de los hechos acontecidos sin
mayor inters que el de transcribir esos hechos. Todo lo contrario a lo que sucede en las
novelas y cuentos latinoamericanas donde los hechos acontecidos cobran importancia desde
el relato mismo y desde la manera como el narrador edifica esos relatos cargndolos de
pica, drama y comedia. Como es el caso de la palabra gol, la cual aparecen en la novela de
Skrmeta del mismo modo que como la cantara un narrador en Latinoamrica en un
partido de ftbol: goooooooooooooooooool, gogogogogooooooooooool (Skrmeta 1981:
75).
Por lo tanto, vale la pena empezar hablando del cuento Esse est percipi escrito por
Borges y Bioy Casares a cuatro manos 83. El cual comienza as:

ESSE EST PERCIPI, que significa: Existir es ser percibido segn el idealismo subjetivo de Berkeley. Este
cuento, pertenece a los relatos detectivescos Seis problemas para don Isidro Parodi (publicados en 1942)
escritos a cuatro manos entre Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares y tienen como autor imaginario a
Honorio Bustos Domecq, quien supuestamente fue un escritor precoz que public a la edad de 10 aos,
polgrafo, inspector de enseanza y defensor de pobres. En el cuento, Bustos Domecq queda consternado
ante la desaparicin del estadio de River y otros sucesos de la modernidad.
83

147
Viejo turista de la zona de Nez y aledaos, no dej de notar que vena faltando en su
lugar de siempre el monumental estadio de River (Fontanarrosa 1997: 15).

En el cuento, Bustos Domecq se sorprende ante la desaparicin del estadio de River,


por lo cual indaga entre sus amigos buscando las pistas que lo lleven a resolver el extrao
misterio. Entonces, va hasta la oficina de Tulio Savastano, presidente del Club Abasto
Junior, quien, entre mate y mate, le empieza a contar a Bustos Domecq qu es lo que est
sucediendo.

Aunque yo me repitiese que Savastano haba sido otrora el compinche de mis mocedades
de Agero esquina Huamahuaca, la majestad del cargo me impona y, cosa de romper la
tirantez, congratullo sobre la tramitacin del ltimo goal que, a despecho de la
intervencin oportuna de Zarlenga y Parodi, convirtiera el centro-half Renovales, tras aquel
pase histrico de Musante. Sensible a mi adhesin al once de Abasto, el prohombre dio una
chupada postrimera a la bombilla exhausta, diciendo filosficamente, como aquel que suea
en voz alta:
Y pensar que fui yo el que les invent esos nombres.
Alias? pregunt, gemebundo. Musante no se llama Musante? Renovales no es
Renovales? Limardo no es el genuino patronmico del dolo que aclama la aficin?
La respuesta me afloj todos los miembros.
Cmo? Usted cree todava en la aficin y en dolos? Dnde ha vivido don Domecq?
(dem 16).

Y, estando en esas, aparece en la oficina de Savastano el locutor de todos los


partidos: Ferrabs el locutor de la voz pastosa frente a lo cual, Bustos Domecq no sabe
qu hacer ms que disculparse y de este modo salir de la oficina para dejarlos solos. Eso s,
sorprendido ante la casualidad de poder conocer frente a frente al gran locutor. Pero

148

Savastano le dice que no es necesario haciendo pasar al locutor, con el cual cruza un par de
palabras delante de Bustos Domecq, que terminan por desvanecerlo.

Ferrabs, ya habl con De Filipo y con Camargo. En la fecha prxima pierde Abasto, por
dos a uno. Hay juego recio, pero no vaya a recaer, acurdese bien, en el pase de Musante a
Renovals, que la gente lo sabe de memoria. Yo quiero imaginacin, imaginacin.
Comprendido? Ya puede retirarse.
Junt fuerzas para aventurar la pregunta:
Debo deducir que el score se digita?
Savastano, literalmente, me revolc en el polvo.
No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se can a
pedazos. Hoy todo pasa en la televisin y en la radio. La falsa excitacin de los locutores
nunca lo llev a maliciar que todo es patraa? El ltimo partido de ftbol se jug en esta
capital el da 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el ftbol, al igual que la
vasta gama de los deportes, es un gnero dramtico, a cargo de un solo hombre en una
cabina o de actores con camiseta ante el cameraman (dem: 17).

Por supuesto, llama la atencin que en el cuento haya tantos anglicismos como:
goal, score, centro-half, siendo lo ms llamativo del cuento la revelacin de que todo pasa
por los medios y nada existe realmente. Nada sucede en el mundo, o tal vez muy poco. La
gente est en casa viendo la televisin o escuchando la radio. Esta fue una poca en la que
el lenguaje del ftbol iba de la mano con los anglicismos que lo haban visto nacer. Sin
embargo, la castellanizacin de muchos de estos trminos hizo que naciera el lenguaje del
ftbol en espaol 84.

[El ftbol] en su origen la terminologa es inglesa y con ella pas en los comienzos a nuestros pases,
dejando huellas lingsticas interesantes en la mayora de los pueblos hispanohablantes. Casi todos estos
trminos -al menos en Colombia- han sido sustituidos por palabras castellanas, con notable olvido de las
extranjeras, sin negar que algunas sobreviven o que han sido incorporadas al caudal del idioma en el
84

149

Y si se rompe la ilusin? dije con un hilo de voz.


Qu se va a romper me tranquiliz.
Por si acaso ser una tumba le promet.
Lo juro por mi adhesin personal, por mi lealtad al equipo, por usted, por Linardo, por
Renovales.
Diga lo que se le d la gana, nadie le va a creer (dem: 18).

Y as termina el cuento. Un texto ms que proftico en el que Borges y Bioy


supieron presagiar el futuro entendiendo que hoy en da, el ftbol es un programa de
televisin seguido por millones de personas alrededor del mundo. Pero sobre todo, un
cuento donde la piedra angular de todo es la palabra: gracias a ella existe el ftbol. Ahora,
lo ms impactante del cuento es la manera como el texto pronostica lo que es el ftbol de
hoy en da en donde un partido de ftbol empieza horas, das o semanas antes de los
noventa minutos, y terminan ms all de los noventa minutos al cabo de das y hasta
semanas. En resumidas cuentas, el cuento de Borges y Bioy reafirma dos cosas: primero,
que la figura del relator y la oralidad y la frescura con la que construye sus transmisiones, le
permite al oyente interactuar con esos hechos al puntos de creer que es capaz de incidir en
ellos con su entrega, adems de hacer parte de los mismo al darles vida como oyente; y
segundo, establece, de una vez por todas, que el ftbol hace parte de una industria del
entretenimiento prefabricada y moldeada 85.

Diccionario Mayor, de P. Manuel Briceo Jauregui S.J., en el Congreso de Academias de la Lengua celebrado
en Madrid, octubre de 1985.
85
Otra ancdota respecto a Borges y el ftbol, est consignada en el libro La pelota, el corazn del aire de
Jess Ramn Ibarra (2011), quien la recoge del libro Mi ftbol de Antonio Gali (1967). All se da cuenta del
supuesto encuentro entre Jorge Luis Borges y Manuel Nolo Ferreira, goleador de Estudiantes de La Plata
por esos das e dolo del Mundial del 30. Esa historia, que tuvo lugar el domingo 25 de marzo de 1931 en el
antiguo estadio de Boca, en Buenos Aires, empieza con la invitacin por parte de un joven Bioy Casares a su
recin amigo Jorge Luis Borges, para que juntos vayan a ver un partido de ftbol entre Boca y Estudiantes.

150

La literatura tiene la facultad de filtrar y destilar de manera tan eficaz como en un


laboratorio las respectivas recontextualizaciones o sematizaciones y las resultantes culturas
del ftbol diversificadamente acuadas. Las novelas, los cuentos y las autobiografas, pero
tambin el ensayo, las columnas en los peridicos o los textos publicitarios de los ms
variados pases nos dan una idea, de cun multifactico resulta el mapping mundial del
ftbol (Ette 2006: 123).

Ahora bien, en cuanto a los anglicismos usados, tambin los hay en Horacio
Quiroga, en Fontanarrosa, en Benedetti, o en Soriano; pero es en el cuento Qu viejo ests
y qu gordo de Carlos Casares, donde se cuestiona este uso de anglicismos y galicismos en
el lenguaje del ftbol en espaol. Este cuento alude a una leyenda: Alfredo Di Stefano. La
historia, narrada en segunda persona, recuerda la noche de aquellos aos gloriosos de
Alfredo Di Stefano en el Real Madrid en la que un hincha, el protagonista y narrador del
cuento, ve de cerca al dolo por primera y nica vez. Todo nace de un programa de
televisin actual en el que Di Stefano aparece como comentarista, y este hincha, ya viejo
igual que su dolo, recuerda las peripecias de aquella fra noche en moto a las afueras
Madrid procurando a toda velocidad llegar lo antes posible al estadio para no perder detalle
ni de Di Stefano ni del partido. Lo interesante del cuento, adems del tono exquisito con el
que va confesando cada detalle de aquella noche, es la manera en que lentamente empieza a
juzgar a su dolo. Y lo hace desde el lenguaje.

Entonces, ante el talento de Nolo, Borges pregunta a Bioy quin es ese jugador. Y en medio del partido, ante
un error de Nolo, se dice que Borges se despach con burlas y crticas al jugador por lo que este, al final del
partido, fue a buscarlo. Al parecer, Borges ya estaba muy bebido y ante la impertinencia y altanera del
jugador, quiso humillarlo preguntndole por los autores de diversas citas que le venan a la memoria. Y el
desconcierto fue peor cuando Nolo no solo las respondi todas, sino que adems le pregunt por un poeta y
sus versos que cuestionaban la existencia de Dios. Finalmente, ante el silencio de Borges, Nolo dijo que los
versos eran suyos, pero que l prefera dedicarse a hacer goles (Ibarra 2011: 144-148).

151

Es claro que entre el hincha joven lleno de mpetu que no duda en tomar una moto
para recorrer a toda velocidad cuanto pueblo se cruce en su camino en el afn de llegar a la
ciudad, y el hincha curtido y viejo sentado frente al televisor dueo del criterio absoluto
para endiosar y condenar jugadores, hay un abismo. Y es precisamente l, el hincha, el
narrador del cuento, quien le deja claro al lector esa diferencia. La primera crtica que le
hace el hincha al dolo, adems de decirle constantemente que est muy viejo y muy gordo,
es de tipo lingstico:
Por cierto, que al comentar uno de los partidos de hoy, hace apenas tres o cuatro minutos,
has hablado del referee, una gilipollez que no viene a cuento, teniendo como tenemos en
espaol la palabra rbitro. Es como si para decir pan, por ejemplo, dijeras bread
(Valdano 1998a: 103).

Al principio, el narrador recuerda sus tardes como portero del equipo de su pueblo y
le confiesa a Di Stefano, con esa sutil segunda persona, que antes de tenerlo como dolo a
l, tena al portero Alonso 86. Entonces aparece un galicismo:

Pero Basilio Corner, que era el seudnimo de Argimiro Snchez, el cronista deportivo, no
entenda demasiado de palabras. Lo ms que lleg a decir de m, una vez que me lanc por
el aire para coger un baln enviado a la base del poste, fue que me haba tirado en
plongeon, una gilipollez parecida a eso del referee que acabas de decir t, cuando en
espaol tenemos la palabra plancha, que fue lo que hice yo en aquella ocasin, tirarme en
plancha, aunque lo que propiamente habra que decir fue que hice un alarde de elasticidad,
no s si tan prodigioso como el del portero Alonso, pero alarde al fin y al cabo
(dem: 107).

Ambos dolos nacen gracias a la imagen que el nio tiene de ellos ya sea por medio de afiches, calendarios
o cromos. Es interesante, por consiguiente, tener en cuenta esta referencia a la cultura popular de la que ya
hablan Vzquez Montalbn, o Fontanarrosa.

86

152

Y un anglicismo:

No s por qu, lo primero que me llam la atencin en aquella fotografa fueron tus
piernas, tal vez porque en aquel momento recordaba el comentario de un tcnico del club, el
seor Saporta, que unos das antes haba dicho tambin la tontera de que tenas un dribling
incomparable, cuando poda decir regate, por ejemplo (dem: 108).

Ms adelante:

Ahora mismo acabas de decir que el gol que ayer le clav Bebeto al Barcelona fue un
autntico trallazo, pero pronunciando trachazo, igual que dices mes de macho o michonario.
Eso, unido a la falta de dientes hace que no resulte fcil entenderte cuando hablas, adems
de la cosa tonta esa del referee y el dribling, como la costumbre fea que tenis en tu tierra
de contar en dlares, otra idiotez, pues lo que vosotros tenis son pesos o australes, como
nosotros tenemos pesetas y no pounds o deutsche marks (dem: 111).

Y finalmente:

Adems de llamarle Mster al entrenador, otra bobada de la que tampoco te libras t, l


dice algo as como mcher, de la misma manera que dice tambin Barsalona y otras que
ahora no recuerdo. Por supuesto que tiene la disculpa de ser hngaro, que por otra parte se
contrarresta con los muchos aos que ha vivido aqu

Lo tuyo es otra cosa, estoy de acuerdo, aunque ahora mismo acabas de decir crner y no
saque de esquina, otra mamarrachada que no comprendo (dem: 112).

Hasta ac la crtica y la reflexin que hace el narrador no solo a la pronunciacin


rioplatense de Di Stefano y sus galicismos y anglicismos castellanizados como driblar

153

(Gmez Torrego 2003: 977) sino tambin a sus tradiciones y comportamientos como lo de
contar en dlares, llamarle bollo a la cabeza, o decir coger en vez de joder. Sin embargo, es
interesante resaltar un sinnmero de aspectos gramaticales del lenguaje del ftbol en
Espaa, que aparecen a lo largo del cuento.
En cuanto a la morfologa flexiva el profesor Gmez Torrego, merece la atencin el
sufijo deverbal -e, el cual est generando neologismos tanto en el mbito popular como en
el futbolstico (dem: 970). A lo largo del cuento encontramos palabras como: regate,
despeje, saque, remate. Igualmente, con el sufijo azo, encontramos la palabra:
zambombazo. Ahora, en cuanto al embellecimiento del drama, el cuento ofrece dos frases
magistrales de carcter hiperblico: el guardameta del Real Madrid haba hecho un
prodigioso alarde de elasticidad; y la otra: esa pelota va a cenar con San Pedro.
Esto del embellecimiento del drama, segn Vicente Verd, tiene que ver casi que
exclusivamente con los medios de comunicacin. Se dice que un treinta por ciento de los
comentarios deportivos contienen aderezos psicolgicos, sociolgicos o polticos, frente al
otro setenta que seran puramente descriptivos. Igualmente, algn estudio de medios de
finales de la dcada de los setenta en Estados Unidos evidenci que la experiencia de
vivenciacin de los acontecimientos deportivos desde el hogar, a travs de la visin y
audicin de comentarios, suele ser ms intensa que la obtenida en el estadio (dem). En ese
sentido, Umberto Eco le concede cierto mrito al estadio en su texto homo sportivus, ya que
alienta la liberacin de las emociones reprimidas (Trfonas 2004: 38).
Respecto a ese carcter innegable de los medios Gonzalo Surez afirma que hay un
partido del siglo cada semana. Y la mejor novela de los diez ltimos aos sale cada dos

154

meses. Frase por dems llena de aciertos, ya que si algo tiene el ftbol, es su capacidad de
reinventarse semanalmente y de este modo lograr, como lo dicen Villoro y Trueba, ser al
mismo tiempo pica, drama y comedia. Sera intil no reconocer la importancia de los
medios de comunicacin a la hora de convertir ese acontecimiento deportivo en la cada de
Cartago, en palabras de ngel Fernndez. El cuento termina cuando el hincha hace
memoria de lo que sucedi al final del partido. l se intenta acercar a los jugadores para
pedir un autgrafo, recibiendo el desplante de Di Stefano. Entonces dice:

Fue en aquel instante, tan de cerca, cuando por primera vez me di cuenta de que tenas cara
de rana (Valdano, 1998a, p.116).

Del mismo modo, el cuento En el tiempo indeciso de Javier Maras empieza por
desnudar esa capacidad de los cronistas deportivos para inventar sobrenombres y contribuir
as con el drama, o mejor an, con el embellecimiento del drama.

Era hngaro como Kubala y Puskas y Kocsis y Czibor, pero su apellido era mucho ms
impronunciable para nosotros, se escriba Szentkuthy y la gente acab llamndolo
Kentucky, mucho ms familiar y ms castellano, y de ah se lo apod a veces con
impropiedad Pollofrito (no casaba con su complexin atltica), los locutores de radio ms
atrevidos y vehementes se permitan abusos cuando pisaba el rea: Atencin, Kentucky
puede frer al Bara. O bien: Ojo que Pollofrito puede hacer saltar la sartn por los aires,
quiere organizar una de sus fritangas, cuidado que es todo aceite, aceite hirviendo, ojo que
quema, ojo que es resbaladizo y no se mezcla! (dem: 232).

155

El cuento nos narra la historia de un jugador hngaro en el Real Madrid de apellido


impronunciable para los espaoles 87. Una noche, el narrador se encuentra por primera vez
con l en una discoteca madrilea. All comparten una velada al ritmo del baile y de las
copas que van consumiendo. La conversacin entre ambos fluye de manera sincera sin
verse obligados a hablar de ftbol, hasta que el hngaro confiesa que ha dedicado su vida a
coleccionar mujeres y goles: una por cada tanto convertido. Sin embargo tiene una novia en
su pueblo natal y seguramente termine casado con ella. El narrador simplemente lo escucha
asombrado por la manera con que el hngaro lo llamaba de usted, mientras l intentaba
relajar la charla tuteando.
Luego de la despedida, pasan un par de temporadas hasta que de nuevo el narrador
recuerda un momento inolvidable: un partido de Copa de Europa entre el Real Madrid y el
nter de Miln. Faltaba un gol para eliminar a los italianos y estar en semifinales y entonces
viene la jugada del hngaro en la que luego de eludir defensas y portero, se detiene en la
lnea de gol, impidiendo as el grito de la multitud, o como dice Javier Maras:

Neg la inminencia, y no es tanto que detuviera el tiempo cuanto que lo marc y lo volvi
indeciso, como si estuviera diciendo: Yo soy el artfice y ser cuando yo lo diga, no
cuando queris vosotros. Si es, pues soy yo quien decide (dem: 240).

El drama en su mxima expresin. Luego de esto, el hngaro se lesiona, se pierde


un par de temporadas y ambos vuelven a encontrarse en el palco de honor del estadio donde

Es divertido e irnico el comentario del propio Javier Maras en el cuento, cuando se refiere a la facilidad
de los centroeuropeos para aprender otras lenguas, frente a la poca habilidad de los espaoles. Incluso, nos
recuerda una sentencia del pueblo romano para con los espaoles, a los cuales se tildaba de incapaces de
pronunciar la s lquida de Scipio o Schillaci (Valdano 1998a: 232).
87

156

el narrador lo ve acompaado de una mujer joven. Es el declive. Szentkuthy finalmente


regresa a Hungra y all muere a manos de su joven esposa. Al comienzo del cuento, luego
de que aparece el apodo Pollofrito, el narrador reflexiona ante la sorpresa de encontrarse
a un jugador de ftbol en una discoteca:

Fue en la discoteca Joy a altas horas de la noche, sobre todo para l, se supone que los
futbolistas deben estar acostados desde muy temprano, permanentemente concentrados en
el prximo partido, o entrenando y durmiendo, viendo vdeos de otros equipos o del suyo
propio, vindose a s mismos, sus aciertos y fallos y las oportunidades perdidas que siempre
vuelven a perderse hasta el fin de los tiempos en esas pelculas, durmiendo y entrenando y
alimentndose, una vida de bebs casados, conviene que tengan mujer para que les haga de
madre y les vigile el horario. La mayora no hacen ni caso, detestan dormir y detestan los
entrenamientos, y los grandes piensan en el partido slo cuando salen al campo y ven que
ms les vale ganarlo porque all hay cien mil personas que s llevan una semana dndole
vueltas al enfrentamiento pidiendo venganza contra los odiados rivales. Para los grandes los
rivales slo existen durante los noventa minutos y nada ms que por un motivo: estn ah
para impedirles a ellos lograr lo que ansan, eso es todo. Luego podran irse de copas con
esos adversarios, si no estuviera mal visto. El resentimiento pertenece a los jugadores
mediocres (dem: 232).

Aparte del uso de la palabra vdeo con tilde en la i, y no video, como suele decirse
en Hispanoamrica, no es mucho lo que ofrece este prrafo a nivel gramatical. Sin
embargo, el hecho de desnudar la intimidad de un jugador profesional de ftbol,
mostrndolo como un ser humano comn y corriente, provoca ms de un disgusto. Primero
porque estos personajes son ms que jugadores profesionales: son modelos a seguir, moldes
que se imitan, estrellas famosas que funcionan como objetos de deseo entre la masa. Es
decir, desnudar la intimidad de un jugador profesional tiene la virtud de dejar ver al ser
humano frgil que se esconde tras bambalinas. Ahora, ese mismo ser humano tmido, no es

157

rentable para las grandes empresas. Como cuando el jugador se desentiende de sus deberes
y slo los recuerda cuando cien mil aficionados le hostigan para que gane. Tal vez la
respuesta est en la irreverencia con la que el jugador se detiene ante la lnea de gol
haciendo contener el gritero de una hinchada efervescente hasta cuando l quiera. El gol,
como dijo Csar Luis Menotti, es un pase a la red, no un tanto en el marcador 88.
En el libro dedicado a Umberto Eco y su relacin con el ftbol, se nos recuerda que
La chchara deportiva y Cmo no hablar de ftbol, Umberto Eco se percata de la
importancia del juego para el bienestar mental del animal humano. Los juegos ofrecen una
liberacin de la energa reprimida mediante el recurso al derroche ldico. La necesidad
fsica y psquica de jugar es una manifestacin de la incapacidad humana para soportar las
formas cotidianas de repeticin y los sistemas cerrados que no ofrecen ninguna posibilidad
de cambio inmediato (Trfonas 2004: 66).
El campeonato, cuento escrito por Miguel Delibes, sirve para ilustrar lo anterior
no desde el hecho mismo de jugar pero s de participar de l como espectador. El texto nos
cuenta las vivencias de una pareja que escucha la transmisin radial del partido que
enfrenta a Espaa y a Uruguay por la Copa del Mundo en la intimidad de su hogar. Juan, el
protagonista, est atento a los pormenores del partido, mientras la muchacha rubia que lo
acompaa lo est de una gata a punto de parir. Todo el tiempo Juan tiene en la memoria a
los ingleses, los cuales, se deduce, han quedado fuera de competencia.
Lo ms interesante del cuento, a propsito de lo antes mencionado por Umberto
Eco, es la capacidad que tiene el encuentro deportivo para generar un clima de efusividad y
Se dice que los directivos de Boca Juniors mantenan constantemente vigilado a Riquelme cuando iba a
visitar a su familia en el barrio donde creci de nio, para que no jugara ftbol con los amigos de barrio y as
evitar lesiones. Dnde est el ftbol entonces?
88

158

al mismo tiempo permitir la liberacin de un jbilo colectivo. Junto con esto, la manera
como est construido el texto, donde se va entrecruzando el dilogo de la pareja con la voz
de los locutores al fondo, impregna el ambiente del pequeo cuarto con una cierta tensin
que al final desemboca en una alegra colectiva.
Al inicio del encuentro, la radio va manteniendo al tanto de todo lo que sucede en el
campo de juego, desde faltas no pitadas por los rbitros, hasta los goles que van dando
color al cotejo. A medida que van llegando los goles, y dependiendo de si son de Espaa o
de los uruguayos, Juan, cigarro en mano, profiere palabrotas en contra de los ingleses. Es
realmente maravilloso ver la piel de gallina y las manos temblando de Juan a lo largo del
partido, mientras al fondo, recostada en el catre, la muchacha reclama un poco de atencin
a Juan ya que la pobre gata est punto de dar a luz.
El primer gol es de los uruguayos, viene el empate y el dos a uno de Espaa. Al
final, una leyenda como Varela 89, anota el dos a dos. La tensin es absoluta. Luego del
partido, cuando salen a la calle, Juan y su chica entran a un bar por un par de copas y notan
que todo el mundo est hablando de ftbol. El hombre de la barra, un tanto hostigado, se
pregunta si es posible que veinticinco millones de espaoles hayan desperdiciado cincuenta
millones de horas en un partido que ha quedado empatado, como antes de empezar a jugar,
no es eso? Juan y la muchacha optan por pedir un par de copas ms, y as hasta que salen
con la gata en los brazos a punto de dar a luz y una agradable excitacin en la sangre y en
los nervios, una excitacin que ha ido creciendo de vaso en vaso.

Obdulio Varela, capitn de la seleccin charra campeona del mundo en el mtico Maracan de Ro de
Janeiro en la Copa del Mundo de 1950 ganando la final contra Brasil por 1-2. Su figura y su historia quedaron
recogidas, entre otros, gracias a la pluma de Osvaldo Soriano en sus Memorias del Mster Peregrino
Fernndez y la de Eduardo Galeano en El ftbol a sol y sombra.
89

159

En cuanto a los aspectos gramaticales del lenguaje del ftbol, cabe resaltar la
siguiente frase de la transmisin radial que escucha Juan.
Gol! Gol! El extremo derecha uruguayo ha marcado el primer gol! El gol estimula a
nuestros muchachos! (Valdano 1998a: 135).

Dice el profesor Gmez Torrego, con respecto a las sustantivaciones de adjetivos,


que son frecuentes en la jerga del ftbol trminos como: extremos, interiores, medios,
centrales, delanteros, defensores, zagueros, etc. Ahora, en cuanto las discordancias en la
jerga futbolstica, tambin rasgo idiosincrsico, el profesor Gmez Torrego se refiere a
ciertos usos metonmicos como los de extremo izquierda, interior izquierda, extremo
derecha e interior derecha, (Gmez Torrego 2003: 976) donde las palabras derecha o
izquierda no son en realidad adjetivos que acompaen a los sustantivos extremo e interior,
sino adjetivos que acompaan a sustantivos elpticos como banda o parte.
Asimismo, el cuento de Rosa Regs, Ganas de quejarse, la verdad, escrito a modo
de crnica periodstica tipo columna semanal, tiene como tema el partido que jugaran las
selecciones de Bolivia y Espaa en cumplimiento de la ltima jornada de la primera fase
del todos contra todos correspondiente al grupo C durante el Campeonato Mundial de
Ftbol celebrado en 1994 en los Estados Unidos. El texto deja ver la experiencia ntima de
ver un partido de ftbol en casa. Una mujer, vida de mundos nuevos invita a un amigo
para que juntos vean y comenten el partido y as aprovecha para disfrutar, adems lo que
puede ser un logro nacional 90. Desde un punto de vista gramatical, hay dos particularidades

Al respecto, Umberto Eco plantea que La chchara deportiva es el sustituto ms fcil de la discusin
poltica, es decir, la chchara deportiva, en cuanto discurso sobre el juego permite al hablante disertar
sobre el tema como un experto sin aceptar ninguna responsabilidad real por las ideas y actitudes
90

160

bastante llamativas y propias de alguien que habitualmente no hace uso del lenguaje del
ftbol o jerga futbolstica, o lo que es igual, no sabe nada de ftbol.

Al parecer, segn decan los comentaristas que se daban unos a otros la palabra, el
entrenador del Bolivia, Javier Azcargorta o Algorta o algo as, es un espaol, una especie de
genio que ha eliminado a Uruguay, y todos se hacan cbalas sobre la amenaza que poda
esconder el juego que hubiera maquinado (dem: 261).

Y el otro:

Me alegro digo, as no le importar tanto que Cruyff no le haya dejado ser nunca
capitn del equipo del Bara (dem: 262).

En ambos casos, es comn dentro de los aspectos gramaticales del lenguaje del
ftbol hablar de Bolivia, y no del Bolivia, del mismo modo que se suele decir capitn del
Bara y no capitn del equipo del Bara. No es un error; quizs una redundancia ya que los
nombres de equipos nacionales nunca llevan artculo. Del mismo modo, al director tcnico
de un equipo nacional se le suele llamar seleccionador y no entrenador. Enseguida viene la
descripcin de la alocucin por la televisin.
Un poco ofendida vuelvo a la televisin: es el ltimo partido del grupo C, repite el locutor,
slo con la victoria se pasa, dice otro. Si pasa, queda para octavos de final Clemente ha

expresadas, incluso si, o quizs sobre todo porque, las circunstancias de la emisin se basan en
simulaciones de la realidad y no en hechos empricos. La prctica de la chchara deportiva requiere
conocimientos especializados, pero nos permite jugar a la conduccin de la Cosa Pblica sin problemas,
deberes e interrogantes de la discusin poltica y las consecuencias psicolgicas de legislar en nombre de
otros. Por este motivo, Eco opina que el deporte cumple su papel de falsa conciencia al permitir que los
ciudadanos participen en el debate pblico sin verse obligados a comprometerse con los dems mediante el
dilogo o la accin en la esfera de lo social. Vid. P.P. Trifonas, Umberto Eco y el ftbol, pp. 57-73.

161
modificado su esquema tctico en el ataque, con el punto de remate en Felipe y Guerrero.
Ahora es un equipo piramidal: un hombre, Julio Salinas, en el vrtice, dos no s dnde, tres
en medio del campo y cuatro en la defensa. Un partido para soar, en directo, esta noche a
las 10, repite una voz en off tras la pantalla de jugadores y cervezas y pblico enfervorizado
chillando gol! gol!. No se entiende nada (dem: 263).

Uno de los tantos rasgos gramaticales relativamente modernos en la jerga


futbolstica, segn Gmez Torrego, es el de la supresin indebida del artculo all donde su
presencia es exigida sintcticamente, en el caso del fragmento, cuando dice que queda para
octavos de final, en vez de decir para los octavos de final. Igualmente, aparecen palabras
como ataque, remate y vrtice de las que ya se ha hablado. Otro fenmeno es el adjetivo
sustantivado la defensa.
De otro lado, estn aquellos textos escritos con el habla coloquial de los hinchas.
Como por ejemplo la novela de Antonio Skrmeta donde es comn leer el voceo tpico de
los chilenos a lo largo de las pginas: vos soi, te hacs, sabs, quers, entends, esti, sepi,
pa'que sepi'uen, decs, cachi... (Skrmeta 1981); o los cuentos de Fontanarrosa donde es
comn encontrar: mir vos, refer, hac, hacelo, decime, dejs, che, conocs, fulbo, ust,
ul, Lan, fuimo, golquiper, etc (Fontanarrosa 2009). Y tambin en los cuentos de
Antonio Hernndez donde el hecho de reproducir el habla andaluza es innegable: Beti
geno, cantaor, Madriss, Manque pierda, convid, hijoputa, anluego, habieran, utosia,
naide, asn, Denirson, mejn, pediricos, enenante..., etc. (Hernndez 2008).
Sin embargo, es en los cuentos Puntero izquierdo de Mario Benedetti publicado
originalmente en 1959 en el libro de cuentos Montevideanos (Valdano 1998b: 95); El
hombre que se crea Lopera de Antonio Hernndez (Hernndez 2008: 95), y Betito de

162

Roberto Fontanarrosa (Fontanarrosa 2009: 9), donde el lenguaje cotidiano y coloquial de


los personajes, se mezcla con el lenguaje del ftbol 91.

Tiene mandanga la cosa...Los periodistas y algunos intelectuales de chichinabo me critican


porque segn ellos no s hablar y dicen que eso es un desprestigio para el Betis. Ms les
valdra enterarse de una vez que al Betis lo saqu yo de la UVI por no decir del cajn, que
ya le estaban haciendo la utosia cuando yo llegu y le ech una mano. Y anluego, qu: ah
est el equipo en Primera, con una gran plantilla y un coliseo que en cuantito termine de
cerrarlo va a ser le envidia de Europa (Hernndez 2008: 95).

As comienza el cuento de Antonio Hernndez inspirado en la figura del ex


presidente del Betis Manuel Ruiz de Lopera. En tanto que el cuento de Fontanarrosa lo hace
de la siguiente manera:

No, el Betito no. cualquier otro que me digs s, pero el Betito no. que era quilombero s,
pero como todos. Le gustaba joder, le gustaba viste viste? Cantar, gritar, porque si no,
pa'qu diablos vas a ir a la cancha? Pero no era un tipo como el Tato por ejemplo, el Tato
un loco, porque loco el Tato, t mal del bocho y yo siempre se lo digo, Tato, algn da te
van a pon una quema y te van a hac cag, yo se lo digo (Fontanarrosa 2010: 9).

Mientras el de Benedetti dice as:

Un curso de posgrado para estudiantes de espaol en la Universidad de Lille dictado en 2005 por el
hispanista Adolfo Elizaincn, miembro de nmero de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, inclua el
cuento Puntero izquierdo de Mario Benedetti dentro de las lecturas obligatorias para aprobar el curso
dada la complejidad de su estructura gramatical por la jerga rioplatense con la que fue escrito. Pero tambin
porque el cuento permite acercarse a la idiosincrasia y a los imaginarios rioplatenses gracias de la mano del
ftbol.
91

163
Vos sabs las que se arman en cualquier cancha ms all de Propios. Y si no acordate del
campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana. Los aos que estuvo hinchndola
desde el alambrado y, la fatalidad, justo esa tarde, no pudo disparar por la ua encarnada. Y
si no acordate de aquella canchita de mala muerte, creo que la del Torricelli, donde le
movieron el esqueleto al pobre Cabeza, un negro de mano armada, puro pamento, que ese
da le dio la loca de escupir cuando ellos pasaban con la bandera (Valdano 1998b: 97).

Tres comienzos similares donde los personajes toman la voz, abriendo un panorama
de posibilidades al lector donde el contexto futbolero se cruza con el habla coloquial, por
medio del cual logran nombrar su realidad sin necesidad de traducir ni de explicar nada. Un
lenguaje propio gracias al cual expresan las emociones y los imaginarios latentes en sus
grupos sociales, incapaces de ser nombrados por otras palabras, pero sobre todo, una
experiencia viva del lenguaje que gracias al ftbol toma la forma de una narrativa propia
que termina por definir y establecer las coordenadas de cada uno de estos grupos sociales.

Todos queremos ms, incluso lo que no hay que querer. Y, sin embargo, no me arrepiento
porque de la misma forma que me han gritado Lopera vete ya, van a venir a buscarme. La
venganza es un plato que se come fro, y qu me importa a m que los locutores me llamen
losta, dequesta, ratrico de retrete, demgogo, y que digo angelicismos porque en alguna
ocasin he dicho Ingalaterra en vez de Inglaterra, eso cuando estuvimos all jugando la
champion. Po, bueno, hasta Cervantes, el Premio Nobel, pona Ingalaterra, que de acuerdo
como me explic el trnico es una figura ratrica que se llama metstasis
(Hernndez 2008: 101).

Un prrafo exquisito donde queda a flor de piel, incluso, una reflexin del personaje
sobre el uso del lenguaje, y donde adems, la voz del personaje trae a su discurso una

164

crtica a la normatividad del lenguaje, ubicndose l mismo como hablante, un peldao por
encima, gracias a Cervantes.

Qu lo pari, estaba contento, el otro da cuando el cl hizo la fiesta a los muchachos de la


primera local, nosotros fuimos todos vos sabs cmo nos atendieron?, como seores, y el
Betito fue tambin, vino el secretario del cl viste? y nos dice muchachos qudense piola,
no hagan quilombo que ac los vamos a atender bien, y v sab cmo lastramo?, como
leones, y mir que haba cada orse de sos empilichados como la gran flauta, no era una
fiesta rea, y sin embargo, a nosotros viejo nos atendieron... se pasaron... y el Betito fue y
morf como todos (Fontanarrosa 2010: 11).

En este prrafo aparece un ejemplo de lunfardo con la palabra: orse, la cual es


seor pero al revs, as como la aspiracin de la s en vos, y la ausencia de la b en club, y de
la l en real. Un uso del lenguaje muy tpico en Rosario, y en casi toda Argentina. Pero es
Benedetti quien recurre a los anglicismos y galicismos con los que lleg el ftbol a nuestra
lengua.

O qu te parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo YI, donde ellos
tenan el juez, los lnema y una hinchada piojosa que te escupa hasta en los minutos
adicionados por suspensiones de juego, y eso cuando no entrababan al fiel y te gritaban:
Yi! Yi! Yi! Como si estuvieran llorando, pero refregndote de paso el puo por la
trompa. Y uno hacindose el etctera porque si no te tapaban lo que yo digo es que as no
podemos seguir. O somos amater o somos profesional (Valdano 1998b: 98).

Ac Benedetti toma dos anglicismos y un galicismo, y los transforma: linesman por


lnema, field por fiel, y amateur por amater. Algo que ir ocurriendo a lo largo del siglo

165

veinte en el lenguaje del ftbol a lo largo de toda Latinoamrica y Espaa (Faura i Pujol
1998).

Y sin dejar de mirar los papeles, apunt al corazn: a ver listos, y a ustedes quin os
desamina en la Escuela de Periodismo? A ver, ustedes sabis si son armitibles adjetivos
como crucial, drstico, lgido, espurio..? Sabis ustedes cul es el plural de referndum? A
la hora de escribir las cnicras sabis ustedes evitar en base a o a nivel de? Son
equivalentes debo de acabar y debo acabar? Es aceptable el uso de la palabra honesto en el
sentido de honrado? Pens acabar no fuera a equivocarme y terminaran rindose de m,
pero le ech a la jeta del miura el trapo y templ: Y ya en una treminologa puramente
atltica, a ver listos, gol averange hay que escribirloi entre comillas o no? , por qu
escriben ring en vez de cuatriltero por qu amateur en lugar de aficionado o supporter y no
hincha? Pero, miren, no me quiro cebar como un guarro, y con una ms vale: por qu
carioca cuando se refieren a todos los brasileiros? Po para que se enteris: los cariocas son
todos brasileos, pero los brasileos no todos son cariocas porque carioca es el gentelicio
de los ciudadanos de Ro de Janeiro, slo y exclusivamente de la ciudad ya que los
habitantes del estado del mismo nombre de llaman fluminenses, de ah el apelativo al Club
Deportivo Fluminense...Se enteris u os lo pongo por escrito? (Hernndez 2008: 103).

Un prrafo magnfico donde toda la reflexin sobre el lenguaje deportivo la hace el


mismo hablante, juzgando, como en el cuento de Carlos Casares, el uso de extranjerismos.
Sin embargo, la comunidad futbolera tiene su propia voz.

El periodista intenta embellecer las crnicas con expresiones nuevas y creativas que, a
travs de los medios de comunicacin entran a formar parte de la tradicin, de la cultura
futbolstica. As pues, el lenguaje deportivo ha creado una fraseologa propia, un amplio
caudal de expresiones que se han generalizado y fijado; los periodistas, al lado de las
intuiciones individuales que pueden ser de carcter efmero y de uso restringido, recurren a
estas unidades lxicas. [...] Desde el punto de vista de la forma y del uso, son
combinaciones de dos o ms palabras ms o menos estables, ya que sus elementos se

166
pueden intercambiar o ser sustituidos por sinnimos; sin embargo, desde el semntico,
difieren por tener un significado composicional, no composicional o los dos conjuntamente.
De hecho, la mayora de estas expresiones son connotativas y logran impresionar al
interlocutor rompiendo sus esquemas con imgenes plsticas e icnicas que se desvan de la
norma, puesto que carecen de la precisin y de un contorno semntico ntido. La metfora
y, en menor medida, la metonimia, la sincdoque y la hiprbole provocan un desajuste
semntico entre los constituyentes exigindole al pblico un esfuerzo de interpretacin
(Mapelli 2002: 1).

Ac es necesario hablar de El dardo en la palabra, los famosos artculos que fue


publicando Fernando Lzaro Carreter desde 1973 en diversos peridicos 92.

Con la puntera de un minucioso observador, la contundencia de quien conoce a la


perfeccin los resortes internos del idioma y una fina irona, examina los artculos que son
devorados por centenares de miles de personas, barre los diales de las emisoras donde
bullen los asuntos ms candentes o las conversaciones ms banales, contempla la pantalla
de una televisin ante la que cada espaol recibe cada da varias horas de palabra hablada.
Y hace de todo ello un catlogo no exhaustivo, pero s representativo, de los principales
vicios y defectos que adornan el da a da de los medios. El dardo en la palabra es, pues,
un mensaje con muchos destinatarios: para los periodistas, como recordatorio de que la
trascendencia de su labor exige un uso correcto de un instrumento que contribuyen en gran
medida a moldear. Para los consumidores de esa informacin, como acicate para el
desarrollo de una conciencia crtica que les ayude a discernir cundo el idioma es vapuleado
sin motivo. Para los maestros, como gua prctica para traducir a ejemplos de la vida diaria
las pautas que recogen los libros de texto, interesando al alumno a travs de la que es su
principal fuente de contaminacin lingstica. Y, en fin, para todos los lectores en su
condicin de hablantes, como aldabonazo que advierte que el idioma es instrumento vivo;
de las formas que tome en su uso diario depende su futuro, en gran medida el nuestro.

Vid. El dardo en la palabra, Crculo de Lectores, Barcelona, 1997; y El nuevo dardo en la palabra, Aguilar,
Madrid, 2003.
92

167

En estos artculos, Lzaro Carreter le dedica varias pginas al lenguaje del ftbol
haciendo pequeos anlisis sobre los usos idiomticos que se dan dentro del ftbol tanto en
locutores, cronistas, futbolistas y aficionados delimitando su universo de posibilidades.

La transgresin idiomtica, con chillido incluido, es de norma en las crnicas deportivas


orales, mientras que la profusin de figuras retricas caracteriza a las escritas. Y es que el
redactor, para mantener la atencin del lector, ha de extraarlo mediante usos no
habituales en la prosa ordinaria de la noticia. Careciendo de los recursos fnicos del locutor,
los compensa con un despliegue ostentoso de ornamentos (Lzaro Carreter 1997: 595).

Un ejemplo es el de reconocer el uso de trminos blicos a la hora de explicar los


pormenores del juego:

Pero las hiprboles ms frecuentes, como era de esperar, son las que extraen la
exageracin del mbito pico-guerrero. Se trata de desmantelar a los rivales y, para ello,
son necesarios el arrojo, los explosivos, las armas, los ingenios blicos: Valdano sac la
trompeta para el toque de carga; El equipo de la ONCE se lanz a un ataque enardecido;
El drive de Arantxa fue una bomba cargada de plvora; La delantera del Barcelona se
convirti, a partir de entonces, en una batera artillera.
Mientras, los burcratas del llamado movimiento olmpico siguen diciendo que el deporte
es pacifista (dem: 598).

Y contina:

168
Porque, en general, las hiprboles deportivas sueles ser enrgicas, dinmicas, ardorosas, al
igual que las de los viejos juglares picos: Los jugadores corrieron a morir, extrao
complemento moderno este a morir o a muerte, que convierte a los jugadores en kamikazes.
La crueldad en los juegos es extremada; segn declar Michel: El Madrid ha padecido una
presin criminal. Era verdad: segn un cronista testigo, la Real, con una garra de acero,
casi lo estrangula (dem: 597).

Es decir, ante la soledad de la cabina, el relator, el cronista o el comentarista


intentan explicar pleonsticamente lo que estamos viendo enfrentndose a la enorme
dificultad de verbalizar imgenes.

Y es que en ese trance de relatar un partido o una carrera, el cdigo lingstico deja de ser
respetable, pierden vigencia las normas y prevalece la creacin personal. Es as como se
logra el extraamiento, fenmeno bien conocido en la literatura, e imprescindible en los
usos no prcticos del lenguaje, como lo son el de la poesa y el juego (dem: 594).

De este modo, la crnica deportiva tiene dos vertientes para Lzaro Carreter: la
transgresin idiomtica con chillidos en las crnicas orales, y la profusin de figuras
retricas en las crnicas escritas. Y todo con el objetivo de extraar al lector en su afn de
mantener la atencin de este frente a la noticia.

Toda la variedad de figuras retricas que han sido codificadas desde Aristteles, hallan
acomodo en esta lujosa prosa. La metonimia se da en viejas acuaciones como llamar cuero
al baln, trencilla o colegiado al rbitro y meta al portero. Especialmente brillante es la
que hallamos en El gol de Kodro adormeci las piernas realistas, ya que, probablemente,
no les entr sueo slo a esa parte del cuerpo (dem: 596).

169

Algo frente a lo cual Manuel Briceo Juregui dijo lo siguiente en el congreso de


Academias de la Lengua en Madrid en octubre de 1985.

Las razones para mi estudio del lenguaje del ftbol en la radio colombiana son las
siguientes: a)es un deporte mundialmente conocido, y no necesita mayor explicacin; b) en
su origen la terminologa es inglesa y con ella pas en los comienzos a nuestros pases,
dejando huellas lingsticas interesantes en la mayora de pueblos hispanohablantes; c) casi
todos esos trminos al menos en Colombia han sido sustituidos por palabras castellanas,
con notable olvido de las extranjeras, sin negar que algunas sobreviven o que han sido
incorporadas al caudal del idioma en el Diccionario mayor; y d) nuestros locutores
deportivos de radio y televisin en Colombia han desplegado un lenguaje pintoresco,
imaginativo, cargado de metforas ricas, variadas, graciosas que solaza al orlas con la
caracterstica fluidez verbal de estas transmisiones. No todo, pues, es objeto de pesimismo
en este campo (Juregui 1985: 288).

En resumidas cuentas, el lenguaje del ftbol permite reconocer un proceso por


medio del cual el ftbol ha ido construyendo sus propios usos gramaticales tanto dentro
como fuera de la cancha. Es decir, para poder hablar en la cancha mientras se juega, como
para poder expresar la experiencia de ver el juego de otros. Al principio los anglicismos
eran los nicos capaces de nombrar todo lo que suceda dentro del campo de juego, pero a
medida que el ftbol se fue practicando, fue posible darle paso a un vocabulario y a unas
expresiones propias las cuales fueron saliendo del entorno deportivo, para instalarse en el
da a da de los pueblos haciendo ver que el ftbol y la vida van de la mano ya que ambos
universos comparten la magia de un lenguaje capaz de expresarlos mutuamente.

170

4.3 PASO A PASO: LA HISTORIA

En este tercer tema, denominado ftbol e historia, se revisan todos aquellos textos
donde, de repente, un momento particular en la historia de un grupo de individuos, ha
quedado suspendido en el tiempo a consecuencia del ftbol, por medio del ftbol, gracias al
ftbol, a pesar del ftbol, o, de la mano con el ftbol. Partidos memorables, jugadores
inolvidables, goles histricos, hechos trgicos o pesquisas eternas como dnde se jug el
primer partido de ftbol. De este modo se busca retener un momento especfico
ficcionalizndolo, y revivindolo ya que contina siendo un elemento fundacional en la
construccin de nuestras narrativas.

Para ello vale extender, especialmente con miras a Amrica Latina, la funcionalidad
poltica del ftbol ms all de su contexto de cultura popular por un lado y, por el otro, del
populismo poltico, y contemplar el papel del ftbol tambin y especficamente en su
vnculo con la literatura para reflexionar acerca de sus procedimientos de formacin de
ilusiones en la construccin de realidades (Ette 2006: 119).

Realidades palpables gracias a la posibilidad de presencia material que logra el


individuo por medio del relato literario.

Pero mirar deportes no es en modo alguno lo que los intelectuales han llegado a llamar
una forma proustiana de placer, no tiene que ver con recordar los buenos viejos
tiempos. En el deporte, los recuerdos son, en el mejor de los casos, algo secundario. Pues
en los deportes se trata, antes que nada, de estar ah cuando y donde las cosas ocurren, y las
formas emergen a travs de los cuerpos, cuando las cosas y las formas ocurren y emergen
en presencia real y en un tiempo real (Gumbrecht 2006: 21).

171

El primer cuento de ftbol publicado en espaol lo escribi el uruguayo Horacio


Quiroga y se titula Juan Polti, half-back. Se public en la Revista Atlntida en mayo de
1918 en Buenos Aires. y fue inspirado en el suicidio del futbolista Abdn Port 93.

Cuando un muchacho llega, por a o b, y sin previo entrenamiento a gustar de es fuerte


alcohol de varones que es la gloria, pierde la cabeza irremisiblemente (Santoro 2007: 77).

As comienza el cuento: con una reflexin personal a modo de conclusin del


porqu del suicidio del protagonista del cuento. Un cuento breve por medio del cual
Quiroga intenta trazar el perfil de un futbolista que, un buen da, y sin previo aviso, decide
suicidarse de un disparo en el crculo central de la cancha donde suele jugar con su equipo.
Al parecer, Horacio Quiroga qued consternado y profundamente conmovido cuando se
enter del suicidio de Abdn Porte, y de inmediato fue hasta el lugar de los hechos y estuvo
varios das recopilando informacin, e intentando mantenerse al da con las noticias y con
los avances de la investigacin, hasta que esta se dio por concluida.

Abdn Porte (1880-1918) fue un futbolista uruguayo jugador del Nacional de Montevideo. Se
desempeaba en la posicin de mediocampista defensivo. "El Indio" (tal era su apodo) falleci el 5 de marzo
de 1918, suicidndose de un tiro en pleno Parque Central, en un hecho muy recordado por la aficin
deportiva de Uruguay. Al momento de encontrarlo, Abdn Porte tena en una mano el revlver, y en la otra
un papel donde se lea: Querido doctor y presidente: Le recomiendo a mi vieja y a mi novia. Usted sabe, mi
querido doctor, por qu hago esto. Viva el club Nacional! Y ms abajo unos versos que decan: Que siempre
est adelante / el club para nosotros anhelo / Yo doy mi sangre por todos / mis compaeros. / Ahora y
siempre el club gigante / Viva el club Nacional! Este conmovedor acontecimiento fue la inspiracin del
escritor uruguayo Horacio Quiroga para escribir el cuento corto que llam "Juan Polti", publicado en 1918 en
la Revista Atlntida de Buenos Aires. Adems, es recogido por otro escritor oriental, Eduardo Galeano en su
libro El ftbol a sol y sombra, bajo el ttulo de "Muerte en la cancha".
93

172

Ms adelante, el cuento contina mostrando a Juan Polti como un muchacho de


veinte aos con talento para el ftbol, que pasa de jugar en un equipo desconocido al Club
Nacional 94, gracias a que un agente lo ve y lo contrata para el equipo.
Al muchacho le sobraba, naturalmente, fuego, y este brusco salto en la senda de la gloria
lo hizo girar sobre s mismo como un torbellino. Llegar desde una portera de juzgado a un
ministerio, es cosa que, razonablemente, puede marear; pero dormirse forward de un club
desconocido y despertar half-back del Nacional, toca en lo delirante (dem).

Y Quiroga todava se procura un argumento ms contundente, como para que no


queden dudas de la magnitud de los hechos. As, despus de la comparacin entre el
celador que termina ministro vs. el futbolista de equipo desconocido que termina en
Nacional, viene lo siguiente:

-Yo, seor presidente, quiero honrar el baldn que me han confiado.


l quera decir blasn, pero lo mismo daba dado que el muchacho vala en la cancha lo que
una o dos docenas de profesores en sus respectivas ctedras (dem).

As pues, Juan Polti, de quien apenas se dice que sabe escribir, termina con un
empleo fijo como archivador, adems del contrato con el club, y una novia a la que puede
ir a visitar. De este modo pasa el tiempo entre aplausos y goles que hacan que la gente

Al club Nacional de ftbol de Uruguay tambin se le debe la palabra hincha. Ya que el utilero del equipo,
a comienzos del siglo XX de apellido Reyes, era famoso por su continuo aliento al equipo tricolor. Los
parciales que concurran a los encuentros lo reconocan por una de las principales tareas de los utileros:
"inflar" las pelotas, "hincharlas" (como se dice en lunfardo rioplatense). De este modo la gente comenz a
referirse a Reyes como "el hincha". Y as surge la palabra "hincha", utilizada actualmente en todo el mundo
para designar a los seguidores de los equipos de ftbol.

94

173

dijera que Juan Polti jugaba con tres pies, por la manera como cabeceaba. Sin embargo un
da Polti se siente viejo.

Pues bien, un da Polti comenz a decaer. Nada muy sensible, pero la pelota parta
demasiado a la derecha o demasiado a la izquierda; o demasiado alto, o tomaba demasiado
efecto. Cosas stas todas que no engaaban a nadie sobre la decadencia del gran halfback.
Solo l se engaaba, y no era una tarea amable hacrselo notar (dem: 78).

Y as llega el momento en el que Quiroga intenta desentraar lo que pudo haber


pasado por la cabeza del futbolista antes del suicidio, jugando a recrear sus ltimas horas,
primero en casa de su novia, y despus con los amigos, antes de coger el ltimo tranva. Y
es que nunca se sabe si Polti sospecha que el club ya tiene decidido reemplazarlo, o si
alguien se lo dice.
Esto es lo que se sabe de esa noche. Pero esa madrugada fue hallado el cuerpo del halfback acostado en la cancha, con el lado izquierdo del saco un poco levantado, y la mano
derecha oculta bajo el saco.
En la mano izquierda apretaba un papel, donde se lea:
Querido doctor y presidente: Le recomiendo a mi vieja y a mi novia. Usted sabe, mi
querido doctor, por qu hago esto. Viva el club Nacional!
Y abajo estos versos:
Que siempre est adelante
el club para nosotros anhelo
Yo doy mi sangre por todos
mis compaero.
Ahora y siempre el club gigante
Viva el club Nacional! (dem).

174

Los mismos versos escritos por Abdn Porte. Es decir, Quiroga logra unir realidad y
ficcin en un texto donde rescata la figura del dolo cado para levantarlo como hroe. As
naca el primer cuento de ftbol escrito en espaol, a consecuencia de un hecho trgico que
terminara por convertirse en un smbolo de identidad y en un mito del Club Nacional de
Ftbol de Uruguay, en parte, gracias al cuento de Horacio Quiroga y su apuesta por esa
construccin de narrativas a luz del ftbol en la que protege los orgenes del clan.
No obstante, uno de los mejores cuentos de ftbol anclados en la historia, es El 19
de diciembre de 1971 de Roberto Fontanarrosa 95. Ese da, la historia de la ciudad de
Rosario, en Argentina, cambi para siempre. Manuel Vzquez Montalbn plantea algo
llamado instante mgico, en el cual un artista del baln consigue ese prodigio inolvidable
que luego relatarn los que lo presenciaron, ms tarde los que no lo presenciaron y
finalmente entrar en la memoria convencional de las generaciones futuras.

A veces ese instante mgico se modifica e incluso se falsifica en el transcurso del tiempo;
por ejemplo, una magnfica jugada de Pel en los mundiales de Mxico de 1970 se conoce

El 19 de diciembre de 1971, Rosario Central disput la recordada semifinal del Torneo Nacional de AFA en
el Estadio Monumental de River frente a su clsico rival: Newells Old Boys. All, Rosario Central venci por
uno a cero a su acrrimo rival de siempre, con un recordado gol de Aldo Pedro Poy: La Palomita de Poy. As,
Rosario Central se clasifica para jugar la final del torneo argentino, donde posteriormente se consagrara
campen por primera vez en su historia. Este gol de Poy qued grabado en la historia del clsico rosarino, al
punto que todos los 19 de diciembre de cada ao los hinchas canallas se juntan a conmemorar y recordar
aquella conquista. Aquel da puntual, se recrean esas acciones (donde el propio Aldo Poy reproduce la
jugada para volver a marcar) y todos los presentes gritan una vez ms ese histrico gol. Lo curioso, fue que
un grupo de simpatizantes de Rosario Central hicieron una presentacin de este gol al libro Guinnes de los
Rcords en 1995, para ser calificado como el gol ms celebrado de la historia del ftbol ya que
tradicionalmente, los hinchas del equipo y el propio Aldo Pedro Poy, se renen todos los 19 de diciembre de
cada ao para rememorar la jugada y gritar de nuevo el gol. Vale aclarar, que al da de hoy, el gol an no fue
inscrito en el citado Libro de Guinnes. El gol de Poy motiv a que el escritor y humorista rosarino e hincha de
Rosario Central, Roberto Fontanarrosa, escribiera un cuento de ficcin llamado "19 de diciembre de 1971"
(fecha del recordado partido). El mismo, fue publicado en 1982, en el libro rea 18. Si bien la historia es de
ficcin, el partido de ftbol entre los eternos rivales rosarinos fue real, y se disput en la cancha del Club
Atltico River Plate, con el resultado final favorable de 1 a 0 para Central gracias a la recordada Palomita de
Aldo Pedro Poy, tal como lo describe la obra literaria de Fontanarrosa.
95

175
como el gol de Pel, aunque en aquella ocasin Pel hizo todo menos marcar (Vzquez
Montalbn 2005: 16).

Por eso se escriben cuentos, novelas y poemas de ftbol, y se explica por qu los
deportes se han convertido en fenmenos de masas que han tenido divinidades prodigiosas
capaces de convertirse en mitos contemporneos que, a diferencia de los mitos clsicos, han
sido seres comprobables, de los que nos llega su aura, pero tambin su fotografa. El cuento
narra la historia de un grupo de amigos hinchas de Rosario Central, lo cuales se ven
obligados a secuestrar a un viejo hincha de este equipo, ya que posee la extraa condicin
de no haber visto perder jams a Central, siempre que fue al estadio. Todo gira en torno a la
posibilidad de alcanzar la final del torneo profesional del ao 1971, para lo cual deben
vencer en semifinales a Newells Old Boys, el rival del siempre. No obstante, para vencerlo
se valen de un artilugio extradeportivo ya que saben que depende de ellos que Central gane,
porque desde lo futbolstico, Newells es el favorito, est lleno de estrellas y viene goleando
a cuanto equipo se le cruce por el camino.

S, yo s que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que le hicimos
al viejo Casale, yo s. Nunca falta gente as. Pero ahora es fcil decirlo, ahora es fcil. Pero
haba que estar esos das en Rosario para entender al fato, mi viejo, que hablar al pedo,
ahora habla cualquiera (Valdano 1998a: 181).

La Historia dir que Aldo Pedro Poy convirti en el minuto diez del complemento,
el gol con el que Central gan, en la cancha de River, aquel partido pico. Fontanarrosa dir
cmo se vivieron los das previos a ese partido dndole la voz al hincha. Cada palabra del
cuento es sacada del habla cotidiana, de la jerga del ftbol, y maquillada con un feroz

176

humor negro caracterstico de cualquier texto de Fontanarrosa. Canallas y Leprosos se ven


enfrentados en un partido de semifinal en el que no se puede perder. Por eso el grupo de
amigos decide averiguar por un sinfn de cbalas capaces de lograr el milagro de ganarle a
ul. Saben que por ms de que Central juegue el mejor partido de su vida y los jugadores
se entreguen en cuerpo y alma, bel est lleno de estrellas y tiene un equipo fenomenal.
Esa es la dura realidad. Entonces emprenden una empresa harto caprichosa en su intencin
de darle la mano al equipo aportando un granito de arena: indagan hasta la saciedad las
distintas posibles cbalas que puedan asegurar la victoria.

Entonces, me acuerdo que empezamos con la cosa de las cbalas personales. Porque me
acuerdo que estbamos en el boliche de Pedro y venamos hablando de eso. Entonces, por
ejemplo, resolvimos que a Buenos Aires bamos a ir en el auto de Dani porque era el auto
con el que una vez habamos ido una vez a La Plata en un partido con Estudiantes y que
habamos ganado dos a cero. Yo iba a llevar por su puesto, el gorrito que vena llevando a
la cancha todos los ltimos partidos y no me haba fallado nunca el gorrito. A ese lo iba a
llevar, era un gorrito milagroso se. El Coqui iba a ir con el reloj cambiado de lugar, o sea
en la mueca derecha y no en la izquierda, porque un partido contra no s quin se lo haba
cambiado en el medio tiempo porque bamos perdiendo y con eso empatamos. O sea, todo
el mundo repaso todas las cbalas posibles como para ir bien de bien y no dejar ningn
detalle suelo. Te digo ms, estuvimos como media hora discutiendo cmo mierda
estbamos estbamos parados en la tribuna del partido contra Atlanta para pararnos de la
misma manera en el partido contra la lepra. El boludo de Micho deca que l haba estado
detrs del Valija y el Miguelito porfiaba que l que haba estado detrs del Valija era l.
Mir vos, hasta eso estudiamos antes del partido para que veas cmo vena la mano en esos
das. Y sabes qu te lleva a eso, hermano, sabes qu te lleva a eso? El cagazo, hermano, el
cagazo, el cagazo te lleva a hacer cualquier cosa, como lo que hicimos con el viejo Casale
(dem: 184).

Y contina el texto con la confesin del hincha al lector:

177

Porque si llegbamos a perder, mamita querida, nos tenamos que ir de la ciudad, mi viejo,
nos tenamos que refugiar en el extranjero, te juro, no podamos volver nunca ms ac.
bamos a parecer esos refugiados camboyanos que se tomaron el piro en una balsa. Te juro
que si perdamos nosotros agarrbamos el Ciudad de Rosario y por ac, por el Paran, nos
tenamos que ir todos, millones de canallas, no s, a Diamante, a Per, a Cuzco, a la concha
de su madre, pero ac no se iba a poder vivir nunca ms con la cargada de los leprosos
putos mi viejo. Ya el Miguelito haba dicho bien claro que l se la daba, que si perdamos
agarraba un bufo y se volaba la saviola y te digo que el Miguelito es capaz de eso y mucho
ms porque es loco ese Miguelito, as que haba que creerle. O hacerse puto, no s quin
haba comentado la posibilidad de hacerse trolo y a otra cosa mariposa, darle a las plumas y
salir vestido de loca por Pellegrini y no volver nunca ms a la casa. Pero, te digo, nadie
quera ni siquiera sentir hablar de esa posibilidad. Ni se nombraba la palabra derrota. Era
como cuando se habla del cncer, hermano. Vos ves que por ah te dice la papa, o tiene
otra cosa, algo malo, pero el cangrejo, mi viejo, no te lo nombra nadie. Y ah fue cuando
sali a relucir lo del viejo Casale (dem: 185).

El viejo Casale nunca ha visto perder a Rosario Central contra bel, cada vez que
ha ido al estadio. Por eso lo buscan desesperados para convencerlo de que tiene que ir y ser
el talismn que tanto necesita el equipo. Pero Casale est viejo y le han prohibido ir al
estadio y tener emociones fuertes porque sufre del corazn. No obstante, maquinan todo
tipo de estrategias para llevarlo, hasta que deciden secuestrarlo hacindole creer que va en
el bus hacia el pueblo donde vive un familiar para pasar el fin de semana, cuando la verdad
es que va directo hacia el Monumental de River en Buenos Aires. Cuando Casale descubre
todo, se enfurece y hace lo posible por bajarse del bus arremetiendo contra sus captores
todo tipo de argumentos. Al final, se convence de que no hay salida y empieza a disfrutar lo
que ser su ltimo partido. Ya en el estadio, baja envuelto en una bandera de Central y su
alegra es enorme. Tan pronto llega el gol de Aldo, Casale se abraza con todos en la popular

178

y la emocin lo rebosa. Cuando termina el partido, Casale muere. Este cuento, al igual que
el de Horacio Quiroga llamado Juan Polti, recoge la memoria colectiva, salvaguardada y
conservada en la tradicin oral, protegindola del paso del tiempo y dndole el carcter
pico necesario para que funcione como elemento constitutivo de un grupo social, cuando
este requiera respuestas. En otras palabras, este cuento recoge un instante mgico, como
dira Vzquez Montalbn. Ahora bien, cada 19 de diciembre desde 1971, se celebra en la
ciudad de Rosario una fiesta con asado y cantos de goles: el gol de Aldo Pedro Poy incluso
es escenificado. Un comportamiento, una conducta, una tradicin que tiene su origen en ese
partido y que cuenta con un poema que narra la historia y el origen de esa celebracin. El
cuento de Fontanarrosa recoge pues no solo los hechos deportivos que tuvieron lugar aquel
da en Buenos Aires, sino que adems inventa un motivo mediante el cual el hincha Canalla
encuentra un origen, las respuestas a su fe, al color de su piel y la posibilidad de nombrar a
sus hroes. Este mito fundador, el cual le permite al hincha de Rosario Central reconocerse
por medio de la actualizacin del rito, es decir del gol de Poy, se convierte en epopeya
gracias a la pluma de Fontanarrosa quien rescata de la oralidad la gloria del hroe,
llevndola al texto escrito como fiel reflejo de un mundo potico y realista.

Desclasado, el ftbol se mud de los barrios pobres al centro financiero. Naci y creci en
los suburbios de las grandes ciudades, donde representaba el placer, el orgullo comunitario
y la esperanza de prosperidad. Hoy el mercado lo globaliz como espectculo a partir de su
telegenia y su capacidad para reforzar el sentido de pertenencia. Fortalece la identidad local
(barrio, ciudad, pas) y ese poder lo proyecta en lo universal. El largo viaje del ftbol a
travs del siglo est lleno de paradojas de este tipo. Su capacidad de fascinacin es, sobre
todo, sentimental (fue definido como pasin de multitudes, como emocin con la que se
juega, como sentimiento que gana o pierde), por eso, quizs, los intelectuales no logran
descifrar sus misterios desde la reflexin. Herejes de la religin laica de la que habla con

179
frecuencia Manuel Vzquez Montalbn, un creyente de la vieja ola. Sin el auxilio de los
intelectuales, el ftbol cre su propio lenguaje, de modo que uno puede or, sin
escandalizarse, que un jugador saca un crner corto con pierna cambiada. Si no les gusta,
pues se lo merecen por habernos dejado solos durante tanto tiempo. El ftbol, abrazado por
el mercado, crecer como negocio. Sin embargo, un solo nio que corra tras un baln lo
devolver a su apasionante punto de partida. Desde la ingenuidad inicial hasta la celebridad
meditica y comercial sobre la que marcha hacia el siglo XXI, todo es ftbol. Un juego
simple cruzado por todas las influencias culturales de la sociedad del espectculo. Prspero
y confundido, el ftbol se va alejando de su esencia y empieza a ser una mentira muy bien
contada por los medio de comunicacin (Valdano 1998b: 11).

Ese prrafo escrito por Jorge Valdano como prlogo para el segundo volumen de
Cuentos de ftbol seleccionados por l, sirve como abrebocas de la novela Los fantasmas
de Sarri visten de chndal del escritor colombiano Wilmar Cabrera. Una novela
ambientada en una Barcelona financiera que terminar por devorarse el templo sagrado del
hincha: el estadio. Y es que esta novela deja ver la maquinaria industrializada del ftbol, la
cual es capaz de demoler un estadio como el de Sarri con toda su historia, a consecuencia
de las deudas 96. Hoy en da, ya no hay dudas de que el mercado ha globalizado el ftbol, y

El Viejo Gasmetro fue inaugurado el 7 de mayo de 1916 en un partido correspondiente al Campeonato


Oficial de la Asociacin Amateur Argentina entre San Lorenzo y Estudiantes de La Plata. Antonio Moggio (15'
PT) y Elizardo Fernndez (26' PT) marcaron para los locales y Lamas (9' ST) lo hizo para la visita. San Lorenzo
form con: J. Coll; A. Coll y Del Campo; Saccardo, Federico Monti y Jacobo Urso; Etchegaray, E. Fernndez,
Moggio, Urio y Luis Gianella. Y Estudiantes lo hizo con: Surez; Castro y Galup Lans; Ferreira, Aranguren y Tolosa; Capellini,
Letamendi, Duarte Indart, Caraulen y Lamas. Y fue clausurado el 2 de diciembre de 1979, tras disputarse su ltimo
partido oficial contra Boca Juniors que qued 0-0. San Lorenzo form con: Corbo; Pena y Schamberger;
O.Ruiz, O.Rinaldi (Mancinelli) y Gette; Coscia, Collavini, Marchetti, Insua (Rodas) y Rizzi con Bilardo como
D.T. Mitras Boca Juniors lo hizo con: Gatti; Sa y Bordon; Pernia, Alvez y Mouzo; Mastrngelo, Rocha,
Salguero, Randazzo y Carranza (Robles) con el Toto Lorenzo como D.T. La difcil situacin econmica que
atravesaba el club concluy con el remate de 7760 metros cuadrados del predio de Avenida La Plata. Es as
como San Lorenzo, pierde el Viejo Gasmetro y de comn acuerdo con la entonces Intendencia de la Ciudad
de Buenos Aires, lanzan un plan de urbanizacin sobre los terrenos de dicho estadio. Una vez en
democracia, y con aprobacin de la legislatura de la ciudad, tales terrenos seran finalmente vendidos a la
cadena francesa de supermercados Carrefour. El estadio fue desmantelado y gran parte de los tablones
fueron vendidos y regalados. Las maderas estuvieron durante ms de 20 aos formando parte de la platea
96

180

nada mejor para entenderlo que la carta escrita por Osvaldo Soriano a Eduardo Galeano
donde el argentino le relata al uruguayo la felicidad y la alegra que le represent ver a su
dolo de infancia, repetir un gol histrico de San Lorenzo a Boca Juniors, justo en medio de
las cajas registradoras del Carrefour que se levanta, donde antes estuvo el estadio de San
Lorenzo 97. Y una prueba es que el argumento central de esta novela consiste en un grupo de
individuos que pretende aprovechar ese mercado, rentabilizando la historia del estadio y de
lo que all sucedi, organizando para eso un tour turstico deportivo que le permita al turista
acercarse a la leyenda y a la pica del lugar.
Escribir sobre ftbol no es fcil. Ya lo deca Juan Villoro cuando aseguraba que
siempre habr mejores cuentos que novelas sobre ftbol, ya que el ftbol deja poco a la
inventiva del escritor, motivo este por el cual siempre llevarn ventaja los cronistas
deportivos. Y es que despus de finalizados los noventa minutos, es muy poco lo que nos
puede ofrecer un texto, ms all de la revisin y la poetizacin de los hechos deportivos.
del estadio del Club Atltico Ituzaing, hasta que ste en 2007 las sac a la venta al remodelar su platea.
Marcelo Tinelli y el Papa Francisco poseen uno de estos tablones histricos. El 16 de diciembre de 1993 y tras 14
aos sin tener estadio, el Club Atltico San Lorenzo de Almagro inaugur el estadio Pedro Bidegain (Nuevo Gasmetro) en el barrio
porteo de Bajo Flores, una zona que nada tiene que ver con la historia del club. En el ao 2008 fue impulsado en la
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley de Restitucin Histrica de los terrenos de
Avenida La Plata, comenzando con la restitucin al club de un terreno lindante con el que perteneca al
estadio, ubicado en Salcedo 4220. A su vez, simpatizantes y socios del San Lorenzo continuaron ejecutando
adquisiciones de bienes y restituyendo propiedades que pertenecieran al patrimonio del club, como ser la
vieja plaza Lorenzo Massa ubicada en cercanas del predio de Avenida La Plata. Asimismo, la Subcomisin del
Hincha comenz a impulsar en el ao 2010 la Ley de Restitucin Histrica a la Legislatura Nacional, proyecto
que fue tomado por legisladores del bloque de Proyecto Sur y cuyo tratamiento dio inicio el 12 de abril de
2011. Dicho proyecto ordena la declaracin de utilidad y sujeto a expropiacin pblica del terreno del actual
hipermercado Carrefour para su restitucin al Club San Lorenzo. El 8 de marzo de 2012 se reunieron 110.000
hinchas de San Lorenzo para pedir por la ley de restitucin histrica. El mismo insta a Carrefour a negociar
un acuerdo con el club en el lapso de seis meses, y de no hacerlo establece que el predio ser expropiado,
corriendo los gastos a cuenta de San Lorenzo ("expropiacin por terceros"). Con este propsito, ya varios
meses antes la referida Subcomisin organiz un sistema con el cual los simpatizantes y quienes apoyen la
causa pueden preinscribirse para comprometerse a donar dinero para la recompra de los terrenos en la
forma de "metros cuadrados" simblicos. El jueves 15 de noviembre de 2012 la Legislatura Portea de la Ciudad Autnoma
de Buenos Aires, en sesin ordinaria, aprob el proyecto de Restitucin Histrica con 50 votos positivos y ninguno negativo. De esta
forma San Lorenzo recuper sus terrenos en la avenida La Plata y comienza el proceso de negociaciones con el hipermercado francs.
97
Gol de Sanfilipo, de Osvaldo Soriano, en El ftbol a sol y sombra (Galeano 1995: 129).

181

Pues bien, justo en medio de esa hermosa incertidumbre que es la de poetizar el ftbol,
aparece la novela de Wilmar Cabrera.
Sarri es un pequeo barrio de Barcelona que hoy en da se caracteriza por ser uno
de los ms lujosos y caros de la ciudad. Pero antes de eso, era un pueblo que fue
anexionado a Barcelona a comienzos del siglo veinte, lugar donde el Real Club Deportivo
Espanyol de Barcelona inaugur su estadio all en 1923. Esa es la historia. All se anot el
primer gol de la Liga profesional en Espaa, all tambin se dio la nica victoria de la
seleccin de Catalunya frente a Espaa hasta el da de hoy, y sobre todo, all se jug uno de
esos partidos de ftbol que deberan estar en un televisor reproducindose constantemente
en los museos: el Italia Brasil del Mundial de Espaa 82. Despus, ante las deudas del club,
el estadio fue demolido en 1997 para dar paso a un complejo inmobiliario de alta gama.
Esta novela, donde se encuentran tres personajes alrededor de ese partido y del
demolido estadio de Sarri, es una historia sencilla donde el relato del partido se va
cruzando con el sueo de hacer una ruta turstica por el barrio de Sarri, para mostrarle al
turista el lugar exacto donde estuvo el estadio, a modo de peregrinacin sagrada a los
orgenes del ftbol.
Y es que adems de todo lo anterior, hay tiempo para hablar del Club Europa 98 de
Ftbol 99. Por eso esta novela no solo aprovecha uno de los partidos ms importantes en la
historia del deporte por todo lo que aconteci y por el desarrollo mismo del juego, sino que
Un histrico del ftbol espaol a comienzos del siglo veinte y uno de los fundadores de la liga profesional,
que hoy en da se debate entre las categoras regionales de Catalunya y an continua jugando en el barrio
que lo vio nacer: Grcia. Juega el clsico contra el Jpiter CF, otro histrico del ftbol espaol nacido en
Poble Nou, pero que juega en el barrio de Sant Mart.
99
Es en este mismo lugar en el que en la novela Si te dicen que ca de Juan Mars aparece colgado muerto el
padre del protagonista: Sarnita y su madre se fueron unos das al pueblo, vestidos de luto los dos: el padre
haba aparecido colgando en la portera del campo del Europa.
98

182

adems permite conocer un poco de la historia del ftbol actual desde una ciudad tan
futbolera como Barcelona. La misma del Bara y de los Juego Olmpicos del 92, salvo que
ac lo que interesa es darle la voz a tres individuos que viven anclados en ese 5 de julio de
1982 donde sus vidas quedaron paralizadas en el estadio de Sarri.
Al final, las leyendas de que una de las tribunas del estadio est hoy en Girona o que
la denominada Tragedia de Sarri es comparable al Maracanazo, permiten visualizar el
tamao y la importancia de este partido para la historia del ftbol mundial. Un partido de
ftbol que Wilmar Cabrera se atreve a sacar del olvido para llenarlo de poesa dejando que
sean los mismos jugadores los que lo pongan en el pedestal ms alto, permitindole al
lector fantasear con la charla de los entrenadores en el entretiempo o con las desesperacin
de los hinchas del Espanyol cuando despus del ltimo partido contra el Valencia en 1997,
se lanzaron a la cancha para robarse un trozo de hierba y as hacer perdurar ese csped
glorioso de Sarri con todos sus fantasmas.

Es verano y mientras en Sudfrica se realiza el Mundial de Ftbol 2010, a cientos de


kilmetros de all, en Barcelona, tres inmigrantes dismiles, un exfutbolista argentino, un
periodista colombiano y un gnster blgaro, se dan a la tarea de revivir el partido ItaliaBrasil del Campeonato Mundial de Espaa 1982. Lo hacen con el nico fin de crear un
falso? tour que atraiga a los visitantes llegados a la Ciudad Condal. Un tour que recorra las
calles y plazas que reemplazaron al estadio de Sarri, entre el tringulo marcado por la
avenida del mismo nombre, la General Mitre y la calle Doctor Fleming. Los tres quieren
aprovechar el flujo de turistas para venderles la ruta, la historia y simulados souvenirs
incluso hierba de un campo que ya no existe. Sin embargo, su idea se ve truncada cuando
intentan convencer al jardinero que cuid el csped durante cuarenta y tres aos para ser el
gua del recorrido. El viejo prefiere seguir en un geritrico, en donde se recluy, queriendo
olvidarse del ftbol tras la demolicin del estadio en 1997 (Cabrera 2012).

183

Este resumen que aparece en la contraportada del libro sintetiza el tema central de la
novela: un partido de ftbol jugado entre Italia y Brasil en el Mundial de 1982 en el estadio
de Sarri, y el impacto de su leyenda casi veintiocho aos despus, llegando a unir la vida
de tres inmigrantes con la de quien fuera el jardinero de aquel estadio. El primero de ellos
es Jos Wenceslao Novac Irigoyen, portero argentino cado en desgracia por una lesin,
quien ahora vive de disfrazarse de cualquier cosa en el Parc Gell. Un personaje que
terminar obsesionado con el partido entre Italia y Brasil del Mundial del 82 a tal punto,
que al comienzo de la novela, cuando recibe un disparo de parte de la mafia blgara y es
trasladado de urgencia al Hospital Clinic, lo nico que pasa por su mente es la alineacin de
la seleccin italiana.

-Zoff... Scirea, Cabrini, Oriali, Collovati...


Tirado sobre el cemento de la acera de la Travessera de Les Corts con Vallespir, nadando
en su sangre, la voz de aquel cuerpo recitaba los apellidos de la Squadra Azzura para darse
fuerzas y mantenerse con vida o para despedirse de ella recordando ese 5 de julio de 1982,
cuando Italia gan a Brasil por 3-2, en el demolido estadio de Sarri, sobre la avenida del
mismo nombre.
-Gentile, Tardelli, Antognoni, Conti...Rossi y Graziani (dem: 9).

Una obsesin que se la contagiar el gran protagonista del libro y lter ego del autor
en la novela: Wolframio Caballero Pinilla, un periodista colombiano natural de Palmira,
quien vive de trabajos freelance en Barcelona.

Su trabajo se limitaba a cubrir para el diario la divisin del stano futbolstico en


Catalunya: la Tercera Regional. No era mucho, escribir una crnica a una columna

184

sobre un partido especial y reportar los marcadores de los dems encuentros. Pero
como era mes de Mundial en Sudfrica y el trabajo desbordaba la redaccin, lo
haban contratado temporalmente para hacer de negro deportivo. El eslabn ms
bajo en la cadena alimenticia del mundo de los redactores. Su labor consista en
corregir el estilo de las columnas que los expertos en ese deporte escriban sobre el
torneo. La mayora eran jugadores de renombre que haban pisado muchos campos
de ftbol, pero que en su vida haban puesto una coma o saban que todas las
esdrjulas se tildan (dem: 19).

Y a ellos hay que sumar a Dimitar Zehirov, un mafioso blgaro amante de la msica
de Julio Iglesias, al que Irigoyen y Wolframio acuden para poder hacer realidad el sueo
del tour deportivo.

Zehirov aterriz atrado como un paleta ms, pues en ese entonces era mucho lo que haba
por construir en la ciudad. Haba que construir otra ciudad. Y l como un cowboy en busca
del oro no poda perderse su oeste americano en suelo cataln. Con el tiempo ampli su eje
de accin y del dorado del ladrillo lleg a otro ms brillante pero igual de salvaje: el ftbol.
Se hizo lugar en la Teixonera. Un campo cercano al Hospital Vall d'Hebron en donde se
jugaban partidos los fines de semana entre compatriotas suyos. [...] Poco a poco Dimitar fue
hacindose un nombre y escalando peldaos en la escena subterrnea del ftbol en la
ciudad. Hasta llegar a ser lo que era. Un inmigrante emprendedor. Como lo reconocan en
los bares locales, que aprendi castellano cantando cualquier tema de Julio Iglesias (dem:
110).

Todo empieza cuando a Wolframio se le ocurre la idea de aprovechar la historia del


Estadio de Sarri y sobre todo aquel partido jugado all entre Italia y Brasil en el Mundial

185

del 82, y se la propone a Irigoyen. Se haban conocido gracias a que Wolframio haba sido
enviado a cubrir un partido de la tercera divisin catalana en Vallbona, justo en los lmites
entre Barcelona y Moncatda i Reixac, en el que Irigoyen estaba de portero del Argentinos
de Catalunya. Un partido extico y por eso mismo interesante para el jefe de Wolframio.
Pellicer le haba recomendado el juego. Un amigo del editor le dijo que a los lectores les
gustara saber cmo jugaban esos gitanos en la periferia de la ciudad. Eso mostraba lo
progre del diario, preocupado tambin por estas manifestaciones sociales en donde la vida
era levantarse temprano e irse a trabajar a las canteras del lugar o a las canteras de
Vallcarca (dem: 46).

Sin embargo, gracias a ese partido, y a la entrevista que le hace Wolframio a un


Irigoyen exultante por una buena tarde, nace una amistad profunda entre ambos, la cual
dar como fruto, la propuesta de Wolframio a Irigoyen de aprovechar la historia y la actual
pasin mercantil por el ftbol, para hacer una ruta turstico deportiva por Sarri.

Los porteros somos un gremio particular le explicara Irigoyen a Wolframio. Somos


diferentes a todos los futbolistas. Estamos solos contra el mundo. Mira vos, hay que
buscarse la guita como sea. A Bodo Illgner, el campen con Alemania en el Mundial del 90
le toc escribir una novela. Poniendo dijo la garza! Jean Marie Pfaff, el arquero de Blgica
en Espaa 82 y Mxico 86, termin haciendo un reality show en la televisin belga; el
gordo Jos Luis Chilavert, del Paraguay en Francia 1998 y Corea y Japn 2002, vende hasta
crema de baba de caracol con su nombre. Y el mismo Andoni Zubizarreta cre, junto con
otros socios, Makeateam, una empresa para demostrarles a los ejecutivos de corbata cunto
te ensea el ftbol para liderar cualquier grupo. Hay que rebuscrsela, che. El ftbol es
negocio. O por qu crees que hay ms abogados que futbolistas en este deporte? (dem:
75).

186

Entonces, Wolframio le cuenta la historia del estadio de Sarri a modo de leyenda,


confesndole que all se haba jugado el mejor partido que l haba visto en la historia de
los mundiales.

Pues en ese campo que ya no existe, fue demolido en 1997 continu Caballero, se
enfrentaron Brasil e Italia en el Mundial de 1982. Entre estas calles podemos montar una
ruta turstica, aunque el sitio ya no est, quedan el espacio y la imaginacin. Fue un
partidazo. Italia con, grbate esta alineacin que a m me suena a poesa y que me devuelve
a la vida cada vez que la digo: Zoff, Scirea, Cabribni, Oriali, Collovati; Gentile, Tardelli,
Antognoni, Conti; Rossi y Graziani. Y como suplentes: Causio, Altobelli, Marini y
Bergomi, gan, para sorpresa de mucho, 3-2, y elimin al que todos los expertos daban
como campen. Te imaginas tener a cientos de turistas dando vueltas, tomando fotos y
reviviendo el partido gracias a nuestras voces? (dem: 76).

De este modo, ambos amigos le dan forma a una idea a la que simplemente le falta
alguien que la financie y sobretodo, alguien que se sepa la historia del Estadio de memoria.
Alguien como Valent.

Estaba en ese geritrico desde haca trece aos, cuando el 20 de septiembre de 1997, una
carga de 78 kilos de goma-2, que deton en menos de cinco segundos, tres minutos despus
de las cinco horas, acab con la historia del estadio que naci siendo un solar y que fue
adquirido por los hermanos de la Riva, en 1923, por ciento setenta mil pesetas. Ante tal
despropsito y sin familia alguna, pues toda la vida la haba dedicado a cuidar el csped de
Sarri, l mismo decidi buscar un lugar para esperar la muerte fsica. Pues la explosin, de
la que la prensa anunci que fue un xito y no se present ningn contratiempo y menos
vctimas o heridos, s haba dejado un muerto: Valent Muste i Sala. l mismo (dem: 36).

Alguien incapaz de vivir sin ftbol y sin el olor del csped recin cortado.

187

Durante cuarenta y tres aos fue uno de los jardineros y asistentes de mantenimiento del
campo del estadio de Sarri. Al darse cuenta de que el club, con el argumento de salvarse,
lo haba vendido, y aunque le ofrecieron trabajar en el Olmpico de Montjc, decidi
jubilarse. No seguir, por ms que los domingos sin ftbol fueran para l como si el mundo
se le viniera encima. Ese da estaba acostumbrado a abrir las puertas del estadio, segar,
arreglar y regar el campo. Esa era su felicidad (dem).

Pero Valent no caer en la trampa que le pone el blgaro Zehirov al enviarle una
despampanante enfermera que tendr como tarea ablandarle el corazn, y convencerlo de
ser el gua del tour. Zehirov se obsesiona con la idea del tour pero la condiciona a que
Valent sea quien lidere el proyecto. Sin embargo, Valent est viejo y no quiere saber nada
de Sarri por la desilusin que le trajo la demolicin del estadio. Por eso Valent le confiesa
a su compaero de habitacin del geritrico, llamado Fermn, que todo es una trampa y l
ya no quiere saber nada de ftbol.

Hace un par de meses vino un argentino que no s cmo se dio cuenta que yo estaba aqu.
No s si sabe pero yo trabaj cuarenta y tres aos como jardinero y cuidador del csped de
Sarri. El tipo me ofreci dinero para que trabajara con l. Sus socios quieren sacarle
provecho al lugar en donde quedaba el campo, dicen que hay mucho turista que viene y
pregunta por el lugar en donde Italia venci a Brasil en el Mundial de 1982. Y que nadie da
respuesta de nada. Barcelona est creciendo y el turista tiene que ser bien atendido, me
dijeron con sorna.
[...] dicen que necesitan a alguien que les sirva de gua. Una persona que sepa secretos y
que les hable y cuente cosas que sucedieron en el campo. Tambin les quieren vender
pedazos de hierba hacindolos pasar como si fueran de Sarri. Al igual que trozos de
camisetas, banderines, asientos, en fin, que tienen una cantidad de cosas que han

188
conseguido de otros lugares y las quieren hacer pasar como si hubieran estado en el campo.
Que hay mucho dinero de por medio.

[...] Y por qu no decir s y ganar unos duros?


Collons, Fermn, usted si no entiende nada de nada. Cmo me voy a prestar para eso.
Adems yo me met aqu para no saber nada de Sarri y menos desde que lo volvieron
mierda (dem: 88).

Al final de la novela, Valent y Fermn, quien tiene un cncer terminal, escapan del
geritrico con la nica intencin de volver a ver a La Baronese, a peticin de Fermn.
Entonces Valent se alegra de poder ayudar a su amigo y su sorpresa es mayscula cuando
descubre que La Baronese que tanto ansa volver a ver Fermn no es una mujer, sino un
antiguo campo de ftbol donde ahora estaban sentados en unas piedras justo en el Parc
Forestal entre La Rovira y El Carmel.

Desde 1968 hasta 1992 esta fue la sede del Atltico Club Baronese. Fueron veinticuatro
aos de campeonatos de Liga para aficionados de Catalunya. Eso s, nunca tuvimos csped.
As que no nos tuvimos que preocupar cuando la excavadora entr el 27 de agosto para
demoler el kiosko que tenamos por vestuario y la pequea tribuna construida en 1979, que
estaba en donde est esa pareja y el cerdo negro. Era un campo de tierra. Poco a poco se lo
fuimos arrebatando a la montaa. Yo era el secretario del equipo, pero tambin ayud a
nivelarlo y a trazar las lneas con cal, cada vez que la tierra o el viento las borraba, lo volva
a hacer. Recuerdo la misa que dio el padre Palau para inaugurar el terreno el 31 de marzo de
1968. Cmo no hacerlo? Esa temporada quedamos quintos, detrs del F.C. Barcelona, el
C.D. Penitentes, la C.F. Montaesa y el C.D. Amig. La alineacin se me qued marcada
para siempre. A veces, en la soledad de la casa de ancianos, antes de dormir, la recito como
si fuera una oracin: Diego, Carreras, Crdenas, Jess Jimnez, Lorenzo, Casulleras, Flores,
Jess Martn, Mesi, Juanra y Rodri (dem: 145).

189

Y as termina la novela con Valent y Fermn sentados en un parque y con Irigoyen,


Wolframio y Zehirov sin poder llevar a cabo su anhelado tour. No obstante, dentro de la
novela se pueden leer intercaladas con los captulos, las crnicas que hace Wolframio
sobre el Italia-Brasil del Mundial del 82, por pedido de Zehirov, quien le ofrece un pago de
30.000 euros para que redacte lo que ser el folleto turstico del tour. Diez crnicas
deportivas exquisitas que empiezan con los pormenores del 5 de julio de 1982 minutos
antes de la salida de Italia y Brasil, y terminarn con los hechos del ltimo partido jugado
en el Estadio de Sarri el 21 de junio de 1997 entre el Espanyol y el Valencia y con la
crnica del 20 de septiembre de 1997 cuando se demoli el estadio. De este modo, el lector
va siguiendo el trmite de aquel partido al tiempo que avanza en la lectura de la novela.
Sin embargo, vale la pena anotar que el captulo VIII est dedicado a Osvaldo
Soriano. Y todo gracias a que Wolframio, de repente, se siente como si estuviera dentro de
una historia de Soriano. Motivo por el cual, recuerda un viaje a Buenos Aires en el que una
maana fue en bsqueda de la tumba de Soriano en el cementerio de La Chacarita. Este
captulo, una especie de homenaje, deja ver la peregrinacin hacia la tumba del hroe. Una
tumba que nadie conoce en el cementerio debido a lo cual Wolframio termina dando mil
vueltas. Al final, cuando ha perdido todas las esperanzas y le dicen que a la vuelta de tres
meses le tendrn la informacin del lugar exacto, se da el milagro.

Un anciano apareci en el pasillo. Caminaba tan lento, que se tom todo ese tiempo en
cruzar el metro y medio que tena el ancho entre los estantes. Se miraron y cada quien le
pregunt al otro mentalmente qu haces aqu?. No hubo respuestas. Al final, el tipo que
arrastraba su pierna derecha, dejando una lnea a su paso, le dijo a Caballero que tena
suerte. Que lo haban localizado.

190
Seccin 7E, manzana 1, tabln 19, sepultura 1 -le dijo mostrndole un papelito amarillento
con el sello: INFOME ARCHIVO. Fue enterrado el 31 de enero de 1997. Est en tierra y no
en bveda termin de decir (dem: 100).

Es decir, este homenaje es una correspondencia entre la literatura y el ftbol, que


permite reconocer a Osvaldo Soriano como uno de sus bastiones. Adems de ser el eje en
torno al cual la narrativa del mundo del ftbol logr expresar toda su poesa acercando dos
mundos aparentemente lejanos e irreconciliables. Por eso, cuando Wolframio llega a la
tumba, lo nico que se le viene a la cabeza es, entre otros, la figura del Mster Peregrino
Fernndez.

Entre ms simple mejor, como su literatura, seguro dijo eso y muri. As lo imaginaba.
Con Catherine, su mujer, al lado de la cama. Esa era la imagen que tena en su cabeza
mientras caminaba. Mientras estaba ms cerca, ese da, de su destino. Seccin 7E, manzana
1. Tabln 19, sepultura 1. All estaba. En tierra. No haba cruz, solo una placa de mrmol
que muestra su nombre: Osvaldo Soriano. Fecha de nacimiento y muerte: 5/1/194329/1/1997. Una alfombra verde de ua de gato, de hojas verdes y pequeas flores
rosadas, ms que descuidadas que otras tumbas, lo arropaba. No haba ms flores. Haba
algunos tallos secos y ptalos quemados.

Entonces el periodista colombiano baj la cabeza. Y en ese encuentro obligado, como


dice el tango que es la muerte, cerr los ojos. No haba nadie ms a su alrededor. Y sinti
que Bill Hataway, Julio Carr, el cnsul Bertoldi, Coluccini y hasta Mster Peregrino
Fernndez estaban ms vivos que nunca. Vivos en cualquier lugar del mundo como esos
perdedores simpticos que fueron, son y sern. Vivos, gracias a Soriano (dem: 102).

191

De otro lado, la novela Los once y uno, de Gonzalo Surez, publicada originalmente
en 1964, tiene como tema principal, la figura de Helenio Herrera 100. Una novela producto
de una relacin y de un trabajo entre Helenio Herrera y Gonzalo Surez, que adems de
todo, llevara a Gonzalo Surez hacia el periodismo deportivo, revolucionando el gnero
con la construccin de su lter ego: Martn Girard. Una novela en que al igual que en El
intruso de Daniel Vzquez Salls, tambin se ficcionaliza la figura de un DT 101.

Me llamo Gonzalo Surez. Pero por aquel entonces, fui Martn Girard. Ms o menos,
sucedi as. Resida en Barcelona y viajaba a menudo a Italia para espiar a los equipos de
ftbol que habran de enfrentarse al nter de Miln de Helenio Herrera, el ms famoso,
odiado y admirado entrenador de todos los tiempos. Eso se deca, al menos, en aquel
tiempo. Helenio era, adems, el segundo marido de mi madre. O algo as. Ya que en Espaa
Helenio Herrera naci en Buenos Aires en 1910 hijo de espaoles. A los nueve aos sus padres emigraron
a Marruecos y en Casablanca inici su carrera como futbolista, al tiempo que se nacionaliz francs. Tras
jugar en el Roches Noires y el Raja Casablanca, fue fichado en 1932 por el CASG Paris, equipo en el que
permanece una temporada. Para pasar despus al Stade Franais, OFC Charleville y EAC Roubaix. En 1940
ficha por el Red Star con el que consigue la Copa de Francia. Tras volver durante una temporada al Stade
Franais, en 1943 pasa al EF Paris-Capitale, y en la temporada siguiente ingresa en las filas del Puteaux,
donde inicia tambin su carrera como entrenador. En 1946 pas a formar parte del equipo tcnico de la
Seleccin francesa y en 1948 finaliza su etapa en el ftbol francs y marcha a Espaa, donde entrena
sucesivamente al Real Valladolid, Atltico de Madrid, CD Mlaga, Deportivo de La Corua y Sevilla FC. Tras
un breve paso, en la temporada 1957/58 por la Liga Portuguesa como tcnico de Os Belenenses, retorna a la
Liga Espaola para entrenar durante tres aos al FC Barcelona. All obtiene dos Ligas con el FC Barcelona, as
como una Copa de Ferias y una Copa del Generalsimo. Durante ocho aos se sita al frente del Inter de
Miln, con el que conquista dos Copas de Europa, dos Copas Intercontinentales y tres ttulos de Liga. De cara
al Mundial de Chile 1962, fue ayudante del seleccionador espaol, Pablo Hernndez Coronado con la
Seleccin de ftbol de Espaa. Del mismo modo, desde finales de 1966 a comienzos de 1967, form parte de
la direccin de la Seleccin de ftbol de Italia como miembro de un comit tcnico. En 1968 ficha por la AS
Roma, equipo en el que permaneci cuatro temporadas, para retornar de nuevo en 1973, y durante una
temporada, al Inter de Miln. Tras unos aos de descanso, cerr su etapa en el ftbol italiano entrenando en
la temporada 1978/79 al Rimini Calcio. Un ao ms tarde, Helenio Herrera regresa de nuevo a Espaa para
volver a entrenar al FC Barcelona, conjunto en el que en 1981 decide poner fin a su amplia trayectoria como
entrenador. Fue uno de los ms renombrados entrenadores de Europa de los aos 50 y 60. Basaba sus
planteamientos tcticos en un slido esquema defensivo, que sera conocido como el catenaccio. Conocido
como H.H., y apodado El Mago, fue un entrenador dotado de una extraordinaria personalidad, y algunas de
sus frases quedaron para la posteridad del ftbol, como se juega mejor con diez que con once o Ganaremos
sin bajar del autobs. Helenio Herrera falleci el 9 de noviembre de 1997 en Venecia.
101
El segundn que un buen da se convierte en el mejor entrenador del mundo para lo cual Daniel Vzquez
Salls se inspira en la figura de Jos Mourinho, el Helenio Herrera del siglo XXI.
100

192
no se permita al divorcio, y mi padre, catedrtico de francs, traductor y bigrafo de
Franois Villon, autor de gramticas, antologas y una novela de aventuras en el frica
Austral, viva. l me ense a leer y escribir. Y eso s importa. Incluso para ver partidos de
ftbol y contarlos despus. Aunque, en realidad, ms que contarlos los radriografiaba. Lo
que Helenio Herrera le interesaba era, sobre todo, conocer aspectos estratgicos que la
pantalla del televisor no suele mostrar, salvo en espordicos planos cenitales. Aquellos que
suceda donde no estaba el baln. All donde nadie mira. Particularidades que ningn
espectador advierte y pocos crticos pormenorizan en sus crnicas, siempre cambiantes a
tenor del resultado (Surez 2006: 10).

Este prrafo, correspondiente a la introduccin al libro La suela de mis zapatos,


donde se recogen las crnicas escritas por Martn Girard, ilumina sobremanera la relacin
entre Gonzalo Surez y Helenio Herrera. Una relacin que inspirara a Gonzalo Surez a
escribir la novela Los once y uno, donde retrata a un Helenio Herrera avasallador, capaz de
transformar todo el entramado y el andamiaje de un club de ftbol, desde la prensa
deportiva, hasta el trato con los jugadores en el vestuario, con el nico objetivo de ganar
ttulos.
En la novela, Hiplito Hernndez es contratado como director tcnico del Baosa
despus de negociar su salida de un equipo portugus. El club ha construido un estadio para
cien mil personas al que no va nadie a raz de las derrotas y de las pobres campaas adems
de estar siempre a la sombra del Club Central de la capital, frente a lo cual apuestan por
Hiplito Hernndez para que por fin lleguen los ttulos. Entonces surge la figura de
Hipolito y desde sus primeras declaraciones al bajar del avin, los medios se ven
avasallados por la personalidad del entrenador. Y esa es la historia de Helenio Herrera,
quien estando en Os Belenenses de Portugal, fue contratado por el FC Barcelona el cual
acaba de estrenar el Camp Nou.

193

A su llegada, en el aeropuerto de Baosa, Hiplito Hernndez manifest a los periodistas


que era un honor para l hacerse cargo de un club tan prestigioso, y que confiaba en los
jugadores de la plantilla que se pona a su disposicin para alcanzar los mximos objetivos.
Y como le preguntaran qu entenda l por mximos objetivos, contest que deba aspirarse
a la consecucin del ttulo.
Quiere decir usted que sern campeones? preguntaron los periodistas. Y Hernndez
contest afirmativamente, lo cual provoc gran revuelo y no pocos comentarios jocosos,
pues se le tena por un hombre jactansioso (Suarez 1997: 413).

Y as, desde el primer minuto, Hiplito Hernndez asume el liderazgo del club,
tomando decisiones en todos los mbitos como lo es buscar que alguien se haga pasar por el
padre de un jugador portugus para poder ficharlo hacindolo pasar por oriundo, o
negociando su salario y sus premios directamente con el presidente del club, deshacindose
de otros directivos y de los ayudantes tcnicos que el club pona a sus disposicin. As llega
el primer entrenamiento.

Dijo a los jugadores que gritaran con todas sus fuerzas durante el entrenamiento, porque
era bueno para los pulmones. Los jugadores obedecan, y llegaban a excitarse,
reclamndose unos a otros el baln o increpndose, como si estuvieran participando en un
encuentro importante.
El entrenamiento se prolong, sin un momento de descanso, durante ms de dos horas. Y
los jugadores que no estaban acostumbrados a un esfuerzo tan intenso, acabaron agotados, y
Juan Herrada, medio volante y capitn del equipo, vomit el desayuno. Y todos opinaban
que Hiplito Hernndez se haba vuelto loco, y que, de seguir aquel ritmo, pronto no haba
un solo jugador capaz de mantenerse en pie. Lleg a odos de Hernndez lo que decan, y se
limit a comentar que haba que sufrir (dem: 418).

194

Hiplito Hernndez se aduea del vestuario y as consigue la aceptacin de los


jugadores despus de hablar personalmente con cada uno de ellos, motivndolos con lo que
l consideraba oportuno para levantar los nimos. Incluso se apersona del problema de
faldas que tiene uno de los jugadores con una mujerzuela que no lo deja concentrarse en el
equipo, proponindole al presidente mil soluciones como pagarle a otro hombre para que se
deje sorprender en la cama con ella, o llevando al jugador a cenar, invitndolo a que fuera
con su pareja, para as, mirndola a los ojos, poder decirle que el futuro de l, depende de
ella.
Llega entonces el primer partido y el equipo pierde dos a cero por lo que la prensa
se le viene encima a Hiplito Hernndez, quien asegura que ahora est ms convencido que
nunca de que sern campeones, frente a lo cual el presidente le pide mesura en cada
declaracin. E Hiplito contesta:

Va usted tambin a hacer el caldo gordo a nuestros enemigos? Djeme actuar a mi


manera, o deme la libertad y me largo (dem: 422).

De este modo, la personalidad de Hipolito Hernndez refleja lo que fue la figura de


Helenio Herrera, de quien se dice, fue el primer entrenador meditico en el mundo del
ftbol tanto o ms que Brian Clough 102. Un entrenador que supo entender el cambio que se
estaba dando en el universo del ftbol, al percatarse de que el ftbol empezaba en los
Brian Clough naci en Middlesbrough el 21 de marzo 1935 y muri en Derby el 20 de septiembre de
2005. Sus declaraciones directas, arrogantes y en ocasiones polmicas, le llevaron a tener problemas con
varios presidentes de los clubes en que estuvo, sealndose esta causa para no haber sido elegido
seleccionador ingls. Llevo al Derby County y al Nottingham Forest de la segunda divisin de Inglaterra a ser
los mejores equipos de Europa consiguiendo dos Copas de Europa seguidas con el Nottingham Forest a
quien rescat desde la tercera divisin. Como jugador hizo 267 goles en 290 partido jugando para el
Middelsbrough y para el Sunderland.

102

195

medios y all se fortaleca o se debilitaba. Por ello que a partir de la figura de Hiplito
Hernndez, Gonzalo Surez logra mostrar ese cambio en la manera de entender el ftbol.

El ftbol moderno cumple con altsima pertinencia tres condiciones, al menos, que le
acreditan como representativo no ya de un sector deportivo sino de una contemporaneidad
estrechamente asociada a la realidad y consecuencias de la presente comunicacin de
masas.[...]
Un primer atributo de este ftbol mundializado es su capacidad para integrar, en directo o
por televisin, la atencin de colectividades que de ninguna otra manera se reuniran en
estas dimensiones. [...]
La segunda condicin del ftbol, estrechamente asociada a la primera y a su vez propia de
otros deportes, es la sensacin de interactividad, a la manera en que ya, en casi todos los
rdenes, de define nuestro mundo. [...]
Finalmente, una tercera y muy decisiva condicin del ftbol es que nunca se encuentra
escrito su desarrollo ni su final (Verd 2010: 8).

Estas tres condiciones del ftbol actual, frente a las cuales cabe decir que tambin la
radio e Internet facilitan esa interaccin, son las que Hiplito Hernndez presagia y ve a
futuro. Sin embargo, hoy en da es difcil creer y asegurar a ciencia cierta que el final no
est escrito, y todo, a propsito de los escndalos de apuestas y compra de partidos. No
obstante, en la novela, Hiplito descubre ese poder en los medios y por eso empieza a
trabajar su proyecto desde all.
Entonces surge el primer pulso entre el entrenador y su entorno. Pues dentro de la
plantilla del equipo figuran dos jugadores que son recibidos por la aficin y por los medios
de manera diferente. Uno es Lilio, goleador brasileo que tiene una tormentosa relacin con
una cantante y gracias a la cual no alcanza su mejor nivel. Y el otro es Bronko, goleador
hngaro e dolo de la aficin, que vive pendiente de su lucimiento personal. Por supuesto,

196

Hiplito no gusta del trato preferencial que tiene la directiva y los medios con Bronko, por
lo que empieza su lucha de poder con el hngaro.
Llega as un partido difcil de visitantes contra un ex equipo de Hiplito Hernndez.
All lo reciben como a un hroe rogndole que vuelva ya que sin l, el equipo se olvid de
ganar. Pero lo ms importante, es la manera como Hiplito prohbe a sus jugadores tener
sexo ms de dos veces por semana, y los alienta a ganar los partidos apoyado en las primas
que pacta con el presidente. El club gana, pero Bronko se queda en el vestuario y ni
siquiera entra en la convocatoria 103.

La decisin de Hernndez desat los ms apasionados comentarios en Baosa y los


periodistas empezaron a escribir sobre el el caso Bronko, con tanta vehemencia que
Martiola, el presidente, se vio obligado a convocar una asamblea para decidir pronto lo que
se deba hacer. Hernndez no acudi a la reunin, y dijo a los periodistas que l era
responsable nico de los fracasos del equipo, y por tanto poda alinear en cada partido a los
jugadores que considerara ms adecuados.
Pero Bronko es un superclase le objetaron; su colaboracin es preciosa en cualquier
equipo, y adems en Baosa es algo ms que un personaje popular, es un dios.
A lo que Hernndez respondi que los buenos tiempo de Bronko ya haban pasado, que
ahora jugaba de cara a la galera, que los dems jugadores rendan ms cuando Bronko no
estaba en el campo y que, en definitiva, l era el entrenador y hara jugar a Bronko cuando
lo creyese oportuno, y aadi que lo nico que importaba era ganar el campeonato (Surez
1997: 427).

En la novela, Bronko representa la figura de Ladislao Kubala y la pelea que tuvo con Helenio Herrera
cuando este lleg al Barcelona. Helenio Herrera es un hombre que sabe de ftbol, y que conoce muchos
secretos del mismo. Buen psiclogo y hombre-estrella de todos los equipos que ha dirigido, no vea el
Kubalismo con buenos ojos cuando lleg al Barcelona. No es que despreciara a Laszi o no sintiera
admiracin hacia muchas de sus virtudes, pero no quera ser relegado a un segundo plano.
Desgraciadamente para Kubala, cuando Herrera llega en 1958, ya no est en su mejor forma y el paso del
tiempo han dejado huella. En: Kubala, el ftbol es mi vida, por Juan Jos Castillo. Mundo Deportivo,
Barcelona, 1993, pp. 86.

103

197

El equipo de Hiplito empieza a ganar partidos ante la expectativa de todo el


mundo, y una vez ms Hiplito hace de las suyas pidiendo la cabeza del mdico del equipo
ante lo cual el presidente no tiene ms remedio que cumplir el capricho. La lucha por el
campeonato se vuelve intensa y as como el club gana sus partidos, el Central, equipo de la
capital y archienemigo del Club Baosa, tambin lo hace. Entonces aparece el tema de los
rbitros.

La euforia era cada vez mayor, aunque el Club Central, estimulado por la buena campaa
del Baosa, tambin consegua victorias, y se deca que los rbitros le eran favorables. El
propio Hernndez comparta esta opinin, y dijo a su presidente Martiola:
-El Club Central cuenta con la colaboracin de los rbitros porque de todos es conocida su
influencia y esplendidez. Nosotros tambin debamos destinar determinadas cantidades de
dinero para comprar rbitros.
Y Martiola replic en seguida que no era tan fcil y resultaba muy peligroso. Entonces
Hiplito Hernndez dijo a Martiola que el Club Central sola hacer obsequios costosos tanto
a los rbitros como a los periodistas, y que por eso gozaba de tan buena fama.
-Habr que luchar con sus mismas armas, si queremos ser campeones dijo (dem: 430).

Y en una de esas, despus de un partido accidentado como visitantes, donde el


equipo gan a pesar de un pblico que no par de insultar y agredir a los jugadores, el
propio Hiplito termina en una comisara por enfrentarse y golpear a unos hinchas que le
queran pegar. Gracias a eso, la junta directiva del club denuncia a Hiplito ante el
presidente a quien acusan a su vez de haberle entregado el club a Hiplito quien es el que
realmente manda en el club. No obstante, cuando el presidente Martiola habla con Hiplito,
y le muestra los recortes de peridico donde se dice todo eso, este afirma que eso lo ha
mandado publicar el Club Central.

198

Entonces, cuando la prensa le sigue cuestionando la suplencia de Bronko, aparecen


Di Stefano y Puskas camuflados bajo las figuras de Di Papirone y Panko, justo antes del
Superclsico entre el Baosa y el Central.

Tengo treinta y tres aos, no soy un viejo arga Bronko.


Y pona como ejemplo a Di Papirone y a Panko, que jugaban en el Club Central, a pesar de
tener treinta y siete y treinta y cinco aos, respectivamente. Cuando los periodistas
argumentaban de esta manera, Hernndez se limitaba a sonrer y, si insistan, les replicaba
que Di Papirone y Panko eran un modelo de deportistas, hombres que se haban sacrificado
por su profesin y que por eso seguan jugando, lo cual no impeda que ya fueran
demasiado viejo, a pesar de su reconocida e indiscutible clase (dem: 438).

Es as como la victoria ante el Club Central desata la locura en las calles de Baosa
y la prensa y los aficionados terminan por rendirse ante la figura de Hiplito Hernndez.
Salvo Bronko y su squito los cuales juzgan el juego del equipo a pesar de las victorias. Y
lo hacen con argumentos tales como que al equipo le faltaba la brillantez de otras pocas
cuando Bronko comandaba el ataque 104.

stos decan que el equipo de Hernndez no tena la brillantez del equipo dirigido, desde
dentro del campo, por el propio Bronko, y no se daban cuenta de que el ftbol haba
evolucionado y de que la rapidez era ya un arma tan temible como la clase (dem: 439).

Dos personalidades potentes: Helenio Herrera y Nereo Rocco, acabaran por remachar el catenaccio. De
ese pulso nacional, surgieron las dos grandes esencias de la escuela transalpina: la ferocidad competitiva y el
instinto defensivo. La Grande Inter, de Helenio Herrera nos dej lo primero: era un equipo voraz, ganador,
el reflejo vivo de su tcnico, un insurrecto, metdico, motivador, maniaco, megalmano, vanidoso, hasta el
punto de asegurarse como inventor del catenaccio durante su etapa francesa. Panenka nm. 14, diciembre
de 2012, pp. 50. Asimismo, en el Diccionario de ftbol para el gran pblico de Antoni Nomdedeu, se da
equivocadamente como fundador del catenaccio, a Helenio Herrera (Nomdedeu 2009: 53).
104

199

Y es que adems de preparar los partidos, Hiplito espa a sus jugadores, les pone
bencedrina en el azcar y lo cobija ante la presin, recibiendo l mismo los latigazos de la
prensa enardecida por la prepotencia del tcnico.
As llega la derrota ante el Club Central en la capital, por lo que la ciudad de Baosa
y sus hinchas terminan por dividirse en dos: los partidarios de Hiplito y los de Bronko 105.
De este modo, Gonzalo Surez pone en boca de Hiplito una de las frases ms famosas de
Helenio Herrera.

Y result que el Club Central empat el siguiente partido, en la capital, con el Continental,
y el Baosa se coloc en el primer lugar de la clasificacin despus de ganar por cinco a
dos al Estrecho. Y ello ocurri a pesar de que el Club Central haba ofrecido un coche a
cada jugador del Estrecho si vencan al Baosa, y tambin haban difundido falsas
declaraciones de Hiplito Hernndez, en las que el entrenador afirmaba que su equipo
ganara al Estrecho sin necesidad de bajarse del autocar (dem: 456).

Esa ltima frase, la de ganar sin bajarse del autocar, es una de las ms famosas
frases de Helenio Herrera que quedaron para siempre en el argot futbolstico, junto con
aquella de que se juega mejor con diez.
De este modo, el Barataria se consagra campen de la Liga y campen de la Copa
Nacional. Y es tal la fama de Hiplito, que se le nombra preparador de la seleccin
nacional donde tiene bajo sus rdenes a Di Papirone y a Panko del Club Central. Entonces,
al igual que en Helenio Herrera, queda al descubierto que la pasin de Hiplito por el
Hoy en da, la figura de Jos Mourinho y sus tres aos al frente del Real Madrid representaran a la
perfeccin la figura de Hiplito Hernndez y por ende la de Helenio Herrera: entrenadores mediticos y con
un discurso futbolstico de amores y odios. Es decir, y haciendo uso del argot futbolero espaol, la ciudad y
los hinchas se dividen en: Mourinhistas y Casillistas. De hecho, la novela El intruso, de Daniel Vzquez Salls,
pretende, entre otros, dar la posibilidad al lector de fantasear con la figura de Jos Mourinho.

105

200

ftbol solo poda equipararse a su desmesurado amor por el dinero ya que pide un coche
nuevo y un aumento desmesurado de su sueldo (Surez 2006: 21).

Y siendo seleccionador, tena bajo sus rdenes a Panko y Di Papirone, as como a otros
jugadores del Club Central, y estos en un principio se negaron a estrecharle la mano, hasta
el punto de que Di Papirone manifest en un crculo de amigos que hara fracasar a
Hernndez. Pero Hernndez le habl y le dijo: Por qu ests enfadado conmigo?, a lo
que Di Papirone respondi: Usted dijo de m que estaba viejo y gordo.
No hagas caso dijo Hernndez. Eso lo dicen los periodistas, que constantemente me
atribuyen cosas que no he dicho, porque les pagan por escribir cada da y tienen que echar
mano de las mentiras (dem: 461).

Empieza as la segunda temporada de Hiplito con el Club Baosa en la cual se


marca como objetivo principal, la Copa Continental. Una competencia continental que
obsesiona al Club Baosa por lo que concentran todos sus esfuerzos en ganarla.

Ganaron por tres goles a uno, y as inici el Baosa su brillante marcha en la Competicin
Continental, donde hasta entonces el Club Central era el nico equipo de Barataria que
haba triunfado, habindose proclamado ya cuatro veces consecutivas campen, lo cual le
haba proporcionado bien ganada fama de ser el mejor equipo del mundo. Por eso, el
codiciado objetivo del Club de Ftbol Baosa y de sus seguidores era la consecucin del
ttulo Continental, para cuyo logro deban eliminar, llegado el momento, al Club Central.
Sabiendo esto, el presidente del Club Central coment: Slo pueden vivir a nuestra
sombra (dem: 470).

Entonces aparece otro rasgo de Helenio Herrera en la piel de Hiplito Hernndez 106.

Helenio Herrera lleg incluso a publicar cuentos en la revista Mystery Magazine como aquel titulado La
utilidad de un canario, que cuenta la historia de un boxeador que un da recibe un canario como regalo de su
106

201
Y sola leer novelas policacas (dem: 471).

Y as, mientras el Club ganaba otra eliminatoria en el torneo Continental, esta vez
ante un equipo italiano, las voces de sorpresa y de entusiasmo hacia la figura de Hiplito
crecen, y de inmediato empiezan a lloverle las propuestas para marcharse a Italia.

Y Len Mart volvi a Baosa y dijo a Hernndez que en Italia podra construirse un
palacio de oro, y Hernndez dijo: Soy demasiado caro. A lo que el presidente italiano
replic en su momento: Seis millones. Y Hernndez se sinti desconcertado, y firm el
contrato para la prxima temporada, con la condicin de que se le ingresara inmediatamente
en su cuenta corriente un adelanto de tres millones y que todo quedara en secreto hasta que
hubiera acabado el campeonato baratario y la Competicin Continental, y as lo hizo
(dem: 476).

Finalmente, el Baosa pierde con el Club Central en la Competicin Continental y


acaba as la era de Hiplito Hernndez al frente del club, de donde sale directo hacia Italia
para asumir como entrenador de su nuevo equipo. Eso s, no sin antes asegurarse una salida
triunfal ante los ataques de la prensa y de los directivos por no renovar su contrato.

Todos ustedes, sin m, no durarn mucho tiempo en sus cargos.


Y tampoco se equivoc, pues el equipo sin Hernndez empez a ir de mal en peor, y el
presidente Martiola tuvo que dimitir. El Club Central fue campen de la Competicin
Continental por quinta vez consecutiva, e Hiplito Hernndez gan gloria y fortuna en
Italia (dem: 502).

entrenador, para que vea en los ojos dbiles y en la fragilidad del pjaro, el miedo de sus contrincantes. Y de
este modo, salir en los combates convencido de la victoria. Un cuento que refleja la mentalidad ganadora de
Helenio donde las supersticiones y el trabajo psicolgico del deportista son la clave del xito. En Mystery
Magazine, agosto de 1996 pp. 61-64.

202

De otro lado, las novelas Autogol de Ricardo Silva Romero sobre el asesinato del
futbolista colombiano Andrs Escobar, y la novela El da en que el ftbol muri de Andrs
Salcedo sobre el futbolista brasileo Heleno de Freitas, recogen dos momentos importantes
del ftbol colombiano: primero, el asesinato de Andrs Escobar el 2 de julio de 1994 a su
regreso a Colombia despus del fracaso deportivo de la seleccin de Colombia en el
Mundial de Estados Unidos 94 107; y segundo, el paso por el ftbol profesional colombiano
de uno de los ms grandes jugadores que ha dado Brasil en toda su historia como lo fue
Heleno de Freitas 108.
El asesinato de Andrs Escobar a manos de Moises Martnez Nanclares, escolta de
los hermanos scar y Arturo Villegas, conmocion a la opinin pblica internacional al
punto de que el entonces secretario general de la FIFA Joseph Blatter declaraba que este
es el da ms triste que haya vivido en el ftbol, ya sea en una Copa Mundial o en otras
competencias. Si algo malo ocurre por accidente, uno lo puede atribuir a la mano de Dios.
Pero cuando alguien mata a tiro a una persona porque cometi un error en un partido, es
seal de que algo anda mal (Medina Prez 2004: 197).

Los antecedentes de la participacin de Colombia en el Mundial de USA 94 son: primero, el equipo lleg
al Mundial clasificando de forma directa con la base de jugadores que haba logrado empatar con Alemania
en el Mundial de Italia 90, clasificndose hasta octavos de final donde un error de Ren Higuita le regal la
victoria a Camern. No obstante, Colombia hizo una eliminatoria sobresaliente para el Mundial de USA 94
quitndole el invicto a Argentina -doble Campen de Amrica 91 y 93-, golendola por 0-5 en Buenos Aires.
De este modo, Colombia lleg favorita al Mundial del 94 arropada por los pronsticos de la lite del ftbol
como Pel, Platini y Blatter. Sin embargo, en el primer partido perdi 3-1 con Rumania y en el segundo
perdi 2-1 con Estados Unidos. En el primer partido se dice que el cuerpo tcnico del equipo recibi
amenazas obligando a sacar jugadores titulares a riesgo de muerte de sus familias, y en el segundo partido
lleg el autogol de Andrs Escobar. El ltimo partido, contra Suiza, lo gan Colombia por 2-0 pero ya estaba
eliminada.
108
Heleno de Freitas hace parte junto con Alfredo Di Stefano, Nstor Ral Rossi, Orestes Corbata, Jos
Manuel El charro Moreno, Garrincha, Adolfo Pedernera y Dragoslav Sekularac, de ese grupo exclusivo de
futbolistas extranjeros que alguna vez jugaron en el ftbol profesional colombiano.
107

203

Del mismo modo que Jos Saramago escriba en sus Cuadernos de Lanzarote en
1994: ...S, estoy pensando en los muertos de Ruanda, de Bosnia, del Curdistn, de Brasil,
de todas partes, montaas de muertos, muertos de hambre, muertos de miseria, muertos
fusilados, degollados, quemados, despedazados, muertos, muertos, muertos. Cuntos
millones de personas habrn acabado as en este maldito siglo que est a punto de acabar?
(Digo maldito, y fue en l en el que nac y vivo...). Por favor, que alguien me haga estas
cuentas, denme un nmero que sirva para medir, solo aproximadamente, bien lo s, la
estupidez y la maldad humana. Y ya s que estn con la mano en la calculadora, no se
olviden incluir en la cuenta a un hombre de veintisiete aos, de profesin jugador de ftbol,
llamado Andrs Escobar, colombiano, asesinado a tiros y a sangre fra, en la clebre ciudad
de Medelln, por haber metido gol en su propia portera durante un juego del campeonato
del mundo... Sin duda tena razn lvaro de Campos: No me vengan con conclusiones!
La nica conclusin es morir. Sin duda, pero no de esa manera (dem: 205).
La novela cuenta la historia del comentarista deportivo Pepe Caldern Tovar, quien
se queda sin voz en el momento preciso en el que Andrs Escobar hace el autogol contra
Estados Unidos. Y esto lo lleva a querer tomar venganza ideando un plan para asesinar a
Andrs Escobar. Mientras que El da en que el ftbol muri, empieza con un joven
periodista de apellido Celis, quien llega hasta Barranquilla tras las huella de Heleno de
Freitas para poder escribir un libro sobre el crack brasileo. Y para esto, tiene que recurrir a
la nica persona capaz de contarle la historia de Heleno: Miche Granados. Un hombre ya
viejo que vivi su infancia al calor de las gestas del dolo, vindolo en la calle y escuchando
sus partidos por radio.

204
Heleno de Freitas tena estampa de gitano, cara de Rodolfo Valentino y un humor de perro
rabioso. En las canchas, resplandeca. Una noche, perdi todo su dinero en el casino. Otra
noche, perdi no se sabe dnde todas sus ganas de vivir. Y en la ltima noche muri,
delirando, en un hospicio (Galeano 1995: 96).

Ambos personajes: Heleno y Escobar, encarnan la tragedia del hroe que cumple y
realiza las promesas mticas de su tribu. Tribus que se consideran a s mismas como
elegidas y que edifican sus relatos desde el nacimiento humilde de sus hroes.

La leyenda del hroe responde a un modelo universal desde las tribus africanas a los
incas peruanos, desde los indios norteamericanos a los griegos cuyas estructuras siguen los
pasos siguientes: el nacimientos del hroe ha de ser invariablemente humilde y milagroso;
sus primeras actuaciones pblicas darn muestra de una fuerza o inteligencia
extraordinarias y le procurarn un rpido encumbramiento a las residenciad del poder; sus
luchas triunfales contra las fuerzas del mal ocuparn, entre menguados intervalos amorosos,
la mayor parte de su historia; su flanco ms vulnerable es su pecado de orgullo (hybris); y
su muerte, por fin, sobrevendr bien como efecto de una traicin, bien por entrega
voluntaria en un sacrificio desmesurado, o por ambos elementos conjugados (Verd 1980:
15).

Un hroe al que en el caso de Andrs Escobar solo bastara agregarle un detalle: su


nocin de justicia. Y que en el caso de Heleno, habra que complementar con su belleza
fsica.

Se ha visto que la escritura del ftbol est legitimada por la comunidad futbolera que ve en
las letras un medio para manifestarse y consolidarse. En los textos futboleros existe, como
en toda creacin literaria, una tensin dinmica entre realidad y ficcin. Entre el texto y el
mundo hay un intercambio constante de elementos y dinmicas que dialogan
permanentemente, y en ese dilogo es que se crea la pica. El texto futbolero toma

205
personajes, sucesos y situaciones de la cotidianidad y le devuelve a la sociedad una serie
extensa de dinmicas, como son identidad, emulacin e historia. En este aspecto, la
literatura que gira en torno al ftbol tendra una serie de componentes especiales que la
distinguiran del resto de gneros. As como el relato fantstico responde a una serie
establecida de cdigos maravillosos como personajes y mundos mgicos, o en la novela
negra los personajes siguen una serie de patrones (como el detective, el criminal y la femme
fatale), en la escritura del ftbol se pueden dilucidar elementos que, dentro del marco
latinoamericano, particularizaran este tipo de textos. Esta particularidad se encontrara
entonces en la relacin entre ficcin y realidad: relacin mediada por la figura del hroe y la
accin de la comunidad futbolera (Marroqun 2010: 51).

Heleno de Freitas fue el tema central y la portada del primer nmero del semanario
Crnica que fund Alfonso Fuenmayor junto con Gabriel Garca Mrquez, Germn
Vargas, Carlos Oso Noguera y Roberto Prieto en Barranquilla, con

lvaro Cepeda

Zamudio como corresponsal desde Nueva York. El primer nmero apareci el sbado 29 de
abril de 1950 con un dibujo a tinta de Heleno de Freitas hecho por Alfonso Melo un da
antes del clsico entre el Sporting de Barranquilla y el Deportivo Junior.

Haba lleno hasta las banderas. A los seis minutos del primer tiempo, Heleno de Freitas
coloc su primer gol en Colombia con un remate de izquierda desde el centro del campo.
Aunque al final gan el Sporting por 3 a 2, la tarde fue de Heleno, y despus de nosotros,
por el acierto de la portada premonitoria. Sin embargo, no hubo poder humano ni divino
capaz de hacer entender a ningn pblico que Crnica no era una revista deportiva sino un
semanario cultural que honraba a Heleno de Freitas como una de las grandes noticias del
ao. No era una chiripa de novatos. Tres de los nuestros solan tratar temas de ftbol en sus
columnas de inters general, incluido Germn Vargas, por supuesto. Alfonso Fuenmayor
era un aficionado puntual al ftbol y lvaro Cepeda fue durante aos corresponsal en
Colombia del Sporting News, de Saint Louis, Missouri. Sin embargo, los lectores que
anhelbamos no acogieron con los brazos abiertos los nmeros siguientes, y los fanticos de
los estadios nos abandonaron sin dolor.

206
Tratando de remendar el roto decidimos en consejo editorial que yo escribiera el reportaje
central con Sebastin Berascochea, otra de las estrellas brasileas del Deportivo Junior, con
la esperanza de que conciliara ftbol y literatura, como tantas veces haba tratado de hacerlo
con otras ciencias ocultas en mi columna diaria (Garca Mrquez 2002: 146).

La historia de Heleno de Freitas en la novela es la historia de una estrella de cine


que juega al ftbol en los aos cincuenta que un buen da aterriza en Barranquilla. Mientras
que la de Andrs Escobar es la historia de un joven humilde que suea con jugar al ftbol
sin saber que all le espera la muerte. Ambas novelas recrean dos momentos muy
importantes de la historia de Colombia: la novela sobre Heleno de Freitas muestra la
importancia que tuvo el ftbol a la hora de pasar pgina despus del Bogotazo del 9 de abril
de 1948 donde fue asesinado el candidato presidencial Jorge Elicer Gaitn. Porque con
Heleno tambin lleg Alfredo Di Stefano, Nestor Rossi y Adolfo Pedernera entre otros, con
lo que el ftbol lentamente se posicion como un vehculo integrador y de esparcimiento
capaz de hacer olvidar una de las pginas ms oscuras de la historia de Colombia. Del
mismo modo, la novela sobre Andrs Escobar tiene como teln de fondo la dcada de los
noventa donde el gran protagonista fue el narcotrfico en cabeza de Pablo Escobar. Y as,
de una manera muy semejante a como haba irrumpido el ftbol en 1950 distrayendo la
atencin de una sociedad ansiosa de cambios, as tambin el ftbol invadi el da a da de
los colombianos gracias a la clasificacin al Mundial de Italia 90 y de Estados Unidos 94.
Y la novela lo recoge en cada una de sus pginas contrastando la euforia por los resultados
futbolsticos con la incertidumbre de las bombas en las calles.
Pero lo ms interesante es ver que en ambas novelas aparece un periodista como
contrapeso a la figura del hroe: Bizco Bizconti le hace la vida imposible a Heleno desde su

207

programa de radio mientras Pipo Palacio lo defiende en el suyo en una Barranquilla


dividida entre los que escuchan el programa de Pipo, y los que escuchan el de Bizco. En el
caso de Autogol el locutor deportivo Pepe Caldern busca a Andrs Escobar para tomar
venganza por haberse quedado mudo debido al autogol del defensa contra los Estados
Unidos en el Mundial de USA 94.
Al final, Heleno muere en un manicomio de Brasil despus de padecer demencia y
de deteriorarse fsicamente debido a sus excesos en sus pocas de jugador. Todo lo
contrario a Andrs Escobar quien muere asesinado en un restaurante a las afueras de
Medelln por un guardaespaldas, siendo el nico jugador de la seleccin Colombia que
regres al pas luego del fracaso en el Mundial con la intencin de dar la cara.
Y las novelas dan cuenta de ello: en la novela de Heleno se recrea la personalidad
del futbolista con lujo de detalles desde su aparicin en Brasil hasta su llegada a Colombia,
siempre a travs de los ojos de un nio que nace para amar y venerar a la estrella. Este nio
llamado Miche vivir con pasin cada uno de los pasos de Heleno por Barranquilla con la
ilusin de quien vive un momento histrico, y asimismo buscar cumplir su sueo de ser
locutor deportivo. De otro lado en Autogol se narran todos los pormenores que vivi el
vestuario de la seleccin Colombia antes y despus del Mundial, haciendo nfasis en la
vida de Andrs Escobar y en la realidad de un pas en guerra entre el narcotrfico, la
guerrilla y el estado.
Ambas novelas terminan con un hroe de carne y hueso incapaz de sortear un
destino trgico pero lo suficientemente representativo como para reflejar el imaginario
colectivo de su entorno: Heleno muere deteriorado fsica y mentalmente despus de una

208

vida llena de excesos y lujos, y Andrs Escobar cae asesinado ante la bala asesina quien es
la que mejor materializa y es la mejor amiga de la intolerancia y de la sed de venganza que
germina a diario en Colombia.
Y esto es algo que tambin se ve en la novela Inocente de Fernando Niembro y Julio
Llins donde se recrean los imaginarios de violencia que vienen construyendo la
idiosincrasia de Colombia desde hace ms de seis dcadas. Sin embargo, esta novela tiene
otro tema central: Maradona. Su renacer y su cada en el Mundial de 1994 donde dio
positivo en el control antidoping. La novela cuenta dos historias: la de la CIA detrs de los
negocios del narcotrfico colombiano, y la de un Maradona que se ve llamado a vestirse
una vez ms con la camiseta 10 de la seleccin argentina de cara a buscar la clasificacin
para el Mundial del 94 contra Australia. Ese es el escenario. Un texto con tintes de
espionaje que revisa la trayectoria de una seleccin Colombia que llega como la gran
favorita al Mundial del 94, y se va siendo la gran decepcin. Todo lo contrario a la historia
de Maradona quien asume el reto de capitanear una ltima vez a la seleccin argentina con
tan mala suerte que esta vez cae en la red del establishment que tanto enfrent. Al final, la
novela juega a resolver la cada del hroe reduciendo todo a una confusa trama de espionaje
que involucra a la CIA dentro de la cual Maradona es la presa que muerde el anzuelo.

A Maradona lo volte la mquina del poder. Se la tenan jurada porque l les cantaba las
cuarenta. Eso tiene su precio y el precio se cobra al contando y sin descuentos. Este petiso
tiene y ha tenido la costumbre de lanzar golpes hacia arriba. En Mxico y en USA su voz
fue la ms fuerte. La que denunci a la dictadura de la TV, que ha puesto al ftbol a su
servicio y obliga a jugar al medio da. []
El propio Maradona regal la justificacin por su tendencia suicida a servirse en bandeja en
boca de muchos enemigos y esa responsabilidad infantil que lo empuja a precipitarse en

209
cuanta trampa se abre en su camino. El Mundial ya no ser lo que vena siendo. Nadie se
divierte ni divierte charlando con la pelota. Nadie da tanta alegra como ese mago que baila
y vuela y resuelve partidos con un pase imposible o un tiro fulminante (Niembro 1995:
270).

4.4 EL AGUANTE: BARRAS BRAVAS Y VIOLENCIA

El cuento de Manuel Vicent Fondo sur publicado en el libro Cuentos de ftbol de


Jorge Valdano narra el diario vivir de los hinchas ms acrrimos del Real Madrid llamados
Ultras, los cuales se ubican en la parte sur del estadio Santiago Bernabu, en la primera
bandeja justo detrs de la portera. Este cuento de Vicent nos habla de ellos. Tal vez lo ms
impresionante del texto es la capacidad que tiene para retratar una tribu annima en la que
no hay nombres, historias, familias, apellidos ni mucho menos rostros. Manuel Vzquez
Montalbn nos recuerda en un captulo de su libro Ftbol una religin en busca de un Dios
titulado Esperando a los vndalos, algunos de los estudios ms representativos que han
sabido abordar el fenmeno de las barras bravas: Bill Buford, Taylor y Clarke, Peter Marsh,
e incluso Konrad Lorenz. Segn Taylor, la violencia en el ftbol la ejercen, sobre todo, los
sectores

ms

marginados

como

respuesta

al

progresivo

aburguesamiento

comercializacin de lo que antes haba nacido como una prctica popular. Es decir, no
considera la violencia como una muestra de irracionalidad por simple irracionalidad. El
cuento es una apoteosis de energa, de cuerpos, de electricidad.

Se alimentaban de la electricidad que generaba el propio grupo al restregarse entre s en las


gradas. Ninguno saba nada del otro. Los das del partido quedaban en un punto del paseo
de la Castellana en medio del ro de la gente, se olisqueaban brevemente y luego seguan

210
juntos berreando camino al estadio. Al principio slo se reconocieron por el hedor
adolecente de sus cuerpos o tal vez por sus miradas de goma. Despus comenzaron a aullar
de un modo peculiar y finalmente se grabaron en la frente la letra distintiva, una B
mayscula, que los hizo miembros de la misma camada en el fondo sur. Llevaban idnticas
bufandas, gorros y escarapelas; y escupan pipas de girasol, beban cerveza caminando sin
hacerse preguntas del pasado ni del futuro. Slo esperaban que esa tarde ganara el Real
Madrid. Ni siquiera eso. Tal vez su nico desde era entregarse en las gradas a un espasmo
colectivo al margen de lo que ocurriera en el terreno de juego y para eso haban llegado
cada uno por separado desde un lugar diferente del suburbio hasta el punto de reunin una
hora antes de que empezara el partido (Valdano 1998: 347).

La B mayscula es la inicial del lder que se hace llamar Berberecho. Nadie sabe
nada de nadie, ni de dnde vienen, ni qu hacen, ni cmo se llaman. Nadie pregunta nada,
ni siquiera cuando alguien deja de venir, ya que otro cubre su lugar en silencio. Unas veces
hay unos, otras veces otros y todo el grupo es como un inmenso camalen que cambia de
piel siendo siempre el mismo. Repartidores de pizza, aprendices de chapista, estudiantes de
informtica, cabezas rapadas, novias de atracadores callejeros, cajeras y hasta rockeros y
punketos. Lo nico que les importa es contagiarse de la electricidad mutua que desprenden
cuando estn en las gradas del estadio frotando sus cuerpos unos contra otros. Sin embargo,
hay reglas como no enamorarse de otro del grupo, nada de cargas erticas en los momentos
de contacto y no besarse en la boca en los momentos de jbilo. Es precisamente un beso lo
que desata la tragedia del cuento. De repente alguien intenta dar un beso a Berberecho y
este responde abriendo la cabeza del ingenuo. Luego de un juicio en el que Berberecho
queda libre, con el paso de los aos aquella vctima regresa sigilosamente y en medio de la
euforia de un gol de Zamorano le clava un pual a Berberecho hirindolo de muerte. Al
final, mientras el cuerpo es sacado en camilla, ese mismo personaje lo vuelve a besar en la

211

boca y entonces deja ver que tambin lleva la B en la frente. Las descripciones de los
instantes de xtasis de la tribu son alucinantes y dejan al desnudo una espiritualidad capaz
de resucitar a los muertos.

Durante el partido rugan, se fregaban los cuerpos, lanzaban insultos y terminado el


encuentro se diluan entre la multitud dando algunas patadas a las papeleras si el Real
Madrid haba perdido, seguan vociferando a coro y finalmente se despedan slo con la
mueca concertada. Despus de dos temporadas de haber fundando la camada en el fondo
sur ninguno de ellos conoca el nombre del otro, salvo que todos pronunciaban con mucho
respeto el apodo del jefe Berberecho y su letra inicial era el signo distintivo que el grupo
llevaba inscrito en la frente con un lpiz de labios (dem: 350).

A propsito de hinchadas tal vez los libros ms representativos que hasta el


momento se ha escrito son: Fiebre en las gradas del escritor Nick Hornby en el mundo
anglosajn, y Diario de un skin de Antonio Salas donde el autor publica su experiencia
personal como infiltrado durante un ao dentro de un grupo neonazi espaol 109. El cuento
de Vicent establece una relacin annima entre los integrantes de fondo sur; sin embargo,
la evidencia de que estos grupo son movilizados y muchas veces apoyados por los
responsables de los equipos pone en entre dicho la experiencia idlica de los protagonistas
de este cuento. Vzquez Montalbn afirma que muchos directivos de clubes financian a los
grupos violentos para que acten como estimulante, excitando las hormonas combatientes
de los jugadores. En ese sentido, cabe recordar que esas financiaciones son un rumor
constante en el da a da del mundo del ftbol y han representado una bomba de tiempo a
corto plazo. Y los ejemplos son el asesinato de Gonzalo Acro y la batalla entre Adrin
Del mismo modo pelculas como Green Street Hooligans (2005) de Lexi Alexander, o The football factory
de John King, plantean una discusin sin tapujos alrededor de la efervescente y acelerada experiencia de las
hinchadas, cada vez ms influyente.
109

212

Rousseau y los hermanos Alan y William Schlenker por hacerse al control de los ultras de
River Plate llamados Los borrachos del Tabln, as como la presencia de Rafael Di Zeo,
lder de la denominada barra brava de Boca Junior llamada La doce, las declaraciones del
portero colombiano scar Crdoba donde confiesa haber sido obligado a entregar dinero a
la barra brava de Millonarios llamada Blue Rain, para no recibir insultos durante los
partidos y poder jugar con el equipo, o la interrupcin de la ltima final de la Copa de Italia
entre el Npoles y la Fiorentina a raz de la presin ejercida por Gennaro di Tommaso a
quien se responsabiliza del retraso de ms de una hora del juego, y de quien se dice dio el
permiso de iniciar la finl despus de que Hamsik, capitn del Npoles, fuera a mediar.
Umberto Eco seala que cualquier marcha estudiantil, revuelta urbana o protesta
global puede llegar a invadir iglesias, plazas, centros educativos y administrativos, pero
jams un campo de ftbol un domingo. Sin embargo, la violencia de las hinchadas antes,
durante y despus de cada partido, plantea un serio interrogante porque, adems, en la
mayora de los casos, esta violencia no es contra la poblacin civil. Los enfrentamientos
son entre hinchadas. Lentamente se ha ido revelando cmo las llamadas barras bravas de
diferentes equipos en Europa y Latinoamrica introducen cmaras de video y registran los
rostros de los integrantes de las hinchadas rivales para luego ir y asesinarlos; lo triste es que
aquellos que estn siendo grabados, tambin estn registrando los rostros de sus enemigos.
Es una guerra de poder donde el territorio es sagrado. Regresando al texto de Vicent, vale
la pena llamar la atencin en los argumentos que se dan entre los integrantes de fondo sur
cuando se preguntan el porqu del liderazgo y la pleitesa hacia Berberecho. En primer
lugar, es el nico que ha comido berberechos con Zamorano; en segundo lugar, una mano
en el hombro por parte del presidente del Real Madrid en Barajas durante el recibimiento al

213

equipo, y en tercer lugar, y tal vez lo ms importante, es el nico que no ha muerto. O sea,
ellos mismos se sienten muertos, sin nombre, sin destino, invisibles.
Durante dos temporadas todos los elementos del grupo de Berberecho se
alimentaron de la electricidad que generaban sus cuerpos al frotarse en las gradas pero ellos
no conocan los nombres de sus compaeros ni la parte de la ciudad de donde procedan. El
jefe tampoco poda decir nada acerca de aquel camarada que reparta pizzas o del otro que
estudiaba informtica, ni se haba preocupado por el paradero de la cajera del supermercado
ni saba que una de las chicas se haba matado y que otro estaba en la crcel. Los miembros
de la pandilla se haban renovado, o tal vez eran los mismo, nicos o distintos, y l reparta
entradas falsificadas a los nuevos que iban llegando con la inicial en la frente hasta el lugar
de reunin una hora antes de que comenzara el partido, pero ahora el final de la liga estaba
a punto de dispersar el grupo hasta despus del verano.
Ruido de fondo gira en torno al asesinato de un hincha del Bayern Munich en Pars
cometido por los mismos Ultra-Sur del cuento de Manuel Vicent, minutos antes de que el
Real Madrid gane su dcima Copa de Europa ante los alemanes, por lo que en esta novela
se puede apreciar el lado b de las llamadas barras bravas: la violencia y el impacto
sangriento y mortal de sus discursos. Sin embargo, la novela cuenta la historia de un ex
miembro de los Ultras que ha decidido cambiar de vida formando una familia y que
casualmente es enviado a cubrir ese partido como periodista.

La noche del 6 de octubre de 1991, liver Snchez Riera y otros cinco cabezas rapadas
acabaron a patadas con la vida de un travesti. liver tena entonces 16 aos, poco ms o
menos como el resto de sus compaeros. Aquella noche los seis jvenes skins haban estado
bebiendo en varios bares de Barcelona. en la glorieta de los Msicos del barcelons parque

214
de la Ciudadela se encontraron con Sonia y Dory, los dos travestis que dorman sobre una
tarima y que, al ser despertados, recriminaron a los jvenes alborotadores, lo que fue su
perdicin. Sonia muri de la paliza y Dory, su compaero, result gravemente herido. En su
huida, los jvenes neonazis se tropezaron con tres vagabundos a los que golpearon
violentamente. Provocando que uno de ellos perdiera la visin en un ojo a consecuencia de
los golpes (Quintero 1998: 239).

Este fragmento de la entrevista que hace Jess Quintero a liver Snchez muestra la
magnitud de lo que han venido generado los discursos neonazis en los ltimos 25 aos. Y la
novela de David Gistau se centra en desentraar la personalidad de un individuo que pasa
de ser uno de los ms fuertes y respetados dentro del grupo neonazi por ser el ms violento,
directo y sin escrpulos de todos los integrantes de los Ultras, a ser un hombre comn y
corriente que quiere dejar atrs el sabor agridulce de un pasado irresponsable. Un da, el
destino lo pone en Pars, justo en la final de la Copa de Europa donde estn sus antiguos
compaeros, y all se ve expuesto ante el dilema de colaborar con la polica para poder
encontrar a los culpables del crimen, o simplemente guardar silencio en lo que representa
un regreso a su tribu donde la traicin tambin se paga con la vida.

Y por fin, en una de mis visitas al Bernabu, podra ver mi primera paliza de los skinheads
a un negro. Ocurri minutos antes de un Barcelona-Real Madrid. Yo llevaba casi una hora
patrullando los alrededores del Bernabu. Me dejaba ver en el Mr. Raff, en el Refugio, en el
Tarumba y en todos los locales frecuentados por skinheads. Saludaba a unos y a otros,
compraba sus revistas y, sobre todo, grababa sus caras. Y de pronto un estrpito al final de
la calle Marceliano Santamara llam mi atencin. Sal corriendo hasta all, casi que al
mismo tiempo que un grupo de agentes antidisturbios. Un grupo de ocho o nueve jvenes
skinheads haban rodeado a un turista francs de raza negra, que ignoraba la concentracin
de neonazis que frecuenta el estadio de ftbol del Real Madrid antes de cada encuentro y
pag su osada (Salas 2010: 87).

215

Esta confesin escrita por el periodista Antonio Salas es resultado de un trabajo de


investigacin en el que l mismo se infiltr en el mundo de los neonazis y que luego se
public en libro bajo el ttulo Diario de un skin el cual permiti la captura y la
judicializacin de varios lderes. No obstante, la relacin entre estos grupos y el ftbol es
una realidad frente a la cual no existen an las herramientas culturales para enfrentarla.

4.5 ENTRETIEMPO: LA POESA

La poesa sobre ftbol en el mbito hispano empieza con la Loa al ftbol de Juan
Parra del Riego en 1918 y contina con versos de Bernardo Canal Feijo, Rafael Alberti,
Miguel Hernndez, Gerardo Diego, Nicanor Parra, Blanca Varela y muchos ms hasta
llegar a nuestros das con Gioconda Belli, Ramn Cote Baraibar, Kirmen Uribe y Mario
Cuenca Sandoval entre otros. No obstante, las antologas de poesa sobre ftbol han
permitido conservar esos poemas sueltos de generacin en generacin. La primera
antologa es Literatura de la pelota hecha por el poeta argentino Roberto Santoro 110 y
publicada en una edicin del autor en 1971. Esa primera antologa no solo incluye poesa
Roberto Jos Santoro naci en Buenos Aires el 17 de abril de 1939 y desapareci la noche del 1 de junio
de 1977 de la mano de tres hombres armados que lo fueron a buscar a la Escuela Nacional Tcnica N 25
Teniente Primero de Artillera Fray Luis Beltrn donde trabaja como preceptor en el turno nocturno.
Hincha de Racing de Avellaneda, hijo de obreros, fue pintor, vendedor ambulante, tipgrafo y trabajo en una
plaza de mercado. Fund y dirigi la revista literaria El Barrilete donde se publicaron por primera vez los
poetas del tango. Fue un militante poltico e hizo parte del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Su
obra potica es una feroz crtica al sistema represivo e hipcrita de su poca ridiculizando cada una de sus
instituciones decadentes por medio de personajes de diferentes estratos sociales. Uno de sus trabajos ms
importantes fue la recopilacin de textos que componen la antologa Literatura de la pelota donde recogi
poemas, extractos de obras de teatro, cuentos, crnicas y captulos de novelas sobre el ftbol en Ro de la
Plata siendo as el primer intento por acercar y reconciliar el mundo de la literatura con el mundo del ftbol.
110

216

sino tambin cuento, teatro y crnica centrndose nicamente en autores relacionados con
el ftbol del Ro de la Plata. En 1968 Eduardo Galeano publica un pequeo libro llamado
Su majestad el ftbol donde hace una seleccin de textos literarios sobre ftbol en la que
aparece el poema Ftbol treinta por treinta de Thiago de Mello, el Polirrtmico a
Gradn de Parra del Riego y el poema El ftbol de Roberto Santoro junto a textos de
Helenio Herrera, Jean Giraudoux, Mario Benedetti y Horacio Quiroga. Pero hay que
esperar hasta 1996 cuando Julin Garca Candau publica pica y lrica del ftbol donde se
recoge parte del trabajo de Santoro y de Galeano y se complementa con poesa francesa,
espaola, portuguesa, italiana e inglesa, a la vez que Garca Candau va comentando cada
texto ofreciendo un contexto sociocultural, y dedicando varias pginas del libro a un
pequeo ensayo histrico sobre el origen del ftbol y los rasgos etimolgico de la palabra
deporte.
Ya en la ltimas dcadas la poesa y ftbol han dado pie a las antologas Poesa a
patadas y El gol nuestro de cada da de Francisco Uriz, Un baln envenenado de Luis
Garca Montero y Jess Garca Snchez, Redonda pasin pica y lrica del ftbol chileno
de Juan Oyaneder y Erick Pahlhammer.
De momento, el poema ms antiguo sobre ftbol fue escrito en latn en el ao 1680
en Florencia. Y no es precisamente sobre ftbol, sino sobre Calcio, aquel deporte medieval
ms parecido al rugby y heredero del Harpastum griego:

Acerca del juego de ftbol


(Soneto al Calcio de Florencia)

Al Serensimo Seor Prncipe de Toscana

217

Esta batalla que arde ante tus ojos


bajo un cielo tan gris que aja la tierra,
guarda tanto del arte de la guerra
que an siendo juego, temes los despojos.

Aqu estn el guerrero, su armadura,


la maestra que enfrenta al enemigo,
y eres solo el agnico testigo
del arte de su pie y de su figura.

Valor, astucia: tan slo esto hallas


mientras rueda la bola por el campo
llevada por guerreros irreales.

Y siendo slo un juego estas batallas,


de guerra y de verdad hay tanto, tanto
que parecen fingidas las reales.

Vincenzo de Filicaja

Un poema recogido en varias antologas y que adems sirve de epgrafe a la novela


Calcio de Juan Esteban Constan donde se recrea la historia del que pudo ser el primer
partido de ftbol de la historia. Este poema condensa lo que Pasolini escribi en un artculo
de 1971 a propsito del ftbol y del lenguaje y que Luis Garca Montero y Jess Garca
Snchez recogen para el prlogo de su antologa sobre ftbol:

El ftbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las caractersticas


fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos enseguida como
trmino de comparacin, o sea, el lenguaje escrito-hablado. El fonema, la unidad mnima

218
de significacin de este lenguaje, es un hombre que usa los pies para patear un baln
(Garca Montero 2012: 14).

Tal vez por esto la poesa es capaz de acercarse ms a los movimientos dejando a un
lado todos los aspectos sociales que giran en torno al ftbol, como es el caso de la narrativa
donde se describe y profundiza sobre todo lo que rodea al ftbol evitando as caer en la
trampa de usar una materia prima previamente consumida y resuelta deportivamente. Los
primeros poemas en el mbito hispano fueron escritos por el peruano uruguayo Juan Parra
del Riego 111 influido por el futurismo, por el ferrocarril, por la motocicleta, por Marinetti y
por las vanguardias como bien se lo confiesa a su amigo Bernardo Canal Feijo:

En la poesa, en la pintura y en la escultura modernas, el deporte tiene ahora una accin


preponderante: se est forjando una novcima esttica maravillosa, en la que se combinan la
gracia y la fuerza en una aleacin perfecta (Parra del Riego 1943: 125).

Ese primer texto fue Loa al Ftbol publicado en 1918, el cual ya presagia la
velocidad y el equilibrio dinmico de sus famosos polirrtmicos de 1922, uno de los cuales
dedic al futbolista uruguayo Isabelino Gradn 112 que lleva como ttulo: Polirrtmico a
Gradn.

Juan Parra del Riego naci en Huancayo el 20 de diciembre de 1894 y muri en Montevideo el 21 de
noviembre de 1925. Fue un poeta peruano que se afinc en Uruguay. Su poesa inicialmente modernista, se
orient hacia los movimientos de vanguardia de inicios del siglo XX, principalmente el futurismo y se inspir
en acontecimientos contemporneos.
112
Isabelino Gradn fue un jugador negro nieto de esclavos nacido el 8 de julio de 1897 en Montevideo y
muerto el 21 de diciembre de 1947 en la misa ciudad. La gente se levantaba de sus asientos cuando l se
lanzaba a una velocidad pasmosa, dominando la pelota como quien camina, y sin detenerse esquivaba a los
rivales y remataba a la carrera (Galeano 1995: 42). Fue campen con Pearol y campen de Amrica con
Uruguay en 1916 y 1917 siendo goleador en 1916. Hizo parte de la generacin dorada del ftbol uruguayo
111

219

LOA DEL FTBOL

La pelota re y canta!
La pelota zumba y vuela!
Y es el polvo una serpiente de algodn que se levanta
tras el gil jugador que de un salto se revela.
La pelota re y canta!
La pelota zumba y vuela!

Y es la tarde que va abriendo su sombrilla de colores


sobre el campo donde estn los jugadores
entre el marco de la fiesta popular:
treinta mil caras que ren y mujeres con sus trajes
que en el viento son mensajes
que no s dnde se quieren, tan nerviosos, escapar.
Mas de pronto suena el pito
que prepara la partida.
Todos callan: se oye un grito
y es al fin la acometida
en que salta la pelota, que se va como bailando de pie en pie
por los aires una jota
de acrobtica alegra que uno casi apenas ve.

Jugador de blanca y roja camiseta


que, de pronto, arrebatado,
zigzaguea jubiloso la gran Zeta
de un ataque combinado
junto al otro, que al cruzrsele en un paso de emocin
cae al suelo y, trmulo, ay!
se levanta otra vez como de una elctrica impulsin.
pero suena el breve pito de un offside
que deslumbr en Europa y en Amrica ganando las olimpiadas de 1924 y 1928 con jugadores negros dentro
de la alineacin titular.

220
y de nuevo va rodando la pelota
que ya traza un arcoris momentneo sobre el cielo,
o epilptica rebota
en los pies que hacen con ella como encajes por el suelo.

Mas ahora, azul y blanco, otro adversario


se la lleva se la lleva se la lleva
se emociona all el goalkeeper solitario,
pero surge el back, que al asalto que lo eleva
un instante es sobre el sol una escultura
ms all, como un cohete volador,
La pelota, que se queda como un astro por la altura,
otra vez cae en el suelo con un ruido de tambor,
y de nuevo se levanta
con su elctrico vaivn
(En la tarde ya se va la luz que canta
Vuelan pjaros al norte por el cielo corre un tres)
y a un aplauso que, de pronto, hierve en toda la tribuna,
cual si fuera un taponazo de botella de champn
la pelota va a decirle no s qu cosa a la luna
que al volver llega rindose con su pen, pin, pen, pan,
pan

Y ya loca, loca, loca,


de su alada ligereza,
tiembla, silba, fuga y choca
de ese trax a esa espalda, de esa espalda a esa cabeza,
hasta que, vida en la luz, nerviosamente
y de un grupo que es un drama de oro y tierra bajo el sol,
se va como una estocada de repente
y es un: goal!

En el foot-ball todo es clara poesa,


luz de sol, viento viril y panorama

221
que le pone a uno en la risa azul del da
todo fresco el corazn, como una rama.
Epopeya fraternal del Movimiento,
es la vida con su mltiple aletazo creador:
drama, msica, paisaje, sol violento,
geometra que se mueve en la pelota por el viento
y pintura que en el suelo multiplica su color.
Fiesta mgica del Msculo,
es Amrica que hoy grita anunciacin!
con su gran trompeta de oro ante el crepsculo
de esa Europa roja y negra de la cruz y del can.

Y guardarme ahora un secreto que revelo,


yo no s si por encargo de Rubn o de Perrault:
que la luna es la pelota de ft-bol que est en el cielo
para ese otro futbolista de colores,
que en las tardes es el sol. (Parra del Riego 1994: 103-105)

Este poema empieza con la alegra de los aficionados reunidos para ver la danza de
la pelota. Y esta danza da paso a la velocidad del jugador de blanco y rojo que zigzaguea un
ataque triangulado en forma de zeta chancndose con el rival que rpidamente se levanta
elctricamente luego de caer al suelo. Y los ojos atentos de la aficin no pierden detalle de
los encajes que hace la pelota a su paso por el suelo. De repente la pelota cambia de dueo
y el jugador de azul y blanco es interceptado por el defensa quien vuela como un cohete
despejando la pelota hacindola rebotar elctricamente contra el suelo. El tiempo pasa
mientras corre un tren por el cielo hasta que llega el gol luego de que la pelota rebote
enloquecida, nerviosa y loca de un trax a una espalda y de ah a una cabeza. El ftbol es,
en resumidas cuentas, una epopeya fraternal del movimiento y una fiesta mgica del

222

msculo en una Amrica que ve a Europa desangrarse en la primera guerra mundial. Este
primer poema al ftbol est cargado de electricidad y es un fiel reflejo de una poca llena
de cosas nuevas: aeroplano, motocicleta, submarino y autos. Un abrebocas de lo que llegar
con Trilce, Altazor, Veinte poemas para ser ledos en el tranva y Suenan timbres. Un
poema que se centra en los movimientos sin darle cara ni nombre a jugadores o equipos. Un
poema que no juzga la victoria o la derrota y que apunta a esa bsqueda de belleza que
transmitan las ciudades con sus mquinas y sus miles de habitantes reflejados en los
movimientos y la velocidad de los futbolistas con la pelota a sus pies o hacindola correr.
Pero tambin hay ecos de Whitman como bien lo seala Idea Vilario:

Leaves of grass es de 1855: Esos esplndidos, irresistibles, oscuros poemas, los buques a
vapor esos otros irresistibles y esplendidos poemas, las locomotoras escriba Walt
Whitman. Todo eso y la exaltacin vital, la alegra, aparecen en los Himnos: S nadar!
S cantar! S montar a caballo! /Mi revlver tiene doce tiros / y mi motocicleta es alegre
como el sol (Parra del Riego 1998: 8).

Por eso no es de extraar que su Polirrtmico a Gradn publicado en Montevideo


en la revista Calibn en marzo de 1922, fuera recitado de memoria por la gente cada vez
que haba un triunfo deportivo.

Palpitante y jubiloso
como el grito que se lanza de repente a un aviador
todo as claro y nervioso
yo te canto, oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mo como un trmulo temblor
gil,

223
fino,
alado,
elctrico,
repentino,
delicado,
fulminante
yo te vi en la tarde olmpica jugar.
Mi alma estaba oscura y torpe de un secreto sollozante,
Pero cuando rasg el pito emocionante
Y te vi correr saltar [] (dem: 38).

As empieza el poema: cantando al jugador como el grito que se le hace al aviador y


con sensaciones intensas de electricidad. Una poesa que confirma que Parra del Riego
estuvo contagiado por la vanguardia de su poca y consciente de los cambios que se
vislumbran. 72 versos de los cuales los 5 primeros se compones de versos de 8, 15, 8, 13 y
15 slabas con una rima (ABAAB) que dan paso a siete adjetivos. Un poeta comprometido
que supo estar a la altura de su tiempo como se lo confiesa a Canal Feijo en otra carta:

Por un lado siento la repulsin instintiva por la metrificacin clsica y me lleno tambin de
sospechas ante cierta pseudopotica en prosa de hoy que le mata a la poesa su nico,
maravilloso sentido de canto, de himno (dem: 10).

Su ritmo potico de cortes libres permite la percepcin de imgenes que muestran la


dinmica y la belleza de la naturaleza de las cosas y del hombre moderno. Y hay una
relacin con las cosas que hace profunda su poesa ya que humaniza la mquina
transmitiendo el vrtigo de la imagen en movimiento con alma propia.

224

[] Y te vi Gradn,
bronce vivo de la mltiple actitud
zigzagueante espadachn
del goalkeaper cazador
de ese pjaro violento
que le silba la pelota por el viento
y se va, regresa, y cruza con su elctrico temblor.

Flecha, vbora, campana, banderola!


Gradn, bala azul y verde! Gradn, globo que se va!
Billarista de esa sbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila ms all
y discbolo volante,
pasas uno
dos
tres cuatro
siete jugadores

La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,


se revuelva una epilepsia de colores
y ya ests frente a la valla
con el pecho el alma el pie
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un clido balazo que se lleva la pelota hasta la red. [] (dem: 39).

David Wood 113 va ms all de los simples detalles vanguardistas del poema y
propone una lectura cargada de rasgos socioculturales de la poca como lo son el racismo,
recordando que Gradn gener una protesta por parte de Chile en 1924 luego de convertir
Profesor del departamento de estudios hispnicos de la Universidad de Sheffield donde trabaja en una
lnea de investigacin dedicada a la relacin entre la literatura y el ftbol en Latinoamrica.

113

225

dos goles, ya que los chilenos pidieron anular el resultado final acusando a Uruguay de
alinear jugadores negros.
Parra del Riego es el poeta blanco cuya alma es oscura en la segunda estrofa, mientras que
son las habilidades del futbolista negro lo que lo sacan de esa oscuridad a un estado de
iluminacin. Del mismo modo, en la estrofa final del poema la multitud que era
predominantemente blanca est impregnada por la emocin del gol de Gradn
convirtindose en un ronco oleaje negro, mientras que el propio Gradn es iluminado por la
salva luminosa de sombreros y la luna. Adems de estos dos menciones, hay cuatro
ocasiones donde el uso de los colores va ms all de oscuridad y luz: tres de ellas se
refieren a los colores de las camisetas de los jugadores en el terreno de juego, lo que sugiere
que a los colores del club o de la nacin a la sombra de la piel de un jugador no tiene
ninguna consecuencia, y ofreciendo un optimismo inicial sobre la igualdad racial al que el
deporte debe aspirar 114.

Un poema que termina exaltando a Gradn en una constante tensin entre la fuerza
natural y los impulsos del espritu. Porque para eso est Gradn en la vida de Parra del
Riego ya que mediante los movimientos del futbolista el poeta puede nombrar esa delgada
lnea invisible que existe entre la razn y la emocin. Y as, maquinista y acrbata como l
mismo se llama en sus poemas, Parra del Riego encuentra el origen de su poesa en la
emocin convirtiendo toda la energa que lo rodea en un todo espiritual.

[] T que cuando vas llevando la pelota


Nadie cree que as juegas:
Todos creen que patinas,
Y en tu baile vas haciendo lneas griegas
Que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.
Vid. Playing by the book: football in Latin American literature, Soccer & Society, nm. 12, enero 2011,
pp. 27-41.

114

226

Pez acrbata que al mpetu del ataque ms violento


Se escabulle, arquea, flota,
No lo ve nadie un momento,
Pero como un submarino sale all con la pelota!
Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:
Todos grtanle: Gradn!, Gradn!, Gradn!

Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,


Saltan pechos, vuelan brazos y hasta el fin
Todos se hacen coheteros
De una salva luminosa de sombreros
Que se van hasta la luna a gritarle all. Gradn! Gradn!
Gradn! (dem: 40).

Parra del Riego tambin escribi una crnica sobre titulada Aspectos psicolgicos
del football donde describe con mucha precisin todas las vicisitudes a las que se ven
expuestos los espectadores antes, durante y al final de un partido entre Argentina y
Uruguay en Buenos Aires. Y as, al tiempo que va manteniendo informado al lector del
marcador, le va narrando el zumbido de una motocicleta, los anuncios del megfono, los
gritos de la multitud, el olor del tabaco y el ondear de las banderas.

Y otra vez pasan 5 minutos. 10 minutos. Y siempre all arriba los 2 ceros enormes
solitarios, fijos. Se dira que una atmsfera de tragedia de Maeterlinck, en desarrollo sordo,
intramuscular y metafsico, se apodera poco a poco del ambiente. Mudos arriba los 2 ceros;
vida y estrujada abajo la multitud. Se siente un peso de silencio slido. Crece la angustia.
Todo pasa adentro; carreras inenarrables de Piendibieni, tiros inatajables, esquinados y
rasantes de Romano, avances de pases al arco (dem: 52).

227

Despus de estos dos poemas de Parra del Riego, aparece el poemario Penltimo
poema del ftbol de Bernardo Canal Feijo 115 con ilustraciones de l, y el poema Ftbol
escrito en cataln por Jose Maria Lpez Pic 116 en el ao 1924. El libro de Canal Feijo
est compuesto por 63 poemas de los cuales 4 son en prosa y 59 en verso libre y fue
publicado en Santiago del Estero en una edicin del autor justo una dcada antes de la
profesionalizacin del ftbol, motivo este por el cual las ligas provinciales acaparaban toda
la atencin en ese momento. Canal Feijo le cant en pequeos poemas a los uniformes, a
la muchedumbre, a las patadas, a la gambeta, al arco, a la silueta de los jugadores, al arco,
al penal, al crner, a las fotos, al rferi, y por supuesto al gol:

GOL!
Esquinera,
Enfilo la pelota hacia el arco,
Con una eficacia recta de do de pecho
Pierrot un poco afnico,
Solitario y sin mangas,
El arquero despleg su brazo
Tal como una romanza implorante
Pero no pudo aprisionar la nota,
Unnime y gloriosa, que escapaba
Y hubiera esclorosado el vrtigo de la tarde!
Su ademn fue herido
Como un grito de angustia!
En el extremo,

Bernardo Canal Feijo naci el 23 de julio de 1897 en Santiago del Estero y muri en Buenos Aires el 10
de octubre de 1982. Fue abogado y escritor y tuvo contacto en Buenos Aires con el grupo Martin Fierro de
Jorge Luis Borges y Olivero Girondo mientras estudiaba en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Fue
miembro de la Academia Argentina de las Letras.
116
Josep Maria Lpez-Pic naci en Barcelona en 1886 y muri en la misma ciudad en 1959. Se licenci en
Letras en la Universidad de Barcelona, fue funcionario de la Diputacin de Barcelona y secretario de la
Sociedad Econmica de Amigos del Pas. Fue poeta y editor
115

228
EL GOL! EL GOL!
-como una gran pedrada-,
Haba alcanzado la vajillera insubsanable
De los aplausos,
En la multitud!... (Canal Feijo 2008: 40)

Pero tambin cant al ftbol femenino:

Ftbol de mujeres

No poda prosperar el partido


La pelota se apesantaba, se enmelaba
En los muslos,
En los senos
En las caderas
En el vientre,
Con una galantera solapada
Y aprovechona

Y los choques trababan a las jugadoras en un abrazo lsbico inaceptable

En el medio tiempo, como en una alcoba


Reservada, todas ellas se oblaban al descanso
Vigoroso sobre el csped del estadio
La muchedumbre se agolpaba a sus
propios ojos, como al ojo de la cerradura, para fisgar
el holocausto orgistico(dem: 42).

Un poema en el que el ftbol se carga de erotismo y de sensualidad a costa de la


figura femenina por lo cual el deporte pasa a un segundo plano, y es el cuerpo de la mujer

229

el que asume el protagonismo de una escena que termina ofreciendo un instante de


voyerismo con matices lsbicos y orgisticos. Algo absolutamente vanguardista para 1924.
Este poemario es un fiel reflejo de la relacin que el poeta vea entre la modernidad
y el deporte. Una relacin que ser la que d pie a la fusin del yo a expensas del nosotros y
que terminar fortalecindose con la profesionalizacin del ftbol tanto en Europa como en
Latinoamrica. En estos poemas se siente la presencia de Parra del Riego no solo por la
amistad que los uni y por los intereses comunes que compartieron, sino por la potica con
la que intentaron abrazar toda la fuerza del lenguaje de esa poca:

Tu verso, a pesar de que me convence de que ests en ese punto angustioso de la


sensibilidad nueva que an comprenden muy pocos artistas, me parece todava sin
realizacin. Le falta conseguir esta ltima calidad que pone sobre el asunto como un velo
estremecido, viviente y caliente del alma. Ser nada ms que espritu. Te advierto que yo
mismo, que tengo como poeta ms aos de trabajo y de temblor que t, estoy exprimido de
dolores de cabeza y de amargura por este problema. (Parra del Riego 1998: 9)

Y tanto el poema Gol como Ftbol de mujeres deja ver a Canal Feijo influido
por Whitman que como dice Borges es plural y declara y presupone la incomparable y
absoluta igualdad entre los hombres (Whitman 1999: 8). En los versos de Penltimo
poema del ftbol aparece una muchedumbre que funciona como un solo cuerpo que se
mueve en las gradas al comps de la pelota o detrs de los muslos de las mujeres. Es una
poesa ertica que une en un solo canto el deseo y el ftbol ofrecindole al lector la
posibilidad de entender el mundo desde la patada que se le da a una pelota de ftbol.

230

Dice el poeta Luis Garca Montero que en el lenguaje del ftbol domina la primera
persona del plural: hemos perdido, hemos ganando, nos han robado el partido, hemos hecho
el ridculo (Garca Montero 2012: 19). Y tambin afirma que convertir al ftbol en una
misa laica, supone llevarlo a un mbito de mxima significacin social. Son lugares en los
que se establece la relacin entre el yo y el nosotros, lugares que abren un interrogatorio
decisivo sobre la identidad (dem). Es decir, estaramos en frente de la raz lrica del
dilogo entre el yo y el nosotros.
Una raz que se materializa en la Oda a Platko 117 de Alberti, en la Contraoda del
poeta de la Real Sociedad 118 de Gabriel Celaya y en la Elega al guardameta 119 de
Miguel Hernndez. Tres poemas fundacionales que son el pilar de la literatura sobre ftbol
en Espaa, y por eso mismo tres poemas muy conocidos y revisados a lo largo de la
historia.
La Oda a Platko est fechada en Santander el 20 de mayo de 1928, fue dedicada a
Jos Samitier capitn del Barcelona, y se public en 1929 dentro del libro Cal y canto en la
Revista de Occidente. Alberti narr as lo que vio en ese partido:

Un partido brutal. () Se jugaba un partido de ftbol, pero tambin el nacionalismo. ()


Platko, un gigantesco guardameta hngaro, defenda como un toro el arco cataln. Hubo
heridos, culatazos de la Guardia Civil y carreras del pblico. En un momento desesperado,
Este poema narra el herosmo del portero del FC Barcelona Franz Platko en el tercer partido de la final de
la Copa de Espaa de 1928 que enfrent su equipo y a la Real Sociedad entre el 20 y el 29 de mayo en
Santander. El primer partido qued 1-1; el segundo 1-1 y el tercero, termin con victoria del Barcelona por
3-1.
118
Como respuesta a la Oda a Platko Gabriel Celaya respondi con esta Contraoda del poeta de la Real
Sociedad dejando claro que la derrota obedeci a errores arbitrales.
119
Miguel Hernndez escribi la Elega al guardameta en homenaje a Lolo, portero del Orihuela, ciudad
natal del poeta. Los versos recrean la accin del portero quien despus de una larga estirada para detener el
baln y salvar un gol, su cabeza golpea contra uno de los palos de la portera y muere.
117

231
Platko fue acometido tan furiosamente por los de la Real Sociedad que qued
ensangrentado, sin sentido, a pocos metros de su puesto, pero con el baln entre sus brazos
() apareci de nuevo, vendada la cabeza, fuerte y hermoso, decidido a dejarse matar.
(Prez 2006: 58).

La Contraoda del poeta de la Real Sociedad escrita por Gabriel Celaya como
respuesta a la Oda a Platko fue un reclamo por medio del cual Celaya expres su posicin
respecto de la derrota, atribuyndola a errores arbitrales que favorecieron al Barcelona,
pues la Real Sociedad haba hecho mritos suficientes para alzarse con la victoria.

Nada de lo que es humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber
barro, con perdn de los poetas poetsimos. Debe haber ideas, aunque otra cosa crean los
cantores acfalos. Debe haber calor animal. Y debe haber retrica, descripciones y
argumento, y hasta poltica. Un poema es una integracin y no un residuo que queda
cuando en nombre de lo puro, lo eterno o lo bello, se practica un sistema de
exclusiones (Garca Candau 1996: 152).

Esta posicin frente a la poesa permite entender la fuerza creadora de Gabriel


Celaya y la pasin con la que la unta con su alma. Por eso fue tan sonada esta pequea
controversia potica entre dos poetas a raz de un partido de ftbol. Por su parte, Alberti
queda asombrado ante la fortaleza de Platko quien a pesar de chocar contra las botas de
Choln, delantero de la Real Sociedad, y de salir sangrando del terreno de juego, es capaz
de regresar vendado para seguir protegiendo el arco del Barcelona. Es la potica de la pica
del cuerpo del portero como cerrojo del arco.

[] No, nadie, nadie, nadie,

232
nadie se olvida, Platko.

Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.

Oh Platko, Platko, Platko,


t, tan lejos de Hungra!

Qu mar hubiera sido capaz de no llorarte?

Nadie, nadie se olvida,


no, nadie, nadie, nadie (dem: 143).

As termina el poema de Alberti: salvaguardando y protegiendo al hroe del paso


del tiempo con una anfora sonora y rtmica con la que comienza y termina el poema luego
de repasar la gesta de Platko resistiendo los envistes del rival exponiendo su vida en pro de
evitar el gol. Es decir, la Oda a Platko es la manera como Alberti se permite expresar la
hermosa impresin que le produjo la proeza de Platko gracias a la cual gan el Barcelona la
Copa.
Todo lo contrario a lo que vio Gabriel Celaya quien no duda en calificar de robo el
resultado final del partido:

Contraoda del poeta de la Real Sociedad

Y recuerdo tambin nuestra triple derrota


En aquellos partidos frente al Barcelona
Que si nos gan, no fue gracias a Platko

233
Sino por diez penaltis claros que nos robaron.
Camisolas azules y blancas volaban
Al aire, felices, como pjaros libres,
Asaltaban la meta defendida con furia
Y nada pudo entonces toda la inteligencia
Y el despliegue de los donostiarras
Que luchaban entonces contra la rabia ciega
Y el barro, y las patadas, y un rbitro comprado.
Todos lo recordamos y quiz ms que t,
Mi querido Alberti, lo recuerdo yo,
Porque yo estaba all, porque vi lo que vi,
Lo que t has olvidado, pero nosotros siempre
Recordamos: ganamos. En buena ley, ganamos
Y hay algo que no cambian los falsos resultados (Garca Candau 1996: 144).

De otro lado, la Elega al guardameta de Miguel Hernndez ya no solo responde a


la pasin por las gestas de un deporte que empieza a maravillar a las multitudes en la
primera mitad del siglo, sino que tiene como punto de partida el hecho de que Miguel
Hernndez jug al ftbol en un equipo que l mismo cre en su ciudad al que llamo: La
Repartiora. El gran poeta jugaba de extremo derecho y era conocido como el Barbacha
(especie de caracol pequeo) por su forma lenta de jugar (Prez 2006: 139).

[] Te sorprendi el fotgrafo el momento


Ms bello de tu historia
Deportiva, tumbndote en el viento
Para evitar victoria
Y un ventalle de palma te aire la gloria.

Y te quedaste en la fotografa,
A un metro del alpiste,

234
Con tu vida mejor en vilo, en va
Ya de tu muerte triste,
Sin coger el baln que ya cogiste.

Fue un plongeon mortal. Con cunto tino!


Y efecto, tu cabeza
Dio al poste. Como un sexo femenino,
Abri la ligereza
Del golpe una granada de tristeza.

Aplaudieron tu fin por tu jugada.


Tu gorra, sin visera,
De tu manida testa fue lanzada,
como oreja tercera,
Al rea que a tus pasos fue frontera.

Te arrancaron cogido por la punta


El cabello del guante,
Su inofensiva garra, ya difunta,
Zarpa que a lo elegante
Corroboraba tu actitud rampante.

Ay fiera! En tu jauln medio de lino,


Se elimin tu vida.
Nunca ms, eficaz como un camino,
Hars una salida
Interrumpiendo el baile apolonida. [] (dem: 143-144).

Este poema, al igual que la Oda a Platko y el Polirrtmico a Gradn se centra en


los movimientos y las proezas deportivas del futbolista, concretamente del portero y del
delantero. Lo que confirma el hecho de que a diferencia de la prosa, la poesa s logra
centrar su atencin en lo estrictamente atltico y deportivo, dejando a un lado los elementos

235

sociales que rodean al ftbol. Porque si bien es cierto que toda la narrativa escrita sobre
ftbol es incapaz de ficcionalizar el deporte en s mismo y opta por todo el universo
sociocultural que lo rodea, la poesa logra liberarse de esas ataduras morales y le da la
posibilidad al poeta de cincelar versos libres de justificaciones sociales. En otras palabras,
la literatura sobre ftbol se enfrenta a la justificacin social del ftbol como primer paso
para ser reconocida, dejando en un segundo plano la magia misma de los movimientos y de
la belleza atltica. Sin embargo, la poesa se resiste a esa valoracin productiva del ftbol
iluminando el camino del poeta para que este pueda nombra el gol, la patada, el salto, o la
pierna sin ms beneficios que el de la alegra por la victoria o la tristeza por la derrota.

Aquellos grupos sociales que se consideran cultos porque han aprendido (a decir) que
aprecian la experiencia esttica como un componente que eleva su existencia tienden
asimismo a creer que la experiencia solo puede ser activada por un conjunto limitado de
objetos y situaciones canonizados: libros que se prestan como literarios, msica
interpretada en salas de concierto, cuadros expuestos en museos u obras dramticas
producidas para el escenario. Ser conservador acerca de este canon tiene el efecto de
mantener la funcin de la experiencia esttica como herramienta de privilegio y distincin
social, herramienta de distincin, dicho sea de paso, que la auto denominada clase media
educada est haciendo jugar hoy, de modo creciente, contra los meramente ricos, ms
que contra los pobres. Aquello que billones de personas y algunos billonarios miran y
disfrutan no puede ser lo suficientemente digno, en la consideracin de los oficialmente
cultos, como para pasar por experiencia esttica. Pero no sera una utopa vuelta realidad
ver que la experiencia esttica es compartida por cantidades realmente masivas de
personas? En cualquier caso, los relativamente inofensivos mecanismos de exclusin
existentes en torno de las formas canonizadas de la experiencia esttica tambin explica por
qu entender los deportes como experiencia esttica es algo que nunca cruzara por las
mentes de los espectadores no cultos. Estos han interiorizado la idea de que la
experiencia esttica es y deber serles ajena (Gumbrecht 2006: 40).

236

Hoy en da el ftbol es un espectculo a nivel mundial capaz de paralizar el planeta.


Y ese rasgo de masificacin ha sido interpretado como algo negativo desde diversos puntos
de vista a lo largo de la historia. Sin embargo, la literatura sobre ftbol ha surgido como un
ente salvador capaz de limpiar ese punto negativo ofreciendo la posibilidad de entender
el ftbol como un universo de posibilidades culturales. Esto ha llevado a un auge de
publicaciones idneas gracias al cual el ftbol es visto hoy en da como una herramienta de
construccin social merecedora de congresos, encuentros, charlas, seminarios, y mesas
redondas en universidades y fuera de ellas.
No obstante el ftbol ha sido subordinado por la literatura y las artes en general
quienes han entrado pisando muy fuerte dando la cara por este deporte y rescatndolo del
hoyo negro de las actividades sin una funcin prctica en la vida. Por eso el prrafo de
Gumbrecht alerta sobre la posibilidad de experiencia esttica que hay en el ftbol antes de
la novela, el cuento o la poesa. Elementos culturales que hoy en da representan al ftbol y
son la cara de este deporte siempre que aparecen las crticas hacia lo econmico.
Cabe preguntarse si todos estos textos recogidos en esta tesis han sido producto de
una experiencia esttica o son una manera de acercar el ftbol a la literatura. Porque como
bien dice Gumbrecht en la cita anterior, al hincha no le interesa hacer parte ni entender los
mecanismos de exclusin existentes en torno de las formas canonizadas de la experiencia
esttica, ya que de hecho jams buscar entender el ftbol como una experiencia esttica ya
que esto es algo que le es ajeno. Entonces surge la pregunta: desde dnde escribe el poeta
sus versos al ftbol? Desde su condicin de hincha o desde su condicin de poeta?

237
Viaje a USA

Don Camilo en aeroplano


se va para Nueva York.
Su seora lo despide
con grandes muestras de amor.
()
El patriotismo le bulle
entre el bazo y el rin:
es una cosa muy rara
que no tiene explicacin.

Viva Espaa y La Corua,


y los pimientos de Padrn!
Que viva el Celta de Vigo
y don Jorge Guasintn!

Este poema de Camilo Jos Cela responde la pregunta anterior: la mano del poeta
escribe lo que le dicta el pie, es decir, en la creacin potica se funde el poeta y el hincha y
esto le permite a Cela salir de viaje con la maleta llena de versos hechos para el encuentro
con otro mundo al que visita portando su bandera y saludando a los que se quedan y dando
la mano a quien lo recibe. Cela fue un apasionado por el ftbol que escribi cuentos y
crnicas y artculos de costumbres donde el ftbol es quien mejor proyecta los imaginarios
rurales de una Espaa desconocida donde bien pueden aparecer dos vascos en pleno centro
de Madrid montados en un burro dispuestos a ver una final de Copa, o puede surgir un
rbitro que noquea a un futbolista de una patada en el estmago.

238

4.6 SEGUNDA PARTE: LAS MUJERES

La literatura sobre ftbol escrita por mujeres en espaol no trata de futbol femenino
sino de ftbol masculino. Es la mirada de la mujer hacia el ftbol y el impacto que este
tiene en su imaginario femenino. Por eso siempre est la atenta mirada de la esposa, de la
novia, de la mam o de la hermana indistintamente de que le guste o no el ftbol. La
literatura en el mbito hispano ha dado dos novelas muy similares: Fuera de juego de Laura
Estvez y La muerte del 9 de Paz Castell. Asimismo poemas de Blanca Varela, Gioconda
Belli, Giovanna Pollarolo, Clara Jans, Mercedes Zahor y ngeles Mora; un libro de
cuentos titulado: Mujeres con pelotas; un nmero especial de la revista EE dedicado a
mujeres que escriben de ftbol; textos de Almudena Grandes, y Soledad Purtolas; tres
cuentos de Ana Mara Moix titulados como Un poco de pasin y otros cuentos de ftbol y
una antologa de literatura y ftbol en Honduras llamada La garra catracha hecha por la
profesora Helen Umaa quien seleccion los textos de hombres y mujeres y escribi el
prlogo.
En otros idiomas vale la pena mencionar la tesis doctoral de Neus Faura i Pujol:
Futbol i llenguatge de 1998 y las investigaciones de Giovana Mapelli sobre el lenguaje del
ftbol en la literatura espaola e hispanoamericana. Finalmente, Sarah Walder, fue poete in
residence en 2004 en el equipo Tottenham Hotspurs de Londres donde escribi los poemas:
Score!, Jols Goals, In Memorianm Bill Nicholson, In the Bill Nicholson Suite, Injury
Room, Audere Est Facere To dare is To Do, Tottenham Hotspur Haiku, Deconstructing the
Derby, Tottenham Hotspur 1 Blackburn Rovers 0, Goal, Defoe y Late News.

239

En cuanto a las novelas es importante saber que ambas tienen como protagonista
una mujer que desconoce la dinmica del mundo administrativo y logstico del ftbol, la
cual se ver envuelta en tramas y espionajes que incluyen la compra de partidos, las mafias
y las apuestas, y narra su historia en primera persona. Mientras en Fuera de juego Valeria
pasa de la seccin internacional y de las salas de redaccin de un peridico madrileo a
cubrir la actualidad deportiva, Mara vive agobiada con su trabajo en un diario de provincia
por lo que no duda en cambiar de trabajo cuando ve un anuncio en el peridico en el que se
busca director de comunicaciones para un club de ftbol. De este modo Valeria terminar
viviendo un romance con la estrella del Atltico de Madrid en Fuera de juego, al tiempo
que descubre una red de amao de partidos que la lleva a arriesgar la vida. Algo muy
similar a lo que le ocurre a Mara en La muerte del 9 donde su trabajo como directora de
comunicaciones de un equipo de segunda divisin, la llevar a arriesgar su vida cuando
decide enfrentar la corrupcin y la mafia que hay en las mismas oficinas del club.
Hoy en da la mujer ha desplazado al hombre de uno de sus terrenos favoritos: el
ftbol. Esta proyeccin femenina ha dinamizado todo lo que concierne al ftbol desde el
periodismo y las tribunas, hasta las oficinas de los clubes y los negocios multinacionales.
Por eso es comn encontrarse con que la directora de operaciones de la seleccin espaola
de ftbol se mueve como pez en el agua entre jugadores y representantes, o que la
contabilidad del Barcelona es administrada por otra mujer. Casos similares al de Marina
Granovskaia en el Chelsea o el de Kathleen Krger en el Bayern de Guardiola.
Pues bien, dentro de ese panorama aparece la primera novela sobre ftbol escrita por
una mujer en el mbito hispano. Una historia que se desliza entre la mafia, la compra y
venta de partidos y la intriga al mejor estilo de la novela negra, en una Espaa en crisis por

240

el fracaso del Mundial de Alemania 2006 y con Calciopoli a la vuelta de la esquina. Todo
empieza cuando Valeria, una joven periodista que apenas empieza a trabajar en el peridico
El Mensajero cubriendo las noticias de Oriente Medio, es enviada al Vicente Caldern para
cubrir al responsable de deportes. All le espera una entrevista a la estrella del momento del
Atltico de Madrid.
Entonces, Valeria emprende la aventura de ir tras los pasos de los pesos pesados de
la mafia escabullndose por las calles de Madrid para salvar el pellejo hacindose pasar por
una turista italiana. Y todo esto al mismo tiempo que se va empapando del mundo del
ftbol del cual no sabe nada. De este modo, lentamente, en medio de bandidos e historias
futboleras inconcebibles para una mujer como aquello de los incentivos a final de
temporada donde los que no se juegan nada suelen recibir ofrecimientos de dinero, as
tambin ir enamorndose de Ivn, la estrella de aquel Atltico de Madrid.
Laura Estvez, la autora de Fuera de juego, supo vivir esas misas aventuras como
periodista deportiva en Madrid antes de decidirse a escribir la historia de Valeria. Porque si
algo fortalece a esta novela, es la mirada hacia el deporte, hacia el espectculo y hacia el
negocio, a travs de los ojos de una mujer. Unos ojos que reconocen la lgica de un
mercado y de un engranaje podrido y contaminado al cual no le interesa sanearse ni ofrecer
ningn tipo de salida. Los mismos ojos que son capaces de recibir un par de entradas para ir
a un partido del Atltico de Madrid y no invitar a nadie, por el solo capricho de guardar la
entrada sobrante como recuerdo de esa pequea historia de amor de la que se sabe
protagonista.

241

Asimismo, por medio de Valeria se desnuda el punto cero de esa telaraa que hoy
en da es el ftbol gracias a los agentes de jugadores y a la empresa privada quienes viven
esperando en su red la llegada nios inocentes y de padres. Sin embargo, no todo es ftbol
en la novela pues lo ms interesante del libro es cmo, a la luz del ftbol, se unen dos
historias tan distantes entre s como la de una periodista apasionada por el panorama
poltico internacional, y la de un futbolista espaol que vive de hotel en hotel con el peso de
ser una promesa y una figura pblica, sin la posibilidad de tomar un caf como cualquier
parroquiano.
De este modo, con el pretexto de explicar por ensima vez el fuera de juego, Valeria
e Ivn agradecen al destino el azar de haberlos puesto en el mismo camino. Al final, juntos
terminarn viviendo una pequea historia de amor al tiempo que descubren todo el complot
que hay detrs del amao de partidos, con Madrid como teln de fondo.
De otro lado, como no poda ser de otra manera, aparece la mafia china la cual
descubre las intenciones de Valeria y de Ivn de destapar sus negocios, por lo que no solo
irn por ellos dos sino por sus amigos y sus familiares. No obstante, Valeria llegar incluso
a seducir a un par de rbitros con tal de recoger pruebas que sirvan para denunciar a todos
los involucrados. Esta es pues la primera novela escrita por una mujer dentro de la llamada
literatura futbolera. Una novela que adems finalista del IV Certamen del Libro Deportivo
del diario Marca.
Un caso muy similar al de La muerte del 9, una novela en la que Paz Castell
intenta desenmascarar toda la maquinaria econmica que se esconde detrs el ftbol
dejando en evidencia el impacto de este universo de negocios dentro del imaginario de una

242

sociedad. Aqu aparece nuevamente una periodista que decide darle un giro a su vida
renunciando a su trabajo en un peridico, buscando suerte como directora de
comunicaciones en un club de ftbol de segunda divisin con aires de primera. Y all se
encuentra con que la presidenta del Real Triunfo es una mujer que acaba de comprar un
equipo quebrado. As pues, Laura asume la presidencia del club sin tener las ms mnima
idea sobre el negocio. Y por este motivo ambas tendrn que dejarse aconsejar por dos
viejos directivos corruptos e inamovibles a los que el antiguo dueo incluy dentro de la
venta del club. Ese es el panorama. Es adems una novela dividida en 32 captulos
perfectamente distribuidos que le permiten al lector llevar una gua de la historia por temas,
ya que cada uno tiene un ttulo que resume el argumento que lleva.
Sin embargo la novela empieza por el final con el hallazgo del delantero estrella del
equipo muerto y atado a un poste del arco dentro del estadio. Una muerte que intriga al
lector y que lo obliga a ir pgina por pgina desmenuzando toda la historia que hay detrs
de esa muerte. Una historia que comienza con la llegada al club de Mara contratada por
Laura. De este modo, la presidenta intenta darle un giro a la imagen del club por lo que
propone contratar una estrella meditica que venda mucha publicidad pero que tambin
marque muchos goles y sea capaz de ilusionar a toda la hinchada con un ascenso a primera
divisin. As llega Israel Buenda a cambio de 3 millones de euros y as los problemas, pues
rpidamente la estrella deja ver su lado ms oscuro con escndalos de todo tipo siendo
presa fcil de la prensa por sus salidas nocturnas y su bajo rendimiento.
Pero ese no es el nico problema. Pues el verdadero problema que tiene que
enfrentar ambas mujeres es la corrupcin y la lucha de intereses y de poder que hay dentro
del club que amenaza con destruirlas. Y nadie mejor que Mara para ir juntando todas las

243

piezas del rompecabezas: los antiguos directivos heredados de la administracin pasada


llevan negocios ilcitos y bajo cuerda con los que esperan ganar dinero para poder
aduearse del equipo. Uno de esos negocios es el fichaje de Buenda por el que reciben
comisiones por debajo de la mesa, y otro es la llegada de un DT argentino. As es como
Mara va recopilando toda esa informacin y decide tomar partido del lado de Laura.
Uno de esos huesos duros de roer es Conrado Martnez, periodista del diario
Noticias a fondo desde donde ataca sin piedad a ambas mujeres pagado por los antiguos
directivos quienes le venden informacin confidencial del estado real de las cuentas del
club, y de los amoros de la presidenta con el joven futbolista estrella del equipo. Este es el
escenario de la novela: un club de ftbol marchito atravesado por negocios relativos al
trfico de drogas que un buen da pasa a manos de una mujer de la alta sociedad que no
sabe nada sobre ftbol, y que se arriesga a enfrentar los cnones. Y justo cuando la trama
va llevando al lector sobre las pistas de la historia con la posible captura de los responsables
de la trama de compra y venta de partidos y de trfico de drogas, todo da un giro de 180
cuando se descubre que la presidenta es quien asesina al joven delantero, debido al rechazo
que recibe de parte del futbolista justo cuando la historia de amor entre ellos est a punto de
consumarse en secreto. La hermosa presidenta en realidad esconde un pasado como hombre
que ahuyenta al delantero y que le impide empezar una vida como mujer desde ceros. Y as
termina la novela. Valiente disparate.
Ambas novelas se alejan de los elementos deportivos y competitivos, y se centran
en el teln de fondo. Es decir, a diferencia de las novelas sobre ftbol escritas por hombre
donde se resalta el valor de jugar al ftbol como un acto de valenta y de grandeza, en las
novelas escritas por mujeres queda al desnudo el entramado logstico y jerrquico del

244

negocio. Y de este modo, el ftbol sirve como pretexto para revisar e interpretar los
caminos por donde el hombre moderno transita en busca de su realizacin como individuo.
Una realizacin que se podra definir a partir de la obsesin con el poder y con el dinero, y
con las ansias y la sed de figurar socialmente con la que se acercan al ftbol. En ese
sentido, la narrativa escrita por hombres construye su discurso apoyada siempre en el hecho
de que quien escribe ha jugado ftbol alguna vez en su vida. Mientras que la literatura
sobre ftbol escrita por mujeres nace de la contemplacin de ver hombres jugando ftbol y
de ver hombres que ven a otros hombres jugando ftbol.

Del ftbol, solo s que la pelota es redonda igual que el mundo y que mi abuelo fue
pionero de este deporte all en la dcada del veinte en la ciudad de Rosario. Tambin s que
todo se reduce a que unos cuantos hombres logren que la pelota entre en el arco contrario.
Una ecuacin simple para un simple razonamiento masculino. La simpleza ya est
planteada en la redondez de la pelota. Existe acaso una perfeccin mayor que la redondez
pueda superar? Son astutos los hombres al haber elegido un smbolo tan incuestionable.
Porque el ftbol los enfervoriza, les llega la boca de saliva y el corazn de latidos y
reproduce su perfil exultante hasta el xtasis inaudito de un gol (Rosa 2010: 183).

El libro de cuentos Mujeres con pelotas y la revista Ee del verano de 2012


complementan esta aventura literaria donde la mujeres transcriben su experiencia con el
ftbol a travs de la ficcin, casi siempre llevadas por una iniciativa editorial que las
convoca y las invita a participar del ftbol desde la palabra.

Qu hacemos con el alarde posterior y el menos soportable alarde del mientras tanto?
Qu hacemos con esa exaltacin continua, esa explosin inmediata, esa proliferacin de lo
inabarcable que los hombres ostentan en un partido de ftbol? Qu hacemos con la
fenomenal pica de arrastrar las piernas en pos de la pelota deslizante? Eh? Con eso qu

245
hacemos? Hombre, hombres, hombres, tragados por su propio aspaviento en el trance
ridculo de divertirse. Cada cual se divierte como puede, deca mi abuela y se puso en pleno
mes de junio a tirar cuetes en la vereda. La vida de los hombres est llena de fuegos
artificiales! Y la nuestra? De qu est llena la vida de las mujeres? De secretos. Y entre el
alarde y el secreto no hay roce posible. Es como querer coser una prensa con un hilo de
baba. Los fuegos artificiales de mi abuela despertaron al vecindario en pleno. Yo digo: si
las mujeres sintiramos esa pasin enfermiza que los hombres sienten por el ftbol
seguramente no necesitaramos prender fuegos artificiales a mitad de ao (dem: 184).

Estos dos fragmentos anteriores pertenecen al cuento El campen del Atlantic


Sportmen de Irma Veroln y permite ver la incertidumbre que se le plantea a la mujer a la
hora de entender el porqu de la pasin de los hombres por el ftbol. Vale la pena aclarar
sin embargo que la literatura sobre ftbol escrita por mujeres tiene muchos matices pero
hay uno que se repite: la indiferencia frente al ftbol. Es decir, as como se puede apreciar
la pasin de Ana Mara Moix por el ftbol en sus cuentos, tambin se puede reconocer el
sinsabor que le representa a otras mujeres el fervor de nuestras sociedades contemporneas
hacia el ftbol. Y en ese sentido el libro de cuentos Mujeres con pelotas se yergue como un
punto de partida imprescindible ya que ofrece una multiplicidad de miradas que van desde
la mujer que ve en el ftbol la nica posibilidad de acercrsele a una celebridad como
Chico Buarte en un caf de Pars aprovechando su condicin de argentina para entablar una
conversacin a propsito de Maradona y Pel, hasta la que cuenta su historia de amor de
encuentros y desencuentros como si fuera un partido de ftbol con primer tiempo, entre
tiempo, cambios, segundo tiempo y abrazo de capitanes. Incluso hay un cuento donde el
tema central es un partido de ftbol femenino donde se enfrentan dos empresas de provincia
y donde se juegan muchas apuestas y muchos intereses por parte de los hombres.

246
Me gustaba pensar que tal vez la sociedad ya estuviera preparada para tener una mujer, tan
eficiente y profesional como bella, al frente de un equipo de ftbol, sin que eso fuera noticia
de portada. Unas pocas lo haban intentado con anterioridad e incluso alguna ya lo haba
conseguido. Yo era muy joven pero tengo un marcado recuerdo de los titulares que
aparecieron en la prensa cuando Mara Ignacia Hopplicher se estren como presidenta del
Lorca Deportiva en la temporada 80/81. Ella fue la pionera. Una presidenta que vino de la
mano de su marido y tambin entrenador del equipo, y que fue capaz de reflotar a un equipo
de ftbol que entonces militaba en la tercera divisin hasta hacerlos subir a segunda. Ms
tarde la sigui Ana Urquijo, esta vez en un equipo de primera como es el Athletic Club de
Bilbao, en el ao 2006. Ana fue una presidenta transitoria y accidental ocupando tan
honroso puesto en el club rojiblanco hasta la celebracin de elecciones a las que no se
present en julio de 2007. Ahora solo Teresa Rivero presidenta del Rayo Vallecano de
Madrid parece consolidar su puesto de honor en el palco, puesto al que accedi tambin al
igual que Mara Ignacia de la mano de su esposo (Castell 2014: 190).

Este fragmento de la novela de Paz Castell plantea un tema muy importante y es el


de la implicacin y la participacin de la mujer en el ftbol a todos los niveles 120. Una
realidad que es posible corroborar no solo por la enorme proyeccin que tiene el ftbol
femenino hoy en da de cara al futuro, sino porque la mujer se ha convertido en un
protagonista ms de este universo.
Sin embargo, el cuento El mundo es de los inocentes de Luisa Valenzuela,
desvela que el ftbol sigue siendo un mundo extrao para la mujer desde el punto de vista
del porqu de la pasin sin sentido y desenfrenada de tener que vivir por el ftbol. Por eso
la protagonista del cuento, la cual debe cubrir como escritora la final de la Copa
Libertadores de Amrica entre Boca Juniors y Cruzeiro en Belo Horizonte, busca la manera

Un recorrido exhaustivo de la presencia de la mujer en el ftbol es el que hacen Sara Gutirrez y Eva Ore
en el libro Locas por el ftbol, de las gradas al vestuario donde se intenta resolver una pregunta: qu tiene
el ftbol que os vuelve locas?

120

247

de nombrar esa experiencia bizarra en la cual est metida: fantaciencia futbolera, realismo
mgico, minimalismo del baln. Es tal su desconocimiento del tema y de los cdigos que
cuando al final del partido otra mujer le muestra en secreto la camiseta de un jugador el
cual se la acaba de regalar empapada de sudor, y que guarda en su bolso como un tesoro, a
la protagonista apenas se le ocurre preguntar con absoluta ingenuidad si es que acaso el
futbolista se la dio para que ella se la lave. Finalmente, el partido se pierde en Belo
Horizonte pero se gana el desempate en Montevideo 121. Y as la protagonista termina
contagiada por el grito de victoria dando la vuelta olmpica en el estadio La Bombonera al
regreso, de la mano de jugadores y directivos, sabindose eso s, como la nica mujer que
ha dado la vuelta olmpica en este estadio.

Y tras los jugadores, los periodistas porque esta es una noche sui generis de celebracin en
diferido. Y junto con los periodistas zarpo yo, feliz, la nica mujer, sospecho, que dio o
dar la vuelta olmpica en La Bombonera. Sintindome un bombn por ende, saludando a
las masas, bien colocada el alma y encarado el arco (Fontanarrosa 1997: 225).

En el libro La garra catracha Helen Umaa recopila los fragmentos de la literatura


hondurea escritos a la luz del ftbol clasificndolos entre: novela, cuento, poesa, ensayo,
literatura infatil y memorias. Dando eso s un mayor inters a los relatos mticos
precolombinos en los cuales se fundan los pueblos de Mesoamrica.

Por otra parte, para subrayar que la prctica literaria con el tema del juego de la pelota
(tanto en su faceta mtica de tipo oral, como en su fijacin mediante el signo escrito)
precede a la llegada de la cultura europea a tierras de lo hoy se conoce como Amrica,
121

Antes de la norma en la que los goles de visitante valen el doble, la manera como se desempataba una
final de la Copa Libertadores era jugando un tercer partido en un campo neutral.

248
principiamos esta antologa con un fragmento del Popol Vuh, libro en el cual los cientficos
han encontrado claves para entender, en toda Mesoamrica, el milenario juego, actividad
que, por parte de los antiguos mayas fue llevada a extremos de sacralizacin quiz nicos:
el juego de pelota, privilegio de dioses y de hroes mticos y sobrehumanos. Al respecto no
es ocioso recordad que uno de los exponentes arqueolgicos de mayor perfeccin en todo el
mbito maya es el campo de juego de pelota ubicado en las ruinas de Copn.
Adems, incluimos un fragmento del libro indgena porque lo consideramos fudnamental
para adentrarnos en una de las races ms aejas de la indiosincracia y del ser hondureo.
(Umaa 2010: 14)

Este libro es la confirmacin de que la mujer tiene hoy en da los argumentos


suficientes para poder dar testimonio del impacto sociocultural del ftbol, ya que en este
libro es una mujer la que revisa los textos y los clasifica exponindolos como un todo por
medio del cual es posible entender la relacin del pueblo hondureo con su ftbol y con su
literatura. Ac se dan cita textos sobre el uso poltico que se ha hecho del ftbol en
Honduras as como crnicas donde se ve reflejado el arraigo del ftbol en las esferas
sociales ms humildes. Siendo lo ms importante el hecho de que el ttulo del libro
responde a una motivacin cultural que intenta abrir una ventana por donde se pueda ver la
realidad de Honduras, una realidad representada en la metfora La garra catracha 122.
Ahora bien, en los cuentos de ftbol de Ana Mara Moix recogidos en el libro Un
poco de pasin y otros cuentos de ftbol, y en el cuento Demostracin de la existencia de
Dios, de Almudena Grandes, el ftbol se aborda de dos puntos opuestos. En el cuento Un
poco de pasin de Ana Mara Moix el ftbol se ve a travs de los ojos de una esposa que
intenta comprender la pasin y la obsesin de su marido. Es entonces cuando la voz
Palabra derivada de la mala pronunciacin del nombre del General Florencio Xatruch por parte de los
nativos durante las guerras del siglo XIX en Centroamrica. Este general que fue quien organiz y lidero a los
nativos centroamericanos contra los invasores esclavistas que venan de los Estados Unidos.

122

249

narradora, en primera persona, aboga por ambos intentando estrechar lazos y vnculos
perdidos en el tiempo recordando la poca en la que se conocieron. Pero es imposible,
intil. Pues mientras ella intenta calmarlo vindolo abocado con los ires y venires del
partido, l se desespera al no poder explicarle a ella que est tranquilo y que todo se debe al
ritual cotidiano que hace el hombre al ver deportes para poder entrar en la conversacin del
lunes con los amigos de la oficina. Sin embargo, a medida que va pasando el cuento y el
partido que l ve en la T.V., aparece el recuerdo de la amante secreta y toda la divagacin
que hace la voz narradora argumentando los actos de l y los de su amante. Recuerdos
amargos que llegan a verse relacionados con el gol en contra que recibe el equipo justo
cuando iba ganando 3-0. Y ya no hay tiempo para lamentos sino para condenar la ineficacia
del portero africano, recin fichado, al que maldice hasta la saciedad quien no logra parar
un penalty y pone en suspenso la victoria. De este modo el cuento va girando lentamente
hacia la locura desbocada por el ftbol y termina convirtindose en una guerra apasionada
ente la impotencia del hombre por el fracaso deportivo y ante la cruda realidad en la que su
familia depende de l para mantenerse unida.
Todo lo contrario al cuento Demostracin de la existencia de Dios de Almudena
Grandes 123 escrito en primera persona en el que un nio intenta hablar con Dios para que
este interceda por l en el resultado de un Derby entre el Atltico de Madrid y el Real
Madrid. Pero Dios no intercede a pesar de todos los argumentos que l da. Es as como la
narracin va fluyendo al tiempo que los prrafos se separan con el marcador y esto hace
que el cuento gire lentamente, pues a medida que el Atltico de Madrid va recibiendo goles,

123

Almudena Grandes, al igual que Manuel Longares, son fieles seguidores del Atltico de Madrid. Este
ltimo tiene una novela titulada: No puedo vivir sin ti publicada en 1995 por Planeta en donde la
protagonista es una especie de cenicienta colchonera. Tambin

250

el nio cambia su discurso y pasa de pedir un favor a argumentar en pro de los colores de
su equipo ms all de la victoria o de la derrota. Este cuento permite escuchar la oralidad de
un nio que va hablando sin parar en medio de groseras y expresiones coloquiales
comentando todo lo que le va pasando por la cabeza mientras ve el partido.

Los escritores con sus (re)inventos se ven condenados a competir con historias vistas,
odas y sentidas ya en el estadio, cuando, para legitimarse y sellar el pacto con los lectores,
le hara falta a la literatura de ftbol ese efecto tan importante. Se trata de adquirir los
derechos, de encontrar un hueco no llenado por el propio deporte, de idear una trama
original luchando con armas propias, una perspectiva independiente que cambie la del
espectador de ftbol mezclando la narracin omnisciente con la reducida y, sobre todo, de
hallar un tratamiento del tiempo y tambin del espacio no cubierto en el juego vivo.
(Snchez 2007: 131)

Pero contrario a lo que dice Ivette Snchez, el cuento Un da de repente, sucedede


Ana Mara Moix, no intenta buscar ese hueco no llenado por el propio deporte sino que
abre una nueva puerta al permitirle al lector la posibilidad de leer una historia en la que por
el contrario, alguien pierde inters por el ftbol. Y por eso no es necesario recurrir a
partidos para poder ir reconociendo los sntomas que llevan a este hombre a alejarse del
mundo del ftbol. Uno de ellos, la objetividad. Algo impensado en un hincha confeso. Pero
gracias a esta hermosa realidad, es la esposa la que recibe el peso de semejante hereja
tapndose los ojos cuando le escucha decir que le da lo mismo si el equipo pierde o si gana.
En ese sentido, el cuento de Ana Mara Moix funde la pasin por el ftbol de manera
inversamente proporcinal al quitarle toda la ilusin al hombre transmitindosela a la mujer.

251

4.7 PITAZO FINAL: EL JUEGO DENTRO DEL JUEGO

El ftbol es un juego. La literatura, segn Marie Laure-Ryan, tambin lo puede


llegar a ser, entendiendo que las letras y las palabras son las piezas de un meccano. Ahora
bien, qu es lo que hacemos cuando usamos estos juegos de construccin? se pregunta
Laure-Ryan. Y ella misma responde: colocamos los bloques de manera que adopten
configuraciones distintas; permutamos, transformamos, intentamos todas las combinaciones
posibles; construimos y creamos. El lenguaje crtico contemporneo, contina Laure-Ryan,
denomina a esta actividad construccin de significado (Laure-Ryan 2004: 235).
Los cuatro cuentos que mejor exponen esta idea son: El csped de Mario
Benedetti, El penal ms largo del mundo de Osvaldo Soriano, Creo vieja que tu hijo la
cag de Jorge Valdano, y El crack de Augusto Roa Bastos. Seguramente cuatro de los
mejores cuentos escritos sobre ftbol en Latinoamrica. En ellos el ftbol tiene un matiz
diferente: como juego, lleva hasta el lmite a cada personaje y lo expone consigo mismo; es
entonces cuando se confunde con la vida y sus caprichos e interviene en la historia
particular de cada uno de sus protagonistas haciendo, en la mayora de los casos, que un
simple penalti, un autogol o una derrota den sentido y rumbo a una existencia, hasta ahora,
vaca. Por lo tanto, el verdadero juego es aquel mediante el cual el sujeto es expuesto tanto
individual como colectivamente, desde lo ntimo hacia lo pblico, para enfrentar los
fantasmas, miedos, frustraciones y ambiciones de una multitud con hambre y sed de
triunfos. Una multitud a la que tambin pertenece l.
Por lo tanto, los textos van de la gloria al fracaso, de la consagracin al olvido, del
triunfo a la derrota, o de la fama al recuerdo. Vale la pena anotar que en cada uno de estos

252

cuatro cuentos, hay un punto de giro en el cual las vidas de los protagonistas toma un
rumbo diferente e incierto, es decir, el juego tambin se ve representado en la manera
como el ftbol usurpa a estas vidas la posibilidad de decidir sobre sus propios destinos. De
alguna manera, la misma e inalterable condicin redonda de la pelota transgrede, trasciende
y altera las vidas de quienes se ponen delante de ella.
Los cuentos, adems de exquisitos, poseen otra particularidad: sus escritores, todos
latinoamericanos, y salvo el caso de Valdano, quisieron ser futbolistas antes que otra cosa.
Este captulo recuerda las palabras del principio donde literatura y ftbol dramatizan la
tragedia ldica de la vida.
El penal ms largo del mundo, es, para muchos, el mejor cuento que se ha escrito
de ftbol en la Argentina. Para otros, en Latinoamrica, y para otros, en el mundo. Antonio
Skrmeta es uno de ellos 124. La historia es perfecta.

El penal ms fantstico de que yo tenga noticia se tir en 1958 en un lugar perdido del
valle de ro Negro, en Argentina, un domingo por la tarde en un estadio vaco (Valdano
1998a: 323).

Estrella Polar es un equipo de media tabla acostumbrado a terminar en los ltimos


lugares cada temporada. De repente, en 1958 empiezan a ganar partidos cada domingo
hasta que llega el enfrentamiento con el rival de siempre, el Deportivo Belgrano. Dicho as,
una historia ms. Sin embargo, la manera como Soriano construye un paraje olvidado, en
medio de la nada, sin ms que una mesa de billar, una cafetera y una calle polvorienta,
Uno de los captulos de su programa El show de los libros, emitido por la televisin chilena, estuvo
dedicado a la literatura y el ftbol en Latinoamrica. El texto de Osvaldo Soriano, segn Skrmeta, es el
mejor.

124

253

justifica de algn modo, la ilusin, el desconcierto, la bulla, el levantamiento y el escndalo


que se genera alrededor del Estrella Polar.
Del mismo modo, sus habitantes, trabajadores que permanecen ajenos al mundo,
incrustados en un tiempo cclico en el que no sucede nada que rompa la rutina de una
existencia invisible, son trazados de una manera magistral. El narrador, en ese entonces, es
un nio ms de aquel pueblo. Y es este nio quien nos va relatando la manera como el
Estrella Polar, all por 1958, lentamente fue levantando intrigas a propsito de sus
victorias.

Las victorias haban sido por un gol, pero alcanzaban para que Deportivo Belgrano, el
eterno campen, el de Padini, Constante Gauna y Tata Cardiles, quedara relegado al
segundo puesto, un punto ms abajo. Se hablaba de Estrella Polar en la escuela, en el
mnibus, en la plaza, pero nadie imaginaba todava que al terminar el otoo tuvieran 22
puntos contra 21 de los nuestros. Las canchas se llenaban para verlos perder de una buena
vez. Eran lentos como burros y pesados como roperos, pero marcaban hombre a hombre y
gritaban como marranos cuando no tenan la pelota. El entrenador, un tipo de traje negro,
bigotitos recortados, lunar en la frente y pucho apagado entre los labios, corra junto a la
lnea de toque y los azuzaba con una vara de mimbre cuando pasaban a su lado. El pblico
se diverta con eso y nosotros, que por ser menores jugbamos los sbados, no nos
explicbamos por qu ganaban si eran tan malos.
Daban y reciban golpes con tanta lealtad y entusiasmo, que terminaban apoyndose unos
sobre otros para salir de la cancha mientras la gente les aplauda el 1 a 0 y les alcanzaban
botellas de vino refrescadas en la tierra hmeda. Por las noches celebraban en el prostbulo
de Santa Ana y la gorda Leticia se quejaba de que se comieran los restos del pollo que ella
guardaba en la heladera (dem: 324).

La historia se rompe en dos, es decir, da un giro de ciento ochenta grados, cuando


ambos equipos se tienen que ver las caras en la fase final del campeonato. Deportivo

254

Belgrano, que, por historia, locala y poder, tiene el ttulo prcticamente asegurado, contra
un Estrella Polar sorprendente. En aquel partido ocurre de todo y aparece la figura del Gato
Daz, portero del Estrella Polar. A la altura del minuto 42 del segundo tiempo, el partido
est empatado a 1. Con ese resultado, el local, o sea, Deportivo Belgrado, es campen.
Sin embargo, en ese minuto 42 sucede algo inesperado, un gol del Estrella Polar.
Entonces empieza el martirio del rbitro, quien es un pobre ciudadano ms al servicio del
gran Deportivo Belgrano. Su puesto de vendedor de loteras est en juego. Nadie sale del
asombro. El rbitro alarga el partido hasta que pita un penalti a favor de Deportivo
Belgrano. All se arma la pelea y el partido se suspende. El penalti se lanzar, a puerta
cerrada al domingo siguiente. Durante toda la semana, el Gato Daz, fiel a su estilo, un
veterano y viejo zorro en sus ltimas y con la posibilidad de convertirse en leyenda, se
obsesiona con el penalti. Todos en el pueblo lo acechan aconsejndole hacia dnde se debe
lanzar. E incluso su novia que tiene le condiciona un beso hasta la noche del domingo,
luego de que ataje el penalti. Es, por tanto, un penalti que tarda una semana en lanzarse.
El da definitivo llega con ms de una sorpresa. Cuando es hora de pitar y cobrar el
penalti, el intenso sol sobre la cabeza del rbitro hace que este se desmaye con espuma por
la boca al mismo tiempo que las piernas del Gato Daz alcanzan a sacar fuera del arco la
pelota. Todo parece resuelto y las voces de jbilo de los hinchas colgados en los rboles
van pasando de uno en uno hasta llegar a la multitud que celebra a rabiar la proeza de su
portero. En ese preciso instante el juez de lnea se acerca gritando que el cobro debe
repetirse ya que el juez central no ha visto nada.

255
Hasta que Herminio Silva no se puso de pie, desencajado por el ataque, no hubo respuesta
definitiva. Lo primero que pregunt fue qu pas y cuando se lo contaron sacudi la
cabeza y dijo que haba que patear de nuevo porque l no haba estado all y el reglamento
deca que el partido no puede jugarse con rbitro desmayado. Entonces el Gato Daz apart
a los que queran pegarle al vendedor de rifas de Deportivo Belgrano y dijo que haba que
apurarse porque esa noche l tena una cita y una promesa y fue otra vez bajo el arco.
Constante Gauna deba tenerse poca fe, porque le ofreci el tiro a Padini y recin despus
fue hacia la pelota mientras el juez de lnea ayudaba a Herminio Silva a mantenerse parado.
Afuera se escuchaban bocinazos de festejo y los jugadores de Estrella Polar empezaron a
retirarse de la cancha rodeados por la polica. El pelotazo sali a la izquierda y el Gato Daz
fue para el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca ms volvi a tener.
Constante Gauna mir al cielo y despus se echo a llorar (dem: 331).

Vale la pena observar cmo el portero, lleno de confianza en s mismo, exige la


repeticin del cobro lo antes posible ya que tiene una cita esa noche. Es decir, es tan fuerte
el poder del baln, que le permite al portero, frente a los otros jugadores, consagrarse antes
de haber vuelto a parar el disparo. De este modo el Gato Daz tiene un instante de gloria y
de consagracin ya que los ltimos prrafos del texto nos muestran a un Gato viejo,
olvidado, sin dinero y expuesto a las insolencias de las jvenes promesas. Adems termina
casado con una mujer diferente de aquella novia caprichosa.
Este cuento deja ver cmo el ftbol logra, de manera magistral, trascender una vida,
as sea por un minuto. Ese minuto salva una vida, una existencia, un beso. En cuanto al
hecho de hablar de un arquero, basta recordar el captulo que le dedica Julin Garca
Candau en su libro pica y lrica del ftbol (Garca Candau, 1996: 132-154). All recuerda,
entre otros, la Oda a Ricardo Zamora de Pedro Montn Puerto, la famosa Oda a Platko
de Rafael Alberti, la Elega al Guardameta de Miguel Hernndez, y poemas de Henry de
Montherlant, Gabriel Celaya, Umberto Saba y Lucha Odn Fleitas.

256

Al final, aquel narrador que nos ha contado la historia recuerda que la ltima vez
que vio al Gato Daz fue debajo de los tres palos. Entonces, con la insolencia propia del
jugador joven, le convierte un penalti a un Gato Daz acabado. Y al ir por el baln dentro
del arco, el joven escucha que el Gato le dice:

Bien, pibe me dijo. Algn da, cuando seas viejo, vas a andar contando por ah que le
hiciste un gol al Gato Daz, pero nadie te lo va a creer (dem: 200).

Otro portero, o arquero como se dice comnmente en Latinoamrica, es Juan


Antonio Felpa, el protagonista del cuento Creo vieja que tu hijo la cag de Jorge
Valdano. Felpa es un caso extraamente cotidiano. Es decir, el portero que suea a toda
hora, de da y de noche, con el partido perfecto en el que l es la figura. El sueo es siempre
el mismo con el marcador empatado a cero y penalti en el ltimo minuto. Obviamente, en el
sueo, Felpa tapa el disparo y es el hroe imaginario de una multitud irreal.
El cuento nos narra la triste historia de Felpa, hombre joven, casado y trabajador. Su
dolo es Amadeo Carrizo, otra de las tantas leyendas que aparecen en los cuentos, novelas y
poemas sobre ftbol al igual que Di Stefano, Varela, Kubala, Erico, Zubizarreta, Onofre,
Helenio Herrera, Maradona, etc. Su casa est llena de psteres y revistas El Grfico con
la imagen de Carrizo. Vive en el interior de la Argentina y su sueo es el de convertirse en
un arquero como su dolo.
El da definitivo llega cuando su equipo tiene que enfrentarse, en el llamado clsico,
al eterno rival, por el ttulo de campen de la liga. Ese domingo Felpa desayuna con su
mujer, visita a su padre en el hospital y almuerza con sus compaeros de equipo. La ciudad,

257

por supuesto, ms que dividida, est efervescente y el aire se pone cada vez ms denso. El
padre, que no puede asistir al estadio, se conforma con abrir las ventanas de su habitacin
en el hospital, y de este modo mantenerse al tanto, segn los ruidos que llegan de la cancha,
de lo que sucede minuto a minuto.
Al final, cuando el empate a cero es un hecho, viene la desgracia. Un defensa del
equipo de Felpa despeja un baln que tena como destino el arco de un manotazo dentro del
rea y el rbitro decreta penalti. Felpa ataja el disparo y lo primero que hace, con el baln
en sus manos, es entrar en su propia portera por la gorra que segundos antes se ha quitado
ya que el sol ha bajado. El rbitro por supuesto no sale de su asombro y duda entre pitar o
no el autogol de Felpa 125. Esa es la historia. Al final, luego de la algaraba y el silencio
sepulcral que llega a los odos del padre de Felpa, este le dice a su mujer:

-Creo, vieja, que tu hijo la cag (dem: 334).

El cuento plantea las graves consecuencias que acarrea llevar a cuestas los sueos,
ambiciones, alegras, anhelos y frustraciones de una multitud enardeca y sedienta de
victorias. Esa masa, lleva al jugador a estar expuesto al lmite de sus condiciones mentales
y fsicas dejndolo desnudo frente a una muchedumbre enardecida. El inters del
espectador en el juego es, por consiguiente, dice Umberto Eco, una experiencia transitiva
totalmente incompleta en s misma y al fin y al cabo insatisfactoria y se convierte en un

Como dato curioso, vale la pena comentar que Jorge Valdano recuerda con cierto cario la vez en la que
el verdadero Juan Antonio Felpa lleg a su casa en Rosario, luego de los aos, para agradecerle que lo
hubiera inmortalizado en un cuento.
125

258

estmulo visual sustitutivo que busca reemplazar la experiencia real de jugar a ftbol
(Trifonas 2004: 28).
Al final, el narrador cree ver en la actitud del pblico la razn por la cual el portero
se equivoca y entra a la portera con el baln debajo del brazo. Sin embargo, esta
afirmacin se ve mucho ms clara en el cuento de Mario Benedetti, donde se describe la
visin que tiene el espectador desde las gradas de lo que sucede en el campo de juego.
La historia de Felpa deja ver cmo esa experiencia transitiva del hincha segn Eco
acaba por destruir a un jugador, ya que en l la experiencia no es transitiva ni mucho
menos. Felpa, veinticinco aos despus, es incapaz de hablar del tema. El hincha, por el
contrario, ha convertido esa tarde en un trozo ms de la historia de su equipo y se llena de
nimo al saber que siempre hay otro domingo. En otras palabras, el ftbol tiene ese extrao
poder de reinventarse cada domingo para gloria del hincha y tambin, por supuesto, para
gloria del jugador.
El csped de Mario Benedetti es una pequea novela dividida en 13 pequeos
captulos. El tema es el mismo que inspirara a Horacio Quiroga para escribir su cuento
titulado Juan Polti: un suicidio. Pero tambin hay una historia de amor. Un par de amigos,
Benjamn Ferrs y Martn Riera, goleador y portero respectivamente de equipos distintos
del campeonato Uruguayo de primera divisin, suean con consagrarse en Europa. De
repente, Benjamn conoce a Alejandra, hija de uno de los desaparecidos de la dictadura
Argentina y se enamora de ella. Al mismo tiempo, llega la noticia de que un empresario
est detrs de Martn para llevarlo a Europa y vendr a verlo en el partido en el que justo
debern enfrentarse los amigos. Mientras la pareja de enamorados empieza a decidir cmo

259

decorar el nuevo hogar, Martn le pide el favor a su amigo de que el domingo patee con
ganas para que l, la gran promesa, pueda lucirse.
El da del partido, a punto de que suene el silbatazo final y todo termine 1-1 con una
excepcional tarde para el joven portero, un fuerte disparo de Benjamn golpea un defensa
de Martn haciendo que el baln haga un movimiento extrao y se cuele por el medio de las
piernas del arquero. El partido termina 2 a 1 con abucheos generales y el descontento
absoluto de los especialistas frente al error imperdonable del portero.
Entonces todo se viene abajo. Luego de unas copas, Martn se dispara un tiro en la
cabeza y muere ante el desconcierto de amigos, familiares y colegas. Benjamn, su verdugo,
su amigo, se siente culpable y responsable directo de lo sucedido. En sus sueos, donde
antao jugaba con sus dolos de infancia, ahora escucha voces que le aconsejan dejar el
ftbol ante la incapacidad que tiene para superar su culpa y volver a rematar al arco.
Alejandra, ahora convertida en su esposa, solo atina a decir que el futuro sabr depararles
algo nuevo. Este es uno de los mejores cuentos del libro. Descrito como se ha descrito
pierde todo el encanto ya que est lleno de la jerga futbolstica propia del Ro de la Plata.
Juega con la vida y con el ftbol de la misma manera que lo hace con la palabra y con la
Historia. El comienzo del primer captulo resume todo lo que hasta ahora se ha dicho en
este trabajo con respecto a la literatura y el ftbol. Ese primer prrafo del captulo, por s
solo, valdra ms que todas estas pginas para comprender qu es eso de pensar con los
pies 126.

Pensar con los pies: este es el nombre que le da Osvaldo Soriano a la seleccin de textos sobre ftbol que
public en Colombia con Editorial Norma dentro del libro de cuentos titulado: Cuentos de los aos felices en
1994.

126

260
El csped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante.
Desde la tribuna quiz crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y
mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patones o como figuras de
ballet. Quien es derrumbado, cae seguramente sobre un colchn de plumas, y si se toma,
dolindose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Adems,
cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros
cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no decisivo,
es lo mismo. Lo bueno es treparse unos sobre otros mientras los rivales regresan a sus
puestos, taciturnos, amargos, cabizbajos, cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la
tribuna es tan disfrutable el racimo humano de los vencedores como el drama particular de
cada vencido. Por supuesto, ciertos avispados espectadores siempre saben cmo hacer la
jugada maestra y no acaban de explicarse, y sobre todo explicarlo a sus vecinos, por qu
este o aquel jugador no logra hacerla. Y cuando el rbitro sanciona el penal, el espectador
avispado tambin intuye hacia qu lado ir el tiro, y un segundo despus, cuando el baln
brinca ya en las redes, no alcanza a comprender cmo el golero no lo supo. O acaso s lo
supo y con toda deliberacin se arroj al otro palo, en un alarde de masoquismo o venalidad
o estupidez congnita. Desde la tribuna es tan fcil. Se conoce la historia y la prehistoria. O
sea que se poseen elementos suficientes como para comparar la inexpugnable eficacia de
aquel zaguero olmpico con la torpeza del patadura actual, que no acierta nunca y es
esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso de una poca en que haba un centre-half y un
centre-forward, cada uno bien plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el juego
en serio y no jugando a jugar, como ahora, no? El espectador veterano sabe que cuando el
ftbol se convirti en balompi y la ball en pelota y el dribbling en finta y el centre-half en
volante y el centre-forward en alma en pena, todo se vino abajo y sa es la explicacin de
que muchos lleven al estadio sus radios o transistores, ya que al menos quienes relatan el
partido ponen un poco de emocin en las estupendas jugadas que imaginan. Bueno, para
eso les pagan, verdad? Para imaginar estupendas jugadas y est bien. Por eso, cuando ha
hecho un gol y despus de los brazos y pirmides humanas el juego se reanuda, el locutor
idneo sigue colgado de la o de su gooooooool, que en realidad es una jugada suya,
subjetiva, personal, y no exactamente del delantero que se limit a empujar con la frente un
centro que, entre todas las otras, eligi su cabeza. Y cuando el locutor idneo llega por fin
al desenlace de la ele final de su gooooooool privado, ya el rbitro ha sealado un orsai
que favorece, por qu no?, al locatario (dem: 57).

261

Este cuento tiene dos epgrafes: el primero, tomado de los dos ltimos versos del
poema Veintids muchachos de Baldomero Fernndez Moreno:

algo vuela hacia el sol y no se sabe


si es la pelota o si es la misma tierra (Garca Candau 1996: 269).

Y el segundo, proviene del poema Elega al guardameta de Miguel Hernndez.


Versos catorce y quince:

ante su red aguarda


la portera an, araa parda (dem: 145).

Ambos epgrafes son las coordenadas del cuento. El primero, recuerda uno de los
cuatro epgrafes del libro de crnicas Dios es redondo (2006) de Juan Villoro. All, en la
primera pgina, junto a una cita de Manuel Vzquez Montalbn, una de Montaigne y otra
de Marco Aurelio, est un pequeo prrafo con la voz de un nio de 7 aos llamado
Rodrigo Navarro Morales. Dice:

En el principio Dios iba a la escuela y se pona a jugar ftbol con sus amigos hasta que
llegaba la hora de irse a sus salones. Aunque Dios sabe muchas cosas, quiere aprender ms
y hacer cosas nuevas. Un da Dios dijo: hoy trabaj mucho y es hora de ir a recreo. Dios y
sus amigos se pusieron a jugar ftbol y Dios chut tan duro la pelota que cay en un rosal y
se ponch. Al explotar la pelota, se cre el universo y todas las cosas que conocemos
(Villoro 2006: 11).

262

La pelota como el mundo. El origen. La metfora perfecta. El mundo y la pelota, la


tierra y el baln. Darle vida al baln y al ftbol, inventar una historia de amor: la pecosa, la
caprichosa, la consentida, la gorda, la vieja, la redonditaetc. En ambos epgrafes, se juega
con la redondez de la tierra y se le compara con la pelota llegando incluso a trascender
ambos significados en pro de uno solo: vida.
As mismo, el segundo epgrafe constituye el trgico destino del portero obligado a
permanecer inmvil y al acecho. De este modo inicia el cuento: gnesis y destino, origen y
muerte, ficcin y realidad, mundo y pelota, mentira y verdad, poesa y juego. Lo dems es
historia, nombres, marcadores. Lo importante de este cuento es la manera como se descubre
el carcter simblico del juego.
En ese sentido Umberto Eco habla de la enorme inversin psicolgica y emocional
que la sociedad occidental ha puesto en la veneracin del deporte y el juego como una
forma de vida humana y un modo de dotar de significado la existencia (Trifonas 2004: 49).
Es decir,

en el cuento de Benedetti, se reconoce de inmediato el diario vivir y la

cotidianidad de un par de amigos y su amor por el ftbol; no obstante, alrededor de ellos


estn familiares, amigos y dems, los cuales se ven directamente vinculados con esa pasin
desbordante que ellos emanan.
Es entonces cuando el texto plantea la capacidad misma del juego para contagiar a
un grupo social que se ve claramente afectado, para bien o para mal, con lo que suceda
alrededor de este par de amigos. De este modo, el ftbol dota de significado la existencia a
tal punto que provoca un suicidio. El csped, aquella alfombra que permite el deleite de
hinchas y aficionados; aquel pasto verde por el que el jugador traza sus pinceladas con el

263

baln en sus pies el mundo a sus pies, es tambin el mismo que cubre la tumba del amigo
muerto. El csped.
Finalmente, y retomando una idea anterior, Umberto Eco afirma que el inters del
espectador en el juego es una experiencia transitiva e insatisfactoria que se convierte en un
estmulo visual sustitutivo que busca reemplazar la experiencia real de jugar ftbol (dem:
28). As pues, en el fragmento antes citado del cuento, se ve cmo el aficionado
experimenta la sensacin desde la tribuna de querer jugar ya que intuye que de hecho lo
hara mejor que los jugadores.
Sin embargo, esa ilusin es a lo que Eco llama estmulo visual sustitutivo que
busca reemplazar la experiencia real de jugar ftbol. El hincha, en resumidas cuentas, no
quiere jugar, quiere creer que est jugando o mejor an, imaginar que l jugara mejor. De
ah los insultos a cada falla o equivocacin, y los continuos reproches a los jugadores. Este
cuento nos habla del partido, de la amistad, del amor, del estadio, del retiro y de la eterna
rivalidad entre el club grande y el club chico.
El cuento de Augusto Roa Bastos, El crack, establece una relacin con el
espectculo de una manera directa ya que el protagonista, Goyo Luna, es un cirquero
malabarista hijo de cirqueros malabaristas. Goyo es deforme producto de un accidente que
tiene su madre mientras realiza un nmero en el circo estando embarazada de l. Por este
motivo, sus padres se ven en la obligacin de vender el circo y dedicar su tiempo y sus
ahorros a cuidar del nio. Goyo resulta ser un prodigio del baln con un talento
indiscutible. Aprende de sus padres el arte del malabarismo y con eso recupera la movilidad
que pareca una condena de por vida.

264

Pero Goyo no solo aprende a caminar y a moverse gracias a los malabares, sino que
confunde su amor por el ftbol con su pasin por el espectculo. O tal vez ser al revs y
confunde su amor por el espectculo con su pasin por el ftbol? Durante su carrera le
bautizan con varios apodos: el Gaucho, el Gato, la Culebra, el Bochn, el Piojo, segn la
inspiracin y el humor del pblico. El apodo que ms le gusta es el de Malabarista, porque
le recuerda a su padre. Sus ganas de jugar fbal nunca tuvieron que ver con dinero.
Al final del cuento, luego de convertirse en la estrella del equipo Sol de Amrica de
Paraguay, el pas ms futbolero del mundo segn el narrador, Goyo muere al conectar un
pase con la cabeza y convertir el tanto de la victoria. Luego de cabecear, su cuerpo no logra
evitar al defensa contrario que lo empuja contra uno de los postes de la portera
quebrndose la cabeza instantneamente y muriendo de la misma manera como muere
Lolo, el portero de la Elega al gurdameta de Miguel Hernndez. Goyo siempre rechaz
los contratos millonarios que le ofrecan desde el extranjero y tampoco quiso vestir la
camiseta de su seleccin nacional.
Cuando lleg por primera vez a la oficina del dueo del Sol de Amrica, este se
desespera ante su figura enclenque y deforme. Goyo slo quiere una oportunidad. Cuando
el entrenador lo ve jugar, queda tan impresionado que obliga al dueo a hacerle un contrato
en seguida. As pasa cinco esplndidas temporadas hasta su muerte. Goyo es feliz con el
esfrico en sus pies, con la alegra de cada domingo; y convierte la cancha en un circo
donde l es la atraccin principal.
Luego de morir, todos alucinan al verlo de nuevo en el campo de juego con vendas
en la cabeza corriendo por la banda izquierda como en los viejos tiempos. De inmediato los

265

mdicos van a comprobar el estado del cadver, encontrndose con que durante hora y
media estuvo desaparecido el cuerpo y de repente ha aparecido con botines de ftbol en los
pies. Un cuento donde al final todo es irreal.
Se plantea entonces el tema del espectculo, frente a lo cual Vicente Verd, en el
captulo llamado Cambios en el juego, a propsito de la muerte del ftbol, dice:

En su complacencia con la visin de la muerte, el pblico viene reclamando


insistentemente que el ftbol sea espectculo (ms an, dice: el ftbol es espectculo),
pero el margen en el que todava puede pervivir el ftbol es el de no ser totalmente
espectculo. La compulsin de muerte que en s lleva el ftbol total queda sin
cumplimiento por dficit de espectculo total. Su racin de necesidad es a la vez su porcin
de vida. Cuando el juego se convierte en espectculo total o en juego total slo queda una
mscara del juego: los globe trotters. Cuando en el ftbol se busca deliberadamente
suprimir sus zonas de penuria y de Caos slo queda el cosmos. En ambos casos el
espectculo total no es un ms sino su inversin, la ablacin del deseo. El ftbol total, tal
como se conoce, es un simulacro de la saturacin del ftbol. Pero en su delirio de realidad
sera la efraccin de su organismo, la fundicin de sus piezas en una magna que anegara,
como una sangre fluorescente, todo el rectngulo de plstico (Verd 1980: 154).

En este sentido, el protagonista del cuento de Augusto Roa Bastos cambia el


espectculo del circo y la posibilidad de jugosos contratos en el extranjero, por la
posibilidad de jugar al ftbol. Ahora bien, el cuento establece una tensin entre espectculo
y ftbol, ya que Goyo est en el medio de los dos. Segn Verd, el ftbol ya es espectculo,
o por lo menos as se asume y se consume.
De otro lado est lo que l llama anti-ftbol y ftbol-total. Ambos, dice Verd,
surgen ante la necesidad de salvar el ftbol. Esto en relacin con la supuesta muerte del

266

ftbol: el ftbol se ha perdido, ya no existe el ftbol, estn matando el ftbol, es


decir, el ftbol parece haber existido en otros tiempos desde donde nos observan un sinfn
de dolos y equipos maravillosos.

El ftbol se ha condensado as como un referente imaginario respecto al cual brota la


verdad y la heterodoxia, se complace la adoracin y se retuerce la hereja. En su nombre
nacen los administradores de su culto (los entendidos), los detractores iconoclastas y una
cohorte, nunca tan numerosa, de interesados en el largo rumor de su agona (dem: 150).

El anti-ftbol pretende, en palabras de Verd, verificar que en su orilla de muerte


el ftbol existe ms que nunca para retornar a nosotros; en otras palabras, es el anticristo
que necesita el ftbol para renacer de sus cenizas, o sea, acentuar por contraste la verdad
del ftbol. Escenificar su muerte tratando de probar su fuerte existencia. El ftbol-total,
por el contrario, apuesta en la totalidad y corre el peligro de la irremediable decepcin que
produce la total evidencia del todo. Al igual que el desnudo total y no la ocultacin del
cuerpo es la muerte del erotismo, y en publicidad la garanta total es la muerte del objeto, el
ftbol-total es la muerte del ftbol. Es evidente pues que ambos encierran peligros
diferentes en su afn de salvar el ftbol. Pero salvar de qu al ftbol? Tal vez la respuesta
la tenga el propio Goyo.

Parco, digno, respetuoso, Goyo Luna le dijo con su vocecita aflautada que le provocaba
hacer fbal, y que sabiendo todo lo que saba de fbal, lo que pretenda era enchufarse
de entrada en la divisin superior.
Perousted de dnde ha salido?
De por ah noms
Qu es lo que sabe de fbal?

267
Todo dijo Goyo Luna con humildad y naturalidad.
Y usted piensa que puede hacer fbal con esa carrocera que Dios le dio. Si parece el
proyecto de un hombre interrumpido con bronca!
De menos nos hizo Dios replic impasible y lejano Goyo Luna. No me puedo quejar.
Y se puede saber qu es lo que usted piensa del ftbol actual?
Que todo anda medio regularn noms, seor, si quiere que le diga la verdad. El sistema
no anda del todo mal. Los toques y los pases ms o menos. Los regates y el marcaje son del
tiempo de aupa, una burla para impedidos mentales. De los tirosqu quiere que le diga.
Su mayor defecto es que no tienen efecto. Mientras un jugador no domine el baln con todo
el cuerpo, como es debido, mientras no haya un espritu ms ofensivo, mayor coordinacin
y velocidad en el ataque, ms ganas de ganar en buena ley, ms divertido ser seguir viendo
los partidos de la muchachada en los baldos y los potreros.
Bueno dijo don Gonzalo de Mendoza y Ruz, haciendo volar los papeles de un
manotazo usted
Vea, seor le interrumpi Goyo, dulcemente. Lo que pasa es que el fbal est en manos
de una santsima trinidad de malevos: los grandes capitalistas del juego, el periodismo
deportivo de cscara amarga y los rbitros de mala leche, que de fbal no saben un pito,
salvo tocarlo cuando no se debe. Si se arruina el ms popular de los deportes va a ser por
culpa del malevaje de esta santsima trinidad que no tiene un solo Dios verdadero sino
varios falsos (Valdano 1998a: 300).

Las palabras de Goyo no dejan duda: el ftbol est en los potreros, en los baldos, en
los descampados. Lo otro es espectculo. Entonces es Goyo el salvador? En relacin con
el anti-ftbol y el ftbol-total, Goyo es el salvador ya que sabe que el baln es
indomable y que solo el talento puro es capaz de burlar esa gran mentira del ftbol llamada
sistema. Por eso l prefiere ser tan ofensivo como cuando en las pocas en las que se dice
que se jugaba con seis delanteros 127. Al final Goyo alude a una santsima trinidad
compuesta por los grandes capitalistas presidentes de federaciones, dueos de equipos,
Alfredo Di Stefano siempre repiti que la gente se equivocaba al pensar que en su poca los equipos se
defendan de 6 hombres jugando nicamente con dos defensas.
127

268

casas de apuestas, marcas deportivas, por el periodismo deportivo y por los rbitros. Esta
trinidad, dice Goyo, no tiene un solo Dios verdadero sino varios falsos. Manuel Vzquez
Montalbn, a propsito, intent buscarle un Dios al fbal en su libro: Ftbol, una religin
en busca de un Dios (Vzquez Montalbn, 2005).
Del mismo modo, las novelas El fantasista, del escritor chileno Hernn Rivera
Letelier, Aquella edad involvidable de Ramiro Pinilla, y Saber perder, de David Trueba,
continan por esta misma senda donde el juego del ftbol representa y proyecta la vida del
individuo dentro de la tragedia ldica de la vida.

Las grandes ocupaciones primordiales de la convivencia humana estn ya impregnadas de


juego. Tomemos, por ejemplo, el lenguaje, este primero y supremo instrumento que el
hombre construye para comunicar, ensear, mandar; por el que distingue, determina,
constata; en una palabra, nombra; es decir, levanta las cosas a los dominios del espritu.
Jugando fluye el espritu creador del lenguaje constantemente de lo material a los pensando.
Tras cada expresin de algo abstracto hay una metfora, y tras ella, un juego de palabras.
As, la humanidad se crea constantemente su expresin de la existencia, un segundo mundo
inventado, junto al mundo de la naturaleza (Huizinga 2012: 19).

Siguiendo el prrafo de Huizinga, la novela El fantasista de Rivera Letelier, es una


rareza construida con elementos presentes en los cuentos de Osvaldo Soriano como son las
vivencias en parajes olvidados y apartados, y con un cirquero como protagonista al igual
que en el cuento de Roa Bastos. Esta historia representa hasta qu punto una de las
ocupaciones primordiales de la convivencia humana, radica en el juego.
La novela cuenta la historia de los habitantes de Coya Sur, un paraje escondido y
perdido en la pampa chilena, hasta donde llegar Expedito Gonzlez acompaado por su

269

pelota de ftbol, quien, como buen cirquero, vive de hacer sus acrobacias y malabares de
pueblo en pueblo. As pues, un lunes, despus de llamar la atencin de los vecinos del lugar
entrando por la calle principal mientras el pueblo entero se derrite con el calor, Expedito
Gonzlez se enfunda su traje de futbolista delante de todo el mundo, y empieza a hacer sus
malabares.

Con las manos encogidas a la manera de las grullas pose caracterstica de los jugadores
tcnicos y con la mirada brillante de los fanticos, el hombre exhiba su maravilloso
dominio de la pelota tocndola con sensibilidad de artista, con la suavidad y delicadeza
con que se acaricia a la novia de infancia, como solan decir en la radio los ms lricos
relatores deportivos. [...] El hombre era un virtuoso de la pelota. La tocaba diestramente con
ambos pies, con la cabeza, con los hombros, con el pecho, con las rodillas; en un gesto
tcnico exquisito le daba de taco, de empeine, de revs; se la llevaba a la cabeza, la dejaba
quieta en la frente, se acuclillaba con ella, se la pasaba a la nuca, se tiraba de bruces al
suelo; en un movimiento de cuncuna la haca bajar por la espalda, la volva a la nunca con
un corcoveo cortito y despus se incorporaba equilibrndola en la frente como si se tratara
de una paloma dormida. [...] y todo ese malabarismo asombroso, el hombre lo ejecutaba
con el garbo y la elegancia de un actor consumado, sin que la pelota se le cayera o se alejara
siquiera un poquito de la rbita del cuerpo (Rivera 2006: 14).

La sorpresa invade a todos los habitantes quienes de inmediato se acercan a


Expedito Gonzlez para ver las fotos y los reportajes que haba junto al bote de lata donde
se poda leer: contribuciones. Entonces los vecinos no dan crdito de lo que ven y
asumen la llegada de Expedito, como le llegada de un mesas, de un enviado divino.

Algunos recortes, ya orinados por el tiempo, pertenecan a diarios de la capital y a otros a


las ciudades y pueblos recorridos. De la media docena de fotos, dos fueron las que nos
impactaron y terminaron de convencer de que el cristiano que tenamos frente a nosotros

270
era un profesional del ftbol. Una en donde sala cabeceando la pelota en la pista de ceniza
del Estadio Nacional, repleto de gente, y otra en que apareca posando en cuclillas en medio
de Chamaco Valds y Carlitos Caszely. Nada ms y nada menos (dem: 16).

As pues, arropado por la figura de Carlos Caszely, aquel futbolista que no le dio la
mano a Pinochet y es un cono del ftbol chileno, el protagonista de la novela de Rivera
Letelier aterriza en un paraje desconocido, sin imaginar que aquel lugar, al que le quedan
pocos das de vida, es el epicentro de una rivalidad futbolstica de la que l terminar
siendo el mayor protagonista. Y todo porque antes de ser borrados del mapa, los habitantes
de Coyo Sur deben ganar el ltimo partido de ftbol contra sus archirrivales de Mara
Elena.
De este modo, Expedito Gonzlez, a quien en los recortes de peridico llaman El
Fantasista del baln, cae en medio de una rivalidad sin lmites donde el ftbol representa
la nica alternativa y la nica opcin de vida. En pocas palabras, lo nico que le da sentido
a vivir all, es el ftbol. Por eso cuando los habitantes de Coyo Sur lo ven hacer piruetas
con la pelota, no dudan en retenerlo hasta el prximo domingo, convencindolo para que
juegue en el equipo de ellos para as poder vencer a los de Mara Elena.
La situacin no es fcil y es necesario que el presidente de la Asociacin Deportiva
tome la palabra para solicitarle oficialmente a Expedito, que se quede hasta el domingo
para que juegue con ellos. Pero el Fantasista es un hombre de paso. Un peregrino que va de
pueblo en pueblo con su show y que no puede darse el lujo de quedarse una semana en un
solo pueblo, adems de todo, tacao. Surgen entonces mil ideas y propuestas para

271

convencerlo, siendo la ms contundente, el honor. Esa es la razn principal de por qu hay


que ganar el partido.
As pues, El Fantasista, quien viaja acompaado de una mujer pelirroja llamada
Colorina quien se encarga de recoger las contribuciones, y es hombre de pocas palabras,
les confiesa a los habitantes de Coyo Sur que ellos van con direccin a Tocopilla, ya que
esa es la nica pista que hay del pasado de Colorina, quien sufre amnesia y cuando suea
repite una y mil veces esa palabra: Tocopilla.
Sin embargo, el Fantasista cede ante las splicas y decide quedarse un par de das
ms. Tiempo que los vecinos de Coyo Sur aprovechan para ponerlo al tanto de su da a da
tanto en lo futbolstico como en el cotillejo, cuidando de consentir hasta el ms mnimo
capricho del artista del baln.
Nuestro campeonato oficial de ftbol, era pobre pero honrado. Aunque en lo que fallaba
siempre era en el asunto del los arbitrajes. Los jueces designados para los partidos casi
nunca aparecan, y siempre estaba la jodienda para los capitanes de los equipos de tener que
salir a buscar uno entre la gente de las tribunas. De los guardalneas ni hablar, eso era un
lujo impensable para nosotros. Sin embargo, en esos impajaritables terceros tiempo que
se jugaban despus en las mesas de los ranchos, los rbitros, los guardalneas y hasta la
plana completa de directivos de los clubes aparecan como por arte de birlibirloque. No
haba necesidad de salir a buscarlos a ninguna parte (dem: 41).

No hay nada tan importante en Coyo Sur como el ftbol. Es decir, lo que proyecta el
ftbol, lo que despierta, lo que transmite, lo que genera. Y esa es su virtud: hacer del ftbol
una forma de vida que le permita al visitante reconocer los cdigos y los canales por medio
de los cuales ellos se representan a s mismos. Porque los jugadores del equipo son los

272

mismos vecinos que todos conocen y que el domingo se transforman en la voz de la


comunidad.

As es, por lo menos, como se nos presenta el juego en primera instancia: como un
intermezzo en la vida cotidiana, como una ocupacin en tiempo de recreo y para recreo.
Pero, ya en esta, su propiedad de diversin regularmente recurrente, se convierte en
acompaamiento, complemento, parte de la vida misma en general. Adorna la vida, la
completa y es, en este sentido, imprescindible para la persona, como funcin biolgica, y
para la comunidad, por el sentido que encierra, por su significacin, por su valor expresivo
y por las conexiones espirituales y sociales que crea; en una palabra, como funcin cultural.
Da satisfaccin a ideales de expresin y de convivencia (Huizinga 2012: 26).

Y son esos ideales de expresin y de convivencia los que mueven a los habitantes de
Coyo Sur, a trabajar en los preparativos para el domingo. As aparecen los primeros carteles
y las primeras triquiuelas para empezar a ganar el partido desde la previa.

Esa maana, en el pizarrn para citar a la asamblea y dar a conocer notas del sindicato,
amaneci una invitacin ajena a los asuntos laborales. Con tiza amarilla y blanca, lo colores
oficiales de Coya Sur, se invitaba a todo el mundo, para el domingo 2 de noviembre, a
alentar al equipo de la seleccin en el ltimo partido que se llevar a efecto en nuestra
querida cancha[...] Hay que hacerles morder el polvo de la derrota a los seores
Cometierra! (Rivera Letelier 2006: 46).

Entonces llevan a Expedito Gonzlez a conocer la cancha donde se jugar ese


ltimo partido, para que vea la electricidad del lugar y la energa que emana. Y la sorpresa
del Fantasista es mayor cuando ve a ms de cuarenta hombres jugando y divirtindose con

273

el simple acto de correr detrs de la pelota en una descomunal trifulca. Una pachanga
maravillosa.

Ah, en esa colosal majamama de patadas, encontrones y caballazos eran muy pocos los
que se vean jugando con zapatos de ftbol; la mayora lo haca con calamorros de
seguridad industrial de esos con punta de fierro o con alpargatas de camo, y no pocos
de esos salvajes corran a pata pelada por esa abrupta carpeta calichosa que era el terreno de
juego.
Fue precisamente ese desguarnecido campo a pampa traviesa lo que ms impresion a
nuestro hombre, esa cancha en donde el viento y un tierral espantoso hacan imposible
cualquier pase al callo. [...]
Enternecido con la gritera y la camorra de los mil demonios que armaban los viejos
corriendo como desaforados de un lado para otro, el Fantasista dijo que le pareca que
algunos corran slo por correr, sin la ms mnima esperanza de llegar a tocar alguna vez la
pelota, ni siquiera de casualidad. Nosotros les dijimos, socarrones, que tena razn, que
haba algunos viejos que en los ranchos se quejaban de llevar catorce pichangas al hilo
echando bofes detrs del baln sin haber logrado siquiera darle un puntete de rebote (dem:
50).

Pero el Fantasista esconde un secreto: nunca ha jugado un partido de ftbol y por el


contrario, solo sabe hacer piruetas con la pelota. Sin embargo, ese campo de ftbol lo
impresiona y lo emociona al imaginar lo que representa correr detrs de la pelota. Por eso,
los vecinos del pueblo intentan convencerlo una vez ms para que se quede y juegue con
ellos el partido del domingo ante el archienemigo.
Y en ese preciso instante, la pelota con la que juegan la pichanga se va volando por
los aires fuera del campo de ftbol, ante lo cual le piden prestada la suya al fantasista. Pero
claro, la relacin entre l y su pelota trasciende los lmites profesionales, al punto de que les

274

dice que esa pelota es como si fuera su amate, por lo que no la puede prestar por nada del
mundo. De este modo, el Fantasista aprovecha para contarles su historia personal, al tiempo
que les va relatando un pequeo resumen histrico sobre los orgenes del ftbol.

Alucinado an por la visin de la primera pichanga pampina que presenciaba en su vida,


cont que de nio l haba ledo mucho sobre la historia del ftbol. Y se puso a contarnos
cosas que para nosotros resultaban increbles. Dijo que en tiempos antiguos hubo un juego,
de origen anglosajn, que era una especie de ftbol masivo, muy similar a estas pichangas
de ustedes, en que se desafiaban y jugaban un pueblo entero contra otro. Se trataba de una
batahola infernal, sin limitaciones de participantes, sin rbitro, sin rayado de cancha y sin
regla alguna; en realidad eran unas verdaderas zalagardas en las que todo estaba permitido
para llevar el baln a la meta contraria, exceptuando el homicidio, claro. Pero que ni
siquiera eso, pues como se daban con todo, siempre en los torneos terminaban con algunos
muertos y un montn de contusos. y, segn una leyenda, parientitos, la primera vez que se
llev a efecto uno de esos juegos, fue con la cabeza cortada de un monarca dans derrotado
en una batalla (dem: 55).

Y contina.

Nos cont, por ejemplo, que la prehistoria del ftbol se ubicaba en el Extremo Oriente,
concretamente en China y Japn. Que ya en el siglo V antes de Cristo los integrantes del
Ejrcito imperial chino se entrenaban para la guerra con un juego de instruccin militar
muy parecido al ftbol de hoy. En este juego, una bola de cuero rellena con plumas y
vsceras de animales tena que ser lanzada con el pie a una pequea red con una apertura de
treinta a cuarenta centmetros, fijada a dos largas varas de bamb. Nos rese que unos
quinientos o seiscientos aos despus, en Japn, apareci una forma diferente de juego, uno
que se segua practicando hasta el da de hoy. Se trataba de un tipo de ftbol jugado en
crculo, mucho menos espectacular que el otro, pero mucho ms solemne. El juego se haca
en una superficie de terreno ms bien pequea, en la que los jugadores, dispuestos en
crculo, todo lo que hacan era pasarse el baln uno a otro sin dejarlo caer al suelo. (dem:
56)

275

Todos quedan maravillados con la erudicin del fantasista, por lo que su historia
personal queda en un segundo plano ante su sabidura. Al final, y antes de hacer sus
malabares con una naranja 128 termina por hablar del ftbol en la Edad Media 129.
Dijo que las primera pelotas de la historia ya aparecan dibujadas en algunos grabados
chinos antiqusimos y en los murales mexicanos pintados haca ms de mil aos. Hasta se
Hay dos ancdotas a propsito de hacer piruetas de dominio con una naranja, como si fuera una pelota
de ftbol. La primera est escrita en el libro Cuentos de los aos felices de Osvaldo Soriano, donde, a modo
de nota, Soriano escribi el siguiente texto en la parte dedicada a cuentos de ftbol titulada Pensar con los
pies: Escrib estos cuentos durante los mundiales de 1986 y 1990 para Pgina/12 e Il Manifesto di Roma.
As, en la concentracin de Trigoria una noche concoc a Diego Maradona. Al comienzo fing no interesarme
en l con el propsito de lastimar su orgullo y ganarme su atencin. Entonces, para impresionarme, se puso
una naranja sobre la cabeza y la hizo bailar por todas las curvas del cuerpo sin que se cayera una sola vez.
Por fin la atrap y sin fijarse en m, le dijo a Gianni Mina que haba llegado con l: Qu tal, cuntas veces la
toqu con el brazo?. Yo estaba embobado. Nunca, respondimos a coro. Maradona sonri y con voz pcara
dijo. S, una vez, pero no hay refere que pueda verme. Tena tanta razn que me fui corriendo al hotel y
escrib un cuento sobre Butch Cassidy, cowboy, filsofo y rbitro. (Soriano 1993: 174) Y la segunda, es la
conocida frase de Michel Platini cuando le preguntaron por el talento de Zinedide Zidane a lo que este dijo:
lo que Zidane hace con un baln de ftbol, Maradona lo haca con una naranja.
129
El ftbol de carnaval o ftbol medieval ingls es un juego tradicional britnico aparecido en la Edad
Media, que, en el siglo XIX, dio origen a una serie de deportes modernos que comparten en mayor o menor
medida el trmino ftbol. La FIFA ha considerado como antecesores milenarios del ftbol de carnaval al pokta-pok maya(500 a. C.), el "cuju" chino (300-200 a. C.), el "kemari" japons (200-300), el "episkyros" griego y
el "harpastum" romano. Sin embargo, su antecesor ms directo fue el soule, (s.V a. C. S.IX d. C.), un
ancestral juego celta practicado en Francia y las Islas Britnicas. En el siglo XIX en Gran Bretaa comenz un
proceso regulador del ftbol de carnaval, estableciendo reglas escritas que pudieran ser compartidas
ampliamente. Por entonces el ftbol era practicado entre los estudiantes de las escuelas secundarias
privadas, con reglas muy imprecisas que variaban considerablemente de escuela a escuela. Mientras que el
ftbol se jugaba por toda Gran Bretaa en forma desorganizada, algunas escuelas privadas comenzaron a
crear sus propios cdigos. La mayora de los cdigos utilizados en ese momento indicaban que se deba jugar
en dos equipos con una cantidad de jugadores ilimitados, llegando incluso a formar parte de los equipos
pueblos enteros. Los encuentros se disputaban en das festivos, y el campo de juego eran dos o ms villas.
Este deporte se englob dentro del ftbol multudinario o ftbol popular (mob football). al ser un juego
masivo y tumultuoso destinado a festejar las fiestas del carnaval. ste se caracterizaba por ser
extremadamente violento, ya que las reglas sobre lo no permitido eran escasas. Tal era la violencia que
algunos cdigos de la poca, como el del Shrovetide football, indicaba que un encuentro no se podra
asesinar a nadie voluntaria o involuntariamente. El objetivo del juego variaba de cdigo en cdigo, pero por
lo general se trataba de llevar una pelota al centro del pueblo vecino, o si se jugaba dentro de un mismo
pueblo, llevarla a alguna plaza o mercado, motivo por el cual muchas personas sellaban sus puertas y
ventanas para evitar destrozos. Se estima que el ftbol de carnaval lleg a Inglaterra en el siglo III, como
festejo de la cada del Imperio romano. Tambin existen otras teoras sobre los motivos de la creacin del
ftbol de carnaval. Se mencionan desde que se jugaba con la cabeza de un lder dans que gobernaba en
esa poca, hasta que el ftbol multitudinario era jugado como un ritual no cristiano, o incluso entre
hombres casados y solteros.
128

276
haban encontrado talladas en el mrmol de una tumba griega de cinco siglos antes de
Cristo. Que los chinos rellenaban las pelotas con estopa, que los egipcios las hacan de paja
y cscaras de granos envueltas en telas de colores, y que los griegos y romanos usaban una
vejiga de buey inflada y cosida. Mientras nos deca que en la Edad Media los europeos
jugaban con una pelota ovalada rellena de crines, y que en Mxico las fabricaban de
caucho, el Fantasista se dio cuenta de que Cachimoco Farfn cabeceaba de sueo
despatarrado en una silla. Entonces, sin dejar de hablar, se le acerc sigilosamente, le
arrebat la naranja que el loco tena en las manos, y para asombro y regocijo de los ah
presentes, se puso a hacer sus funambulismos con la fruta como si fuera el mejor de los
balones profesionales (dem: 57).

Pero falta un detalle muy importante: al igual que en la novela Los fantasmas de
Sarri visten de chndal, donde Wolframio Caballero va en bsqueda de la tumba de
Osvaldo Soriano, el fantasista se encuentra de pronto, con que la tumba de su dolo ms
grande est en el cementario de Coyo Sur: el mismsimo Lito Contreras, el hroe del Green
Cross. Esta pequea revelacin cambiar el destino del fantasista quien no se imaginaba
encontrarse con las huellas y con el origen de su pasin por el ftbol, en plena pampa.

Tartamudeando levemente, nuestro crack ms ilustrado le dijo que si de verdad era hincha
de corazn del Green Cross, slo por honrar la memoria de Lito Contreras, uno de los
mejores jugadores que haba defendido la camiseta del club, debera quedarse hasta el
domingo.
por si usted no lo sabe -le dijo, el cuerpo de Lito Contreras est sepultado en nuestro
cementerio (dem 73).

Y aunque despus llegaron mentiras inocentes como que Lino Contreras haba
vivido en Coyo sur, y cosas por el estilo, finalmente los habitantes de Coyo Sur encuentran
la manera de retener al Fantasista recurriendo a su amor por el ftbol. A tal punto, que el

277

Fantasista, en frente de la tumba de su dolo, empieza a reflexionar sobre la condicin


humana y el ftbol ante la atenta mirada de todos. Unas palabras que primero recuerdan a
Camus 130.

Y, sin darnos cuenta, de pronto, ah, junto a la tumba del jugador pampino, nos hallamos
conversando enfervorizados sobre la trascendencia que puede tener el ftbol en la vida de
un hombre; en su manera de ser y en su forma de enfrentar las adversidades. Todos
estuvimos de acuerdo que en el exiguo terreno de una cancha de ftbol se podra apreciar lo
mejor y lo peor del ser humano. All, en el campo de juego, en ese rectngulo de pasto o de
tierra, cerrado o abierto, en medio de la gran ciudad o en los ms perdidos potreros, en esos
escaso noventa minutos de braga, se podra ver la nobleza, el coraje, la lealtad y todo lo
bueno que conlleva el individuo; pero del mismo modo, poda aflorar tambin lo peor: la
cobarda, la injusticia, la soberbia y el engao (dem: 80).

Y a Walter Saavedra quien en su poema Nunca jams 131 tradujo en verso lo que
es la esencia del ftbol frente a la condicin humana. Un poema al que el ex futbolista y

Camus escribi un texto llamado Lo que le debo al ftbol para la revista France Football en 1957,
donde dice entre otras cosas: Pronto aprend que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera
que venga. Eso me ayudo mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente nos suele
ser siempre lo que se dice derecha. Para terminar diciendo: Porque despus de muchos aos en que el
mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que ms s a la larga, acerca de moral y de las
obligaciones de los hombres, se o debo al ftbol (Galeano 1968: 11-13).
131
Como vas a saber lo que es el amor / si nunca te hiciste hincha de un club. / Cmo vas a saber lo que es el
dolor / si jams un zaguero te azot la tibia y el peron. / Cmo vas a saber lo que es el placer / si nunca
ganaste un clsico barrio contra barrio. / Cmo vas a saber lo que es llorar / si jams perdiste un partido
sobre la hora. / Cmo vas a saber lo que es la solidaridad / si nunca saliste a dar la cara por un compaero
golpeado de atrs. / Cmo vas a saber lo que es la poesa / si jams tiraste una gambeta. / Cmo vas a saber
lo que es la humillacin / si nunca te hicieron un cao. / Cmo vas a saber lo que es la amistad 7 si jams
devolviste una pared. / Cmo vas a saber lo que es el orgasmo / si nunca diste una vuelta olmpica de
visitante. / Cmo vas a saber lo que es la izquierda / si jams jugaste en equipo. / Cmo vas a saber lo que es
la xenofobia / si en ninguna cancha te gritaron: Negro de mierda!!! / Cmo vas a saber lo que es el egosmo
/ si jams hiciste una dems. / Cmo vas a saber lo que es el suburbio / si nunca te paraste de wing. / Cmo
vas a saber lo que es la injusticia / si jams te sac tarjeta roja un refer localista. / Cmo vas a saber lo que
es el insomnio / si nunca te fuiste al descenso. / Cmo vas a saber lo que es el odio / si jams te hiciste un
gol en contra. / Cmo vas a saber lo que es la vida, hijo mo, / si nunca, jams, jugaste al baln (Uriz 2010:
121).
130

278

comentarista argentino Quique Wolff contribuyo escribiendo un par de versos ms


producto de su experiencia como jugador.

Todos coincidimos por igual cuando el Fantasista, con un dejo de amargura en su voz
cavernosa, dijo que nadie podra decir lo que era el placer si nunca le hizo un gol olmpico
al mejor arquero del ao; que ninguno poda saber lo que era el jbilo ms desatado si
nunca gambete a tres rivales al hilo y anot el del triunfo en los descuentos de una final de
campeonato. Pero de igual modo, ningn cristiano conoca la derrota y la humillacin ms
profunda si no camin nunca hasta el fondo del arco a buscar la pelota despus de hacer un
autogol (dem).

Y as en medio de esa fiesta, llega al momento de la confesin. Esa noche, mientras


todos duermen el Fantasista intenta huir con Colorina, pero son detenidos por un vecino.
Son llevados a la comisara y ya no hay ms remedio que confesar la triste verdad. El
jueves en la maana, sentado en la comisara, frente a las autoridades del pueblo, Expedito
les advierte de que no servir de nada que lo retengan en el pueblo ya que nunca podr
vestir la camiseta del equipo Coyo Sur.
-Ustedes no estn entendiendo un carajo! -terci impaciente Colorina.
Mirndonos a todos en abanico explic desafiante que lo que el hombre quera decirnos era
que nunca iba a jugar por nosotros ni por ningn otro equipo, de aqu o de la quebrada del
aj, simplemente porque no poda hacerlo.
Porque en su puta vida ha jugado un partido de ftbol! dijo casi gritando (dem: 100).

Entonces, a Expedito no le queda ms remedio que desnudarse de la cintura para


abajo para poder liberarse de todas sus culpas y de sus miedos, enseando la razn de su
desgracia y de su fatalidad.

279

Y lo que vimos nos hel la sangre:


Era un monstruoso testculo herniado de un color violceo de varios kilos de peso y como a
punto de estallar. le juro por Dios, paisanito lindo. Contbamos despus en las mesas de
los ranchos que el testculo era del tamao de una pelota de ftbol del numero tres
la visin nos dej a todos consternados.
Por eso el pobre nunca haba podido jugar ftbol! (dem: 101).

Y esa era una de las razones, sino la principal, de su sabidura frente al ftbol.
Bobo, como llamaba cariosamente a su testculo herniado, lo haba llevado a una
soledad en la que solo caban los libros.

Tuvo que acostumbrarse a usar una especie de paal protector, ideado por l mismo, con el
que se acomodaba a Bobo para que no le rozara, o le rozara lo mnimo, y le permitiera
liberar en los movimientos. Todo esto al tiempo que se converta consecuencia de su
misma soledad en un lector impenitente. Pero nada ms de textos que tuvieran que ver con
ftbol. De modo que no solo se hizo erudito en las historia de los orgenes de este deporte,
sino que se aprendi nombre, la nacionalidad, y los colores de los clubes ms importantes
del mundo. Poda citar de memoria el resultado de cualquier partido de cualquiera de los
mundiales de ftbol, incluida la alineacin completa de las selecciones importantes. Aqu,
para demostrarlo, se largo a citar en u verdadero ejercicio d trabalenguas para nosotros
los nombres de cada uno de los jugadores que conformaban la seleccin de Suecia que
perdi la final frente a Brasil en el Mundial del 58, organizado en su propio pas (dem:
109).

Una sabidura con la que Expedito transmite la manera como su vida canaliz su
amor por el ftbol, accediendo a l por medio de los libros y no por el juego. Una desgracia
si se tiene en cuenta que el Fantasista es un acrbata del baln que nunca ha tenido la
posibilidad de echarlo a rodar para correr detrs de l.

280

Finalmente, y ante el desconcierto por la confesin del Fantasista y la proximidad


del partido contra Mara Elena, a los habitantes de Coyo Sur se les ocurre una idea
desesperada con la que intentarn ganar el partido desde la previa asustando al rival. Y es
que ante la adversidad por la enfermedad de Expedito, los vecinos de Coyo Sur resuelven
disfrazar a Expedito.

La idea de don Silvestre Parto, de tan simple, rayaba en los genial. Se trataba de vestir a
Expedito Gonzlez con el uniforme de la seleccin y hacerlo entrenar con el resto del
equipo en plena calle Balmaceda, a la hora en que pasaban los buses con destino a Mara
Elena Esto con el afn de deslumbrar a los pasajeros Cometierra y que llegaran contando a
sus casa, a sus trabajos, a sus fondas y cantinas, la maravilla de jugador que tenamos los
coyinos (dem: 11).

As pues, los preparativos para el partido comienzan y los vecinos de Coyo Sur
confan en que los malabares del Fantasista intimiden a los habitantes de Mara Elena. No
obstante, la idea de vestir a Expedito con el uniforme de la seleccin de Coyo Sur para que
entrene en la calle por donde pasan los buses hacia Mara Elena, va de la mano de otra idea
an ms importante: la contratacin de un locutor deportivo para que le ponga color y alabe
a gritos esos malabares. Y ese es Cachimoco Farfn.

Pero lo cierto es que Cachimoco Farfn, y en eso coincidamos todos, sin excepcin nos
ense algo que aprendimos y asimilamos como una verdad absoluta: que un gol o una
buena jugada, como cualquier asunto importante en esta vida, no estaba completo si no se
relataba, si no se contaba, si no se narraba y recreaba con la magia de las palabras (dem:
114).

281

Aparece entonces la figura del relator, la crnica, y las insuperables e infinitas


metforas que contribuyen a que este drama sea, como dice Juan Villoro: pica, comedia y
drama al mismo tiempo. Y ya lo enunciaba Pablo Nacach (2006) cuando reconoca que el
ftbol es ante todo palabra. Palabra viva dentro y fuera del campo. Tal vez por eso, en la
ltima parte de su libro Dios es redondo, Juan Villoro reflexiona sobre el papel del locutor
a propsito del caso ngel Fernndez, y el paso decisivo en la cultura de masas del radio a
la televisin.

Formado en la escuela radiofnica, donde haba que precisar el rumbo de la pelota,


entendi que la televisin comportaba otros desafos. De poco sirve explicarle al espectador
lo que est viendo. El rapsoda del Estadio Azteca se desentendi del discurso objetivo y
convirti la cancha en un pretexto para la metfora. Enemigo de la mesura, cre un tejido
narrativo en el que intervenan poemas, canciones, ancdotas y epigramas que delataban el
elctrico estado de su mente. Cuando Cristbal Ortega debut con el Amrica dijo en forma
inolvidable: Seoras y seores, hemos vivido en el error: Amrica descubri a
Cristbal!. Sus alardes fueron legin Un lateral alemn avanzaba con enjundia: Ah
viene Hans Peter Briegel, que en alemn quiere decir Ferrocarriles Nacionales de
Alemania. Un jugador se encaraba con otro: El Alacrn Jimnez, echando mano a sus
fierros como queriendo pelear. Enrique Borja, de clebre nariz, se convirti en el Gran
Canario, y Cabinho, delantero que se rea al fallar goles, en el Hombre de la sonrisa
Fcil. El bautizador universal apod equipos enteros: el Cruz Azul de la gran poca (la
mquina que pita y pita) se transform en La Mquina Celeste, imagen que desbanc al
fabril mote de Cementeros. En plan humorstico, ngel ofreca falsas explicaciones de lo
real. Cuando la cmara se acercaba a las siglas en el pecho de los soviticos (CCCP),
comentaba: Saben qu significa eso? Cucurrucuc Paloma! (Villoro 2006: 219).

Y contina:

282
Hay algo que antecede a toda inclinacin literaria: el descubrimiento de las palabras como
smbolos mgicos. De golpe, el idioma utilitario se transforma en un mecanismo de
invencin. Concedemos poca importancia a este rito de paso, que suele provenir de un
estmulo popular, prejuicioso sinnimo de lo intrascendente. Y, sin embargo, el rumbo de
una vida puede cambiar con un hombre que grita en un estadio. Porque ngel gritaba como
nadie. Despus de romper el rcord de duracin de la palabra gol, haca una pausa para
que se oyera la voz del Azteca. Dueo de un timbre poderoso, converta el juego ms
aburrido en epopeya: Se hunde la navenios y mujeres primero! (dem: 220).

Y eso es lo que representa Cachimoco para los habitantes de Coyo Sur: sus versos
improvisados sobre las jugadas y sobre la figura y la vida personal de los jugadores generan
la alegra en el pueblo. Y gracias a sus relatos, los vecinos reconocen la magnitud de los
hechos que se suceden la cancha de ftbol donde Cachimoco encuentra la razn y la
sinrazn de su vida. Asimismo, al igual que la novela de Wilmar Cabrera Los fantasmas de
Sarri visten de chndal, donde el relato del partido Italia-Brasil va sucedindose en
captulos, en la de Rivera Letelier se intercala el relato del partido final, a medida que
avanzan los captulos. De este modo, este intertexto con la voz de Cachimoco, va relatando
el desarrollo del partido entre Coyo Sur y Mara Elena en 7 crnicas deportiva que le
permiten al lector vivir toda la emocin y la expectativa que representa este partido. Unas
crnicas de dos pginas en las que no hay ni puntos seguidos ni puntos aparte, donde la voz
y la imaginacin de Cachimoco Farfn fluye a la misma velocidad con la que rueda la
pelota, y al ritmo de la pulsaciones de los jugadores y de los habitantes de Coyo Sur.
As llega al da del partido con las esperanzas puestas en el joven Tuny Robledo a
quien don Celestino Rojas, el gran dirigente del ftbol de Coyo Sur, le dice:

283
Mientras los dems juegan en prosa, t lo haces en verso (Rivera Letelier 2006: 134).

Una revelacin potica donde el juego del ftbol, representando en el futbolista, no


encuentra mejor metfora que la literatura. Algo que Pier Paolo Pasolini vio y defini
como: El goleador del ao siempre es el mejor poeta. Ftbol y literatura unidos por una
realidad inequvoca como lo es pensar con los pies. Lo que el mismo Pasolini advirti
cuando dijo que el ftbol, al ser un sistema de signos, era un lenguaje. Un ftbol en verso
atemporal, juguetn, libre, potico, descarado, irreverente y fugaz como un destello vs. un
ftbol en prosa matemtico, largo, lento, pesado y temporal. O como dira Huizinga:

La funcin del juego, en las formas superiores que tratamos aqu, se puede derivar
directamente, en su mayor parte, de dos aspectos esenciales con que se nos presenta. El
juego es una lucha por algo o una representacin de algo. Ambas funciones pueden fundirse
de suerte que el juego represente una lucha por algo o sea una pugna a ver quin reproduce
mejor algo (Huizinga 2012: 32).

As llega el momento del partido con una aclaracin sobre la funcin y la realidad
actual del entrenador de ftbol con una comparacin entre la industria del entretenimiento y
la cancha de barrio. Una comparacin que define los lmites de una sociedad proyectando
los vnculos que sus individuos tienen con su entorno y la manera como lo asumen.

Ms tarde, a don Agapito Snchez le dio por repetir y exponernos por ensima vez su tesis
sobre la influencia de los entrenadores en el ftbol. De los viejos entrenadores de antao y
de los nuevos de ahora. Yo siempre haba pensando que la gran diferencia entre un
entrenador a la antigua y uno de esos directores tcnicos que estaban apareciendo en el
ltimo tiempo era nada menos que la magia y la alegra del ftbol. As de simple, amigos

284
mos. Lo que estaba perdiendo este deporte tan lindo con esos estrategas de laboratorio era
ni ms ni menos que el placer de jugar. Eso se poda ver y percibir claramente en una la
frase: mientras el viejo entrenador an deca: Vamos a jugar muchachos; el otro,
calculadora en mano, como un fro ingeniero del ftbol, profera un maquinal: Vamos a
trabajar, seores (Rivera Letelier 2006: 166).

Al final, el da del partido, despus de mil artimaas para que pasara el tiempo y
perdurara el empate, despus de mil patadas y de broncas entre los jugadores, despus de
pinchar la pelota del visitante y jugar con la del fantasista, y con la gente colgada de los
muros ante el tumulto en las gradas, l entr a jugar los ltimos minutos para sorpresa de
todos: tanto para los vecinos de Coyo Sur que saban que nunca haba jugado un partido,
como para los habitantes de Mara Elena que se preguntaban el porqu del ingreso del
crack faltando un par de minutos en vez de haber jugado todo el partido.
Y una vez ms, el destino le juega una mala pasada: en la primera pelota que toca el
fantasista, el defensa del Mara Elena apodado el Pata de Diablo lo cruza con una patada
entre las piernas, asesinndolo en el acto.
Tal si fuera la paloma del Espritu Santo, como contara despus el hermano Zacaras
ngel, la pelota comenz a descender desde las alturas como en cmara lenta, como si
buscara dar exactamente con la humanidad del Fantasista, quien, al otro extremo de la
cancha, parado a dos metros del rea grande, la anido en su pecho con una suavidad casi
espiritual, luego la alz a la cabeza con la rodilla, dio la vuelta y, en medio del apotesico
rugir de la gente, se fue con ella en pos del arco, rodeado por sus compaeros que a codazos
y patadas los defendan de los que trataban de bajarlo. Y cuando, en medio del clamor de la
muchedumbre, con la pelota soldada a la cabeza, ya haba ingresado al rea y encaraba
directo al gol, el Pata de Diablo cort el cordn de seguridad y, en el mismsimo punto
penal, a mansalva, con una saa acumulada de aos, le mand un puntapi a la entrepierna
que nos encogi de dolor a todos, un terrible puntete que le dio justo en el testculo
herniado (La gevada son como si hubiese pateado una pelota rellena de gelatina,

285
contaba despus el Pata de Diablo, ufanndose de su proeza, en las cantinas y ranchos de
Mara Elena) (dem: 184).

Entonces, con el tiempo cumplido, y con el protagonista muerto, el encargado de


lanzar el penalty es Tuny Robledo, quien recibe la orden de don Agapito. Y es el mismo
don Agapito, quien le pide al mdico practicante, que no diga que el Fantasista est muerto
antes de que se cobre el penalty, porque el rbitro es capaz de acabar el partido o los del
Mara Elena son capaces de retirarse. La ltima pgina relata el cobro del penalty que Tuny
convierte en gol, y de ese modo termina la historia. Expedito Gonzlez es enterrado junto a
la tumba de su dolo Lito Contreras, y su pelota es donada por Colorina a la Asociacin de
Ftbol de Coyo Sur como recuerdo, y para ser exhibida como trofeo. Todo el pueblo
desaparece salvo el cementerio, a donde siempre llega la gente preguntando por la tumba
del Fantasista.

Porque aunque haya pasado el tiempo inexorable, aunque hayan pasado los aos unos tras
otros, lentos y fatales, todava esa marca no deja de blanquear bajo el sol del desierto,
gracias a que cada primero de noviembre los peregrinos que vienen al cementerio suelen
buscarlo para fotografiarse acuclillados alrededor de l, junto a sus nietos y bisnietos, y
despus, emocionados hasta las lgrimas, proceden a recalcarlo con ceremoniales puados
de salitre o de cal (las mujeres derraman sus polveras) para que la memoria del tiempo no
olvide jams el sitio en donde una lejana tarde de domingo cay muerto el Fantasista de la
pelota blanca, el lugar preciso donde se pate el ltimo penal del ltimo partido jugado
antes del advenimiento del fin del mundo, penal relatado a todo pulmn por el inefable
Cachimoco Farfn, quien, con su micrfono de tarro agarrado a dos manos, atragantndose,
babendose entero, con las venas del cuello a punto de reventar, vociferaba, aullaba,
bramaba y ululaba a los cuatro vientos:

286
Ah est, seores y seoras, amables pacientes, ah est parado frente a la pelota este
joven baluarte el balombi coyino... (dem: 191).

Y aqu aparecen cuatro novelas con un tema similar: el joven futbolista que suea
con llegar a la cspide triunfando profesionalmente en un equipo de ftbol. Tres novelas
espaolas de las cuales dos tienen la particularidad de desnudar unos colores y un equipo:
en la novela Aquella edad inolvidable, de Ramiro Pinilla, el protagonista del libro, Souto
Meneya, suea con llegar a lo ms alto en el Athletic Club de Bilbao, mientras en la novela
autobiogrfica Cuando ramos los mejores, de Juan Jos Armas Marcelo, el protagonista
suea con llegar algn da a jugar en el Real Madrid de Di Stefano y Santiago Bernabu. La
tercera novela, Saber perder, de David Trueba, tiene como protagonista a Ariel, un juvenil
futbolista argentino que un buen da pasa a un equipo grande de Madrid por lo que su vida
da un giro de ciento ochenta grados, y la cuarta, So que la nieve arda, de Antonio
Skrmeta, cuenta la historia de Arturo, un joven chileno que suea con triunfar en el ftbol
profesional. Estas cuatro novelas repiten un mismo modelo: el joven provinciano que va a
la capital a cumplir su sueo de ser futbolista profesional.
La primera en publicarse es la de Skrmeta en 1981; en 1997 aparece la de J.J.
Armas Marcelo; en 2008 la de David Trueba y en 2012 la de Ramiro Pinilla. Y todas tienen
algo en comn: el fracaso del protagonista en el mundo profesional del ftbol. Bien porque
nunca llega, como es el caso de la novela de Armas Marcelo, donde el lter ego del autor
termina estudiando filologa hispnica; o bien porque el equipo lo traspasa a un club de otro
pas como es el caso de Ariel en la novela de David Trueba; o simplemente a raz de una
jugada maldita al comienzo de la carrera profesional, como en las novelas de Ramiro

287

Pinilla y Antonio Skrmeta, donde los protagonistas terminarn, uno empaquetando los
cromos de los lbumes de ftbol, y otro regresando a su pueblo.

-Los seores son del sur? dijo. Arturo lo mir hacia arriba, recogi de una pestaada el
perfil del Seor Pequeo y con discrecin palp su bultito de dinero en el bolsillo chico del
pantaln. Si tienen necesidad de un hotel, yo tengo algo que ofrecerles. Econmico y
decente. Si quieren con pensin, comida modesta pero nutritiva. En fin, los seores dirn
termin con una sonrisa, mirando la pelota a los pies de Arturo.
-Yo soy deportista.
-Deportistas han habido en mi pensin y jams tuvieron una queja. Incluso futbolistas de la
Divisin de Ascenso. Rubn Marcos, de Osorno, antes del Ballet Azul, fue nuestro cliente
(Skrmeta 1981: 21).

As llega Arturo a Santiago con el nico propsito de triunfar en el ftbol. Y es que


no solo es un joven con talento que rpidamente llama la atencin de directivos y agentes,
sino que su sueo de llegar a ser futbolista profesional va de la mano de una personalidad
ganadora y ambiciosa. Sin embargo, el destino lo alojar en una pensin donde los
habitantes viven el clima poltico del pas de una manera muy comprometida, en los albores
de lo que ser la llegada de Allende al poder y su cada.

La pensin que, despus del fracaso de Arturo, de simple lugar de permanencia se le


transforma en la casa, su casa, desaparece despus del golpe de estado como centro de
reunin porque la familia constituida por sus habitantes se desintegra: algunos mueres,
otros se unen a la lucha clandestina y los ltimos dejan la ciudad. La pensin, la casa, el
pas y toda una realidad son destruidos, as, por la violencia (dem: 6).

288

Este pequeo prrafo, tomado del prlogo del libro escrito por Soledad Bianchi,
resume lo que representa la pensin en la novela. Una pensin donde Arturo entrar en
contacto con varios personajes, todos ellos militantes de izquierda, quienes lo involucran
directamente con sus proyectos. De este modo, Arturo se unta del clima poltico del pas al
tiempo que inicia su carrera futbolstica bajo el apodo de Flecha.
Una historia similar a la de Souto Menaya, apodado Botas, quien en la novela de
Ramiro Pinilla, luego de jugar en los equipos de su pueblo y de vivir como albail, un buen
da recibe una carta del Athletic Club de Bilbao citndolo para entrar al equipo.

Cecilio Menaya era hincha de su hijo, no faltaba a los partidos, del Getxo primero y el
Arenas despus, en que jugaba el delantero centro Souto Botas a quien consideraba obra
suya. Ha seguido mis consejos, se ha hecho jugador con el estilo ingls en los cojones,
pregonaba en La Venta con su cuadrilla de txikiteros (Pinilla 2012: 18).

Una novela que adems de reflejar un momento histrico especfico como lo es la


posguerra en Espaa con Franco en el poder, al igual que Skrmeta con el Chile de la
dcada del setenta, ofrece datos muy importantes dentro del universo del ftbol como lo es
el origen de la palabra alirn 132.

Sabes de donde viene el alirn? Lo inventaron los mineros. Cuando sacaban una buena
veta, el ingeniero escriba encima con toza All Iron, que en ingls significa todo hierro.
Los mineros saltaban porque cobraban jornal extra y el alirn corra por la mina. As pas
En el Diccionario de ftbol para el gran pblico de Antoni Nomdedeu, pone como origen de la expresin y
de la palabra una composicin musical de Gaspar Aquino que cuando se represent en Bilbao vio
modificado el estribillo alirn alirn pon pon pon pon por alirn alirn el Athletic campen gracias a la
euforia de un hincha rojiblando motivada por el triunfo del Athletic en la final de copa de 1914 (Nomdedeu
2009: 13).

132

289
al alirn, alirn, el Athletic campen. Mira lo que dieron a la Catedral aquellos mineros
explotados (dem: 20).

De este modo, ambos personajes, tanto Arturo como Souto, ponen sus sueos en el
ftbol y en la capacidad y el talento de sus piernas para lograrlo. Sin embargo, en el caso de
Arturo, quien se contempla a s mismo como el prototipo de futbolista que quiere
conquistar mujeres con fama y dinero movido por los cnones del cine, su sueo se ve
frustrado por su temperamento. Un temperamento que forja su personalidad goleadora:

Me falta velocidad -dijo. No alcanzo a volver bien a la defensa. Cuando voy adelante,
no me para nadie, entiende? Pero vuelvo atrs desanimado (Skrmeta 1981: 23).

Y ms adelante, cuando intentan bajarle los humos:

-Grandes deportistas con carteles luminosos en las calles no se han dado. Pero cuando
Arturo Godoy pele en Estados Unidos con Joe Louis pusieron un cartel y las estrellas se
encendan y apagaban y se movan. Le hicieron trampa a Arturito. Grandes futbolistas que
yo conoc: slo Leonel Snchez.
Yo soy mejor que se.
Hijo, si tu eres mejor que Leonel, quiere decir que eres realmente muy bueno.
No me cree?
Te creo. Me parece excelente. Muchas cosas he visto en mi vida. Qu cosas? Un pueblo
arrasado por un volcn y transatlnticos hundirse (dem: 24).

290

Sin embargo, Souto Menaya tambin tiene el temperamento suficientemente fuerte


como para enfrentarse solo a una cita con las directivas del Bilbao en las oficias del club
para escuchar la propuesta que estos le tienen.

An estamos reponindonos de la sangra de la guerra dijo el presidente con un suspiro


. Aquellos Iraragorri, Ahedo...! cort para mirar a Souto y enviar una mueca cmplice a
sus dos compaeros.
Souto se vio acosado por seis ojos expectantes. Es una de sus pruebas sin baln. Le
invadi el soniquete de los reyes godos de la escuela:
Blasco, Eguskiza, Areso, Cilaurren, Muguerza, Roberto, Zubieta, Pablito, Gorostiza...Dos
meses antes de caer nuestra tierra bajo Franco marcharon a jugar a Pars con la seleccin de
Euskadi y recaudar fondos para el Gobierno Vasco.
Eso es bien sabido Souto dijo el presidente. Y no fueron solos y los tres quedaron a la
espera.
Souto se conoca muy bien aquella leccin, y esta vez del texto de su padre:
S, en ese grupo iban otros vascos que jugaban en otros equipos: Emiln, Larrnaga,
Urkiola, Lngara, los hermanos Regueiro, Pedro y Luis... No pudieron regresar, Franco les
esperaba con el dedo en el gatillo. Marcharon a Sudamrica a seguir jugando al ftbol en
distintos equipos (Pinilla 2012: 29).

Y as, tanto Souto como Arturo, entran pisando fuerte en sus nuevos mbitos. Por lo
cual, del mismo modo que en la novela de Skrmeta se van sucediendo los hechos que
llevaran al poder a Salvador Allende, en la de Ramiro Pinilla siguen los fusilamientos con
policas que evitaban cualquier sntoma de rebelin. Y as les llega el momento de jugar en
sus nuevos equipos ante la expectativa personal de poder continuar adelante con sus sueos,
y ante la mirada atenta de directivos y entrenadores que los ven con incredulidad.

291
La vida en el club es muy asctica puntualiz con el pulgar sobre la carta. Nada de
chupar, comer con moderacin, etctera. En buenas cuentas, ser futbolista es un lujo que
tiene su va crucis. Un campen es un hombre de acero, entiende? Usted es joven y para
un joven hay muchos cantos de sirena. [...]
Cinco minutos despus, los chicos que practicaban tneles y paredes se suspendieron
paralogizados: Arturo entraba al entrenamiento con los colores completos del flamante
intacto infalible Seleccionado Nacional. Con fintas y carreras de pugilista vino hasta
Jaramillo y a ste no le gust nada, nadita, dijo, ese cuchicheo de sorna a sus propias
espaldas, que no slo se lo propinaban al hroe sureo que vena todo en Caszely el
cacheta, sino que al mismo ciego Jarami, por haber citado a la prueba a un libo con los
humos en las cabeza altos como para ahuyentar pjaros. [...]
Bueno dijo Jaramillo. Este es el amigo Arturo que viene del sur. Vamos aclarar que
lleva la camiseta patria nada ms que de monera porque de ser seleccionado no lo es.
Siempre me visto as dijo el joven. As me acuerdo adnde voy para no perderme
(Skrmeta 1981: 47).

Una entrada triunfal en la que Arturo incluso tiene tiempo para definir su juego
dando las claves de cules son sus fortalezas y de qu modo el equipo puede aprovecharlo.

Mire, yo juego funcional. Centrodelantero adelantado. La cuestin es que yo suelto la


pelota por el centro desde atrs y salgo disparado hasta el tope. Es decir, yo tiro la pelota a
cualquiera de los wings y el primero que llegue ah la agarra y me la chutea chanchita
tratando de achuntarle ms o menos a la entrada del rea, y si es caonazo y por bajo mejor
porque a veces en las defensas ponen pailones que te ganan la cabezota o que te meten por
detrs cuando la esti sacando de pecho, y sa es toda la cuestin, y yo ah ya me las arreglo
solito (dem: 48).

Todo lo contrario que Souto quien adems de no saber cmo pasar del andamio al
ftbol profesional, considera un pecado el hecho de cobrar 2.000 pesetas por jugar como un
nio al ftbol, incluso ante la tentadora oferta de unos emisarios del Real Madrid que le

292

ofrecen 6.000 pesetas, intentndolo convencer con argumentos contundentes como que el
Real Madrid es el destino natural de los mejores jugadores de Espaa.

En 1942 los entrenamientos en San Mams eran de puertas abiertas. Souto se sent en la
preferencia, no expuesto sino a la sombra protectora de un grupo de estudiantes que habra
hecho pira. En el csped estaban Mieza, Oceja, Irondo, Zarra, Nando, Bilbao y todos los
dems. [...]
Ya no soy aquel mocoso que soaba con ellos, ahora soy un hombre y ellos son tambin
solo hombres [...]
Eh, muchacho! -Souto descubri al entrenador Uquizo sealndole con el brazo. Se puso
en pie bajo la mirada de los estudiantes. Sube al vestuario y elige las botas que ms te
gusten. Puedes bajar en calzoncillos. [...]
No era la primera vez que Souto tena que hacer equilibrios sobre unos tacos. La hilera de
peldaos tampoco le alarm especialmente. Pero all abajo, donde la escalera mora en el
csped, descubri al directivo calvo esperando su actuacin. Suoto lament recordad la
rareza del personaje de valorar la calidad de un jugador por su manera de bajar con botas de
tacos esa escalera (Pinilla 2012: 60).

Una maana en la que Souto se hinchara de hacerle goles al portero del Bilbao, del
mismo modo que Arturo se cansar de gambetear y de marear a todos en su primer
entrenamiento. Y ac vale la pena mencionar que ambos son vrgenes, y que de la misma
manera que van entrando en el mundo del ftbol, conocen a una mujer. Arturo a Susana y
Souto a Irune. Dos pequeas historias de amor con finales diferentes pero que acompaan
la travesa del futbolista por campos insospechados como lo es la amistad, la vida en pareja,
y todo lo que esto conlleva. Irune espera pacientemente durante aos a que Souto supere
sus miedos por ser cojo, y Susana arropa con cario la fragilidad de Arturo. Pero ni la
guerra ni la efervescencia poltica dan tregua.

293

Cuando desaparecieron, Arturo se limpi la boca con la servilleta.


Qu estai leyendo? le dijo al Gordo.
Lenin.
Ese es el huevn que dice que todos somos iguales?
No dice eso, dice cmo se llega a una revolucin socialista.
Los socialistas quieren que todos seamos iguales. Lo s del colegio.
Quieren que los medios de produccin sean de todos. Nunca han dicho que todos somos
iguales. Te interesa informarte?
No me gusta la poltica. Yo quiero vivir tranquilo sin joder a nadie, sin que nadie me joda.
Y que todo siga igual? La misma injusticia?
Acaso tengo yo la culpa? (Skrmeta 1981: 59).

Una realidad dursima que los personajes irn palpando poco a poco.

Desde junio de 1937 la guerra y la posguerra haban laminado cualquier rastro de rebelin
en los supervivientes. No les lleg ningn disparo, solo gemidos. Emergieron los tres de la
oscuridad interior y sus miradas chulescas desfilaron por un pasillo de rostros oscuros. Se
precipitaron al interior cuando Ermo daba la luz. La vctima yaca desmadejada en el suelo.
Con los labios partidos, una nariz que parecan dos y unos ojos desnivelados, su rostro era
un patatal enrojecido. El agua que discurri por l encharc la camisa. Turnndose las
parejas lo trasladaron a casa del mdico, don Luis, que lo limpi, desinfect y parche.
Que no ande con malas compaas les dijo como segunda prestacin gratis (Pinilla
2012: 66).

Y as, en medio del clima poltico, llega el momento de la gloria y del fracaso
futbolstico: Souto Menaya tiene que reemplazar inesperadamente a Zarra en la final de la
Copa del 43 ante el Real Madrid en el Bernabu y all, contra todos los pronsticos, mete
el gol del triunfo. Un gol que lo perseguir de por vida al no quedar claro si fue con la

294

mano o con la cabeza. Gracias a lo cual, el periodismo de Madrid lo perseguir sin piedad.
Sin saber que todava le espera algo peor.

Fue un verano trepidante y glorioso y jams habra otro semejante en el futuro. En el


primer partido de la nueva temporada a Souto le arruinaron su pierna. El defensa que sac
la guadaa explic con encomiable sinceridad: Yo no salgo al campo a hacer amigos
(dem: 101).

Una lesin trgica que hundir a Souto moral y econmicamente para siempre,
quedando grabado su recuerdo en los cromos que el mismo terminar envolviendo en su
casa, debido a que ese trabajo es el nico por el que le pagan por trabajar sentado. Todo lo
contrario de Arturo quien en su primer partido noquea de un puetazo al rbitro por no
pitarle un penalty clarsimo que el arquero contrario le hace, trabndole las piernas
descaradamente. Ah se acaba su carrera. Pero eso tampoco es lo peor.

Arturo trag saliva. Su mano libre fue a apretarle la mueca, y ella alcanz a apartarse.
Yo estuve anoche con l, no te lo dijo?
No.
Yo estuve con l cuando lo agarraron.
Estuviste?
S.
Y?
Y qu?
Qu hiciste?
Arturo hundi las uas en las rodillas.
Nada dijo.
Susana se arregl el pelo ondulndoselo con la mano izquierda durante un largo rato, hasta
que lo mir y se encogi de hombros.

295
No te entiendo dijo. Agarraron al Gordo, t estabas ah, y no pudiste hacer nada. Te
tenan agarrado?
No. Me qued ah como un mojn, mirando.
Mientras le pegaban al Gordo?
Y despus arranqu.
Susana haba empezado a pestaear sin pausas, como si estuviera frente a un clculo difcil
y los golpes de la mente le perturbaran los ojos.
Arrancaste como un marica? dijo bajito, casi con cautela, temiendo ofender, casi casi
segura que la respuesta sera no, no es eso, no has comprendido.
Arturo sinti que esto de ahora era mucho peor que lo de anoche. Que anoche simplemente
haba sido un maricn, que haba perdido su casa, sus amigos, hasta su magia con la pelota
(Skrmeta 1981: 188).

De este modo, Souto termina cojo y acosado por una prensa centralista que se atreve
a ofrecerle casa y pensin de por vida en Madrid con tal de que confiese y diga
pblicamente que el gol de la final fue con la mano, limpiando as el deshonor de quienes
no soportan haber sido vencidos en casa y menos por unos vascos pueblerinos. Pero Souto
prefiere hundirse y humillarse envolviendo cromos, un trabajo para mujeres que avergenza
a los hombres (Pinilla 1981: 162).
Mientras Arturo terminar juzgado por su abuelo y por su entorno, por no tomar una
posicin frente la realidad del pas. Una realidad que terminar con el fracaso personal de
Arturo gracias al cual comprende que est solo y que su triunfo no hubiera sido sinnimo
de felicidad. Al final, cuando preguntan por Arturo, se dice que no se supo ms de l, salvo
que se fue con su abuelo al sur y que est bien.
La novela Saber perder, de David Trueba, y la novela autobiogrfica Cuando
ramos los mejores, de Juan Jos Armas Marcelo, comparten un elemento en comn: un

296

contrapunto entre la historia personal del futbolista, y la historia de otros personajes. Ariel
Burano, el joven futbolista argentino protagonista la novela Saber perder que llega a jugar
un equipo de Madrid, termina mezclando su historia con la de Sylvia, una chica a punto de
terminar el colegio que tiene un abuelo que vive refugiado en una casa de citas enamorado
de una hermosa africana mientras la abuela se recupera de un accidente domstico, y un
padre frustrado laboralmente que mata a su mejor amigo y se enamora de una ecuatoriana.
Del lado de Cuando ramos los mejores el contrapunto de la historia se establece a partir de
la historia personal del autor y la de su poca: el nio que nace y creece amando el ftbol
de la mano del Real Madrid teniendo como teln de fondo el franquismo y el destino
trgico de sus amigos de generacin.
En Saber perder la polifona de voces, de psicologas y de historias le permite al
lector unir todas las historias en torno a una sola condicin: la soledad. Ariel sale de su pas
natal como una estrella mundial contratado por uno de los mejores equipos del mundo pero
eso no es suficiente premio ni motivacin para enfrentar la soledad que le trae la fama. Por
eso aparece Silvya quien vive la misma sensacin sentada en el pupitre de su escuela por lo
que decide abrirle las puertas a la vida y darle una oportunidad al amor de la mano de Ariel.
Un secreto que los unir y les permitir enfrentar la juventud al tiempo que se deciden a
tomar las riendas de sus vidas. Algo muy similar a lo que le ocurre a Leandro y a Lorenzo,
abuelo y padre respectivamente de Silvya. Ambos estn sin mujer, abandonados como dos
nios pequeos hurfanos sin rumbo ni horizonte. Por eso Leandro escapa de casa a diario
para no ver la convalecencia de su mujer y termina enamorndose de una prostituta a la que
va a visitar casi a diario buscando sexo, compaa y amistad, y por eso Lorenzo se enamora

297

de una inmigrante ecuatoriana con la que intenta borrar su pasado asesino dndose una
nueva oportunidad.

Era la poca de Franco y para nosotros, los peloteros entonces jvenes, felices e
indocumentados, haba dos bandos en Espaa: uno, el del ftbol, el que viva del ftbol y
con el ftbol, el que hablaba de ftbol en los bares de las ciudades y en las plazas de los
pueblos, el que discuta de ftbol de lunes a domingo, para volver a discutir de ftbol la
semana siguiente, interminablemente. Ese bando fue el mismo al que Jorge Semprn tuvo
que adscribirse en la clandestinidad y durante esos mismos aos. Segn su propio
testimonio para no levantar sospechas cuando los lunes iba a desayunar a los bares de
Madrid entre una feligresa que hablaba todo el tiempo de los partidos del partido anterior;
una turbe mltiple, en la que no se distinguan clases sociales, pero poco dada las tenidas
polticas y que haba entregado su alma al mundo, al demonio y a la carne de del ftbol. El
otro bando era el que despreciaba intelectualmente al ftbol porque vea en ese deporte
excesivo una idolatra insoportable, adormilada en el trance perpetuo de su propia
alienacin y fumando el opio del pueblo que el general Franco utilizaba a destajo para
mantener a la poblacin de las tentaciones exteriores, de la revuelta poltica, de la Huelga
General Pacfica. Dos bandos en fin, que te miraban de soslayo, se detestaban, y cultivaban
su mutua antipata en una guerra soterrada y latente que se mantuvo hibernada durante
decenios y que nunca estall del todo (Armas Marcelo 2009: 56).

Este fragmento de la novela Cuando ramos los mejores remite de inmediato a una
confesin que le hizo Jorge Semprm a Luis Garca Montero en una velada en la que
hablaron de Blas de Otero, Vicente Aleixandre, ngel Gonzlez y del clima poltico tanto
dentro como fuera de Espaa:

En el Bernabu, una tarde llena de goles y sorpresas, Semprn descubri que un asiento
muy cercano al suyo estaba feliz y encendindose un puro el temible comisario Conesa. El
camarada que lo acompaaba se levant dispuesto a abandonar las gradas. Pero su

298
experiencia militante, curtida en las conspiraciones contra el ejrcito nazi en el campo de
concentracin de Buchenwald, le aconsej resistir en el asiento con una sonrisa llena de
entusiasmo. Levantarse y abandonar el campo en medio de una goleada poda despertar una
peligrosa sospecha. Mejor aguantar hasta el descanso (Garca Montero 2012: 8).

Y as, sin ms, la novela de J.J Armas Marcelo atraviesa la segunda mitad del siglo
XX dando tiempo a gestas como la de Butragueo en Quertaro y contando la historia de
un individuo que se ve obligado a tener un ojo en la calle y otro en los estudios para poder
enfrentar una realidad con experiencia y con ideas, haciendo parte de una generacin que
vio en el ftbol una puerta a la gloria y a la consagracin del hombre.
Del mismo modo, la novela de David Trueba termina con el final de la temporada y
con la partida del Ariel, lo que se refleja en los cambios que da la vida Sylvia: la relacin
con su padre mejora, el abuelo llega a vivir con ellos y ella logra superar los ltimos
exmenes para poder entrar a la universidad. Un final en el que los personajes no saben que
pertenecen a un mundo del que todos son protagonistas y en el que las decisiones de uno
los afecta a todos.
De otra parte, en Calcio se intentan encontrar las pistas histricas de lo que pudo
haber sido el primer partido de ftbol de la historia. Un hecho que al parecer tuvo lugar en
Florencia en 1530 y con el que Juan Estaban Constan fabula una historia en la que se
escudria con la curiosidad y el estilo borgiano del sabio de biblioteca haciendo una
pesquisa histrica irreal.

299

La historia es narrada en primera persona por Richard Sutcliffe quien recuerda la


amistad que lo uni con Arnaldo Momigliano 133 durante la poca que ambos compartieron
en Oxford hacia 1949 a donde llegaron para dedicarse a los estudios clsicos. Momigliano
es judo refugiado y Sutcliffe es ingls. Un da reciben la invitacin para ir a una
competencia acadmica donde los contrincantes deben argumentar discursos improvisados
sobre un tema al azar. Todo esto, de manera muy amigable a pesar del nombre con el que se
conocen esas competencias: ir al Zoolgico. A Sutcliffe le toca hablar de las fbulas de
Fedro mientras que a Momigliano le corresponde hablar de los juegos de pelota en la
antigedad. Y ese es el punto de giro de la novela, pues Momigliano dice que el ftbol se
invent en Italia ante el estupor de todos los presentes quienes ven en sus palabras un serio
atentando contra el honor britnico. As es como Momigliano viaja a los archivos de
Florencia donde encuentra que en 1530 los florentinos fueron sitiados por espaoles,
pretexto por medio del cual el autor ubica all el primer partido de ftbol entre estos dos
bandos.
As desfilan por las pginas Miguel ngel Bounarroti, Gonzalo Jimnez de Quesada
y hasta aparece un libro con textos apcrifos de Maquiavelo sobre ftbol. Es decir, es una
novela donde se juega a darle un origen al ftbol de manera divertida, haciendo uso de la
figura de un intelectual que ve la posibilidad de redimir su arte con esta aventura.
133

Arnaldo Momigliano, 1908-1987. Fue un historiador italiano exiliado, conocido por sus estudios sobre el
mundo antiguo y su historiografa. Fue profesor en la Universidad de Turn en 1936, pero en 1938 se
traslad a Inglaterra, donde se qued como docente hasta su muerte. Tras un tiempo en Oxford University,
se traslad al University College London, donde ense entre 1951 y 1975. Momigliano fue profesor
visitante de la University of Chicago y tambin en Italia, en la Escuela Normal Superior de Pisa. Adems de
sus trabajos de historia, escribi reseas para el The New York Review of Books. Contribuy con artculos
para la Enciclopedia Italiana; y luego para el Oxford Classical Dictionary y la Encyclopdia Britannica. No slo
estudi historia griega y sus mtodos, sino adems que se interes por la historiografa moderna. Es
considerado un gran intelectual del siglo XX, cuya posicin se ha tenido muy en cuenta en los debates
tericos italianos sobre historia y eurocentrismo, destacadamente a partir de La sabidura de los brbaros.

300
El juego de pelota era parte integrante de la vida social de los mayas prehispnicos. Se han
encontrado rasgos de campos de juego de pelota y representaciones de jugadores no solo en
la regin maya, sino tambin en los territorios de todos los dems pueblos de Mesoamrica.
Este juego no solo se propag en una amplia zona geogrfica, sino que tambin tuvo una
continuidad sorprendente en el tiempo. Sus huellas arqueolgicas se remontan al siglo V
a.c. La clave para entender el juego de pelota en la cultura maya se encuentra en los relatos
del Popol Vuh el libro del consejo. Si bien se trata de un documento de la poca colonial,
las coincidencias entre sus relatos y transmisiones jeroglficas o las representaciones
alegricas son tan grande que los mitos del Popol Vuh pasan por ser una versin posclsica
del mito de la creacin del periodo clsico (Umaa 2010: 15).

Este prrafo del prlogo escrito por Helen Umaa a su libro La garra catracha va
estrechamente ligado con la novela de Juan Esteban Constan ya que en ambos textos se
reconoce que el ftbol es un elemento fundacional dentro de la representaciones culturales
y sociales de nuestro mundo desde tiempos remotos, y que su origen y su desarrollo plantea
un interrogante hasta ahora inexplicable: el ftbol es la expresin espiritual de la condena
terrenal del hombre y su nica opcin real y tangible de alcanzar la gloria.

El cerco de Florencia dur por seis meses ms. El 22 de febrero, en Bolonia, Carlos
recibi la corona de los lombardos, y el 24 la del Sacro Imperio Romano Germnico. El
precio que el Papa segua siendo el mismo: la ciudad de sus mayores, ahora para uno de sus
descendientes. Si se tenan que morir todos de hambre, all encerrados, ms les vala
hacerlo pronto. Tal parece que alguien le cont, algn da, de una partida de calcio entre la
repblica y el imperio; apenas pudo contener una mueca de horror y de sorna, antes de decir
en latn: el emperador es un hombre cristiano y prudente, no creo que pudiera prestarse
para juegos as; si no lo vimos aquellos das, es porque estaba rezando en su recmara
(Constan 2010: 184).

301

Una novela que al igual que El rea 18 de Roberto Fontanarrosa, habla de un


mundo en el que un partido de ftbol es la alternativa ms hermosa frente a la sangre de las
guerras. En la novela de Fontanarrosa el agente sirio Best Seller se ve envuelto en una
trama de espionaje futbolero en la cual debe liderar a un grupo de mercenarios convertidos
en futbolistas, los cuales se enfrentan a la imbatible seleccin de Congodia, un pas africano
que aprovecha el ftbol para resolver todos sus problemas polticos, econmicos y
diplomticos. En Congodia todo gira en torno al ftbol: los prceres son futbolistas cuyas
estatuas decoran plazas y museos, y sus carreras universitarias pasan por aprobar materias
referentes a cmo cobra un crner. Pero lo que hace importante a Congodia dentro del
panorama mundial es su estratgica ubicacin geogrfica. Razn suficiente como para
reconvertir a un grupo de hombres desesperados en futbolistas capaces de ganar en un
estadio infernal construido en la boca de un volcn. Al final, el volcn hace erupcin en
medio del partido justo antes de que Best anote el gol de la victoria.

4.8 EL ALARGUE: LA POLMICA

Para empezar con este ltimo tema, el cual est subdividido a su vez en otros cuatro,
vale la pena revisar los prlogos de las dos antologas de Cuentos de ftbol de Jorge
Valdano. El primero empieza con una pequea introduccin de dos pginas en las que se
pretende hacer entrar en calor al lector, estableciendo un contexto. Es decir, estas dos
pginas tienen como propsito justificar la publicacin de un libro de cuentos de ftbol, de
tal modo que quede claro que el tema no es el ftbol en s, o sea lo deportivo, sino por el

302

contrario todos aquellos elementos sociales e individuales que hacen parte de la formacin
e identidad de un grupo y de un individuo. Y dice as el primer prrafo de la introduccin:

Del infortunio a la gloria, del xito al fracaso. Pocos acontecimientos en la vida consiguen,
como el ftbol, recorrer de un extremo al otro y en poco menos de dos horas, los
sentimientos de una muchedumbre dividida por dos querencias rivales en el terreno de
juego. Pasin, odio, fidelidad, desencanto, son elementos viscerales de un deporte, un juego
tan aplaudido por la masa como abucheado y despreciado, hasta hace pocos aos, por los
intelectuales (Valdano 1998a: 7).

Luego viene un pequeo agradecimiento a Jorge Valdano por la cuidadosa seleccin


y edicin del libro y por supuesto a sus iniciativas en torno a dignificar el lenguaje con el
que se discute de ftbol. Finalmente la mencin de Santiago Segurola y Mario Benedetti
por confiar, compartir y apoyar el proyecto y unas palabras de Valdano:

Culturalmente despreciado, polticamente utilizado y sociolgicamente reducido a una


expresin popular de menor cuanta, el ftbol sigue atrapando la emocin dominguera de
aficionados de todo el mundo, convertido en un cautivante fenmeno de movilizacin de
masas que debera ser merecedor de una atencin ms respetuosa (dem: 8).

Luego encontramos el prlogo de Jorge Valdano, que tiene una particularidad: en


realidad es una crnica en la que se hace memoria de cierto intelectual de nombre Alcides
Antua Cavallero, quien indignado por lo que el ftbol provocaba en el mundo entero,
indag sobre l para poder comprenderlo. Lo interesante del prlogo es la manera como
Valdano, haciendo uso de una historia particular y de la cual no interesan ms que las
pesquisas en torno al ftbol, establece un contexto que sirve de abrebocas al lector a

303

propsito del contenido del libro. Entonces, a modo de pequeas reflexiones producto de
una particular manera de hacer trabajo de campo, el protagonista va deduciendo lentamente
y delimitando aquello a lo que se le llama ftbol. De esta manera, Alcides nos va revelando
el carcter propio del ftbol, segn lo que ve y oye:

Vio parecida pasin en los estadios de todos los continentes: Es un fenmeno


universal, se dijo

En un parque de Camern vio jugar a un padre con su hijo: Produce un dilogo


intergeneracional, se dijo

Vio a un negro salir de una favela y a un blanco de una mansin para jugar un mismo
partido en Copacabana: Es un rito de inversin social, se dijo...

En Mnich vio jugar con eficacia alemana y en Sevilla comprob que tambin en la
cancha el pblico quera jactarse de arte: Es una expresin cultural como otra cualquiera, se
dijo

Vio dos aficionados discutir de ftbol y luego a cuatro, y luego a diez en una esquina de
Riyadh: Es un vehculo de comunicacin, se dijo

Vio una piedra estallar contra la cabeza de un rbitro en Hong-Kong: Es una va de


escape, se dijo

Vio obreros dejando energas detrs de un baln en un suburbio de Buenos Aires: Es un


arma de distraccin, se dijo (dem: 14).

A su vez, Valdano nos recuerda que Alcides tambin recurre a otro tipo de fuentes
como la biblioteca donde aparecen las infaltables y clebres frase de personajes como
Camus, Borges, Wenceslao Fernndez Flrez y Vzquez Montalbn a propsito del ftbol.

304

Al final, Alcides decide dejar de hacer preguntas e ir cada domingo sagradamente al


estadio, por lo que su historia se resume en la ltima frase del prrafo en el que acaba su
historia:

Pobre Alcides, cuanto ms ruido hace ms feliz parece (dem: 16).

Esta ingenua afirmacin permite entrever una pequea verdad: resulta intil
preguntarse por el ftbol y todava peor pretender comprenderlo en toda su dimensin ya
que siempre hay otro domingo. Qu quiere decir lo anterior? Que al igual que sucede con
la literatura donde cada lector hace de un libro su propia lectura y esto es acceder a l desde
unas coordenadas particulares, el ftbol como lenguaje no ofrece verdades sino realidades.
En este punto no me interesa ms que subrayar la frustracin intelectual a la que
queda reducido Alcides, y la enorme alegra que le representa asistir al estadio. Es decir, y
como el mismo Valdano lo aclara desde el principio, el tema no es el ftbol como dinmica
de lo impensado, 134 el tema, si es que hay, es probablemente uno solo: el gol y todo lo que
este conlleva, porque gracias a l, la sociedad se divide en dos: los que festejan y los que lo
sufren (Nacach 2006: 101). En otras palabras, es reconocer todo lo que sucede a su
alrededor antes y despus, y que adems es capaz de hacer recorrer un sinfn de
sentimientos y sensaciones a una muchedumbre la mayor parte de las veces enfrentada.
Dicho as, vale la pena recordar dos frases de Valdano. La primera al final del mencionado
prlogo y luego de la historia de Alcides:

134

La frase es tomada del ttulo del libro de Dante Panzeri Ftbol, dinmica de lo impensado de 1967.

305
La historia de Alcides sirve al tono de este prlogo y la escribo por simptica antes que
por buena, sin otra pretensin que la de abrir el apetito de los lectores y advertir a los
intelectuales sobre los riesgos de ponerse serio con un juego (dem).

Y la segunda, de una entrevista con Juan Villoro de 1998 incluida en el libro Dios es
Redondo:

Juan Villoro: Durante mucho tiempo los escritores no hablaron de ftbol y ahora hay la
moda opuesta; el ftbol se presenta como sustituto de la cultura, la religin o la poltica, no
estamos intelectualizando demasiado el juego?
Jorge Valdano: Estoy de acuerdo. Adems siento una responsabilidad directa en este
sndrome. Me parece que durante mucho tiempo el ftbol careci de un discurso que lo
sustentara y est muy bien que intelectuales piensen en algo que interesa tanto a la gente y
que es en muchos sentidos inexplicable, porque nos hace sentir cosas muy parecidas en el
estmago sin que lo que ocurra el domingo modifique sustancialmente nuestras vidas. Se
trata de dos historias paralelas: por qu la cultura se acerca al ftbol y por qu el ftbol se
acerca a la cultura? Lo nico que puedo decir es que he tenido cierto deseo de reflexin
sobre el tema que me ha ocupado toda la vida, y que a veces he exagerado. El ftbol tiene
que ver con lo que talo Calvino llama identidades leves, se trata de una excusa que nos
da una sensacin de pertenencia (Villoro 2006: 205).

Ambas afirmaciones recuerdan las palabras de Santiago Segurola quien subraya que
los escritores no han logrado explicar literariamente un partido de ftbol y se han quedado
ms en lo que pasa alrededor del deporte, en las historias de amor y en los hinchas, sin tocar
el misterio, que es bellsimo, y es algo que debera ser explicado perfectamente por gente
que tiene el don de la palabra. De este modo podemos llegar a un par de conclusiones: la
primera es la manera como Valdano advierte la naturaleza inexplicable del ftbol y los

306

riesgos que conlleva sumergirse en su dominios, y la segunda, la manera como lentamente


el ftbol se ha convertido en una industria meditica con un discurso propio 135.
Del mismo modo, pretender que un escritor explique literalmente un partido es una
empresa intil ya que como bien lo define Juan Villoro:

Escribir de ftbol es una de las muchas reparaciones que permite la literatura. Cada cierto
tiempo, algn crtico se pregunta por qu no hay grandes novelas de ftbol en un planeta
que tiene el aliento para ver un mundial. La respuesta me parece bastante simple. El sistema
de referencias del ftbol est tan codificado e involucra de manera tan eficaz a las
emociones que contiene en s mismo su propia pica, su propia tragedia y su propia
comedia. No necesita tramas paralelas y deja poco espacio a la inventiva de autor (dem:
21).

Y aqu encaja el prlogo al segundo volumen de cuentos seccionados por Jorge Valdano.

El ftbol, abrazado por el mercado, crecer como negocio. Sin embargo, un solo nio que
corra tras un baln lo devolver a su apasionante punto de partida. Desde la ingenuidad
inicial hasta la celebridad meditica y comercial sobre la que marcha hacia el siglo XXI,
todo es ftbol. Un juego simple cruzado por todas las influencias culturales de la sociedad
La pasin que despierta el ftbol y su consecuente repercusin econmica en todos los mbitos han
derivado en un intento globalizador de este deporte. Hoy en da se puede afirmar, como sostiene Pascal
Boniface, que el ftbol es el arquetipo de la globalizacin en mayor grado que la democracia, la economa
de mercado o Internet. NO existe actualmente un fenmeno ms global. Su imperio no conoce fronteras ni
lmites y a diferencia de otros se ha ido extendiendo por todo el planeta de manera pacfica sin necesidad de
imponerse. Adems, el ftbol constituye, por otra parte, uno de los raros fenmenos de la globalizacin
que se escapa a la dominaciones estadounidense. Las nuevas tecnologas son Silicon Valley, la Bolsa es Wall
Street, el poder es la Casa Blanca, el cine es Hollywood, la informacin es CNN. El ftbol es una excepcin a
esa regla. Estados Unidos no es una gran potencia del ftbol. (Alcaide 2009: 173) Sin embargo, un ejemplo
de la participacin de Estados Unidos en el mundo del ftbol es Nike quien gracias a sus anuncios
comerciales construye imaginarios alrededor de este deporte, en donde se nos muestra como una forma de
vida. Al igual que Adidas o Puma. Y cabe recordar que Nike viste al F.C. Barcelona, al Manchester United, y
Juventus entre otros; as como Adidas viste al Real Madrid, AC Miln y Bayern de Mnich entre otros.

135

307
del espectculo. Prspero y confundido, el ftbol se va alejando de su esencia y empieza a
ser una mentira muy bien contada por los medios de comunicacin. El juego es como la
literatura, una recreacin de la realidad. Si los dos universos tardaron en confluir debe ser
porque sus caminos fueron siempre paralelos. Haba algo de redundancia en la literatura
futbolstica (Valdano 1998b: 12).

No obstante, luego del Mundial de Italia 90 escribir de ftbol se vuelve una moda.

Desde los noventa, la relacin entre ftbol y literatura se conjug en un maridaje tan
extrao y sospechoso como su anterior desencuentro. En un proceso de globalizacin del
negocio del ftbol, la literatura acompa ese devenir y tambin el mercado editorial. Hoy
no se trata tanto de un acercamiento del arte a los sectores populares sino lisa y llanamente
con excepciones de una operacin de mercado. Primero fue el realismo poltico, luego
la novela histrica y la literatura new age y actualmente el ftbol (Brienza 2006: 4).

Esto explicara el fenmeno producido en la literatura latinoamericana donde ha


aumentado significativamente la realizacin y distribucin de antologas sobre ftbol,
adems de la escritura de cuentos y novelas por parte de escritores con una corta o mediana
trayectoria literaria. Habra que otorgar el beneficio de la duda a esta generacin de
literatura futbolera ya que es la que ha crecido con la consolidacin de las grandes leyendas
de este deporte (Pel en el 70, Cruyff en el 74, Maradona en el 86, Zidane en el 98 y ahora
Messi, y Cristiano Ronaldo) y con el poder de la transmisin televisiva. Escribir los
discursos reales y ficcionales que genera el ftbol ahora puede ser ms fcil que antes.

308

4.8.1 LA RELIGIN

El ftbol como fenmeno social de movilizacin masiva permite a diario diversas


opiniones a propsito del carcter casi sagrado que gran parte de la poblacin mundial le
concede. Estas opiniones, ya estn a favor o en contra, hacen uso, de vez en cuando, de la
palabra religin en algn momento de sus argumentos. En su libro Ftbol una religin en
busca de un Dios, Manuel Vzquez Montalbn establece un dilogo que ilumina alrededor
de la habitual tendencia de comparar la religin con el ftbol. Pues bien, para poder abordar
este tema, es necesario traer a colacin los siguientes cuentos: Cuando los balones se
hicieron invisibles de Fulgencio Argelles, Aquel santo da en Madrid de Jos Luis
Sampedro: La poda del olvido de ngel Fernndez Santos, y El alma al diablo de Justo
Navarro.
El cuento de Fulgencio Argelles es proftico. Al igual que el de Sampedro, nos
habla de un futuro no muy cercano en el que el orden mundial gira en torno al ftbol.
Cuando los balones se hicieron invisibles cuenta la historia de un jugador y entrenador
excepcional llamado Hctor Guerrero y la terrible crisis social de dimensiones apocalpticas
en la que se ve envuelto su pas, cuando de repente, empiezan a desaparecer los balones de
ftbol.

El ftbol lleg a convertirse en la religin de un pas ajeno a su propia rutina. Los partidos
de liga se repartieron a lo largo de toda la semana, con el fin de que todos los das, y no slo
el domingo, fueran jornadas de ftbol. Las televisiones organizaban debates interminables
sobre las jugadas dudosas y uno comits oficiales nombrados al efecto, despus de analizar
los vdeos y atender las reclamaciones, decidan en acto pblico televisado, si proceda, la
repeticin de los partidos. Algunos se repetan varias veces, con lo cual las ligas se hacan

309
interminables. Los grupos polticos se vieron obligados a hacer declaraciones pblicas
detrs de cada encuentro y a incluir en sus programas electorales medidas para coordinar el
mundo del baln, multiplicar las ayudas econmicas, ampliar los estadios y cambiar los
planes de enseanza adaptndolos a la nueva importancia del deporte rey. Las cadenas de
televisin que no emitan programas referidos al mundo del ftbol se quedaron sin
audiencia y se vieron obligadas a cerrar. Los horarios de trabajo se adaptaron al complicado
calendario de retransmisiones ligueras y se crearon sindicatos al efecto. Las pginas que los
peridicos dedicaban al deporte fueron aumentando ms y ms hasta hacer de toda la prensa
nacional una prensa deportiva. Entrenadores, jugadores y presidentes de los clubes daban su
nombre a las calles de las ciudades y a los colegios y a los hospitales, grababan discos,
pronunciaban conferencias y escriban libros que desplazaban de las listas de ventas a los
escritores ms afamados, muchos de los cuales tuvieron que dedicarse a inventar relatos
relacionados con el ftbol, a escribir biografas de ex futbolistas famosos o a dirigir las
floridas memorias de los presidentes. Se crearon ctedras en las universidades donde se
estudiaban materias como La Historia del Ftbol, La Filosofa del Ftbol, Estrategias
Futbolsticas Aplicadas a la Economa Nacional, El achique de los Espacios y la Poltica de
la Moneda nica, El Fuera de Juego y la Marginacin, Ftbol y Dios, Psicologa de los
Banquillos y Teora Psicoanaltica de la Frustracin, El Smbolo del Baln en el Primer
Ao de Vida del Nio y otros muchos temas que dieron pie a tratados, teoras y doctorados
y que revolucionaron el mundo de la cultura y de las finanzas.

Y contina:

Las acciones de los clubes cotizaron en la bolsa y acapararon en poco tiempo la mayora
de los movimientos burstiles. El mercado interbancario, el precio de la deuda, los tipos de
inters, obligaciones, pagars, fondos de inversin y hasta el valor de los metales preciosos
oscilaban en cada sesin en funcin de los resultados ligueros de la jornada anterior. Hubo
quiebras de empresas importantes, cierres de bancos, suicidios seeros y huida de capitales
extranjeros ante aquella fiebre desquiciante que ms all de las fronteras nadie lograba
entender. El infarto se convirti en una enfermedad al cabo de la calle y era frecuente ver
caerse desplomados a peatones que esperaban para cruzar un semforo con el transistor al
odo. Se comercializaron los automviles con televisin y aumentaron espectacularmente

310
los accidentes de trfico. En las ltimas elecciones un grupo poltico con el nombre de
Ftbol al Poder, formado en su mayora por viejas glorias del ftbol y por catedrticos y
doctores en las materias de nueva implantacin, obtuvo la mayora absoluta y entonces
aquel juego de pelota de once contra once se transform en una urdimbre asfixiante que lo
fue invadiendo todo hasta ser capaz de conciliar las contradicciones ms ancestrales del
hombre en un nico grito de salvacin, y por lo tanto de inflexible supersticin. Se legisl
al respecto, y lo mgico, lo astrolgico y lo quiromntico, en definitiva todas las tcnicas de
lo imposible, se pusieron al servicio de la nueva religin, y los telogos se aplicaron en la
tarea de inventar misterios que cimentaran las nuevas creencias. Las conciencias se fueron
alterando y el pas fue capaz de vivir durante mucho tiempo en el limbo de aquellas nuevas
ilusiones. Las voluntades se solidificaron en un solo objetivo: el ftbol de cada da; y todas
las rbitas de la realidad confluyeron en ese objetivo hasta invadir brbaramente las
personalidades de la misma manera que lo hacen las pestes, el hambre o el fro. As vivi el
pas durante muchos aos (Valdano 1998: 20-31).

El cuento es una revelacin. A propsito, Vzquez Montalbn afirma en su libro que


ya ni los jugadores son los sacerdotes fundamentales ni los feligreses los dueos de la
iglesia. El poder condicionante del dinero pasa por las exclusivas de televisin y la
publicidad. Por lo tanto, es una religin en busca de un Dios ya que son muchos los
semidioses que aspiran a la corona: medios de comunicacin, marcas deportivas, empresas
privadas, gobiernosetc. Esto, claro est, asumiendo que cada tanto es postulado y casi
siempre derrocado un nuevo Dios: Pel, Maradona, Ronaldo, Zidane, Ronaldinhoetc. En
el cuento se desnuda sin piedad toda esa maquinaria desmesurada que puede llegar a
generar el ftbol en un hipottico pas, el cual se ve asaltado de la noche a la maana por el
fin de los tiempos, a raz de la desaparicin de los balones. Las proporciones bblicas del
caos realmente coinciden con las palabras de Vzquez Montalbn donde ms adelante
afirma lo siguiente:

311
El juego ya no depende del juego coordinado de jugadores capaces de propiciar instantes
mgicos memorables, mitificables, sino de sistemas que llevan el nombre o el apellido de
un entrenador (Vzquez Montalbn 2005: 16).

Del mismo modo Vzquez Montalbn pone en entredicho las polticas de los clubes
que permiten la incorporacin de jugadores extranjeros sin casi ningn tipo de control, ya
que debido a la enorme cantidad de dinero que est en juego, lentamente se empieza a
imponer el resultado sobre la identificacin. Es decir, se debilitan los elementos de
integracin e identificacin social y se pasa, como en el cuento, a hacer uso del ftbol como
herramienta para la masificacin, consumo, alienacin y deshumanizacin del individuo
desde aspectos netamente resultadistas.

El ftbol-negocio ha propiciado la aparicin de juntas directivas surrealistas en las que a la


condicin advenediza se suma la de nuevos ricos caprichosamente derrochadores
estimulados por la aportacin televisio-publicitaria. Algunos presidentes de clubes parecen
Calgulas nombrando todos los das procnsules a sus caballos y sometiendo a sus
prepotencias y a sus miedos al fracaso el sentido lgico emocional de los jugadores,
entrenadores e incluso de la misma aficin (dem: 19).

El cuento plantea la inexplicable reaccin de los balones de ftbol, ya que estos, de


repente, empiezan a desaparecer de los estadios y de las canchas en el preciso instante en el
que todo gira en torno a ellos. Esto desata el caos que nos describe el cuento. El ftbol es
sacado de su ecosistema e incorporado a la fuerza en otro. En otras palabras, se intenta
establecer un nuevo orden social a partir del ftbol sin la menor sospecha de que, al final,
una extraa e inexplicable voluntad hace que los balones desaparezcan.

312
La primera vez fue durante la disputa de la final de la Copa del Presidente. Hctor
Guerrero lo recordaba muy bien. l se sentaba aquella tarde en el banquillo como
entrenador del equipo que iba venciendo por dos a cero. El delantero paraguayo de la otra
escuadra fue a rematar a bocajarro un baln que se qued suelto en el rea con el portero
batido y el esfrico se esfum. Un tirn en el muslo oblig al jugador a salir del campo en
camilla. Se fueron sacando ms balones, pero todos corrieron la misma suerte. Hubo que
suspender el partido. En una semana desaparecieron todos los balones de cuero, de goma y
de plstico, y hasta las pelotas de playa. Ni los ms entendidos en las ciencias
parapsicolgicas supieron dar una explicacin. Se pidieron balones a los pases vecinos que
fueron trados cuidadosamente en camiones frigorficos, pero en cuanto cruzaban las
fronteras se volvan invisibles (Valdano 1998: 33).

El ftbol y su industria, dice Vzquez Montalbn, adems, han permitido que se


haga carrera poltica en los clubes ya que los notables empresarios que llegan a la direccin
de los clubes, luego aspiran a participar, como Silvio Berlusconi o Mauricio Macri, de las
formas de gobierno de sus respectivos pases. El cuento representa, sin mayores diferencias,
las condiciones sociales a las que se ve expuesto un pas en plena guerra civil, o en
enfrentamientos con otras potencias. La poblacin es destrozada, aniquilada, las
instituciones saqueadas y sus lderes asesinados. El caos y el terror se imponen sin piedad
en un grupo social vulnerable y desprovisto de herramientas capaces de hacer frente al
desconcierto. Toda la historia se recrea a la luz de Hctor Guerrero, quien pierde su familia
y su vida, a causa del ftbol. El pas entero est condenado a la oscuridad del trabajo
esclavizado y las escasas raciones de comida. Vzquez Montalbn presagia est utpica
sociedad cuando afirma que en el pasado, las satisfacciones que aportaba la presidencia de
un club de ftbol, incluso asumiendo que los mandos religiosos, econmicos,
institucionales y polticos estaban por encima, eran reconfortantes. Ahora, un presidente de
un club de ftbol, es decir su lder, representa el orden secreto del caos, la lgica interna de

313

la voluntad de las masas que slo las religiones pueden encauzar. Por esto, las instituciones
convencionales cada vez se atreven menos a enfrentarse con los clubes de ftbol porque
significa enfrentarse con el electorado

organizado y enfervorizado. Al final, Hctor

Guerrero quiere desaparecer al igual que los balones. Sus nicos recuerdos son los lbumes
de los campeonatos que an conserva y algunos peridicos en los que aparecen fotos suyas.
Nadie puede verle sus pequeos tesoros. En el nuevo orden, cualquier brote de ftbol o
cualquier elemento que lo suscite o lo invoque es visto como un pecado merecedor de la
pena de muerte. A lo largo del cuento se descubre una suerte de apocalipsis, una peste de
proporciones bblicas debido al ftbol. Ms que una guerra, es el fin. Todas aquellas
bondades que se vean venir del ftbol, han desaparecido: la credibilidad en los
gobernantes, las ilusiones y, sobre todo, la masificacin de una poblacin civil expuesta a
los caprichos de una clase dirigente. El ftbol es llevado a tal extremo que el individuo es
incapaz de reconstruir su pasado.
Aquel santo da en Madrid, el cuento de Jos Luis Sampedro, nos muestra la
visin de un extraterrestre un domingo de ftbol en Madrid 136. De regreso a su planeta de
origen, un extraterrestre sugiere a sus superiores aprovechar el paso obligado que este tiene
que hacer muy cerca a la tierra en su camino hacia su mundo, para indagar un poco acerca
de los cambios que se han dado en la tierra en materia religiosa. La propuesta es muy
sencilla, ya que dentro de su ruta se encuentra la tierra; valdra la pena aprovechar para
actualizar los conocimientos acerca del sentimiento religioso en la tierra. Es decir, las
ltimas noticias que tienen de la tierra son de muchos aos atrs y al parecer ha habido
Otro cuento de ciencia ficcin con tema futbolstico es: Un ligero caso de insolacin de Arthur Clarke
publicado en 1958 donde en un pas latinoamericano llamado Perivia un grupo de hombres planea un
partido de ftbol contra la seleccin de un pas vecino llamado Panaguara para tomar el poder
aprovechando que todo el ejrcito est sentado en las gradas como pblico.

136

314

cambios significativos que han modificado significativamente el orden terrestre y por


consiguiente, sus planes de expansin en la tierra. El alto grado de contaminacin
atmosfrica hace que este extraterrestre pueda permanecer slo un da en la tierra.
Entonces, debido a dos motivos fundamentales, escoge un domingo santo en Espaa. El
primer motivo es el hecho de que Espaa es la encarnacin del catolicismo ms acendrado;
el segundo, por la importante transicin poltica que est experimentando Espaa 137. Claro,
esto con miras a una posible invasin en la que es necesario prever la mentalidad reinante y
as no cometer el error de argumentar una colaboracin cientfica sino una aparicin
mesinica capaz de controlar ideolgicamente a todo el pas. El texto es, por consiguiente,
el compendio de las memorias que este extraterrestre escribe a sus superiores.

La verdad es que mi primera impresin, sobrevolando ya la capital, fue ms bien


confirmar lo que sabamos, es decir, la intensa religiosidad colectiva, pues mis sensores
psicosociales captaban fuerte ondas convergentes orientadas hacia un punto concreto de la
ciudad. Hacia esa orientacin atendan las mentes ciudadanas en su mayora, bien
meditando sobre el culto, bien preparndose con la lectura de prensa especializada o
cambiando impresiones sobre los actos del santo da. Ya vea yo a los impacientes
empezando a provocar embotellamientos en las calles conducentes al foco de convergencia,
sin duda, al templo principal. Desde los barrios ms lejanos acudan arroyuelos humanos a
sumarse en las bocas del metro llenando autobuses y coches particulares. La creciente
ionizacin sicolgica del ambiente daba a entender que se acercaba la hora y para m, no
poda existir duda de que aquellas masas, olvidando toda otra preocupacin en su da
sagrado, no podan concentrarse ms que para una cosa: la celebracin el culto nacional.
Mezclado con la multitud llegu al templo y me qued estupefacto ante una arquitectura
muy diferente de la conocida. Pero an fue mayor la sorpresa en el interior, donde nada
recordaba la liturgia de siempre: ni naves, ni retablos, ni altares, sino un inmenso gradero
al aire libre, rodeando un gran espacio rectangular cubierto de csped. En suma, algo ms
parecido a un circo romano que a una iglesia tradicional (dem: 318).
137

El cuento fue publicado originalmente en el diario El Pas (Espaa), el 17 de abril de 1987.

315

El cuento, por dems corto, contina con una comparacin entre ambos cultos. Por
un lado est la experiencia religiosa del rito catlico con cada uno de sus elementos tales
como la ceremonia, los sacerdotes, el bien y el mal, el vestuario y dems; y de otra parte
aparece el ftbol y toda su parafernalia entre jugadores, uniformes, rbitros, pblico, cantos
y goles. La comparacin, por lo tanto, llega a lmites sagrados cuando se compara el
uniforme blanco del Real Madrid contra el uniforme oscuro del equipo rival, y la consigna
clara de cada uno de los bandos de introducir el baln en la portera contraria. Es decir, el
baln como gran metfora del mundo, representando la eterna lucha entre el bien y el mal,
o sea, uniformes blanco y negro respectivamente. Lo interesante de toda la comparacin es
la capacidad de asombro con la que este extraterrestre intenta digerir la nueva religin.

En definitiva, el culto hispnico anterior ha cedido paso a esta nueva fe naturalista, en la


que verdaderamente se vuelca el actual sentimiento religioso de los espaoles, hasta el
extremo de que, segn conversaciones captadas a mi alrededor en el campo, no slo el
domingo es consagrado a la ceremonia, sino que entre semana muchos fieles se dedican
piadosamente a llenar de cruces unos impresos especiales, ignoro si como nueva forma de
oracin o como publico examen de conciencia y confesin de pecados cometidos (dem).

La experiencia religiosa es evidente desde el punto de vista del extraterrestre, quien


se sorprende no solo de las similitudes y el simbolismo de esta nueva religin y esta nueva
fe, sino que adems, consciente de los planes expansionistas de su raza, aconseja no invadir
ni colonizar la tierra desde un mesianismo religioso y propone, con ciertas dudas, optar por
un equipo de once especialistas capaces de derrotar cualquier otro culto internacional. Es un
cuento muy corto que ofrece una visin panormica de lo que sera la opinin de un
extraterrestre que, enterado de la historia de la humanidad, se ve sorprendido ante la

316

aparicin y el poder de convocatoria de una nueva religin capaz de provocar un cambio


tan extremo y en tan pocos aos de la fe religiosa. Sin embargo, como anteriormente deca
Manuel Vzquez Montalbn, ya ni los jugadores son los sacerdotes, ni los feligreses los
dueos del templo.
El cuento de ngel Fernndez Santos, La poda del olivo, introduce un aspecto
mencionado anteriormente como es la compra de partidos, con un valor agregado: la iglesia
como institucin, representada en un cura homosexual y tramposo. El cuento nos narra la
historia del Cacique Zapata, otrora jugador de ftbol de gran temperamento que cuenta
entre sus mayores logros haber jugado encuentros picos en San Mams y en Wembley,
ahora convertido en entrenador de equipos de medio pelo. Del otro lado est un sacerdote,
viejo compaero de juergas del Cacique, ahora tambin entrenador.
El cuento se centra en la manera como el cura intenta comprar el partido que
enfrentar al equipo del Cacique con el suyo. Se citan en el confesionario de la iglesia y el
cura le ofrece un fajo de billetes al Cacique para que venda el partido y deje que su equipo
caiga derrotado por el de l. Entonces, se descubre que ambos tienen ases bajo la manga. El
Cacique tiene a su hijo dentro de su equipo y le ha enseado una jugada mortal capaz de
romper la rodilla y el tobillo del oponente, sin que ningn rbitro la vea como falta
descalificadora. El cura, por su parte, est enamorado de un joven jugador habilidoso y con
un futuro prominente, que es la estrella de su equipo. Ambos, por consiguiente, pretenden
no solo la victoria sino asegurar un futuro econmicamente generoso. El Cacique, luego de
increpar al cura por intentar sobornarlo y por haber vuelto a enamorase de uno de sus
jugadores, lo coge por el cuello hasta casi ahogarlo mientras toma el fajo de billetes y se
marcha. De esta manera, el da del partido alerta a sus muchachos de que le han propuesto

317

vender el partido por lo cual les pide a sus jugadores la mxima entrega posible. Al final, el
hijo del cacique choca contra el jugador estrella del cura provocando su muerte instantnea
al enviarlo contra uno de los postes.

Cuando el muchacho era nio no entenda el empeo de su padre en torturarle obligndole


a ramonear olivos hasta la extenuacin. Salan de madrugada de Talavera en busca de
colinas, entre Alberche y Sotocochinos, se perdan sedientos y hambrientos en los olivares
de Sanchn y all el Cacique ordenaba a su hijo pelar todos los ramones que brotan de todos
los troncos. El nio era zurdo y no entendi hasta que fue muchacho por qu forzaba su
naturaleza en aquellas extenuantes podas con su mano blanda, que era la derecha. Deba
talar cada ramn de arriba abajo, con la hoz de la faca apoyada en las speras verrugas del
olivo, posicin que contradeca la mitad derecha de su cuerpo y que engendr a lo largo de
los aos entramados duros como piedras en el muslo, el hombro, el torso y los riones de
ese lado. Una nia, aos ms tarde, una vez que el muchacho pescaba en una charca de las
sirgas del Tajo, le hizo percatarse de que su brazo derecho era una cuarta ms largo que el
izquierdo y que lo contrario les ocurra a sus piernas, lo que converta su andar en un
garabato, que luego, cuando aceleraba el paso, experimentaba una repentina mutacin e
introduca en sus movimientos un balanceo elstico de inexplicable armona (dem: 166).

El Cacique obliga a su hijo a una frrea disciplina durante la infancia para as poder
ensearle a hacer la gran jugada con la podr que llegar a ser uno de los mejores defensas
de todo el mundo. El muchacho no lo entiende hasta cuando es un adulto. Dicha jugada la
aprende el Cacique en uno de sus tantos peregrinajes alrededor del mundo mientras fue
jugador activo. Al mismo tiempo, el Cacique contrata prostitutas para que hagan hombres a
sus jvenes jugadores y provoquen en ellos la sed necesaria y la hombra suficiente como
para salir a destrozar cuanto tobillo se cruce en sus caminos. El cuento es, pues, la dura
realidad a la que se enfrentan los jugadores que en pocas pasadas triunfaron y ahora el
olvido los persigue para aniquilarles el alma. Del mismo modo, el cuento plantea las

318

dificultades que representa para los equipos de pueblo trascender, triunfar y al mismo
tiempo sobrevivir con cualquier empleo. Sin embargo, lo ms significativo del texto es la
relacin entre el cura y el Cacique enfrentados cada uno desde un banco diferente. Resulta
interesante que tanto el hijo del Cacique como el nio estrella del equipo del cura, son hijos
de prostitutas. Este hecho trae a colacin la posicin de Vzquez Montalbn cuando dice,
refirindose a las futuras estrellas, que nada es mejor para darle sed de gloria al genio que
haber nacido en las condiciones ms humildes.
El alma al diablo, el cuento de Justo Navarro, narra la historia de un futbolista que
una noche, luego de acumular un nuevo fracaso en su carrera deportiva, vende sin querer su
alma al diablo a cambio de una consagracin definitiva llena de triunfos y glorias. Este
joven jugador ha llegado al Real Madrid como una de las nuevas promesas y futura estrella
del balompi mundial. Sin embargo, el sueo de usar la camiseta nmero nueve de Di
Stefano se convierte en una utopa. Entonces, un viernes, en medio de la desgracia de no
haber sido convocado para el prximo partido, decide ir a tomar una cerveza a un lugar
donde nadie lo conozca. A las dos de la madrugada sale en un Volkswagen y de este modo
resulta en un bar de carretera. All, cuando est a punto de irse, luego de varias cervezas y
en medio de una borrachera que todava le permite conducir con cierta cordura, aparece un
hombre que le impide tomar la ltima cerveza.

La cerveza me la bebo yo.


El futbolista mir a quien hablaba y le agarraba la mueca, a quien le impeda llevarse la
cerveza a los labios. Mir la mano fuerte, un poco spera, de mecnico, de motorista, una
mano rozada por destornilladores y llaves inglesas. Aquel hombre no tena el pelo muy
limpio, el pelo aplastado con fijador, y una cicatriz le divida la ceja derecha, como si
tuviera dos cejas. Llevaba una camiseta del Real Madrid bajo un esmoquin verde de crupier

319
de casino: algo haba en el hombre, algo helado y amenazante, como si aguardara una sola
palabra para soltar un puetazo. El hombre lo miraba fijamente, y el futbolista sinti
miedo.
La cerveza me la bebo yo, y t juegas maana al ftbol dijo el hombre.
El hombre la haba arrancado la copa de la mano: se estaba bebiendo la cerveza del
futbolista. Y el futbolista sinti vergenza, y no saba si era la vergenza de permitir que le
quitaran la cerveza y se la bebieran, o si era la vergenza de haber sido reconocido en un
bar repugnante, escondindose, fracasado, arrumbado en un local de gente tan indeseable
como el hombre que le haba quitado la cerveza. Pidi otra cerveza a la camarera (dem:
249).

En apariencia, este fantasma, que podra ser un hincha, le impide al futbolista que
tome ms cerveza, dicindole que l se las toma, ya que el futbolista tiene que jugar al da
siguiente. El futbolista, ms que nadie, sabe que no est dentro de los concentrados para el
partido, por lo cual no entiende nada de lo que le est diciendo este aparecido. Luego de
esta extraa conversacin, el aparecido decide acompaar al futbolista al coche para que
este vuelva a su casa y descanse para el partido del otro da. Entonces aparece Satans.

Maana tienes que jugar, y vas a marcar un gol.


S, por eso me tengo que ir ya, son las tres o las cuatro de la maana.
Si ahora te fueras, maana no jugaras al ftbol dijo el hombre mientras abra la navaja,
pero, si te quedas un poco ms, si te quedas un poco me vendes tu alma, maana jugars y
marcars un gol y jugars muchos partidos y marcars muchos goles y ganars la Liga.
Entonces el futbolista sinti que se disolva el miedo. Podra respirar. Separ la mano del
mostrador y vio la huella de los dedos sudorosos, y casi rompi a rer. Se le escap un ruido
gutural. Tena la boca seca, pero murmur:
S, yo te vendo el alma y t me invitas a otra cerveza.
No, yo slo har que juegues maana y todo el campeonato: jugars muchos partidos y
marcars muchos goles y ganars la Liga
Vale, pero antes te invito yo a otra cerveza (dem: 251).

320

De esta manera el futbolista, aunque incrdulo, vende su alma. Antes de


desaparecer, el desconocido brinda por Satans el acuerdo al que juntos han llegado, y le
hace firmar que le ha vendido el alma. Al no encontrar un bolgrafo, el desconocido saca su
navaja y corta la yema del pulgar izquierdo del futbolista. As consigue que este firme con
su propia sangre usando la punta de la navaja como bolgrafo. Al da siguiente lo llaman
para cubrir el lugar del delantero centro lesionado a ltima hora y empieza su carrera
ascendente hacia la consagracin y la gloria. El da definitivo llega cuando debe jugar la
final de la Liga de Campeones contra el Miln. All aparece de nuevo el desconocido y le
recuerda su promesa dicindole que debe fallar un penalti en el ltimo minuto. Finalmente
llega el momento del penalti y el futbolista lo convierte en gol. Sin embargo, cuando todos
sus compaeros vienen a celebrar con l haciendo la tpica montaa de jugadores, al
reaccionar, luego de toda la celebracin, se encuentra con que est en el bar de carretera,
herido de muerte, tirado junto al Volkswagen. A lo lejos, cuando vuelve a mirar, ve un
hombre con la camiseta del Real Madrid alejarse. Este texto recuerda un cuento de
Giovanni Papini recogido en el libro Los testigos de la Pasin. El texto es el dedicado a
Judas. All, Papini recrea una situacin similar en la que por extraas circunstancias Judas
se ve asaltado por un hombre que le empieza a hacer preguntas sobre su Jess. El texto se
centra en la manera como posiblemente, segn las propias palabras de Papini, Judas llega a
dudar de Jess. Al final, luego de una conversacin similar a la del cuento de Justo
Navarro, Judas se despierta como de un hechizo e intenta reaccionar ante lo que en
apariencia ha sido un mal sueo o mejor an, una pesadilla.

321
Y as diciendo, el desconocido se puso de pie, estrech entre sus huesudos brazos al
inmvil Judas y, largamente, lo bes en la boca. Judas no contest a ese beso pero, de
pronto, se sinti desligado del encantamiento que hasta aquel momento lo haba oprimido y
cercado, y cerr los ojos. Cuando volvi a abrirlos, Satn haba desaparecido (Papini 1967:
33).

En el cuento de Justo Navarro, no se sabe si todo es una pesadilla o si todo es


verdad. Del mismo modo, en el de Papini, no se sabe si todo es una pesadilla de Judas o si
realmente Satans se le ha aparecido y lo ha hecho presa de sus artificios. Es decir, el tema
de Satans es abordado con una extrema delicadeza, ya que el hecho de dejar abierta la
posibilidad de que todo ha sido una ilusin ofrece al lector la certeza de que todo es irreal y
por esto mismo maravilloso y fantstico. Justo Navarro nos plantea la incertidumbre de un
jugador en declive capaz de vender su alma en pro de la consagracin. De otro lado, Papini
nos muestra a un Judas presa de una de las grades condiciones del hombre: la
contradiccin. Al final, Judas se suicida y el futbolista rompe su promesa. O sea, juntos
dejan ver lo vulnerable que puede llegar a ser el hombre cuando se siente solo, abandonado,
olvidado. Y ac resulta interesante la manera como en ambos cuentos la figura de Satans
responde ms a una voz que les habla a los protagonistas, dejando a un lado cualquier
materialidad o corporeidad. Esta particular forma de introducir un personaje tan esquivo,
contribuye a que en ambos cuentos sea ms importante la psicologa de cada protagonista.
Finalmente, vale la pena recordar las palabras de Vzquez Montalbn a propsito de la
excesiva religiosidad de ciertos jugadores, sobre todo brasileos, cuando saltan a la cancha
o convierten un gol. Es como si se esperaran la visita de Satans en cualquier momento, y
al mismo tiempo estuvieran protegidos por dioses especiales.

322
El dedito de Romario alzado al cielo sealaba a la Santsima Trinidad y la pona por
testigo y garante de su genialidad. As todos los futbolistas brasileos que nos han llegado
se han confesado creyente hasta extremos a lo San Tarsicio que es el mrtir que siempre me
ha impresionado ms por s mismo, as como Santa Eulalia me ha conmovido por las
perreras que le hicieron, como duro ejemplo de que un cristiano si quiere ser mrtir, ha de
pasarlo mal, muy mal, prestarse a mil sufrimientos, y en cambio un mrtir islmico le basta
con morir en combate durante una guerra santa. Un jugador brasileo de xito en Espaa a
finales de siglo, Baltasar, casi haba fundado una Iglesia, Bebeto no pasaba da que no
hiciera un auto de fe, Donato pertenece a una secta cristina muy apostlica, Giovanni se
pasaba el partido besando la medallita que cuelga de su cuello y Romario llegaba al ms
all del ms all cuando se considera el elegido para ocupar el lugar de smbolo
representante de Dios en Brasil, vacante desde la desaparicin del piloto automovilstico
Ayrton Senna. En estos tiempos de materialismo grosero (que ya no dialctico) en el que
todo lo puede el dinero y salir en los programas de Raffaella Carr, merece un elogio
desmesurado la actitud de Romario que ha invertido su crdito deportivo, pico, de Dios
menor con pies tan pequeos como mgicos, en una empresa espiritual cual es liderar a un
pueblo y llevarlo a un nuevo Jordn, lejos de los escuadrones de la muerte, lejos de esas
calles donde la vida de un nio vales menos que la de una rata. Hijo de esas calles, Romario
no conoce otra garanta de su supervivencia y de su gloria que sentirse agradecido con el
Dios de los delanteros centro, enemigo implacable del Dios de los guardametas (Vzquez
Montalbn, 2005: 21).

4.8.2 REPRESENTACIONES POPULARES

La novela Entre perdedores de Ethan Frank tejada tiene como tema central la
brujera y relacin con el ftbol en el pacfico colombiano. El libro de cuentos Cbalas y
amuletos de Ariel Lunar tiene como tema Cuba y lo que representa popularmente para ellos
un deporte como el ftbol. Y el cuento Buba de Roberto Bolao incluido en Putas
asesinas, dedicado a Juan Villoro, tambin tiene como tema la brujera. En la novela Entre
perdedores se cuenta la historia de Ricardo Lorenzo, argentino; Nikata coreano; y Santos

323

brasileo. Tres futbolistas profesionales que juegan en Colombia y que se ven enfrentados
al Gordo Osares, un periodista que les hace la vida imposible desde los medios de
comunicacin con todo tipo de espionajes y trampas por lo que deciden ir a donde una bruja
para que le haga un conjuro. Y esta, despus de varios intentos, logra hacerle un hechizo al
periodista encerrndolo dentro de una pelota.

Freddy Rincn, el gigante negro de la seleccin de Colombia, defraud a sus numerosos


admiradores en el Mundial del 94. l jug sin poner ni un poquito de entusiasmo. Despus
se supo que no haba sido un problema de falta de ganas, sino de exceso de miedo. Un
profeta de Tumaco, la tierra de Rincn en la costa colombiana, le haba cantado los
resultados del torneo, que se dieron exactamente como predijo, y le haba anunciado que se
romprera una pierna si tena mucho, mucho cuidado. Cudate de la pecosa, le dijo,
refirindose a la pelota, y de la heptica, y de la sangrienta, aludiendo a la tarjeta amarilla
ya al tarjeta roja de los rbitros (Galeano 1995: 73).

El autor de la novela juega con las supersticiones al punto de poner a rodar esa
pelota en una final con el Gordo Osares encerrado en ella generando el fracaso de los tres
futbolistas. Mientras que en los cuentos de Ariel Lunar se puede ver el da a da de Cuba a
travs de los ojos de unos personajes que ven en el ftbol una opcin de vida. Entonces se
plantea una tensin cultural entre unos individuos que intentan acercarse a un deporte
mundial como el ftbol que sin embargo en un paraje como Cuba no dice mucho. Porque
en Cuba no hay espacio sino para el boxeo o para el beisbol del cual se publican eso s
biografas y antologas de cuentos. No obstante, los cuentos de Ariel Lunar le permiten al
lector reconocer el impacto que tiene el ftbol en un pas donde no hay una tradicin
futbolera importante, y la manera como se vive esa pasin en un pas que apenas empieza a
profesionalizarse el ftbol.

324
Decir futbolista cubano y mierda es una misma cosa, pero tu quieres demostrar que puedes
y que no te importa lo que est por venir. Vuelves a leer cada lnea colocas el sobre en la
mesita de centro, justo al lado de la moneda de veinte centavos que te qued despus de
comprar los mandados. Muy despacio, te dejas caer de nuevo en el butacn y el aire
caliente del ventilador de techo te hace regresar a la realidad. Tienes la carta de invitacin y
tienes un capital de veinte centavos para pagarte el sueo de tu vida (Lunar 2011: 12).

As pasan uno a uno los personajes por el libro entre bandidos que se aprovechan de
un equipo de ftbol engaando a la gente con contratos pero llevndola a cometer delitos,
entre familias humildes vendiendo tamales dentro de los estadios escabullndose del
control de la polica, o entre aquellos que aprovechando la salida del pas para jugar un
partido en Estados Unidos escapan de la concentracin del hotel en busca del sueo
americano. As est estructurado este libro.

Vctor no solo juega su dinero en el ftbol; Valenciano es su otra razn de vivir. Ha


invertido mucho en medicinas, tratamientos, vsceras, boniato y gomas de bicicleta para
hacer de su perro una mquina de multiplicar dinero, una mquina de matar. Desde que
comenz a entrenarlo, le ha enseado todo lo posible para que aun en los peores momentos
sea capaz de revertir la pelea a su favor. La llave la valenciana ha sido su arma secreta:
cuando el contrario est arriba, valenciano esconde las manos y gira hasta que alcanza el
cuello de su ponente; es un perro hecho para ganar cuando todos creen que va a perder
(Lunar 2011: 84).

Este ltimo prrafo del cuento que da ttulo al libro Cbalas y amuletos muestra
cmo el ftbol ha ido perforando la sociedad cubana al punto de hacer parte de su
cotidianidad a la hora de usar sus resultados para hacer apuestas con cbalas y amuletos de
por medio como los son camisetas de equipos de ftbol.

325

El cuento de Roberto Bolao cuenta la historia de Acevedo, un futbolista chileno


que da el salto a Europa despus de jugar en Argentina recalando en un equipo de
Barcelona. Y as, mientras aprende a conocer la ciudad, su nivel futbolstico decae al punto
de que busca la compaa de la noche, una terapia que aprendi a cultivar en Argentina
para esos momentos, con tan mala suerte que es descubierto por la prensa. Entonces el club
lo junta con un Buba, un jugador africano recin llegado que esconde una historia de
rituales extraos que le cambian el panorama al equipo revirtiendo los resultados de tal
manera que quedan campeones con Acevedo como goleador.

Al poco omos una msica salvaje que sala del lavabo. A Herrera ya le haba contado de
los gustos musicales de Buba, de las veces que se encerraba en nuestro apartamento con su
radio cassette infernal, pero l nunca lo haba escuchado en directo. Durante un rato
permanecimos atentos a los gemidos y a los tambores, despus Herrera, que francamente
era un muchacho culto, dijo que aquello era de un tal Magno no s cunto, un msico de
Sierra Leona o Liberia, uno de los mayores de la msica tnica, y nos desentendimos del
asunto. Entonces la puerta se abr y Buba sali del bao, se sent a nuestro lado, en
silencio, como si a l tambin le interesara la tete, y yo le not un olor un poco raro, un olor
a sudor, pero que no era sudor, un olor a rancio pero que tampoco resultaba ser un olor a
rancio. Ola a humedad, a setas y a hongos. Ola raro. Yo, lo confieso, me puse nervioso y
s que Herrera tambin se puso nervioso, los dos estbamos nerviosos, los dos tenamos
ganas de irnos de all, de salir corriendo hacia la habitacin de Buzatti, en donde seguro
bamos a encontrar a unos seis o siete compaeros jugando a las cartas, al pker descubierto
o al once, un juego civilizado. Pero lo cierto es que ninguno de los dos nos movimos, como
si el olor y la presencia de Buba a nuestro lado nos hubiera dejado sin nimo para nada. No
era miedo. No tena nada que ver con el miedo. Era algo mucho ms rpido. Como si el aire
que nos rodeara se hubiera condensado y nosotros nos hubiramos licuado. Bueno, eso fue
al menos lo que yo sent. Y luego Buba se puso a hablar y nos dijo que necesitaba sangre.
La sangre de Herrera y la ma (Bolao 2001: 159).

326

As, con sangre, es como Buba logra darle la vuelta al destino del equipo por medio
de unos rituales secretos que siempre hace en el bao. Y todo con el consentimiento de
Acevedo y de Herrera quienes toman la costumbre de llevar cuchillas afeitar a los partidos
fuera de casa para que Buba pueda hacer su trabajo. Y de este modo los tres se acostumbran
al ritual previo a los partidos que Buba hace en el bao con una msica extraa y con la
sangre de ellos. As ganan ligas y Copas de Europa hasta que el destino los lleva a equipos
diferentes tiempo despus del cual Buba muere en un accidente automovilstico. Entonces
la carrera de Acevedo y la de Herrera se hunden y al final, despus del retiro, ambos se
preguntan por las ceremonias que haca Buba en el bao. Y una brasilea les confiesa que
bien poda ser un rito de baarse con la sangre, defecar en la sangre, tomarse la sangre o
tirarla por el inodoro, es algo que nunca se sabr a ciencia cierta.

4.8.3 CAMPAAS SOCIALES

El ftbol es una empresa distribuida por todo el mundo ya que su impacto meditico y
social es ms grande que su arte a ojos de nuestra sociedad. Por eso el universo de las
campaas sociales latente en el ftbol involucra muchas veces la relacin literatura y ftbol
como gancho contra la exclusin, la pobreza, la enfermedad y el racismo. Y va desde la
publicacin de libros de cuentos de ftbol con fines benficos hasta campaas de fomento a
la lectura en estadios y lugares pblicos donde se distribuyen gratuitamente. El 7 de mayo
de 2000 ante 150 delegados de la UEFA en el Vaticano, el Papa Juan Pablo II pronuncia un
discurso en el que plantea el tema sin rodeos: el ftbol es un aglutinador de valores que hay
que aprovechar en beneficio de toda la humanidad. Y un ejemplo de esto son los libros de

327

relatos y de cuentos de ftbol que anualmente publica un grupo de periodistas en Barcelona


desde 2005 patrocinados por El Corte Ingls y apadrinados por futbolistas y entrenadores
profesionales, siendo el nico libro por el cual El Corte Ingls no recibe ningn beneficio
econmico con su venta ya que todo el dinero va destinado a una labor social concreta.
Libros con relatos de Ramn Besa, Sergi Pamies, Sergi Mas y Santiago Segurola entre
otros.

En estos momentos el ftbol se ha convertido en un fenmeno de masas que enfatiza la


responsabilidad de aquellos que se ocupan de su organizacin y promueven la expansin de
este deporte tanto a nivel profesional como no profesional. Estn llamados a no perder
nunca de vista las significativas posibilidades educativas que el ftbol puede desarrollar.
Por otra parte, los deportistas, especialmente los ms famosos, nunca deberan olvidar que
se convierten en modelos para el mundo de la juventud. Por ello es importante que, adems
de desarrollar sus capacidades deportivas, sean cuidadosos para cultivar esas cualidades
humanas y espirituales que harn de ellos autnticos ejemplos positivos ante la opinin
pblica. Pido que todos los profesionales del mundo del ftbol, desde sus organizadores
hasta los profesionales de la comunicacin, unan esfuerzos para asegurar que el ftbol no
pierda nunca su genuina caracterstica de actividad deportiva, que no quede sumergida por
otras preocupaciones, especialmente las de carcter econmico. El Jubileo constituye una
oportunidad para que el ftbol se convierta en un motivo autntico de promocin de la
grandeza y de la dignidad del hombre. Por ello, las estructuras que componen la industria
del ftbol estn llamadas a ser un terreno de autntica humanidad, en el que los jvenes
sean incitados a aprender los grandes valores de la vida y a difundir las grandes virtudes
que constituyen la base de una digna convivencia humana, como la tolerancia, el respeto de
la dignidad humana, la paz y la fraternidad (Alcaide 2009: 288).

Estos son algunos de los libros con las cifras que han recaudado:

328

2005: Relatos de ftbol: 37 historias solidarias alrededor de un baln, con prlogo de


Samuel Eto`o. 41.360 recaudados destinados a apoya la labor de la Fundacin
Campaner de Mallorca, desde donde Pep Campaner y Marilena Navarro combaten el
Noma, una enfermedad infecciosa que ataca a nios desnutridos destruyendo labios,
nariz, boca e incluso los ojos.

2006: 36 historias solidarias alrededor del deporte, con una introduccin de Carles
Puyol e Ivn de la Pea. 79.230 destinados al Departamento de Ciruga y Oncologa
Peditrica del Hospital Vall d`Hebron para combatir el cncer peditrico.

2007: 36 historias solidarias alrededor del deporte, con prlogo de Frank Rijkaard.
79.180 destinados al Casal dels Infants del Raval de Barcelona para facilitar la
integracin y la participacin de gente en situacin de desventaja social

2008: 39 historias solidarias alrededor del deporte, con prlogo de Lonel Messi.
82.022 destinados a la Associaci Catalana Sndrome X Frgil que ayuda a las
vctimas de un trastorno gentico llamado Sndrome del cromosoma x, una enfermedad
desconocida.

2009: Historias solidarias del deporte, prologado por Xavi Hernndez. 48.975
destinados a la USP Fundacin Alex que trabaja en la lucha contra el Sndrome de
Down.

2010: Relatos del Mundial, prologado por Pep Guardiola. 55.100 destinados a Payasos
sin fronteras quienes trabajan con nios en todo el mundo.

329

2011: Hroes del deporte, introduccin de Andrs Iniesta. Destinados a la Asociacin


Sanfilippo-Barcelona que lucha contra el Sndrome de Sanfilippo, una enfermedad
infantil degenerativa y mortal. (Sin cifras oficiales an).

2012: Relatos solidarios del deporte, con prlogo de David Villa. 52.905 destinados a
Obra Social San Joan de Du. (Sin cifras oficiales an).

2013: Relatos solidarios del deporte, con prlogo de Eric Abidal. En venta. El dinero ir
a L`Associaci Catalana de Fibrosi Quistica. (Sin cifras oficiales an).

2014: Relatos solidarios del deporte, prlogo de Gerard Piqu. En venta. El dinero ir
al Hospital de Neurorehabilitacin y al Instituto Guttmann. (Sin cifras oficiales an).

De igual manera, el libro El ftbol se lee publicado por el Instituto Distrital de las Artes
de Bogot, se distribuy gratuitamente por toda la ciudad en centros sociales, bibliotecas,
plazas de mercado y estaciones de buses dentro del programa Libro al Viento que fomenta
la lectura. Un libro con cuentos de ftbol de Mario Mendoza, Dario Jaramillo Agudelo,
Laura Restrepo, Ricardo Silva Romero, Daniel Samper Pizano, Guillermo Samperio,
Roberto Fontanarrosa y scar Collazos, entre otros.

Libro al viento es un programa de fomento a la lectura que desde 2004 ha brindado a los
habitantes de Bogot una oferta literaria de primera calidad. Hoy, son ms de tres millones
de ejemplares los que circulan por toda nuestra ciudad.
En el marco de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA, Colombia 2011, el Instituto Distrital
de las Artes Idartes (adscrito a la Secretara de Cultura, Recreacin y Deporte) ofrece a
los lectores furibundos, a los hinchas incondicionales, aficionados, entusiastas y no tan

330
entusiastas esta edicin especial dedicada al deporte ms hermoso del mundo. Pginas de
arte y literatura esperan su encuentro con lectores vidos por disfrutar de la lectura (Daz
Zuluaga 2011).

Un caso similar al de los libros de cuentos de ftbol publicados por la Fundacin


Athletic Club de Bilbao que se distribuyeron por Bilbao de manera gratuita como parte de
una campaa social de lectura apoyada en el encuentro Thinking Football en junio de 2014.
Al igual que se hizo durante la Copa Amrica jugada en Argentina en 2011 donde la
Secretara de Deporte y el Ministerio de Desarrollo Social publicaron, junto con el
Ministerio de Educacin y la Presidencia de la Nacin, pequeos folletines con cuentos de
ftbol de autores latinoamericanos, para repartirlos gratuitamente en los estadios, dentro de
la campaa Pasin por Leer.

4.8.4 MARKETING

Hay dos libros de cuentos de ftbol muy particulares: Once contra once, cuentos de
ftbol para los fanticos del ftbol y Once contra once, cuentos de ftbol para los que
detestan el ftbol. Estos dos libros fueron publicados en 2006 por FNAC en Espaa y no se
vendan: se regalaban a los clientes por haber comprado otros libros.

BIENVENIDOS a todo. Si uno se gua por las estadsticas, a usted le ha sucedido lo


siguiente. Ha comprado un par de libros que, estadsticamente se venden como rosquillas.
Le han regalado este volumen que va y se titula Once contra once, etctera. Pero no ha sido
tan fcil. Antes, ha debido escoger entre el volumen dedicado a los chicos y chicas que
aman el ftbol, o el dedicado al que lo detestan. Estadsticamente, usted ha elegido el de los

331
chicos y chicas que aman el etctera. Por lo que ha pasado a engrosar las estadsticas que
aseguran que el mundo ama el ftbol. Luego, estadsticamente, se ha ido a casa y a cenado
arroz blanco con t, el alimento y la bebida estadsticamente ms consumidos en el planeta
Tierra. Posteriormente, ha hecho el amor 0,3 ocasiones, la estadstica media planetaria. Si
bien, estos ltimos datos llevan a pensar que las estadsticas son, en efecto, un camelo. De
hecho, en todo este prrafo, lo nico estadsticamente fiable es que a usted le gusta el
ftbol. Posiblemente porque el ftbol es lo contrario a las estadsticas. No es un tanto por
ciento. Es, sencillamente, todo (Once contra once 2006: 7).

Los prlogos de ambos libros resultan similares y son obra de Guillem Martnez. En
ellos intenta orientar al lector a propsito del ftbol, a sabiendas de la eleccin que hizo
entre: me gusta y no me gusta.

BIENVENIDOS a todo esto. Si uno se gua por las estadsticas, a usted le ha sucedido lo
siguiente. Ha comprado un par de libros que, estadsticamente se venden como rosquillas.
Posteriormente le han regalado este volumen que va y se titula Once contra once, etctera.
Pero no ha sido tan fcil. Antes, ha debido escoger entre el volumen dedicado a los chicos
y chicas que aman el ftbol, o el dedicado al que lo detestan. Usted por lo que veo, ha
elegido el de los chicos y chicas que detestan el etctera. Con su decisin, ha enviado al
garete todas las estadsticas que aseguran que el mundo ama el ftbol. Pero, sea como sea,
ha acabado llevndose a casa como un Pepe, un libro que habla de ftbol. Lo que, a su vez,
a) confirma las estadsticas y b) supone una breve y condensada historia del ftbol: te guste
o no te guste, acabas con l en casa. Y, como todo lo que ocasionalmente entra en tu casa
verbigracia: tu pareja, lo ms sensato es mantener las distancias en la medida de lo
posible. Una buena manera de mantener la distancia con el ftbol y ya puestos, con tu
pareja es no olvidar su historia ntima. Que en el caso del ftbol por lo menos es
escalofriante (Once contra once 2006b: 7).

Esta idea de libros intenta vender ftbol interviniendo directamente en la construccin


de los principios de identidad bajo la lgica afirmacin/negacin. Es decir, los vnculos de

332

inclusin pasan por la asociacin de algunos referentes de pertenencia pero tambin desde
la lgica de lo que no soy yo o los otros. Por eso se reafirma ms con la negacin del otro.
Bourdieu seala que la construccin de los hbitos del gusto funciona a partir de una
inclusin/exclusin ms all de un tema de clases sociales.
Los dos libros anteriores, el de los cuentos para los que detestan el ftbol, y el de los
cuentos para los que aman el ftbol, contienen indistintamente piezas sin ningn tipo de
diferencia entre cuentos escritos para los que lo detestan o cuentos escritos para los que
lo aman. Los textos recogidos son los mismos que aparecen en las antologas hechas por
Jorge Valdano para la editorial Alfaguara, por lo que la estrategia de venta apenas importa
en cuanto plantea la posibilidad de amar o detestar el ftbol a partir de unas
narraciones estratgicamente tituladas, para que el individuo participe activamente en un
proceso de construccin de identidad afirmando y negando al mismo tiempo una
pertenencia, pero de igual modo entrando en ella.

EL FTBOL NO ES UN DEPORTE. Otro argumento para mosquearse y no bajar la


guardia ante el ftbol es que no es una forma de ocio. Es ms, el ftbol es lo contrario del
ocio. Va en serio. Y mucho. Es trascendental. Es el nico deporte del mundo que no
transcurre en un estadio. Transcurre durante toda una semana. En tu cabeza. Se parece tanto
a la identidad que, en ocasiones, es pura identidad. Por lo que da igual si tu quipo gana o
pierde incluso da igual si juega pues est inmerso en un combate ms ganso. El ftbol es
as un deporte de masas muy diferenciado. Es de hecho, EL deporte de masas. Con
maysculas. Es, posiblemente, el deporte ms de masas de los deportes de masas. Tanto que
los chicos USA especialistas en deportes de masas no comprenden el ftbol. Todos los
deportes norteamericanos bisbol, futbol americano- se desarrollan en autodenominados
campeonatos del mundo que no transcurren en el mundo sino en los USA. El de ftbol es
as el nico campeonato del mundo que en realidad pertenece al mundo. Que no ha sido
domesticado por los norteamericanos, especialistas planetarios en coger un deporte y

333
convertirlo en industria del ocio. De lo que se desprende que, sea lo que sea el ftbol, no es
industria del ocio, como parece demostrar el hecho de que a los chicos USA que van a los
estadios a quemar su ocio jams se les ocurra quemar el estadio cuando su equipo pierde,
esa cosa tan futbolstica (Once contra once 2006b: 9).

El ftbol entonces permite la construccin de un mercado que posibilita el


surgimiento de una necesidad bsica ya que como bien se expone en el prrafo anterior, no
tiene nada que ver con el ocio. De este modo se alteran los procesos de construccin de
identidades como se hace a travs de la poltica o de la religin, obligando al individuo a
que tome partido ya que es imprescindible para una vida sana y acorde a los nuevos
tiempos. Entonces, en silencio, se motiva la pertenencia a unos colores bajo la lgica de
afirmacin/negacin y de este modo el ftbol deja de ser una industria del entretenimiento
para convertirse en una forma de vida ajena e incompatible con otras prcticas como ir a
cine, a la pera o viajar. Y lo ms curioso es que en el caso de estos dos libros la literatura
desempea un papel trascendental, ya que por medio de ella se contina con ese proceso de
legitimacin del ftbol como una forma de vida estableciendo una narrativa lo
suficientemente fuerte como para soportar el peso de una nueva institucin social
generadora de cultura.

En una situacin en la que la mayor parte de los clubes presentan unas cuentas deficitarias
y los ingresos televisivos principal fuente de abastecimiento en el pasado- ya no son lo que
era, los directivos se ven en la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos alternativas a
las tradiciones. En este contexto el marketing se ha revelado como una herramienta
imprescindible en el actual escenario competitivo. Actualmente los clubes llevan dos
contabilidades: las de los goles marcados y las de las camisetas vendidas. La cuenta de
prdidas y ganancias (PyG) deportiva y la PyG comercial. Ambas deben presentar

334
supervit, aunque a falta de pan buena es la segunda. Antes la PyG deportiva era suficiente;
hoy, solo necesaria (Alcaide 2009: 208).

Camilo Jos Cela lo planteaba al final de sus cuentos de ftbol donde a modo de
colofn, describe el ir y venir del hincha a lo largo de la semana entre diarios deportivos y
rumores con la nica intencin de ser un guardin y un transmisor de los relatos
fundacionales del clan al que pertenece.

Varios cientos de miles de espaoles, a lo mejor varios millares de miles, salen los lunes
precipitadamente de sus casas, atropellando a los viejos y sin despedirse de la mujer ni de
los nios, incluso sin desayunar si quiera y hasta sin lavarse, para cazar a tiempo el
codiciado pajarito que dicen la Hoja del Lunes (con el resultado de los partidos de ftbol),
el pasto espiritual que ha de servirles de sustento durante toda la semana. Despus, cuando
confirman lo que ya oyeron por la radio y vieron con sus propios ojos que se ha de comer la
tierra, por la televisin (esto es, que no acertaron sino siete resultados), se llegan,
arrastrando los pies, con disimulo, hasta la oficina, a comentar las incidencias.
Varios cientos de miles de espaoles, a lo mejor varios millares de miles, aplican sus
energas de los lunes, los martes y los mircoles a glosar los lances del partido de ftbol que
ya pas, y sus restos de los jueves, los viernes y los sbados, a predecir los aconteceres del
partido de ftbol que est al caer. Los domingos, descansan y van al ftbol: a sufrir o a
solazarse, honestamente, viendo sufrir a los dems.
Varios cientos de miles de espaoles, a lo mejor varios millares de miles, guardan su
corazn envuelto de por vida en la Hoja del Lunes, igual que el colofn del librillo que aqu
cerramos con las palabras que pronunciara Rabelais, muerto de risa, en el momento de
morir: Bajad el teln! Se acab el sainete! (Cela 1962: 459).

335

5. EXTRA TIEMPO: LA CRNICA

Durante el Mundial de Sudfrica en 2010 Juan Villoro y Martn Caparrs mantuvieron


una correspondencia on-line donde el tema central fue el ftbol, y la particular manera
como cada uno iba entendiendo y asimilando el desarrollo del campeonato desde la
trinchera periodstica. Villoro en el D.F. y Caparrs de hotel en hotel. Del mismo modo,
cuando Enric Gonzlez desembarc en Roma como corresponsal del diario El Pas en 2013
no pudo negarse a una tentadora oferta de parte de Santiago Segurola: escribir algo para la
pgina de deportes. As naci la columna Historias del calcio donde semanalmente Enric
aprovechaba los pormenores deportivos de la liga italiana para demenuzar el porqu del
auge de un elemento cultural muy arraigado en la sociedad italiana como lo es el ftbol,
alumbrando un contexto social desconocido y maravilloso.
Pero si de corresponsales se trata, no hay mejor cronista que Ramn Lobo de El
autoestopista de Grozni quien bajo el chaleco de corresponsal de guerra en los Balcanes, en
Chechenia o Bagdad cuenta su aventura como espaol sobreviviendo y recibiendo agua
gracias a que del otro lado del mundo lo asocian con Ral y con Stoitchkov. Una crnica
que pone los pelos de punta no solo por el ruido de las balas rozando las paredes en
Palestina mientras Ramn intenta recordar las alineaciones titulares de un MadridBarcelona, sino porque el hecho de dictar una crnica por telfono mientras otros
corresponsales esperan su turno en el nico hotel protegido, recuerda ese extrao parecido
entre el ftbol y la guerra.

336

Pero la crnica futbolera tiene ms pginas: las de Santiago Segurola recordando el


primer partido de Guardiola como DT a quien sigui un domingo hasta Premi de Mar, o
en las que intenta agarrar por los cuernos la alegra y la euforia del gol de Iniesta en
Sudfrica poniendo los pies en la tierra para dejar testimonio de lo que represent para
Espaa salir campeona del Mundo en medio de una crisis social y econmica demoledora.
Sin embargo, de entre todos los cronistas surge la figura del uruguayo Eduardo
Galeano quien en su libro El ftbol a sol y sombra contribuy a establecer las coordenadas
por donde la pluma del cronista debe buscar la pelota: en el impacto que el ftbol tiene a
nivel mundial en la vida cotidiana de nuestras sociedades y en la manera como ese impacto
tiene eco en las decisiones con las que se estn construyendo nuestros modelos de sociedad
de cara al futuro. Eso es Eduardo Galeano para la crnica futbolera: aquel escribano que
acompaa al hincha hasta la puerta de su casa despus del partido sabiendo que el ftbol es
la cosa ms importante de la vida de las cosas menos importantes.

Se ha dicho repetidamente que Gonzalo Surez se adelant al nuevo periodismo. Sin duda
es as, pero es evidente que l no lo saba. Los grandes periodistas provienen de los
mrgenes ms oscuros de la profesin: la crnica de tribunales, la crnica de sucesos, la
crnica de guerra. Gonzalo Surez provena del periodismo deportivo donde el periodista a
menudo interviene en la crnica por pura necesidad de llenar un vaco. Luego trataba a los
intelectuales y a los polticos a los que entrevistaba como si fueran boxeadores sonados.
Esta hibridacin lo converta, aunque el termino haya cado en desgracia, en un adelantado
de la posmodernidad (Surez 2006: 10).

Otra de las figuras importantes es Gonzalo Surez quien por medio de la voz de
Martin Girard recre las vicisitudes que le llevaron a trabajar de la mano de Helenio

337

Herrera dentro del mundo del ftbol, dejando constancia de ese universo colectivo y
sagrado en las pginas de El Noticiero Universal. Estas crnicas reunidas en el libro La
suela de mis zapatos dan cuenta de la Espaa de los sesenta con todas las turbulencias
intelectuales que suscitaba querer entender el ftbol como parte de un proceso natural de
apropiacin y de construccin de imaginarios. Un caso similar al de Javier Maras quien ve
en el ftbol la posibilidad de recuperar la infancia perdida por medio de la cual el mundo se
contempla con otros ojos: unos ojos cargados de ilusin y de fantasa que ven en este
deporte el invento ms maravilloso jams creado por el hombre.
La crnica, a diferencia de la ficcin, presume de carne y hueso en tanto que la
ficcin saca pecho de su capacidad para fabular. Juan Pablo Meneses, el cronista chileno
que recorri Latinoamrica con la intencin de comprar un nio futbolista pudo desnudar
esta frontera en su crnica Nios futbolistas. En ella se dio a la tarea de infiltrarse en ese
mundo mgico de la compra y venta para dar testimonio del impacto que este negocio tiene
en las familias de esos chicos, en los clubes y en el universo deportivo y administrativo de
la FIFA.

El ftbol es un lenguaje. Y en el Calcio nadie domina ese lenguaje mejor que la Roma. Es
una cuestin de estilo: la precisin con que la nube de centrocampistas desarrolla el
dilogo; la riqueza del monlogo interior que se lee en Totti, participe o no en el juego; la
fluidez sintctica en situaciones espesas. Tambin es cuestin de inventiva: un equipo sin
ariete es un equipo sin desarrollo lineal, obligado a renunciar a la sencillez argumental y a
moverse en espirales. El tcnico Luciano Spalletti no se asemeja en nada a Julio Cortzar.
Su ftbol sin embargo luce las hechuras de Rayuela. Para Spalletti, el baln es como la
Maga de Rayuela: un elemento imprescindible, porque lo inspira todo pero no siempre
visible (Gonzlez 2007: 240).

338

La crnica sobre ftbol da la posibilidad al hincha y al lector de sentarse a escuchar


la voz colectiva de su poca y de su sociedad a la luz de un partido donde siempre est en
juego el honor y la continuidad o no de la relacin entre el hombre y el mundo. Un ejemplo
de esto anterior es la crnica titulada El hincha fantasma escrita por Luis Miranda
Valderrama 138 en la que se reconstruye la historia de Luis Mauricio Lpez Recabarren, un
nio que se hizo famoso la noche del 5 de junio de 1991 cuando salt al csped del Estadio
Monumental de Santiago de Chile minutos antes de que se disputara el partido de vuelta de
la final de la Copa Libertadores de Amrica entre Colo-Colo de Chile y Olimpia de
Paraguay, y del que nunca se volvi saber nada. Esa noche del partido, justo despus de que
los equipos saltaran al terreno de juego, y en el momento exacto de la foto de Colo-Colo,
Luis Mauricio se convirti en el hincha fantasma y en el smbolo de todo un pas que pudo
pisar el terreno de juego desde sus casas, gracias a la picarda con la que ese nio atraves
la cancha de un extremo a otro con la nica ilusin de acomodndose a los pies de los
jugadores al momento de la foto y quedar para la posteridad.

Qued pegado a la reja, algo encaramado y as vi todo el partido, recuerda Carlos


Vergara, uno de los sesenta mil aficionados que estaban esa noche en el estadio. Entonces
recuerdo a este pendejo, que sale de la nada, hueveando a los jugadores de Olimpia. La
memoria es frgil, claro est, pero recuerdo tambin a ms de un guardia persiguindolo sin
poder darle alcance. El pendejo segua y segua peluseando siempre al lado del arco de
Olimpia y de pronto empez a quitarle las pelotas de calentamiento a los jugadores
paraguayos. Y segua y segua, hasta que ve a un defensa pateando al arco, ah se aviva, se
adelanta y deja parado al arquero. El estadio, no s si recuerdo bien o me lo invent, lo
celebr como gol. Y ese grito de gol al arquero Battaglia, de Olimpia, qued registrado en
la transmisin televisiva que haba comenzado haca pocos minutos. Alberto Foullioux, uno
de los comentaristas a cargo, cre equivocadamente que el gritero se deba a que el equipo
138

Dios es chileno, Planeta, Santiago de Chile, 2008, pp. 53-81.

339
de Colo-Colo estaba apareciendo en la cancha pero las imgenes lo contradijeron.
Mostraban el camarn albo atestado de carabineros, dirigente e hinchas que buscaban
acercarse a los once titulares que saltaran a la cancha (Dios es Chileno 2008: 75).

Este hincha fantasma despert tanto inters y tanta intriga que diecisiete aos
despus de los hechos fue necesaria una profunda investigacin para dar con el paradero de
aquel hroe con el propsito de darle una cara y un origen real a la leyenda. Y as, despus
de viajes, entrevistas personales con impostores que se hacan pasar por l, de hablar con
los jugadores de aquella noche, de averiguaciones, y de hablar con la gente en la calle, el
cronista da por fin con el paradero del hincha fantasma en el Cementerio General. All al
final de la crnica, el autor reproduce las palabras de la mam frente a la tumba blanca de
su hijo.

Hijito de mi corazn, te vine a ver le dice Mara a la tumba de su Luis Mauricio. Sabes
que te quiero mucho y nunca te voy a fallar. Cmo has estado? Te ha ido bien? Gracias a
ti todos estamos muy bien vida ma.
Hay un silencio breve y tranquilo.
De pronto Mara saca del bolso la foto enmarcada de la oncena titular de de Colo-Colo que
gan la Libertadores en 1991: el capitn Pizarro, Espinoza, Margas, Cheto Ramrez,
Vilches, Garrido, Morn, Peralta, Mendoza, Barticciotto y Lucho Prez. Abajo, como
siempre, su hijo, recostado en el verde pasto del Estadio Monumental de Colo-Colo.
Hijo mo dice. Te traje tu foto.
La madre de Luis Mauricio besa la foto y con su mano izquierda hace lo mismo con la
tumba. Cierra los ojos. (dem: 81)

340

6. CONCLUSIONES

La relacin entre la literatura y el ftbol en el mbito hispano plantea una unin entre la
palabra y la pelota, es decir, entre el hombre y sus significados y el mundo y su condicin
de objeto. En cada esquina del planeta en los lugares ms recnditos hay alguien hablando
de ftbol: o bien de la manera como visten hoy en da los entrenadores, de los goles
maravillosos de los dolos, de rbitros inexpertos, o de los juegos de Play Station. Es decir:
el ftbol es un tema de inters mundial gracias a que en pocos aos se ha convertido en el
programa de televisin ms visto del mundo entero. Y esta masificacin del ftbol a nivel
meditico ha motivado a que el inters literario por la pelota crezca y hoy en da se hable de
literatura y ftbol en congresos literarios y se organicen encuentros y seminarios con
escritores y futbolistas con la nica intencin de delimitar este campo de trabajo que parece
nuevo, pero que lleva ms de 80 aos latente en el mundo hispano.
Este nuevo horizonte llamado ftbol y la literatura posee muchas cosas an por
descubrir: bien puede interpretarse como una representacin de la comedia humana y de la
educacin sentimental del hombre, o como un simple juego esttico donde el hombre pone
a prueba su inmortalidad frente s mismo. Y tanto la palabra como la pelota de ftbol
exponen y permiten ver a un individuo contradictorio intentando hacer parte de una
sociedad. Como quien dice, el ftbol es cultura y la literatura es un juego. Y ambas cosas
nos convierten en cultura cada vez que gritamos gol, dotndonos de hroes y gestas, lo que
nos permite hablar durante horas sobre la vida sin llegar a algo concreto, porque no nos
exige un conocimiento previo, y, gracias a sus tardes picas, dramticas y cmicas, tenemos

341

leyendas y mitos en los que creemos a ciegas porque los hemos visto entrar al campo de
juego como hombres y salir como dioses. Alguien incluso se atrevi a decir alguna vez que
el poema ms corto del mundo es este: Gol! Lo que confirma que, mrese por donde se
mire, el ftbol mueve los hilos del da a da de mucha gente a nivel mundial desde su
narrativa intrnseca.
Desde ese punto de vista la narrativa del ftbol le permite a la literatura construir
relatos teniendo como base y como eje al hombre y todo lo que lo rodea. Sin embargo, la
poesa logra ir ms all y es capaz de atrapar los movimientos de los jugadores y la danza
de la pelota sobre el csped con sus versos. Es decir, a diferencia de la novela y el cuento,
la poesa observa y canta la belleza del movimiento mientras que la novela y el cuento
descubren los miedos y las pasiones que se esconden en las botas del futbolista.
En ese sentido, la literatura sobre ftbol permite tener una mirada tanto colectiva como
individual de ese grupo de sujetos que se renen en torno a una pelota de ftbol, dando
testimonio de la manera por medio de la cual acceden al mundo: jugndolo o vindolo.
Por consiguiente, la literatura sobre ftbol saca al deporte del csped y lo pone a
circular junto con otros artefactos culturales dentro del mundo, de modo que el hombre
siempre tenga al alcance de su mano sus orgenes, su pasado, su presente y su futuro, pero
sobre todo, a s mismo. De este modo se explica el porqu se escriben cuentos, novelas y
poemas sobre ftbol: ms all de un ejercicio de significacin o de argumentacin a favor
de un elemento deportivo, la literatura sobre ftbol es el resultado de un inters comn que
pretende descifrar las claves simblicas del porqu adoptamos como una forma de vida un

342

deporte que siendo ten sencillo y elemental condiciona la gran mayora de motores sociales
y culturales alrededor del mundo entero.
Hay sin embargo una tensin entre esa experiencia esttica de ver la belleza del
espectculo sin ms y la de justificar la presencia del ftbol en la vida del hombre como
consecuencia de un proceso civilizador. Y esa tensin es la que le permite al escritor
desentraar un pasado doloroso cargado de smbolos por medio de la alegra que conlleva
el gol.
Por eso la literatura sobre ftbol ofrece la posibilidad de reconstruir la realidad ms
inmediata como es la del partido de ftbol, a partir del poder de fabulacin que transmite la
redondez de la pelota y la magia con la que debe llevarse de un arco a otro pegada al pie,
con la nica intencin de hacerla traspasar la red.
Una posible hiptesis podra ser que efectivamente se escriben cuentos de ftbol,
entre otras muchas razones, debido a que all se encuentran protegidos los elementos
fundacionales que representan y simbolizan la identidad de un grupo humano que exige ser
nombrado. Lo oral, lo colectivo, lo histrico, lo corporal, lo popular y hasta la manera como
se bautiza un acontecimiento hasta ahora insuficiente a la hora de abordar al individuo
contemporneo. Cada novela, cuento o poema constituye, adems, la piedra fundacional de
un campo de investigacin virgen a la hora de encontrar los mecanismos de los que una
sociedad hace uso para convertir en mensaje todo aquello que le interesa, es decir, el
camino que va del partido de ftbol a la publicacin de un libro de cuentos de ftbol y su
dinmica.

343

La literatura sobre ftbol revisa igualmente las conductas, los comportamientos y


los procesos sociales que han experimentado nuestras sociedades, y lo hace a la luz del
ftbol y de su capacidad de convocatoria, ofreciendo la posibilidad de entender esos
procesos y esos cambios sociales desde una perspectiva puramente simblica y de
significado, y desde una realidad puramente material y corporal. Es decir, por medio de la
literatura sobre ftbol se pueden reconocer y representar los elementos transgresores de una
dictadura al tiempo que se descubre el impacto y la fascinacin por la libertad que tiene un
futbolista corriendo por el csped con una pelota en los pies.
Hoy en da el ftbol es una institucin social desde donde se promueven valores
tales como al juego limpio y el no al racismo. Esto quiere decir que el ftbol ha sido
asimilado y reconocido como un lugar de trnsito entre el individuo y su entorno, motivo
este por el cual es posible nombrarlo como una estructura de significado que exige ser
representada.
As pues, la novela, el cuento o el poema sobre ftbol le ofrece al lector la
posibilidad de reconocer la narrativa, la pica, la comedia y el drama que se esconde tras el
juego, ya que es necesario abordar la figura del futbolista y el porqu de su deseo de gloria.
Igualmente, en la literatura sobre ftbol en el mbito hispano estn las claves por medio de
las cuales es posible reconocer y entender las nuevas rutas de creacin hacia las cuales se
est encaminando nuestro lenguaje.
Porque no basta con el elogio a la belleza atltica de los futbolistas o el inters que
despiertan los aspectos sociales que se esconden en la mente del escritor indagando la
mente del futbolista. Pues la razn de ser de la relacin entre la literatura y el ftbol pasa

344

por el extrao parecido que tiene la funcin de la palabra en la vida del hombre rodando de
boca en boca, y la fantstica condicin palpable y material del mundo que tiene la pelota de
ftbol. Ah est el secreto. Ese es el misterio: la dualidad entre las gemelas que se saben
mitad palabra mitad pelota, y que viven juntas gracias a la bondad con la que el hombre se
entreg a ellas.
Hubo un momento donde no se vea bien o no era meritorio que un escritor hablara
de ftbol ya que este era visto como un arma de masificacin y de adoctrinamiento a ojos
de muchos. Sin embargo, esas mitologas que ya estaban latentes en el juego y en el
corazn del pueblo tambin lo estaban en la mente y en el espritu de muchos intelectuales
que no entendan la magnitud pica del ftbol. Era un tema que no ameritaba darle espacio
dentro de la literatura, porque no representaba los modelos cultos de la sociedad. Sin
embargo, as como ocurri con la crnica negra que supo encontrar su espacio dentro del
mundo policial, la literatura sobre ftbol pudo abrirse un espacio gracias a las crnicas y a
los relatos de los periodistas deportivos que reproducan los partidos cantando dramtica y
lricamente cada jugada. Ese fue el comienzo. As fueron quedando atrs los prejuicios que
hacan que los escritores fueran incapaces de confesar su gusto por el ftbol
Y la prueba es que los escritores de literatura sobre ftbol confiesan haber ledo a
los cronistas deportivos desde nios debido a toda la fantasa con la que narraban cada
partido. Tal vez por eso Juan Villoro no olvida la vez que el cronista y escritor mexicano
Enrique Strasulas viajo de Jalisco al Distrito Federal en pleno Mundial del 66 y se
sorprendi de que ningn escritor hablara sobre ftbol siendo que la seleccin mexicana
estaba participando. Y su sorpresa fue mayor cuando constat que no era que no les
interesara, sino que no se vea bien opinar sobre algo tan minsculo.

345

Hoy en da existe un mercado editorial donde la literatura sobre ftbol le ha tendido


una mano a lectores poco habituales, ofrecindoles una alternativa muy atractiva donde el
ftbol se lee como un relato construido a partir de los discursos sociales y la forma como la
gente ve el juego, dotndolo de mitologas contemporneas. No en vano, la FIFA es una
organizacin que tiene ms miembros que la ONU.
La literatura sobre ftbol da la posibilidad de revisar e incorporar las jugadas
pblicas del juego, a travs de las vidas privadas que yacen bajo la piel de los futbolistas y
de todos los que participan en el juego. Por eso tambin es normal encontrar novelas en las
que el ftbol no es el tema central como Lans de Sergio Olgun, El otro rbol de Guernica
de Luis de Castresana, El hombre solo de Bernardo Atxaga, Sangre de amor correspondido
de Manuel Puig, o Das sin tregua de Miguel Mena, donde el ftbol desempea un papel
secundario, pero no por eso intrascendente. Pues en estas novelas el ftbol es un agente
socializador tan determinante en la vida de los protagonistas como la familia o el colegio.
Un partido de ftbol en una buena historia como dijo en alguna oportunidad
Henning Mankell, lo que complementara aquello de que al igual que el hincha intenta
influir en el resultado el lector procura lo mismo con la historia que lee en la novela o en el
cuento. Es decir, ambos permiten soar con un pasado-presente-futuro inmediato ya que en
el hombre existe el deseo constante y latente de ir ms all de la vida cotidiana.

346

7. BIBLIOGRAFA
He decidido incluir todos los textos a los que he tenido acceso a lo largo de estos cuatro
aos, a pesar de no disponer de todos los datos de algunos artculos y libros, con el
propsito de ofrecer una informacin lo ms completa posible a futuros investigadores.

7.1 Novelas, cuentos y poesa.


Abdourahman A. Waberi, Hijos del baln, Barcelona, El Aleph, 2010.
Agudelo Duque, Adalberto, Pelota de trapo, Bogot, IDCT, 2009.
Alegra, Fernando, Goool!: siete historias de ftbol, Mxico, Extemporneos, 1972.
Apo, Alejandro, Y el ftbol cont un cuento, Buenos Aires, Alfaguara, 2007.
Armas Marcelo, Juan Jos, Cuando ramos los mejores, Madrid, Mondadori, 2009.
Atxaga, Bernardo, El hombre solo, Madrid, Alfaguara, 1993.
Bielsa, Rafael, Fuga y misterio. Cuentos de amor y ftbol, Buenos Aires, Norma, 2008.
Blanco, Luis, Domstico de lujo, Barcelona, Don Baln, 1987.
Bolao, Roberto, Buba, Putas Asesinas, Barcelona, Anagrama, 2001, pp. 147-173.
Braceli, Rodolfo, Perfume de gol, Buenos Aires, Planeta, 2009.
Bullagal, Jos Luis, El coloso de Rande, Madrid, Espasa-Calpe, 1927.
Cabrera, Wlmar, Los fantasmas de Sarri visten de chndal, Lrida, Milenio, 2012.
Cacucci, Pino, San Isidro ftbol, Barcelona, Roca, 2006.
Canal Feijo, Bernardo, Penltimo poema del ftbol, Buenos Aires, El Suri Porfiado, 2008.
Castan, Luciano, Los das como pjaros, Barcelona, Luis de Caralt, 1962.
Castello, Paz, La muerte del 9, Madrid, Turpial, 2013.
Cela, Camilo Jos, Cuentos de ftbol, Madrid, Editora Nacional, 1963.
Cobo Arroyo, Ramn, El billete falso de la gloria, Barcelona, Don Baln, 1994.
Constan, Juan Esteban, Calcio!, Bogot, Planeta, 2010.

347

Convertini, Horacio, El refuerzo, Montevideo, Editorial Puntocero, 2010.


___, El ltimo milagro, Buenos Aires, Nuevo Extremo, 2014.
Corts, Diego Mauricio, Tiro libre, Medelln, Cmara de Comercio de Medelln, 2013.
Coutinho, Edilberto, Maracana adeus, La Habana, Casa de las Amricas, 1980.
Daza Bohrquez, Wilmer, Las pieles del baln, Bogot, Caballito de Mar, 1996.
Delano, Poli, Hinchas y goles, el ftbol como personaje, Buenos Aires, Desde la gente,
1994.
Deltoro, Antonio, Poesa reunida (1979-1997), Mxico, Universidad Nacional Autnoma
de Mxico, 1999.
Daz Granados, Federico, Cuentos de ftbol, Bogot, Editorial Magisterio, 1998.
Daz Zuluaga, Luis Alejandro, El ftbol se lee, Bogot, IDARTES, 2011.
___, Extratiempo. Entrevista a Jorge Valdano, De la urbe (Medelln), 53, junio de 2011,
pp. 6-7.
Diego, Juan de, El gol nuestro de cada da, Madrid, Dossat, 1961.
Domnguez Salgar, Pedro, El ngel de las canchas, Bucaramanga, SIC Editorial, 2006.
Eslava, Jorge, Bien jugado, las patadas de una ilusin, letras y pasin en el ftbol peruano,
Lima, Aguilar, 2011.
Estvez, Laura, Fuera de juego, Popum Books, Santander, 2012.
Fernndez, Marcial, Tambin el ltimo minuto, Mxico, Ficticia, 2006.
Fernndez, Wenceslao, El sistema Pelegrn, Librera General, Zaragoza, 1949.
___, De portera en portera, Madrid, Taurus, 1957.
Fleitas, Gonzalo, El abrazo del alma, Barcelona, Edeb, 2007.
Fontanarrosa, Roberto, El rea 18, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1993.
___, Puro ftbol: todos sus cuentos de ftbol, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2002.
___, Cuentos de ftbol argentino, Buenos Aires, Alfaguara, 1997.
___, Su majestad el ftbol, Montevideo, Arca, 1968.
Garca Candau, Julin, El ftbol sin ley, Madrid, Penthalon, 1980.
___, pica y lrica del ftbol, Madrid, Alianza, 1996.
Garca Meja, Hernando, Todo por el ftbol, Medelln, Gana Editores, 1994.

348

Garca Montero, Luis, Un baln envenenado, poesa y ftbol, Madrid, Visor, 2012.
Gistau, David, Ruido de fondo, Barcelona, Ediciones B, 2008.
Grabia, Gustavo, Disquisiciones sobre la habilidad, Buenos Aires, Ediciones Al Arco,
2004.
Granados Salinas, Toms, Olvidos memorables, Barcelona, Montesinos, 1996.
Grandes, Almudena, Demostracin de la existencia de Dios, Estaciones de paso,
Barcelona, Tusquets, 2005, pp. 11-37.
Gonzlez, Manuel Vicente, Fuera de juego, Badajoz, Diputacin Provincial de Badajoz,
1988.
___, Regreso a Vadinia, Editora Regional de Extremadura, 2010.
Handke, Peter, El miedo del portero al penalti, Madrid, Alfaguara, 1979.
Hernndez, Antonio, Gol sur, Sevilla, Algaida, 2008.
___, El Betis: La marcha verde, Sevilla, Algaida, 2008.
Herrera, Helenio, Utilidad de un canario Mistery Magazine, Barcelona, agosto, 1965, pp.
61-64.
Hidalgo Pallares, Jos, Sbados de ftbol, Paradiso Editores, Quito, 2007.
Ibarra, Jess Ramn, Dptico en la cancha, Culiacn, Colegio de bachilleres del Estado de
Sinaloa, 2001.
Jorgen Nielsen, Hans, El ngel del ftbol, Salvat, Barcelona, 1986.
King, John, The Football Factory, Londres, Vintage, 2004.
Lojo, Rosa Mara, Mujeres con pelotas, Buenos Aires, Ediciones del Dragn, 2010.
Lpez, Carlos Eugenio, El factor Rh, Madrid, Lengua de Trapo, 2003.
Lunar, Ariel, Cbalas y amuletos, Santa Clara (Cuba), Capiro, 2011.
Markaris, Petros, Defensa cerrada, Barcelona, Ediciones B, 2001.
Mrquez, Juan Carlos, Belgrado 1976 Llenad la tierra, Palencia, Menoscuarto, 2010, pp.
29-45.
Martnez, Alfonso, Crner, Barcelona, Don Baln, 1992.
Martnez de Pisn, Ignacio, El fin de los buenos tiempos, Barcelona, Anagrama, 1994.
Mrida, Antonio, Fuera de juego, Madrid, Edaf, 2003.

349

Moix, Ana Mara, Un poco de pasin y otros cuentos de ftbol, Penguin-Random House,
Flash, 2012. E-book.
Montherlant, Henry de, Los once ante la puerta dorada, Madrid, Biblioteca Nueva, 1926.
Niembro, Fernando Llinas Julio, Inocente, Barcelona, Mondadori, 1995.
Nieto, Miguel ngel, Negocio redondo, Barcelona, Don Baln, 1996.
Obregn, Elkin, Deporte y letras, Medelln, Fundacin Confiar, 2010.
Oyaneder, Juan, Erick, Pahlhammer, Redonda pasin, pica y lrica del ftbol chileno,
Santiago de Chile, edicin de los autores, 2001.
Olano, Antonio, Resplandor sobre el csped o la Espaa del Buitre, Barcelona, Don Baln,
1989.
Ortiz, Miguel ngel, Fuera de juego, Madrid, Caballo de Troya, 2013.
Palou, Pedro Angel, El ltimo campeonato mundial, Aldus, Mxico, 1997.
Parra del Riego, Juan, Nocturnos, polirritmos y otras pginas, Montevideo, Ediciones de la
Banda oriental, 1998.
___, Maana con el Alba, obra potica completa, Ediciones de los lunes, Montevideo,
1994.
Prez Torres, Raul, Siete historias, Quito, CCE Benjamn Carrin, 2004.
Pinilla, Ramiro, Aquella edad inolvidable, Barcelona, Tusquets, 2012.
Reyes, Juan Jos & Ignacio, Trejo Fuentes, Hambre de gol, crnicas y estampas del ftbol,
Editorial Cal y Arena, Mxico, 2010.
Rivera Letelier, Hernn, El fantasista, Santiago de Chile, Alfaguara, 2006.
Rocca, Pablo, Literatura y ftbol en el Uruguay 1899/1990, Montevideo, Arca, 1991.
Rodrgues, Srgio, El regate, Barcelona, Anagrama, 2014.
Roncagiolo, Santiago, Pena mxima, Madrid, Alfaguara, 2014.
Snchez, Enrique, El gol imposible, Barcelona, Edeb, 1998.
Sacheri, Eduardo, Esperndolo a Tito y otros cuentos de ftbol, Buenos Aires, Galerna,
2000.
___, Los traidores y otros cuentos, Barcelona, RBA, 2002.
___, Lo raro empez despus, cuentos de ftbol y otros relatos, Buenos Aires, Galerna,
2003.
___, Papeles en el viento, Buenos Aires, Alfaguara, 2011.

350

___, La vida que pensamos, Buenos Aires, Alfaguara, 2013.


Salcedo, Andrs, El da en que el ftbol muri, Bogot, Ediciones B, 2011.
Santoro, Roberto, Literatura de la pelota, Buenos Aires, Ediciones Lea, 2007.
Sasturain, Juan, El da del arquero, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1994.
Skrmeta, Antonio, So que la nieve arda, Fuenlabrada, Ediciones Michay, 1981.
Silva Romero, Ricardo, Autogol, Bogot, Alfaguara, 2009.
Soriano, Osvaldo, Cuentos de los aos felices, Bogot, Norma, 1993.
___, Memorias del Mster Peregrino Fernndez y otros relatos del ftbol, Santa Fe de
Bogot, Norma, 1998.
___, Arqueros, ilusionistas y goleadores, Buenos Aires, Seix Barral, 2006.
___, Rebeldes, soadores y fugitivos, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 2008.
Surez, Gonzalo, Los once y uno, Barcelona, Ediciones Rondas, 1964.
___, La literatura, Barcelona, Alfaguara, 1997.
Tejada, Ethan Frank, Entre perdedores, Cali, Deriva Ediciones, 2006.
Torbado, Jess, Ensayo de banda, Barcelona, Don Baln, 1988.
Torres, Ral, El ojeador, Barcelona, Don Baln, 1994.
Trueba, David, Saber perder, Barcelona, Anagrama, 2008.
Trulls, Juana, El nacimiento del Martnez balompi, Barcelona, Don Baln, 1989.
Toro, Carlos, Caldera de pasiones, Barcelona, Don Baln, 1996.
Umaa, Helen, La garra catracha, literatura y ftbol, San Pedro Sula, Ed. Ventana, 2010.
Uriz, Francisco, Un rectngulo de hierba, Editorial Libros el Innombrable, Zaragoza, 2002.
___, Poesa a patadas, Crdoba, Ayuntamiento de Crdoba, 2009.
___, El gol nuestro de cada da, Madrid, Vaso roto, 2010.
VV. AA., Cuentos del Bara, Barcelona, Mundo Deportivo, 2003.
___, Cuentos Mundialistas, Mxico, Ficticia, 2010.
___, Cuentos policacos del centenario, Gijn, Semana Negra y Ateneo Obrero de Gijn,
2005.
___, De puntn, Buenos Aires, Ediciones Al Arco, 2003.

351

___, De puntn, Buenos Aires, Ediciones Al Arco, 2009.


___, Gol, Cuentos de ftbol, Manizales, Universidad de Caldas, 2007.
___, Historias de ftbol, das de mundial, Marbella, Edinexus, 2003.
___, Futbolatos, Madrid, Edicin personal, 2004.
___, Once contra once. Cuentos de ftbol para los fanticos del ftbol, Madrid, FNAC,
2006.
___, Once contra once. Cuentos de ftbol para los que detestan el ftbol, Madrid, FNAC,
2006.
___, Pelotas chicas Pelotas grandes. Cuentos seleccionados, Buenos Aires, Editorial
Colihue, 2006.
___, Relatos en verdiblanco, Sevilla, Almuzara 2007.
___, Rey de corazones, el Medelln una pasin crnica, Medelln, Editor Jorge Giraldo
Ramirez, 2004.
Valdano, Jorge, Cuentos de ftbol, Buenos Aires, Alfaguara, 1998.
___, Cuentos de ftbol 2, Buenos Aires, Alfaguara, 1998.
___, El siglo blanco, Madrid, Planeta, 2002.
Valls, Joan, Gary, Lineker, Dnde est el delantero centro, Barcelona, Don Baln, 1989.
Vzquez Montalbn, Manuel, El delantero centro fue asesinado al atardecer, Barcelona,
Planeta, 2005.
Vzquez Salls, Daniel, El intruso, Barcelona, Temas de hoy, 2013.
Venables, Terry, Sc James Hazell, Barcelona, Llibres a m, 1985.
Villatoro Vicen, Tenim un nom, Barcelona, Planeta, 2010.
Xingjian, Gao, Una caa de pescar para el abuelo en Una caa de pescar para el abuelo,
Barcelona Ediciones del Bronce, 2003, pp. 80-100.
Yunque, lvaro, Muchachos del sur, Editorial Gente Nueva, Cuba, 1980.
Zunzunegui, Juan Antonio, Chiripi, General de Artes Grficas, Madrid, 1931.

352

7.2. Literatura infantil y novela grfica


Anaya, Hctor, Cuenta cuenta, Ediciones Castillo, Mxico, 2005.
Badrn, Pedro, Todos los futbolistas van al cielo, Bogot, Norma, 2003.
Browne Anthony, Willy el mago, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1996.
Guevara Revelo, Heldyn, Cuentos de ftbol club, San Juan de Pasto, Literatura, 1999.
Lalana, Fernando, El lago de los cisnes, Madrid, Editorial Bruo, 1997.
Londoo, Mara Margarita, Los goles de Juancho, Bogot, Norma, 2004.
Malpica, Too, Querido tigre Quezada, Mxico, Editora Castillo, 2005.
Martnez Ziga, Alfonso, Ftbol puros cuentos, Editorial Manuscrito 68, Mxico, 1994.
Massiani, Francisco, El llanero solitario tiene la cabeza pelada como un cepillo de dientes,
relatos, Caracas, Monte vila Editores, 1975.
Muntaola, Joaquim, 22 historias y un secuestro, Barcelona, Bgaro Ediciones, 1998.
Nio, Jairo Anbal, Ftbol, goles y girasoles, Bogot, Panamericana, 1998.
Nuez Holgun, Fabio, La gran final y otros cuentos, El Carmelo, Editorial FAID, 2000.
Ribeaux Diago, Ariel, Terreno de nadie, La Habana, Gente Nueva, 2009.
Scliar, Moacyr, La colina de los suspiros, Bogot, Ediciones B, 2008.
Torrecilas, Mario, Artur, Laperla, Dream team, Barcelona, Reservoir Books, 2014.
Tulloch, Jonathan, Pasin ftbol, Madrid, Alfaguara, 2002.
Waechter, Philip, Muy famoso, Bogot, Norma, 2006.

7.3. Teora

Ansa, Fernando, Espacios del imaginario latinoamericano: propuestas de geopotica, La


Habana, Editorial Arte y Literatura, 2002.
Alcaide Hernandez, Francisco, Ftbol fenmeno de fenmenos, Madrid, Ed. Empresarial,
2009.
Amar Snchez Ana Mara, Juegos de seduccin y traicin, Rosario, Beatriz Viterbo, 2000.
Bassols, Margarida, El col-loquial dels mitjans de comunicaci, Vic, Universitat de Vic
2009.

353

Briceo Juregui, Manuel S.J., El lenguaje del ftbol en la radio colombiana, ponencia
leda en el Congreso de Academias de la Lengua celebrado en Madrid en 1985, Boletin de
la Academia Colombiana, vol. 35, nm. 150 oct.-dic. 1985.
Ette, Ottmar y Stefan Rinke, (eds.), Despus del Mundial = Antes del Mundial: el ftbol,
la(s) historia(s) y sus construcciones identitarias en Amrica Latina, Dossier,
Iberoamericana, VII, 2007, pp. 81-83.
___, El ftbol como pasin: el Mundial, Costa Rica y los estudios culturales,
Iberoamericana, 27, 2007, pp. 117-130.
Gmez Torrego Leonardo, Aspectos gramaticales del lenguaje del ftbol en Espaa
VV.AA., Estudios ofrecidos al profesor Jos Jess Bustos Tovar, Madrid, Editorial
Complutense, 2003, PP. 970-976.
Gumbrecht, Hans Ulrich, Produccin de presencia, Mxico, Universidad Iberoamericana,
2005.
___, Elogio de la belleza atltica, Buenos Aires, Katz Editores, 2006.
Faura i Pujol, Neus, Futbol i llenguatge, Barcelona, LAbadia de Montserrat, 1998.
___, El anglicismes futbolistics a la premsa catalana fins al 1936, Barcelona, LAbadia de
Montserrat, 1985.
___, El anglicismes futbolistics a la premsa catalana fins al 1936, en Revista Anual de la
Societat Catalana de Llengua i Literatura, 1, 1986.
___, y Daniel, Casals, Futbol i llengua, Bellaterra, UAB, 2007.
Huizinga, Johan, Homo ludens, Madrid, Alianza, 2012.
Lauren-Ryan, Marie, La narracin como realidad virtual, Paids, Madrid, 2004.
Lzaro Carreter, Fernando, El dardo en la palabra, Barcelona, Galaxia-Gutemberg, 1997.
___, El nuevo dardo en la palabra, Madrid, Aguilar, 2003.
Mantecn Novelln, Toms, Bajtn y la historia de la cultura popular, Santander,
Universidad de Cantabria, 2008.
Mapelli, G., Locuciones del lenguaje del ftbol, Salamanca, Universidad de Salamanca,
1998.
Nomdedeu Rull, Antoni, Diccionario de ftbol, La Corua, Universidade da Corua, 2009.
Pollastri, Laura, La figura del relator en el microrrelato hispanoamericano, en, Irene y
Antonio Rivas (eds.), La era de la brevedad, el microrrelato hispnico, Palencia,
Menoscuarto ediciones, 2008, pp. 259-182.
Trifonas, Peter Pericles, Umberto Eco y el ftbol, Barcelona, Gedisa, 2004.

354

Cuadernos Hispanoamericanos, nm. 581, noviembre de 1998.


Revista de Occidente, nm. 62-63 julio- agosto, 1986.
Revista de Occidente, nm. 351, julio- agosto, 2010.
Snchez, Yvette, La literatura de ftbol, metida en camisa de once varas?,
Iberoamericana, 27, 2007, pp. 131-142.
Vera Cristian, La literatura y el ftbol: lneas comunes, un par de digresiones y dos
corolarios, revista de literatura La lagartija emplumada, (La Paz), Editorial Gente Comn
CELIT, diciembre, 2004, N 2.
Verd, Vicente, El ftbol: mitos, ritos y smbolos, Madrid, Alianza, 1980.
Vinnai, Gerhard, El ftbol como ideologa, Siglo XXI, Mxico, 1991.
Wood, David, Playing by the book: football in Latin American literature, Soccer and
Society, 12, 2011, pp. 2741.
___, El ftbol en Per, en Ramn Llopis Goig, (ed.), Ftbol postnacional,
transformaciones sociales y culturales del deporte global en Europa y Amrica Latina,
Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 153-166.
___, Reading the Game: The Role of Football in Peruvian Literature, International
Journal of the History of Sport, 22, 2, 2005, pp. 266284.
___, El ftbol en el Per como literatura y como texto, en De sabor nacional, el impacto
de la cultura popular en el Per, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2005.
___, From Right Wing to Midfield: A Study of Soccer in Peru, Studies in Latin American
Popular Culture, 23, 2003.

7.4. Bibliografa crnica

Abal, Marcos, Una insolencia, Madrid, Libros del K.O., 2012.


Arango, Federico, Andrs Garavito y Nicols Samper, Bestiario del baln, Bogot,
Aguilar, 2008.
Arajo Velez, Fernando, Pena mxima: juicio al ftbol colombiano, Bogot, Planeta, 1995.
Busquets, Marisol, Juego limpio, Bogot, Corporacin Nuevo Milenio, 1998.
Caparrs, Martn, y Juan Villoro, Ida y vuelta, una correspondencia sobre ftbol, Buenos
Aires, Seix Barral, 2012.

355

Cappa, ngel, La intimidad del ftbol: grandeza y miserias, juego y entorno, Madrid,
Tercera Prensa, 1996.
___, Y el ftbol dnde est?, Mxico, Ficticia, 2004.
Carabias, Josefina, La mujer en el ftbol, Barcelona, Juventud, 1950.
Carrin, Fernando, (ed.), Biblioteca del ftbol ecuatoriano, Quito, Flacso, 2006, 5 vols.
Delibes, Miguel, El otro ftbol, Madrid, Destino, 1982.
Di Stfano, Alfredo, Gracias vieja, Madrid, Aguilar, 2000.
Dimitrijevic, Vladimir, La vida es un baln redondo, Mxico, Sexto Piso Editorial, 2005.
El once, Barcelona, Almanaque de bolsillo, 1946
Fontanarrosa, Roberto, De penal, Buenos Aires, Ediciones de la flor, 1989.
___, Fontanarrosa es mundial: con la actuacin especial de la hermana Rosa, Buenos
Aires, Ediciones de la flor, 1995.
___, Fontanarrosa y el ftbol, Buenos Aires, Ediciones de la flor, 1998.
___, El ftbol es sagrado, Buenos Aires, Ediciones de la flor, 1996.
Galeano, Eduardo, El ftbol a sol y sombra, Bogot, Tercer Mundo, 1995.
Galvis Ramrez, Alberto, Crnicas de goles y autogoles, Bogot, Libros y Letras, 1998.
Garca Mrquez, Gabriel, Vivir para contarla, Barcelona, Mondadori, 2002.
Gonzlez, Enric, Historias del calcio, Barcelona, RBA, 2007.
___, Una cuestin de fe, Madrid, Libros del K.O., 2012.
Goi Zubieta, Carlos, Futbolsofa, Madrid, Laberinto, 2002.
Hornby, Nick, Fiebre en las gradas, Barcelona, Ediciones B, 1998.
Ibarra, Jess Ramn, La pelota el corazn del aire, Instituto Muncicipal de la Cultura de
Culiacn, 2011.
Jabois, Javier, Grupo salvaje, Madrid, Libros del K.O., 2012.
Kapuscinski, Ryszard, La guerra del ftbol y otros reportajes, Anagrama, Barcelona, 1992.
Kuper, Simon, Ftbol contra el enemigo, Barcelona, Contra, 2012.
Lobo, Ramn, El autoestopista de Grozni, Madrid, Libros del K.O., 2012.
Lucero, Diego, Siento ruido de pelota...: (crnicas de medio siglo), Buenos Aires, Editorial
Freeland, 1975.

356

Luque, Antonio, Marchito azar verdiblanco, Madrid, Libros del K.O., 2012.
Madrid, David, Insider: un polica infiltrado en las gradas ultras, Barcelona, Temas de
hoy, 2005.
Maras, Javier, Salvajes y sentimentales, Madrid, Aguilar, 2000.
Meneses, Juan Pablo, Nios futbolistas, Barcelona, Blackie Books, 2013.
Mir, Csar, Los ntimos de La Victoria, Lima, Editorial El Deporte, 1958.
Mouat, Francisco, Cosas del ftbol, Santiago de Chile, Pehun, 1989.
___, Nuevas cosas del ftbol, Santiago de Chile, Ediciones B, 2002.
___, Diccionario ilustrado del ftbol, Santiago, Editorial Lolita, 2002.
Munn Antoni, (ed.), Quan no perdem mai, Barcelona, Alfaguara, 2011.
Nacach, Pablo, Ftbol, la vida en domingo, Madrid, Lengua de Trapo, 2006.
Ore Eva y Sara Gutirrez, Locas por el ftbol, Madrid, Temas de Hoy, 2001.
Panzeri, Dante, Dinmica de lo impensado, Buenos Aires, Ediciones Pasco, 2000.
Perez, Jorge Omar, Los nobel del ftbol, Barcelona, Meteora, 2006.
Quintero, Jess, Cuerda de presos, Barcelona, Planeta, 1998.
Quitin, David Leonardo, Ftbol sin barrera, Bogot, Kinesis, 2006.
Reid, Alastair, Ariel y Calibn: crnicas de ftbol, Bogot, Tercer Mundo, 1994.
Revista Lbero, Ftbol, nostalgia, moda, cultura, relatos. Madrid, 2011-2014.
Revista Panenka, El ftbol que se lee, Barcelona, 2010-2014.
Ruiz, Julio, Yo me voy al Manzanares, Madrid, Libros del K.O., 2012.
Salas, Antonio, Diario de un skin, Barcelona, Temas de hoy, 2010.
Santander, Carlos, A bote pronto, Barcelona, Don Baln, 1997.
Scher, Ariel, La patria deportista, Buenos Aires, Planeta, 1996.
Sebreli, Juan Jos, La era del ftbol, Buenos Aires, Sudamericana, 2011.
Segurola, Santiago, Hroes de nuestro tiempo, Barcelona, Debate, 2012.
Surez, Gonzalo, Martn Girard. La suela de mis zapatos, Barcelona, Seix Barral, 2006.
VV. AA., Historias solidarias alrededor de un baln, Barcelona, Caixa Peneds, 2005,
prlogo de Samuel Etoo.

357

___, 36 Historias solidarias alrededor de un baln, Barcelona, Caixa Peneds, 2006,


prlogo de Carles Puyol & Ivn de la Pea.
___, Historias solidarias del deporte, Barcelona, Caixa Peneds, 2007, prlogo de Frank
Rijkaard,
___, 39 Historias solidarias alrededor de un baln, Barcelona, Caixa Peneds, 2008,
prlogo de Lionel Messi.
___, Historias solidarias del deporte, Barcelona, Caixa Peneds, 2009, prlogo de Xavi
Hernndez.
___, Relatos del Mundial, Barcelona, Caixa Peneds, 2010, prlogo de Josep Guardiola.
Valdano, Jorge, Apuntes del baln, Madrid, La Esfera de los Libros, 2001.
___, Los Cuadernos de Valdano, Madrid, Aguilar, 1998.
___, El miedo escnico y otras hierbas, Madrid, Aguilar, 2002.
___, Sueos de ftbol, Madrid, Aguilar, 1994.
___, El miedo escnico en Revista de Occidente, nm. 62-63, julio-agosto 1986, pp. 103109.
Vzquez Montalbn, Manuel, Ftbol: una religin en busca de un Dios, Barcelona, Debate,
2005.
Villoro, Juan, Los once de la tribu, Mxico, Aguilar, 1997.
___, Dios es redondo, Buenos Aires, Planeta, 2006.

7.5. Deporte, ftbol y cultura

balo, Eduardo David y Montes Cat, Juan, Mundial 78: la crcel de todos. Ponencia
presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la Cultura llevadas a cabo del 16 al
18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
lamos, Luis, El hombre y el ftbol, Santiago de Chile, Olga Meynet, 1988.
Aguilar, Luis Miguel, Fernndez Flix y Levario Turcott, Marco, La pasin que nos
rene, Mxico, Etctera, 1998, nm. 281.
Aguilar Mora, Jorge, El santo contra la final de Ftbol en Siempre la cultura en Mxico,
Mxico, 1973, pp. 9-10.

358

Aguirre, Carlos, Los usos del ftbol en las prisiones de Lima (1900-1940) en Aldo
Panfichi, Ese gol existe, una mirada al Per a travs del ftbol, Lima, Fondo Editorial de
la Pontificia Universidad Catlica del Per, 2008.
___, Per campen: fiebre futbolstica y nacionalismo en 1970, en Carlos Aguirre y Aldo
Panfichi, Lima siglo XX. Cultura, socializacin y cambio, Lima, Pontificia Universidad
Catlica del Per, 2013, pp. 383-416.
Albarces, Pablo, Ftbol y patria, una vez ms. El relato nacionalista del ftbol argentino
tras la crisis de 2001, en Ramn Llopis Goig, Ftbol postnacional, transformaciones
sociales y culturales del deporte global en Europa y Amrica Latina, Barcelona,
Anthropos, 2009, pp. 141-151.
___, Tropicalismos y europesmos en el ftbol. La narracin de la diferencia entre Brasil y
Argentina, en Revista Internacional de Sociologa, LXIV, 45, 2006, pp. 67-82.
___, Hinchadas, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2005.
___, Crnicas del aguante, ftbol, violencia y poltica, Buenos Aires, Capital Intelectual,
2004.
___, Soccer and the Return of Argentine Politics, NACLA, report on the Americas, 37, 5,
2004, 33-37.
___, (ed.), Futbologas. Ftbol, identidad y violencia en Amrica Latina, Buenos Aires,
Clacso, 2003.
___, Aguante and repression: football, politics and violencein Argentina, en Dunning,
Eric, Murphy, Patrick, Waddington, Ivan &Astrinakis, Antonios, Fighting fans. Football
hooliganism as a world phenomenon, Dubln, University College Dublin Press, 2002, pp.
23-36.
___, Ftbol y patria, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2002.
___, Coelho, Ramiro, and Juan Sanguinetti, Treacheries andTraditions in Argentinian
Football Styles: The Story of Estudiantes de laPlata, en Gary Armstrong and Richard
Giulianotti, Fear and Loathingin World Football, Oxford, Berg, 2001.
___, Alan Tomlinson, and Christopher Young, Argentina versus England at the France 98
World Cup: narratives of nation and the mythologizing of the popular, Media, Culture &
Society, 23, 5, 2001.
___, y Mara Graciela Rodrguez, Football and fatherland: the crisis of national
representation in Argentinian soccer, en Gerry P.T. Finn and Richard Giulianotti, Football
culture: local contests, global visions, Londres, Frank Cass, 2000.
___, Ftbol y Patria, la crisis de la representacin de lo nacional en el ftbol argentino,
Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Gino Germanni, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires, 2000.

359

___, Peligro de gol, estudios sobre deporte y sociedad en Amrica Latina, Buenos Aires,
Clacso,
2000.
[Disponible
online:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/deporte/lgol.html]
___, Post-Modern Times: Identities and Violence in Argentine Football, en Gary
Armstrong and Richard Giulianotti, Football Culture and Identities, Londres, Macmillan
Press Ltd, 1999.
___, Mara Graciela Rodrguez, Cuestin de pelotas: ftbol, deporte, sociedad, cultura,
Buenos Aires, Atuel, 1996.
___, Di Giano, Roberto, Frydenberg, Julio (eds.), El deporte en Amrica Latina, Deporte y
Sociedad, Buenos Aires, Eudeba, 1998.
___, La patria futbolstica: Los discursos nacionalistas deportivos en contextos de
exclusin social, ponencia presentada en las cuartas Jornadas de Investigadores de la
Cultura llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
___, De qu hablamos
Venezuela/Argentina, 1998.

cuando

hablamos

del

deporte?,

Nueva

sociedad,

Alaszkiewizc, R., PcPhail Television Rights en International Review of Sociology of


sport, 21, Munich, 1986, pp. 215.
Alcntara, Hlio, A Magia do Futebol, en Estudos Avanados, USP. 20, 57, 2006, pp.
297-313.
Alcoba, Antonio, El periodismo deportivo en la sociedad moderna, Madrid, Ed. Augusto
Pila Telea, 1980.
___, Deporte y comunicacin, Comunidad Autnoma de Madrid, 1987.
___, Cmo hacer periodismo deportivo, Madrid, Paraninfo, S.A., 1993.
Allen, M., Sponsoring the arts: new bussines strategies for the 1990s, Londres, The
Economic Intelligence Unit, 1990.
Altabella, Jos, Historia de la prensa deportiva madrilea en VV.AA., Orgenes del
deporte madrileo, Madrid, Comunidad Autnoma de Madrid, 1987.
Alvarez del Villar y Gonzalo Gabriel Fernandez, Juego para Mxico no para m, Revista
de revistas, nm. 102, Mxico, 1974, pp. 46-47.
Alves de Souza, Marcos, A Naao em Chuteeiras: Raa e Masculinidade no Futebol
Brasileiro, Universidade de Brasilia, Tesis de pos graduaao em Antropologa Social, 1996.
Alvito, Marcos, Our Piece of the Pie: Brazilian Football and Globalization, en Soccer &
Society, 8, 4, 2007, pp. 524544.
Amador de Gama, Luis, Historia grfica del ftbol americano en Mxico, 3 volmenes,
Mxico, Olmeca impresiones finas, 1982.

360

Andraella, Fabrizio Movimientos peligrosos: danza y cuerpo al principio de la


modernidad, en Historia y Grafia, No. 9, Universidad Iberoamericana, Mxico, 1997.
Angelotti Pasteur, Gabriel, Chivas y tuzos, conos de Mxico, identidades colectivas y
capitalismo de compadres en el ftbol nacional, Zamora, El Colegio de Michoacn, 2010.
Antezana, Luis, Ftbol: espectculo e identidad, Motus Corporis, 8, 1, 2001.
___, Un pajarillo llamado Man, notas al pie de su ftbol, La Paz, Plural Editores, 1998.
Andreff, Wladimir, Le sport et la tlvision, relations economiques pluralite ditrest et
sources dambiguites, Pars, Dalloz, 1987.
Antropologa y deporte, Revista Antropolgicas, abril, Mxico, Instituto de
investigaciones antropolgicas, U.N.A.M., 1993.
Antunes, Ftima y Martim Rodrigues, O futebol nas fbricas, USP, n 22 - Dossi
Futebol, Sao Paulo, 1994.
___, O Futebol Na Light & Power De So Paulo, Pesquisa de Campo, No. 3-4, 1996, 5164.
Aparicio Granero, Dolors, Bibliografa sobre comunicacin y deporte, en Telos, n 38,
Madrid, 1994.
Aparicio, Juan Pedro, Retratos de ambigu, Barcelona, Destino, 1989.
Aragn Cansino, P, Tcnicas de direccin y marketing para entidades deportivas, Mlaga,
Unisport, 1991.
Aragn, Silvio, Los trapos se ganan en combate: una mirada etnogrfica sobre las
representaciones y prcticas violentas de la barra brava de San Lorenzo de Almagro,
Buenos Aires, Editorial Antropofagia, 2007.
Arajo, Jos Renato de Campos, Imigrao e Futebol: O Caso Palestra Itlia, So Paulo,
Editora Sumar, Fapesp, 2000.
Arbena, Joseph L. and David G. La France, Sport in Latin America and the Caribbean,
Wilmington, Scholarly Resources, 2002.
___, Meaning and Joy in Latin American Sports, en International Review for the
Sociology of Sport, 35, 1, 2000, pp. 83-91.
___, Sport and Society in Latin America: Diffusion, Dependency and the Rise of Mass
Culture, Westport, Greenwood Press, 1998.
___, Generals and Goles: assessing the connection between the military and soccer in
Argentina, en International Journal of the History of Sport, 7, 1990, pp. 120-130.
___, An Annotated Bibliography of Latin American Sport: Preconquest to the Present,
Westport, Greenwood Press, 1989.

361

___, Sport and social change in Latin America, en A.G. Ingham and J.W. Loy, Sport in
Social Development: Traditions, Transitions and Transformations, Champaign IL, Human
Kinetics, 1993, pp. 97-117.
Archetti, Eduardo, El potrero y el pibe: territorio y pertenencia en el imaginario del ftbol
argentino, en Nueva sociedad, Venezuela/Argentina.
[Publicado en Horizontes
Antropolgicos, Porto Alegre, ao 14, nm. 30, jul/dez, 2008, pp. 259-282]
___, Male Hybrids in the World of Soccer, en Ana del Sartoet, The Latin American
Cultural Studies Reader, Durham, Duke University Press, 2004, pp. 406-426
___, El mundial de ftbol de 1978 en Argentina: victoria poltica y derrota moral, en
Memoria y civilizacin, 7, 2004, pp. 175-194.
___, The Spectacle of Identities: Football in Latin America, en Hart and Young,
Contemporary Latin American Cultural Studies, New York, Oxford University Press, 2003.
___, El potrero, la pista y el ring: las patrias del deporte argentino, Buenos Aires, Fondo
de Cultura Econmica, 2001.
___, Masculinity and football: the formation of nationalidentity in Argentina, in
Giulanotti, R. and Williams, J. (eds.), Gamewithout Frontiers: Football, Identity and
Modernity, Aldershot, Arena, 1994, pp. 225-243.
___, Estilo y Virtudes Masculinas en el Grfico: La creacin del imaginario del ftbol
argentino, Desarrollo econmico, vol. 35, n139, 1995.
___, Masculinities: football, polo and the tango in Argentina, Oxford and New York, Berg,
1999.
___, And Give Joy to my Heart: Ideology and Emotions inthe Argentine Cult of
Maradona, en Gary Armstrong and Richard Giulianotti, (eds.), Entering the Field New
Perspectives on World Football, Oxford, Berg, 1997.
___, Argentina 1978: Military Nationalism, Football Essentialism, and Moral
Ambivalence, en Alan Tomlinson and Christopher Young, (eds.), National Identity and
Global Sports Events. Culture, Politics, and Spectacle in the Olympics and the Football
World Cup, Albany, Suny Press, 2006, pp. 133-147.
___, Amlcar G. Romero, Death and Violence in Argentinian football, en Richard
Giulianotti, (ed.), Football, Violence and Social Identity, Londres, Routledge, 1994.
___, Ftbol y ethos, Buenos Aires, Flacso. 1985.
Armus, Diego, La forja del cuerpo sano: niez, educacin fsica, ftbol y tuberculosis, en
La ciudad impura. Salud, tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Buenos
Aires, Edhasa, 2007, pp. 75-106.
Assman, Hugo, Paradigmas educacionais e corporiedade, Brasil, Ed. Unimep,
Universidade Metodista de Piracabia, 1995.

362

Atkinson, Hugh, Los juegos olmpicos, Barcelona, Editorial Bruguera, S.A., 1969.
Aug, Marc, Los no lugares. Espacios del anonimato. Editorial Gedisa, 1993.
___, Travesa por los jardines de Luxemburgo, Barcelona, Gedisa, 1987.
valos Gutirrez, Ignacio, Petitissimo, Larousse de ftbol, en Nueva sociedad,
Venezuela/Argentina, 1998.
Azar Manzur, Carlos, Fascinantes cracks, Etctera, nm. 280, Mxico, 1998.
Bez Rodrguez, Francisco, Qu tan futbolero es usted? Etctera, nm. 280, 11 de
junio, 1998.
___, Un vaso de agua frente al mar, Etctera, nm. 280, Mxico, 1998.
___, Azteca vence a Televisa, Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.
___, Los nefitos con Televisa, Etctera, nm. 282, Mxico, 1998.
___, Las distancias se acortan, Etctera, nm. 284, Mxico, 1998.
___, Guerra por la cancha: Azteca logr dividir a los dueos del ftbol, Etctera, nm.
293, 10 de septiembre, Mxico, pp. 7-8.
___, Televisa negoci, Etctera, nm. 294, Mxico.
___, S se puede, Etctera, nm. 309, Mxico.
Bahamonde, A, El Real Madrid en la historia de Espaa, Madrid, Taurus, 2002.
Bale, John, Sport, space and the city, Londres, Routledge, 1992.
___, Landscape of Sport (Sport, Politics & Culture), Leicester University Press, 1994.
Bauelos Rentera, Javier, Baln a tierra (1896-1932). Coleccin Crnica del ftbol
mexicano, volumen 1, Mxico, Editorial Clo, 1998.
Barbero, Jos Ignacio, Materiales de sociologa del deporte, Madrid, La Piqueta, 1993.
Barela, Liliana, Gonzlez, Lidia, Nosotros y el ftbol, Buenos Aires, Instituto Histrico de
la Ciudad de Buenos Aires, 1998.
Bar-On, Tamir, The Ambiguities of Football, Politics, Culture, and Social Transformation
in
Latin
America,
Sociological
Research,
online,
2,
4,
1997,
http://www.socresonline.org.uk/2/4/2.html
Barranco, Bernardo, Ftbol y religin Etctera, 282, 2, julio 1998.
___, Las formas religiosas del ftbol, Etctera, nm. 283, Mxico, 1998.
Barrera, Napolen, Historias rayadas, Monterrey, Barrera Enderle, 2009.

363

Baudry, Grisel; Domini, Pablo y Guzzetti, Hernn, La voz de la hinchada: La fundacin de


Ol en el periodismo deportivo argentino, ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de
Investigadores de la Cultura llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires,
Argentina, 1998.
Bauer, Gerhard y Uberle, Heiner, Ftbol, factores de rendimiento, direccin de jugadores y
del equipo, Mxico, Editorial Roca, 1994.
Bayer, Osvaldo, Ftbol argentino, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1990.
Beezley, William H., Judas at the Jockey Club and other Episodes of Porfirian Mexico,
Lincoln, University of Nebraska, 1988.
Beezley, W.H, Radio, the Rise os Sport and the Olympics in the United States, en
Jackson, R., Th.L. Mcphail, The Ilympic Movement and the Mass Madia: Past, Present and
Future Issues, Hurford Enterprises, Calgary, 1989.
Bellos, Alex, Futebol: soccer, the Brazilian Way, Bloomsbury, 2003.
___, El ftbol y Brasil, Letras Libres, 58, 2003, pp. 21-24.
Benasinni Felix, Claudia, Deporte y televisin: necesidad de acercarse a un binomio poco
explorado, (indito), Mxico, Departamento de Comunicacin Universidad Iberoamericana
Santa Fe, 1997.
___, Vetas para explorar la relacin deporte-televisin, (indito), Mxico, Departamento
de Comunicacin Universidad Iberoamericana Santa F.
___, Ciberhinchas, ciberaficionados, cibertifosis; internet, nuevo espacio de expresin
futbolera, (indito), Mxico, Departamento de Comunicacin Universidad Iberoamericana
Santa Fe, 1998.
___, Internet y televisin, ftbol y telenovelas, en Razn y palabra, primera revista
electrnica de Amrica Latina especializada en tpicos de comunicacin, nm. 11, ao 3,
julio-septiembre, 1998.
Benavides, Martn, Una pelota de trapo, un corazn blanquiazul. Tradicin e Identidad en
Alianza Lima. 1901-1996, Lima, Fondo Universal de la Pontificia Universidad Catlica del
Per, 2000.
Benedetti, Mario, Futbol pasin o anestesia? en La cultura, ese blanco mvil, Mxico,
Editorial Nueva Imagen, 1989, pp. 57-66.
Bentez, Laura y Robles, Jos A, (eds.), El problema de la relacin mente/cuerpo, Mxico,
Unam/Instituto de investigaciones filolgicas, pp. 288.
Benkoski, H, Droit du sport et de ses images televisuelles, en STAPS, nm. 30, Francia,
1993.
Bermejo Mora, Edgardo, Somos hijos de la derrota, en Farndula y gayola, suplemento
fino del entretenimiento del peridico La Jornada, sbado 6 de junio, 1998, pp. 7.

364

___, Estampa de la derrota, Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.


Betancor Len, M. A. y Vilanou Torrano, C., Historia de la educacin fsica y el deporte a
travs de los textos, Barcelona, Promociones Publicaciones Universitarias, 1995.
Betti, Mauro, Violencia en campo: dinheiro, midia e transgressao as regras no futebol
espectculo, Brasil, Editorial Unijui, 1997.
Bianchi, S, Ftbol, pasin de literatos, junio de 2002, recuperado el 30 de Junio de 2010,
Revista Soles digital: http://www.solesdigital.com.ar/archivo/futbol_literatura.htm
Binello, Gabriela, Estereotipos mundialistas: La construccin de la figura femenina en los
medios grficos argentinos durante el mundial 98, ponencia presentada en las Cuartas
Jornadas de Investigadores de la Cultura llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en
Buenos Aires, Argentina, 1998.
Blain and Boyle, Sport, sport as a real life: media sport and culture, The media An
Introduction. (eds.), Adan briggs and Paul Cobley, United Kingdom, Longman, 1998.
Blanco, Jos Joaqun, El trofeo del domingo, crnica sobre ftbol llanero incluida en
el libro: Los mexicanos se pintan solos. Crnicas, paisajes, personajes de la ciudad de
Mxico, editado por el Prtico de la Ciudad de Mxico y el Gobierno del Distrito Federal,
1990, pp. 144-145.
Boaventura, J.C., Desporto e comunicacao social, seminario, Ministerio da Educacao,
Lisboa, Direccao-General dos Desportos, 1989.
Bocketti, Gregg, Italian Immigrants, Brazilian Football, and the Dilemma of National
Identity, Journal of Latin American Studies, 40, 2008, pp. 275-302.
Boltanski, Luc, Los usos sociales del cuerpo. Coleccin salud, poltica y sociedad,
Argentina, Ediciones Periferia, 1975.
Boullosa, Pablo, El ftbol y yo, Etctera, nm. 283, Mxico, 1998.
___, Programa para una sociologa del deporte en Cosa Dichas, Buenos Aires, Editorial
Gedisa, 1998.
___, Deporte y clase social, en Barbero, Jos Ignacio, Materiales de sociologa del
deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993, pp. 57-82.
Bourdieu, Pierre y Passeron J. C, Los estudiantes y la cultura, trad, Mara Teresa Lpez
Pardina, Barcelona, labor, 1973.
___, Sociologa y cultura, Mxico, Conaculta-Grijalbo, 1984.
___, Campo del poder y campo intelectual, trad, Jorge Dotti, Mara Teresa Gramuglio,
Buenos Aires, Folios, 1983.
Bourg, Jean-Francois, Linformation sportive sur un march monopoliste, en
Mdiaspouvoirs, nm. 18, Pars, 1990.

365

___, Aspects economiques des relations entre le sport et la tlevision, en Mdiaspouvoirs,


nm. 23, Pars, 1991.
___, Le sport et la tlevision: economie des relations, en Revue Juridique et conomique
du sport, nm. 19, Francia, 1991.
___, Ordre tlevisuel et thique sportive, en Mdiaspouvoirs, nm. 29, Pars, 1993.
___, y Nys, Jean Francois, Economa del deporte y de la televisin, en Revista Telos,
nm. 38, Madrid, 1994.
Bourges Valles, Marcela, Ftbol: el juego del hombre y la mujer, Etctera, nm. 282,
Mxico, 1998.
Bowicz, A, Esponsorizacin y mecenazgo, Barcelona, Gestion 2000, 1990.
Brewster, Keith, Patriotic Pastimes: The Role of Sport in Post-Revolutionary Mexico,
International Journal of the History of Sport, 22, 2, 2005, pp. 139-157.
Brewster, Keith, Redeeming the Indian: Sport and Ethnicity in Post-Revolutionary
Mexico, Patterns of Prejudice, 38, 3, 2004.
Brienza, Hernn, Romance intelectual con la pelota, revista de cultura Ee, 21 de Febrero
de
2006,
recuperado
el
24
de
Marzo
de
2010,
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/02/21/_-01862977.htm
Brohm, Jean Marie, 20 tesis sobre el cuerpo, en Barbero, Jos Ignacio, Materiales de
sociologa del deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993, pp. 47-56.
Bromberger, CH., Tercer medio tiempo para el ftbol iran, en Santiago Segurola (ed.),
Ftbol y pasiones polticas, Barcelona, Debate, 1999, pp. 97-105.
___, El ftbol como visin del mundo y como ritual, en M.-. Roque (ed.), Nueva
Antropologa de las sociedades mediterrneas, Barcelona, Icaria-Institut Catal de la
Mediterrania, 2000.
Brune, F., Un resumen de la condicin humana, en Santiago Segurola (ed.), Ftbol y
pasiones polticas, Barcelona, Debate, 1999, pp. 19-27.
Bryant, Jennings, Paul Comiski, Dolf, Zillman, Drama in sports Commentary, en
Journal of Commucication, nm. 3, Nueva York, 1977.
Buarque de Hollanda, Bernardo Borges, O clube como vontade e representao O
Jornalismo Esportivo e a Formao das Torcidas Organizadas de Futebol Do Rio de
Janeiro, en 7 Letras, Rio de Janeiro, 2010.
Buenda Paz, Luis Javier, Aplicacin del proceso administrativo en un campeonato de
basquetbol, Universidad Iberoamericana, Departamento de Administracin y Relaciones
industriales, tesis, 1997.

366

Buen Rodrguez, Ricardo de, Legislacin laboral de los futbolistas profesionales, tesis
UIA, 1997.
Buford, Bill, Entre los vndalos, Barcelona, Anagrama, 2006.
Burns, Jimmy, Hand of God. The Life of Diego Maradona, Soccer's Fallen Star, Londres,
Bloomsbury, 1996.
Cagigal, Jos Mara, Deporte y agresin, Madrid, Alianza, 1990.
Cajiga Herndez, Juan Carlos, Propuesta arquitectnica integral de un estadio de ftbol,
tesis UIA.
Caldas, Waldenyr, Aspectos sociopolticos do futebol brasileiro, Revista USP, nm. 22 Dossi Futebol, 1994.
Caldas, Waldenyr, O Futebol no Pas do Futebol, Lua Nova. V.3, N.10, out /dez 1986.
Caldeira, Jorge, Ronaldo, Gloria e drama no futebol globalizado, Rio de Janeiro/So Paulo,
Lance Editora, 2002.
Caldern Cardoso, Carlos Por amor a la camiseta (1933-1950), Tomo II de la Crnica del
ftbol mexicano, Mxico, Editorial Clo, Libros y Vdeos, 1998.
Calvez, Francois (ed.), Sport et tlevision, actes du colloque de Valence, Centre de
Recherche et dAction Culturelle, Francia, 1992.
Campal Fernandez, Jos Luis, 20 aos sin Luciano Castan Fernndez, en Espculo,
revista de estudios literarios, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, nm. 38, 2008.
Campos, Flvio de, Jos Geraldo Vinci de Moraes, Como o Brasil Entra em Campo,
Revista de Histria da USP, nm.163, 2010, pp. 129-135.
Campos, Mara Consuelo Cunha, Futebol e Relaes De Gnero em Maracan, Adeus,
Pesquisa e Campo, nm. 0, 1994, pp. 53-59.
Cano, Teodoro, Francia con el ftbol de momento, Magazine deportivo, edicin especial
anuario 91, Mxico, 1991, pp. 4-6.
Cantelon, H.R. Gruneau, Sport, culture and modem State, Toronto, University of Toronto
Press, 1982.
Cantelon, H.R. Gruneau, The productions of sport for television, en J. Harvey y H.
Cantelon (eds), Not just a game, University of Ottawa Press, 1988.
Canton Moller, Miguel, Derecho del deporte, Mxico, Editorial Esfinge, 1968.
Carbajal, Antonio La Tota, El cinco copas en el silln rojo, Revista Origina, ao 5
edicin especial de verano, Mxico, 1998, pp. 30-32.
Cardenas Barrios, Rene, Los campeonatos mundiales de ftbol, Mxico, Editorial Diana,
1970.

367

Carroggio, M., El patrocinio: fuente de ingresos para el deporte y modo comunicativo para
la empresa, Bellaterra, Centre dEstudis Olimpics i de lEsport, 1994.
___, Patrocinio, comunicacin y deporte, Telos, nm. 38, Madrid, 1994.
Cartresana, de Luis, El otro rbol de Guernica, Madrid, Editora Prensa Espaola, 1978.
Carvajal, Juan, Ver a Maradona (Vedi Maradona, e poi muori), Ovaciones Cultura, nm.
58, del peridico Ovaciones, Mxico, domingo 5 de diciembre, 1999, pp. 8.
Carzola Prieto, Luis Mara, Deporte y estado, Barcelona, Editorial Labor, S.A., 1979.
Cashman, Richard, Mochael McKernan, (eds.), Sport: money, morality and the media,
Kensigton, New South Wales University Press, 1981.
Castaeda, Jos Carlos, Jugaron y arriesgaron, Etctera, nm. 283, Mxico, 1998.
Castan Rodrguez, Jess y Rodrguez Arango, Mara Angeles, Creacin literatura y
ftbol, Valladolid, Edicin del autor, 1991.
___, El lenguaje periodstico del ftbol, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1993.
___, Creacin literaria espaola sobre deporte moderno, Valladolid, Edicin de los
autores, 1997.
___, Tendencias actuales del idioma del deporte, Salamanca, Editorial Castan, 2002.
Castan Rodrguez, Jess, Magia y fiesta del lenguaje deportivo, Revista Digital, 2003,
recuperado
el
18
de
Abril
de
2010,
EF
Deportes,
http://www.efdeportes.com/efd67/idioma.htm
___, "110 aos de literatura espaola y deporte", Idioma y deporte nmeros 50 a 54,
Valladolid, 15 de abril a 8 de septiembre de 2004.
___, Antologa de futbolatos, Idioma y deporte [en lnea], 15 de julio de 2004, nm. 53,
[Consultada:
15
de
julio
de
2004].
Disponible
en
Internet:
<http://www.idiomaydeporte.com/futbolatos.htm ISSN: 1578-7281.
___, Cuentos policacos del centenario. Idioma y deporte [en lnea], 15 de octubre de
2005, nm. 66, [Consultada: 15 de octubre de 2005]. Disponible en Internet:
<http://www.idiomaydeporte.com/semananegra.htm ISSN: 1578-7281.
___, El lxico periodstico del deporte, las palabras en juego, Revista Digital, 2006,
recuperado
el
18
de
Abril
de
2010,
EF
Deportes:
http://www.efdeportes.com/efd101/lexico.htm
___, El realismo fantstico, Idioma y deporte [en lnea], 15 de noviembre de 2007, nm.
89. [Consultada: 15 de noviembre de 2007]. Disponible en Internet:
<http://www.idiomaydeporte.com/realismo.htm ISSN: 1578-7281.

368

___, La visin popular del ftbol de Jos Cantero Verni, Idioma y deporte [en lnea], 15
de marzo de 2010, nm. 115. [Consultada: 15 de marzo de 2010], Disponible en Internet:
<http://www.idiomaydeporte.com/canteroverni.htm ISSN: 1578-7281.
Castelli, Jorge H., y Meilln C, Miguel, Adecuacin fsica para el deporte, IMSS,
Subdireccin General Mdica, Subdireccin General de Servicios Institucionales,
Departamento de Actividades Deportivas, Mxico, 1982.
Castillo Peraza, Carlos, Con las patas, Revista Origina, ao 5 edicin especial de
verano, Mxico, 1998, pp. 18-19.
Castro, Rosa, El deporte en Mxico a lo largo de este medio siglo. Hoy, 2 de diciembre,
Mxico, 1950.
Castro, Ruy, Garrincha, The Triumph and Tragedy of Brazils Forgotten Footballing Hero,
Londres, Yellow Jersey Press, 2004.
Castro Lozano, John Alexander, Etnografa de hinchadas en el ftbol: una revisin
bibliogrfica, Maguar, nm. 24, 2010, pp. 131-156.
Cazola, L, Derecho del deporte, Madrid, Tecnos, 1990.
Cazorla Prieto, Luis Ma, Deporte y estado, Barcelona, Editorial Labor/politeia, 1979.
CELS, La barra brava ms violenta. Anlisis de casos de violencia policial en el marco de
los
partidos
de
ftbol.
http://www.salvemosalfutbol.org/informe_2005_cap_10%5B1%5D.pdf
Central de Estudios Deportivos CEDEP Ltda, Un siglo rojinegro, club social y deportivo
Rangers de Talca, 1902-2002, Talca, Impresos Santal, 2002.
Centre dEstudis Olimpics, Olympic Games, media and cultural exchanges: the experience
of the last four summer Olympic Games, International symposium, Palau de Pedralbes,
Barcelona 3-5 1991, Bellaterra, Centre dEstudis Olmpics i de lEsport (UAB), 1991.
Centro di Studi Mass-Mediologici Frammenti di gloria, la reppresentazione dello sport nei
mass media: quarta ricerca delle PGS curata da Promedia,Torino, Juvenilla, 1990.
Certeau, Michelle de, Historias de cuerpos, entrevista con Michelle de Certeau realizada
por Georges Vigarello, publicada en la revista Historia y Grafia, nm. 9, Universidad
Iberoamericana, Mxico, 1997, pp. 11-18.
Chambn, P. y Traversian, P., Cmo se fabrica un campen, Ciencia y Vida, nm. 7,
Barcelona, 1998, pp. 53-56.
Chandler, J.M., Television and national sport: the United States and Britain, University of
Illinois Press, Urbana, 1988.
Chappuis, Raymond, El equipo deportivo, Barcelona, Editorial Paids, 1989, pp. 148.

369

Chavez Montes, Julio, Comer ftbol o vivir de la patada, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 6 a 8.
Chvez Snchez, Julio, Pase a la red, Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.
Checa Fajardo, P. y Merino Daz, M L., Deporte y literatura, Las Palmas de Gran Canaria,
Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1993.
Christlieb Fernndez, Flix, Testimonio mundialista a cuatro aos de distancia, Revista
Origina, ao 5 edicin especial de verano, Mxico, 1998.
CIO. Symposium International Sport Medias Olympism, Official Report, Comit
Internacional Olmpico, Lausana, 1984.
___, Guides des medial/ media giude, Comit Internacional Olmpico, Lausana, 1990.
Ciria, Alberto L., "From Soccer to War in Argentina: preliminary notes onsport as politics
under a military regime, 1976-1982," in A.R.M. Ritter (ed.), Latin America and the
Caribbean, Toronto, Canadian Association of Latin American and Caribbean Studies,
1984, pp. 80-95.
Clarke, J, Football hooliganism and the skinhead, Birmingham, Centre for Contemporany
Studies, University of Birmingham, 1973.
___, Football and working class fans: tradition and change, en R Inghem (ed.), Football
Holiganism: the Wider Context, Londres, Action Imprint, 1978, pp. 37-60.
Clearing, House, Parrainage sportif et sport a la tlevision en Boletn de informacin del
clearing House, nm. 10, Bruselas, 1987.
___, Sport, sponsoring et communication en Boletn de Informacin del Clearing House,
nmero 12, Bruselas, 1988.
Coakley, J.J., Sport in Society, St. Louis, Times Mirror Mosby, 1990.
Coelho, Ramiro, Lobos Andrea, Sanguinetti Juan y Szrabsteni, ngel, Del lugar comn al
estigma: la cobertura de la violencia en el ftbol en la prensa argentina, ponencia
presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la Cultura llevadas a cabo del 16 al
18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
Comit Francia 98, Los carteles del mundial Francia 98, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998.
CONADE/SEP Ley de estmulo y fomento del deporte, Unidad editorial de la comisin
Nacional del Deporte (CONADE), Mxico, 1991.
___, Foro para la conceptualizacin de la cultura fsica, Mxico, Direccin general de
desarrollo del deporte, 1995.
Conde, Mariana; Daz, Griselda; Martnez, Anlia y Rodrguez Mara Graciela, Aliens en
territorio prohibido: una aproximacin al estudio de la mujer y el ftbol, ponencia

370

presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la Cultura, Buenos Aires,


Argentina, 1998.
Consejo de Europa Travaux du Conseil de lEurope en matire de sport 1967-1990,
Consejo de Europa, Estrasburgo, 1991.
COOB92 Criterios de patrocinio empresarial en los Juegos de la XXV Olimpada,
Barcelona 92, COOB92, Barcelona, 1991.
Cordera Campos, Rafael Lapuente, reivindicado, Etctera, nm. 284, Mxico, 1998.
Corredoira y Alfonso, L., El patrocinio. Su rgimen jurdico en Espaa y en la Comunidad
Econmica Europea, Barcelona, Bosch, 1993.
Cordera, Santiago, El negocio del ftbol, Este Pas, nm. 231, Julio 2010, pp. 5-7.
Curi, Martin, Samba, girls and party: who were the Brazilian soccer fans at a World Cup?
An ethnography of the 2006 World Cup in Germany, Soccer and Society, 9, 1, January
2008, pp. 111-134.
Curry, Timothy J. y Jiobu, Robert M., Sports: A social Perspective, Prentice-Hall,
Englewood Cliffs, (referencia en Book Review Contemporary Sociology, march 1986,
volumen 15, nm. 2, 1984.
Curzio, Leonardo, Poltica y ftbol o una nueva tipologa del nacionalismo, Origina, ao
5 edicin especial de verano, Mxico, 1998, pp. 2 a 4.
Da Costa, Leda Maria, Beauty, effort and talent: a brief history of Brazilianwomens
soccer in press discourse, Soccer & Society, 15, 1, 2014, pp. 81-92.
Da Matta, Roberto, A Bola Corre mais que os Homens, Rio de Janeiro, Rocco, 2006.
___, Universo do Futebol: esporte e sociedade brasileira, Rio de Janeiro, Pinakotheke,
1982.
___, Antropologia do bvio: Notas em Torno do SignificadoSocial do Futebol
Brasileiro, Revista USP, nm. 22 - Dossi Futebol, 1994.
___, Sport in Society. An Essay on Brazilian Football, Vibrant, 6, 2, julio-diciembre
2009, pp. 98-120.
Daflon, Rogrio and Teo Ballv, The Beautiful Game? Race and Class in Brazilian
Soccer, NACLA, 37, 5, 2004, pp. 23-26.
Damo, Arlei Sander, Dom, Amor e Dinheiro no Futebol de Espetculo, Revista
Brasileira de Cincias Sociais, So Paulo, 23, 66, 2008, pp. 139-150.
___, and Rubn G. Oliven, Ftbol made in Brasil: blanco en las reglas, negro en el estilo,
en Ramn Llopis Goig, (ed.) Ftbol postnacional. Transformaciones sociales y culturales
del deporte global en Europa y Amrica Latina, Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 107127.

371

Daoloi, Jocimar Cultura, Educacao fsica e futbebol, Campinas, Editora Da Unicamps,


1997.
De la Talle, R., La geometra del ftbol, Ciencia y Vida, nm. 7, Barcelona, 1998, pp. 5859.
De Moragas, Miguel, Deporte y medios de comunicacin, Telos, nm. 38, Madrid, 1994.
Deatherage, Dorothy, Administration of womens competitive sports, Libros UIA-SF, xii,
1977.
Delgado Socatelli, G. Necesidad social de periodistas deportivos. Su perfil academicoprofesional y tico, en XIV Congreso Panamericano de Educacin Fsica, vol. 1, San Jos,
Costa Rica, 1993.
Deustua, Jos, Entre el offside y el chimpn: las clases populares limeas y el futbol,
1900-1930, en Steve Stein, (ed.), Lima Obrera, 1900-1930, vol. I, Lima, Ediciones El
Virrey, 1986.
Daz, Juan Manuel, La pelota nunca se cansa: la incontinencia verbal de la gente del
ftbol, Barcelona, Editorial Base, 2007.
Daz, Lorenzo, La radio deportiva: de carrusel deportivo al fenmeno Jos Mara
Garca, en La radio en Espaa, 1923-1993, Alianza, Madrid, 1992.
Direccin General de Electrnica e Informtica BIT92. Planificacin de las necesidades
informticas y de telecomunicaciones de los Juegos Olmpicos de 1992, Direccin General
de Electrnica e Informtica, Madrid, 1986.
Domnech, Ricardo, Los das como pjaros de Luciano Catan, en Triunfo, ao XVIII,
nm. 53, 8 de junio, 1963, pp. 89.
Dos Anjos, Luiz et al, Soccer and Literary Criticism in Lima Barreto Chronicles, EFE
Deportes,
16,
161,
October
2011,
disponible
online:
http://www.efdeportes.com/efd161/soccer-and-literary-criticism-in-limabarreto.htm
Dou, Alberto, Mente y cuerpo, Ediciones Mensajero, Bilbao, Espaa, 1986.
Drinkwater, D., Sport, spectatorism and the media: a social learning analysis of
personality development, en Bond, J. Groos, J. (ed.), Australian sport psychology: the
eighties, Australian Institute of Sport and Australian Sports Commission, Camberra, 1990.
Dubois, Laurent, Football in Latin America: A Field and its Challenges (review essay),
Journal of Latin American Anthropology, 13, 2, 2008, pp. 486-493.
Duke, Vic y Liz Crolley, Ftbol, Politicians and the People: Populism and Politics in
Argentina, International Journal of the History of Sport, 18, 3, 2001, pp. 93116.
Dunning, E. (eds.), The sociology of Sport: a selections of readings, Londres, SAGE, 1976.

372

___, Reflexiones sociolgicas sobre el deporte, en Barbero, Jos Ignacio, Materiales de


Sociologa del Deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993, pp. 83-108.
___, Spectator violence at football matches: towards a sociologycal explanation, The
British Journal of Sociology, vol. 37, nm. 2, junio, 1986, pp. 221.
Durn Gonzles, Javier; Garca Ferrando, Manuel y Lattiesa Rodrguez Margarita, El
deporte meditico y la mercantilizacin del deporte: la dialctica del deporte de alto nivel,
en Sociologa del deporte, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, Madrid, Espaa, pp. 205230.
Durand, Georges, El adolescente y los deportes, Barcelona, Planeta, 1976.
El futboleno, Crtica, Madrid, nm. 788, septiembre-octubre, 1991.
Elias, Norberto y Dunning Eric, Deporte y ocio en el proceso de civilizacin, Mxico, FCE,
1995.
El juego, El correo de la Unesco, Mxico, mayo, 1991, pp. 42.
El Mundial, Criterio, nm. 1968, Buenos Aires, 1986.
El Mundial, Criterio, nm. 2221, 23 de julio, Buenos Aires, 1998, pp. 365.
El mundial y la seguridad, Criterio, 11 de junio, Buenos Aires, 1998.
Elsey, Brenda, Citizens and Sportsmen. Ftbol and Politics in Twentieth-Century Chile,
Austin, University of Texas Press, 2011.
___, The Independent Republic of Football: The Politics of Neighborhood Clubs in
Santiago, Chile, 1948-1960, Journal of Social History, 42, 3, 2009, pp. 605-630.
Emmerich, Fernando, Por la patria, Dios y la Universidad. Club Deportivo Universidad
Catlica, Santiago de Chile, Ed. los Andes, 1993.
El negocio ms redondo del mundo: Advertencias sobre el mundial, Revista de la
Semana, nm. 164, Mxico, 1978, pp. 8-9.
Escobar, Francisco, El encuentro, Zaragoza, Zcalo Editorial, 1998.
Espinoza, Adriana, La vida en el estadio: cmo se entretiene la aficin? El Huevo,
nm. 35, junio, 1999, pp 64.
Estadio Azteca: La catedral del Ftbol sin feligreses, Expansin, nm. 12, Mxico, 1980
pp. 110-117.
Fbregas Puig, Andrs, Lo sagrado del rebao, Zapopan, El colegio de Jalisco, 2001.
Farred, Grant, Los desaparecidos y la copa mundial, en Long Distance Love. A Passion
for Football, Philadelphia, Temple University Press, 2008.

373

Fassheber, Jos Ronaldo Mendona, Etno-Desporto Indgena: A Antropologia Social e o


Campo Entre os Kaingang, Braslia, Ministrio do Esporte, 2010.
Fandez, Juan Jorge, Colo Colo, el equipo que ha sabido ser campen, 2 vols., Santiago de
Chile, Zig-Zag, 1991.
Faure, Roland, Le sport et la tlevision: analyse, avis et propositions, Francia, Conseul
Suprieur de lAudiovisuel, 1991.
Fausto, Boris, De Alma Lavada e Corao Pulsante, Revista de Histria da USP, nm.
163, 2010, pp. 139-148.
Featherstone, Mike; Hepworth, Mike; Turner, Brian S, The body: social process and
cultural theory, Editorial Sage Publications, Londres/Newbury Park/ Nueva Delhi, 1991.
Febres Cordero, Francisco, Y as, como diablos ganamos?, Bogot, Intermedio,1999.
Fernndez, ngel, Conversacin sobre ftbol, entrevista publicada en Etctera, nm.
280, 11 de junio, 1998.
Fernndez, Jos Ramn, El cuarto grito lo puso el Madrid, Magazine deportivo, ao 4,
nm. 4, 1992, pp. 49-51.
___, El ftbol mexicano, un juego sucio?, Mxico, Grijalbo, 1994.
___, Conversacin sobre ftbol, Entrevista publicada en Etctera, nm. 280, 11 de junio,
1998.
Ferrer, L.K., El Sponsor al habla, Madrid, Dossat, 1991.
FIFA, Football History, laws of the game, 1986.
Figueira, Mara Rita, S, s, seoras: el ftbol y las mujeres, Buenos Aires, Editorial
Sudamericana, 2002.
Filho, Mrio, O Negro no futebol brasileiro, Ro de Janeiro, Civilizacin Brasileira, 1964.
Fischer, Tibor, Bajo el culo del sapo: una comedia negra, Barcelona, Tusquets, 1998.
Florenzano, Jos Paulo, A Democracia Corinthiana: Prticas de Libertade no Futebol
Brasileiro, So Paulo, Educ/Fapesp, 2009.
___, A Babel do Futebol: Atletas Interculturais e Torcedores Ultras, Revista de Histria
da USP. nm. 163, 2010, pp. 149-174.
Flores Martnez, Jos Manuel, El tri en los mundiales, Mxico, Editado por La Aficin
(Cia. Periodstica S.A. de C.V.), 1993.
___, Ftbol del llano: ftbol verdad, Mxico, libro editado por el propio autor, 1998.
Flores, Paz, Delirium Tremens, texto publicado en el semanario Etctera, nm. 282,
Mxico, 1998.

374

Fo, Dario y Rame, Franca, Gordura es hermosura! Extracto de una obra de teatro,
publicada en el suplemento La Jornada semanal, nm. 192, del peridico La Jornada,
Mxico, domingo 8 de noviembre, 1998, pp 2-3.
Foer, Franklin, How Soccer Explains the World: An Unlikely Theory of Globalization,
Nueva York, Harper Collins, 2004.
Follet, Richard, Football and the Politics of Afro-Brazilian CulturalIdentity, en
Recharting the Black Atlantic, (ed.) by Annalisa Oboe and Anna Scacchi, Nueva York,
Routledge, 2008.
Fontes, Paulo, Working-Class Soccer Clubs and Neighborhood Organizations in So
Paulo (19451978), Newsletter Program in Latin American Studies, Princeton University.
Forment, Carlos A., The Democratic Dribbler: Football Clubs, Neoliberal Globalization,
and Buenos Aires Municipal Election of 2003, Public Culture, 19, 1, 2007, pp. 85-116.
___, The democratic dribble: Buenos Airess politics of football, Open Democracy,
junio, 2006.
Franco Estadella, Antonio, Deporte y Sociedad, Biblioteca Salvat.
Franco Jnior, Hilrio, A Dana dos Deuses: Futebol, Socieda de, Cultura, So Paulo,
Companhia das Letras, 2007.
Franzini, Fbio, Futebol Coisa Para Macho? Pequeno Esboo para uma Histria das
Mulheres no Pas do Futebol, Revista Brasileira de Histria, 25, 50, 2005, pp. 315-328.
___, Coraes na Ponta da Chuteira: Captulos Iniciais da Histria do Futebol Brasileiro
(1919-1938), Rio De Janeiro, Dp&A Editora, 2003.
Fraticelli, Damin y Paroldi, Betina, Sobre los discursos del saber poltico en la prensa
policial y deportiva, ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la
Cultura llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
Frausto Crotte, Salvador El baln, obsesin vital, Bucarelli (suplemento dominical de
informacin y anlisis poltico del peridico El universal), ao 1, nm. 54, 28 de junio,
Mxico, 1998, pp. 8.
Frey, James H. y Stanley Eitzen, D, Sport and Society, Annual Review of Sociology, vol.
17, 1991.
Frohlich, Cliff, Deportes: fuerza y energa, Libros UIA-SF.
Frydenberg, Julio y Rodrigo Daskal, (eds.), Ftbol, historia y poltica, Buenos Aires,
Aurelia Rivera, 2010.
___, Espacio urbano y prctica de ftbol, Buenos Aires 1900-1915, en Revista Digital,
Lecturas: Educacin fsica y deportes, Buenos Aires, Argentina.

375

___, Historia social del ftbol. Del amateurismo a la profesionalizacin, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2011.
Fuller, L.K., Media acces for women: Athletes, organizers and sport journalist, en
Jackson, R., McPhail, Th.L., The Olympic Movement and the Mass Media: Past, Present
and Future Issues, Hurford Enterprises, Calgary, 1989.
Ftbol en la cuna del ping-pong,, en la revista El correo de la Unesco, Mxico,
diciembre, 1998, pp. 42.
Fyhrqvist Hans, La historia de Everton Football Club. Cien aos de calidad, Via del Mar,
The Ruleteros Society, 2004.
Gaffney, Christopher, Stadiums and society in twenty-first century Buenos Aires, Soccer
& Society, 10, 2, 2009, pp. 160-182.
___, Temples of the Earthbound Gods: Stadiums in the Cultural Landscapes of Rio de
Janeiro and Buenos Aires, Austin, University of Texas Press, 2008.
Galarza, Gerardo, Las grandes ligas: el racismo no ha muerto, publicado en el semanario
Proceso, nm, 1203, Mxico, 21 de noviembre, 1999, pp. 90-93.
Galaz, Mabel, Caprichos de futbolistas El pas semanal, nm, 1206, domingo 7 de
noviembre, Madrid, 1999, pp. 47-52.
Galeano, Eduardo, My life and the beautiful game, Harpers Magazine, junio, 1998.
Galtung, John The Sport system as a metaphor for the World system, en Landry F., M.
Landry, M. Yerles (eds), Sportthe third Millenium, Les Presses de lUniversit Laval,
Quebec, 1991.
Galvis, Alberto, Grandes hazaas deportivas de Colombia, Bogot, Ediciones Martinez
Roca, 1997.
___, 100 aos de ftbol en Colombia, Bogot, Planeta, 2008.
Gallego Morell, A., Literatura de tema deportivo, Madrid, Prensa Espaola, 1969.
___, La novela y el cuento en el deporte, en Sbado cultural, diario ABC, 1 de mayo
1982, Madrid, pp. 43-45.
Garca, Elisabet, De moragas, Miguel y Gmez, Miguel, El deporte en las televisiones
espaolas. Telos, nm. 38, Madrid, 1994.
Garca Ferrando, Manuel Estructura social de la prctica deportiva, Sociologa del
deporte, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, Madrid, 1998, pp. 41-68.
___, Puig Barata, Nuria, Lagaradera Otero, Francisco, (eds.), Sociologa del deporte,
Madrid, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, 2009.
___, Sociologa del deporte, Madrid, Alianza, 1998.

376

___, y Lagardera Otero, Francisco, La perspectiva sociolgica del deporte, en Sociologa


del deporte, Madrid, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, 1998, pp. 13-40.
___, La organizacin social del deporte en Sociologa del deporte, Madrid, Alianza,
Coleccin Ciencias Sociales, Espaa, 1998, pp. 127-150.
___, Mercado de trabajo en el deporte, en Sociologa del deporte, Madrid, Alianza,
Coleccin Ciencias Sociales, 1998 pp. 259-277.
___, Cultura deportiva y socializacin, en Sociologa del deporte, Madrid, Alianza,
Coleccin Ciencias Sociales, 1998, pp. 69-98.
Garca-Galiano, Javier, Apostillas del juego, en Milenio semanal, nm. 41, junio,
Mxico, 1998, pp. 70-773.
Garca Gonzlez, Julieta, Por qu a las mujeres no nos gusta el ftbol? Etctera, nm.
282, 25 de junio, 1998.
___, Mi vida y el ftbol, Etctera, nm. 282, Mxico, 1998.
___, Lunes gris, Etctera, nm. 283, Mxico, 1998.
Garca Pimentel, Roberto, 18 en la pelea, Mxico, Editores Radar S.A., 1996.
___, Triunfos y tristezas del equipo tricolor, Mxico, Edamex, 1995.
Garriga Zucal, Jos, El aguante: prcticas violentas e identidades de gnero masculino en
un grupo de simpatizantes del ftbol argentino, Lecturas: Educacin Fsica y Deportes,
37, 1, 2001.
___, Amistades entre hinchadas. Violencia, masculinidad y vnculos de amistad de un
grupo de simpatizantes del ftbol argentino, Lecturas: Educacin Fsica y Deportes, 55, 1,
2002.
___, Lomo de macho. Cuerpo, masculinidad y violencia de un grupo de simpatizantes
del ftbol, Cuadernos de Antropologa Social, 22, 2005, 201-216.
___, Ac es as, Hinchadas de ftbol, violencia y territorios, Av Posadas, 9, 2006, 93107.
___, Entre machos y putos: estilos masculinos y prcticas violentas de una hinchada de
ftbol, Esporte e Sociedade, 4, 2007, 1-14.
___, Haciendo amigos a las pias. Violencia y redes sociales de una hinchada de ftbol,
Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007.
___, Nosotros nos peleamos. Violencia e identidad de una hinchada de ftbol, Buenos
Aires, Prometeo, 2011.

377

___, y Moreira, M. V., El aguante. Hinchadas de ftbol entre la pasin y la violencia, en


D. Mguez y P. Semn, Entre santos, cumbias y piquetes. Las culturas populares en la
Argentina reciente, Buenos Aires, Biblos, 2006.
Gastaldo, dison, O Pas do Futebol Mediatizado: Mdia e Copa do Mundo no Brasil,
Sociologias, 22, jul/dez 2009, 353-369.
___, y Simoni Lahud Guedes, (eds.), Naes em Campo, Copa do Mundo e identidade
nacional, Niteri, Intertexto, 2006.
___, Ptria, Chuteiras e Propaganda. O Brasileira na publicidade da Copa do Mundo, Sao
Paulo, Annablume, 2002.
___, O compl da torcida: futebol e performance masculina em bares, Horizontes
antropolgicos, 11, 24, 2005.
Gay, Leadro, Botas sobre el csped, Madrid, Huerga y Fierro Editores, 1998.
Gaytn Cervantes, Alejandro, Arquitectura y ftbol americano, en Como una piedra que
rueda: reflecciones sobre nuestro espacio cultural, compilado por Langagne, Eduardo y
Vejar, Carlos, Mxico, Universidad Autnoma Metropolitana/Gernika, pp. 30-35.
Gil, Gastn Julian, Rebotes de identidad. El basquet en la cultura urbana del interior en
Revista electrnica, Lecturas, Educacin fsica y deportes, nm. 5, Junio, 1997.
___, Pearol-Quilmes: identidad y rivalidad en el bsquet marplatense, Manuscrito
presentado en las terceras Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicacin, Buenos
Aires, Argentina, 1999.
___, Mar del plata y su identidad futbolistica: el caso de Aldosivi en la Primera B
Nacional, Ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la Cultura
llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
___, Hinchas en trnsito. Violencia, memoria e identidad en una hinchada de un club del
interior, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2007.
___, Soccer and Kinship in Argentina: The Mother's Brother and the Heritage of Identity,
Soccer & Society, 3, 3, 2002, 1125.
Gilbert, Abel and Miguel Viagliano, El terror y la gloria: la vida, el ftbol y la poltica en
la Argentina del mundial '78, Buenos Aires, Editorial Norma, 1988.
Gispert, Carlos, Gran Enciclopedia del Ftbol, edicin conmemorativa del mundial 82, 9
Tomos, Barcelona.
Gilly, Adolfo, El caso Zidane. La elegancia, el honor, los mercados y el orden, Sin
Permiso, 2, junio 2007.
Giulianotti, Richard, Built by the Two Varelas: The Rise and Fall of Football Culture and
National Identity in Uruguay, en Football culture: local contests, global visions, (ed.)
Gerry P.T.

378

Gmez, Carlos, Cobreloa, Un impacto en el desierto, Santiago de Chile, Cedep, 2007.


Gmez Gmez, Luis F., El ftbol a travs de la radio, una propuesta de produccin, tesis,
UIA, 1995.
Gonzlez Alcantud, Jos Antonio, Tractarus ludorum: una antropologa del juego,
Barcelona, Editorial Anthropos, 1993.
Gonzlez Echevarra, Roberto, Tres peloteros cubanos, en Nueva sociedad,
Venezuela/Argentina, 1998.
Gonzlez, Francisco Javier, Ftbol mexicano, primera divisin Quin es quin?, Mxico,
Editorial Just & Tolme, 1997.
___, Las figuras de las copas del mundo, Origina, ao 5 edicin especial de verano,
Mxico. 1998.
Gonzlez Llaca, Edmundo, El ocio, en Revista Mexicana de Ciencias Polticas y Sociales,
nm. 25, Mxico, Unam, 1979 pp. 73-78.
Gonzlez Lucay, Carlos y Braian Quezada Jara, A Discrecin. Viaje al Corazn del Ftbol
Chileno, Santiago de Chile, Forja, 2010.
Gonzlez Zafra, Gustavo, El viernes del filsofo, El malpensante, Bogot, nm. 51,
2004, pp. 54-67.
Gonalves Magalhes, Lvia, Ensino & Memria. Histrias do Futebol, So Paulo, Arquivo
Publico do Estado, 2010.
Gordon Jr., Cesar, Eu j fui preto e sei o que isso. Histria social dos negros no futebol
brasileiro: segundo tempo, Pesquisa de Campo, nm. 3-4, 1996, 65-78.
Gordon, G., TV and Radio: two powerful tools for sport for all, en XIV Congreso
Panoamericano de Educacin Fsica, vol. 2, San Jos, Costa Rica, 1993.
Gould, Dantia, Superbook of television sports. QV Pub, 1992.
Gotta, Ricardo, Fuimos campeones, Buenos Aires, Edhasa, 2008.
Grabia, Gustavo, La Doce: La verdadera historia de la barra brava de Boca, Buenos
Aires, Editorial Sudamericana, 2009.
Gran enciclopedia de los deportes, Madrid, Espaa.
Grassia, Fillipo, La Grande partita, Miln, BiEditoriale, 1986.
Green Renner, Marcos, Anlisis mercadolgico y publicitario del ftbol, tesis, UIA., 1993.
Grossmann Epper, Alejandro, Diseo de un modelo administrativo para los equipos
profesionales de ftbol soccer de la primera divisin, tesis, UIA., 1980.

379

Gruneau, Richard, Class Sport and social development, Amherst, University of


Masachusetts Press, 1983. (Revisar Norman R. Yetmen, Contemporary Sociology, enero
1986, vol. 15 nm. 1.
___, Television. The Olympics and the Question of Ideology, en Jackson, R., McPhail,
Th.L The Olympic Movement and the Mass Media: Past, Present and Future Issues,
Calgary, Hurford Enterprises, 1989.
Grupe, Ommo, The Sport Culture and the Sportization of culture, en Landry F., M.
Landry, M. Yerles (eds), Sportthe third Millenium, Quebec, Les Presses de lUniversit
Laval, 1991.
Guadarrama, Rico, Familia, telenovelas, y ftbol. Estudio de caso desde el enfoque
sistmico, (Indito), Centro de Investigacin y Estudios Avanzados en Ciencias Polticas y
Administracin Pblica, Universidad Autnoma del Estado de Mxico.
Guarello, Juan Cristbal y Urrutia, Luis, Historias secretas del ftbol chileno, Santiago de
Chile, Ediciones B, 2005.
___, Anecdotario del ftbol chileno, Santiago de Chile, Ediciones B, 2008.
Guerrero Jimnez, Bernardo, Pero alguien trajo el ftbol: historia del ftbol tarapaqueo,
Revista de Ciencias Sociales, Iquique, nm. 15, 2005,1 pp. 16-131.
___, El libro de los campeones. Deporte e identidad cultural en Iquique, Iquique, Centro de
investigaciones realidad del norte, 1992.
___, Maestranza Football Club, Historia de un club deportivo, 1905-2005., Santiago de
Chile, Ed. Campus, 2005.
Guerrero Salazar, S., La funcin potica en el lenguaje futbolstico, Isla de Arriarn,
revista cultural y cientfica, 1999, nm. 14, pp. .461-470.
Guindi, Betina, El juego de las percepciones: un anlisis en recepcin de la violencia en el
ftbol, ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la Cultura
llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
Gusfeld, Joseph R., Sport as story: Content and Form in a Agonistic Games, en Kang
Shin-Pyo, J. MacAloon, R. Da Matta (eds.), First International Conference on the Olympic
and East/West and South/North Cultural Exchanges in the World System, Seul, 1987.
Guterman, Marcos, Mdici e o Futebol: A Utilizao Do Esporte Mais Popular Do Brasil
Pelo Governo Mais Brutal Do Regime Militar, Projeto Histria, 1, 29, 2004, pp. 267-280.
Gutirrez, Leopoldo, La copa del mundo por televisin: Mejor manejo del pblico que del
baln, en Revista Proceso, Mxico, nm. 84, 1978, p. 22-23.
Guttmann, Allen, Games & empires. Modern sports and cultural imperialism, New York,
Columbia University Press, 1994.
___, Sports spectators, Nueva York, Columbia University Press, 1986.

380

Guzmn Wolffer, Ricardo, Los hinchas y los deshinchas, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 22.
Hacker, P. (6 de Enero de 2008) La pelota literaria, recuperado el 18 de 8 de 2010, de La
Nacin: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=976639
Hamelink, Cees J., Globalism and National Sovereignty, en Nordenstreng, K., H. Schiller
(eds). Beyond National Sovereignty: International Communications in the 1990s, Nueva
Jersey, Ablex Norwood, 1993.
Hargreaves, J.E., Sport, power and culture: a social and historical analysis of popular
sports in Britain, Londres, Polity Press, 1986.
___, Promesas y problemas en el ocio y los deportes femeninos, en Barbero, Jos
Ignacio, Materiales de sociologa del deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993, pp.
109-132.
Hart, Dale; McIntyre, Thomas; Melnick, Merrill; Yiannakis, Andrew, Sport Sociology.
Contemporary themes, Iowa, Editorial Kendall/Hunt publishing company.
Hase, Michiko, Race in Soccer as a Global Sport, en John Bloom and Michael Nevin
Willard, (eds.) Sports Matters. Race, Recreation, and Culture, New York, NYU Press,
2002.
Head, V. Secessful sponsorship, Londres, Institute of directors, 1981.
Helal, Ronaldo, Jogo bonito y ftbol criollo: la relacin futbolstica Brasil-Argentina en
los medios de comunicacin, en Pasiones nacionales: poltica y cultura en Brasil y
Argentina, (eds.) Grimson, Alejandro, Amati, Mirta y Nun, Jos, Buenos Aires, EdhasaUNDP, 2007.
___, Antonio Jorge Soares, y Hugo Loviso, A Inveno do Pas do Futebol: Mdia, Raa e
Idolatria, Rio de Janeiro, Mauad, 2001.
___, A Construo de Narrativas de Idolatria do FutebolBrasileiro, Alceu, 4, 7, jul/dez.
2003, pp. 19-36.
Hernndez Alonso, El lenguaje de las crnicas deportivas, Madrid, Ctedra, 2003.
Hernndez, Isaura, Educacin fsica y deporte: una evaluacin, en Educacin 2001, nm.
6, septiembre, Mxico, 1996, pp. 6-14.
Hernndez Luna, Juan, El ftbol. Pasin de multitudes, Mxico, Editores Mina, 1996.
Hernndez Moreno, Jos, Actividad fsica y educacin fsica escolar, Las Palmas,
Departamento de Educacin Fsica, Universidad de las Palmas.
Hernndez Silva, Hector Cuauhtmoc, El ftbol que forj una patria, en Masiosare,
suplemento dominical del peridico La Jornada, ao 2, nm. 87, 1 de agosto, Mxico,
1999.

381

Herrera, Juan Manuel, A la luz del ftbol, Mexico City, Libros Magenta, 2011.
Herrera, Yuri, Fbulas del destino, en el semanario Etctera, nm. 282, Mxico, 1998.
Hidalgo, Jorge, Conciliacin, arbitraje y otros estndares para medir la cultura,, en
Origina, ao 5 edicin especial de verano, Mxico, 1998.
Hill, Declan, Juego sucio, Barcelona, Ed. Alba, 2010.
Hitchcock, J.R., Sportscasting, Boston, Focal Press, 1991.
Hitz, Rubn y Koldobsky, Daniela, El funcionamiento del relato y la descripcin en la
fotografa deportiva, ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de Investigadores de la
Cultura llevadas a cabo del 16 al 18 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, 1998.
Hoberman, John M., Sport and political ideology, Austin, University of Texas Press, 1986.
Hollanda, Bernardo Borges Buarque de, O Clube Como Vontade e Representao: O
Jornalismo Esportivo e a Formao das Torcidas Organizadas de Futebol No Rio de
Janeiro, Rio de Janeiro, 7letras, 2009.
___, O Descobrimento do Futebol: Modernismo, Regionalismo e Paixao Esportiva em Jos
Lins do Rego, Rio De Janeiro, Edies Biblioteca Nacional, 2004.
Howell, D., Informe Hawell, Mlaga, Unisport, 1989.
Huerta, Fernando, El juego del hombre: deporte y masculinidad entre obreros de
Volkswagen, Mxico, Plaza y Valds, 1999.
Huerta Hector, Hroes del consumo popular, Guadalajara, Edit. gata, 1992.
Ibarra, Mara Esther, La Escuela Superior de Educacin Fsica. 60 aos de formar
educadores fsicos, en Educacin 2001, nm. 6, septiembre, Mxico, 1996, pp. 24-29.
Ikonicoff, R., Los robots futbolsticos, en Ciencia y Vida, nm. 7, Barcelona, 1998, pp.
62-67.
Instituto Nacional de Educacin Fsica: Deporte y lectura, 1571-1932, Madrid, Consejo
Superior de Deportes, 1988.
Iozzia, Giovanni, Minerva, Luciano, Un matrimonio dinteresse: sport et televisione,
Torino, RAI, 1986.
Irwin, W., The politics of International sport, Nueva York, Foreing Policy Association,
1988.
Ispizua Uribarri, Mirian y Monteagudo Snchez, Mara Jess, Ocio y deporte en las
edades del hombre, en Sociologa del deporte, Madrid, Alianza, Coleccin Ciencias
Sociales, 1998, pp. 231-258.

382

Iturriaga, Jorge, Proletas, limpios, cobardes y burgueses, El ftbol en 1973, en Claudio


Rolle, (ed.), La vida cotidiana de un ao crucial, Santiago de Chile, Planeta, 2003, pp.
297-352.
Jackson, R., McPhail, The Olympic Movement and the Mass Media: Past, Present and
Future Issues, Calgary, Hurford Enterprises, 1987.
Jalife, Alfredo, Ftbol: teologa y sicologa de las masas, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 12-14.
James, Francis, Henri de Camaret, Telviser le sport, Paris, Les dossiers de Carat T.V.,
1990.
Jaramillo, Carolina, Ftbol en Colombia, Bogot, Villegas Editores, 2007.
Jaramillo Agudelo, Daro, Historia de otra pasin Gaceta, Bogot, nm. 47, may.-dic.,
2000, pp. 96-101.
Jefkins, Frank, Advertising, Londres, McDonald & Evans, 1991.
Jesus, Gilmar Mascarenhas de, O Corpo e a Cidade: A Epidemia de Febre Esportiva no
Rio de Janeiro (1890-1920), GEO UERJ , 5, 1999, pp. 35-48.
Jeu, Bernard, Anlisis del deporte, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 1967.
Jones, Daniel E., Espor i mijitans de comunicacao a Catalunya, Barcelona, Generalitat de
Catalunya/Centre dEstudis limpics i de lEsport, Universidad Autonoma de Barcelona,
1996.
___, Medios de comunicacin deportivos, en Revista Telos, nm. 38, Madrid, 1994.
___, Joan M. Corbella, Sport et mass-media en Espagneune vision socioconomique,
en Imcom, nm. 6, Pars, Institut Mditerranen de la Communication, 1989.
Josepho, Fray, Opera hertica: poesa satrica, Madrid, Grupo Unisn Ediciones, 2000.
Kang Shin-Pyo, J. MacAloon, R. Da Matta, First International Conference on the Olympic
and East/West and South/North Cultural Exchanges in the World System, Sel. 1987.
Karush, Matthew, National Identity in the Sports Pages: Football and the Mass Media in
1920s Buenos Aires, The Americas, 60, 1, 2003, pp. 11-32.
Katz, E., M. Dayand, Television Ceremonial Events, en Berger, A.A. (ed.), Television in
Society, New Brunswick, Transaction Books, 1987.
Kennard, J.A., Hofstetter, E, Sport and television: a bibliografy, en Arena Review, nm. 7
(2). 1983.
Khan, Hashim, Squash, El juego de Khan, Editorial Diana, Mxico, 1977.

383

Kidane, Fekrou the Olympic Movement and the Mass Media in the Third World
Countries, en Jackson, R., McPhail, Th.L The Olympic Movement and the Mass Media:
Past, Present and Future Issues, Calgary, Hurford Enterprises, 1987.
Kim Choong Soon, The Olympic Games as a Force of cultural Exchange and change, en
Kang Shin-Pyo, J. MacAloon, R. Da Matta (eds.), First International Conference on the
Olympic and East/West and South/North Cultural Exchanges in the World System, Sel,
1987.
King, Anthony, The posmodernity of football holliganism, The British Journal of
Sociology, vol. 48, nm. 4, diciembre, 1997.
Klatell, David A., Norman Marcus, Sport for sale: television, money and the fans, Nueva
York, Oxford University Press, 1988.
Klatell, D., N. Marcus, Journalism and the bottom line, en Eitzen, D.S. (eds), Sport in
contemporany: an anthology, Nueva York, St. Martins Press, 1993.
Koch, Wolfgang, Diccionario de ftbol, Editorial Paidotribo, 1998.
Kummels, Ingrid, Adis Soccer, here comes ftbol!: La transnacionalizacin de
comunidades deportivas mexicanas en los Estados Unidos, Iberoamericana, 27, 2007, pp.
101-116.
Kuper, Simon, Soccer against the enemy: how the world's most popular sport starts and
stops wars, fuels revolutions, and keeps dictators in power, New York, Nation Books,
2006.
Labrador Mndez, Germn. Cuando ataca Ronaldo ataca una manada. El discurso del
ftbol en los media actuales como discurso pico (estructuras, formas y funciones
comparadas),
Culturas
Populares,
4
enero-junio,
2007,
http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/labrador.pdf
Lacerda, Abraho, Bruno Otvio de y Antonio Jorge Soares, Uma anlise sobre o caso
Grafite x Desbato a luz do racismo brasileira, Esporte e Sociedade, 2, 5, 2007.
Lagardera Otero, Francisco y Martnez Morales, Juan Ramn, Deporte y ecologa: la
emergencia de un conflicto, en Sociologa del deporte, Madrid, Alianza, Coleccin
Ciencias Sociales, 1998, pp. 179-204.
Laguillaume, Pierre, Deporte y represin, en El viejo topo, Madrid, 1976, pp. 49-58.
Lahud Guedes, S., O Brasil no campo de futebol. Estudos Antropolgicos sobre os
significados do futebol brasileiro, Niteroi, EDUFF, 1998.
Lain Entralgo, Pedro, Cuerpo y alma, Espasa/Universidad, Madrid, Espaa, 1991.
___, El cuerpo humano: Oriente y Grecia antigua, Espasa/Universidad, Madrid, Espaa,
1987.
___, El cuerpo humano: teora actual, Espasa Calpe, Madrid, Espaa, 1989.

384

Lanfranchi, Pierre and Matthew Taylor, The South American Artists, en Pierre
Lanfranchi and Matthew Taylor, Moving with the Ball. The Migration of Professional
Fooballers, Oxford, Berg, 2001, pp. 69-110.
Lamoglia, Ernesto, Nacidos para perder. Entrevista con Ernesto Lamoglia realizada por
Arturo Garca Hernndez, publicada en Farndula y Gayola, suplemento del peridico La
Jornada, sbado 6, p 4., 1998.
Landaberrea Unzuela, J.A., El contrato de esponsorizacin deportiva, Pamplona, Aranzadi,
1992.
Landry, Fernand, M. Landry, M. Yerles, Sport, The Thrid Millenium, Quebec, Les Presses
de lUniversity Laval, 1991.
Larsen, Neil, Sport as Civil Society: the Argentine junta plays championship soccer, in
Neil Larsen, (ed.) The Discourse of Power: Culture, Hegemony, and the Authoritarian
State in Latin America, Minneapolis, Institute for the Study of Ideologies and Literature,
1983.
Larson, James, Los deportes en la era informtica en Revista Telos, nm. 38, Madrid,
1994.
___, F. Park, Heung-Soo, Global television and the politics of the Seoul olympics, Boulder,
Westwiew press, 1993.
___, Rivenburg, N. A comparative Analysis of Australian, U.S., and British Telecast of
the Seoul Olympic Opening Ceremony, en Journal Broadcasting and Electronic Media,
vol. 35, nm. 35, Washinngton, 1991.
Larson, Melisa, Final Four, Mallard Press, E.U., 1991.
Lasarte Valcrcel, Javier, Imgenes, culturas y dificultades de la pasin beisbolera,
publicado en la revista Nueva sociedad, Venezuela/Argentina, 1998.
La violencia en el ftbol, en la revista religiosa Criterio, 25 de abril, Buenos Aires, 1985
pp. 150.
Lawther, John, Mtodos de enseanza y aprendizaje de los deportes, en Educacin 2001,
nm. 6, septiembre, Mxico, 1996, pp. 39-45.
Le gouverment du corps, Communications, nm. 56, Seuil, Francia, 1993.
Leigh Raffo, Denise, El miedo a la multitud. Dos provincianos en el Estadio Nacional, en
Claudia Rosas Lauro, (ed.) El miedo en el Per. Siglos XVI al XX, Lima, Pontificia
Universidad Catlica del Per, 2005, pp. 265-274.
Leite Lopes, Jos Srgio, Class, Ethnicity, and Color in the Making of Brazilian Football,
Daedalus, 129, 2, 2000, pp. 239-270; reproduced en David Karen and Robert Washington,
(eds.) The Sport and Society Reader, New York, Routledge, 2010.

385

Leite Lopes, Jos Srgio, A Vitria do Futebol que Incorporou a Pelada, Revista USP,
nm. 22 - Dossi Futebol, 1994.
___, Ftbol y clases populares en Brasil: Color, clase e identidad a travs del deporte,
publicado en la revista Nueva Sociedad, Venezuela/Argentina, 1998.
___, Successes and Contradictions in Multiracial Brazilian Football, en Gary
Armstrong y Richard Giulianotti, (eds.) Entering the Field, New Perspectives on World
Football, Oxford, Berg, 1997.
___, The Peoples Joy Vanishes: Considerations on the Death of a Soccer Player,
Journal of Latin American Anthropology, 4, 2, 2000.
Leero, Vicente, Sbado de Box, en Revista de Revistas, nm. 174 Mxico, 1975 pP. 4450.
Len Candiani, Enrique, Deporte y comunicacin, anlisis de un mito, Tesis de
Licenciatura, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, UNAM, 1982.
Le spectacle du sport Communications, nm. 67, Seuil, Francia, 1998.
Les Voz Copa mundial de ftbol femenil, en Revista Les Voz, (revista de cultura lsbica
feminista) nm. 22, septiembre/octubre, Mxico, 1999, pp. 26.
Les Voz La cultura deportiva cmo lugar de aprendizaje y de legitimacin de la violencia
masculina? en Les Voz, nm. 22, septiembre/octubre, Mxico, 1999, pp.25.
Les Voz Lesbianas, en sus marcas! en Les Voz, nm. 22, septiembre/octubre, Mxico,
1999, pp. 24.
Levario Turcott, Marco, El mundial ser de gran calidad, Entrevista con Jos Ramn
Fernndez, Etctera, nm. 280, Mxico, 1998.
___, Ftbol politizado, en Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.
___, Un ocho para la seleccin en Etctera, nm. 283, Mxico.
Lever, Janet, La locura por el ftbol, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, Coleccin
Popular, 1985.
___, Stanton Wheeler, Mass-media and the Experience of sport, en Communication
Research, vol. 20, nm. 1, Newbury Park, Sage, 1993.
___, Soccer Madness, Brazils Passion for the Worlds Most Popular Sport, Chicago,
University of Chicago Press, 1983.
Levine, Robert M., Sport and Society: The Case of Brazilian Futebol, Luso-Brazilian
Review, 17, 2, Winter 1980, pp. 233-252.
Levinski, Sergio, El negocio del ftbol, Buenos Aires, Corregidor, 1995.
___, Maradona: rebelde con causa, Buenos Aires, Corregidor, 1996.

386

Lins, Guto, o bicho futebol clube, Rio de Janeiro, Ediouro, 1999.


Llonto, Pablo, La vergenza de todos, Buenos Aires, Ediciones Plaza de Mayo, 2005.
Llopis Goig, Ramn, Ftbol postnacional. Transformaciones sociales y culturales del
"deporte global" en Europa y America Latina, Editorial Antrhropos, 2009.
Longitas lucrativas. Revista ADCEBRA, marzo, p. 6., 1995.
Los escritores y el ftbol, Nueva Frontera, Bogot, nm. 387, jun. 1982, pp. 32-33.
Lpez Vlez, L, Detrs del baln. Historia de ftbol en Medelln 1910- 1952, Medelln, La
carreta Editores, 2004.
Lorn, Santiago, Una casa con goteras, Madrid, Planeta, 1953.
Lorenz, Konrad, Consideraciones sobre la conduta animal y humana, Barcelona, Plaza y
Jans, 1976.
Lotfe Caldern, Miguel Martin y Villafuerte Ancira, Arturo Teofilo, La prensa deportiva
en Mxico y algunos de sus protagonistas, Universidad Iberoamericana, Departamento de
Comunicacin, tesis, UIA-SF, 1989.
Lowe, Benjamin, The beauty of sports: a cross-disciplinary inquiry, Englewood Cliffs,
N.J, Prentice Hall, 1977.
Lozano y Nathal, Gema, Servicio corporal impdico, Revista Ciudades, nm. 31,
julio/septiembre, 1996, pp. 61-64.
Lujn, L. Cuentos y ms - El rbitro, recuperado el 2 de Mayo de 2010, de Cuentos y ms:
la pgina de los cuentos cortos: http://www.cuentosymas.com.ar/cuento.php?idstory=1062
Luque, Antonio, Marchito azar verdiblanco, Madrid, Libros del K.O., 2012.
MacAloon, J., Rite, Drama, Festival, spectacle: Research toward a theory of Cultural
Perfomance. Filadelfia, Institute for the Study of Human Issues, 1984.
___, The Turn of Two Centuries: Sport and the Politics of Intercultural Relations, en
Landry, Fernand, M. Landry, M. Yerles (eds.), Sport, The Thrid Millenium, Quebec, Les
Presses de lUniversity Laval, 1991.
Mafud, Julio, Sociologa del Ftbol, Buenos Aires, Editorial Americalee, 1967.
Magazine, Roger, Golden and Blue Like my Heart. Masculinity, Youth, and Power Among
Soccer Fans in Mexico City, University of Arizona Press, 2007.
___, You can Buy a Players Legs, But not his Heart. A Critique of Clientelism and
Modernity among Soccer Fans in Mexico City, Journal of Latin American Anthropology,
9, 1, 2004.

387

___, The Colours Make me Sick: America FC and Upward Mobility in Mexico, in Gary
Armstrong and Richard Giulianotti, (eds.) Fear and Loathing in World Football, Oxford,
Berg, 2001.
___, Jacques Ramrez y Samuel Martnez, Las rivalidades futbolsticas y la construccin
de la nacin. Una comparacin entre Mxico y Ecuador, conos, Quito, 36, 2010, pp. 157169.
___, Aficin futbolstica y rivalidades en el Mxico contemporneo: una mirada nacional,
Mexico, Universidad Iberoamericana, 2012.
Maicas, E., (5 de Febrero de 2007), Pgina 12/Lbero, recuperado el 2 de Mayo de 2010,
de: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libero/11-3265-2007-02-05.html
Mairet, Francois, La television amricane-mdias, marketing et publicit, Pars, 1990.
Maldonado Rodrguez, Miriam, El ftbol soccer en Mxico: un producto y algo ms, tesis
UIA. 1995.
Malhano, Clara, Hamilton Botelho Malhano, Memria Social dos Esportes: So Janurio Arquitetura e Histria, Rio de Janeiro, Mauad, Faperj, 2002.
Mandell, Richard D., The nazi Olympics. New York, Macmillan, Libros UIA-SF, xvl, 1971.
Mangan, J.A. and LaMartine P. DaCosta, (eds.) Sport in Latin American Society: Past and
Present, Londres, F. Cass, 2002.
Maradona, Diego Armando, Maradona: The Autobiography of Soccer's Greatest and Most
Controversial Star, New York, Skyhorse Publishing, 2007.
Maranho, Tiago, Apollonians and Dionysians: The Role of Football in Gilberto Freyre's
Vision of Brazilian People, Soccer and Society, 8, 4, 2007, pp. 510-523.
___, y Jorge Knijnik, Futebol mulato: racial constructs in Brazilian football,
Cosmopolitan Civil Societies Journal, vol. 3, nm. 2, 2011, pp. 55-71.
Marchand, J., La presse sportive, Centre de Formation et de Perfectionement des
Journalistes, Pars. 1989.
Marco, Vicente, Historias del deporte, Madrid, Editorial Pentatln, S.A., Espaa, 1981.
Marn, Edgardo, y Julio Salviat, De David a Chamaco. Medio siglo de goles, Santiago de
Chile, Nacional Gabriela Mistral, 1975.
___, La Roja de Todos (seleccin chilena de ftbol 1910-1985), Santiago de Chile, Soem
services, 1985.
___, La Historia de los Campeones, 1933-1991, Santiago de Chile, La Nacin, 1991.
___, Centenario. Historia Total del ftbol chileno 1895-1995, Santiago de Chile, Rei, 1995.

388

___, Historia del deporte chileno: entre la ilusin y la pasin, Santiago de Chile,
Cuadernos Bicentenario, 2007.
Mariscal Gonzlez, Ral, La agresividad dentro de los deportes, Universidad
Iberoamericana. Departamento de Psicologa, Tesis., 1979.
Marles, V., The Public and sport. Londres, BBC Broadcast Research Findings, 1984.
Marques, Jos Carlos, O Futebol em Nelson Rodrigues: O bvio Ululante, o Sobrenatural
de Almeida e Outros Temas, So Paulo, Educ, Fapesp, 2000.
Marrero, Adriana y Ricardo Pieyra, Ora pro nobis: Ftbol, mstica e identidad
nacional en el Uruguay moderno, en Ramn Llopis Goig, (ed.) Ftbol postnacional.
Transformaciones sociales y culturales del deporte global en Europa y Amrica Latina,
Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 129-139.
Marsh, Peter, Aggro: The ilusion of violence, Londres, Dent and Soons, 1978.
___, El orden social en las tribunas de los estadios de ftbol birtnicos, en Revista
internacional de Ciencias Sociales, XXXIV N 2, 1982, pp. 279-288.
Martnez del Campo Saucedo, Lorena, Manifestaciones culturales de Barcelona:
influencias en la ceremonia inaugural de los XXV Juegos Olmpicos 1992, en Espacios de
Comunicacin, nm. 3 Mxico,
Departamento de Comunicacin, Universidad
Iberoamericana, 1999, pp. 79-96.
Martnez del Castillo y Puig Barata, Nria, Espacio y tiempo en el deporte, en Sociologa
del deporte, Madrid, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, 1998 pp. 151-178.
Martnez , Jos Luis, Tragicomedia Mexicana Etctera, nm. 280, Mxico, 1998.
___, Una jornada particular, Etctera, nm. 283, Mxico, 1998.
Martnez Pelez, Manuel, El sinuoso camino de las porras, en Etctera, nm. 286,
Mxico,1998.
Mason, Tony, Passion of the people? Football in South America, Nueva York,Verso,
1995.
Matamala, Daniel, Goles y autogoles: la impropia relacin entre el ftbol y el poder
poltico, Santiago de Chile, Planeta, 2001.
Matamala, Daniel, 1962: El mito del mundial chileno, Santiago de Chile, Ediciones B,
2010.
Mathews, Daniel, Alianza Lima en la formacin de una conciencia negra en el Per, en
MBare NGom, (ed.) Escribir la identidad: Creacin cultural y negritud en el Per,
Lima, Universidad Ricardo Palma, 2008, pp. 141-157.
Mximo, Joo, Memrias do Futebol Brasileiro, Estudos Avanados USP, So Paulo ,
13, 37, sep/dic 1999, pp. 179-188.

389

Mayoral, Marina, La risa y la sonrisa, Madrid, Espasa, 2001.


Mc Phail, Elsie, El tiempo libre como derecho humano, en Polticas de comunicacin
No. 8, Ao 2, ago/oct, 1997.
Mc Gregor, Edward, Mass media and sport: influences on the public, en The Physical
Educator, vol. 46, nm. 1. USA., 1989.
Medelln, Jorge Alejandro Ftbol, Negocio redondo: la vorgine del consumismo, en
Bucarelli ocho (suplemento dominical de informacin y anlisis poltico del peridico El
Universal), ao 1, nm. 54, 28 de junio, Mxico, 1998, pp. 4-5.
Medina Cruz, Rafael, No somos magos ni payasos para hacer trucos; somos luchadores
profesionales, en Revista de Revistas, nm. 97, Mxico, 1974 pp. 48-53.
Medina Prez, Gonzalo, Sueos a la redonda, Medelln, Jorge Giraldo Editor, 1998.
___, Andrs Escobar, la sonrisa que parti de madrugada, Bogot, Le Monde
Diplomatique, 2004.
___, Prohibido perder, Medelln, Hombre Nuevo Ediciones, 2007.
Medina, F. X. y R. Snchez (eds.), Culturas en juego: ensayos de antropologa del deporte
en Espaa, Barcelona, ICARIA-Institut Catal de Antropologia, 2003.
Meja Barquera, Fernando, Por qu pierde Mxico? en Etctera nm. 280, 11 de junio.
1998.
Mena, Miguel, Das sin tregua, Barcelona, Destino, 2006.
Mendoza, Leo, El ftbol despus del Mundial, en la seccin Fuera de lugar, de la
revista Generacin, nm. 20, Mxico, octubre, 1998, pp. 66.
Menke, Frank Grant, 1885-1954 The encyclopedia of sports, South Brunswick, A.S.
Barnes, 1975.
Mercado Romero Jos Ramn, La noche del Knock-Out y otros rounds, Alcalda de
Cartagena, 1996.
Mercadotecnia olmpica, en ADCEBRA, nm. 72, febrero, 1998, pp. 12-14.
Messeri, Ilann S, Vamos, vamos Aceirteros: Soccer and the Latino Community in
Richmond, California, Soccer & Society, 9 3, 2008, pp. 416-427.
Michell, Alfredo, EUA y los deportes: historia paralela, Mxico, Instituto de
Investigaciones Dr. Jos Mara Luisa Mora, 1994.
Minquet, Jean-Paul (ed.), Le Marketing du sport, en Revue Francaise du Marketing,
nm. 138, Pars, Adetem, 1992.
Milby, Susan, Stylin': Brazilian Soccer, Saarbrcken, VDM Verlag, 2009.

390

Miller, Rory and and Liz Crolley, (eds.) Football in the Americas: Ftbol, Futebol, Soccer,
Londres, Institute for the Study of the Americas, 2007.
Millones, Luis, En el corazn del pueblo. Pasin y gloria de Alianza Lima, 1901-2001,
Lima, Fondo Editorial del Congreso del Per, 2002.
Ministerio de Educacin, Tres miradas al Estadio Nacional de Chile, Santiago de Chile,
Andros, 2004.
Modiano, Pilar, Historia del deporte chileno: Orgenes y transformaciones, 18501950,
Santiago de Chile, Digeder, 1997.
Monsivis, Carlos, Entrada libre: crnicas de la sociedad que se organiza, Mxico,
Ediciones Era, 1997.
___, Fugas y triunfos de la apariencia, en Foto, suplemento especial del peridico La
Jornada, ao 1, nm.4, 5 de septiembre, 1998, pp. 3-11.
___, La hora del consumo de emociones. Vmonos al Angel, en Los Ritules del Caos,
Mxico, Editorial Era, 1995, pp. 31-37.
Moragas SPA, Miguel de, Los juegos de la comunicacin: las mltiples dimensiones
comunicativas de los Juegos Olmpicos, Madrid, Fundesco, 1992.
___, Cultura simbols i Jocs Olmpics: la mediaci de la comunicaci, Barcelona, Centre de
la Comunicaci, 1992.
___, Marc Carroggio, Models de patrocini esportiu, Barcelona, Centre dEstudis Olmpics i
de lEsport UAB, 1994.
___, Nancy K. Rivenburgh, y James Larson, Global Television and the Olympics: The
Experience of Barcelona 1992: A 28-nation comparative study, en prensa, 1994.
Morgan, B.J. Bessette, P., Sports fans connection. An all sport in one directory to
professional, collegiate, and Olympic organizations, events, and information sources,
Detroit, Gales Research, 1992.
Mosquera, Mara Jos y Puig Barata, Nria, Gnero y edad en el deporte, en Sociologa
del deporte, Madrid, Alianza, Coleccin Ciencias Sociales, 1998, pp. 99-126.
Morales, Juan Carlos, Ftbol argentino. 80 aos de profesionalismo (1931-2010), Buenos
Aires, Ediciones Corregidor, 2011.
Moreira, M. V. Etnografa sobre el honor y la violencia de una hinchada de ftbol en
Argentina, Revista Austral de Ciencias Sociales, 13, 2007, 5-20.
Muoz, Cristin, Historia de la Direccin General de Deportes y Recreacin. Las polticas
estatales de fomento al deporte, 1948-2001, Santiago de Chile, Digeder, 2001.
Murad, Mauricio, Futebol e Cinema no Brasil: Um Enredo, Revista de Histria, So
Paulo: USP, 163, 2010, pp. 191-206.

391

___, Corpo, Magia e Alienao. O Negro no Futebol Brasileiro: Por uma Interpretao
Sociolgica do Corpo como Representao Social, Pesquisa de Campo. nm. 0, 1994, pp.
71-78.
___, A Violncia e o Futebol: dos Estudos Clssicos aos Diasde Hoje, Rio De Janeiro,
Editora FGV, 2007.
Murillo Aliaga, Mario, La dinmica de las identidades y el ftbol. El casoboliviano, en
Ramn Llopis Goig, (ed.) Ftbol postnacional. Transformaciones sociales y culturales del
deporte global en Europa y Amrica Latina, Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 183-192.
Muscular culture: the cultural significance of sports, en American studies, vol. 37, nm.
1, spring, 1996, pp. 159.
Muteba Rahier, Jean, El Mundial de Ftbol 2006 y la Seleccin Ecuatoriana. Discurso de
Alteridad en Internet y en prensa, Discurso y sociedad, 2, 3, 2008, pp. 609-641.
Murillo, Jos de Jess, El derecho de abuchear, en Etctera, nm. 280, 11 de junio.
1998.
___, Desde la tribuna, en Etctera, nm. 280, Mxico.
___, Para ganar hay que perder, en Etctera, nm. 283, Mxico.
Mustars, Antonio, Un juego con el que no se juega, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 24-25.
Natali, Marcos, The Realm of the Possible: Remembering Brazilian Futebol, Soccer and
Society, 8, 2/3, 2007, pp. 267-282.
Natan, Alex, 1906-, Sport and society: a symposium, Londres, Bowes & Bowes, Libros
UIA-SF, 1958.
NFL Official 1997, National Football League. Record & Fact Book, Nueva York, E.U.,
1997.
Nley, T., S. Grayson, Sponsorship of sports, Arts and Leisure: law, tax and bussines
relationships, Londres, Sweet & Maxwell, 1984.
Novedades Editores, Campeonato mundial de ftbol 1978, Alemania, Novedades Editores
S.A. de Argentina, (edicin especial para los lectores de Novedades), 1978.
Nunfio, Obdulio, Radiografa de la guerra del futbol o de las cien horas, Revista
Mexicana de Sociologa, 32, 3, 1970, pp. 659-690.
Nys, Jean Francois, Une vision conomique des relations entre le sport et la tlevision,
Radio-tlevision Belga, Blgica, 1988.
___, Le sport et les medias, en Aldreff, W. (ed.), Economie politique du sport, Pars,
Dalloz, 1989.

392

Ochoa Garzn, Carlos, Zona caliente, Bogot, Grficas Santa Fe, 1999.
Olgun, Sergio, Lans, Barcelona, Tusquets, 2002.
Oliven, Ruben y Ariel Damo, Ftbol y cultura, Bogot, Norma, 2001.
Olmos, Alejandro, Manipulacin deportiva, Bucarelli (suplemento dominical de
informacin y anlizis poltico del peridico El Universal), ao 1, nm. 54, 28 de junio,
Mxico, 1998, pp. 6.
Orbea, Juan Manuel, El 10: una especie en vas de extincin? Revista Origina, ao 5
edicin especial de verano, Mxico, 1998.
Oriad, M., Reading football: how the popular press created an American spectacle, Chaper
Hill, University of North Carolina Press, 1993.
Ortega, Luis, De pasin de multitudes a rito privado, en Rafael Sagredo and Cristin
Gazmuri, (eds.), Historia de la vida privada en Chile, vol. 3, Santiago de Chile, Taurus,
2007.
Ortiz, Gustavo, Las voces del mundial ayer y hoy, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 34-35.
Ortiz Garca, Alejandro, Ftbol y media: el ftbol a travs de los medios de
comunicacin, Revista Origina, ao 5 edicin especial de verano, Mxico, 1998.
Otero, Julia, No se hacen equipos, se hacen rebaos, entrevista a Jorge Valdano
publicada en la revista El pas semanal, nm. 1206, domingo 7 de noviembre, Madrid,
1999, pp. 30.
Paidotribo, Diccionario Paidotribo de la actividad fsica y el deporte, Editorial Paidotribo,
seis volumenes, Madrid, 1998.
Palma Rubin de Celis, Claudia, Palma, Impactos sociales, polticos y comerciales del ftbol
en las relaciones internaciones, tesis, UIA., 1995.
___, El mundo del Ftbol. Impacto social, poltico y comercial, Editorial Porra, Mxico,
D.F. 1997.
Panfichi, Aldo, (ed.), Ese gol existe. Una mirada al Per a travs del ftbol, Lima,
Pontificia Universidad Catlica del Per, 2008.
___, y Vctor Vich, Political and Social Fantasies in Peruvian Football: The Tragedy of
Alianza Lima in 1987, Soccer and Society, 5, 2, 2004, pp. 285-297.
___, y Jorge Thieroldt, Barras Bravas: representation and crowd violence in Peruvian
football, en Dunning, Eric, Murphy, Patrick, Waddington, Ivan & Astrinakis, Antonios
(eds.): Fighting fans. Football hooliganism as a world phenomenon, Dubln, University
College Dublin Press, 2002, pp. 143-157.

393

___, (ed.), Futbol: identidad, violencia y racionalidad, Lima, Facultad de Ciencias


Sociales, Pontificia Universidad Catlica del Per, 1994.
Papini, Giovanni, Los testigos de la pasin, Buenos Aires, Editorial Tor, 1967.
Paradiso, Eugenio, The social, political, and economic causes of violence in Argentine
soccer, Nexus: The Canadian Student Journal of Anthropology, vol. 21, julio, 2009, pp.
65-79.
___, Corruption and Politics in Argentine Soccer, tesis, Dalhousie University, 2010.
Pardey, B. H., Galeano, Y. J. P. y Blanco, S. A. A., La ciudad de los fanticos.
Aproximacin al fenmeno de las barras de ftbol locales Barn Rojo Sur y Frente Radical
Verdiblanco entre los aos 1999-2001, Cali, Universidad del Valle, 2001.
Pardue, Derek, Jogada Lingstica. Discursive Play and the Hegemonic Force of Soccer in
Brazil, Journal of Sport & Social Issues, 26, 4, 2002, pp. 360-380.
Paredes Ortiz, J., El deporte como juego: un anlisis cultural, Alicante, Universidad de
Alicante. 2002.
Parra, Eduardo Antonio, Siete caminos de sangre, Sinaloa, Universidad Autnoma, 2012.
Parrilli, Marcelo, Barra brava de Boca, el juicio, Ediciones La Montaa, Buenos Aires,
Argentina, 1997.
Partisans Deporte, cultura y recreacin, Editorial Gustavo Gilli, S.A., Barcelona, Espaa,
1978.
Pedrosa, Maria Guadalupe, Ratn Macias, Lo dificil es triunfar fuera del Ring, en la vida,
en Revista de Revistas nm. 103, Mxico, 1974, pp. 44-47.
Pel en publicidad, seccin de promocin, ADCEBRA, nm. 6, junio, 1994, p. 50.
Penel, H.P. y Traversian, Partidos asistidos por ordenador, en Ciencia y Vida, nm. 7,
Barcelona, 1998. pp. 48-52.
Peate, Julio, Ftbol y escritura, azar y geometra, Cuadernos de Ftbol, Suplemento de
Ftbol nm. 41, Madrid, Real Federacin Espaola de Ftbol, 2002.
Pereira, Juan Manuel, Pel, estuvo aqu, Barcelona, Montesinos, 1996.
Pereira, Leonardo Affonso de Miranda, Footballmania: uma historia social do futebol no
Rio de Janeiro, 1902-1938, Rio de Janeiro, Nova Fronteira, 2000.
___, Pelos Campos da Nao: Um Goal-Keeper Nos Primeiros Anos Do Futebol
Brasileiro, Estudos Histricos, 10,19, 1997, pp. 23-40.
___, Sobre Confetes, Chuteiras e Cadveres, A Massificao Cultural no Rio De Janeiro
de Lima Barreto, Projeto Histria, 13, 1997, pp. 231-241.

394

___, Domingos da Guia. A Mestizo Hero on and off the Soccer Field, en Peter Beattie,
(ed.) The Human Tradition in Modern Brazil, Wilmington, SR Books, 2004.
Perelman, Richard B., Report: press radio-television operations at he games of the XXIIIrd.
Olympiad, Los Angeles Olympic. Los Angeles, Organizing Committee, 1984.
Prez-Rincn, Hctor, Imgenes del cuerpo, FCE, Mxico, 1992.
Periodismo deportivo, en revista Chasqui, abril/junio, Quito, 1990, pp. 56.
Pescador, Juan Javier, Vamos Taximaroa! Mexican/Chicano Soccer Associations and
Transnational/Translocal Communities, 19672002, Latino Studies, 2, 3, 2004, pp. 352376.
___, Los Heroes del Domingo: Soccer, Borders, and Social Spaces in Great Lakes
Mexican Communities, 1940-1970, en Mexican Americans and Sports: A Reader on
Athletics and Barrio Life, (eds.) Jorge Iber y Samuel O. Regalado, College Station, Texas
A&M, University Press, 2007.
Pickett, Axel, El 26 de septiembre, 1973, URSS 0-Chile 0, Santiago de Chile, Aguilar,
2003.
Pieza Ramn Ftbol, Sexo y dinero Origina, ao 5 edicin especial de verano, Mxico,
1998, pp. 10-11.
Pmenta, Carlos Alberto Mximo, Violncia entre Torcidas Organizadas de Futebol,
Perspectiva, So Paulo 14, 2, 2000, pp. 122-128.
Pizarro, Ana y Carolina Benavente, El Diego y el dribbling simblico en el Cono Sur,
Iberoamericana, 27, 2007, pp. 143-152.
Plat-Pellegrini, V., A. Cornec, Sponsoring, le parrainage publicitare, Pars, Delamas et
Cie., 1987.
Plimpton, G., The official Olympics triplecast viewers guide, 1992 Barcelona
commemorative, Nueva York, Pindar Press, 1992.
Ponce, Francisco, Deporte profesional vs. amateurismo, en Revista de Revistas, nm.
146, Mxico, 1975, pp. 34-37.
___, El ftbol como batalla poltica, en Revista Proceso, nm. 82, Mxico, 1978, pp. 51.
___, Ocio y deporte, en Revista Mexicana de Ciencias Polticas y Sociales, vol. 25, nm.
95-96, Mxico, 1979, pp. 79-90.
Porttecher, Susana, Las aventuras del cuerpo, Editorial Espasa/Calpe, Madrid, 1994.
Poulos, J. Broadcasting and media rights: choosing sponsor, what risks does it and could it
bring?, en Sport and the law, happy partnership or forced marriage, 2-4 july, Sydney,
ANZSLA., 1992.

395

Powers, Ron, Supertube: The rise of Television Sports, USA, Coward McCann, 1984.
Price, Marie and Courtney Whitworth, Soccer and Latino Cultural Space: Metropolitan
Washington Ftbol Leagues, en Daniel D. Arreola, (ed.) Hispanic Spaces, Latino Places:
Community and Cultural Diversity in Contemporary America, Austin, University of Texas
Press, 2004.
Prieto, Vanesa, Clnicas para adelgazar: para bajar de peso(s)? texto publicado en la
Revista del Consumidor, nm. 272, Mxico, octubre, 1999, pp. 43-46.
Prisuta, Robert H., Televised Sports and Political Values, en Journal of Communications,
Nueva York, 1977.
Protzel, Javier, Las multitudes del ftbol. DIA-LOGOS de comunicacin. nm 38.
FELAFACS, Lima, pp. 49-60.
Publicidad ESPN, Revista ADCEBRA, ao 4, nm. 9, septiembre, 1995, pp. 34.
Quin ve T.V.? Deportistas admirados, en ADCEBRA, nm. 69, noviembre, 1997, pp.
62-63.
Quiones, Sam, A Soccer Season in Southwest Kansas, en Antonio's Gun and Delfino's
Dream, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2007.
Quorum (Journal), Special Issue, El mayor espectculo del mundo, 2006.
Rabanal, Rodolfo, El hroe sin nombre, Buenos Aires, Seix Barral, 2006.
Rader, Benjamn G., In its own image: how television has transformed sports, Nueva York,
The Free presss, 1984.
Raggio, Vctor, Club Deportivo Universidad de Chile, Santiago de Chile, Editorial Lord
Cochrane, 1977.
Rahier, Jean Muteba, Race, Ftbol, and the Ecuadorian Nation: the Ideological Biology of
(Non-) Citizenship, Emisfrica, 5, 2, 2008, http://hemi.nyu.edu/hemi/en/e-misferica52/rahier
Ramrez, Jacques P., Ecuador, Ecuador mi pas. Narrativas patrias a travs del ftbol,
en Ramn Llopis Goig, (ed.) Ftbol postnacional. Transformaciones sociales y culturales
del deporte global en Europa y Amrica Latina, Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 167181.
___, Ftbol e identidad nacional en el Ecuador de los 90s.
www.yachana.org/ecuatorianistas/encuentro/2002/ponencias/jramirez.pdfRader,
Ramrez Garrido, Jaime, El rebelde frente al gol, Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.
___, Estrategia del gol, Etctera, nm. 282, Mxico, 1998.

396

Ramonet, I. Un hecho social total en Santiago Segurola (ed.), Ftbol y pasiones polticas,
Barcelona, Debate, 1999, pp. 11-19.
___, Sport et tlvision, Revue ducation physique et sportive, nm. 239, Francia, 1993.
Reading football. Critical studies in mass communication, The University of North
Carolina Press, http://sunsite.unc.edu/uncpress
Real, M. Global Ritual, Olympic Media Coverage and International Understanding, Pars,
UNESCO, 1986.
___, Super Media: A Cultural Sudies Approach, Londres, Sage, 1989.
Recasens, A., Diagnstico antropolgico de las barras bravas y de la violencia ligada al
ftbol, Santiago de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 1999.
Rein, Raanan, El primer deportista: The Political Use and Abuse of Sport in Peronist
Argentina, The International Journal of the History of Sport, 15, 2, 1998, pp. 54-76.
Rendn Garro, Nelson, Los de siempre, Medelln, Editorial Uryco, 1995.
Revueltas, Jos, TV y cultura en los juegos deportivos de la XIX Olimpiada, La Palabra
y el Hombre, nm. 23, Mxico, 1977, pp. 6-8.
Revista Ee 30, Ftbol, el deporte reina, Madrid, 2012.
Ribeiro, Carlos Henrique, When success becomes a collective asset: social projects of
former Brazilian soccer players, Soccer and Society, 9, 4, 2008, pp. 491-496.
Rico Bovio, Arturo, Las fronteras del cuerpo. Crtica de la corporeidad, Mxico,
Cuadernos de Joaqun Mortiz, 1990.
Riggs, Karen E., Manufacturated Conflict in the 1992 Olympics, Critical Studies in Mass
Comunication, vol. 10 nm. 3, September, 1993, pp. 253.
Rinke, Stefan, La ltima pasin verdadera? Historia del ftbol en Amrica Latina en el
contexto global, Iberoamericana, 27, 2007, pp. 85-100.
Rivenburgh, Nancy K., National Images Richness in US-Televised Converage of South
Korea During the 1988 Olympics, en Singapur, Asian Journal of Communication, nm. 2,
1992.
___, Images of Nations During the 1992 Barcelona Olympic Opening Ceremony en
Olympic Congress, Lausanne Media Ad Hoc Committee for the International Olympic
Committee, 1993.
___, Televisin y movimiento olmpico, en Revista Telos, nm. 38, Madrid, 1994.
Rivera Guerrero, Enrique Entre la expectacin y la prctica deportiva. (Oferta, consumo
cultural y mediaciones televisivas en Hermosillo, Sonora, tesis de Licenciatura, Sonora,
Universidad de Sonora, 1996.

397

___, Mxico, en sus regiones socioculturales deportivas en Revista electrnica Lecturas:


Educacin fsica y deportes, Buenos Aires, Argentina, nm. 13, marzo, 1999.
___, Los Tiburones Rojos como identificacin sociocultural en los aficionados al ftbol
del Puerto de Veracruz, tesis de Maestra en Comunicacin, Veracruz, Universidad
Veracruzana, 1999.
Robles, Manolo, Un trofeo en disputa para el equipo campen del ftbol mexicano en la
temporada 1973-1974, en Revista de Revistas, nm. 102, Mxico, pp. 20-26.
___, Los espectadores critican al espectculo de ftbol, en Revista de Revistas, nm. 99,
Mxico 1974, pp. 40-43.
Robredo, J.F., Ftbol y ciencia, en Ciencia y Vida, nm. 7, Barcelona, 1998, pp. 47-67.
Roca, Jos Antonio, Campen de los fracasos, entrevista con Antonio Roca publicada en
Farndula y Gayola, Suplemento Fino del Entretenimiento del peridico La Jornada,
sbado 6 de junio, 1998, pp. 6.
Rodrguez Julia, Edgardo, La euforia del guardabosque,
Venezuela/Argentina. 1998.

Nueva sociedad,

Rodrguez Lpez, Juan, Deporte y ciencia. Teora de la actividad fsica, Barcelona,


Publicaciones INDE, 1995.
Rodrguez, Mara Graciela, The Place of Women in Argentinian Football, International
Journal of the History of Sport, 22, 2, 2005, pp. 231245.
Rogado, Basilio, Secuestro en el Mundial 82, Barcelona, Editorial Luis Caralt, 1982
Rojas, Gonzalo, Ftbol sin parar, en Crptico y otros poemas, Mxico, Coleccin Correo
Menor, UAM/Iztapalapa, 1984, pp 24.
Romano Aguinez, Mara L. Patricia, Ideologa y deporte en Mxico, tesis de Licenciatura,
Mxico, UNAM-ENEP, 1986.
Ronsbo, Henrik, The embodiment of male identities: alliances and cleavages in
Salvadorean football, en Noel Dyck y Eduardo Archetti, (eds.) Sport, Dance, and
Embodied Identities, Oxford, Berg, 2003.
Rosas Barrera, Federico Educacin fsica y deporte en la escuela, en Educacin 2001,
nm. 6, septiembre, Mxico, 1996, pp. 30-32.
Rosas, Maria Cristina, Geopoltica del ftbol, en Etctera, nm. 281, 18 de junio, 1998.
___, Ftbol: el 98 francs, en Etctera, nm. 285, 1998, Mxico.
Rosenfeld, Anasto, Negro, Macumba e futebol, San Pablo, Perspectiva, 2007.
Rosso, Mauro, Lima Barreto versus Coelho Neto: um fla-flu literrio: apndice, Futebol e
os intelectuais de So Paulo, Rio de Janeiro, DIFEL, 2010.

398

Roth, Phillip, Is there life after baseball?, American studies, vol. 22, nm. 1, p. 71.
Rothenbuhler, E. W. The living Room Celebration of the Olympic Games, en Journal of
Communications, vol. 38, nm. 4, Nueva York, 1988.
Rowe, William and Vivian Schelling, Football and the Political Significance of Style, in
Memory and Modernity. Popular Culture in Latin America, Londres, Verso, 1991.
Rufino dos Santos, Joel, Mania de trocar, Sao Paulo, Editora Moderna, 1991.
Ruiz Bonilla, Guillermo, La gran historia del ftbol profesional colombiano, Bogot,
Ediciones Dayscript, 2008.
Ruiz Patino, Jorge Humberto, La poltica del sport, Bogot, La Carreta Ediciones, PUJ,
2010.
Sainz Torres, Hugo, El ftbol, pasin de multitudes, Santiago de Chile, Zig-Zag, 1960.
Salazar, Jorge Osvaldo, La pera de los fantasmas, Habana, Casa de las Amricas, 1968;
Lima, Mosca Azul editores, 1980.
Salazar-Sutil, Nicols, Maradona Inc. Performance politics off the pitch, International
Journal of Cultural Studies, 11, 4, 2008, pp. 441-458.
Salcedo, M. T. y Rivera, R. . F., Emocin, control e identidad: las barras de ftbol en
Bogot, Bogot, Instituto Colombiano de Antropologa e Historia, 2007.
Salinas, Sebastin, Por empuje y coraje: los albos en la poca amateur 1925-1933,
Santiago de Chile, Ediciones Cedep, 2004.
Snchez, Francisco Javier, Los tropiezos a nivel seleccin y la contratacin de Menotti,
en Magazine Deportivo, edicin especial (anuario 91), Mxico, 1991, pp. 9-12.
Snchez Len, Abelardo, La balada del gol perdido, Lima, Ediciones Noviembre Trece,
1993.
___, El gol de Amrica Latina, Nueva Sociedad, Venezuela/Argentina, 1998.
Sandoval Garca, Carlos, Fuera de Juego. Ftbol, identidades y masculinidades en Costa
Rica, San Jos, Editorial de la UCR, 2006.
___, Football: Forging Nationhood and Masculinities in Costa Rica, International
Journal of the History of Sport, 22, 2, 2005, pp. 212230.
Santa Cruz, Eduardo Hacia
Venezuela/Argentina. 1998.

donde

va

nuestro

ftbol?

Nueva

sociedad,

___, Crnica de un encuentro: ftbol y cultura popular, Santiago de Chile, Ediciones


Instituto Arcos, 1991.
___, Origen y futuro de una pasin: ftbol, cultura y modernidad, Santiago de Chile, Lom,
1996.

399

___, De alegras y pesares. Un siglo de Magallanes, Santiago de Chile, Imprenta Futura,


vol. 1, 1997.
___, Las escuelas de la identidad: la cultura y el deporte en el Chile desarrollista, Santiago
de Chile, Lom-Arcis, 2005.
Santos A., Marlene, Mi mxima virtud es no pensar slo en ftbol: El Vasco Aguirre,
entrevista con Javier Aguirre publicada en la seccin de deportes del peridico La Jornada,
21 de diciembre, Mxico, 1999, pp. 61.
Santos, Ricardo Pinto, and Francisco Carlos Teixeira da Silva, Memria Social dos
Esportes: Futebol e Poltica, a Construo de uma Identidade Nacional, Rio de Janeiro,
Mauad, Faperj, 2006.
Savater, Fernando, Diccionario filosfico, Mxico, Editorial Planeta, 1995.
Schaffhauser Mizzi, Philippe, La mano de Dios, el pie de algunos y el juego de todos:
tica y futbol, Este Pas, nm. 231, julio 2010, pp. 12-18.
Schwartz, Fernando Un mundial de ancdotas, en Origina, ao 5 edicin especial de
verano, Mxico, 1998.
Sebreli, Juan Jos, Ftbol y masas, Buenos Aires, Ed. Galerna, 1981.
___, Maradona, en Comediantes y mrtires. Ensayo contra los mitos, Buenos Aires,
Debate, 2008.
___, La era del ftbol, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
Segura, ngela, Goooool-a! Revista Origina, ao 5 edicin especial de verano, Mxico,
1998.
Sevcenko, Nicolau, Futebol, Metrpoles e Desatinos, Revista USP, n 22 - Dossi
Futebol, 1994.
Sevilla, Amparo, Los salones de baile popular en la ciudad de Mxico, Ciudades, nm.
27, julio/septiembre, Mxico, 1995 pp. 35-39.
Scher, Ariel, La pasin segn Valdano, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2006.
Shanoun, P., Cmo buscar un sponsor, Nueva York, Maeva, 1990.
Shaw, Duncan, Ftbol y franquismo, Madrid, Alianza, 1987.
Sifuentes, Fernando, Divagario, Mxico, Editorial Ponciano Arriaga, Museo Othoniano,
1995.
Silva Guzmn, Mauricio El 5-0, Bogot, Ediciones B, 2013.
Smith, B.L., The Argentinian Junta and the Press in the Run-up to the 1978 World Cup,
Soccer and Society, 3, 1, 2002, pp. 6978.

400

Soares, Antonio Jorge G. y Hugo Rodolfo Lovisolo, O Futebol Fogo ee Palha: A


Profecia de Graciliano Ramos, Pesquisa de Campo, 5, 1997, pp. 7- 20.
Soave, Antonio J, The consequence : a soccer romance, Estados Unidos: s.n. 1995.
Solis, Ramn, La eliminatoria, Madrid, Prensa Espaola, 1970.
Stein, Steve, The Case of Soccer in Early Twentieth-Century Lima, en Joseph L. Arbena
and David G. LaFrance, (eds.) Sport in Latin American and the Caribbean, Wilmington,
Scholarly Resources, 2002.
Siner H., Sports classics, Nueva York, Coward McCann, 1983.
Sleight, Steve, Patrocinadores: un nuevo y eficaz sistema de marketing, Madrid, McGrawHill, 1992.
Sonntac, Albrecht., Deporte e identidad nacional. Futbol, smbolo de las virtudes
alemanas en Le Monde Diplomatique, ao 1, nm. 6, noviembre-diciembre de 1997.
Sosa, Vctor, Arte y ftbol: dos formas de la pasin, Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998.
Sotelo, Greco, El oficio de las canchas (1950-1970). Tomo III de la Crnica del ftbol
mexicano, Mxico, Editorial Clo, Libros y Vdeos, 1998.
___, El espejo, texto publicado en el semanario Etctera, nm. 281, Mxico, 1998.
Starr, Mark World Cup, The Spirit is special, en Newsweek, voices of the century, E.U.,
1999, pp. 22-25.
Sugden, John y Tomlinson, Alan, Investigaciones crticas y comparativas en sociologa
del deporte, ponencia presentada en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, en el
rea Interdisciplinaria de Estudios sobre el Deporte de la Facultuad de Filosofa y Letras,
1997.
Take me out to the polity: Baseball, American studies, vol. 36, nm. 2, fall, 1995, pp.
149.
Tapia, Jos Luis, Se preocupan por el deporte, Ciudad y Metrpoli, peridico Reforma,
sbado 14 de junio, Mxico, 1997, pp. 7B.
Taylor, Chris, The Beautiful Game. A Journey Through Latin American Football, Londres,
Victor Gollancz, 1998.
Taylor, Diana, The Theatre of Operations: Performing Nation-ness in the Public Sphere,
en Diana Taylor, Disappearing Acts: Spectacles of Gender and Nationalism in Argentinas
Dirty War, Durham, Duke University Press, 1997.
Taylor, I., Football Mad: Speculative Sociology of football Hooliganism, en E. Dunning,
The Sociology of Sport, Londres, Frank Cass, 1971, pp. 352-377.

401

Teixeira, Rosana da Cmara, Torcidas Jovens Cariocas: Smbolos e Ritualizao, Esporte


e Sociedade, nm. 2, 2006.
___, Torcidas Jovens: Entre a Festa e a Briga, Antropoltica, 10/11, 2001, pp. 85-104.
The poethics of baseball, American studies, vol. 32, nm. 1, spring, 1991, pp.85.
Thomas, Raymond, Le Sport et les mdias, Vigot, Pars, 1993.
Thorndike, Guillermo, Manguera, en El Revs de Morir, Lima, Mosca Azul Editores,
1978.
___, Alejandro Villanueva: una vez y nunca ms, Lima, Universidad San Martn de Porres,
2001.
Tobin, Jeffrey, Soccer Conspiracies: Maradona, the CIA, and Popular Critique, en Joseph
L. Arbena and David G. LaFrance, (eds.) Sport in Latin American and the Caribbean,
Wilmington, Scholarly Resources, 2002.
Todd, Terry, Esteroides anabolizantes; los Gremnlins del deporte, en Barbero, Jos
Ignacio, Materiales de sociologa del deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993.
Toledo, Luiz Henrique de, Transgresso e Violncia entre Torcedores de Futebol, revista
USP, nm. 22 - Dossi Futebol, 1994.
___, Futebol e Teoria Social: Aspectos da Produo Cientfica Brasileira (1982-2002),
Revista Brasileira de Informao Bibliogrfica, en Cincias Sociais, 52, 2001, pp. 133-165.
___, Torcer: A Metafsica do Homem Comum, Revista de Histria da USP, 163, 2010,
pp. 175-189.
___, No Pas do Futebol, Rio de Janeiro, Jorge Zahar, 2000.
___, Torcidas Organizadas de Futebol, Campinas, Autores Associados/Anpocs, 1996.
Tomlinson, A., Five Ring Circus: Money. Power and politics and Culture, Brighton,
Leisure Studies Association, 1987.
Torres Caballero, B., Apuntes sobre la funcin del deporte en la narrativa
latinoamericana, Hispanic Review, 1991, pp. 401-420.
Torres Septin, Valentina, Cuerpos velados, cuerpos femeninos: la educacin moral en la
construccion de la identidad catlica femenina, Revista Historia y Grafia, nm. 9, Mxico,
Universidad Iberoamericana, 1997, pp. 167-192.
Townley, S., E. Grayson, Sponsorship of sport, Arts and leisure, Londres, Sweet &
Maxwell, 1984.
Trapero, M., "Literatura y deporte", en In Memoriam Inmaculada Corrales, La Laguna,
Universidad de La Laguna, 1987, pp. 411-438.

402

Trejo Fuentes, Ignacio, El ftbol y las letras, Revista de la Universidad de Mxico, 28,
2006, pp. 98-99.
Treto Cisneros, Pedro, Enciclopedia del bisbol mexicano, Mxico, Revistas deportivas
S.A. de C.V., 1992.
Troncoso, Alfredo, Es estpida la pasin futbolera? Revista Origina, ao 5 edicin
especial de verano, 1998, Mxico, pp. 20-21.
Turner, Bryan S. El cuerpo y la sociedad: exploraciones en teora social, Mxico, Editorial
Fondo de Cultura Econmica, pp. 1989.
Turner, V., La selva de los smbolos, Madrid, Siglo XXI, 1990.
Trumper, Camilo, The Politics of Public Space: Santiago de Chiles Estadio Nacional
Through a Historical Lense, Brjula, 5, 1, 2006.
T.V., ftbol y escuela, en la revista religiosa Criterio, nm. 2219, 25 de junio, Buenos
Aires, Argentina, 1998, pp. 295.
Ulloa Alejandro, El viejo Willi, Cali, Universidad del Valle, 1994.
Unidos por el deporte E.D.I.T. en la revista Crtica, Madrid, nm. 857, julio-agosto,
1998, pp. 47-51.
United Nations, Assembly Proclaims 1994 Internations Year of sport, Urges Member States
to Observe Olympic Truce, Departament of Public Information Press Release, 1993.
Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Ftbol, Revista Digital Universitaria, vol.
6-nmero 6. Mxico DF, Direccin General de Servicios de Cmputo AcadmicoUniversidad Nacional Autnoma de Mxico, 10 de junio de 2005.
Urbina Gaitn, Chester, The Catholic Church and the Origins of Soccer in Costa Rica in
the Early 1900s, en Joseph L. Arbena and David G. LaFrance, (eds.) Sport in Latin
American and the Caribbean, Wilmington, Scholarly Resources, 2002.
___, Costa Rica y el Deporte (1873-1921), Un estudio acerca del origen del ftbol y la
construccin de un deporte nacional, Heredia, EUNA, 2001.
___, Deporte y nacin (1881-1950), El caso del ftbol en Guatemala, Guatemala, Flacso,
2003.
___, Origen del Deporte en El Salvador (1885-1943), Realidad y reflexin, nm.17. ao
6, Mayo-Agosto de 2006, San Salvador, Universidad Francisco Gavidia.
___, Ftbol e identidad nacional en Centroamrica. Un anlisis comparativo de los casos
de Guatemala, El Salvador y Costa Rica, en Revista de Ciencias Sociales, nm.113-114,
San Jos: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2006, pp.177-187.
___, Mateo Flores: racismo y nacin en Guatemala, http://www.efdeportes.com Revista
Digital, Buenos Aires, Argentina, ao 11, nm. 101, octubre de 2006.

403

___, Inventando un hroe nacional. Jorge El Mgico Gonzlez y la identidad nacional


salvadorea, en http://www.efdeportes.com Revista Digital, Buenos Aires, Argentina, ao
12, nm. 114, noviembre de 2007.
___, Desorganizacin y fracaso deportivo. La participacin de El Salvador en el Mundial
de Espaa 1982, en http://www.efdeportes.com Revista Digital, Buenos Aires, Argentina,
ao 14, nm. 137, octubre de 2009.
___, Militares, utilizacin poltica y nacionalismo. El Salvador y la guerra del ftbol de
1969, en http://www.efdeportes.com Revista Digital, Buenos Aires, Argentina, ao 14,
nm.137, octubre de 2009.
Utrera, Pedro J., La revolucin en el material deportivo, en Ciencia y Vida, nm. 7,
Barcelona, Espaa, 1998, pp. 60-61.
Villalobos, Juan Manuel, El ftbol es una pasin antes que una idea, Entrevista a Jorge
Valdano publicada en la revista Rizoma, ao 1, nm. 9, Mxico, 1998, pp. 20-21.
___, La pena mxima, en el suplemento deportivo Seor Ftbol, del peridico Reforma,
Mxico, semana del 12 al 18 de agosto, 1999 pp. 6.
___, Menotti y su pelotn de fusilamiento, en el suplemento deportivo Seor Ftbol, del
peridico Reforma, Mxico, semana del 26 al de agosto al 1 de septiembre, 1999, pp. 20.
Vallejo Serna, Miguel ngel, De paso por la vida, Medelln, Jaime Jaramillo Alzate, 1994.
Vargas Llosa, Mario Footballs empty pleasure, Prospect Magazine, 9, june, 1996.
Vzquez Henrquez, Alexis, Deporte, poltica y comunicacin, Editorial Trillas, Mxico,
1991.
Vzquez, Elvira, Se busca patrocinador, Barcelona, Ediciones M.C., 1988.
Vejmelka, Marcel, O mundo tricolor: o futebol no universo de Nelson Rodrigues,
Iberoamericana, 27, 2007, pp. 153-169.
Vlez Cifuentes, Beatriz, Ftbol desde la tribuna: pasiones y fantasas, Medelln, Slaba,
2011.
Vera, Antonio, El ftbol en Chile, Santiago de Chile, Editorial Quimant, 1973.
Vianna, Fernando de Luiz Brito, Boleiros do Cerrado: ndios Xavantes e o Futebol, So
Paulo, Annablume/Fapesp, 2008.
Viejo Plancarte, Mara Isabel de Jess, Historia y organizacin del deporte en Mxico: su
actuacin en juegos olmpicos y anlisis del desempeo en Barcelona 1992: implicaciones
y propuestas, Universidad Iberoamericana. Departamento de Administracin y Relaciones
Industriales, tesis, 1994.
Victoriano, Felipe, La imaginacin concentracionaria del golpe: el Estadio Nacional de
Chile, lo siniestro y el ftbol, Revista de Crtica Cultural, Santiago de Chile, nm. 32,

404

noviembre 2005, reproducido en Nelly Richard, (ed.) Debates Crticos en Amrica Latina,
vol. 3, Santiago de Chile, ARCIS, Editorial Cuarto Propio, Revista de Crtica Cultural,
2009, pp. 163-180.
Villafuerte, Fernando; Lpez, Israel; Nava, Jess; Atilano, Arin; Castellano, Humberto,
Jvenes banda, en Centro de Estudios sobre Juventud Mxico, CPJ, Mxico, Mimeo, 1985.
Villela, Jorge Luiz Mattar, Por uma Etnografia da Pelada: Descrio de Um Caso,
Pesquisa de Campo, 5, 1997, pp. 69-93.
Villena Fiengo, Sergio, Golbalizacin y ftbol posnacional. Antecedentes, hiptesis,
perspectivas, Anuario Social y Poltico de Amrica Latina y El Caribe, ao 5, 2002, pp.
148-159.
___, Gol-balizacin. Siete ensayos herticos sobre ftbol, identidad y cultura, Bogot,
Editorial Norma, 2006.
___, Del ftbol y otros demonios. Ftbol, religin y nacionalismo en Costa Rica, Anuario
de Estudios Centroamericanos, 35-36, pp. 2009-2010.
___, Ftbol e imaginarios nacionalistas en el discurso publicitario, en Revista
Centroamericana de Ciencias Sociales, 2, FLACSO, 2005,
___, Ftbol, mass media y nacin en Costa Rica, en VV. AA., Ftbol e identidad
nacional, San Jos, FLACSO sede Costa Rica, Serie Cuadernos de Ciencias Sociales, nm.
91, 1996.
___, Utopas. Ensayos sobre ftbol y nacin en Amrica Latina, Cuaderno de Ciencias
Sociales, 160, FLACSO, Costa Rica, 2012:
http://www.flacso.or.cr/images/flippingbook/pdfs/cuadernos/ccs_160.pdf
Villoro, Juan, Los devoradores de estatuas, en la publicacin mensual FOTO, ao 1,
nm. 2, sbado 11 de julio peridico La jornada, Ftbol, el deseo de estar juntos, p 3.
1998.
___, El feliz hundimiento, en Farndula y Gayola, suplemento fino del entretenimiento
del peridico La Jornada, sbado 6 de junio, Mxico, 1998, pp. 3.
___, Los goles y el tiempo, Nueva sociedad, 154, marzo-abril, Venezuela/Argentina,
1998.
___, La casa pierde. Editorial Alfaguara, Mxico, 1999.
___, La vida privada de los goles, entrevista con Silvina Espinosa de los Monteros,
Revista de la Universidad de Mxico, 28, 2006,pp. 86-90.
___, El aficionado hace ms esfuerzos que los jugadores entrevista, Este Pas, nm. 231,
julio 2010, pp. 8-11.

405

Violante Gonzlez, Ana Silvia y Duran Herrera, Margarita, Deporte y comunicacin:


Televisa y Televisin Azteca, las dos caras de la medalla, Atlanta `96., Universidad
Iberoamericana. Departamento de Comunicacin, tesis, UIA-SF, 320, 1997.
Volpicelli, Luigi y Carosi, Mara M., Industrialismo y deporte, Buenos Aires, Paids,
Educacin fsica, Deportes, 1967.
Votre, Sebastio y Ludmila Mouro, Women's football in Brazil: Progress and problems,
Soccer and Society, 4, 2-3, 2003, pp. 254-267.
Vovelle Michel, Ideologas y mentalidades, Ariel, Barcelona, 1985.
Voznesensky, Andrei, Selected poems of Andrei Voznesensky, Nueva York, Grove Press,
1966.
VV.AA.,Sport et mdias: mariage damour ou de raison?, Mdiaspouvoirs, nm. 3, Pars,
Bayard Presse, 1986.
___, Sport & Television, Dossier de laudiovisuel, nm. 18, Pars, Institut National de
lAudiovisuel, 1988.
___, Sport, radio et television, Radio-Television belga de la Communaut francaise,
Blgica, 1988.
___, Les Couts des retrasmissions sportives, Rseaux, nm. 55, C.N.E.T., Francia, 1992.
___, Periodisme esportiu, tradici i futur, Annals del Periodisme Catal, nm. 20,
Barcelona, Collegi de Periodistes de Catalunya, 1992.
___, Sport advantage: a comprehensive guide to sport marketing opportunities, Wilmette,
Standard Rate and Data Service, 1992.
___, Sport et tlvision: vendre ses images sans padre son image, Dossiers de
lAudiovisuel, nm. 50, Pars, Institut National de lAudiovisual, 1993.
Washington, Robert and Karen, (eds.), The Sport and Society Reader, Nueva York,
Routledge, 2010.
Wahl, Alfred, Historia del ftbol, del juego al deporte, Biblioteca de Bolsillo Claves,
Barcelona, Ediciones B, 1997.
Whaley, Jaime, Perder es lo mejor, en Farndula y Gayola, del peridico La Jornada,
sbado 6 de junio, 1998, pp. 6.
Whannel, G., Television spectacle and the internationalization of sport, en Journal of
communication inquiry, 9 (2), Iowa City, Iowa, 1985.
Whannel, G., Fields in vision: television sport and cultural transformation, Routledge,
Londres, 1992.

406

Wenner, L. A., Defining the Parameters of the Communication of Sport, Actes del Congres
AIERI. Barcelona, UAB, 1988.
___, Media, sports and society, Newbury Park, Sage, 1989.
Wilkison, David G., Le marketing du sport, Pars, Editions Revue EPS, 1989.
__, The Sport Marketing Encyclopedia, Canad, The Sport Marketing Institut, 1991.
Williams, C.L., G. Lawrence, D. Rowe, Patriarchy, media and sport, en G. Lawrence y
D. Rowe (eds.), Power Play, Sydney, Hale & Iremonger, 1987.
Williams. John, Adrian Goldberg, Spectator behaviour, media coverage and crowd control
at the 1988 European football championships: a review of data from Belgium, Denmark,
the Federal Republic of Germany, the Netherlands and the United Kindom, Estramburgo,
Consejo de Europa, 1990.
Wisnik, Jos Miguel, The Riddle of Brazilian Soccer: Reflections on the Emancipatory
Dimensions of Culture, Review, Literature and Arts of the Americas, 39, 2, 2006, pp. 198209.
___, Veneno remdio: O futebol e o Brasil, Sao Paulo, Companhia das Letras, 2008.
Wright, D., News opportunites and directions in television programme sponsorship and
TV coverage of sponsored events, en Maximising marketing opportunities ion sport and
arts sponsorship, Sydney, IES Conferences Australia, 1993.
Wurman, R.S., Summer Games access 1992: Barcelona, the sports, the athetes, the
records, the sites: a TV viewes guide to all the summer events, Nueva York, Acce Press,
1992.
Yez Orozco, Jess, Poltica y mafias del futbol, Mxico, Planeta, 1994.
Yonnet, Paul, Juegos, modas y masas, Barcelona, Gedisa, 1988.
Young, Kevin The Killing Field: cuestiones que suscita el tratamiento dado por los medios
de comunicacin de masas a los disturbios del Estadio de Haysel, en Barbero, Jos
Ignacio, Materiales de sociologa del deporte, Madrid, Ediciones La Piqueta, 1993, pp.
167-186.
Zagal Arregun, Hector, Las legiones Romanas y el Ftbol, en Origina, ao 5 edicin
especial de verano, Mxico, 1998, pp. 16.
Zaragoza Garca, Adriana, La otra cara del ftbol, en Mir (revista de difusin y
expresin universitaria), ao 0, vol. 1, nm. 1, Mxico, 1999, pp. 14.

También podría gustarte