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Una definición de familia y sus tipos

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familia-numerosa1.jpegDefinir la familia es hoy una tarea difícil, especialmente por la diversidad de situaciones familiares, que sin ser nuevas, son cada día más frecuentes. Sin embargo, es posible definir la familia si nos centramos en lo que todos reconocemos que debe ser, es decir, en lo que sería deseable para todo ser humano que sea su familia. Cuando hablamos del deber ser, no estamos hablando de un imposible, sino de aquello hacia lo que se tiende y que puede alcanzarse —no sin esfuerzo— para el mayor bien del ser humano.

La familia es antes que nada una institución de orden natural. Esto está impreso en la realidad misma, en la manera de venir cada ser humano al mundo. El triángulo que forman el hijo, el padre y la madre, nos explica de forma evidente la naturaleza de la familia. En ese triángulo advertimos un grupo de personas que tienen entre sí vínculos de diversa índole. Esos vínculos tienen además una finalidad clara relacionada con el bien, no sólo del hijo en sus primeras etapas del desarrollo, sino de todas las personas que forman el grupo familiar primario. Si analizamos el origen de esta estructura familiar, nos damos cuenta de que antes del triángulo familiar se encuentra una sociedad más básica y original: la unión de un hombre con una mujer. Esta unión es propiciada y exigida por la naturaleza diferentemente sexuada del hombre y la mujer que les hace complementarios, no sólo en la generación de nuevos seres humanos, sino en la tarea de ayudar a esas personas engendradas por ellos a desarrollar todas sus capacidades y alcanzar su plenitud personal. Por eso podemos decir que la unión comprometida entre el hombre y la mujer, aún antes de que engendren hijo alguno, es ya una forma original y originaria de familia.

La familia es pues: una institución natural consistente en un grupo de personas que, surgido de la unión original de un hombre y una mujer, están unidas por vínculos  amorosos, de consanguinidad y jurídicos, para crecer ayudándose unos con otros, precisamente a través de las relaciones entre todos, a alcanzar el mayor grado de perfección personal posible.

En esta definición podemos encontrar muchos aspectos a considerar para estudiar a la familia.

Lo primero, reiteramos, es la manera natural de originar una familia: la unión comprometida, no casual ni solamente instintiva, de un hombre y una mujer. Aquí vemos como no toda relación sexual genera una familia, aunque de hecho pueda general un nuevo ser humano. El principio de la familia está fundado en la decisión libre del hombre y la mujer de unirse, de hacerse como uno, de comprometerse uno con la otra a compartir la vida en esa unidad, con la disposición de engendrar, según es natural a la unión entre hombre y mujer, a los hijos. Sabemos bien que lo aquí dicho pudiera general inconformidad en algunas personas. Más adelante explicaremos los diferentes tipos de familia que existen en la práctica. Aquí lo que se pretende es explicar lo que es la familia, como institución natural, es decir, lo que debe ser una familia, por el bien de toda persona humana.

La segunda nota característica de la familia es la unidad entre todos sus miembros. Esta unidad tiene diversas causas. La primera la hemos explicado ya, es la unidad entre quienes originan a la familia pero, además de la unidad original, se trata de conservar e incrementar esa unidad. Luego, de esta unidad, surge el vínculo biológico y jurídico, entre los padres y los hijos que normalmente es acompañado por un vínculo de tipo amoroso, puesto que lo natural en personas psicológicamente sanas es que amen a sus hijos. De la consanguinidad que tiene su origen en el hecho de tener los mismos padres, surge el vínculo fraterno que completa el primer nivel de las relaciones familiares.

La unión familiar tiene una finalidad muy clara. Los miembros de una familia están unidos por la necesidad que tienen unos de otros. Todo ser humano es un ser de aportaciones pero también es un ser de necesidades. Estas dos características implican la conveniencia de que el ser humano se relacione con los demás a fin de cubrir sus carencias y de aportar aquello que, siendo suyo, puede ayudar a satisfacer las necesidades de los demás. No existe ningún ámbito más apropiado a este intercambio de bienes que el de la intimidad y amor que puede ofrecer la familia. Por lo tanto, la familia es una necesidad para todo ser humano. Es la sociedad primaria. El ser humano tiene estructura familiar. Lo podemos ver muy claramente en el triángulo que explicamos al principio. Cuando un niño viene al mundo está ya biológicamente unido a sus padres, quienes antes se han unido entre sí. Por eso, lo humano es nacer, crecer, vivir y morir, como corresponde a la dignidad de persona, en el seno de la familia.

Hasta aquí hemos hablado de la familia nuclear. Se le llama así, por ser ésta estructura, el núcleo de una forma más amplia de familia que, teniendo como su principio la misma unión entre un hombre y una mujer, genera, más allá de lo nuclear un enorme número de relaciones secundarias entre otros familiares como son: abuelos, tíos y primos en diversos grados. Son las uniones entre hombre y mujer, el origen también de la familia extensa. Gracias a la unión de los abuelos de ambos lados, existieron el padre y la madre de una nueva familia nuclear y si ellos tienen más de un hijo, surge la relación de hermanos; gracias a la existencia de los hermanos de los padres, puede existir la relación de tíos y sobrinos; gracias a que los hermanos de los padres generan nuevas familias nucleares al unirse con una persona de sexo complementario y tener sus propios hijos, se genera la relación de los primos.

Hoy por hoy, en los países Europeos, donde la fórmula familiar es: cuatro, dos, uno, es decir, cuatro abuelos, dos padres, un hijo, en dos generaciones se han borrado casi por completo las relaciones familiares secundarias de tíos y primos, puesto que al no haber hermanos, en la siguiente generación no existen ya todos esos miembros de la familia extensa. Por lo tanto la existencia de la familia extensa se basa en gran medida en la existencia de hermanos en la familia nuclear. Con el alargamiento de la vida, gracias al avance de la ciencia, la fórmula familiar será muy pronto: ocho bisabuelos, cuatro abuelos, dos padres y un hijo. Esto genera una pirámide poblacional, cuyos graves problemas aún no se vislumbra como podrán resolverse. La preocupación de los gobiernos de los países Europeos les ha llevado a implementar campañas para favorecer la natalidad, ofreciendo para ello todo tipo de incentivos a las parejas para que tengan, no sólo dos sino, un tercer hijo.

En nuestro País, los vínculos familiares, no sólo de la familia nuclear sino aún los de la familia extensa, son todavía muy fuertes. Esto particularmente en la familia rural, ya que en la urbana se van debilitando las relaciones secundarias: abuelos, tíos y primos, debido al vertiginoso estilo de vida citadino y al hecho de la lejanía física entre los diferentes miembros de la familia extensa. Esto significa una pérdida de la riqueza que puede ofrecer una familia, donde se cuenta con toda la gama de relaciones familiares, que pueden ser muy benéficas para el desarrollo de la personalidad. La familia es la primera escuela de virtudes sociales y no cabe duda que a mayor número de relaciones familiares mayor desarrollo de estas virtudes en las personas.

Cuando hablamos de la familia urbana y la familia rural, no nos referimos a una diferencia que afecte a la naturaleza de la familia. Más bien se trata de una cuestión situacional, de mayor o menor posibilidad de cultivar las relaciones familiares, sin que esto implique una diferencia sustancial.

Tipos de familias

Hasta ahora hemos hablado de dos tipificaciones clásicas de las familias: nuclear y extensa; rural y urbana. En estas clasificaciones nos referimos siempre a la normalidad de la familia, a lo que en ella es natural. Ahora vamos a ver otras clasificaciones de familias.

Sería maravilloso que todas las familias fueran tal como es natural y deseable que sean. Sin embargo la realidad nos muestra que son muchas las familias que no corresponden a la definición que hemos dado, y que aún correspondiendo a esa normalidad original, no se desarrollan como convendría a sus miembros que lo hicieran. Por eso vamos a estudiar varias realizaciones imperfectas de familia que existen en la realidad nacional, a quienes los orientadores familiares tienen la enorme tarea de ayudar a mejorar como familias, favoreciendo, con un trabajo profesional de alta calidad, la mejora de las personas que participan en los diferentes programas.

Existen familias funcionales, es decir, que funcionan como se espera de una familia, no porque en ellas no surjan problemas y conflictos sino porque saben solucionar los primeros y resolver los segundos con un nivel de éxito satisfactorio. En estas familias, la lucha por salir adelante con la colaboración de todos sus miembros, los problemas y conflictos resueltos, fortalecen más su unidad y acrecientan el amor entre ellos. En cambio hay familias disfuncionales, que no logran sobreponerse a las dificultades de las relaciones familiares. Estas familias necesitan de la orientación familiar para encontrar la manera de recuperar su funcionalidad. Finalmente hay familias patológicas. Son familias, que además de la orientación familiar, requieren una atención especializada por existir en alguno(s) de sus miembros problemas graves de salud psicológica y/o física que les impiden encontrar el camino para unas relaciones familiares sanas. En estos casos, el trabajo del orientador familiar debe apoyarse en la atención de un buen psicólogo, y en ocasiones de un buen psiquiatra, para un trabajo interdisciplinario que ayude efectivamente a esa familia a recuperar gradualmente la normalidad.

Se puede decir que la familia funcional y la disfuncional, son familias normales. La segunda con mayores dificultades que la primera, pero sin rebasar las fronteras de la normalidad. Sin embargo la familia patológica puede considerarse anormal. Por lo tanto, podemos clasificar también a las familias como: normales y anormales.

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También podemos clasificar a las familias como: completas e incompletas. Entre las familias completas se pueden encontrar aquellas que están formadas por los padres y los hijos (familia nuclear) con las correspondientes relaciones, más o menos intensas, con la familia extensa. También podemos considerar como completas a las familias en las que el padre está físicamente ausente, por ej.: por migración hacia el lugar de trabajo, pero cumple en la medida de lo posible con sus responsabilidades de padre.

Entre las incompletas se encuentran aquellas familias en las que la ausencia de alguno de los miembros de la familia  nuclear, el padre, la madre o los hijos, es ajena a su voluntad. Por ej.: una familia donde el padre o la madre están ausentes por muerte, o donde no hay hijos por esterilidad de uno o los dos. Estas son familias normales aunque estén incompletas. En cambio cuando la ausencia es ocasionada de forma voluntaria por algunos de los miembros, por ej.: por el abandono del padre o la madre, por divorcio o por esterilización voluntaria, estamos ante familias incompletas, que no son normales porque no corresponden a lo que es natural en la familia. Entre estas familias podemos considerar a las que estando formalmente constituidas, sufren el abandono del padre o de la madre, por la causa que sea; a las familias de madres solteras o padres solteros, que no se fundamentan en la unión comprometida entre el hombre y la mujer y que, además, carecen de uno de sus miembros principales por razones diversas: por abandono del padre o de la madre o por decisión de la mujer de tener un hijo sin vínculo alguno con el hombre. Entre los padres solteros se encuentran principalmente los casos de quienes han quedado al cuidado de los hijos por abandono de la mujer, con la que no les unía vínculo jurídico alguno. Estas familias son incompletas y no se consideran normales. Entre las familias incompletas por causa del divorcio de los padres, habrá que distinguir dos subtipos de familia. Algunas de ellas, siendo incompletas por no compartir el hogar familiar, son “completas” en cambio porque el padre o la madre ausentes comparten el cuidado y educación de los hijos turnándose la responsabilidad en tiempos definidos de común acuerdo, y en la que los padres guardan entre sí una relación de mutuo respeto. Caso muy distinto es el de las familias en las que el divorcio causa la carencia de toda presencia, responsabilidad y acción educativa respecto de los hijos por parte de uno de los padres. Estas son familias real y voluntariamente incompletas. En ellas, generalmente la conflictiva entre los padres se recrudece con el divorcio y afecta de modo importante a los hijos, a quienes se convierte en campo de batalla o en armas en manos del padre y la madre para agredirse mutuamente.

Por su modo de iniciarse podemos distinguir a las familias de origen matrimonial de las que proceden de concubinato, “unión libre”, o amasiato. De estas familias, las procedentes de la unión matrimonial, son familias normales, no así los otros casos. Independientemente de su origen, las familias pueden asemejarse más o menos a lo que debe ser una familia. Hay familias iniciadas por un concubinato que, sin embargo, llegan a tener una dinámica familiar apropiada: tienen una relación amorosa, los padres aunque informalmente unidos, se comportan como si fueran un matrimonio, aman a sus hijos y hacen por ellos todo lo que la razón y el sentido común les dictan, buscando su bien. En estos casos, si la pareja vive la fidelidad y no prevén la posibilidad de separarse, se puede hablar de una familia fundada en un “matrimonio natural”, aunque entre ellos no hayan intercambiado un consentimiento matrimonial, de manera formal, expresado ante la sociedad. Lo único que distingue a este tipo de familia de la familia completamente normal es precisamente la formalidad ante la comunidad en la que viven. Sin embargo hay muchas otras familias originadas en un concubinato que no se pueden describir de la misma manera ya que los que las inician ni son, ni se comportan como esposos. No son fieles, constantemente están tentados a separarse y no ofrecen a sus hijos la mínima seguridad de unidad, necesaria para su desarrollo.

Un caso muy diferente es el de las familias surgidas de una “unión libre”. Se le ponen comillas porque este tipo de relación entre hombre y mujer no es realmente unión porque ellos no quieren que lo sea, y, además, porque tampoco se le puede llamar libre puesto que no se establece mediante un acto consciente y voluntario, libre, de hacerlo. En este tipo de familia la tónica de la pareja es la inseguridad acerca del futuro de la relación y, los hijos, si los hay, se ven también afectados por la continua amenaza de desintegración inscrita en la misma fórmula familiar, carente de todo compromiso.

Otro tipo de familia es aquella que se funda en una relación de amasiato, entre una persona casada y otra, ya sea casada o no. Son familias basadas en el adulterio de sus componentes principales, los padres. En estos casos, estamos ante una doble anormalidad: la de no estar fundadas en una unión matrimonial, y la de suponer una enorme injusticia para la(s) familias original(es) del hombre y la mujer. En estos casos, como en todos en los que se trata de familias anormales, desintegradas, incompletas, disfuncionales o patológicas, los hijos son víctimas inocentes de la situación, causada por la conducta de sus padres.

Debemos considerar también otro tipo de familias, las familias adoptivas o adoptantes. Aquellas en las que los esposos han completado su familia por medio de la adopción. En esos casos estamos ante una familia normal, aunque los hijos no lo sean desde el punto de vista biológico. Es muy importante fomentar la cultura de la adopción, que favorece el que quienes no cuentan con una familia completa, esposos o niños, puedan completarse mutuamente, integrándose en familias donde puedan todos crecer como personas de acuerdo a su dignidad.

Otra fórmula familiar que ayuda a suplir las carencias, es la familia sustituta, aquella en la que la ausencia de los padres es cubierta por otra familia, como pueden ser los abuelos, los tíos, o incluso un matrimonio, con hijos o sin ellos, que se ofrezca a hacerla de padres para unos hijos que así lo necesitan, sin que medie la figura de la adopción. Esto puede ser por muerte de los padres, o en casos en los que ellos estén privados de su libertad. En esos casos, lo adecuado es que un juez de lo familiar resuelva lo que conviene al mejor interés de los niños.

Finalmente habrá que hablar de familias reintegradas. Son aquellas en las que luego de una ruptura se consigue restituir la unidad de la familia luego de un proceso largo y trabajoso de orientación familiar y tal vez de terapia psiquiátrica o psicológica. Conviene advertir que toda familia puede siempre mejorar, que no podemos dar a ninguna por perdida y, en este sentido, la labor del orientador familiar consiste en ayudar a cada familia, sea cual fuere su situación, a acercarse lo más posible a lo que debe ser una familia, favoreciendo así la mejora de todos sus miembros y por consecuencia la mejora de la sociedad.

¿Cuáles son entonces las características de una familia normal tal como la exige la naturaleza de todas las personas que la forman?

La familia normal es aquella que se funda —tal como su naturaleza lo exige— en un matrimonio: unión exclusiva y permanente entre un hombre y una mujer, abierta a la fecundidad, a la posibilidad de tener hijos, independientemente de que puedan o no tenerlos. Es una familia que se completa y que se extiende a los otros familiares, más allá de la familia nuclear, formando con ellos una familia extensa. Es una familia que está integrada y que funciona como se espera de ella, resolviendo entre todos los problemas que la vida va presentando, sin que se resquebrajen las relaciones amorosas entre todos sus miembros. Es una familia que mira al futuro esperanzada, porque las nuevas generaciones así lo exigen. Es una familia que construye la sociedad, pieza por pieza, y constituye la fortaleza misma de la sociedad en la que se desenvuelve.

El reto de la orientación familiar consiste en ayudar a lograr cada vez más familias como éstas, contribuyendo así a la mejora social, a un mejor futuro para los mexicanos por nacer, a la construcción de una Patria más noble, próspera y humana.

María Teresa Magallanes Villarreal

4 pensamientos en “Una definición de familia y sus tipos

  1. me encanta este titulo porque abla dela familia lomas ermoso que una personapueda imaginar

  2. porfabor agan un esfuerso para quetodos tengan unafamilia unida y digan que opinan

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