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Familia reconstituida: qué es, problemas y cómo hacer que funcione

Cada vez son más las separaciones y divorcios que se producen en nuestro país y esto trae consigo un nuevo modelo de familia que hace unos años era bastante atípico: la familia ensamblada o reconstituida.

¿Qué es la familia reconstituida?

Una familia ensamblada o reconstituida no es más que la formada por una pareja en la que unx o ambos miembros tienen hijos o hijas de una relación anterior. Todo un reto de cara a la convivencia, al consenso de normas y de cara al establecimiento de los roles que cada miembro ha de desempeñar en esta nueva ecuación familiar.

Familia reconstituida: características

Veamos algunas de las características más comunes de las familias reconstituidas o, también llamadas, familias afines:

  • Surgen de la nueva relación que se establece entre dos adultos, que arranca al menos por parte de uno de ellos, de una ruptura o pérdida.
  • Las expectativas con las que se inician estas nuevas familias suelen ser poco realistas, en el sentido de que no calibran de antemano el reto que supone su integración.
  • Suele haber más estrés y menos cohesión que en una familia nuclear.
  • Suelen presentar dificultades a la hora de establecer los nuevos roles, los nuevos espacios, los límites, la autoridad…
  • La integración satisfactoria de la familia suele ser un proceso largo (incluso de años)

Familia ensamblada: ventajas

Viendo estas características, parece que el panorama a la hora de formar una nueva familia ensamblada no es muy alentador, sin embargo, este tipo de gestión puede tener una serie de ventajas:

  • Más apoyo: uno de los handicaps a los que se enfrentan las familias monoparentales, por ejemplo, es la dificultad a la hora de la conciliación con la vida laboral, el ocio… Una familia ensamblada favorece la existencia una mayor red de apoyo, disminuyendo las posibles cargas.
  • Mejora de la economía: que dos personas aporten a la economía familiar suele suponer una mejora con respecto a las economías monoparentales (aunque habrá que dejar muy claro de antemano, para evitar posibles conflictos, qué entra dentro de los gastos considerados comunes y qué no).
  • Mejora de habilidades y respeto mutuo: se fomenta el compartir, el dar espacio y voz a todos los miembros, la paciencia, el respeto a las características de cada unx… Algo que cada vez se hace más complicado en una sociedad tendente al individualismo y la inmediatez.

Tipos de familia reconstituida

Existen varios tipos de familias reconstituidas o ensambladas en función de su origen:

  • Familias reconstituidas donde uno de los cónyuges viene de una separación o divorcio y tiene hijx o hijxs de la relación anterior. Es la más habitual en nuestros días.
  • Familias reconstituidas donde los dos miembros de la pareja tienen hijos de relaciones anteriores. Es el modelo más complejo y más si cabe cuando la nueva pareja decide tener hijxs propios.
  • Familias reconstituidas en las que uno de los miembros de la pareja tiene hijxs y es viudo o viuda. Es el modelo más antiguo (que se lo digan a Cenicienta…)

Familias reconstituidas: problemas

El error más frecuente en este tipo de familias suele presentarse a la hora de plantear la convivencia bajo un mismo techo. En general se da por sentado que esta convivencia será armoniosa por el simple hecho de que los adultos se quieren y tienen un vínculo especial. Y nada más lejos de la realidad… Las dinámicas de convivencia son muy complejas y los vínculos que se establecen no tienen por qué ser en origen armoniosos. Veamos algunos de los retos a los que se tienen que enfrentar este tipo de familias:

  • Dificultades de relación entre los hijxs de uno y de otro miembro de la pareja.
  • Dificultades del adulto para relacionarse con los hijxs de la nueva pareja.
  • Diferentes puntos de vista entre los progenitores sobre las pautas educativas de los hijxs.
  • Que alguno de los hijxs no acepte la relación entre los adultos e incluso trate de boicotearla.
  • Conflictos o dificultades con las ex-parejas: desacuerdos respecto a cómo se gestiona la relación con ellos, el grado de presencia de lxs exs en la vida de la nueva pareja, intentos de boicot de la nueva relación, intentos de “manipulación” a través de los hijxs…
  • Celos y/o inseguridades respecto al vínculo que tiene un progenitor con su respectivo hijx (sentir que no le da “su sitio” a la nueva pareja, o que sobreprotege en exceso a su hijx….)
  • Celos del hijx con respecto al vínculo que tiene su padre o madre con la nueva pareja.
  • Falta de aceptación por parte de las respectivas familias de origen de la nueva relación.
  • Dificultades a la hora de gestionar las rutinas, los espacios y en general la convivencia.
  • Discrepancias respecto al manejo económico de la nueva unidad familiar.

¿Cómo hacer que funcione una familia ensamblada?

Como vemos, son muchos los retos a los que debe enfrentarse este tipo de familias. No obstante, no hay que desanimarse, ya que hay ciertas pautas que nos pueden ayudar a resolver estas dificultades y emprender el camino de una adaptación armoniosa y amorosa. Además, en este camino, contar con un psicólogo o psicóloga puede ser un apoyo que facilite la adaptación a los retos que la nueva unidad familiar supone.

Veamos algunas claves que pueden ser de ayuda a que una familia reconstituida o ensamblada funcione:

  1. Tomaos vuestro tiempo como pareja para conoceros bien antes de dar el paso de la convivencia. Aunque no hay un tiempo mínimo, sí me gusta recomendar a las parejas que acuden a consulta, que estas decisiones no se tomen antes del primer año de relación (de forma que ya se ha bajado a la pareja del pedestal de la idealización del enamoramiento y se es más consciente de quién es y cómo es en realidad).
  2. Como pareja sois equipo y debéis ser un bloque ante vuestros hijxs, y lo que unx dice, el otrx lo refrenda (y si no se está de acuerdo, se hablará en privado). Si quieres saber más sobre este tema, no te pierdas el siguiente enlace sobre educación infantil.
  3. Permitid que los niñxs se conozcan a su ritmo, sin imposiciones a la hora de jugar o relacionarse. Mejor poco a poco y sin presiones.
  4. Es importante sentir el nuevo hogar como propio, de forma que es mejor mudarse a un lugar nuevo para todxs, que a alguna de las casas preexistentes. Si esto no es posible, hay que tratar de repartir los espacios de la casa de forma que todos los miembros se sientan bienvenidos, y no como que están de paso.
  5. Cread como pareja las “nuevas reglas de la familia”: no deben ser muchas (4 o 5) y que todos deben respetar. Para ello tendréis que consensuar qué cosas son las más importantes para ambos y establecer las consecuencias en caso de que alguna de esas normas se infrinja.
  6. Planificad actividades de ocio en familia (podéis crear nuevas rutinas familiares como por ejemplo “las tardes de domingo de peli y palomitas”). También es importante el ocio a solas de cada progenitor con su hijx o hijxs, y también dejar un hueco para la pareja a solas (es vital que no olvidéis cultivar vuestra relación como pareja y no sólo como progenitores).

Intentad tener un trato similar con todos los niñxs, que no se note preferencia con los biológicos, por ejemplo. Y evitad las comparaciones entre ellxs. No olvidemos que se alaba en público y se critica en privado.

Estas claves no pretenden ser exhaustivas, sino una orientación que puede ser un buen comienzo de cara a la gestión de la nueva dinámica familiar. No olvides, que para que la nueva familia funcione hay que darle tiempo de rodaje. Es un proceso lento y la calma, la paciencia y la comunicación serán vuestros mejores aliados.

Rebeca Lajos Rañó
Psicóloga en Aidé Psicología